dissabte, 15 de març del 2008

El sistema electoral.

Leo que IU ha presentado denuncia ante el juzgado de guardia contra la ley electoral española por considerarla anticonstitucional dado que viola el derecho a la igualdad porque no respeta la proporcionalidad entre votos y escaños, lo cual es estrictamente cierto en perjuicio de IU y de UPyD así como también en menor medida (y no siempre) de los partidos nacionalistas que concentran el voto en algunas circunscripciones.

Al margen de que el procedimiento elegido sea o no el más adecuado, cosa que es indiferente y ya se resolverá, el asunto es bastante complejo. La desproporcionalidad del sistema electoral español es enorme. De hecho es más desproporcional que algunos sistemas mayoritarios, por ejemplo, el australiano. Y eso es injusto, obviamente porque es injusto (además de estúpido) que un sistema proporcional sea más desproporcional que uno mayoritario. El problema es que, además, es doblemente desproporcional, esto es, con respecto a los territorios y con respecto a los partidos y, aunque ambas desproporcionalidades estén conectadas, no son lo mismo.

Más problemático es que resulte anticonstitucional. La vigente Constitución señala (art. 68, 3) que "La elección se verificará en cada circunscripción atendiendo a criterios de representación proporcional" que es estrictamente lo que se hace en España elección tras elección. La desproporción resulta escandalosa cuando se agregan los resultados nacionalmente y se dividen los votos por los escaños obtenidos. Pero es que la Constitución ya se preocupa por excluir esa posibilidad de recuento nacional y taxativamente afirma (art. 68, 2) que "La circunscripción electoral es la provincia" y, con mucha astucia, para torcer la proporcionalidad de esa determinación en un país en que los pesos demográficos de las distintas provincias son extremadamente variables, asigna "una representación mínima inicial a cada circunscripción", con lo que, de hecho, en un número considerable de provincias, la representación personal queda viciada en favor de una representación territorial.

Aquí está el origen de la primera desproporcionalidad, la que hay entre territorios. Tómese un ejemplo de cualquiera de las provincias de baja demografía, por ejemplo, Teruel. En Teruel, 86.238 votantes (de un censo de 110.971) han elegido tres diputados (dos de adscripción directa y uno por población), lo que quiere decir que cada diputado turolense "cuesta" 28.746 votos mientras que en Madrid, con un censo de 4.343. 002 y 3.510.681 votantes para 35 diputados, cada diputado cuesta algo más de 100.000 votos, esto es, casi cuatro veces más que en Teruel.

Es decir, la Constitución es la primera en consagrar un sistema electoral que es de hecho desproporcional en cuanto a los territorios (y, por ende, en cuanto a los partidos; pero esto es más largo de explicar) con lo que se da la paradoja de que es la Constitución la que es inconstitucional. A ello se añade luego la vigente Ley 5/1985 de 19 de junio de Régimen Electoral General (LOREG) que fija en dos los diputados adscritos a cada circunscripción (LOREG, 162, 2) y uno a Ceuta y Melilla respectivamente, aumentando la desproporcionalidad territorial, al tiempo que determina que para la distribución de escaños a los votos obtenidos se emplee el método de los divisores de Victor d'Hondt (art. 163) que favorece claramente a los partidos mayoritarios, lo que incide en la desproporcionalidad por partidos.

Resumiendo, hay varias causas de desproporcionalidad, unas se encuentran en la Constitución y otras en la LOREG. Reformar el sistema electoral, en consecuencia, no será fácil. Tocar la parte de la Constitución (circunscripción provincial y atribución mínima de representación por provincia) requerirá, cuando menos, mayoría de 2/3 del Congreso, siempre que la reforma tenga mayoría absoluta en el Senado (CE, 167, 2); es decir, esta reforma es imposible sin el acuerdo de los dos partidos mayoritarios que son los que más se benefician del actual sistema electoral. Lo veo crudo. Cabría, sí, reformar la LOREG, sin olvidar que, por tratarse de una ley orgánica, necesitará la mayoría absoluta del Congreso, que tampoco es cosa sencilla, pero esa reforma no podría tocar las paredes maestras del edificio.No obstante, podrían introducirse algunas modificaciones que corrigieran bastante la desproporcionalidad del sistema, haciendo algo más de justicia a quienes ahora se ven discriminados. Hay tres posibles medidas que cambiarían bastante el resultado sin necesidad de revisar la Constitución: a) reducir a uno el número de diputados de adscripción automática por provincia; b) elevar a 400 la cantidad de diputados del Congreso; c) substituir el método d'Hondt por algún otro que haga algo más de justicia a las opciones minoritarias, como el Hagenbach-Bischoff, el Saint-Laguë, que dan más posibilidades a los partidos pequeños, aunque presentan otros inconvenientes.

Conviene no olvidar que un sistema electoral contiene las reglas básicas del juego democrático y la prudencia manda no tocarlas con frecuencia so pena de incurrir en graves problemas de gobernabilidad como sucede en Italia. Todos los sistemas electorales traducen opciones políticas y todos son más injustos para unos u otros. Obviamente, en el caso de España puede darse un acuerdo general respecto a la necesidad de reformar el sistema para hacerlo verdaderamente proporcional. Pero, insisto, esa es una opción tan legítima como cualquier otra. Por ejemplo, los sistemas mayoritarios (el más típico, el británico) son mucho más desproporcionales que el español. Por eso son mayoritarios. Ese menoscabo que sufre IU en España viene sufriéndolo el Partido Liberal en Gran Bretaña desde hace decenios y multiplicado por diez sin que parezca que los británicos consideren que su país deje por ello de ser una democracia. Su opción política no es conseguir una representación proporcional de las distintas fuerzas políticas, sino mayorías parlamentarias sólidas que no hagan precisos gobiernos de coalición. Y así lo han hecho. En España podríamos pronunciarnos por un sistema mayoritario (seguramente más desproporcional que el que tenemos) o uno proporcional. Lo irritante, creo, es lo que tenemos, un sistema proporcional desproporcional; irritante y absurdo.

Así están las cosas. Por último se me ocurre que, si hay una opinión suficientemente amplia, con bastante apoyo parlamentario para establecer un sistema proporcional de verdad, a lo mejor lo más sensato es echar una ojeada por ahí fuera, a ver qué sistemas consiguen esa proporcionalidad ideal y aplicarlo aquí sin más, en lugar de andar haciendo experimentos que pueden abrir un periodo de incertidumbre. Sin ir más lejos, el sistema alemán (mixto mayoritario/proporcional) es uno de los más proporcionales del mundo. Bastaría con copiarlo. Pero copiarlo bien, no como lo han hecho los italianos.

(Las imágenes son carteles electorales de distintas elecciones en España -1982, 1986, 1989 y 1996- que reproduzco aquí con permiso de mi tocayo y amigo Ramón Argilés).

divendres, 14 de març del 2008

Las cuitas de (parte de) la izquierda.

Durante su comparecencia pública para valorar el resultado electoral de IU el señor Llamazares adujo tres razones que a su juicio explican el acusado descenso de representación parlamentaria de la coalición que nació en 1986 en torno al PCE y como rechazo a la integración de España en la OTAN. A saber:

a.- El injusto sistema electoral.

b.- La dinámica fuertemente bipartidista del sistema político español.

c.- Los enfrentamientos internos en IU.

A estas razones, muchos de los analistas profesionales u ocasionales que en estos días aportan sus reflexiones para entender el fracaso electoral de la formación añaden una cuarta: la presencia del propio señor Llamazares en la Coordinación General de IU.

En un post anterior, del once de marzo, titulado Resaca I, trataba yo de aclarar por qué no eran convincentes las dos primeras razones del sistema electoral y la dinámica bipartidista. Quisiera ahora referirme a la tercera y la cuarta (enfrentamientos internos y presencia del señor Llamazares) que en el fondo son una y la misma, y añadir una quinta que los comentaristas suelen soslayar o mencionar sólo por sus aspectos más adjetivos y laterales.

La cuestión de los enfrentamientos internos tiene cierta importancia. Es difícil que el electorado confíe su voto para gestionar la cosa pública a quienes no son capaces de ponerse de acuerdo entre sí. Cierto que este estado desunión es endémico en una izquierda que, paradójicamente, se adjetiva "unida". Y también lo es que ello es herencia de la historia de la fuerza política, el Partido Comunista de España (PCE), en torno a la que cristalizó originalmente IU. Quien conozca la historia del PCE sabe que el partido nació de una escisión del PSOE y su historia ha sido una de escisiones, depuraciones, separaciones, divisiones y exclusiones, casi siempre al grito de "unidad". De hecho, el "argumento" que culpa al señor Llamazares de los malos resultados de IU es una enésima variante de este espíritu cainita.

Hay quien dice que esta observación no es cierta dado que en 1996 IU consiguió su mejor resultado electoral y su interior no era una balsa de aceite. Es posible que no, ya que las organizaciones comunistas o nucleadas en torno al comunismo pueden parecer balsas de aceite pero raramente lo son. Pero en 1996 no había ni punto de comparación con la majestuosa bronca montada en la organización desde hace meses. Ni punto de comparación.

A mi modo de ver el verdadero motivo del fracaso de IU es la carencia de un proyecto político, social y económico claro y distinto. Por supuesto, muchos dirigentes y militantes de la organización hablan de su "proyecto" al que suelen calificar de "ilusionante", "atractivo", etc, pero que jamás explicitan. A veces pretenden dibujarlo a contrario, como opuesto al de la denostada "socialdemocracia" y al PSOE. Como quiera que la socialdemocracia no pretende acabar con el capitalismo sino reformarlo, paliarlo, controlarlo, hacerlo más justo, la otra izquierda cree que resuelve el problema de su indefinición sosteniendo que es una "verdadera" izquierda (la otra no lo es, claro) porque es anticapitalista. Sin embargo, a estas alturas, a casi veinte años del fracaso de los sistemas comunistas, esto no quiere decir nada. No basta con afirmar que uno es "anticapitalista"; a continuación hay que exponer qué sistema pretende uno erigir en lugar del capitalismo.

Esa es la pregunta a la que IU no da respuesta porque no la tiene. Basta con mirar sus objetivos programáticos para darse cuenta de que son los mismos que los de la socialdemocracia, presentados en un lenguaje algo más izquierdista o radical. Nadie propone sustituir el libre mercado por la archifracasada economía de planificación centralizada; nadie la democracia "burguesa" por la dictadura del proletariado a la que en el colmo del delirio los comunistas de antaño llamaron "verdadera democracia". Todo eso se acabó y ahora las diferencias entre socialistas y comunistas son de matiz.

Al negarse a abordar este problema en su raíz los analistas y comentaristas de IU no consiguen aclarar la cuestión y toman los síntomas por la causa. Unos lamentan la posición subalterna de IU en relación con la socialdemocracia, como si pudiera ser de otra forma cuando se carece de un territorio específico y propio. Otros creen que el problema reside en que IU no sabe comunicar a los ciudadanos su "ilusionante" proyecto cuando es obvio que no se puede comunicar lo que no hay. Y otros, por fin, vienen a decir que la singularidad de IU reside en la pluralidad de sus corrientes, citando, entre otras, la ecologista, la pacifista y la feminista como si éstas, a su vez, fueran: a) perfectamente integrables entre sí, que no es el caso; y b) específicamente inherentes a la izquierda "anticapitalista", que tampoco lo es. Los ecologistas alemanes acaban de firmar un pacto de gobierno en un Land de la República con la Democracia Cristiana y si alguien ha hecho algo en España en pro del feminismo y la emancipación de las mujeres, ha sido la socialdemocracia. Los demás, hablan.

Por último, los más negados de todos, los más obstinados de la tradición anguitista, los de la teoría de las "dos orillas", pretenden fabricar un espacio específico para IU a base de sostener, contra toda evidencia, que la socialdemocracia y la derecha son lo mismo, es decir, a base de desplazar a la socialdemocracia hacia la derecha... en su imaginación pero no, rotundamente claro está, en la voluntad de millones de electores. Es cierto que la derecha y la socialdemocracia (la derecha e izquierda reales en las sociedades de hoy) son dos formas alternativas de gestionar el mismo modo de producción capitalista que ninguna cuestiona pero también lo es que reconocer este hecho no abre sin más un espacio nuevo para una hipotética fuerza de la izquierda no socialdemócrata sino que lo único que hace es dejar a ésta en una especie de limbo, oscilando entre la subordinación (pues son sus programas los que no se distinguen claramente mientras que sí se distinguen y mucho los de la derecha y la socialdemocracia) y la irrelevancia de la frase revolucionaria vacía.

¿Sangre nueva?

Uno de los resultados más llamativos y menos comentados de las elecciones ha sido la entrada de un partido nuevo, Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en la Carrera de San Jerónimo. Trátase de un partido "reactivo", organizado por quienes, insatisfechos con lo que juzgan escaso nacionalismo español del PSOE y el carácter reaccionario de las políticas del PP, han acometido la nada fácil tarea de poner en marcha un partido nuevo.

UPyD ha enviado al Congreso a la que junto al señor Savater, que no se ha presentado, es su cara más conocida, doña Rosa Díez. Ésta ha culminado su sueño de llegar al Congreso en una trayectoria inversa a la que siguen muchos otros políticos que empiezan en el Parlamento nacional y pasan luego amortizados a descansar a Bruselas. Da prueba así de enorme tesón y gran fuerza de voluntad. Otra cosa es que su peso real en la cámara (1/350) sirva para algo distinto que para mantenerla en un discreto ámbito público durante los próximos cuatro años en los que, en algunas ocasiones (investidura, debates sobre el Estado de la Nación, plenarios con explicaciones de voto) tendrá la oportunidad de hacer llegar su mensaje a la ciudadanía. La cuestión es ahora si ese mensaje tiene la consistencia precisa para que los ciudadanos acaben visualizándolo como algo distinto al "partido de doña Rosa Díez".

A los efectos me ha parecido interesante una aportación de don Euclides Perdomo acerca de las concomitancias del ideario de UPyD con las formaciones fascista y nazi de los años veinte y treinta del siglo pasado. Es una tesis provocativa y bien argumentada. Juzguen Vds. mismos si es convincente leyendo el texto de La Caudilla. "Euclides Perdomo" es un seudónimo. Sé muy bien a quién corresponde y no soy yo, que escribo mucho peor, ni lo revelaré por nada del mundo, salvo que él me pida que lo haga.

(La foto es de jmlage bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 13 de març del 2008

Resaca III. Los nacionalistas, a verlas venir.

Además del PP y de IU, los otros dos grandes perdedores de las elecciones del domingo pasado fueron Esquerra Republicana de Catalunya(ERC) y el PNV. Los de ERC en concreto sufrieron una mordida colosal de más de 355.000 votos, la mayor de todas las fuerzas políticas; se le ha ido más de la mitad de los votantes. ¿A dónde? Es un poco pronto para decirlo. Según el señor Acebes, al PSOE versión catalana. Pero según el señor Del Pino en su blog en Libertad Digital que, muy lógicamente, se llama Los enigmas del 11M en un post primero de una serie sobre los trasvases de votos, en realidad, de ERC sólo se han ido al PSOE unos 60.000 votos, otros 50.000 se han ido a CiU y casi 100.000 a la abstención. En fin, que conviene esperar; no tanto como hasta desvelar los enigmas del 11-M, pero si un tiempo prudencial.

Lo interesante de ERC no es a dónde se le han ido sus disconformes sino por qué se le han ido. Imagino que es lo que estará intentando averiguar el señor Puigcercós, quien ha abandonado el govern de la Generalitat para, dice, concentrarse en el partido al que, según otros, falta "liderazgo". No sé. Me da la impresión de que, en realidad, le sobra. El señor Carod Rovira es tan "previsible" como el señor Rajoy aunque en otro sentido, obviamente. Si el señor Rajoy se va siempre a lo más moderado, el señor Rovira se va a lo más antiespañol. Tengo para mí que muchos votantes de ERC están desconcertados con el carácter errático de la política de ERC. El nacionalismo de izquierda presenta dificultades conceptuales que no se disipan con consignas. Pronunciarse en favor de los desfavorecidos y, al mismo tiempo, en favor de la patria, con los favorecidos y los desfavorecidos no es fácil de argumentar. Y, si además de izquierda y catalanista, el partido es republicano al modo en que lo fue el viejo Maciá, el de la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica tiene uno que confesar que está uno lejos de su objetivo: aquí hay una monarquía y el Rey es Conde de Barcelona.

De momento, ERC ha perdido el grupo parlamentario en Madrid y será menos visible en la política nacional (o estatal) lo que, entre otras cosas, supongo querrá decir que el señor Carod Rovira tendrá que ir olvidando el referéndum de autodeterminación para 2012 entre otras cosas porque puede que para entonces el señor Carod Rovira tenga el peso político de Juan Español.

El otro partido hermano que se ha dado una chufa fenomenal es el PNV. Mucho más fenomenal de lo que parece a simple vista pues que haya perdido unos 115.000 votos quiere decir que ya no trae todos los votos que antes obtenía de una izquierda abertzale que tenía prohibido presentarse a las elecciones en 2000 y 2004, lo que les permitía tener siete diputados (y sin contar con el sempiterno señor Anasagasti, hoy aparcado en el Senado) que han quedado ahora en seis. Grupo parlamentario propio. Ya están mejor que IU.

A propósito de la izquierda abertzale, un pequeño comentario al margen. Los concejales de ANV en Mondragón han vuelto al consistorio, no condenan el atentado contra Isaias Carrasco, pero se solidarizan con su familia y enmarcan su sufrimiento en el que padece el pueblo vasco a cuenta del estado de excepción español. De verdad cada vez tengo más claro que el problema de los nacionalistas independentistas es de meninges. ¿Por qué no dicen, por ejemplo: "Vale, condeno el atentado de Mondragón y condeno igualmente el abominable estado de excepción español sobre mi amada patria."? Está claro, ¿no? porque quieren armarla. Quieren desobedecer la ley porque es "española" y no admiten que se les castigue por ello. Como, a pesar de todo se hace, supongo que están muy contentos teniendo mártires en las cárceles. Francamente lamentable.

Vuelvo a lo mío. Los socialistas vascos están crecidísimos: no solamente han ganado casi 100.000 votos y dos diputados, llegando a nueve, sino que son el único partido que sube en votos; todos los demás bajan: el PNV pierde unos 120.000, el PP unos 30.000, IU casi 50.000, EA 30.000 y Aralar 10.000; en total 240.000 votos que parte habrá ido a los socialistas y mucha más a la abstención. Atribuir ésta al llamamiento de ETA es como atribuirla a la Virgen de Fátima. Pero que no quede por el ánimo. En todo caso, como los sociatas están crecidos, el señor Ibarretxe tendrá que hacer con su referéndum de autodeterminación lo mismo que el señor Carod con el suyo, esto es, comérselo con patatas o posponerlo ad calendas. Mira por donde a lo mejor, gracias a la victoria del señor Zapatero, podemos pasar cuatro años sin que nos estén frotando las naciones por las narices de continuo. Sería fabuloso: los del PP berreando sobre la Nación Española, los de Batasuna sobre la Nación Vasca, los de ERC sobre la Catalana y los demás, a gobernar el Estado que es lo que nos interesa a todos, sin entrar al trapo de las naciones, dicho sea sin ánimo de ofender a bandera alguna.

(las imágenes son una foto de Eduardo Peiró y la de Ibarretxe de Inmamesa ambas bajo licencia Creative Commons).

El lado salvaje del capitalismo.

Siempre que pillo una peli de Loach la veo. No es que las haya visto todas porque tiene un montón, pero sí algunas, como La canción de Carla, Pan y Rosas, Mi nombre es Joe, Tierra y libertad, en fin... Es un hombre que tiene una claridad de juicio sobre la realidad de nuestras sociedades, sobre las condiciones reales de vida de la gente y lo expone de forma tan acertada, con tal epíritu cinematográfico, con historias reales que lo dejan a uno impactado. Esto reza con todas excepto Tierra y libertad, en la que me parece que toma partido en los acontecimientos de Barcelona de 1937 por un bando equivocado en definitiva, por puro romanticismo. Esto es, por razones románticas yo también puedo creer que, al machacar a los anarquistas y a los trostkystas, los comunistas reventaron toda posibilidad de revolución en la zona republicana. Pero no se me oculta que, si el enfrentamiento lo hubieran ganado los partidarios de la revolución, no habría zona republicana porque la guerra se habría perdido. La guerra se perdió de todos modos porque era una guerra de una milicia contra un ejército, pero se demoró dos años más; si ganan los de la revolución, duran tres meses.

Las demás películas de Loach retratan la realidad. Ésta, por ejemplo, pone al desnudo el carácter inhumano de la acumulación capitalista. Sólo es posible hacer fortuna explotando a nuestros semejantes, especialmente si son inmigrantes ilegales a los que podemos contratar por nada y, encima, no pagar cuando no nos dé la gana. Los seres humanos en el libre mercado, desamparados por la ley, incluso perseguidos por ella al tratarse de ilegales, no valen nada. Este "mundo libre" es un lugar inmundo en el que el lujo se asienta sobre la explotación de mano de obra en condiciones de esclavitud, circunstancia de la que se aprovechan mafias, delincuentes que explotan la mano de obra a través de agencias de contratación temporal, empresas que han florecido como campo de mayo al amparo de la práctica desregulación del mercado laboral en los viejos Estados del bienestar, en los que apenas queda ya protección jurídico-laboral.

La historia es muy dura y tiene a veces cierto toque melodramático con esa historia del niño que va haciéndose más y más increible hasta culminar en un secuestro inverosímil; el resto por lo demás es, como diría algún protagonista de Loach, fucking real.

Es muy de reseñar una conversación que se da en un banco de un parque entre un padre, honrado trabajador jubilado que vive decorosamente en su modesta jubilación y la hija treintañera, madre soltera que ha hecho de todo en la vida, en todo tipo de trabajos temporales, intermitentes, de mierda en una palabra. Ahí es además donde empieza a verse una trampa perversa en el capitalismo por la cual incluso quien va animado con las mejores intenciones acaba poniendo en práctica las peores sin poder evitarlo. Es cosa de supervivencia.

La historia es muy rápida y está muy bien contada. Los tipos procedentes de los más diversos países. Y un galimatías lingüístico entre el broken english de los inmigrantes y el cokney o semicockney si existe este término de los nativos.

Llama la atención con qué facilidad puede hacerse dinero en nuestra sociedad explotando a los demás. Este Loach es un puto rojo.

dimecres, 12 de març del 2008

Resaca II. Rajoy se queda.

Los resultados de las elecciones no habían sido nada malos para el PP. En realidad fueron excelentes para lo que cabía esperar de su lamentable ejecutoria de cuatro años; más que excelentes, casi milagrosos. No es fácilmente comprensible que haya más de diez millones de compatriotas que voten una opción hecha de agresividad, intemperancia, demagogia, embustes y opciones retrógradas. Pero los hay y el señor Rajoy es su hombre, igual que el señor Zapatero lo es para otros once millones que piensan de forma distinta. La misma noche del nueve de marzo, ya con los resultados, no me parecía que el señor Rajoy tuviera que plantearse necesariamente su dimisión como dirigente del PP al igual que anunciaba la suya el señor Llamazares como dirigente de IU.

Pero la percepción dentro del PP y especialmente en sus medios de comunicación y entre sus periodistas adictos era distinta y bastó que el dubitativo señor Rajoy vacilara algo más de la cuenta y se despidiera de sus partidarios con un ominoso "adiós" para que se pusieran en marcha dos frenéticos envites, uno para empujarlo a abandonar del todo y otro para conseguir que se quedara. Entre los primeros, los más señalados periodistas del PP. El Mundo traía un editorial al día siguiente titulado El PP debe renovarse (no pongo enlace pues es de pago) en el que se defendía la substitución del señor Rajoy por el señor Rato, la señora Aguirre y ¡hasta el señor Gallardón! Mal tenía que estar viendo las cosas el diario de la derecha para apuntar la candidatura del alcalde de Madrid, a riesgo de que le diera un soponcio al señor Losantos, pendiente de una querella por injurias y calumnias que le ha puesto el primer edil madrileño. En la COPE también se pedía la "renovación" en el PP.

Todavía después de conocerse que el dicho señor Rajoy había optado por seguir en su puesto, en mitad de los fervorosos y unánimes aplausos de los asistentes al Comité Ejecutivo Nacional del PP, convocado al efecto, el señor Anson, Presidente del recientemente fundado El Imparcial, en un artículo titulado Rajoy, con honor, a la reserva, pedía la retirada del Presidente del PP para dejar paso a alguien nuevo. Igualmente también ayer en una conferencia de prensa del siglo XXI, el señor Ramírez calificaba de "gran equivocación" la decisión rajoyiana de quedarse "por el bien de España" y para ganar las elecciones de 2012.

Estos movimientos no son sino las primeras escaramuzas. Aunque el Comité Ejecutivo Nacional se convocó, en principio, para analizar los resultados de las elecciones, no analizó nada ni hizo autocrítica alguna sino que se limitó a cerrar filas tras su jefe y todos los llamados "barones" le prestaron su apoyo entusiasta, desde el "tapado" Francisco Camps hasta la Thatcher española, señora Aguirre, pasando por la promesa truncada de Pizarro y todos los demás. No oí nada de los señores Fraga y Aznar, aunque supongo que el señor Rajoy habrá consultado previamente su decisión con ellos. La idea del Presidente del PP es adelantar el congreso ordinario del partido a junio y presentarse allí a revalidar su posición en el entendimiento, que él mismo ha mencionado, de que cualquiera puede presentarse también. Aunque sea poco probable que lo haga alguien, cuenta habida del cerrado apoyo que ha recibido su candidatura.

¿O sí? La divisoria es clara: el partido está con el señor Rajoy; los periodistas, sobre todo los más influyentes, de El Mundo y la COPE, en contra. No obstante, como la derecha es menos suicida en estos asuntos que la izquierda, es muy probable que, si los periodistas ven que el partido cierra filas tras el señor Rajoy, ellos lo hagan también pues saben que lo importante es mantener la unidad. Compárese de paso esta actitud con la que prevalece en el seno de IU.

Ahora bien, aunque los partidarios del señor Rajoy señalen que ha mejorado los resultados de 2004 y que ha mantenido unido al partido en estos cuatro años y aunque los periodistas que piden su relevo también reconozcan sus muchos méritos, lo cierto, el hecho desnudo, es que el PP dirigido por el señor Rajoy ha perdido las elecciones. Y eso no hay modo de minimizarlo o ignorarlo. La conclusión que me parece más clara es que la táctica de la agresividad, la bronca permanente, la descalificación, la demagogia y los embustes no da buenos resultados. Dado que esa línea política del PP se ha elaborado sobre todo en la red de medios a su servicio quienes debieran dimitir en lugar de pedir la dimisión de los demás son quienes como el señor Ramírez y el señor Losantos llevan años marcando la línea ideológica y política del PP. Y, con ellos, debiera irse la guardia pretoriana que ha rodeado al señor Rajoy estos años, especialmente los señores Acebes y Zaplana, por citar a los dos que más reacciones de rechazo suscitan.

No sé si el señor Rajoy conseguirá llegar políticamente vivo al año 2012 y menos sé si por entonces ganará o no las elecciones, pero me atrevo a pensar que, si lo hace, esto es, si llega políticamente vivo y gana las elecciones, no será repitiendo el modelo de estos últimos insufribles cuatro años.

Pero nunca se sabe. Al fin y al cabo, diez millones de votos avalan esa forma de hacer política. En el PP, en consecuencia, se abren paso dos interpretaciones: la de quienes piensan que hay que moderar el tono y abrirse al centro político, evitando la identificación con la derecha bronca y la de quienes creen que el único error ha sido no armar más bronca, no ser más intransigentes y agresivos. Según quién gane esta pelea al interior del partido así serán los próximos cuatro años.

(La imagen es una foto de Movimente bajo licencia de Creative Commons).

EEUU. La pugna sigue.

Las recientes elecciones españolas no pueden hacernos olvidar las otras de los EEUU que están produciéndose simultáneamente y que también tendrán considerable impacto en nuestro país y en el mundo entero en los próximos cuatro años. El sábado pasado el senador Barack Obama ganaba el caucus de Wyoming por 61% contra 38% de la señora Clinton y ayer, martes, triunfaba en las primarias del Estado de Mississippi (que envía treinta y tres delegados a la convención) por 59% contra 43%. Por cierto, que todas las pautas de estas elecciones se han repetido. Mississippi tiene un 36% de población negra y nueve de cada diez negros demócratas han votado por Mr. Obama mientras que siete de cada diez blancos también demócratas lo han hecho por Mrs. Clinton. En el campo republicano, el sábado no hubo nada en Wyoming en donde ya se habían celebrado las convenciones para decidir candidato el cinco de enero, pero sí hubo primarias ayer en Mississippi que ganó John McCain con el 79% del voto, cosa lógica dado que el señor Huckabee se ha retirado. Los republicanos no presentan ya mayor interés. De hecho hasta es posible que McCain se presente en la convención de su partido con su ex-rival Mitt Romney de candidato a vicepresidente.

El lío sigue estando en el campo demócrata. Al margen de los 33 delegados de Mississippi, los números son los siguientes: el señor Obama cuenta con 1369 delegados y 247 superdelegados mientras que la señora Clinton tiene 1226 delegados y 211 superdelegados, claramente por detrás. No extrañará pues que Mr. Obama haya rechazado una oferta de Mrs. Clinton de formar equipo con ella como vicepresidente asegurando que no se presenta a vicepresidente sino a presidente. En verdad, es una oferta un poquito altanera, teniendo en cuenta que es la señora Clinton quien va perdiendo. No obstante recuérdese que los partidarios de que haya un ticket único, Obama/Clinton o Clinton/Obama mantienen viva la esperanza que, por cierto, cuenta con el apoyo de Fidel Castro que lo considera "ticket ganador".

De aquí a finales de abril, en que se producirán las primarias de Pennsylvania, con 151 delegados demócratas, ya no hay más contiendas electorales, pero tendremos ocasión de hablar de la campaña porque raro es el día en que no sucede algo. Lo último esta vez han sido las declaraciones de la que fuera candidata a la vicepresidencia con Walter Mondale en 1984 en el sentido de que la expectación que levanta la candidatura del señor Obama se debe a que es negro. Al señor Obama le ha faltado tiempo para protestar y pedir que se desautorice a la señora Ferraro, que hace campaña a favor de Mrs. Clinton. Esta última, en efecto, ha dicho que rechaza las observaciones de la señora Ferraro. No estoy muy seguro y es posible que se me escape algo pero no acabo de ver qué tiene de condenable el juicio de la señora Ferraro. Me parece evidente que parte del impacto de la campaña de Mr. Obama se debe a que es negro igual que parte del de la de la señora Clinton se debe a que es mujer. ¿O no?

Da la impresión de que se estén desorbitando las cosas.

dimarts, 11 de març del 2008

Cuarto aniversario.

Se cumple hoy el cuarto aniversario del mayor atentado terrorista en la historia de Europa. Un atentado de tal impacto que llevó al entonces gobierno del PP, responsable de haber metido al país en una guerra sumamente impopular en el Irak que lo había provocado, a la convicción de que, si se probaba que el crimen era obra de terroristas islamistas, perdería irremisiblemente las elecciones. Y de esta convicción saltó a la muy insensata conclusión de que tenía que escamotear los hechos a la opinión pública, mentir a ésta, engañarla, insistir en que lo que a todas luces parecía ser "A" porque era "A", en realidad era "Z". Un empeño tan inmoral como estúpido que no solamente le costó perder las elecciones sino que tuvo atrapado a su partido, el PP, durante cuatro años en una maraña de fabulaciones, embustes, más mentiras, delirios y puras mentecateces, tratando de ocultar su embuste originario y de dar un vuelco a la situación, desalojando al PSOE del gobierno.

Hoy, cuatro años después, los tribunales han hablado dejando clara la autoría de los crímenes de Atocha y enviando a los culpables que aun están vivos a la cárcel con largas condenas. Al mismo tiempo, el PP ha vuelto a pagar en las urnas el precio de haber pasado los últimos cuatro años dando pábulo a las estupideces de la llamada "teoría de la conspiración", es decir, ha vuelto a perder las elecciones.

Pues bien, los principales fabuladores de las patrañas sobre la "verdadera" autoría de los atentados de Atocha, siguen en sus trece si bien su eco es hoy infinitamente menor. No obstante, no tengo claro que, en una última pulsión suicida, el PP no se decida a alinearse de nuevo con estos charlatanes de crecepelo. Al fin y al cabo, algunos de los principales responsables del gigantesco intento de fraude de 2004, los señores Rajoy, Acebes, Zaplana, siguen en sus puestos. Que sigan.

Mientras tanto, los demás rendimos homenaje a las víctimas de aquellos crueles atentados.


Resaca I.

Silenciadas las fanfarrias, acallados los clamores, apagadas las luminarias, después de una noche de reparador descanso, se impone una reflexión más serena sobre lo sucedido el domingo pasado. A las elecciones les ocurre como a los terremotos que primero te sacuden y sólo más tarde vas tomando conciencia del alcance del desastre. Al día de hoy, en que ya se han anunciado movimientos en tres de las fuerzas políticas que han salido descalabradas, puede verse mejor cuáles son las posibilidades de cada uno.

Aunque por razón de su importancia numérica correspondería tratar en primer término al PP, el hecho de que esté prevista para hoy una "importante" declaración de su líder, señor Rajoy, que ya parecía la dueña dolorida la noche del domingo, aconseja aplazar el comentario a mañana y comenzar el de hoy con IU y el señor Gaspar Llamazares.

La coalición de izquierda fundamenta su agravio en dos tipos de consideraciones: uno de carácter "técnico" y otro más de "fondo". En cuanto al técnico, la crítica se dirige a la injusticia del sistema electoral y la necesidad de reformarlo. Sin negar que el sistema electoral es bastante absurdo ya que, siendo oficialmente proporcional, tiene efectos más desproporcionales que algunos sistemas mayoritarios, la pretensión de reforma es endeble por varios motivos. En primer lugar es poco viable ya que la reforma del sistema necesitaría el acuerdo de los partidos que se benefician de él, lo que es poco probable. Téngase en cuenta además que se benefician prácticamente todos los partidos excepto los pequeños de ámbito estatal, esto es, los grandes de ámbito estatal y algunos pequeños de ámbito autonómico, mientras que otros se ven perjudicados pero no tanto como IU y UPyD. Perjudicados, pues, claramente IU y UPyD, en total, tres diputados, poca cosa para presionar a la cámara.

Pero es que, además, está por ver que sea conveniente reformar el sistema en un sentido que favorezca a los pequeños partidos de ámbito estatal, lo que podría llevar a un multipartidismo atomizado que haría el sistema ingobernable, como sucede en Italia. Porque supongamos que el sistema permitiera que el 3,8% del voto de IU se convirtiera en el 3,8% de los escaños, esto es, 13/14 diputados. Tampoco esa cantidad de escaños avalaría los discursos algo grandielocuentes de la izquierda "transformadora". Con 12/13 diputados se "transforma" poco. ¿Por qué no consigue IU el 35/40% del voto, lo que le daría una representación que le permitiría actuar con eficacia? Porque tendría que pasar de un discurso minoritario a otro mayoritario, y no quiere; quiere seguir siendo minoritaria (porque se ve más auténtica) pero también condicionar las decisiones mayoritarias y eso no suena bien, ¿verdad? Acusar a la "socialdemocracia" de aguar su discurso izquierdista para satisfacer a las masas y ganar elecciones, y pretender luego que esa socialdemocracia aplique las medidas que propone la minoría "transformadora", incluso "revolucionaria", no es congruente.

Ello nos lleva a las cuestiones del "discurso", las que llamábamos antes "de fondo", lo que obliga a empezar por el sedicente "voto útil". Esa es queja frecuente de IU que ayer vino avalada por el señor Acebes cuando, con su habitual objetividad, dictaminó, prácticamente sin saber de qué hablaba, que muchos electores socialistas habían votado al PP mientras que los de IU y los nacionalistas radicales lo habían hecho al PSOE. Pruebas no presentaba ni una. De ese modo lo mismo puedo decir yo (y hasta me parece más lógico) que los electores socialistas pueden abstenerse o no, pero no votan al PP; en cambio, sí veo a muchos electores de IU, de esos que dicen que PP y PSOE son lo mismo y que heredan el tradicional odio de los comunistas a la socialdemocracia, votando al PP antes que al PSOE. Así que lo del voto útil vamos a esperar un poco para aclararlo.

Pero es que hay más. Esa permanente acusación de IU y su entorno en el sentido de que el PSOE no es la "verdadera" izquierda sino que es, en el fondo y la forma, la cara amable de la derecha, presupone que IU sí representa un genuino contenido de izquierda y pienso que sería bueno que, de una vez por todas lo especificara. A los diecisiete años del estrepitoso hundimiento de los sistemas comunistas (por cierto, sin que los comunistas hayan dado una explicación aceptable de tan portentoso hecho) exactamente ¿en qué consisten las propuestas comunistas ahora y para el futuro? ¿En qué se distinguen de las socialdemócratas? La fórmula de la campaña de IU nos da la clave: "más izquierda"; esto es, no hay diferencia alguna con la socialdemocracia sino solamente una cuestión cuantitativa. Que yo sepa, la izquierda de IU, el PCE, no propugna la socialización de los medios de producción, ni el establecimiento de la dictadura del proletariado, acepta la democracia formal ("burguesa") y hace muchos años que no habla ya de "expropiar a los expropiadores".

Si la diferencia entre la "izquierda de la izquierda" y la mera "izquierda" es cosa cuantitativa pero no cualitativa, ¿qué de extraño tiene que IU carezca de un perfil nítido, claro, diferenciable del de la socialdemocracia? No voy a recordar cómo cuando la socialdemocrcia europea (junto a otras fuerzas políticas democristianas y hasta liberales) erigió el Estado del bienestar, la "verdadera izquierda", el comunismo, lo rechazaba considerándolo una artimaña de la burguesía para engañar al proletariado y seguir explotándolo. Hoy esas misma izquierda pretende dar lecciones a los demás acerca de cómo proteger y conservar las grandes conquistas del Estado del bienestar como los sistemas públicos de pensiones, la seguridad social universal pagada con cotizaciones y no por capitalización, la contratación colectiva, el seguro de desempleo, la educación universal y gratuita. Ha pasado de atacarlos por falsos a defenderlos por verdaderos y a acusar a quienes los pusieron en marcha de traicionarlos. En verdad es demasiada suficiencia.

La izquierda tiene que aclararse y resolver esa división entre la comunista y la socialdemócrata que no lleva a ningún sitio. Y, probablemente, lo más sensato para resolverla sea la configuración de una organización unitaria que forzosamente habrá de hacerse bajo la hegemonía socialdemócrata que tiene mucho más apoyo que la izquierda comunista. Aquí surge de nuevo la última crítica que estos días ha venido formulando el señor Llamazares y que viene a ser su último refugio: el bipartidismo tendencial de la sociedad española niega, agosta su natural pluralismo. Dicho así, parece verdad; pero sólo lo parece, ya que es una falacia. Los EEUU son un país bipartidista estricto: ¿cree el señor Llamazares que la sociedad estadounidense (que comprende muchas razas, religiones, culturas) es menos plural que la española? ¿Lo es la sociedad inglesa, también básicamente bipartidista? El pluralismo social y el sistema de partidos no tienen mucho que ver.

Mañana examinaremos la resaca del PP y, al día siguiente la de ERC, la otra gran perdedora del domingo pasado.

(La foto es de Jaume d'Urgell bajo licencia de Creative Commons)


¿Qué decís que sos?

Última entrega de la prolífica obra de Mario Benedetti; reflexiones en prosa poética y aforismos a la altura de sus ochenta y ocho años de mirada irónica, comprometida con su ya largo tiempo, lúcida, compasiva y de buen talante. En verdad es extraño cómo un hombre que lleva tantos años escribiendo literatura (fundamentalmente novela, narración corta, poesía, teatro y ensayo) que tiene un amplio reconocimiento en el mundo de habla hispana y ha sido traducido a más de veinte lenguas, no ha obtenido mayor reconocimiento público en un ámbito en el que, con muchos menos merecimientos, otros acumulan premios, incluso no solicitados. Quizá se deba a la personalidad del autor, concentrado en su obra y en su actitud de izquierda, consistente pero poco publicitada; quizá se deba al carácter de su literatura, sólida, pero no deslumbrante, pulcramente escrita, pero como familiar, cosmopolita y, al mismo tiempo, anclada en una mirada castizamente montevideana.

Si tuviera que buscar paralelismos a las obras de Benedetti, por los temas que trata, los personajes que crea, las situaciones que imagina, me iría sin dudarlo a la mejor tradición de la literatura rusa, especialmente a Gogol y también a Dostoievsky, aunque sin el patetismo del autor de Karamazov. Por formación de joven, educación y afición, Benedetti retrata magistralmente la vida cotidiana de la gente anónima, oficinistas sobre todo, clases medias urbanas que luchan por mantenerse a flote a veces en condiciones difíciles y en cmplicadas situaciones anímicas que Benedetti suele describir con maestría.

Buena parte de la obra de nuestro autor muestra frecuentes destellos autobiográficos, reflexiones sobre la vida, especialmente el paso del tiempo que, a estas alturas de su existencia, se ha convertido en una comprensble obsesión, balances del recorrido, las inevitables comparaciones entre los propósitos iniciales y los resultados, el decaimiento y el valor de la experiencia. Un mundo rico y abigarrado que no puede resumirse en unas líneas, salvo que lo intente el propio autor, como hace con esta obra, especie de quintaesencias de sus preocupaciones.

Vivir adrede consta de tres partes, una primera que se llama "vivir", una segunda de nombre "adrede" y una tercera, "cachivaches". Las dos primeras, entre las cuales no percibo diferencias de forma ni de contenido, forman el grueso de la obra, especialmente la primera, "vivir". Son relatos breves de una cara o cara y media y temática ensayística muy variada tratada con originalidad: ("Todo mandante, ya sea el mandamás como el mandamenos, se afana (sobre todo cuando afana) en no ser sencillo." -pág. 1); a veces con un giro filosófico ("En primera instancia somos un desatino y en última instancia un disparate. No sé quién se habrá ocupado de crearnos, tan indefensos, tan soberbios, tan inauditos, tan curiosos.-pág. 55); a veces crítica política ("Una loca ambición del miserable suele ser el poder".-pág. 64); reparación de injusticia ("Ah desaparecido, parecido, sido, ido. Nunca más te esfumes, por más que el tiempo pase, no vamos a perdonar lo imperdonable. Mientras tanto, confiemos en que cada uno de los desaparecedores reciba el castigo de su propia conciencia); o perspectiva metafísica ("De la nada a la nada pasa una historia efímera, esa imitación del algo que se llama vida, un lapso en el que amamos, respiramos, creemos y descreemos, repartimos semillas en los surcos que esperan y asumimos proyectos a largo o larguísimo plazo.-pág 8).

La tercera parte del libro, Cachivaches es una colección de aforismos, género difícil ya que se trata de ser breve y profundo al mismo tiempo; género muy difícil como se ve también aquí, por cuanto unos le salen y otros, no. Es imperdonable escribir: "Mi economía es lo contrario de la econotuya." (pág. 139) o que "Los pordioseros piden por Dios y por Eros" (pág. 137). En fin, a propósito de lo que se puede perdonar y lo que no, queda bien saber que "En los perdones siempre hay una pizca de hipocresía."