dissabte, 2 de febrer del 2008

Acabar con las corridas de toros.

Parece que TVE1 no volverá a retransmitir corridas de toros. Sabia decisión. Enhorabuena. Un paso más para acabar con este espectáculo que tiene mucha estética, desde luego, es tradicional y popular en España y está tan imbricado en la cultura española que gran cantidad de sus expresiones forman parte de siempre de la lengua coloquial, como "estar para el arrastre", "dar la puntilla", "torear mirando al tendido", "faena de aliño", "entrar a matar", "salir a hombros", "no hay quinto malo", etc, etc.

El problema es que esta fiesta, este espectáculo, descansa sobre el sufrimiento, el martirio y muerte atroz de unas pobres bestias que no han hecho mal a nadie. Es decir, el espectáculo es muy hermoso pues todo en él lo es, desde los colores, los atuendos, las fanfarrias hasta el arte del toreo propiamente dicho, la lidia que es una especie de trágico ballet en el que a plena luz del sol la inteligencia y la agilidad tratan de burlar a la fuerza bruta. Con el morboso aliciente añadido de que, a veces, no lo consiguen y el torero pierde la vida en su empeño. Montado sobre la crueldad, el espectáculo no puede tener dimensión estética alguna. Pero admito que la crueldad parece ejercer un atractivo morboso sobre los seres humanos. Ver sufrir a un animal no provoca a mucha gente sentimientos de compasión sino una especie de exaltación que le hace disfrutar. A mayor sufrimiento del animal, más disfrutan quienes los contemplan. Debo advertir que no por ello se me antoja la llamada "fiesta nacional" algo digno de conservar. Al contrario: cuanto antes se supriman, mejor. ¿Que qué hacemos con las plazas de toros? Teatros, pistas de patinaje, cualquier cosa donde la gente no vaya a saciar sus más bajos instintos.

Con motivo de la acertadísima decisión de TVE1, mi amiga Marita me envía una serie de vídeos para difundir en los que se documenta plásticamente la crueldad con que se trata a estos animales. Hace falta bastante estómago para verlos. Me limito a reproducir uno rodado en Francia en 2004 y advierto de que es bastante duro de mirar.

Pues claro que hay que abolir las fiestas de toros. El argumento de que si se suprimen se pierde uno de los filones artísticos españoles más típicos como son las tauromaquias no quiere decir nada. También las epopeyas son manifestaciones sublimes del genio humano pero no por ello dejamos de decir que hay que acabar con todas las guerras.

divendres, 1 de febrer del 2008

La brigada de Dios pasa al ataque.

¡Jesús, María y José, qué panfleto se han largado los obispos en contra de todo lo que se mueva en España! Confieso que cada vez estoy más perplejo con el comportamiento de la derecha. Debe de estar muy sonada, pero mucho, si piensa que echarse en brazos de la clerigalla más carcunda mejorará sus expectativas electorales. Parece que no se ha enterado de que la sociedad española es una de las más seculares de Europa. Estos siervos y herederos del franquismo no han comprendido aún que la dictadura nacionalcatólica vacunó al país contra el veneno eclesiástico. Por supuesto, no a todo; siempre les quedarán los ultras y los viejos meapilas. Y no es tan difícil de ver. Basta con reparar en que, aunque el 85% de la población afirme ser católica (entre practicante y no prácticante), el hecho de que, sin la inmigración, la tasa de natalidad sea negativa quiere decir que la feligresía no hace el menor caso al magisterio eclesiástico.

En esas condiciones, es suicida el libelo obispal que repite, calcándolas, las obsesiones del PP: el aborto, la familia (su familia, con prohibición de cualquier otra), la imposición de la religión católica en las escuelas, el rechazo a la asignatura de educación para la ciudadanía, la negativa a toda negociación con asociaciones terroristas. La cosa llega a grados altos de fariseísmo cuando sus señorías se atreven a erigirse en amparadores de los niños, objetos, dicen, de explotaciones y de abusos y lo dicen unos en cuya casa se concentran prácticas de paidofilia y pederastia en proporción mayor de lo que suele imaginarse.

En el PSOE están indignados. Dicen que es inmoral que los obispos comercien políticamente con el terrorismo. Bastante que les importa a los obispos esa moral de los socialistas. Éstos a lo mejor reflexionan ahora sobre lo errónea que fue su política de apaciguamiento con la Iglesia; errónea e ignara. Con la Iglesia no cabe el diálogo. Como buenos totalitarios, los curas creen que si el que tienen enfrente contemporiza es porque es un débil y hay que sacudirle.

Para que no haya dudas acerca de las posibilidades del pluralismo real, no del ficticio, del que habla el señor Aznar, incluyo aquí un enlace a una interesante página de cristianos gays cuya imagen de entrada es la que se ve en la derecha y dedicada a conciliar la fe y la praxis cristiana con prácticas tradicionalmente consideradas vitandas por las iglesias. Cristianos gays, bisexuales, transexuales se quejan de ser minorías en riesgo en sociedades opulentas y algo de eso hay. Pero existen y hacen muy bien en manifestarse y poner a la Iglesia ante sus contradicciones.

Ya va siendo hora de que la fe de cada cual quede reservada para su domicilio donde todas son iguales y que no pueda imponerse una a las demás por medio alguno. Mientras llega el momento, sería bueno que cada cual ajustara lo que dice a lo que hace o lo que hace a lo que dice, cosa prácticamente imposible para una organización que tiene a la hipocresía como fundamento mismo de su doctrina. "no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica, " dicen los monseñores, ganándose de inmediato la mejor buena voluntad del mundo... hasta que añaden que sí pretenden que esos gobernantes "se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo". ¿Está claro?

Sus convicciones son tan excluyentes y totalitarias, sin dejar resquicio a la tolerancia, como siempre. Véase lo que dice el Papa de hoy, según citan los obispos, esto es, que hay que tener cuidado con opciones políticas y legislativas "que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano...". ¿No es obvio que, además de imponer sus convicciones, en su infinita soberbia, el Papa Benedicto está negando la condición de seres humanos a los budistas, confucianos, hinduistas y todos aquellos que profesen otros principios antropológicos y éticos?

Por todo ello, a mi entender, hay que dejarse de contemplaciones con la clerigalla e ir directamente a la separación de la iglesia y el Estado mediante: 1º) cese de la financiación de las iglesias con dineros públicos; 2º) exclusión de las religiones de la escuela pública; y 3º) derogación del Concordato y de los acuerdos de 1979 con la Santa Sede.

Gracias sean dadas a Daniel Ramos Seisas y a Libertad Siete.

(La imagen es el famoso cuadro de Gutiérrez Solana llamdo La visita del obispo, 1926).

La culpa y la gloria.

Los jueves, cine, así que ayer nos fuimos a ver la peli de la izquierda cuyo título han traducido al español como Expiación, lo cual es correcto, habiendo alguien añadido luego entre paréntesis ("Más allá de la pasión") que debe de ser uno de los últimos chisporrotazos de ese genio típicamente hispánico para la traducción interpretativa que floreció durante la dictadura, el que hizo que North by Northwest, de Alfred Hichtkock, pasara a llamarse "Con la muerte en los talones" o que I soliti ignoti, de Mario Monicelli, se llamara "Rufufú". Así que no quiero ni pensar qué dirá la versión doblada de esta Atonement.

La peli es muy desigual. Tiene una primera parte brillante, exquisita, un acierto de interpretación, dirección, ambientación, movimiento de cámara, y otra segunda aburrida, interminable, falsa y desequilibrada. La primera parte, la recreación de un Manor eduardiano que a los ingleses les sale de miedo: la familia rica con posesiones territoriales de tradición victoriana con esa curiosa contradicción de una moral muy cerrada y una particular relevancia de la posición social de las mujeres. Por cierto, hay una banda sonora con una composición agilísima reproduciendo el chasquido de las teclas de una antigua máquina de escribir "Corona" que es todo un acierto.

La otra parte, mucho menos lograda y, a ratos hasta algo cómica, un escenario de la segunda guerra mundial en Europa justo a los comienzos y más concretamente, la retirada de Dunquerque. Planos y planos y planos que quieren ser una especie de retablo de los desastres de la guerra pero que tampoco pueden serlo porque se trata de los inicios de la contienda y los efectos especiales son pobrísimos. Salvo de este desastre unos planos en los que el héroe, Robbie (James McAvoy) pasa delante de una pantalla en la que se está proyectando una película francesa, en concreto un primer plano de un beso entre un hombre y una mujer en los que creí reconocer a Michelle Morgan y Jean Gabin seguramente en El muelle de las brumas, de Marcel Carné, 1938. El episodio del embarque en Dunquerque trata de abrirse en un gran escenario con mucho extra y gran obra de máquina de guerra, pero no consigue ni una parte del efecto dramático que logra luego al intercalar dos trozos de documental de la retirada real de los ingleses.

Entre la primera y la segunda partes, una historia muy curiosa que está sacada de una novela que no conozco y en la que se basa el film. Seguramente la novela tiene un tiempo de desarrollo algo alambicado que el director ha querido trasladar a la peli a su modo pero que no acaba de encajar en la narración cinematográfica. Si no quiero estropear a nadie el final puedo decir que la segunda parte sólo se entiende como una especie de flash back con sorpresa final. Pero ésta seguramente está descartada en la novela y eso es lo que da a esta película este aspecto de desajustada.

Pero merece la pena verse aunque sólo sea por la brillantísima primera parte que, en realidad, es donde pasa todo lo que importa, donde se hace una exhibición de buen cine, un estudio psicológico matizado de los personajes y sociológico de la interacción entre clases sociales en la Inglaterra de los años treinta del siglo XX, tradición imperial y crisis de un orden social en quiebra con ascenso de nuevas fuerzas empresariales. Y todo esto en muy buena medida visto desde la perspectiva de una niña fantasiosa de trece años.

dijous, 31 de gener del 2008

¿Qué es una fascista?

La definición más sencilla y que todo el mundo entiende de esta ubicua y multívoca condición humana es la que señala que un fascista es quien atenta contra el principio aristotélico del hilo de oro de la ley, esto es, la convicción de que la dignidad de los hombres depende de que únicamente estén sometidos al mandato impersonal de la ley y no a la voluntad (siempre arbitraria) de un dirigente, jefe, leader, duce, Führer o caudillo. Un fascista es un enemigo del Estado de derecho y del imperio de la ley.

A continuación examínense las declaraciones de la señora Aguirre a raíz de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional por la que éste rechaza el recurso del PP contra la ley de igualdad del PSOE. Dice la citada señora, sin duda pensando hacer un alarde de ingenio, que está en contra de todas las discriminaciones, incluida la positiva. Ciertamente, esto no es más que una afirmación demagógica que contradice lo que ella y su partido llevan meses proponiendo: tratamientos diferenciados para mujeres que trabajan, jóvenes sin acceso a vivienda, etc, etc, discriminaciones positivas en una palabra. La declaración no pasa de ser otra muestra de que la señora carece de luces, pero no la convierte en una fascista sin más. Lo que la convierte en tal es la continuación, en la que la señora de la sonrisa postiza dice que fue el anterior presidente del Gobierno José María Aznar, del PP, "el primero en fomentar ese tipo de iniciativas al colocar a mujeres en posiciones que nunca antes habían sido ocupadas, sin necesidad de cuotas ni tampoco de discriminación positiva". Esto es, en román paladino: nada de leyes o normas impersonales y racionales; nada de derechos. Lo mejor es someterse a la voluntad omnímoda del dirigente carismático que ya sabrá él hacer las cosas en beneficio de todos; depender del favor del Jefe. He aquí una mentalidad fascista en estado puro. Porque el fascismo no está en lo que se viste, no en el uniforme, sino en lo que se dice, lo que declara el alma de cada cual, como bien se pudo ver en la escena del Florida Park ayer que traen hoy todos los periódicos. A muerte; están a muerte.

Se entiende por qué recurrió la derecha la ley y por qué ésta saca a aquella de quicio: porque es una ley de igualdad, concepto aborrecible para los fascistas, que creen que las personas somos desiguales por naturaleza, ya que unos son superiores y otros inferiores, y estamos inmersos en relaciones jerárquicas, relaciones de ordeno y mando, que son las que esta señora parece entender bien. Pero sólo esas. La idea del Estado de derecho como aquel en el que el ciudadano está sometido a la majestad de la ley y no a la arbitrariedad de las personas le es completamente ajena. Y es licenciada en Derecho.

(La imagen es de Olmo González, bajo licencia Flickr).

Monarquía o República.

En las últimas fechas se han visto acontecimientos que están en la mente de todos: el lío penal por la famosa portada de El Jueves, la quema de la efigie del Rey, el ultrafamoso ¿Por qué no te callas? o el reciente cumpleaños del Monarca, en el que he visto alguno de los más innobles ejercicios de sumisión cortesana de antaño ariscos intelectuales de insobornable republicanismo. Todo ello ha dado pie a que de nuevo se plantee esa cuestión abierta del acontecer español, que es la de saber si España debe ser una Monarquía o una República.

De nuevo, cómo no, han salido mis amigos los republicanos a reafirmar la justeza de sus planteamientos y a exigir que se devuelva al pueblo español, a la nación española, el derecho a decidir cuál haya de ser la forma política de su Estado. Y lo han hecho como acostumbran, con civismo y energía y con algún toque de alegre festejo popular, como el del aportado por Jaume d'Urgell, que arrió en público una bandera borbónica e izó en su lugar una tricolor, por lo que ha sido procesado y condenado a un año de prisión. Por cierto, dejo aquí la dirección del Manifiesto por la libertad de expresión, por si alguien quiere sumarse.

Y de nuevo han salido también las gentes sensatas, de izquierda, muchas republicanas, a decirnos que no es el momento de plantear tan enojosa cuestión. Nunca es el momento de plantear tan enojosa cuestión. Al fin y al cabo, las cosas han ido bien, la gente está contenta, los "juancarlistas" reticentes se han hecho fervorosos monárquicos, el Rey lo hizo de cine y ojo a ver la que vamos a armar como se toque el pie de banco de la Monarquía.

Nada nuevo bajo el sol. Hasta que el otro día publicó en El País el señor Peces-Barba un artículo, magistral como todos los suyos, titulado El valor de la Corona que es un paso de gigante en la elaboración de una doctrina política del socialismo monárquico puesto que ya no se acude al expediente de defender la Monarquía como mal menor, a simulado regañadientes, como tributo que hay que pagar a cambio de la democracia sino que se hace directamente una apología de la Monarquía como positiva en sí misma y se acompaña de una crítica al republicanismo. La argumentación del profesor Peces-Barba es muy respetable y aparentemente sólida. Veamos si resiste una crítica de fondo.

Empieza distinguiendo entre Monarquía parlamentaria y monarquía constitucional, punto académico que no está de más porque en el ámbito mediático suelen emplearse erróneamente como sinónimas. Y viene luego a decir que frente a la Monarquía parlamentaria a imitación de la anglosajona y nórdicas, las que llama "las viejas críticas republicanas", a las que reconoce que pueden ser "bienintencionadas", ya no tienen razón de ser porque el objeto de su crítica, la Monarquía Constitucional, ha desaparecido como por arte de birlibirloque, como el gato de Alicia, dejando detrás solamente la sonrisa del señor Peces-Barba.

Luego veremos pero, antes, ¿cuáles son esas "antiguas críticas republicanas"? Pues, sencillamente:

se acusa su carácter no electivo y, según esas críticas, no democrático (de la Monarquía), y que la sucesión se produzca en el interior de una familia, la familia real, sin ninguna intervención popular. También se afirma que es una institución cara y poco transparente. Incluso esos sectores, si son bienintencionados conceden que el rey Juan Carlos ha cumplido un papel decisivo en la instauración de la democracia y en la elaboración de la Constitución, para a continuación sostener que quizás ya sea bueno restablecer la República.

Con permiso, se me antoja que aquí hay bastante simplificación. Los republicanos no cuestionamos los dineros ni el funcionamiento interno del sistema monárquico (hasta nosotros entendemos que la monarquía descansa sobre la sucesión en una sola familia) sino una cuestión de principio, esto es, la falta de legitimidad de origen de la Monarquía española, instaurada por un general felón, después de un golpe de Estado, una guerra civil y cuarenta años de régimen tiránico que no respetó los derechos fundamentales de los ciudadanos, ni siquiera los de la familia real, pues dejó arbitrariamente fuera de la sucesión en el trono al padre del actual Monarca felizmente reinante. Un asunto este que manda narices porque viene a ser que Franco es el padre adoptivo del Rey, habiendo sustituido a su padre carnal.

¡Ah, no! Saltan los monárquicos demócratas, socialistas y hasta comunistas, que de todo hay en la viña del Señor, la Monarquía se ha relegitimado: Franco está olvidado, a Dios gracias, don Juan renunció (ni abdicar pudo el pobre) en la persona de su hijo por el bien de Ejjpaña y el pueblo otorgó su colectivo placet democrático al nuevo Monarca mediante el referéndum de aceptación de la Constitución Española, uno de cuyos meritorios redactores fue el mismo señor Peces-Barba.

¿Eso lo sostiene también el señor Peces-Barba? Efectivamente, en el citado artículo y al pie de la letra:

"En primer lugar, podemos señalar su origen democrático, que establece su legitimidad de origen que se complementa con la histórica, en la figura de don Juan Carlos, y en su continuidad con el príncipe de Asturias. El referéndum constitucional del 6 de diciembre de 1978 expresa esa aprobación democrática de la forma política del Estado español."

El primer párrafo, para escurrir el bulto de la falta de legitimidad histórica es de antología. Y en el segundo es donde resulta obligado rechazar la propuesta tan respetuosa como firmemente: todos los actos del pueblo español hasta después de la aprobación de la Constitución de 1978 fueron actos condicionados por unos poderes fácticos que limitaban su soberanía. La aprobación de la Monarquía no fue libre, sino un requisito que se impuso -en función de la voluntad de Franco, de cuya ejecución se sentía garante el Ejército- para poder alcanzar la libertad y la democracia, secuestrada hasta entonces por la dictadura y sus administradores, empezando por la llamada "Monarquía del 18 de julio". Y eso lo sabe el señor Peces-Barba como competentísimo académico. La cuestión de principio queda en pie y la crítica republicana a la Monarquía es tan válida hoy como ayer y como mañana porque las cuestiones de principios no se resuelven con invitaciones a lo pragmático, como también sabe el señor Peces-Barba.

Su recurso a la otra forma de legitimidad, por si le falla -que le falla- la primera es muy curioso pero igualmente inapropiado. Dice el citado autor que:

"Además, la legitimidad fáctica se expresa también por su contribución decisiva para que fuera posible la vuelta a la legalidad democrática, renunciando a ser un poder del Estado, favoreciendo la realización de unas elecciones libres y contribuyendo a las deliberaciones libres en las Cortes Generales hasta alcanzar la aprobación de la Constitución."

Y digo que es inapropiado porque con tanto "renunciar" y tanto "favorecer" va a resultar que la Constitución tiene algo de carta otorgada, cosa que repugna a la ética cívica y al sentido común. Pero, como es así, mejor será no invocar esa "legitimidad fáctica" tan cuestionable.

El último párrafo del magnífico artículo comentado pone de relieve la falacia de la alambicada construcción promonárquica:

No es necesario elecciones periódicas para ratificar el ejercicio legítimo de su función. Basta con la lealtad y el desarrollo de sus funciones de acuerdo con la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, después del respaldo popular inicial.

No hay duda de que, cuando se acepta como legítima una monarquía, se renuncia a la elección periódica del Jefe del Estado pero ¿en dónde está la aceptación de la legitimidad de la monarquía? ¿En el respaldo popular inicial? El señor Peces-Barba sabe que no hubo tal. El pueblo no pudo elegir entre Monarquía o República, sino entre Monarquía o Dictadura. Y eligió sabiamente. Pero la sabiduría de entonces no se aplica al día de hoy. Y las "viejas críticas republicanas" bienintencionadas son más jóvenes y actuales que las jóvenes y actuales defensas bienintencionadas y hasta socialistas de la Monarquía.

Y deseo dejar constancia de que en ningún momento he dicho que mi opinión hacia los Borbones y su derecho a reinar en España es el mismo que el de los marinos sublevados el 18 de septiembre de 1868 o quienes ganaron las elecciones del 12 de abril de 1931. Dos veces los ha echado el pueblo y dos veces han vuelto de la mano de los militares. Eso dibuja una circunstancia histórica que no puede resolverse ni con un artículo del señor Peces-Barba.

Si quieren quedarse, que sometan la Monarquía a referéndum.

(La imagen es una foto de sheeshoo's photostream, con licencia Flickr).

dimecres, 30 de gener del 2008

Los 400 urillos.

¡Cómo se ha puesto el patio con la ocurrencia del señor Rodríguez Zapatero de dar un dinerete de cuatrocientos euríviris a trabajadores y pensionistas, creo, descontando a los autónomos, al menos de momento. Ha faltado tiempo al PP para decir que esta medida es una cacicada con la que se compran votos con el dinero de todos. Pues sí, es verdad. No se compran votos directamente, de tú a tú, como hacía el conde de Romanones, pero se le acerca. Claro que lo mismo hacen los del PP. Así, cada vez que anuncian alguna nueva merced, por ejemplo, los 1.000 euritos que se iban a dar a las mujeres trabajadoras, lo que quiere decir que las mujeres no trabajadoras se quedan a la luna de Valencia, aunque se maten a trabajar en el hogar como amas de casa, ocupación extenuante pero no reconocida como tal, digo como ocupación con relevancia laboral. El asunto se puede ver por un lado o por el otro, pero si ofrecer cuatrocientos euros a unos por algo es comprar el voto, ofrecer mil a otras por otro algo también es comprar el voto igual aunque a lo mejor más caro. Lo que es verdaderamente necio es hablar de "compra" de voto porque, para que algo pueda comprarse ha de estar en venta y si vas diciendo a la gente que vende el voto no vas a ganarte muchos amigos.

Lo que me preocupa de estos generosos dispendios del señorRodríguez Zapatero es una simple cuenta de la vieja, a la que suelo recurrir porque se entiende muy bien. Si capto la idea del Presidente, la cosa consiste en ir remediando situaciones específicas y objetivas de necesidad mientras haya superávit. Pero esos gastos luego se consolidan o al menos es lo que yo he escuchado, lo que quiere decir que habrá que pagarlos todos los años, incluso cuando no haya superávit. Veinte mil millones, que se funden a cuatro dádivas de estas dimensiones. No sé yo si esta política es sabia. Seguramente es bienintencionada, pero da la impresión de que errónea y más parece estar dictada a golpes del corazón que de acuerdo con un plan general racional. Hasta puede dudarse de que tal plan exista. Resultaría así que el "socialismo del siglo XXI" por estas latitudes sería retornar a la beneficencia, a la caridad pública y nunca mejor dicho. No me convence.

Rudy: no te quieren.

El voto de ayer en Florida, con una participación altísima afianza la competición en el campo demócrata y parece aclararla en el republicano. En el demócrata ha sido una victoria incontestable para la señora Clinton. Con el 79% del voto escrutado, rondaba el 50%, mientras que el señor Obama se quedaba en un 32,7% y el señor Edwards no llegaba al 13%. Parece razonable esperar la retirada de Mr. Edwards, a no ser que decida continuar hasta la Convención del partido en el verano con el fin de negociar con sus delegados a favor de uno de los dos candidatos mayoritarios. Ya se verá.

En las primarias demócratas de Florida no había ningún delegado en juego pues el Comité Nacional Demócrata los ha suprimido como castigo al Estado por adelantar la primarias y los candidatos no hicieron campaña en el Estado. Pero la señora Clanton/Clinton celebra su victoria como un impulso que la ayudará a prevalecer sobre Obama. Desde luego, la situación está muy igualada y, por tanto, reñida. De momento, como se ve en el cuadro más abajo, traducido del New York Times el señor Obama tiene más delegados (a pesar de haber ganado en menos Estados que ella) y a la espera de que se asignen los correspondientes a Nevada, una elección que la señora Clinton ganó con un margen de cinco puntos porcentuales. Con todo, Obama seguirá yendo por delante.

Mucho más decisivas han sido las primarias en Florida para el campo republicano. Como se ve en el cuadro, McCain ha batido a Romney y, al ser primarias por sistema mayoritario, se lleva todos los delegados. En perspectiva, McCain se consolida, con tres primarias ganadas y ochenta y nueve delegados, muy por delante de su principal rival, el millonario mormón Mitt Romney, con veintisiete. El creacionista Huckabee, con siete aparece ya como perdedor, aunque pueda consolarse pensando que siete son la virtudes teologales y cardinales y los pecados capitales. Lo más llamativo es el fiasco de Mr. Giuliani cuya estrategia de ignorar todas las primarias y caucus anteriores a Florida y concentrarse en el "estado del sol" ha resultado un fracaso sin paliativos, con cero delegados a estas alturas, tiene un 15% del voto en el estado que iba a ver su lanzamiento, ligeramente por delante del baptista Huckabee.

De lo visto hasta la fecha, si hubiera que profetizar, podría decirse que McCain será el nominado del Partido Republicano, un halcón moderado, si se permite el oximoron, pues es partidario de seguir en el Irak, pero también de cerrar la prisión de Guantánamo. No todos los republicanos pertenecen al universo concentracionario, si bien todos son halcones, pues todos aprueban la invasión del Irak y se niegan a irse; todos excepto Ron Paul, un ultralibertario que no tiene posibilidad alguna pero, que de salir elegido, retiraría las tropas del país mesopotámico como si fuera Rodríguez Zapatero.

El asunto dista de estar claro en el Partido Demócrata. La señora Clinton ha ganado en más sitios que Mr. Obama pero éste tiene más delegados que Mrs. Clinton. Los demás no pueden hacerles sombra, pero ellos dos están muy igualados. Hay que esperar al martes cinco de febrero para saber quién lleva delantera y también es posible que el resultado no despeje dudas y así puede llegarse a la Convención de agosto, donde será preciso negociar. A lo mejor para esa negociación está acumulando delegados el tercer candidato demócrata, Mr. Edwards.

Al final, van a salir nominados los dos que favorecía el New York Times, recuérdese,Hillary Clinton y John McCain , para que luego se hable de la influencia de los medios de comunicación, típicos Kings' makers. De todas formas, esperemos al "supermartes", dentro de nada.

dimarts, 29 de gener del 2008

Florida Florida.

Luego del aplastante triunfo del señor Obama en Carolina del Sur, lo que pase hoy en las primarias de Florida puede ser muy significativo. En principio, al ser Florida uno de los Estados a los que el Comité Nacional Demócrata ha privado de delegados por organizar primarias prematuras, los candidatos se habían comprometido a no hacer campaña. De hecho, ninguno de ellos ha aparecido por allí, pero los sondeos dan victoria a la señora Clinton y ya se han producido más de cuatrocientos mil votos. Será muy difícil que, aun sin delegados, Mrs. Clinton se resista a proclamarse vencedora en Florida, a donde irá, cerrados ya los colegios, a una celebración. De algún modo tiene que compensar la señora Clinton el formidable empujón que los Kennedy han dado al candidato afroamericano. Supongo que los Clinton pasarán a ser más Clanton que nunca.

Del lado republicano, también estás primarias (ambas son cerradas) serán muy significativas. También el Comité Nacional Republicano ha castigado a Florida por el mismo motivo que el Demócrata pero, en lugar de quitarle todos los delegados sólo le ha quitado la mitad. Ahora, al ser primarias por el sistema mayoritario (el ganador se lo lleva todo) es cosa de ver quién será el agraciado en el aun profuso campo republicano. McCain y Romney van por delante en las encuestas (con un 32% y 31% respectivamente), mientras que Mr. Giuliani aparece el tercero (con un 14%) y, en útimo lugar el pastor Huckabee (13%). De un lado tenemos aquí el muy significativo duelo Mr. McCain-Mr. Romney, que llevan un par de días poniéndose verdes; de otro, se verá si la táctica del ex-alcalde de Nueva York, Giuliani, de reservarse hasta las primarias de Florida, dejando pasar todas las demás, funciona o se convierte en su tumba.

Mañana lo sabremos; pero la cosa está que arde.

La política de la torpedera.

Felicísimo el final del llamado "caso del hospital Severo Ochoa" o "caso Leganés", el de las supuestas "malas prácticas" o incluso homicidios en las sedaciones de casos terminales a cargo del Dr. Montes que queda exonerado tras la última y definitiva decisión de la Audiencia Provincial de Madrid. Estamos todos de enhorabuena: el citado Dr. Montes y todos sus colaboradores, los pacientes del hospital y los ciudadanos indignados de ver cómo desde el Gobierno de la CA de Madrid se atacaba a un servicio público, se difamaba a sus profesionales, se sembraba la duda y la zozobra entre los pacientes con la muy evidente finalidad de torpedear la prestación sanitaria pública y justificar así la voracidad privatizadora de esta derecha que trata de quedarse con el país a precio de saldo.

Dice el señor Montes -y tiene mi aplauso- que no piensa otorgar perdón alguno y que tratará de sentar al señor Lamela (el consejero de Sanidad de la CA que comenzó la agresión contra el hospital público y acusó falsamente al doctor Montes) en el banquillo de los acusados. Deseo fervientemente que lo haga. Dice asimismo el ministro de Sanidad, señor Soria, y lo dicen muchas otras personas, que la señora Aguirre y el Gobierno que preside deben pedir perdón públicamente a los profesionales a los que en su día insultaron y calumniaron. También aplaudo fervorosamente pero soy muy escéptico respecto al resultado de esta intención. No está en el carácter retrógrado, agresivo y manipulador de la señora Aguirre pedir perdón por algo. Al contrario, que se prepare el doctor Montes para las seguras represalias que le lloverán a partir de ahora.

El ataque a la sanidad pública orquestado por la CA de Madrid en 2005 no era un hecho fortuito ni aislado, sino que responde a una política deliberada de hostigamiento, abandono, deterioro y desmantelamiento de los servicios públicos a favor del sector privado.

Lo mismo, exactamente lo mismo acaba de perpetrar la CA en contra de las clínicas que practican abortos legales en Madrid: persecución y amedrentamiento de las usuarias las cuales no sólo no parece puedan contar con el preceptivo amparo judicial sino que se encuentran que los jueces son los primeros en perseguirlas, de acuerdo con los deseos de los políticos carcundias.

Es el estilo propio de gobierno de la señora Aguirre, el que podemos llamar de la torpedera, que consiste en tirar en contra del sector público siempre que se pueda con el fin de destruirlo, descapitalizarlo y entregárselo luego a empresas privadas en claro detrimento de los intereses públicos. Que consiste asimismo en torpedear sistemáticamente toda iniciativa del Gobierno socialista: lo ha hecho con la ley contra el tabaquismo, resultando así que Madrid es la CA en la que se permite fumar en muchísimos bares o establecimientos cerrados; lo ha hecho con la Ley Orgánica de la Enseñanza, a la que la presidente Aguirre no prestó atención alguna, hasta que vió que se podía empler como arma para hostigar al Gobierno nacional; y lo ha hecho también con la asignatura de Educación para la ciudadania que este año no podrá cursarse en Madrid.

La señora Aguirre entiende que su función al frente de la Comunidad de Madrid es cortocircuitar todas leyes del Parlamento que no le gusten o con las que no esté de acuerdo. Es una actitud de rebeldía y boicoteo permanente que lesiona los intereses de los ciudadanos madrileños que son madrileños, sí, pero también españoles y tienen derecho a que se les aplique el mismo régimen legal que a sus compatriotas y no el peculiar que le pete a la señora Aguirre, en función de sus convicciones o manías personales.

Se trata de un estilo de hacer política que ya quedó retratado en la forma vergonzosa en que la señora Aguirre se calzó la presidencia de la Comunidad Autónoma a raíz de las elecciones de 2003, aprovechándose de dos tránsfugas inmorales que fueron en contra de su propio partido en medio de sospechas de compra del voto y soborno. Y todo en la actitud de la señora es de este jaez: maniobras, boicoteo, artimañas (la última la ha padecido su compañero de partido, señor Ruiz Gallardón), acusaciones infundadas, manipulación de los hechos, recurso a la vía judicial siempre que se pueda para enredar al adversario político; una táctica que la señora ha copiado de su mentor, el señor Aznar.

El procedimiento es siempre igual: se formula una denuncia -tenga o no fundamento, eso es igual- contra un adversario político y se le embarranca en los tribunales. En los meses -normalmente, años- en que el contencioso se substancia, los medios afines al denunciante, singularmente la COPE y El Mundo largan un alud de insultos, descalificaciones, injurias. Cuando, por fin, se pronuncia la justicia -como en este caso del doctor Montes- los perseguidos quedan moralmente restablecidos pero el daño político ya se habrá producido, así como el beneficio económico para el denunciante, sus allegados y sus dos o tres corifeos en los medios, mientras que los responsables se llaman andana, como acaba de suceder en el caso del doctor Montes. El señor Güelmes por el señor Lamela o el señor Privatín por el señor Privatón, nadie tiene que pedir perdón porque la denuncia fue institucional y las instituciones sirven para esconder la mano que tiró la piedra.

A la vista de la decisión del tribunal, la señora Aguirre ha dicho que ella "no tiene nada personal" contra el doctor Montes y que se hará lo que se tenga que hacer. A duras penas oculta su ira la señora. Ya la excusa mueve a risa: claro que no hay nada personal; si en lugar del doctor Montes fuera el doctor Valles, su Gobierno hubiera hecho lo mismo, esto es, acusar falsamente y organizar un pifostrio para arruinar el prestigio de la sanidad pública. Claro que no hay nada personal, por supuesto; lo que hay es político.

En algunos países civilizados del mundo, por ejemplo los EEUU, existe una institución que se llama revocación, esto es, la posibilidad que conserva el electorado de destituir a un cargo electo en mitad de su mandato cuando haya realizado actos contrarios a los intereses de quienes lo eligieron. En mi opinión es claramente el caso de la señora Aguirre quien utiliza el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid para ir contra el Gobierno de España, en función de los intereses de su partido; y quien también va contra los intereses de su partido en función de los de ella misma, la "lideresa", la única. Lo que no sea allanar su camino hacia La Moncloa es confusión y socialismo.

La gente pide la dimisión de esta señora, pero es poco probable que una persona capaz de llegar a donde ésta ha llegado y con la falta de escrúpulos que muestra y su escasa sensibilidad sienta el impulso moral de dimitir de algo.

No, la señora Aguirre debiera ser revocada por la ciudadanía por entender el gobierno de la Comunidad como un negociado de intereses.

(La primera imagen es de Olmo González con Licencia Flickr.

La otra es de fenriquedice, también con licencia Flickr.

dilluns, 28 de gener del 2008

Campaña del 80%.

En esto de las elecciones andamos todos muy preocupados con la participación. Mi amiga Marita me envía un pásalo con una bienintencionada campaña que se ha puesto en marcha en pro de alcanzar el 80 por ciento de participación. La ha iniciado el blog La sombra de Aznar y quien quiera leer el manifiesto, que vaya a la entrada correspondiente al día seis de enero en curso en dicho blog.

La idea es que el electorado de derechas está mucho más movilizado y que acude en masa a votar a los suyos como un solo hombre, mientras que la izquierda es un voto más crítico y desconfiado, que exige tener las cosas claras o se abstiene. La división y las banderías de la izquierda son ya historias antiguas que hay que revivir periódicamente. ¿Qué le interesa a la derecha en estas elecciones? Está claro: una alta abstención. Una participación lo más baja posible, la desmovilización de la izquierda. ¿Qué le interesa a la izquierda? La más alta participación posible.

La campaña viene acompañada de un video explicativo de la necesidad de alcanzar el 80% de participación.

Por lo demás, no es la única campaña en la red. Hay otras que no tienen un tono tan exclusivamente socialista, sino que están abiertas a más formaciones de la izquierda. Así, por ejemplo, los de No nos resignamos tienen también su campaña en pro de una alta participación y llamando a votar a la izquierda, a cualquier izquierda no terrorista. Su idea es que el voto izquierdista no se quede en casa, no se abstenga; que vote a cualquier sector de la izquierda pero que vote. Lo importante es que no gobiernen los señores Aznar y Rouco Varela por la persona interpuesta del señor Rajoy.