dimarts, 28 de juliol del 2009

La ventaja del PP

La noticia viene en portada de todos los periódicos de hoy: por primera vez desde 2004 el PP aventaja en intención de voto al PSOE. El barómetro de Julio del CIS da al PP una ventaja de 1,2 puntos porcentuales. Con relación al barómetro de abril, en realidad el PP sólo ha subido una décima en tanto que es el PSOE el que ha bajado 1,8 puntos, lo que implica que el primero no gana pero el segundo pierde.

De entrada uno piensa que, si con la crisis económica que hay, los cuatro millones de parados y los agobios económicos, la oposición no consigue adelantarse significativamente sino que se mantiene en situación de llamado "empate técnico" es que tiene mal las cosas. Y efectivamente así debe de ser desde el momento en que, aun con esa intención del voto, el barómetro muestra que si bien el 39,7 por ciento de los ciudadanos piensa que la gestión del Gobierno del PSOE es mala o muy mala, el 52,1 por ciento cree que es la labor de la oposición la que es mala o muy mala. Puede decirse que se trata de la labor de la oposición y que no prejuzga cómo lo haría la oposición si estuviera en el gobierno. Pero es que tampoco en punto a la confianza sale bien parada la derecha. Mientras que a un 67,8 por ciento de los ciudadanos el señor Rodríguez Zapatero inspira poca o ninguna confianza, esa cantidad asciende a 79,9 por ciento en el caso del señor Rajoy. Con un 3,55 de media este último aparece valorado en cuarto lugar, por detrás del señor Rodríguez Zapatero (que obtiene un 4,27 de media) y del señor Durán i Lleida y la señora Díez. La conclusión es, pues, que la gente dice que votará al partido en el que (en comparación con el otro) tiene menos confianza y está dirigido por una persona a la que valora menos que al que dirige el otro. Hay cierta disonancia en esto.

Normalmente estas disonancias se explican recordando que los entrevistados mentimos como bellacos y a las pruebas me remito. Preguntados qué votamos en las elecciones generales de 2008, hace ahora año y medio, el 46,1 por ciento contesta que al PSOE y el 27,5 que al PP, siendo así que los resultados reales fueron del 43,64 por ciento para el PSOE, con una diferencia positiva de 2,5 puntos, y del 40,11 por ciento para el PP, con una diferencia negativa de 12,6 puntos. A lo mejor es que el personal ha olvidado ya lo que sucedió hace año y medio, pero eso no es consuelo porque preguntados qué votamos en las pasadas elecciones europeas, hace ahora no llega a dos meses, el 39,3 por ciento dice que al PSOE y el 32,0 por ciento al PP, siendo así que los datos son de 38,51 por ciento al PSOE, con una diferencia positiva de 0,8 puntos y 42,23 por ciento al PP, con una diferencia negativa de de 10,2 puntos. Es decir, mentimos más que el señor Aznar.

Ahora bien, esas mentiras no son al azar ni políticamente ciegas, como dicen los empresarios que son sus dadivosas propuestas ya que la mentira favorece un poco siempre al PSOE y desfavorece un mucho al PP. Dicho en otros términos, al público le da vergüenza decir que vota al PP, pero lo hace, y en cambio alardea de hacerlo al PSOE cuando no lo hace. Esto es, hay un considerable voto oculto al PP. Teniendo esto en cuenta, las conclusiones que se sacarían del barómetro del CIS son mucho más agoreras para el PSOE y de empate técnico, nada. Si hubiera elecciones ahora el PSOE las perdería de largo.

Lo que una vez más corrobora la conclusión de que los escándalos de corrupción tienen una incidencia relativa en la intención de voto.

Comienza el baile de los espías.

Cuando saltó a la luz el supuesto caso de los espionajes políticos en la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM), la señora Aguirre, su presidenta, tuvo un ataque de hilaridad y anduvo varios días haciendo chistes sobre el asunto con su aristocrática verdulería. Por supuesto, lo negó todo y no facilitó un solo dato o documento que ayudaran en las pesquisas. Como el líder de su partido, señor Rajoy, se preocupara por el asunto y ordenara una investigación interna, la señora Aguirre puso en marcha una burla de comisión parlamentaria de investigación, presidida al principio por un personaje que hubo de dimitir cuando la judicatura le imputó un delito de cohecho, a cambio de que el PP paralizara su investigación interna. Dicha comisión de investigación no tenía la más mínima intención de investigar nada, no recabó pruebas ni pidió testimonios ni permitió a la oposición el acceso a los documentos. Su única misión era decir que no había espionaje en la CAM y que cesara la indagación. Cuando esto ùltimo sucedió, la inenarrable comisión de desinvestigación clausuró su pantomima, celebrada con el dinero de los contribuyentes madrileños.

En este asunto de espionaje tratábase, al parecer, de que unos políticos con mando en la CAM ordenaron que se espiara a otros de su mismo partido, el PP, con el supuesto fin de conseguir información comprometedora sobre ellos para utilizarla luego a fin de chantajearlos en un conflicto interno del partido que, en principio, tendría que ver con las ambiciones de la señora Aguirre de alcanzar la presidencia del partido de la derecha y, tras ella, la del Gobierno del país. Innecesario decir que, de ser cierta esta acusación, daría la medida exacta de la calaña moral de quienes ordenaran el espionaje y los seguimientos específicamente aquel sobre quien recaen las sospechas, el señor Francisco Granados, consejero de Justicia e Interior y, por descontado, su superior jerárquico, la ambiciosa señora Aguirre. La de las muchas risas, chistes y bromas.

Ahora la juez que instruye el caso ha llamado a declarar en calidad de imputados a tres exguardias civiles, contratados a dedo por el señor Granados con unos sueldos envidiables y con carácter eventual, como asesores de su consejería y son los que han realizado los presuntos seguimientos. De verificarse en sede judicial estos hechos lamentables que la presidenta de la CAM ha intentado encubrir por todos los modos posibles, ésta última debería presentar su dimisión ipso facto como persona indigna de ocupar el cargo, cargo al que se encaramó en su día gracias a aun asunto turbio conocido como el tamayazo. Ahora que sabemos algo de la trama Gürtel en los municipios de Madrid podemos comprobar en qué medida era imposible que aquella permitiera en Boadilla un ayuntamiento de mani pulite, capaz de fastidiarle en su actividad de fabuloso enriquecimiento, ese que según los bardos de la derecha genera empleo.


(La imagen es una foto de Anonymous9000, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 27 de juliol del 2009

La derecha corrupta.

A juzgar por las nuevas revelaciones que trae hoy El País sobre derivaciones de la trama corrupta en Castilla y León y nuevas pruebas acerca de cómo la dicha trama vestía al señor Camps de los pies a la cabeza, el señor Trillo, estratega judicial del PP, tiene trabajo acumulado para varios fines de semana denunciando filtraciones, acosos y sórdidas maniobras para aniquilar al PP. Asimismo el señor Rajoy habrá de insistir en su conocida tesis de que el Gobierno pretende hundir inmisericordemente al mayor partido de la oposición. Hasta el señor Álvarez Cascos, recientemente reincorporado al fragor de la contienda, tendrá que volver a lanzar sus acusaciones de que hay una campaña estalinista del PSOE para estigmatizar al PP con tácticas chequistas, al estilo de Yagoda o Beria, tanto más cuanto que parte de las nuevas revelaciones parecen mostrar cómo la trama se forró con concesiones del AVE siendo él ministro de Fomento. Concesiones que implican a la estructura organizativa de la Junta de Castilla y León gobernada por el PP. Y van tres de las seis Comunidades Autónomas bajo control de la derecha. De substanciarse estas acusaciones tan bien armadas con pruebas el elector tendrá que empezar a cuestionarse si más que un partido el PP es una asociación de malhechores. Y el asunto está en sus comienzos...

Efectivamente, echando cuentas someras, el caso Gürtel es un desastre mayúsculo, un derrame gigantesco de chapapote moral del Prestige de la corrupción sobre la derecha política, un tornado de mangoneo y sinvergonzonería que produce verdadero bochorno. Comisiones millonarias, repartos bajo cuerda, regueros de facturas falsas, malversaciones, adjudicaciones fraudulentas, tráfico de influencias, mediaciones, cohechos, fraudes a la Hacienda Pública chanchullos, regalos de zapatos o bolsos de cientos de euros, trajes por valor de miles de euros presumiblemente a cambio de contratos de millones y todo eso en las administraciones locales (Pozuelo, Boadilla, Majadahonda), las autonómicas (Madrid, Valencia, quizá Castilla y León) y estamos a la espera de ver qué sucede con la nacional. La imagen que produce este presunto latrocinio generalizado es la de una agrupación de mangantes dedicados a hacer realidad lo que uno de sus prohombres parece haber dicho en memorable ocasión al teléfono: que están en política para forrarse. Todos. Y eso, probablemente, es injusto.

Por más que insista en su estrategia de interponer denuncias y querellas contra lo que le disguste para desviar la atención de esta avalancha de corrupción, va a ser difícil que el PP pueda superar esta prueba. Desde luego, la carrera política del Curita (que ya debiera estar en su casa, dimisionario y dedicado a preparar su defensa), y de los más de cien imputados, ha concluido. Pero lo mismo, probablemente, pase con la del señor Rajoy. Ha respaldado demasiado a los acusados Bárcenas y Camps, ha sacado demasiado cuerpo en su favor y ahora ya no puede replegarse sin consecuencias.

El señor Trillo, otro que también debiera hacer prudente mutis luego del papel que interpretó en el vergonzoso asunto del Yak 46, puede hacer denunciar al lucero del alba. Su partido tiene muy escasa salvación y, probablemente, en lugar de seguir haciendo el ridículo en los juzgados debiera convocar un congreso extraordinario para limpiar los establos de Augías y proceder a una refundación sobre la base de un código ético renovado.

Porque así no va ya a parte alguna.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons)

El bienestar en la crisis.

El último número de la revista Sistema (Fundación Sistema, Madrid, julio de 2009, 143 págs) viene casi monográfico con asuntos directa o indirectamente relacionados con el bienestar y la influencia de la crisis. El único que se aparta de ese territorio es el primer artículo, Pedro Castón y María del Mar Ramos, Modelos de implantación de las sectas en la Unión Europea que se ocupa de las distintas formas que hay en la UE de resolver los problemas que plantean las sectas siendo estos el temor al adoctrinamiento, los suicidios colectivos y los problemas que acarrea el control que ejercen sobre sus miembros. Ciertamente, dada la dificultad de encontrar una definición de acuerdo general de este fenómeno, proceder por enumeración de sus patologías es perfectamente viable. Aquella dificultad de definición, por otro lado, hace referencia a una cuestión que los autores no plantean (imagino que ni se les pasa por la cabeza) pero que siempre he tenido presente y sobre el que tengo una actitud definida: no creo que haya diferencia entre las así llamadas "sectas" y las grandes religiones. El cristianismo, el catolicismo en concreto, son sectas: si es por el adoctrinamiento y el control que ejercen sobre sus fieles, el asunto no deja lugar a dudas; lo del suicidio colectivo es más problemático, aunque no se ve por qué no pueda darse también en las religiones más acendradas. Muchos de los martirios que relata la historia de la Iglesia fueron colectivos y voluntarios, es decir, en el fondo, suicidios, por ejemplo, el de la Legión Tebana o el de Santa Úrsula y las once mil vírgenes. En algunos países, como Bélgica, se distingue entre sectas "destructivas" y sectas "respetables", pero las religiones no aparecen ni entre las respetables. Hay una especie de acuerdo general en que las religiones no son sectas. Sin embargo, si por una secta se entiende una organización en la que los individuos ponen voluntariamente en manos de otro (un gurú, un Papa, un hechicero) su juicio moral y dependen de lo que ese otro diga para saber qué está bien y qué mal, un otro, por lo demás, que interfiere en la forma de vivir su vida de los fieles, las religiones son todas tan sectas como la de los fanáticos de la diosa Kahli. Pero, en fin, entiendo que este es asunto secundario para el tema del artículo. Los autores sostienen que el criterio clasificatorio más adecuado de las sectas es el de si respetan o no los derechos fundamentales. En el primer caso serán constitucionales y en el segundo, no. Sostienen igualmente que en Europa hay tres modos de enfrentarse a las sectas: a) el modelo intervencionista que interviene normativamente y regula el sector en Francia, Bélgica o Alemania (en donde se habla de "psicogrupos"): b) el modelo de investigación/divulgación en donde se hacen estudios y se adoptan luego medidas de iustración y prevención (Austria, Reino Unido); y c) el modelo no intervencionista (Grecia, España) en el que puede elaborarse algún informe pero no se toman medidas. En resumen, un artículo muy interesante. Es lástima que esté tan mal redactado y contenga tantos errores. Por ejemplo, los autores se empeñan en quitar a la Cienciología el artículo determinado, lo que convierte la lectura en un suplicio, ignoran el régimen del número en el término alemán Bundesland, sostienen que el Estado en Inglaterra (en el que la Reina es la cabeza de la Iglesia anglicana y hay 26 lores espirituales en la Cámara de los Lores) es secular y se da separación entre él y la religión (por lo demás llamada established Church), hablan de una "Constitución" inglesa y traducen "courts" por cortes en lugar de tribunales.

Manuel Sánchez de Dios (El trade off eficiencia-equidad y la cohesión social en Alemania, Suecia y el Reino Unido con los gobiernos socialdemócratas) publica un estupendo artículo sobre los modelos de cohesión social en tres tipos de Estado del bienestar en las condiciones de la globalización que para algunos requieren el desmantelamiento (retrenchement) del Estado del bienestar y para otros su adaptación. El examen se aborda viendo cómo se plantea el trade off entre eficiencia y equidad en los tres tipos de Estados del bienestar de la ya clásica distinción de Esping-Andersen, en concreto el modelo liberal británico (el autor examina los años de Thatcher y el Nuevo Laborismo), el conservador alemán (aquí el repaso abarca a Kohl, Schröder y Merkel) y el socialdemócrata sueco (con la permanencia de la socialdemocracia salvo en dos ocasiones). Aporta luego unas útiles comparaciones con datos de la OCDE y el Eurostat en concreto en materia de crecimiento económico, renta por habitante, tasa de paro y precimiento de la productividad laboral de las que se sigue que el peor parado es el caso alemán y el mejor el sueco. Y lo mismo sucede con otros indicadores de redistribución y equidad ya más específicos, como el gasto social, el gasto en pensiones, en educación, en desempleo, en políticas activas o el gasto familiar, así como la cuantía de los salarios de sustitución, la desigualdad de la renta, el riesgo de pobreza familiar, la presión fiscal y el impuesto sobre salarios. En conclusión cabe decir que no se ha dado un retrenchement del estado del bienestar y que las medidas más eficaces de que disponen los Estados en la lucha contra la crisis son las políticas activas de empleo.

Iosune Goñi Urrutia (Relaciones intergeneracionales en la dependencia de la población mayor: solidaridad ambivalente y despotismo ilustrado familiar) aborda un asunto de indudable actualidad como es la atención a la dependencia que en España aún es incipiente. Analiza con perspicacia las relaciones de dependencia, precisa la relación con la autonomía que a veces se confunden. En la actualidad estas relaciones se dan en un contexto de solidaridad, ambivalencia y gap generacional que normalmente descansa sobre la familia. Hoy, gracias a la prolongación de la esperanza de vida pueden llegar a convivir varias generaciones bajo el mismo techo y no hay gap alguno ni conflicto generacional sino, al contrario, una especie de contrato generacional. Hace un análisis muy detallado y convincente sobre el conflicto y la influencia del mayor dependiente (p. 84) y se detiene en la curiosa disfunción que llama "despotismo ilustrado familiar", esto es, la costumbre de actuar bajo el criterio de todo para el dependiente pero sin el dependiente.

Pau Miret Gamundi (Transformación histórica de los modelos de emancipación familiar y de escolarización en España durante el siglo XX) combina los datos de la Encuesta Sociodemográfica de 1991 (que es una fuente de información retrospectiva) y la Encuesta de Población Activa (EPA) de 1976 a 2003 para determinar las pautas temporales de emancipación de las distintas generaciones y el cuadro final es una curva que va desde la emancipación temprana en las épocas pasadas a una época de juventud cada vez más dilatada hoy día.Hay varios datos que definenla emancipación, como la vivienda independiente, un trabajo que permita la autonomía económica, la constitución de una familia de reproducción y la independencia de la familia de procedencia, pero el autor los deja reducidos a la autonomía residencial respecto a los padres y la convivencia de pareja debido a la ausencia de datos. En cuanto a los resultados: la edad media de emancipación descendió desde los 24 años (mujeres) y 26 años (hombres) en los nacidos entre 1924 y 1933, a los 22,5 y 24,5 respectivamente en los nacidos entre 1944 y 1953 y vuelve a syubir hasta los 25,5 y 27,7 en los nacidos a fines de los años sesenta y sigue subiendo. Entre los nacidos en los años setenta, uno de cada cuatro seguirá en casa de los padres a a los 35 años de edad (p. 99). Presta igualmente gran atención a las pautas de escolarización que tienen una incidencia directa sobre la de emancipación.

Bárbara Contreras Moreno (Las personas "sin hogar" en una gran metrópoli: el caso de Madrid) aborda un tema interesante e infrecuente, el de los sin techo en Madrid en donde el 13,3 por ciento de la población está por debajo del nivel de pobreza. Analiza los distintos casos que se dan según la clasificación aceptada de: a) sin techo; b) sin vivienda; c) vivienda insegura; d) vivienda inadecuada, ya que no son lo mismo. De cuatro recuentos nocturnos que se han hecho en Madrid se sigue que en la capital hay entre 550 y 650 personas que pernoctan a la intemperie, normalmente en los distritos del centro que son los más seguros frente a las agresiones que suelen sufrir. Cerca del 60 por ciento de ellos son extranjeros, sobre todo varones. Las nacionalidades mayoritarias son: rumanos, marroquíes, polacos, senegaleses y portugueses. El cincuenta por ciento son solteros. En conclusión se observan los procesos siguientes: 1) juvenalización (cada vez son más jóvenes); 2) feminización (cada vez, más mujeres), 3) familización (familias enteras sin techo); 4) desistitucionalización (antiguos internos en centros que quedan al albur en la calle); 5) internacionalización (cada vez más inmigrantes); y 6) mesacratización (empieza a haber personas con estudios universitarios).

diumenge, 26 de juliol del 2009

La derecha, como una piña.

Roto el diálogo social, llega el intercambio de recriminaciones. El Gobierno dice que los empresarios se han cargado las conversaciones, que no tenían interés en ellas y deja entrever que tal actitud está movida por el PP a la sombra con la finalidad de empezar el próximo curso político con un gobierno socialista contra las cuerdas, con tasas nunca vistas de paro, sin concertación social y con una deuda que tiembla el misterio. A su vez los empresarios sostienen que el Gobierno está muy beligerante pero que ellos no han roto las conversaciones. Se han limitado a presentar una contrapropuesta y en ella no piden el despido libre, según dicen, sino la rebaja de cinco puntos (dispuestos a dejarlos en tres o dos y medio) en las cotizaciones a la Seguridad Social y, desde luego, flexibilizar el despido, cuestión poco menos que innegociable. Flexibilizar, en realidad, quiere decir hacer gratuito. Los empresarios no piden el despido libre sino el despido gratuito. Nada de indemnizar a los obreros por los años trabajados. Ya se beneficiaron bastante con el mismo trabajo. Ahora, a descansar. Pero que se paguen el descanso de su bolsillo.

En el PP no están interesados en seguir directamente el diálogo social (que el Gobierno se las apañe), sino en convertir el caso Gürtel en una causa general Rubalcaba-PRISA-Policía Nacional-juzgados. Está claro que los estrategas de la derecha creen que la mejor defensa es un buen ataque por lo que han cursado multitud de demandas, querellas, denuncias a los medios judiciales en contra del Gobierno, el Ministerio de Justicia, la Dirección General de la Policía y los propios jueces por las supuestas filtraciones de un sumario secreto e incluso de un secreto que no está en el sumario al periódico del postfelipismo, su radio y TV. Esto es completamente descabellado porque equivale a sujetar a sospecha a las instituciones de gobierno de una comunidad civilizada: si los partidos, la policía y los jueces delinquen, el orden social es imposible. En el caso Gürtel ya poco más debe de quedar todavía por ahí así que el interés del PP es que se sepa todo cuanto antes, los culpables sean condenados y que el tiempo haga borrosos los recuerdos de los Jaguars, el Curita, el Bigotes, el Albondiguilla, el Cabrón, el cuarteto del trinque, con Camps y Bárcenas de galanes y la señora Aguirre, la cojonuda, de Reina de corazones de Alicia.

Puede que sí, que el señor Camps vaya de Beau Brummel a cuenta de un beneficiado de sus dádivas contractuales, como también puede ser que el señor Bárcenas se haya forrado gracias a los donativos del bueno de San Gervasio Conseguidor. Pero ¿por qué se sabe si el sumario es secreto? Porque hay una conjura del Gobierno con los jueces para machacar inmisericordemente al PP filtrando a El País o Público escándalo tras escándalo. Es una táctica muy vieja: si los jueces te procesan sostén siempre que prevarican. Y procesa a los procesadores, para que escarmienten y aprendan de una vez que el Estado de derecho funciona hasta que topa con los intereses de la gente bien, hoy toda ella liberal.

En la división del trabajo de la derecha, junto a la oposición económica de la CEOE, y la querellante del PP, la escatológica y trascendental corresponde a la Iglesia que amenaza con la excomunión a quien practique un aborto o coadyuve a su realización. La derecha cierra así el círculo. Por la mañana habla el patrón de la necesidad de trabajar gratis para resolver la crisis. A mediodía sigue el edecán, señor Rajoy, azote de las instituciones del Estado de derecho, debelando conjuras chequistas y en vísperas sale la Iglesia pidiendo el arrepentimiento de los pecadores y oponiéndose hisopo en mano a todo lo que alivie el destino del ser humano en este valle de lágrimas. Sí señor; eso se llama unidad de acción. Como en los mejores y más plácidos tiempos del nacionalcatolicismo. Sólo falta la fanfarria militar. Mecachis.


(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

Zelaya va y viene.

Manuel Zelaya está haciendo lo único que puede hacer: llamar la atención. El peligro que corre en un mundo en el que las noticias se suceden en tropel es que estar fuera de la atención mediática más de veinticuatro horas equivale caer en el olvido público. De ahí que vaya a la frontera, vuelva, vuelva a ir, se haga fotos y no pare de largar. No puede dejarse detener por los golpistas ni quedarse quieto como le dicen sus presuntos amigos de Costa Rica o los Estados Unidos porque en ambos casos se silenciaría su situación y se desvanecería su recuerdo.

Así que la estrategia del depuesto mandatario no es entrar ni dejar de entrar en Honduras sino que se hable de él. Ello sólo es posible atizando el conflicto con el riesgo de que en un momento dado haya derramamiento de sangre. Pero es lo único que puede acicatear a la llamada Comunidad Internacional, singularmente a la Unión Europea, que tiene las costumbres de un paquidermo, a agilizar sus medidas en relación con Honduras. Téngase en cuenta que el señor Zelaya tampoco dispone de mucho tiempo pues se le echan encima las elecciones de noviembre que además todo el mundo quiere adelantar. Esas medidas, no obstante, sólo pueden ser un embargo que normalmente perjudica a las capas más bajas de la población en tanto que los ricos los pasan como si nada. También pueden los países europeos y los Estados Unidos retirar sus embajadores. El señor Chávez ya le ha dicho al suyo que desobedezca la orden que ha recibido del Gobierno facto de Honduras de abandonar el país. Los europeos, si no nos echan, debemos irnos por nuestra cuenta. Hasta aquí la diplomacia.

De todas formas, en el momento de las presiones diplomáticas, el señor Zelaya no muestra especial perspicacia haciéndose acompañar en sus aventuras en la frontera por el Canciller venezolano, señor Maduro, porque ésta es una de las vías de ataque de los golpistas a su persona: que es una marioneta del señor Chávez. ¿Qué pinta el señor Maduro a su vera? ¿Es un fedatario público? ¿Un padrino, como si el asunto fuera un duelo? ¿No hay otro ministro de Asuntos Exteriores en América Latina o en el ALBA que no sea el venezolano?

En cualquier caso yo no fiaría mucho a las gestiones diplomáticas. Y, como dijo Palinuro en una entrada anterior, sólo quedaría la intervención militar para reponer en su puesto al presidente legítimo del país. Pero ¿están los demás países, la sedicente Comunidad Internacional, dispuestos a la intervención militar? Supongo que sólo en el caso de que hubiera un comienzo de guerra civil en Honduras. Pero ¿quién quiere encender una guerra civil en Honduras?

(La imagen es una foto de Presidencia de la República del Ecuador, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 25 de juliol del 2009

Mr. Fields en dique seco.

Los últimos acontecimientos de los trajes que el Bigotes regalaba al Curita presumiblemente a cambio de un tratamiento de favor en la adjudicación de contratos de la administración, hicieron olvidar que este presumido petimetre además es inspirador de una de las mayores majaderías que se hayan visto en este país y se han visto ya algunas, en concreto, la de impartir la asignatura de Educación para la ciudadanía en inglés. Algún observador rousseauniano podría pensar que la decisión era un homenaje a la antigüedad de la cultura inglesa en estos asuntos de la ciudadanía y los derechos de las personas a la que honraba haciendo que la materia se implantara en la lengua en que están escritos la Magna Charta y el Bill of Rights, pero no es así sino que la estúpida decisión respondía al intento del político valenciano mejor trajeado de boicotear una decisión del Parlamento nacional. Probablemente la adoptó en conciliábulo con la señora Aguirre, otra política que entiende que su trabajo no es gobernar en interés de los madrileños sino boicotear las decisiones del Gobierno central. Por fortuna y siendo algo más despierta, la señora Aguirre se limitó a fomentar la llamada "objeción de conciencia" respecto a la materia, olvidándose del requisito de que se imparta en inglés.

Éste último es el que ahora ha desestimado el Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) que entiende que la motivación de la idea es confusa, contradictoria e incongruente, forma elegante de calificar una solemne memez. Incidentalmente, el mismo Tribunal también ha declarado nula la pretensión de la Generalitat valenciana de autorizar la objeción de conciencia respecto a la asignatura. Como es lógico. ¿Qué es eso de declarar la objeción de conciencia siempre que una ley no nos guste y basada exclusivamente en un hipotético derecho a desobedecer la norma impunemente? Eso es confundir la objeción de conciencia con la delincuencia.

Como conclusión de este episodio que parece de cabaret, me he quedado pensando si es justo que los políticos adopten medidas manifiestamente absurdas sólo con ánimo de boicotear las decisiones de otras instancias, hagan perder el tiempo a todo el mundo, mantengan paralizadas las instituciones sólo para irse de rositas, sin afrontar responsabilidad alguna por un fiasco que ha tenido unos costos considerables en la Comunidad valenciana, desde las tareas de organizar la oposición al atropello hasta la decisión del TSJV .

¿Por qué no subasta el Curita sus trajes para compensar con el importe a la Administración autonómica por los gastos absurdos en que incurre a causa de sus delirios?

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

Dos niños en el arcén.

El coche se salió de la carretera en los desolados páramos de Níjar, en Almería, y cayó por un terraplén. Murieron los padres y un bebé. Se salvaron dos hijos de nueve y doce años que sólo quedaron heridos. La policía, alertada por un viandante, encontró el vehículo a las diez menos diez de la mañana del viernes y sólo más tarde a los dos niños que llevaban horas vagando por las inmediaciones de la A-7.

Lo primero que se le ocurre a uno al leer la noticia es en qué estarían pensando esos niños, cómo habrían vivido el accidente y qué se decían el uno al otro. Dado que el percance, parece, lo sufrieron al amanecer es de suponer que fueran durmiendo y que el impacto los despartara. A juzgar por los muertos debió de ser fuerte por lo que no resultaría extraño que hubieran salido despedidos del vehículo. De todas formas sería aun más extraño que no lo vieran. Y a lo mejor vieron a su padre y a su hermano muertos. Y se echaron a andar sin saber qué hacían. A los nueve años rara vez se sabe lo que se hace y a los doce se tienen atisbos.

Seguramente les amaneció caminando. Quizá iban cogidos de la mano. Horas andando en la soledad del amanecer en el campo y pensando que se habían quedado sin padres aunque sin entender del todo el alcance de tan terrible hecho. Sólo que sus padres no respondían, que ya no estaban porque estaban muertos. A los nueve años nadie sabe qué sea la muerte y a los doce es dudoso pero más probable. Así que horas vagando por los secarrales nijeños y a ninguno se le ocurrió usar el móvil. O quizá todavía no lo tenían. Pero es que es así: los mayores se mueren de repente y allá se echan los chicos al camino sin saber a dónde van porque no tienen a dónde ir. Horas por ahí vagando mientras tus padres yacen muertos en el interior de un coche accidentado. A ver cómo se les explica a estos niños qué ha sucedido y quién se atreve a llamar a eso una "explicación".

(La imagen es una foto de lolita.8, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 24 de juliol del 2009

¿Qué jueces son estos?

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no ha podido emitir dictamen sobre el proyecto de ley de reforma de la del aborto porque su presidente, el juez Carlos Dívar, ha empleado su voto de calidad para impedir que se apruebe uno favorable al anteproyecto, después de que el mismo CGPJ rechazara otro contrario que sí contaba con el apoyo favorable del citado magistrado. De esa manera si el CGPJ no puede informar negativamente el proyecto de ley del Gobierno, debe de pensar el señor Dívar, que tampoco lo haga positivamente y se quede en un "no sabe/no contesta" en un tema como el aborto en el que dos categorías de hombres, los jueces y los curas, suelen hablar por los codos.

El señor Dívar, un ultracatólico que vive mirando más a Dios que a la justicia terrena, fue un nombramiento del señor Rodríguez Zapatero en un alarde de talante democrático. Supongo que pensaba que predicar con el ejemplo da buen resultado y si la derecha ve que la izquierda puede nombrar a conservadores e incluso francamente reaccionarios para puestos de responsabilidad, acabará haciendo lo mismo con los progresistas. Estoy convencido de que esta esperanza es falsa. La derecha cree que todo le es debido por designio divino y, si la izquierda tiene que nombrar un juez, espera que lo consensúe con ella. Pero la inversa es imposible. La derecha no hace concesión alguna y jamás nombrará a un progresista para un cargo salvo que esté segura de que ha dejado de serlo.

No sé si el señor Rodríguez Zapatero extraerá la conclusión debida y dejará de nombrar a reaccionarios y retrógrados para puestos clave ya que luego las consecuencias las pagamos todos. No es exagerado pensar que quienes lo votaron en su día no lo hicieron para que luego él nombre a un meapilas como presidente del CGPJ y, por ende, del Tribunal Supremo, es decir como juez máximo y entregue la administración de justicia en manos de la Iglesia católica por persona interpuesta.Aunque también habrá mal pensados que digan que la decisión del presidente del Gobierno fue de una astucia maquiavélica ya que así tiene a quién echar la culpa de que no avancen las posiciones progresistas en la sociedad que, en el fondo, no le gustan.

En cuanto al juez Dívar, su comportamiento es muy discutible y, en mi opinión, censurable y debiera ir acompañado de su dimisión. ¿Qué es eso de que sus convicciones religiosas interfieran en su actividad jurisdiccional? El señor Dívar, en su casa y como ciudadano particular, puede tener las creencias que quiera; fuera de ella, ya investido de la responsabilidad del cargo, no puede hacer lo mismo. En España el Estado no es confesional y hay una opinión abrumadoramente mayoritaria en pro de separar la Iglesia del Estado. Ahora bien, en cuanto magistrado, el señor Dívar es un poder del Estado, el poder judicial, y no es aceptable que este poder quede supeditado a la opinión de una asociación privada, dejando en el desamparo a sectores enteros de la población.

Como buen católico, el juez Dívar parece creer que sus convicciones religiosas forman parte del orden natural de las cosas. Pero esto no es cierto y, a los efectos de la administración de justicia, y para que se entienda el argumento, las convicciones católicas del juez debieran tener la misma relevancia que si fueran de la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día, es decir, de los mormones o de cualquier otra secta. Así que, visto lo visto, lo único admisible que puede hacer el juez Dívar es dimitir de un puesto que nunca debió ocupar.

Y, hablando de jueces, ¿qué decir de ese otro, Fernando de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Valenciano, que se atreve a entender de un caso penal en el que el acusado es, según confesión pública de ambas partes, más que amigo íntimo suyo? Y el señor juez no ve en esta amistad motivo alguno que lo obligue a inhibirse en la causa. Al contrario, en el colmo del esperpento antijudicial abronca a una de las partes en el proceso en un auto por solicitar lo que cualquiera solicitaría, lo que manda el sentido común, esto es, que se investiguen las presumibles conexiones del acto que se reprocha a su íntimo amigo el acusado con otros ilícitos bastante obvios. Eso no es, como dice el magistrado, querer someter a éste a una batida de montería sino una mera pretensión de que se haga justicia cosa a la que, por lo que se ve, es alérgico el señor de la Rúa, amigo íntimo del Curita, imputado por cohecho. Este presunto juez, ¿no debiera haberse inhibido ya?

¿Qué jueces son estos?

Esplendores del pasado.

La Caixa Forum alberga , y lo hará hasta primeros de septiembre, una interesante exposición de arte islámico. Se trata de la colección del Aga Khan III (que llegó a ser presidente de la Sociedad de Naciones) que se exhibirá en su día en un museo especial en construcción actualmente en el Canadá. Contiene cerámicas, joyas, pequeñas piezas arquitectónicas (ménsulas, capiteles, etc), tapices, miniaturas, orfebrería algún vestuario y todo tipo de obra gráfica.

Hasta aquí nada que llame especialmente la atención porque ese es el contenido de cualquier museo de una cultura o civilización. Lo interesante de éste es que abarca un prodigioso espectro tanto cronológico (pues va desde el siglo X aproximadamente al XIX) como geográfico, ya que abarca desde muestras artísticas de la España andalusí hasta otras indias, chinas o del Asia sudoriental. En esta segunda determinación reside el encanto de esta muestra, en ver cómo un único espíritu, una única mística, la islámica, se manifiesta bajo formas artísticas tan diversas y extrañas entre sí como las asiáticas, africanas o europeas. La comparación puede hacerse y es muy ilustrativa observando ediciones distintas del Corán, pero no sólo en él. Muchas de las piezas son verdaderos híbridos, formas sincréticas de estilos distintos. Los más fáciles de reconocer para nosotros son las influencias mudéjares y mozárabes, pero también las iraníes, hindúes y chinas. Basta con observar los rasgos faciales de los dos personajes que aparecen representados en el cartel de la exposición, por lo demás una rareza en cuanto representación de la figura humana.

El mundo islámico en el apogeo de su esplendor, entre los siglos X y XV unificó con una sola religión y una sola lengua tierras y pueblos muy variados y alejados entre sí. Casi podría decirse que fue el primer melting pot de la historia porque, aunque el imperio de Alejandro Magno tenía algo de esto, fue de muy breve duración para dejar huella (algo muy distinto a los siglos que ha durado y sigue durando la dominación islámica) y, sobre todo, amalgamaba formas culturales menos alejadas entre sí.

Cabe visualizar este carácter cosmopolita y abigarrado en un curioso vídeo que se proyecta en la exposición con un recorrido por todos los confines del imperio islámico a través de google, haciendo escala en las más representativas obras arquitectónicas del Islam a través de los siglos: el Taj Mahal, la gran Mezquita Azul de Estambul, la mezquita Al-Azhar de El Cairo, la Alhambra granadina, la mezquita mayor de Ispahan, la madrasa de Samarkanda, etc. En definitiva, hitos de una otrora pujante y poderosa civilización venida hoy muy a menos y parte de cuya crisis actual reside en esa acuciante nostalgia entre lo que fue y lo que es, lo que pudo ser y es dudoso que sea nunca más.