dimarts, 6 de març del 2007

El juicio de los moritos.

Ha terminado la fase de los imputados y comienza ahora otra que se prevé prolongada, la de los testigos. Los imputados han declarado, o han declarado que no declaraban o que sólo a preguntas de su abogado que es como hacer trampas al solitario. De todas formas, ETA no ha aparecido por parte alguna. Ni entre los moritos, ni traficando con drogas, ni jugueteando con explosivos. Nada, ni una esperanzadora sospecha, ni una sombra ni una duda. Cero ETA. La única vez que se mencionó el nombre de la organización fue en un dudoso intento de colar una prueba en el turno de uno de los abogados de la defensa.

A la vista está que la absurda patraña de atribuir el atentado del 11-M a ETA no ha funcionado. En realidad, lo curioso de esta fábula no es que se dé, pues la radio que la ampara es pionera en la idea de fabricarse la realidad y llegar con la fábrica al más pequeño rincón; lo curioso es el ánimo que la envuelve, el espíritu con que se hace. No se trata de pronunciarse de modo sincero y constructivo sobre lo que hay o de averiguar lo que realmente pasó, sino de construir una interpretación de la realidad que coincida con los intereses electorales del partido que pretenda imponerla y de vaticinar desgracias en el caso de que no se compartan sus puntosd e vista.

La segunda parte de la estrategia se dará ahora. Visto que no es posible probar lo improbable y que, al margen, nunca descartable, de que no se comentan tonterías, el cuento de ETA está liquidado, comenzará una fase de deslegitimación del proceso y de su resultado, una fase de sembrar dudas sobre la justicia, etc. Forma parte de la estrategia del PP, consistente en deslegitimar el funcionamiento de las instituciones del Estado del derecho, tanto cuando está en el poder como cuando está en la oposición. Es su contribución al funcionamiento de ese mismo Estado de derecho.