dimarts, 29 d’abril del 2008

Zapatero y los siete zapateritos.

El espectáculo que proporcionó anoche la 1ª de TVE con el programa 59 segundos todavía fue más ridículo que el de la semana anterior, con/contra la señora Aguirre. Más ridículo porque, cuando menos, en el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, los periodistas intentaron poner en apuros a la entrevistada, la acosaron (en el buen sentido del término, ciertamente), trataron de sonsacarle algo, de que se contradijera, que era lo menos que cabía pedir. No lo consiguieron y la señora Aguirre mostró un dominio de la situación que los dejó a todos desconcertados y barbotando luego su irritación en sus columnas. Pero lo intentaron. Los de anoche, empezando por la presentadora, ni eso. Parecían siete doctrinos esperando la confirmación del señor obispo.

Rodríguez Zapatero es mi presidente de Gobierno, el cabeza de la lista que voté en las últimas elecciones y, por tanto (como diría él), me parece estupendo escucharlo en directo y verlo lucirse, cuán seguro está, cómo maneja el entorno, cuántas tablas tiene y cómo ha progresado desde aquel ya lejano marzo de 2004, si bien gesticula demasiado para mi gusto. Un consejo a sus asesores de imagen: pásenle un vídeo de su intervención a cámara rápida; ya verá el mal efecto que produce eso de que no deje de mover cajas imaginarias con las manos.

Lo dicho, es mi presidente de Gobierno, pero como comentarista y analista político me parece lamentable que no se le hagan preguntas de calado, que no se le ponga en compromisos, que parezca que se le pregunta para que se luzca, que no se trate de sonsacarle cuanto se pueda, teniendo en cuenta que es una ocasión única para que la opinión pública se informe, y hasta de criticarlo donde ofrezca lugar a ello. ¡Él mismo, sin que nadie le dijera nada, reconoció haber cometido errores, aunque se guardó muy mucho de decir cuáles, y ni uno solo de los contertulios le pidió que los declarara!

Es verdad que el formato del programa estuvo mal pensado pues tasaba el tiempo de los periodistas pero no el del Presidente, que tuvo todo el que quiso en sus respuestas y, de hecho, llegó a ser soporífero. Tres veces tres dijo lo de que somos la "octava potencia económica del mundo" (lo mismo que se asegura en el cartel electoral que reproduzco más arriba), un dato que no sé de dónde sale ni qué significa en sentido estricto porque si se refiere al Producto Interior Bruto (PIB), según las últimas estadísticas del Banco Mundial, correspondientes a febrero de 2008, ocupamos el noveno lugar calculando el PIB en dólares de los EEUU y el duodécimo si lo hacemos en la magnitud, más adecuada para comparar, llamada "Paridad de poder adquisitivo" (PPC). Si la referencia es al PIB por habitante, nuestro lugar es el vigésimo sexto en PPC y el vigésimo quinto en dólares de los EEUU. Todas ellas magnitudes muy dignas, desde luego, pero ninguna coincidente con la "octava" potencia económica. En todo caso, la moderadora debió reducir los tiempos presidenciales, aunque sólo fuera en atención a la igualdad de que tanto alardea el señor Rodríguez Zapatero.

También es verdad que estamos dentro de los primeros cien días del Gobierno (aunque en el segundo mandato de éste), pero lo cierto es que el Presidente pudo lucirse cuanto quiso sin que nadie lo contradijera ni tratara de obligarlo a precisar. Sólo pretendieron inútilmente sonsacarle si se había pagado rescate por los marineros rehenes de los piratas somalíes y hasta hubo una contertulia que le preguntó por qué no aparecía más en los medios. Del resto, nada, salvo lo que el señor Rodríguez Zapatero tuvo a bien contar.

Así sabemos, por resumir la apelmazada noche de ayer, que no piensa negociar con ETA en tanto ésta no deponga las armas, pero no sabemos qué podría hacer si las depone; sabemos que no va a permitir la consulta soberanista del señor Ibarretxe pero no qué le propondrá a cambio cuando lo vea; que espera que haya un pacto con el PP por la renovación del Consejo General del Poder Judicial y de la Justicia en su conjunto, pero no en qué términos; que hay 25.000 millones de superávit para afrontar la "desaceleración" pero no qué se piensa hacer si la desaceleración se convierte en una recesión; que espera que la inflación baje ya, pero no qué hará si no baja, qué hará si los precios siguen subiendo, si el tipo de interés del dinero sigue al alza; que va a facilitar el retorno de los inmigrantes que se encuentren en el paro, pero no qué hara con los que se queden, sobre todo si el paro sigue aumentando; que no soporta las agresiones y malos tratos machistas ni la discriminación negativa de las mujeres, pero no qué planes concretos piensa poner en marcha para poner coto a una situación que va a peor. No sabemos qué piensa hacer para reactivar la economía, además de los famosos 400 euros de quita; no sabemos qué planes tiene para resolver el problema de trasvase sí/trasvase no, ni cómo se va a abordar la cuestión de la financiación de las Comunidades Autónomas; y, por descontado, no sabemos nada de qué piensa hacer el Gobierno en política internacional ni en política europea.

No sé cuánta gente veríamos el programa ayer, aunque supongo que nos enteraremos hoy, pero estoy seguro de que muchos de los telespectadores, no sólo los adversarios, sino también los partidarios, como servidor, pensamos que así se las ponían a Fernando VII.


Poco antes estuve viendo a la ministra Bibiana Aído en la Cuatro, entrevistada por Iñaki Gabilondo, que también estuvo muy suave, como subyugado por el ánimo y el empuje de la joven ministra. Me gustó mucho verla y escucharla, pero tengo dos críticas que hacerle, una de forma y otra de fondo. En cuanto a la de forma, se le nota demasiado que habla recitando. Sin duda cree en lo que dice, pero esa manía de colocar rollos preparados que no siempre se ajustan a la pregunta como sucede en las conversaciones distendidas, le resta bastante crédito. En cuanto al fondo, da la impresión de que la señora Aído piensa que su ministerio de la Igualdad se refiere exclusivamente a las relaciones entre hombres y mujeres y si no es así, corríjaseme, pero no le escuché una sola palabra sobre las desigualdades por razón de ingresos económicos (que es el significado original, prístino, de este principio) ni sobre las desigualdades entre población "normal" y discapacitados, ni entre nacionales e inmigrantes, ni entre jóvenes y viejos, ni entre gentes que viven en Comunidades Autónomas distintas. O rebautiza su ministerio como Ministerio de Igualdad de Género o amplia su discurso al resto de las desigualdades sociales.

Lo grande es pequeño.

Me ha gustado mucho estaq presentación que me ha enviado mi amiga Pilar, así que, faltando a mi costumbre de no reproducir estos textos que a veces son un poco cargantes por la moralina que llevan (en este caso, una vanitas cosmofilosófica) la subo en honor de su última fotografía que es impresionante. Me temo, sin embargo, que no he sabido subir también la música de fondo, aunque no sé si eso es una desgracia pues no me da la impresión de que el archiconocido y bellísimo intermedio orquestal de La leyenda del beso sea lo más apropiado para lo que se va a ver.

El texto molesta un poco, pero la foto está bien, ¿verdad?

Gracias, Pilar.

dilluns, 28 d’abril del 2008

Votos éticos en el País Vasco.

Parece que hoy volverán a fracasar el PNV y el PSOE-PSE en el intento de echar a los concejales de ANV del ayuntamiento de Bergara, donde el famoso abrazo, que se ve fue de corta duración. Ya lo han hecho en Arrasate/Mondragón y en Hernani, lugares, como Bergara, cargados de historia, de cooperativas, de dramas y óperas. Entrañas mismas del nacionalismo independentista vasco. Por cierto que el "nacionalismo no independentista" me suena tan extraño como una guitarra sin cuerdas.

La causa eficiente del fracaso que hoy se espera, la inmediata, pues la mediata es otra cuestión, es la abstención o el voto en contra de los concejales de Aralar que garantizan la mayoría absoluta a los de ANV y su alcaldesa, doña Agurne Barruso.

En Arrasate-Mondragón y Hernani pasó lo mismo: los concejales de Ezker Batua (o sea, IU), tres en Arrasate-Mondragón y una en Hernani, se abstuvieron con lo que fracasaron ambas mociones y las alcaldesas siguen siendo doña Inocencia Galparsoro Markaide y doña Marian Beitialarrangoitia (menos mal que existe el copypaste) y los concejales de ANV continúan aferrados a sus poltronas edilicias como garrapatas. Claro que en Arrasate-Mondragón también se abstuvo el único concejal del PP, lo cual es mucho más difícil de explicar. Porque, al fin y al cabo, los de Ezker Batua, ya se sabe, a fuer de rojos, son antiespañoles, pero los miuras del PP es más raro. El órgano de prensa del PP, Libertad Digital, trataba de legitimar la situación llamando pantomima a la moción presentada por el PNV y el PSOE-PSEE, algo tan absurdo que hasta el señor Rajoy ha acabado diciendo que los concejales del PP votarán siempre a favor de dichas mociones en el futuro, aunque sólo sean "éticas". Es que no se entiende, oiga, después de la barrila que llevan años dando.

Quizá haya que tener en cuenta que la decisión de un hijo de la tierra se explica por puras razones de supervivencia. Ser concejal en las citadas entrañas del nacionalismo vasco no es fácil, sobre todo de un partido tildado de "español". Te pueden descerrajar un tiro los poderosos amigos de aquellos a quienes te aprestas a censurar. Y no todo el mundo tiene alma de Cincinato. Claro que también es pintoresco no votar a favor de una moción por ser solamente ética, pero pedir de inmediato que se pase a una de censura de verdad cuyas posibilidades de prosperar aun son menores. Eso del voto "ético" tiene su gracia en el País Vasco. Por voto "ético" supongo debe entenderse el voto que se resigna a su inutilidad, a la idea de no conseguir aquello que se propone. Flaco servicio le hacen allí a la ética convirtiéndola en sinónimo de impotencia.

Algo parecido pasó con el famoso referéndum del señor Ibarretxe. Este se comprometió en su día a no celebrar la consulta en tanto no hubiera cesado la violencia. Pero la violencia no cesó y el señor Ibarretxe acabó desdiciéndose y asegurando, en un ejercicio de hipocresía de manual de sepulcro blanqueado que se celebraría la consulta precisamente para demostrar que ETA no teledirige los actos de su gobierno. Lo que equivale a decir que se da por buena la situación que antes se daba por mala éticamente. Se ve que eso de la ética en el País Vasco es asunto baladí, sin enjundia.

Ahora son los propios compañeros del PNV, muchos viejos jeltzales, casi como de la prehistoria, los que piden que se abandone la vía soberanista que sólo lleva al desastre. Las advertencias de importantes burukides, como los señores Bilbao y el mismísimo Urkullu, son claros síntomas de que el nacionalismo vasco empieza a recuperar el sentido común. Ya es obvio, porque así se lo han mostrado los electores, qué sólo cabe seguir por la senda soberanista de la consulta del señor Ibarretxe y su amigo el señor Egibar a base de aplicar la ética acomodaticia que permite votar al amparo de las pistolas de ETA y decir después que el voto es libre, que es lo que dicen los cretinos simpatizantes de los pistoleros.

Claro que esa movida de regeneración devolverá la situación en el País Vasco a la época del "sano regionalismo" de los tiempos del señor Fraga, hoy conocido como "sano autonomismo", con una nueva redacción del Estatuto. Comprendo la desesperación de los nacionalistas de las puras esencias, pero no hay más cera que la que arde.

(La imagen es una foto de 12 TRIBU ***EUSKAL ROOTS REGGAE BAND, bajo licencia de Creative Commons).

La revolución aquí y ahora.

Cuando, si los dioses no lo remedian, estamos a punto de celebrar los fastos y nefastos de los mayos de 1808 y 1968, viene bien leer el último libro publicado en español de Antonio Negri, uno de los principales protagonistas italianos del segundo mayo: La fábrica de porcelana, Barcelona, Paidós, 2008, 214 págs.

La obra es relativamente breve pero, como suele suceder con los trabajos de Negri, bastante densa y redactada en un lenguaje filosófico no siempre transparente para quien no esté familiarizado con la ya muy considerable obra del pensador de Imperio. Si además se tiene en cuenta que la traducción del francés es sencillamente abominable, cuajada de disparates y expresiones absurdas, se verá que la lectura no es sencilla. Una pena porque el estilo del autor, aun complejo, es agradable.

La fábrica de porcelana no supone, a mi juicio, avance alguno respecto a las últimas elaboraciones del autor sobre el imperio, la multitud o la biopolítca foucaultiana. Parece una especie de recapitulación y como un breviario, que tiene también su interés para quien quiera acercarse al estado actual de las propuestas de Negri que, como siempre, se orientan a pensar en la factibilidad de la revolución, como si fuera una especie de empeño o sino vital. La obra lleva el subtítulo de Una nueva gramática de la política que inmediatamente me trajo a la memoria la A Grammar of Politics del venerable Harold Laski y, salvando las enormes distancias, está concebida de una forma similar, en este caso a base de "talleres", que son como lecciones de un único seminario destinado a examinar la "cesura" entre modernidad y postmodernidad, aquilatar las respuestas de la postmodernidad a la globalización (también un ritornello en el pensamiento de nuestro autor), para examinar las condiciones en que haya de producirse la revolución.

Negri no fue nunca un marxista "ortodoxo" y tampoco lo es ahora, pero el fundamento mismo de su razonamiento sigue siendo marxista. Un marxismo que se ha imbricado en el análisis foucaultiano de la política. Al fin y al cabo, ¿que es el Imperio sino el estadio contemporáneo del imperialismo leninista? ¿Qué la multitud sino la sucesora que él y Paolo Virno han encontrado al proletariado marxista? Pero en todo caso se trata de un marxismo con un grado de abstracción y mescolanza con otras perspectivas (Spinoza, Deleuze, Guattari, etc) que lo haría extraño al propio Marx.

El punto de partida es la imposición del gobierno biopolítico de la sociedad como algo totalitario que subsume la sociedad bajo el capital, lo que provoca: "la mercantilización de la vida, la deaparición del valor de uso, la colonización de las formas de vida por parte del capital", pero también (y subraya el "también"), "la construcción de una resistencia en ese nuevo horizonte" (p. 46), resistencia, dicho sea de paso, concebida como "dispositivo multiforme de producción subjetiva" (p. 47). Y nadie me quita de la cabeza que, a su vez, este dispositivo es el heredero de las antiguas "condiciones subjetivas".

El fenómeno contemporáneo (con el que Negri lleva años batallando) es la globalización, una situación neocolonial en la que se ha producido la "crisis de todas las leyes y de todas las formas de desarrollo capitalista" (p. 67) dando lugar a un "estado universal de excepción" (p. 69) que lleva a una situación en la que a) se han disuelto las fronteras; b) se ha acabado el derecho internacional; c) y hay una creciente necesidad de dominio (p. 72). Puro Imperio, en definitiva.

Para hacer frente a la situación refina Negri la grámatica política que es como una gramática parda del neomarxismo: frente a la caduca (y falsa) distinción capitalista entre lo público y lo privado, lo común que se observa a la perfección en la expansión universal de la red (p. 90). Frente al avance del biopoder globalizado, la resistencia, que nada tiene que ver con la marginal que aparece en el "pensamiento débil" que no le parece más que "un pensamiento arrepentido, lleno de rencor y que se siente culpable del mayo de 1968" (p. 102). Lyotard, Baudrillard y Virilo están aquí en el punto de mira, como es lógico en un pensador que, a fuer de espinoziano, detesta el arrepentimiento. Y detrás de ellos, van nada menos que Luhmann, Habermas y el bueno de Rawls, todos reos de dar consistencia real a "la imagen ilusoria de la opinión pública" (p. 105)

A partir de aquí entramos en la parte propositiva del libro. La resistencia es la forma en que se articula la diferencia, el "separatismo" de ciertos grupos, singularmente las mujeres y los obreros (p. 126) que emprenden el camino del éxodo, entendido éste como "separación creativa" y que, la verdad, se parece bastante al exit de Hirschman. Luego de un relativamente prolijo análisis de algunos conceptos tradicionales de la iuspublicística (poder constituyente, Constitución formal y Constitución material) en los que se sienten los ecos del viejo professore de la Universidad de Padua, la multitud ejerce un derecho de resistencia frente al poder constituyente que no gusta nada a las instituciones del capital y que, convertida en una "ciudadanía cosmopolita", alcanza una "democracia radical". Quien pueda estar pensando que tampoco hacía falta tanta hojarasca marxista para acabar diciendo lo mismo que David Held y sus amigos, tome nota de la distinción que hace el autor al hablar de "la diferencia que existe entre la democracia como forma de gobierno, como gestión del poder, como articulación/ejercicio de la voluntad general, y la democracia como proyecto, como praxis democrática, como reforma del gobierno, como ejercicio de lo común, como articulación de la voluntad de todos." (pp. 151/152). La distinción no resulta evidente, ¿verdad? Bueno, llévese a sus últimas consecuencias y se verá que, como cada cual es hijo de sus obras, vale para justificar la violencia: "La violencia política es simplemente una función del actuar político democrático, porque ella muestra también, a su manera, la resistencia; e impone el antagonismo allí donde el Estado sólo puede afirmar su dominación y su control." (pp. 156/157)

El resto se dará por añadidura. La nueva gramática de la política sirve para sustituir también el viejo gobierno por la nueva gobernanza, concepto muy en boga en la ciencia política contemporánea pero que en Negri tiene una imago revolucionaria pues equivale al ejercicio del poder constituyente de la multitud como potencia común (p. 174).

Todo es cuestión de "decisión" y "organización". Suenan aquí inevitablemente los ecos del decisionismo schmittiano, pero no me parece muy relevante, pues de alguna forma hay que llamar a la voluntad de actuar. El caso es que ambas, decisión y organización de una multitud entendida como multiplicidad, abocan a la revolución que es "una aceleración del tiempo histórico, la realización de una condición subjetiva, de un acontecimiento, de una apertura cuya convergencia es hacer posible una producción de subjetividad irreductible y radical." (p. 194)

Se queda uno pensando si realmente será que el tiempo no ha pasado y que un hombre tan inteligente, profundo y perspicaz sigue articulando la revolución como una especie de milenarismo, como una hipotética solución de continuidad con el presente cuyas claves de aparición sólo él o los de su grupo son capaces de desentrañar. Pero no haya cuidado, Negri sabe muy bien de lo que habla, no se deja arrebatar por sus mismas previsiones y con harto realismo sitúa la acción del "nuevo derecho subjetivo transformado en potencia multitudinaria (no) en las márgenes ni fuera de la actual configuración de los sistemas de poder, sino en el centro, de manera interna, dentro."

O sea, aquí y ahora.

diumenge, 27 d’abril del 2008

La crisis del ladrillo.

Hace más de dos años que venía diciéndose: hay una burbuja inmobiliaria que puede pinchar en cualquier momento. Pero nadie hizo nada; unos, la mayoría, porque no podían, al estar atrapados en hipotecas interminables de interés creciente y otros, la minoría, porque no querían, interesados como estaban en seguir subiendo los precios de forma abusiva, aprovechando las deficientes condiciones del mercado y obteniendo suculentos beneficios.

Por fin, en mitad de una coyuntura internacional ominosa, en plena crisis de las hipotecas subprime y con una recesión amenazante, la burbuja ha pinchado. Todos los indicadores cantan la misma canción. Hace unos días, la SER hablaba de que el precio de la vivienda caerá un 8% en 2008. Y eso es muy poco. Tampoco hace mucho que el Fondo Monetario Internacional sostenía que la vivienda en España está sobrevalorada en un 20%, lo que también me parece una cantidad muy timorata. En mi opinión, por lo que luego expondré, está sobrevalorada entre un 20 y un 40%. En todo caso, no ha hecho más que empezar la crisis inmobiliaria y el precio de la vivienda de segunda mano ya ha bajado en lo que llevamos de año entre un 15 y un 20%, lo cual es lógico si se piensa que la venta ha caído un 60% desde septiembre de 2007. Al fin y al cabo, si la demanda cae, la oferta tiene que ajustarse en un mercado libre; ¿o no?

A eso vamos de inmediato porque, como suele suceder cuando peligran los intereses de las grandes empresas, esas que pagan a tertulianos y columnistas para que ensalcen la ley de la oferta y la demanda en tiempos de prosperidad, ya hay un clamor para que el Estado (o sea, los contribuyentes) intervenga para “salvar al sector”. La técnica es conocida: las grandes empresas privatizan los beneficios y socializan las pérdidas. Ahora piden esta antaño denostada intervención pública a base de beneficios fiscales y todo tipo de incentivos y chantajean amenazando con el vertiginoso aumento del paro. Hay ya quien vaticina 750.000 parados más y esto sin contar con las agorerías del señor Solbes quien, a su vez, avisa de que la morosidad (se entiende, la de las familias hipotecadas hasta las cejas) puede aumentar de forma brusca.

Hace hoy un mes, en un post titulado La política del ladrillo Palinuro ya advertía de que los dos sectores más castigados con la crisis inmobiliaria serán las familias hipotecadas y los trabajadores de la construcción y sectores aledaños. Las primeras porque, en un panorama de alta tasa de inflación (4%), subidas constantes de precios, con el euribor en el 4,93% se van a ver y desear para pagar una hipoteca por una casa que, para mayor desgracia, pierde valor de día en día. Los segundos, innecesario decirlo, porque, al contraerse la demanda en un mercado laboral tan desregulado como el nuestro se irán a la calle. En ese mismo post Palinuro apoyaba que el Gobierno tomara todas las medidas y adoptara todas las políticas que beneficiaran a esos dos sectores castigados por la crisis inmobiliaria, cosa a la que está obligado por ser un Gobierno de izquierda y aunque esa misma crisis haya devorado ya la mitad del superávit con que los señores Solbes y Rodríguez Zapatero contaban para financiar sus políticas sociales.

La intervención pública a favor de los sectores perjudicados por las actividades claramente especulativas de la burbuja inmobiliaria no implica que la autoridad haya de atender también a las demandas de los promotores, las grandes empresas, las inmobiliarias/tiburón, que llevan años enriqueciéndose a costa de la gente sencilla, haciendo imposible que los jóvenes accedan a una vivienda digna y amargando la existencia de cientos de miles de familias sin escrúpulo alguno. Porque la cuestión es: ¿por qué no bajan los precios? ¿No quedamos en que eso es lo que tiene que suceder según la supracitada ley de la oferta y la demanda? Pues simplemente, porque confían en asustar al Gobierno con el aumento del paro y el frenazo en los ingresos públicos para forzarlo a actuar en su provecho. Un provecho de aprovechateguis. Porque si esto no fuera así, si los promotores y empresarios inmobiliarios no trabajaran con márgenes de beneficios escandalosos, superiores al 50%, ¿de qué iban 100 de estos empresarios catalanes a ofertar 2000 viviendas con un descuento del 40%? A precio de coste dicen que venden; pero eso no se lo creen ni ellos. Si se pueden vender 2.000 viviendas con un 40% de descuento, se pueden vender 200.000 o dos millones. Bastaría con no ser tan codiciosos, tan explotadores y trabajar con márgenes de beneficios más justos.

Es magnífico: como hay crisis económica a la vista, ya están los ministros del ramo, los economistas y los opinión makers a sueldo del capital pidiendo que se congelen los salarios. ¿Cuándo pedirá alguien que se congelen, incluso que desciendan, los beneficios?

(La primera imagen es una foto de Torchondo, la segunda de Jofre Ferrer, ambas bajo licencia de Creative Commons).

En Salamanca o en Berlín.

Las gentes de Viento Sur han sacado un número 93, correspondiente a septiembre de 2007 que ha llegado ahora a mis manos y he leído con gran interés. Está dedicado a Andreu Nin y los sucesos de mayo de 1938 en Barcelona, de cuando la "revolución dentro de la guerra", el momento en que los comunistas al frente de las fuerzas republicanas vencieron una especie de insurrección anarquista apoyada por el POUM y decidieron así el destino de la guerra y de la República dos años después. Del asunto de Andreu Nin, lo que siempre me ha dejado estupefacto es el descaro con el que, al parecer, se contestaba por las paredes a la pregunta de ¿En dónde está Nin? con un En Salamanca o en Berlín. Al final ya parece claro que sus restos están enterrados en algún lugar de Alcalá de Henares. Y lo que ha terminado por desconcertarme y deprimirme bastante es la noticia que he leído en alguna parte de que el chalet en el que estuvo secuestrado, donde probablemente fue torturado (se dice que lo despellejaron vivo, lo cual suena espantosamente) y todavía con mayor probabilidad asesinado, era propiedad de Constancia de la Mora, una comunista a quien tenía yo en aprecio tras haber leído hace muchísimos años unas memorias suyas que se llamaban Doble esplendor, en donde no recuerdo que hablara de Nin.

El número de Viento Sur está muy bien concebido porque agrupa textos de protagonistas de los hechos con otros de estudiosos, que no son coetáneos pero sí tienen una orientación política trotskista. El resultado es una mezcla muy grata de leer por más que los numerosos trabajos, aunque breves, sean bastante densos y requieran concentración. Entre los protagonistas son muy impresionantes los testimonios de María Teresa García Banús y su marido Juan Andrade, la primera fundadora del Secretariado Femenino del POUM y el segundo miembro de su Comité Ejecutivo. Ambos cuentan cómo los detuvieron "policías de Madrid", de las Juventudes Socialistas Unificadas, las que fundó Carrillo, por cierto, en compañía de agentes del Komintern, húngaros, etc. Los escritos proceden de unas memorias de García Banús y de un inédito de Andrade que la revista data a fines de 1937. De testimonio también, el trabajo de Marta Brancas, que parece redactado ahora, habla de lo que hizo el Secretariado Femenino del POUM. Acompaña a este aspecto una especie de introducción de Wilebaldo Solano, como un recuerdo de la época y un par de trabajos sobre otros protagonistas, en concreto uno de Llum Quiñonero Hernández sobre Lucía Sánchez Saomil y las otras mujeres que crearon la revista y asociación Mujeres Libres. Se centra en Sánchez Saomil porque tiene singular interés ya que, al no exiliarse y regresar a España, pasó el resto de su vida durante el franquismo callada y sin hacerse notar, pero viviendo con otra mujer, según he creído entender, lo que da al caso una especial singularidad. El otro trabajo de esta característica es el de Flavio Guidi sobre los asesinatos de Berneri y Barbieri, dos anarquistas italianos, en España; especialmente, Berneri, que era el más visible de los dos.

Los demás trabajos son doctrinales y, generalmente de gran interés. Hay dos de Jaime Pastor, uno que parece actual sobre el accidentado nacimiento y tortuosa existencia del POUM y otro que es un texto de 1993 sobre Andreu Nin en Moscú. Tal como lo dibuja Pastor, una estancia que acabó convertida en una sensación como de aprisionamiento, del que Nin se liberó regresando a Barcelona. Lo más curioso de este apunte biográfico de Nin es que éste formara parte del Soviet de Moscú, lo que prueba que en sus primeros momentos, la revolución bolchevique fue verdaderamente internacionalista

Hay un interesante texto de Reiner Tosstorff, que es una ponencia de un congreso de 1986, dedicado exclusivamente a la cuestión sindical catalana en relación con el POUM. En lo esencial, el POUM practicaba el "entrismo" en la UGT en toda España excepto al principio en Cataluña, donde tuvo su propio sindicato (FOUS) el cual, a raíz de la sublevación militar (que los autores de esta revista suelen considerar el momento de "la revolución") se disolvió para que los afiliados se sumaran a la UGT. Después de los sucesos de mayo, por descontado, los poumistas fueron depurados de la UGT. En España, los comunistas procedieron contra los trostkistas (en los que el mismo Trotsky no confiaba) como los estalinistas estaban haciendo en la Unión Soviética: detención, torturas, juicios farsas, largos años de cárcel y destierro o fusilamiento, condena pública, detención de allegados y simpatizantes.

El trabajo de Pelai Pagès, que es un reputado historiador de quien recuerdo haber leído un interesante trabajo sobre el POUM hace muchos años, es un trozo de un prólogo que ha escrito para un libro sobre el espionaje en España que estará saliendo ahora. Para Pagés está claro que los hechos de mayo, el aplastamiento del POUM por el Partido Comunista (PSCU/PCE) se planificaron detalladamente en Moscú. Todo se hizo en España por orden de los soviéticos.

Andy Dogan que es un historiador miembro de la Fundación Andreu Nin escribe sobre las relaciones entre el POUM y Trotsky así como entre Nin y Trotsky. Nunca fueron buenas, ninguna de ellas. Trotsky se mostró siempre crítico con el empeño de sus supuestos seguidores en España y, a raíz del alzamiento (la revolución), pasó a considerarlos traidores por haberse integrado en el Gobierno de la Generalitat en lugar de sublevarse contra él.

En este capítulo doctrinal se cuenta también un interesantísimo texto de Andreu Nin sobre El problema de los órganos de poder en la revolución española que se publicó en París en francés en junio de 1937, el mismo mes en que mataron a su autor. En él me da la impresión de que Nin quiere justificar el hecho de que el POUM no hubiera llevado adelante la revolución a uso bolchevique para lo cual se ampara en la ausencia en Cataluña (por no hablar ya de España) de una "dualidad de poderes" al estilo de la que se dio en Rusia (o sea, Petrogrado y Moscú en lo esencial), cosa que se reputa conditio sine qua non para el proceso revolucionario.

El artículo de Miguel Romero, periodista, redactor de Viento Sur y militante de espacio Alternativo, está escrito desde la militancia crítica. Romero no entiende qué llevó a Nin a entrar en el Govern de la Generalitat cuya tarea fue desmantelar las infraestructuras de la revolución puesta en marcha el 19 de julio de 1936; vamos, no entiende lo mismo que no entendía Trotsky. Por eso habla del enigma de Nin, de quien no sabemos ni en dónde está enterrado ni qué pensaba en concreto.

Por último, el texto de Chris Ealham (un historiador especialista en movimiento obrero) sobre el anarquismo y los "hechos de mayo", que también parece escrito para la revista, pone de relieve cómo los anarquistas no supieron defenderse frente a los comunistas (estalinistas), entendieron mal la pugna PSUC/PCE-POUM, pensando que era un litigio entre hermanos, un asunto interno de los comunistas "autoritarios" y después se dejaron arrinconar por la política comunista de militarización de la revolución y restablecimiento de las instituciones de la IIª República.

En mayo de 1937 se dilucida con las armas en la mano la cuestión de quién manda en el lado republicano de la contienda, ya que en el lado faccioso eso estuvo claro desde los primeros meses. Los anarquistas, los poumistas y algunos socialistas de izquierda creían que era preciso llevar adelante la revolución para así ganar la guerra. Los comunistas, los socialistas de derecha, los republicanos y moderados en general que no estaban con Franco, creían que lo principal era ganar la guerra y que luego ya se verían las cosas en el bando de cada cual. Ganaron los comunistas que, además, acabaron con los trostkystas por orden de Moscú a través de una farsa de procesos judiciales y establecieron su dominación sobre casi todos los aspectos de la vida en la República. Pero la pregunta, se ve venir, es siempre inevitable: ¿qué hubiera pasado si hubieran ganado los anarquistas y poumistas? La cuestión es típicamente contrafáctica y a ella contesta cada cual según le dictan sus apetencias.

dissabte, 26 d’abril del 2008

Los guardianes de la fe.

Los de InSurGente que, de todo lo que hay en la red de izquierda radical, son de lo más potable, abierto y menos sectario, colgaron ayer mi post sobre los insultos del alcalde de Puerto Real, don José Antonio Barroso, al Rey de España, Insultando al Rey. Inmediatamente salió un maestro ciruelo de nombre J. M. Álvarez quien, desde una humilde pertenencia a la clase obrera aplaudía al alcalde Barroso (como si Palinuro se hubiera metido con él cuando lo que hizo fue darle un magnífico consejo), afeaba a los de InSurGente que hubieran colgado el post, sosteniendo que hay mucho más donde elegir y arremetía no contra el artículo, al que apenas mencionaba en un par de volanderas líneas, sino contra el autor, un servidor, por otro nombre Palinuro.

Parécele al humilde perteneciente a la clase obrera, guardián de las esencias izquierdistas y poseedor de la verdad cierta e imperecedera, que el pobre Palinuro no da la talla para que él lo acredite como izquierdista dabuten, por andar enredando por ahí con el PSOE/GAL. Es más, inspirándose seguramente en Lenin, experto en desenmascarar a enemigos del proletariado, ilustra a sus lectores advirtiéndoles de que lo que dice Palinuro de que el PSOE es su partido (en el sentido del partido al que vota) pero que él se considera más radical y más de izquierda, es todo falso, que lo sabe él muy bien, sin duda por inspiración del beato Djugashvili.

Esta insulsa monserga ad hominem la encuentra el lector en Canarias Insurgente y al autor ha de haberle parecido tan brillante alegato que también lo ha publicado en kaosenlared, de donde se deduce que ambos bravos medios apoyan la idea del humilde etc de que Insurgente hubiera hecho mejor no publicando el artículo de Palinuro. Cosa que se prueba porque ni una ni otra publicación "de izquierda" incluye en parte alguna enlace al artículo criticado y mucho menos lo hace el autor como lo he hecho yo con el suyo. La práctica de criticar sañudamente un texto y ocultarlo al mismo tiempo enlaza muy bien con el concepto de libertad de expresión que tenían los soviéticos, consistente en tratar a la población como si fuera menor de edad, dándole a leer su doctrina, muy crítica con las obras "burguesas", pero no permitiéndole el acceso a las obras criticadas. Lo mismo que la Iglesia católica, mater et magistra.

Innecesario decir que eso es contrario al juego limpio y al espíritu de libertad que reinan en la red, en donde todo cuanto se cita, sobre todo si es críticamente, se enlaza para que los lectores puedan hacerse una idea por sí mismos. Por ello, para fastidiar al humilde censor, pongo el enlace de nuevo al post de ayer, Insultando al Rey. Bueno, ya saben que antes hay uno sobre los curas. Porque ¿creerán Vds. que el señor Álvarez refuta algo de lo que se dice en el artículo? En absoluto, por la muy poderosa razón de que no lo ha entendido. Se limita a meterse con Palinuro para, al final decir lo mismo que él aunque mucho peor, por supuesto. Bueno, exactamente lo mismo, no ya que Palinuro no apoya al señor Barroso dado que no apoya a nadie que insulte. Y que el señor Barroso haya insultado o no, para dicha de los españoles, sean reyes o mendigos, no depende de lo que diga el humilde perteneciente a la clase obrera.

(La imagen es un cartel de propaganda de la extinta Unión Soviética en los años cuarenta del siglo pasado y en lo que alcanza mi muy inseguro ruso dice "A la mayor gloria de Stalin").

Los dioses nunca mueren.

Fuimos a visitar la exposición de tesoros arqueológicos egipcios que se inauguró hace unos días en el Antiguo Matadero de Madrid, ese magnífico conjunto de edificios del neo-mudéjar madrileño que se rehabilitó hace ya más de diez años y está dando un juego extraordinario.

La colección reúne unas quinientas piezas de un tesoro muchísimo más abundante que sacó a la luz un equipo de arqueólogos marinos dirigidos por Frank Goddio. El equipo estuvo buena parte de los años 90 del siglo pasado buceando en las aguas del golfo de Abukir, en el delta del Nilo, en donde encontraron las ciudades de Canopo y Heraclión, desaparecidas bajo las aguas en algún momento del siglo VIII d.d.C. así como la parte desaparecida del puerto de Alejandría.

La exposición ha pasado ya por algunas otras ciudades europeas, como Bonn, Berlín y París, en donde la ha visitado más de un millón y medio de personas, un éxito merecido porque está muy bien. Mi única queja, y es liviana, se refiere a su concepción más en una línea comercial que propiamente museística y, consiguientemente, a los precios. Once euros por la entrada y tres por un modesto folleto explicativo sin que te den nada más, me parece demasiado. Pero supongo que estarán amortizando el dineral que tienen que haber invertido en las exploraciones marítimas, por cierto muy presentes en el recinto en fotografías, vídeos abundantes y un sonido ambiente que imita el que se produce en las labores de buceo. Además, son muy de reseñar los pormenores con que está preparada y sus múltiples informaciones en español e inglés, tanto más de agradecer cuanto que, habitualmente, los asuntos que tienen que ver con el antiguo Egipto, especialmente su panteón, son muy complicados y a veces confusos.

El material que se exhibe es muy abundante y variado pues se refiere a casi todos los aspectos de la vida cotidiana y del culto a los dioses, son objetos de cocina y usos dométicos, estelas cuajadas de inscripciones, bustos, algunas estatuas colosales, un par de naos, armas, utensilios de oficios, espejos y adornos varios, etc. Y el tiempo que abarca, que es lo más interesante, va del siglo VII a.d.C al VIII d.d.C, 1.500 años en total en los que campearon por estas tierras los egipcios propiamente dichos, los persas, los griegos, los romanos, los bizantinos y, finalmente, los árabes. Alejandría, la capital del Mediterráneo en el período helenístico en que Egipto estaba gobernado por los Ptolomeos, centro de un emporio, cruce de caminos, culturas y civilizaciones.

Aunque la exposición muestra bastante estatuística, la pieza con la que Goddio parece más encariñado, y le alabo el gusto, es la supuesta estatua en granito negro de la reina ptolemaica Arsinoe II, del siglo III, procedente de Canopo. Es, dice, una de las primeras muestras del cruce de estilos griego y egipcio, como puede verse en el desnudo ligeramente velado (parte griega) y la posición hierática (parte egipcia) que forman una extraña y bellísima mezcla, algo lleno de malicioso encanto. Como si el genio heleno hubiera desnudado a una de aquellas severas matronas egipcias.

Este aspecto es el que me parece más notable de la exposición: cómo se documenta la inevitable tendencia de las culturas a la mezcla y el mestizaje, cual sabemos de sobra pues fue aquí en donde Ptolomeo I decretó que el patrón de Alejandría había de ser Serapis, un dios de confusos orígenes, pero que tiene una naturaleza sincrética, mezcla de dios griego y egipcio, que había de venerarse en ambas partes del mundo helenístico y que contaba con su muy importante templo en Alejandría, el Serapeón. Igual cosa sucede con los bustos de los emperadores de la época romana, incluso las cabezas de las esfinges de cuyos tocados, típicamente egipcios, sobresalen los rizos de moda en el Imperio romano. Y no hablemos ya de las cerámicas en las que se aprecian variadas mezcolanzas de formas, adornos y acabados. En el caso de estas cerámicas, además, produce una extraña emoción ver cómo el mar nos devuelve en un perfecto estado de conservación objetos en todo similares a los que todavía usamos nosotros o aquellos de nosotros aficionados a este tipo de cacharros, cuencos, ollas, lebrillos, morteros, etc.

La epigrafía está bien representada con una enorme estela de granito rosa muy fragmentada pero en la que se aprecian las inscripciones jeroglíficas y apenas las correspondientes griegas, del siglo II a. d. C., correspondiente a Ptolomeo VIII. Igualmente en este campo hay dos preciosas naos en granito negro, una de ellas la llamada "de las décadas" con el calendario astrológico más antiguo que se conoce. Igualmente curiosa, una estela de Nectanebo I también en granito negro.

Es un placer pararse a contemplar las estatuas colosales de lo que se supone son un faraón y su esposa y a los que, sin demasiada convicción, las informaciones consideran Ramsés II y, cómo no, Nefertiti. Obviamente, buena parte de las piezas parecen haberse originado en otros puntos de Egipto y haber ido a parar a lo que en los tiempos de los lágidas debían de ser ricos centros comerciales y puertos.

El mar ha devuelto estos tesoros prácticamente intactos. Como no parece que el hundimiento de las dos ciudades y el puerto de Alejandría fueran producto de algún cataclismo sino que se fue produciendo paulatinamente, las piezas se han conservado íntegras, con algunos inevitables desperfectos que se han producido en aguas tan contaminadas como las del Mediterráneo. En realidad, las muestras de ruptura, quebrantamientos con violencia que a veces se observan, en las naos, en varias esfinges, han de atribuirse al vandalismo de los cristianos. Desde que el emperador Teodosio declaró el cristianismo religión oficial del Imperio, los cristianos se dedicaron a agredir a los "infieles", a quemar sus monumentos y destruir sus altares y dioses. La historia del cristianismo como religión perseguida y perseguidora se remonta a sus mismos orígenes.

Merece la pena ver la exposición, aunque sea de lamentar que, por la situación de las piezas, muchas de ellas estén al alcance de la mano de los visitantes y estos, a su vez, con cierta frecuencia no se priven del placer de pasarla por el lomo de alguna esfinge o los símbolos de una estela.

Por último, dejo aquí un vídeo que he pillado en Youtube y que explica muy bien la exposición, dando la palabra a veces al propio señor Goddio.

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divendres, 25 d’abril del 2008

Crónica de la Corte.

CURAS HASTA EN LA SOPA

Cuando los liberales de verdad, los de antaño, querían atacar la demasía intervencionista del socialismo sacaban a relucir la famosa consigna del Partido Laborista británico con la que éste quiso propagar su idea del Estado del bienestar, "Seguridad de la cuna a la tumba". Ahora, estos otros meapilas que se hacen pasar por liberales e insultan desde una emisora de los obispos y gobiernan en la Comunidad de Madrid han hecho lo mismo pero con los curas. La Iglesia, que no conoce pausa ni descanso y está siempre al acecho a ver cómo puede acaparar más poder sobre los ciudadanos (más biopoder diría Foucault), cómo puede controlarlos más, imponerles sus dogmas y sus creencias, les guste o no, ha colocado a los curas en los comités de ética de los hospitales de la Comunidad de Madrid para que "asesoren" sobre la vida o la muerte de la gente, sobre si las mujeres deben o no abortar, con independencia de si esa misma gente quiere tal cosa o no; con independencia, por supuesto de sus creencias religiosas.

El socialismo era malo por intentar proteger a las personas del infortunio desde la cuna a la sepultura; pero que haya curas interviniendo del mismo modo, desde el nacimiento hasta la muerte, no solo parece bien a estos liberales de chicha y nabo sino que, dando más prueba de liberalismo si cabe, se lo imponen al personal por decisión administrativa sin que nadie pueda optar por otra cosa, sin que haya "libertad de elección" que es lo que más dicen apreciar los liberales. Liberalismo, sí señor; liberalismo de la señora Aguirre que es exactamente igual que el liberalismo de Francisco Franco con quien la dicha señora dice no tener concomitancia alguna. De entrada, meter a los curas en el lecho de la gente, incluso en su lecho de agonizante.

¿Y si yo no quiero que un cura meta sus narices en mis últimos momentos? Esta claro, ¿no? Gracias al gobierno de liberales, tengo que tragármelo. ¿Y si soy judío practicante o musulmán, pongamos por caso? ¿Autorizará un cura cuidados paliativos a un hereje o querrá prolongarle la "vida" entre horribles sufrimientos para que tenga oportunidad de ganarse el cielo?

Esta insistencia de los reaccionarios de misa y olla que ahora se hacen llamar "liberales" con un descaro que sólo puede salir de las sacristías, esta contumacia en meternos a los curas en todas partes es indignante. Que tengamos que tragarnos a esta manga de parásitos y sinvergüenzas metomentodo entre los cuales a saber cuántos serán pederastas queramos o no por ucase de doña liberal es un atropello que espero que corrija el Tribunal Constitucional como se merece, una sucia maniobra del Gobierno regional en connivencia con lo más reaccionario de la jerarquía y, además, en secreto, huyendo de la publicidad. ¿Hace falta recordar a Kant cuando decía que todo aquello que no puede hacerse público es malo?

En el ínterín, ¿qué nos jugamos a que los becarios que la Iglesia tiene repartidos por todos los medios bajo el nombre de periodistas empiezan a denostar lo que llaman el "trasnochado anticlericalismo"? Criticar la injerencia de los curas en los aspectos más íntimos de la vida de las personas es "anticlericalismo trasnochado"; tenerlos hozando (y, probablemente disfrutando) en la agonía de la gente es una muestra de clarividencia y racionalidad. Mil veces lo dirán y mil veces mostrarán su espíritu de monagos eunucos.

(La imagen es un chiste de Moloch aparecido en un semanario satírico francés en 1870/71)


INSULTANDO AL REY

El señor alcalde de Puerto Real (vaya por Dios, qué casualidad) ha puesto al Rey de chupa de dómine y, aunque parece haber renunciado al placer de colgarlo con las tripas de un obispo, también ha dejado guapo a su padre; al padre del Rey, digo.

Como republicano que aspira a ver el restablecimiento de la República en mi país merced a un referéndum específico sobre la forma de Estado y gobierno que se nos hurtó desde 1975, no seré yo quien se incomode porque se critique al Rey. Al Rey o al sursum corda. Pero, que yo sepa, para criticar no es imprescindible insultar. Y este alcalde, José Antonio Barroso ha llamado "crápula" a Juan Carlos de Borbón y otras lindezas lo que me parece mal. Sin embargo, tampoco me parece bien que esos insultos sean perseguibles de oficio porque la persona del Rey y la Corona tengan un tratamiento especial en el Código Penal, dimanante de la disposición constitucional 56, 3, "La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad" y que crea una situación absurda: la de que alguien que no es responsable de nada ejerza la más alta magistratura de un Estado de derecho. Porque, además del absurdo de esta evidente contradicción, un principio elemental de dignidad recíproca manda que quien no es responsable no puede exigir la responsabilidad a los demás. Y menos por persona interpuesta. Pero es que, además, la Constitución dice que la persona del Rey "es inviolable" y, si esto quiere decir algo, sólo pueden ser dos cosas: a) la persona del Rey es inviolable porque el que la viola se la carga, en cuyo caso esa misma persona no puede estar exenta de responsabilidad; o b) la persona del Rey está por encima de toda violación imaginable, en cuyo caso insultarlo no debiera estar perseguido.

Si el Rey quiere responder al alcalde de Puerto Real que se querelle contra él por injurias, como todo hijo de vecino y, para ello, que renuncie a su prerrogativa de irresponsabilidad. Claro que, ya puestos, podía renunciar a su prerogativa real en conjunto y dar paso al referéndum supracitado.

Por último, una sugerencia para el señor Alcalde, don José Antonio Barroso: promueva un cambio de nombre del pueblo de Puerto Real a Puerto de la República. El camino, alcalde, se hace al andar; no al insultar.

(La imagen de Juan Carlos I es una foto deSalamancaBlog.com, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 24 d’abril del 2008

El miedo.

La sensación que trasmite magistralmente la peli de Manuel Gutiérrez Aragón que se acaba de estrenar es el miedo, el miedo viscoso, silencioso, reptante, omnipresente, invisible pero perceptible en la sociedad vasca. El miedo que ha encanallado de tal forma a la gente que ya los amigos no defienden a los amigos sino que si alguno de ellos se atraviesa en el camino de los etarras, de los terroristas o de sus cómplices y sufre las consecuencias, prefieren no darse por enterados. En las familias no se habla de política; en las cuadrillas , menos. No se habla de política. No se habla, a secas. Se hace como si no sucediera nada y, cuando a alguien normal y corriente, de esos que trabajan en un puesto de peaje de una autopista o en una cadena de un supermercado, le descerrajan un tiro y le vuelan la cabeza, tú no has visto nada, no sabes nada, no te has enterado de nada. Hace unos años, incluso, los más acojonados de todos decían "algo habrá hecho". Al parecer, ya no se dice, pero a la gente le queda mucho hasta hacer frente a los asesinos y a sus cómplices, hasta volver a caminar erguida y mirando a los demás a los ojos.

La peli está muy bien hecha. El director, que tiene mucha experiencia y oficio y un largo recorrido, ha metido en ella todas las imágenes, referentes, emblemas, formas y actitudes que son propias del terrorismo: asistimos a prácticas de tiro, un atentado, kale borroka, manifestación en el casco viejo, pintadas, boicots, amenazas, un tiroteo, un asesinato, lo que constituye el mundo vital del terrorismo. Se complementa con una presencia constante de la gastronomía, los platos exquisitos, el buen comer vasco, un alarde y las fiestas de la Semana Grande, al ambiente de la Universidad, el sinuoso papel de los curas en esta siniestra historia de locura colectiva.

Y no solamente está bien hecha sino que tiene una actitud inequívoca frente a los asesinos: mostrar su degradación moral, su fanatismo y, en el fondo, su estupidez, cosa que se observa muy bien en los comentarios y comportamientos de los tres miembros de lo que se supone que es un comando: auténticos cretinos. Todo ello aparece mezclado con una historia sentimental que no estoy seguro de que encaje bien en el ambiente de la peli; de hecho, crea casi un territorio exentoen el que acaba naufragando el guión, con unas escenas finales que carecen de todo crédito pues dibujan una situación que, que nosotros sepamos, no se ha dado en toda la historia de la organización ETA.

Por cierto, no había casi nadie en la sala, como una docena de personas y la peli acaba de estrenarse. Lo cual demuestra que estos temas del País Vasco y ETA a la gente al sur del Ebro le importan un pepino.