dijous, 8 de març del 2007

La estrategia del espejo.

Conocemos con ese nombre de "estrategia del espejo" el curioso recurso de la derecha de rasgarse las vestiduras y acusar a grandes gritos al adversario de hacer lo que hace ella sistemáticamente. Se entiende muy bien porque es un mecanismo defensivo bastante elemental. Es como si un ladrón en unos grandes almacenes gritara a todo pulmón "¡al ladrón!", señalando a otrx con el fin de desviar la atención de su persona. Además de elemental, el mecanismo es irritante porque presupone siempre que lxs demás son idiotas.

El señor Rajoy borda esta estrategia con una cara dura de hormigón. Cualquiera pudo ver y oír ayer a los senadores del PP comportarse durante toda la intervención del presidente del Gobierno como un atajo de abroncadores, rebuznando sin parar, armando un alboroto indescriptible que no dejaba escuchar al interviniente. Cualquiera pudo oír al presidente de la Cámara llamando la atención a los gamberros del PP una y otra vez. Está registrado en todas partes. Se puede ver en los videos. Bueno, pues a media mañana sale el señor Rajoy de visita en Teruel acusando al señor Zapatero de ser un hooligan. Dejando aparte el hecho de que debiera aprender a hablar en español (él que tan orgulloso dice estar de serlo), lengua que ya tiene el vocablo de gamberro para estos menesteres, y dejando también aparte la suficiencia y la altanería con que pretende dar lecciones de cómo se comporta un presidente del Gobierno en estas u otras circunstancias, él, que no lo ha sido nunca y, a este paso, no lo será jamás; dejando todo esto aparte, digo, el señor Rajoy ¿no tiene oídos ni ojos para ver que los únicos hooligans que hay aquí son los senadores -o diputados, da igual- de su partido cada vez que les dan la orden de rebuznar?

(La ilustración es un pastel de James Ensor, llamado "Espejo con esqueleto").