dimecres, 7 d’agost del 2013

El hombre de partido.


España es una partidocracia ya que el poder político lo ostentan los partidos. Que sean dos o sean más; que lo sean en todo el territorio o unas partes u otras son asuntos importantes pero secundarios. El anatema al bipartidismo no cuestiona la base del poder de partidos sino el hecho de que solo dos partan el bacalao. Quieren ser más. Más partidos. Quizá se esgrima aquí la teoría del mercado de que, siendo más partidos, habrá menos monopolios. Pero el monopolio de la representación y acción políticas seguirá siendo de los partidos.

Esta posición dominante les havenido otorgada a partir de la segunda guerra mundial en especial en Europa. La experiencia de las dictaduras anteriores -todas con partido único- que suprimieron la libertad de partidos, hizo coincidir estos con la idea misma de democracia y por ello se los reconoció en las Constituciones, se les atribuyeron funciones importantes en la marcha de las instituciones, se garantizó su financiación pública. En definitiva, se consagró un régimen partidocrático. Nada extraño pues las otras democracias liberales, anglosajonas, que no padecieron dictaduras, ya lo tenían de antes. Y encima regímenes con tendencia al bipartidismo.

En su acción de gobierno, los partidos se convierten en lo que se conoce como "asociaciones de buscadores de rentas". Ganadas unas elecciones, proceden a ocupar los aparatos del Estado y la administración pública, quitan a los que pueden y los substituyen por los suyos. El famoso spoils system gringo solo es famoso por ser los gringos quienes lo bautizaron, pues practicarlo, se practica por doquier. Y, si no se hace más es porque la Administración ha impuesto un sistema de provisión de plazas por funcionarios inamovibles precisamente para evitar que cada partido colonice la administración a su antojo cada cuatro años, consiguiendo que no funcione nada en medio de la corrupción más generalizada.

Los partidos son Estados dentro del Estado y tienden a coparlo, controlando todos sus poderes. Se organizan como gobiernos o como gobiernos en la sombra, pero no pierden nunca de vista el ejercicio del poder, del que se consideran prácticamente propietarios. El primer acto del poder es el reparto de prebendas, algo por lo que se ha luchado antes, para obtener rentas. Además, gracias al sistema de financiación pública y su acceso a fuentes ilegales de financiación privada (aunque esto no pueda darse por seguro por razones evidentes) los partidos están en situación de sobrevivir en una relativa abundancia en los periodos en que están fuera del poder.

Los partidos son los lugares en donde se hacen las carreras políticas. Actúan como mecanismos de selección de elites gobernantes entre sus militantes y dirigentes y, como es lógico, priman la antigüedad de forma que están poblados por gentes que acumulan trienios de pertenencia y militancia, saltando de unos cargos a otros, de unos puestos a otros: en la primera fila, senadores, ministros, embajadores, diputados; en la segunda fila, secretarios de Estado, directores generales, delegados del gobierno y así hasta la fila "n", asesores de libre designación y mamandurrias diversas. Ingresar en un partido en una buena posición es iniciar una carrera para toda la vida.

La doctrina al uso no gusta de los políticos profesionales porque son un desdoro para la democracia. Pero lo que hay en las democracias liberales es precisamente políticos profesionales. Son los hombres de los partidos. Lo que sucede es que no son lo mismo en todos los partidos.

El PP es un partido de políticos profesionales. Y cobran por ello. Teniéndose todos en alta estima, cobran en consonancia por lo que, a los sueldos oficiales que la administración prevé y las retribuciones que por razón del cargo otorguen los partidos, añaden unos pagos graciosos en forma de sobresueldos que, según los papeles de Bárcenas, son ilegales por su procedencia. En todo caso, son biografías muy similares: gentes con toda su vida militando en el partido o defendiendo sus posiciones ámbitos distintos (los medios) de la sociedad civil pero generalmente también a sueldo del partido. Es un partido concebido como una empresa dedicada a la recaudación de fondos para articular política y jurídicamente los intereses de los empresarios, que son quienes pagan. Los políticos cumplen el mandato de los empresarios, no del electorado, y obtienen así unas rentas notables que se coronan con la seguridad de un puesto bien remunerado en algún consejo de administración. Ser dirigente del PP, militante, es un chollo. Así se explica esa unidad pétrea del partido en donde nadie discrepa, salvo casos excepcionales y con consecuencias limitadas al foro del propio partido, cuya acción unitaria nadie discute. El hombre de partido en el PP no tiene opinión ni discurso propios. Por eso se les reparten todos los días unos argumentarios en los que la organización dice lo que hay que decir en cada caso. Nada de discrepancias ni contradicciones. El hombre de partido sabe que le va la paga en ello.

El PSOE también ha evolucionado en el inevitable sentido oligárquico. Está literalmente repleto de políticos profesionales, gentes con muchos trienios también en la mochila de servicios al partido. La tasa es menor que en el PP. Pero es. La inmensa mayoría de los delegados en los congresos son cargos públicos. Suelen decir los socialistas que el suyo es "un partido de gobierno". No hay duda. Se nota en estas cosas. Rodríguez Zapatero quien, a su vez, era un oscuro pero contumaz diputado por León que había hecho la carrera en el partido, impuso un cambio demasiado brusco en el reparto de rentas e hizo de lado a un sector de históricos que se sintieron agraviados. Y tenían cierta razón, aunque no la que ellos pensaban porque, en realidad, los nuevos zapaterianos o zapateristas no eran mejores que los veteranos. También en el PSOE hay oportunidades de retiro dorado para los gobernantes y ministros que hayan favorecido de algún modo los intereses empresariales. De nuevo menos que en el PP. El hecho de ser también en parte una asociación de reparto de rentas hace que las carreras individuales configuren hombres de partido bastante disciplinados. Dos factores van en contra de esa disciplina aunque, de momento, son de importancia menor: uno es que las oportunidades son menos al haberse privatizado prácticamente todo el sector público que es donde los políticos profesionales socialdemócratas orientaban su carrera, lo que va en detrimento de la lealtad y obliga a buscarse la vida por otros pagos. El segundo es que los retazos de la antigua ideología a veces se manifiestan y surge alguna cuestión doctrinal, pero suelen ser de escasa monta. Hay una izquierda socialista dentro del mismo PSOE, reconocida, con un valor testimonial. El último retazo ideológico es el nacionalista y ese sí parece tener algo más de mordiente en la consideración del partido como máquina útil de reparto de rentas.
 
En el caso de IU, al ser una federación de partidos y personas, la figura del hombre de partido presenta caracteres distintos. Añádase que la funcionalidad de la organización para el reparto de rentas es muy limitada pues no se trata de un partido de gobierno, salvo a escala municipal y no muy relevante y de coalición en algún gobierno autonómico. No hay más rentas de las que puedan derivarse de la financiación pública. (Por eso es tan injusto que el gobierno del PP reduzca las asignaciones a los partidos, sabiendo que los otros no disponen de sus fuentes de financiación, incluidas las presuntamente ilegales). Nada de nombramientos de embajador, magistrado de esto y aquello y hasta simple asesor,cargo que en el PP está al alcance de un Carromero. En IU las carreras suelen iniciarse por motivos ideológicos y no por intereses. Pero justamente la ideología es muy quisquillosa, especialmente manejada por intelectuales que abundan más en IU que en la academia platónica. Si añadimos su fuerte narcisismo vamos dando con la razón de ser de esa miriada de frentes, foros, movimientos, todos animados por una idea que sus dirigentes han formulado. Aquí el hombre de partido es más hombre de idea. Profesa su lealtad a un concepto que es incapaz de definir: el de izquierda. Por supuesto, también hay en IU hombres de partido a la vieja usanza, de los de carrera política al servicio de la organización. Pero estos tienden a ser los de la vieja escuela del PCE, allí donde ser hombre de partido era considerado timbre de gloria.

(La imagen es un cuadro de Ferdinand Bol (1616-1680) "Gobernadores del gremio de comerciantes en vinos").

dimarts, 6 d’agost del 2013

Gibraltar es poco. Hay que reconquistar Cuba.


En realidad eso parece que intentaba Carromero, reconquistar Cuba o, cuando menos, luchar por la libertad de la isla, según parece asegura El Mundo. Sí, en realidad uno sospecha que las grandes luchas de liberación de los pueblos se han hecho siempre a golpe de talonario o de dineros contantes y sonantes. Ya desde las treinta monedas de plata hasta el oro de Moscú, detrás de muchos hitos de la humanidad está la pastuqui. Carromero-a quien los cubanos llaman Carromato- se echó a la faltriquera unos miles de euros que en Cuba deben de ser millones, y se reunió con el líder de la oposición, Osvaldo Payá, con ánimo de encender la mecha que insurreccionaría la isla. No hay que perder mucho el tiempo con estas payasadas. Son pura serpiente de verano.

¡Ah, fementidos ingleses, pérfida Albión, innobles llanitos! ¡Nuestra paciencia tiene un límite!¡El Peñón es irrenunciable! Nos comparan con Franco y hasta con aquel merluzo argentino de Galtieri que se metió en el lío de las Malvinas para ocultar el desmadre que tenía en el país. Pero este gobierno no cederá en los derechos de España y..., vale, vale, otra serpiente de verano.

Las serpientes de verano fabricadas por los gabinetes de comunicación son renacuajos en la charca de la corrupción. Aquí el dragón de verdad, el terrible Fafner que custodiaba el oro del Rin, robado a los nibelungos y antes a las ninfas, es Bárcenas. Y es lo único que interesa porque esos papeles son como el contrapunto a las solemnes declaraciones de Rajoy cuando dice de sí mismo que es una persona recta y honrada. Y es ya el único en decirlo pues hasta la fiel Dueña dolorida ha dejado de poner la mano en el fuego por él ni por nadie que no sea su familia, una decisión quizá precipitada, visto el andoba que se ha echado de marido. Los papeles trasmiten una imagen del gobierno y su partido que Bonifacio Cañibano ha relacionado con la banda de ladrones de la República platónica,, lo que, de modo más púdico, se conoce como "asociación ilícita" o "asociación de malhechores". Véase, si no, cómo chapotean los más encumbrados dirigentes en el cieno de los sobresueldos de la caja B. De los sobresueldos y las gratificaciones en especie, los viajes, los hoteles de lujo, las comilonas. Y eso mientras, según recordaba Quiroga hace unos días, en el País Vasco no tenían ni para pagar los entierros de los asesinados por ETA.

Es que, en verdad, es muy fuerte. Dijo Rajoy en el Parlamento que en el PP no había caja B; solo A y todo legal. Pero había B, B de Bárcenas que sigue soltando lastre. El juez Ruz parece tener pruebas de la caja B que afectan a Rajoy, Rato, Arenas y Cascos. Vale. En el PSOE anuncian que pedirán un careo de Bárcenas con algunos de los mencionados e, igualmente, que declare Rajoy como testigo. Si el país pasa por ese trance, las consecuencias pueden ser inimaginables. Y eso que la petición es "constructiva". Con las mismas razones con que piden el careo con Rato o Arenas, pueden pedirlo con Rajoy.

No entiendo cómo este señor no dimite viendo que está causando un daño irreparable a su país. Da la impresión de que su cálculo es del tipo de ciudad asediada o "política de Negrín", esto es, aguantar como se pueda en espera de que algún acontecimiento exterior de gravedad haga imprescindible la acción inmediata del gobierno y, por lo tanto, la de su presidente. Un conflicto con Inglaterra o la declaración unilateral de independencia en Cataluña serían bienvenidos.

Todo antes que verse obligado a dimitir en ignominia, como Nixon, por haber mentido al Parlamento y, por tanto, al país.



Una nota final sobre ese alcalde gallego del PP que afirma que los fusilados por Franco quizá se lo merecían. Estos son los que van acusando de nazis a los demás; los que se fotografían con banderas nazis y dicen esas burradas fascistas. Por cierto cercanas a la del algo habrá hecho de una ciudadanía vasca completamente encanallada por ETA en el pasado. Entre las llamadas Trece rosas fusiladas otro cinco de agosto en 1939 había varias menores de edad. Hace falta ser muy fascista y muy mal bicho para decir que las menores pudieran "haberlo merecido". No basta con que retire sus palabras. Debe retirarse él.

dilluns, 5 d’agost del 2013

Esperando la tormenta.


Se van de vacaciones con el país sumido en una crisis múltiple de muy feos frentes, económico, territorial, de gobierno e internacional. Es una prueba más de la irresponsabilidad de este gobierno cuya valoración ciudadana, según los barómetros del CIS debe de ser la más baja (en conjunto y uno a uno los ministros) de la historia de España o, al menos, desde que se hacen esas mediciones de la opinión pública. Si tuvieran un mínimo de sentido común -de ese del que Rajoy presumía hasta el hartazgo- estarían en sus despachos, preparándose para la que se viene encima en todos esos frentes.

La opinión general, tanto dentro como fuera del país, es que el asunto más acuciante, la supuesta corrupción del gobierno y del partido, en especial del presidente de ambos, lejos de haberse zanjado, está más viva que nunca. Que ha quedado todo abierto, según editorializaba ayer El País. Incluso peor que abierto. La lamentable comparecencia de Rajoy en el Congreso no ha servido para nada a los efectos de recuperar imagen en la opinión. Un 72 por ciento de los ciudadanos no le cree. Y hace bien. No es creíble. Ha acumulado tantas mentiras en su vida de político profesional, habiéndolo reconocido él expresamente cuando declaró no haber cumplido su palabra "pero sí con su deber", que resulta absurdo pedir ahora confianza.

La comparecencia sí sirvió, en cambio, para empeorar las cosas desde el punto de vista del gobierno y su partido porque Rajoy reconoció expresamente que tanto él como muchos otros dirigentes del PP cobraron sobresueldos durante años, en algunos casos, más de veinte. Los llama de otros modos y sostiene que son legales. Eso está por ver. Y, en todo caso, el reconocimiento público, ya innegable, da un giro a toda la historia del caso Bárcenas puesto que ahora es el caso Rajoy y el caso financiación ilegal del PP.

Para mayor zozobra, incluso el caso Bárcenas está lejos de haberse acabado. Raúl del Pozo anuncia que el extesorero tiene "mucha munición" en esta guerra y que el bombazo está en las grabaciones de Bárcenas. O sea, esperen que arrecia la tormenta. Para cuando el PSOE presente su moción de censura, Rajoy puede estar de nuevo emplazado a explicar en el Parlamento cosas quizá peores que los famosos SMSs de confortación espiritual a Bárcenas.
 
Pero, aunque la tormenta no arreciara por ese lado, el reconocimiento oficial de los sobresueldos tiene carga suficiente para dinamitar el gobierno. Porque Rajoy reconoció haber cobrado y autorizado el cobro a los demás de esas ingentes cantidades de dinero pero no dijo nada de haber indagado sobre su procedencia. Resulta, sin embargo, que esta, a tenor de los papeles de Bárcenas, es presuntamente ilegal. Y eso no tiene remedio, con independencia de que haya o no un delito específico, que, de haberlo, haya o no prescrito, etc. Eso de repartirse los fondos procedentes de supuestos cobros ilegales no es de recibo, se declaren o no a la Hacienda Pública.
 
Hay dos cuestiones particularmente indignantes en esta presunta práctica de la financiación ilegal del PP hace ya veinte años. De un lado, queda en evidencia la mentira, la falacia repetida por Rajoy y algún otro de que ellos "no están en política por el dinero", pues tienen una profesión en la que, añaden con una pizca de desprecio, ganarían más. Es posible, pero lo que la realidad muestra es que, tanto en el caso de Rajoy como en el de otros muchos perceptores de sobresueldos, tendrán una profesión pero no parecen haberla ejercido nunca ya que llevan más de veinte años en política, toda su vida activa y, por lo tanto, son políticos profesionales. Y no estarán por la pasta, pero se han llevado sobresueldos de cine y han vivido a cuerpo de rey sumando a sus sueldos públicos por una u otra razón (a veces diputados, a veces senadores, ministros, etc) los cuantiosos sobresueldos barcénigos con una interpretación laxa de la Ley de Incompatibilidades.
 
Ser militante del PP, especialmente en las alturas, es un chollo, una carrera en sí misma. Es vivir de la política, en concreto del partido y de los ciudadanos -que son los últimos paganos de esta feria de gorrones- y vivir opíparamente, a todo pagado, incluidos viajes, cumpleaños, estancias en hoteles de lujo y comilonas. Significa asimismo mangonear en las administraciones públicas y enchufar a parientes, deudos, amigos y simpatizantes a veces en cantidades industriales, como se demuestra en los casos de las Diputaciones de Castellón y Ourense. Sin dejar de lado la posibilidad de intervenir en alguno de esos negocios de construcciones faraónicas e inútiles, en los que se pilla pastuqui a lo grande en aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, AVEs sin viajeros, que han convertido nuestro país en una variante universal del efecto Potemkim.
 
La segunda cuestión es la de la financiación ilegal de las campañas. Al margen de la consideración jurídica del hecho, está claro que esa costumbre -parte de la trama corrupta- es contraria al espíritu mismo de la democracia, que requiere juego limpio en la confrontación electoral. Ganar las elecciones con trampas invalida sus resultados y destruye las bases mismas del sistema democrático. La posición de ventaja indebida sobre los demás partidos es indignante. Y tanto más cuanto Rajoy insiste una y otra vez en que su mayor compromiso es con el mandato por cuatro años que le dio una mayoría de españoles. Mandato obtenido con trampas y que, además, se traicionó al minuto siguiente de haber ganado las elecciones.
 
Llevar al país a un conflicto diplomático, o más que diplomático, con el Reino Unido por Gibraltar es lo peor que pueden hacer estos gobernantes; lo que les faltaba para que ya los reputen de neofranquistas quienes hasta ahora se resistían a hacerlo. 

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

diumenge, 4 d’agost del 2013

Hay que irse, Presidente.


El vídeo del PSOE en Youtube, poniendo en paralelo, en muertes paralelas, a Nixon y Rajoy es demoledor. Similar situación, parecidas reacciones de impostada seguridad, las mismas afirmaciones de honradez y todo ello respaldado solamente por sus muy devaluadas palabras.

A estas alturas ignoro si queda alguien en la creencia de que la intervención parlamentaria de Rajoy haya resuelto alguno de los problemas del compareciente y del país que se empeña en gobernar contra toda razón y lógica. Nadie salvo el PP y sus dos hojas parroquiales creen que lo ocurrido cierre el asunto. Al contrario, sigue vivo y, en todo caso, más que antes a juzgar por las declaraciones de Rajoy en sede parlamentaria en las que vino a reconocer la práctica de que lo acusan los papeles de Bárcenas a él en persona y a su partido del que es presidente: los famosos sobresueldos. Ya no es preciso escribir presuntos sobresueldos pues estos han sido confesados, bien que con curiosos nombres que no hacen bueno el contenido. Y dado su carácter supuestamente ilícito, constituye la mejor prueba que cabe aducir para pedir una investigación judicial por presunta asociación ilícita

Nadie ha creído a Rajoy. Menudo estratega el presidente. El 72% de los españoles piensa que Rajoy no dijo la verdad al Parlamento cantidad que, siendo alta, no alcanza el porcentaje de quienes dicen tener poca o ninguna confianza en Rajoy, según el último barómetro del CIS; un barómetro que confirma la tendencia de los últimos dos años: desprestigio de los políticos, bajísima confianza en los dos dirigentes del gobierno y la oposición mayoritaria, descenso en picado de la intención de voto del PP y mantenimiento del PSOE en el fondo del hoyo en que se precipitó el 20-N 2011 y ascenso de IU y UPyD. Según interpretación muy al uso, fin del bipartidismo. Como dicen los anglosajones: todas las opciones están abiertas.

A la par con la opinión pública y los medios solventes, tampoco lo ha creído la oposición. Esta pide una comisión de investigación y los socialistas van adelante con la moción de censura que la comparecencia de Rajoy trataba de desactivar ya que la consideraba una "amenaza". Y es lógico. Lo que en la comparecencia quedó claro es que el presidente parece haber estado sometido al chantaje de Bárcenas, como todo el mundo pensaba. Es lo única explicación al hecho de que se mantuviera despacho, secretaria, coche y sueldo al ex-tesorero, habiendo causado baja en el partido. La única explicación a esos bochornosos SMS de aliento y apoyo y presunta complicidad, enviados después de saberse de las cuentas suizas de Bárcenas y no antes, como mendazmente dijo en sede parlamentaria Rajoy. Después y no antes. Ya solo por esos SMS Rajoy debiera dimitir, según Rubalcaba. Ciertamente. Y por otras dos razones no menos graves y dignas de invocarse:

La primera, el reconocimiento del cobro generalizado y continuado en el tiempo (20 años) de los sobresueldos y la financiación ilegal del partido. Más que suficiente para hacer las maletas.

La segunda, el manifiesto desgobierno del país. Obviamente Rajoy está concentrado en las peripecias procesales de Bárcenas, que son las suyas. No puede atender a la gobernación y lo tiene todo empantanado con el agravante de que, al parecer, se va de vacaciones un mes dejando irresponsablemente atrás los problemas abiertos en progresivo agravamiento.

Lo más llamativo de todo, la actitud del gobierno respecto a la carta de Mas, que es mucho más importante de lo que parece. Despacharla con una declaración lateral de la vicepresidenta hablando de que, llegado el caso, recurrirán al Tribunal Constitucional -el mismo al que ya amenazan docenas de recusaciones- es no tener ni idea de la gravedad de la cuestión. Los nacionalistas catalanes interpretarán el silencio de Rajoy, su falta de respuesta a la carta de Mas, como el enésimo insulto de España a  Cataluña y prepararán la cadena humana por la independencia convocada para la Diada con mayor ahínco. Nadie en el gobierno parece prever el impacto mediático del hecho, frente a lo cual no hay nada preparado en ningún terreno.

Pero es que no lo hay en ningún otro. El gobierno parece descoordinado y cada ministro lleva los asuntos según le place, provocando todo tipo de protestas. Los ejemplos más típicos son Ruiz-Gallardón, Montoro y Soria. Pero no se quedan atrás Báñez, Mato o Wert. Su impacto en la opinión pública se puede ver cómodamente consultando las bajísimas calificaciones que les otorga la ciudadanía. En una democracia es difícil gobernar y que te aprueben; pero casi lo parece más que te suspendan tan rotunda y reiteradamente.

La última ocurrencia viene del ministro Margallo, un español de pro, chapado a la antigua, que la tiene tomada con el Peñón. Ya amagó alguna confrontación con Inglaterra a comienzos del mandato pero, por entonces, Rajoy aún gobernaba algo y se consiguió frenar la ofensiva neoimperial berlanguiana. Ahora puede ser distinto ya que Rajoy está dedicado a otros menesteres y, si nadie controla este asunto, nos podemos encontrar con un conflicto diplomático serio en unas condiciones de particular debilidad, tanto en lo interior como en lo exterior.

Si a alguien se le ha ocurrido que un conflicto con Inglaterra por Gibraltar puede desviar la atención del escándalo Bárcenas/Rajoy no sabe en dónde está. Lo que le faltaba al presidente es que lo humillen -que humillen a España, diría él- en la escena internacional como sucedió con el generalato argentino cuando las Malvinas.

Pero puede que no sea una maniobra de cortina de humo sino una vuelta de la raza por sus pagos. No se olvide que nuestro embajador en Londres es Federico Trillo, un recio guerrero dispuesto a defender la integridad territorial de la Patria con las armas en la mano. Y algo de eso debe de haber porque, convocado al Foreign Office para expresarle la protesta británica, no acudió sino que envió a su segundo en la embajada. Del mismo modo a lo mejor Margallo aspira a dejar su huella en las complejas relaciones de España, el Reino Unido y Gibraltar.
 
Definitivamente, esto no puede seguir así. El país necesita un presidente que pueda dedicarle las veinticuatro horas. 

dissabte, 3 d’agost del 2013

¿Comisión de investigación? Bien. Y denuncia por asociación ilícita.


Sumamente descontenta la oposición, especialmente la de izquierda, con la pintoresca comparecencia de Rajoy, vuelve al ataque. El PSOE mantiene la posibilidad de la moción de censura. Pues le ha llegado el momento de materializarla. Tiene que presentarla y forzar otro debate en sede parlamentaria en el que vuelva a tratarse este asunto de la presunta contabilidad B del PP porque es de extrema gravedad. También se pide una comisión parlamentaria de investigación. Nadie duda de que no prosperará a causa de la negativa de la mayoría absoluta del PP. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría ya ha dicho que no ha lugar por estar en marcha una investigación de naturaleza judicial.

La cuestión es el objeto de esa investigación judicial, orientado a los presuntos delitos de Bárcenas. Sin embargo, de los papeles del precito se desprende razonablemente que puede haber otra materia de investigación: la que pudiera darse con una denuncia por asociación ilícita. Que hay indicios razonables que apuntan a este tipo delictivo en el PP lo confirmó, curiosamente, la propia intervención del presidente del gobierno en el debate sobre Bárcenas. Y lo confirmó con toda solemnidad pues lo leyó en un papel, como hace siempre que habla en público. Dijo Rajoy de modo completamente ingenuo, sin darle importancia, como lo más normal del mundo, refiriéndose a la acusación de sobresueldos regulares, reiterados, periódicos en el PP: ¿Se han pagado sueldos? Sí. ¿Se han pagado remuneraciones complementarias por razón del cargo? Sí. ¿Se han pagado anticipos o suplidos a justificar por gastos inherentes al desempeño del cargo? También, como en todas partes. Es de justicia. Se ha pagado por un trabajo, se ha pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad. No me parece se haya reparado en la enorme importancia incriminatoria que tiene esta declaración, reveladora de una mentalidad de quien se cree por encima de la ley.

Es la máxima autoridad del gobierno y del partido la que reconoce en sede parlamentaria unos cobros como prácticas regulares, dando a entender que son lo más normal del mundo y que lo hacen todos. Lo segundo es no solamente falso, sino insultante para los demás partidos españoles, especialmente aquellos en los que los dirigentes, lejos de cobrar sobresueldos, ceden al partido parte de su remuneración. Y también es falso que sea "normal". ¿"Remuneraciones complementarias por razón del cargo" o por "el desempeño del cargo"? Normal, ¿en dónde? ¿En las empresas? Pero un partido político no es una empresa. Queda, además, por averiguar en qué medida son esas retribuciones de tan divertidos nombres (sobresueldos, en definitiva) compatibles con la Ley de Incompatibilidades, que no lo son. Por supuesto, el debate es sobre la naturaleza de los partidos. Pero algo está claro: se financian (en teoría) con fondos públicos. Deben, pues, responder de ellos.

O sea, que ni normal ni en todas partes. Y si es o ha sido delito es cosa que no puede ni debe zanjar el señor Rajoy. Su idea de que los cobros son legales porque se han declarado a Hacienda (aun admitiendo que alguno pueda no haberlo hecho, pues la carne es débil) es sencillamente estrambótica. Hacienda recauda por lo que se declara y los ingresos declarados tienen una presunción de legalidad. Pero no le compete realizar otras averiguaciones salvo casar lo ingresado con lo declarado. Sobre la legalidad o no de los ingresos (los sobresueldos) decidirán los jueces. Como debe ser.

Porque, además, la cuestión presuntamente delictiva en la que el bueno de Rajoy no cayó al hacer tan peligrosa confesión de parte no solo está en la percepción de retribuciones atípicas, por decirlo suavemente, sino en el origen de esas retribuciones. Según los papeles de Bárcenas, los fondos con que se pagaban los sobresueldos o "compensaciones" que todos cobraban tan convencidos de hacer lo que todo hijo de vecino, provenían de donaciones ilegales de empresarios que, a su vez, se manipulaban contablemente para burlar la ley y hacerlas desaparecer, entre otros destinos, en los bolsillos de los dirigentes del PP bajo los nombres de compensaciones. O para el Domund. Y hay más. En algún sitio he leído que existen sospechas de la comisión de delitos de blanqueo de dinero en relación con la compra de la sede del PP en Bilbao.

En fin que hay razones suficientes para proceder en vía judicial con una denuncia por asociación ilícita. Desde el punto de vista político, el asunto de cómo pueda resultar que un partido político sea, en realidad, una asociación ílícita, lo trató ayer Palinuro en su su entrada Ahora ya está todo claro. Desde el punto de vista jurídico, doctores tiene el Derecho que lo argumentarán y refutarán por los matices del concepto de "asociación". Pero, se vea como se quiera, la verdad es que una asociación presuntamente dedicada a recaudar fondos ilegales que destina después a actividades también ilegales al financiar las elecciones vulnerando la ley y al reparto de sueldos atípicos, que compensa aquellos mediante una práctica generalizada de actividades administrativas (contratas, concesiones, adjudicaciones) también fraudulentas, todo presuntamente, claro y que, además, realiza estas prácticas de modo sistemático y contumaz durante más de veinte años; una asociación así tiene toda la pinta de ser una asociación ilícita. Aunque su objetivo público fuera traer el cielo a la tierra.

En un Estado de derecho nadie está por encima de la ley. Ni los partidos políticos. Ni sus dirigentes, aunque sean el gobierno.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 2 d’agost del 2013

Ahora ya está todo claro.


Comparecencia de ayer. Rajoy admite haber cobrado sobresueldos, aunque los llame de formas imaginativas y sostenga que son "legales" porque están declarados a Hacienda. Admite asimismo que los cobraban muchos otros y trata de disimularlo, como siempre, echando la propia basura sobre los demás, sosteniendo que lo hacen otros partidos. Falso, como él sabe. Si acaso, en otros partidos se hace al revés: los dirigentes dan parte de su sueldo al partido. Esto provoca la hilaridad de los dirigentes del PP, mucho más avispados que los demás políticos a la hora de trincar la pasta.

Admite Rajoy también implícitamente, pues no lo negó, que el PP lleva veinte años financiando ilegalmente sus elecciones. Haciendo trampas.

Ahora está ya todo muy claro.

Suele decirse que la izquierda es más crítica, más inquisitiva y más protestona y por eso está siempre dividida mientras que la derecha, misteriosamente, aparece unida como una piña.  ¿Por qué? Simplemente porque en la izquierda la gente suele estar por ideales o ideología ya que el dinero no suele habitar los espacios zurdos mientras que en la derecha, al revés, están por el dinero y los ideales y la ideología no cuentan. Incidentalmente eso es lo que explica que el 99,99 % de los tránsfugas sean de la izquierda a la derecha y de la derecha a la izquierda solo haya pasado Verstringe. En la izquierda no hay dinero. En la derecha sobra y los tránsfugas van por él.

Ahora ha quedado claro ya que el PP no es un partido como los demás sino una especie de lobby del capital, la banca y la iglesia, una asociación de individuos a sueldo de la patronal, dispuestos a hacer lo que esta diga a cambio de pastuqui, de abundante pastuqui. Los capitalistas que, de tontos no tienen nada, han visto que su mejor instrumento para controlar el poder político, dictar las leyes en su beneficio y hacer fabulosos negocios a base de contactos priviligiados y corrupción es crear una organización a su servicio que parezca un partido político. De este modo, también se benefician de las subvenciones públicas del Estado a los partidos, lo cual les permite reducir drásticamente las subvenciones a los demás (de las que estos dependen) porque ellos tienen el suyo nadando en dinero de la corrupción.

Visto lo visto y, aunque el PP fabrica fabulosa doctrina y habla mucho de cosas excelsas, a tenor de los papeles de Bárcenas y de lo que Rajoy aceptó ayer en el Parlamento, el PP no es si no una asociación de mangantes que están viviendo a todo lujo con el dinero que fluye a millones de donaciones ilegales de la patronal. Esta organización mafiosa que lleva funcionando veinte años ha pervertido el funcionamiento de la democracia, ha destruido el prestigio de las instituciones y ha destrozado el sentido de las elecciones, todas ellas ganadas con trampas y, por lo tanto, nulas. Ciertamente, esto les importa un rábano porque a los beneficiarios de esta estafa, todos ellos franquistas y/o descendientes de franquistas, la democracia y el Estado de derecho les importa un rábano pues saben que, si desaparecieran, si en España volviera  a haber una dictadura, ellos seguirían en el gobierno porque de demócratas no tienen ni han tenido nunca nada.

Sobre esta asociación ilícita de hecho llamada PP, han llovido los millones de euros a cientos de las donaciones ilegales de la patronal. Esos millones de dinero sucio tenían, según se desprende de los papeles barcénigos, tres destinos:

Primero. Pagar los gastos corrientes del partido, cosa que se hacía con una generosidad sin límites porque los fondos eran también ilimitados. Por supuesto, los patronos donantes recibían condigna contraprestación cien por uno a base de contratos ilegales, adjudicaciones fraudulentas y todo tipo de favores, enchufes y mamandurrias en detrimento de la Hacienda Pública, vale decir, del contribuyente, vale decir, de los trabajadores (pues, como se sabe, en España solo pagan impuestos los trabajadores) o sea, que la lucha de clases está más viva que nunca. La patronal española -un atajo de inútiles incapaces de emprender nada de provecho y que solo sabe ordeñar ilegalmente al Estado mediante enchufes y tratos de favor- vive, como siempre, de explotar a los trabajadores. Con ayuda de la Iglesia católica, que también pone el cazo y se lleva su mordida aunque no tenga que hacer donaciones ilegales, pues ya hay media docena de ministros monaguillos dispuestos a legislar lo que ella quiere, siempre en contra de la libertad, el progreso, la ciencia y las mujeres.

Segundo. Pagar fabulosos sobresueldos a los principales dirigentes de esta asociación de presuntos malhechores. Aparte de la vergüenza de tener que proclamar su "honradez" en público y en la que nadie cree, Rajoy -y algunos otros de semejante nivel de prepotencia- suele decir que él no está en política por dinero,  pues tiene una profesión. Otra falsedad: tiene una profesión, pero no la ha ejercido nunca, lleva toda su vida activa en cargos públicos, cobrando sueldos públicos y, los últimos veinte años por dos o tres conceptos y presuntamente ilegales. Y como él, muchos otros: Áznar, Álvarez Cascos, Cospedal, Trillo, Arenas, etc., etc., todos políticos profesionales, que no han hecho otra cosa en su vida salvo servir a la patronal en donde les dicen, cobrar fabulosos sobresueldos y darse una vida de cine a costa del contribuyente al que se expolia, se engaña, se insulta y se explota. En contra de lo que dicen ellos y repite la batería de periodistas y medios que también están regiamente pagados por este seudopartido, ser del PP es un chollo: te garantizan sobresueldo, enchufe, bicocas, trajes, viajes y, con un poco de suerte, cuando dejes la política, tendrás un magnífico puesto en una empresa privada o "privatizada", el estilo de Zaplana, que está forrado. ¿Se entiende por qué el PP tiene 800.000 afiliados? Muchos esperan pillar algo y miles y miles lo consiguen. A los citados se añaden los Camps, Fabras, Sepúlvedas, "Albondiguillas", Baltares, Barberás, etc., etc. Y esos son a los que han pillado llevándoselo crudo. Calculen los que se han ido de rositas o intentan hacerlo (por ejemplo, el propio Rajoy) y verán cómo la causa de la ruina de España es esta organización cuya finalidad es esquilmar los dineros públicos al servicio de la patronal y el de sus propios bolsillos.

Tercero. Financiar las campañas electorales. Este asunto es de una gravedad inimaginable. Si el dopaje ha servido para que Armstrong haya perdido no sé cuántos títulos, en puridad de los hechos, la financión ilegal de las elecciones del PP debieran servir para anular los resultados. Es indignante, repugna a un elemental sentido de la justicia, que unos mendas hayan competido en juego sucio con otros ocultando que disponían de diez, cien, mil veces más dineros que sus contrincantes, que podían pagar lo que quisieran: los autobuses, los bocatas de los asistentes a los mítines, que podían contratar interventores, pagar trolls en las redes para hacer daño al adversario y, si se terciaba, comprar votos o lo que fuera necesario. Es una historia tan sucia que da asco. Pero hay que sacarla  si alguien quiere que la corrupta democracia española, tenga alguna posibilidad de supervivencia antes de hundirse en la ciénaga de la inmoralidad, el cinismo y la ilegalidad de una gente que ha montado un partido político, a lo que parece, para forrarse y estafar a sus conciudadanos. Tanto que es razonable pedir la ilegalización del PP en vía judicial como  asociación ilícita.

Hay que averiguar hasta el final. ¿Faltó algo ayer en la comparecencia de Rajoy?

Sí, faltaron dos preguntas que la oposición, digna y fuerte, pero corta, no supo o no quiso plantear. Son estas:

1ª) ¿Puede usted , señor Rajoy, decir en sede parlamentaria cuánto cobra y cuánto ha cobrado al mes en los últimos años y por qué conceptos? Solo para que la gente pueda saber lo que cobra el presidente del gobierno, que lleva años ocultándolo y que por fin, la buena señora que tuvo los arrestos de pregúntárselo en TV hace años, tenga su respuesta.

2ª) Las cuentas de Bárcenas en Suiza, ¿son solo de Bárcenas o son del PP? Si mañana Bárcenas dice que son del PP -pues es muy extraño que un simple tesorero sustraiga esas cantidades_ ¿qué va a hacer usted, señor Rajoy? ¿Seguirá diciendo que es usted muy íntegro y honrado -como si eso sirviera para algo- y se negará a dimitir para terminar de hundir el país?

En efecto, está todo clarísimo. Repito, la lucha de clases más viva que nunca. A un lado la gente, los ciudadanos, los trabajadores y al otro esta especie de agencia Pinkerton, compuesta por unas gentes a sueldo de la patronal, dispuestas a hacer lo que sea por seguir cobrando sus sobresueldos.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dijous, 1 d’agost del 2013

Tras la comparecencia la dimisión es obligada.


Ha comparecido a la fuerza, arrastrado, a regañadientes, porque no ha podido evitarlo. Se lo han dicho todos los intervinientes, lo sabe la opinión pública y la prensa extrajera. Sin embargo, sigue diciendo que viene por voluntad propia. Es la quintaesencia de su personalidad: mentir, mentir siempre, mentir incluso frente a la evidencia contraria, mentir y hacer como que la verdad no existe. Debe de ser el político más desvergonzado y embustero de la historia de España, un sujeto sin categoría alguna, forjado en el disimulo, la mendacidad, la ocultación y la cobardía.

Palinuro ya avisaba de que su táctica de desviar la atención de la corrupción del PP -que lo afecta a él personalmente- con otras historias no iba a funcionar. Y no ha funcionado. Nadie le ha hecho caso y todos se han centrado en el asunto Bárcenas. Incluido él mismo, cuya réplica giró exclusivamente sobre la corrupción. Para estos efectos ya tenía preparada otra mentira: no había dado antes explicaciones sobre Bárcenas porque nadie se las había pedido. Lo dice con su habitual desfachatez.

Habiendo fracasado en su enésima maniobra de ocultación, Rajoy ha querido defenderse atacando y... la ha fastidiado porque, aun afirmando que no piensa hacerlo, cuando repare en lo que ha dicho, se dará cuenta de que ha dado un paso decisivo hacia la dimisión. Me explico.

La primera parte de la comparecencia ha dejado claro hasta dónde llega el sentido de la democracia de un franquista sobre todo si, además, es un corrupto. Empezó identificándose a sí mismo con España, como Franco. Quien lo ataca a él, ataca a España. Y va más allá: sostiene que la moción de censura propuesta por Rubalcaba (y que ahora ya es imperativo presentar) es una "amenaza" a su persona. Sólo un franquista redomado que carece de todo respeto a la democracia y el parlamento se atreve a calificar de "amenaza" el ejercicio de un derecho de los diputados de la oposición. En su estúpida megalomanía, identíficándose también con el Rey, birló a este la fórmula que él utilizó para escurrir el bulto: Me equivoqué, dice. Al margen de si eso es verdad (que tampoco lo es), ha tardado siete meses en reconocerlo y eso mientras mandaba SMS de apoyo al presunto delincuente con el que él se equivocó.

Advirtió Rajoy que las cámaras no son los tribunales de justicia ni pueden sustituirlos. Obvio, No se trataba de eso, tampoco. De hecho es una nueva mentira del acorralado presidente puesto que no lo pretenden y no hace falta que se lo recuerden. Pero quédense con esta observación para entender la segunda intervención de Rajoy pues hay que conectar las dos intervenciones. Se ve entonces el fracaso de esta nueva táctica de ocultación y por qué Rajoy está mucho más cerca de la dimisión que ayer.

Lo esencial, lo más grave, lo definitivo de la primera parte de la intervención, lo que sella el destino del orador y lo pone a las puertas de la dimisión más oprobiosa tarde o temprano es que, por fin, ha reconocido haber cobrado sobresueldos. Que los ha cobrado él y lo han hecho los dirigentes de su partido. Es la primera vez que lo hace. Ha intentado camuflarlo llamándolos de formas diversas, diciendo que pasa en todas partes. Otra mentira más: esa práctica de pagar enormes sobresueldos a los dirigentes del partido con cargo a vaya usted a saber qué ingresos es exclusiva del PP y del amigo Rajoy que lleva veinte años percibiéndolos. Digan lo que digan los del PP sobre las razones por las que están en política, la realidad es que están por una inmensa pastuqui. Vamos que el PP es un chollo con el que los dirigentes viven a cuerpo de rey y a costa de los españoles. Dice Rajoy, creyendo salvarse con ello (una prueba más de que si los dioses le han dado una cara muy dura, también lo han dado una inteligencia muy corta), que están todos declarados a Hacienda. Estaría bueno. La declaración a Hacienda muestra que se tributa por lo que se ingresa, pero no dice nada sobre el origen de los ingresos ni sobre su licitud o no. 

Por eso es tan importante la admisión del cobro de sobresueldos en sede parlamentaria que hasta ahora era cuestión que Rajoy había rehuido cuidadosamente. Ya está claro -pue lo admite- que ha recibido sobresueldos. Es un hecho. Ahora falta que en su tardo cerebro entre la idea de que lo ilícito está en el hecho mismo de cobrarlos, se declaren o no Hacienda. Rajoy debe dimitir ipso facto por estar lucrándose con dineros ilícitos en tanto reduce los ingresos de los ciudadanos y más si, encima, se sube el suyo mientras baja los de los demás. Y eso ocultándolo, a la chita callando. Es algo sencillamente repugnante.

Es una pena que la oposición -que estuvo bien, en general, aunque falta de garra- no aprovechara la ocasión para hacer la pregunta que Palinuro hace meses que pide se formule en sede parlamentaria: aprovechando que ya admite usted haber cobrado sobresueldos, ¿quiere usted decir cuántos, cuánto, cuándo y por qué conceptos? Parece mentira pero, con lo que ha sucedido, España debe de ser el único país de Europa que no sabe cuánto cobra al mes el presidente del gobierno.

La segunda parte de la comparecencia ya cerró el círculo de su forzosa dimisión debido a su incapacidad para defenderse con acierto. Tardará más o menos, pero la suya es una dimisióbn obligada. Gran parte de la segunda intervención fue repetición monocorde del "y tú más" que solo demuestra que se dan por buenas las acusaciones.

Pero hay más. Rajoy creyó zanjar valientemente la cuestión con un No voy a dimitir porque no soy culpable. Recuérdese ahora lo que dijo en la primera parte sobre confundir parlamento y tribunales. ¿Quién los confunde si no él mismo? Nadie, que yo sepa, le pidió la dimisión por considerarlo culpable, sino por considerarlo responsable de los hechos, que, aunque no lo crea, no es lo mismo. Si es o no culpable lo decidirán los jueces. Solo a un personaje tan falto de luces como sobrado de mendacidad se le ocurre que pueda tener algún valor ante nadie que alguien acusado de un delito diga que no es culpable. Solo a alguien tan necio como para creer sus propias mentiras se le ocurre pensar que el responsable político de un cargo público que resulta ser un presunto delincuente contumaz no es responsable político de lo que haga el presunto.

Se lo dijeron ayer en sede pàrlamentaria; se lo dice la calle; se lo dice la prensa internacional: por el bien de España, váyase, deje de mentir, de engañar, de hacer cisco a su país. ¿No ve usted que no lo creen ni los suyos, ni los que esta mañana le aplaudían?

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?


La comparecencia de hoy es un punto de inflexión en el gobierno de Rajoy. Más o menos a mitad de la legislatura, se produce con un motivo de extraordinaria gravedad, que afecta a la legitimidad de las instituciones. Y encuentra al gobierno enfrentado a la oposición (y buena parte de la opinión pública) no solo en lo político, sino también en lo moral y hasta en lo cognitivo. Para el gobierno y su partido, Bárcenas es un delincuente (le han quitado el preceptivo "presunto") que actuaba solo, del que nadie tenía noticia, al que nadie conocía (Rajoy, en concreto, ni de nombre) y que, por supuesto, no tiene nada que ver con el partido y el gobierno cuya honradez es acrisolada, la contabilidad transparente y sus dirigentes, dechados de virtudes y amor a la Patria, por la que han renunciado generosamente a los emolumentos que en la vida civil les hubieran correspondido, dados sus muchos méritos.

La oposición, por otro lado, cree que los papeles de Bárcenas son la válvula por donde ha salido toda la podredumbre que hay en el PP, literalmente minado por la corrupción casi desde sus orígenes. No es un asunto individual sino colectivo. Es más, de ser ciertos los papeles de Bárcenas (apuntalados por la contabilidad B filtrada en la red por Anonymous), más que de un partido puede hablarse de una asociación ilícita, con claro ánimo (y práctica continuada en el tiempo) de vulnerar la ley. La imagen no es la de unos dirigentes íntegros, honrados, que se entregan a la patria, sino la de una pandilla de pillos redomados que llevan veinte años cobrando sobresueldos de fondos ilegales y dándose un vidorro de cine a costa del contribuyente.

Es duro plantear así las cosas. Pero es lo que hay. Y no todo. Todavía enciende más la sangre que, además de haber estado financiando ilegalmente las elecciones (cuyo resultados son nulos) y haberse repartido la pastuqui al modo mafioso, según parece, sean estos los mismos que imparten lecciones de honradez, sinceridad, democracia, patriotismo, sentido del Estado y no sé cuántas grandezas más. Los que llevan años llevándoselo crudo. Había que soportar a Aznar diciendo en 2010 que el PP tenía que seguir siendo incompatible con la corrupción. De respetarse esa incompatibilidad (que no se ha hecho puesto que hasta Aznar presuntamente cobraba sobresueldos) sería la única que hubieran respetado en el PP.

La situación es bochornosa. El presidente lleva siete meses ocultándose pero enviando SMS a las escondidas a aquel cuyo nombre omitía en público y que fingía no conocer. Enésimo ejemplo de una actitud costumbre en el presidente de mentir sistemáticamente sin que parezca afectarle el hecho de que todo el mundo conozca la verdad. La verdad es que se trata de un presidente sometido al chantaje de un antiguo presunto socio de golferías. Y en esa situación se ve literalmente arrastrado por la oposición al Parlamento, a dar cuenta de acusaciones gravísimas que pesan sobre él personalmente y lo hacen aparecer como el jefe de esa asociación ilícita, que ha organizado, administrado y de la que presuntamente se ha beneficiado. Pues viene diciendo que lo hace a petición propia.

De verdad, da vergüenza. 

Y más lo que va sabiéndose de lo que Rajoy pretende en la comparecencia; lo de siempre: no decir nada, no responder y despacharse con perogrulladas ajenas a la cuestión. La primera señal vino con la fecha, 1º de agosto, buscada para minimizar la audiencia. La segunda con el propósito de convertir la comparecencia monográfica sobre Bárcenas en un pleno escoba para hablar de todo y de nada. 

Como siempre, el plan augura catástrofe y los resultados contrarios a los previstos y queridos. Rajoy puede hablar de lo que quiera y lo hará. Pero la comparecencia es sobre Bárcenas y no habrá nadie en el hemiciclo y fuera del hemiciclo dispuesto a prestar atención a lo que no sea Bárcenas. El resto, como si quiere rezar el rosario. Además, la oposición, a la cual es forzoso dejar hablar, no le seguirá en su maniobra de distracción y se centrará en el asunto de Bárcenas, pidiendo su dimisión (la de Rajoy) por la razón evidente de que un hombre que ha llegado a estos niveles de descrédito y desprestigio, que recurre a estas triquiñuelas para rehuir el bulto y que pasa la mayor parte de su tiempo ideando tácticas para librarse de los avatares de un proceso judicial, no está capacitado para presidir el gobierno de España.

Supongamos que mañana decide el juez que, para aclarar las contradicciones entre Bárcenas y Rajoy, debe ordenar un careo entre ambos. ¿No será mejor que Rajoy dimita antes de que algo así, o similar, pueda darse?

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 31 de juliol del 2013

De los Cobos no puede dimitir porque no es magistrado del Tribunal Constitucional.


Según Rafael Hernando, portavoz del PP;hay una campaña contra De los Cobos, con "tintes anticonstitucionales", por su militancia en el PP. Falso: no hay tal campaña y, si la hubiera, no sería anticonstitucional, sino muy constitucional. Lo anticonstitucional es que De los Cobos presida el TC -incluso que forme parte de él- y que Hernando lo defienda.
 
Dice Hernando que la Constitución solo prohíbe que los magistrados del TC sean "cargos directivos" de los partidos, pero no militantes; que el TC solo está sometido a su propia Ley Orgánica y, por tanto no le afecta la Ley Orgánica del Poder Judicial que sí declara incompatibles la condición de juez y magistrado con la militancia en un partido. Eso era lo que creía Palinuro en un principio, antes de que el propio TC soltara su nota de prensa sentando esta doctrina. Viéndolo con más detalle la explicación es falsa y la posición de De los Cobos ilegal e insostenible.
 
El artículo 19, 1 de la vigente Ley Orgánica del Tribunal Constitucional enumera las causas de incompatibilidades de los magistrados del TC y al final dice textualmente: "En lo demás, los miembros del Tribunal Constitucional tendrán las incompatibilidades propias de los miembros del Poder Judicial."

Es decir, ni campaña, ni anticonstitucional ni nada: el señor De los Cobos tiene las mismas incompatibilidades que los miembros del Poder Judicial y de nada le sirve aducir que el TC "no es parte del poder judicial" porque su misma ley reguladora, la única a la que, junto a la Constitución, está sometido, lo hace tal en materia de incompatibilidades.

El señor De los Cobos está vulnerando la ley, su posición es ilegal y, lógicamente, debe dimitir, diga lo que diga el señor Hernando.

Pero, para desgracia del tal Hernando, el señor De los Cobos no puede dimitir porque NO es magistrado del TC. Qué sea lo que ha sido hasta la fecha es algo que habrán de dilucidar los tribunales si alguien tiene los arrestos suficientes para denunciarlo por usurpación de funciones, ya que ha estado actuando como magistrado sin serlo.
 
¿Por qué? La citada Ley Orgánica del Tribunal Constitucional sigue diciendo en su art. 119, 2: Cuando concurriere causa de incompatibilidad en quien fuere propuesto como Magistrado del Tribunal, deberá, antes de tomar posesión, cesar en el cargo o en la actividad incompatible. Si no lo hiciere en el plazo de diez días siguientes a la propuesta, se entenderá que no acepta el cargo de Magistrado del Tribunal Constitucional.

¿Causó baja en el PP el señor De los Cobos al aceptar el nombramiento de magistrado? ¿Sí? En ese caso no tengo nada que decir. ¿No? Pues a tenor de la ley vigente, el señor De los Cobos no es magistrado del Tribunal Constitucional y, por lo tanto, todas las decisiones de este Tribunal en las que haya intervenido este buen hombre son absolutamente nulas.

Ni campaña, ni anticonstitucional ni nada, amigo Hernando. Aquí los únicos de la campaña, los únicos inconstitucionales son ustedes y sus amigos. Y va siendo hora de que paguen por ello. Si no cesó expresamente en su militancia en el PP, ese señor De los Cobos es tan magistrado del TC como mi gato y a mi modesto entender debiera responder ante los tribunales por ejercer indebidamente un cargo sin estar legalmente capacitado para ello.

Declarar y aclarar.


El PP es un partido "presidencialista" en el sentido de que se nombra un presidente con plenos poderes, al que están sometidos todos los demás, incluido de hecho el máximo órgano, el Congreso, puesto que, hasta la fecha, no ha intervenido en el nombramiento del presidente salvo para ratificarlo. Así pues, detrás de los secretarios generales, por encima de ellos, tomando las decisiones y siendo responsables de ellos, están los presidentes. A Álvarez Cascos le tocarron Fraga y Aznar; a Arenas, Aznar y Rajoy. A Cospedal, Rajoy.  Por cierto, Rajoy también fue una temporada secretario general de Aznar.

Así que esos tres secretarios generales (un cargo más devaluado que el equivalente del PSOE, por ejemplo, que es un partido más "parlamentario") son la última defensa que queda a los dos presidentes que siguen siéndolo, pues Aznar lo es "de honor". Los tres fueron personalidades importantes de la política española (Cospedal aún lo es, por extraño que parezca) pero ninguno de ellos daría un paso sin el permiso de su presidente. Lo que los tres citados declaren como testigos, con obligación de decir la verdad, afectará a sus superiores que, en realidad, ya están afectados por los papeles de Bárcenas.

Van a declarar sobre asuntos muy complejos. No solamente sobre los que deben tener información, sino sobre los que los afectan personalmente. Bárcenas -o sus papeles- afirma que pagó sobresueldos a los tres. Es el momento de declarar "sí" o "no", meridianamente. Porque, hasta la fecha, no se ha escuchado nada concluyente. Al contrario, un confuso batiburrillo de medias negaciones, afirmaciones inconcretas, amenazas de querellas que jamás se interpusieron; ruido, mucho ruido mediático.

A esto de los sobresueldos le ha ocurrido algo muy curioso. Las primeras reacciones, al conocerse su cobro persistente en el pasado y el presente, oscilaban entre negarlo todo con indignación y aceptarlo, pero afirmando que eran legales porque se declaraban a Hacienda. Si son legales o no, si han prescrito o no prescrito lo decidirán los jueces. Pero la opinión pública parece haber sacado la cuestión de los términos legales para llevarla al enfadoso campo de la política y parece haber decidido que, con independencia de la legalidad, el cobro sistemático de sobresueldos repartidos casi como dividendos mafiosos, con fondos procedentes de donaciones ilegales, es inaceptable y forma parte indiferenciada de ese magma de la corrupción que todo lo invade, en forma de Bárcenas, de Gürtel, de Urdangarin, de Matas, de sobres. Un baile de mangantes esquilmando la Hacienda pública, estafando a los ciudadanos y dándose el vidorro padre. Inaceptable.

Un criterio que comparten implícitamente los interesados como se echa de ver en el sigilo con que procedían al reparto de la pastuqui, sus trucos contables imaginativos, la disparatada política de incomunicación que lleva el gobierno y clara intoxicación del partido desde el inicio del escándalo, la sistemática opacidad de Rajoy al respecto hace ya años. En efecto fue en un ya lejano programa de TV en donde una buena señora preguntó de sopetón al entonces candidato, cuánto ganaba y el candidato no respondió. Se hizo repetir la pregunta para ganar tiempo y acabó diciendo bastante más que usted. Pero no cuánto en concreto. Y desde entonces no lo ha dicho. En otra ocasión afirmó que miraba la cuenta a fin de mes pues tenía los problemas de todos los ciudadanos; seguía siendo candidato y por entonces, al parecer, cobraba más de 200.000 euros al año, pero no dijo cantidad alguna.

Es el momento de aclararlo el jueves, 1º de agosto. Mientras sus secretarios generales están emplazados a declarar ante el juez, a él le corresponde aclarar ante los legisladores y la opinión, por fin, cuánto cobra y ha venido cobrando al mes y por qué conceptos. Hay que aclararlo sabiendo, además, que cobrar sobresueldos es inaceptable.

Y actuar en consecuencia.

Hemos llegado al final del camino, señor Presidente.

dimarts, 30 de juliol del 2013

Encantada de colaborar con la justicia.


Sí encantadísima. Pero ha habido que llevarla a la fuerza, como un Cristo entre Cascos y Arenas, a los que no cabe considerar como el buen y el mal ladrón porque ninguno de los dos es bueno en nada. Por eso se metieron a políticos. Y ahí va tan sandunguera la Dueña dolorida, "encantada" de colaborar con la justicia a la que lleva años torpedeando, sin presentarse a los actos de conciliación cuando se le querellan por sus habituales difamaciones, ordenando la destrucción de pruebas judiciales (como el registro de entradas en Génova 13), personándose torticeramente como pseudoacusación en el proceso de Bárcenas, con el objetivo de defenderlo cuando todavía aquel era un caballero y no el espantoso rufián que ha resultado ser. Encantada, sí señor. Así podrá contestar a tantas mentiras como se han ido acumulando. Que si ha cobrado sobresueldos, amen de dos o tres sueldos acumulados y en tiempo real, nada de diferido. Que si la llaman la bien pagá cuando es obvio que, con todo lo que ella vale, debiera llamérsele la mal pagá. A dejar bien claro al juez eso de que, si en vez de a la política, se hubiera dedicado a la abogacía del Estado -su profesión- ahora no tendría un humilde cigarral de 2,5 millones de euros, sino seguramente siete u ocho. Porque, como sabe todo el mundo, la mejor manera de contestar a una mentira es con otra más gorda. Aunque la mentira de las mentiras, la de los 200.000 uracos que se volatilizaron en el camino desde las cuentas de Bárcenas a la contabilidad del PP, esa se quedará sin contestar pues el juez no preguntará por ella y quienes sí lo harían, los diputados de la oposición en las cortes de Castilla-La Mancha, no podrán hacerlo porque, con su abrumadora mayoría de un escaño, la Dueña impide que se la llame a comparecer en sede parlamentaria. Ella no es como el blandengue de Rajoy quien, aun con una mayoría real, ha cedido y comparecerá el jueves a cantar la gallina en el Congreso. Cospedal lo tiene claro: lo que hay que hacer con el Congreso es lo que ella ha hecho con las cortes castellano-manchegas: suprimir la paga de los diputados de la oposición, jibarizar la cámara y, si la dejan, suprimirla por inútil. Porque, vamos a ver, ¿para que hacen falta los diputados -incluso los propios- si ya está ella para hacer lo que haya que hacer? Reconocer que se han cobrado 200.000 € pero negarse a rendir cuentas por ello, mentir a destajo por todos los páramos y decir que van a desmontarse las mentiras y defenderse de las de Bárcenas.

¿Nadie ha dicho a esta señora -que se mueve con protección reforzada cuando sale a la calle porque nadie la soporta- que todo el mundo cree cien veces más Bárcenas que a ella? ¿Que las únicas mentiras a las que debería contestar son las suyas? ¿Que quizá la imputen mañana por choriza?

(La foto es un montaje de la revista El Jueves.

Al pan, pan y al vino, vino.


"Llamaré al pan, pan y al vino, vino". Mentira. Ni siquiera llama Bárcenas a Bárcenas.

"Daré la cara". Mentira. Dio el plasma.

"No tocaré la educación ni la sanidad". Mentira. Las ha dejado hechas unos zorros.

"No subiré los impuestos". Mentira. Los ha subido todos.

"Cuando yo gobierne, bajará el paro." Mentira. Ha subido.

"No tocaré las pensiones. Mentira, las ha desvalorizado, las ha desprotegido y se apresta a recortarlas.

Con ese elenco de embustes a la espalda resulta difícil esperar algo parecido a la verdad en la comparecencia del 1º de agosto, en torno a la cual gira toda la vida política española y parte de la europea.  Sí, sí, parte de la europea. Téngase en cuenta que Europa es un lugar en donde un ministro dimite por una multa de tráfico en lugar de espetar "usted no sabe con quién está hablando" al agente multador. En donde otro dimite por haber aceptado una donación dudosa de 435 € o algo así, es decir, la centésima o la milésima parte de lo que Rajoy puede haber cobrado en sobresueldos, según sostiene el Innombrable.

Rajoy comparecerá a petición propia, dice, luego de siete meses de escurrir el bulto y ante el anuncio de una moción de censura. Comparecerá y colocará el habitual discurso, trufado de perogrulladas, lugares comunes y meras invenciones: 1) está volcado en sacar a España de la crisis. 2) Hemos tocado fondo y ya se atisban en lontananza signos esperanzadores. 3) El gobierno seguirá haciendo lo que ha hecho hasta ahora: las reformas que España necesita. 4) Lo que España no necesita es distraerse con las insidias de algunos y las acusaciones falsas de algún otro. 5) Todo cuanto se dice en los papeles de cierto señor es falso. 6) Piensa seguir dirigiendo la nave con pulso firme hasta las próximas elecciones. 7) Cumplirá el mandato que le dieron los españoles. 8) Y colorín colorado.

La oposición, que lo ha forzado a comparecer a regañadientes, se pregunta qué podrá hacer una vez se haya consumado la ceremonia de la confusión. Y confusión hay un rato largo. CiU apoya el proyecto de Ley de Transparencia del gobierno, con igual, nulo, sentido del ridículo. Si a alguien no se le puede conceder crédito alguno en materia de transparencia es al PP y a CiU; justo los dos firmantes de la norma.

Pero, antes de preocuparse por lo que suceda después de la comparecencia, preocúpense las izquierdas por la comparecencia en sí misma. Ambas insistirán en pedir la dimisión de Rajoy cosa de todo punto obligada. Pero, además de pedir la dimisión, tienen que decir por qué. No ha lugar a debatir sobre la crisis, las reformas, Europa o la prima de riesgo, pues la comparecencia es monográfica sobre los papeles de Bárcenas. Y lo que Rajoy debe refutar es la convicción generalizada de que tiene un partido que más pareciera una asociación de malhechores, que ha ganado las elecciones haciendo trampas, que ha expoliado las arcas públicas durante años con un sistema organizado de corrupción a base de cargos públicos corruptos y empresarios no menos corruptos, que ha estado repartiendo sobresueldos como dividendos de la ilegalidad durante años, que uno de los más beneficiados por ese reparto de dividendos estilo mafioso pudiera haber sido el mismo Rajoy.

También pueden exponerlo en términos más literarios, burlescos, jocosos, llamando de verdad a las cosas por su nombre: una corte de logreros y mangantes que se sirve de una organización partidista para organizar y llevar a cabo sus fechorías. Aparte de las que se cometieran en los tiempos de Aznar -los personajes de la Gürtel aparecen originariamente ligados por vínculos de amistad con su círculo íntimo- es en las Comunidades Autónomas gobernadas a veces por más de veinte años seguidos por el PP, en donde parecen haberse cometido las mayores tropelías. Las CCAA brindaron la imprescindible red de caciques para generalizar la corrupción, el mangoneo, la malversación, el cohecho a todos los niveles de la administración. La ridícula epopeya de los AVEs sin viajeros, las autopistas sin coches, los aeropuertos sin aviones, los museos, las ciudades de la cultura, los centros planetarios sin visitantes, todo ese desmadre de sinvergüenzas e ineptos que, además, han saqueado y llevado a la ruina el sistema de cajas de ahorro se coció en las CCAA del PP, en donde la Gürtel, Urdangarin y Bárcenas ejercían el señorío con derecho a mordida, aquí llamada comisión, allí gastos de representación, allá sobresueldos y acullá gastos de compensación. O sea, trinque.

Efectivamente, al pan, pan; al vino, vino y al chorizo, chorizo. Traten ustedes, amables lectores, de explicar a los europeos que un secretario general del partido, como Javier Arenas, pueda haber estado alojado temporadas enteras en el Palace de Madrid a gastos pagados (incluidas comilonas de 2.000 €, tres veces el SMI mensual), al tiempo que recibía su sueldo y su correspondiente sobresueldo íntegros. Traten de explicarles que el interesado no dimite.

Para ir preparando el discurso bien puede la oposición preguntar a Rajoy directamente si él ha cobrado sobresueldos, cuántos, cuánto, cuándo y por qué conceptos. Las cosas por su nombre. No se pierda el tiempo. Pregúntenle también por Arenas. Y por los 200.000 misteriosos euros que salieron, presuntamente, de las próvidas arcas de Bárcenas camino del PP de Castilla-La Mancha pero se han desvanecido por el camino, como hacían el oro y la plata de las Indias, que nunca llegaban a España o, si lo hacían, era de paso. Cospedal, la Dueña dolorida, está amargada de tener que ir a declarar ante el juez y, en justa e iracunda reacción, se niega a hacerlo en sede parlamentaria. Sobre todo, pregúntenle por qué motivo, una vez Bárcenas, ya imputado, hubo de abandonar sus cargos en el Parlamento y el partido, se le mantuvo despacho, coche, secretaria y sueldo que se prolongó en diferido hasta hace nada.

Pregúntenle por qué mintió por enésima vez cuando aseguró que el Innombrable no trabajaba para el PP cuando, en realidad, estaba haciéndolo de la forma que mejor conoce: chantajeándolo. Si no, ¿de qué le conservan los privilegios y las bicocas?

Bien. Y ¿qué hacer -se pregunta la oposición- cuando Rajoy diga que el destino le llama a cumplir con su deber de sacar a esta gran nación del pozo en que la metieron los sociatas? Es obvio: presentar la moción de censura. ¿Y cuando, presentada la moción, sea derrotada? Entonces sí, entonces habrá la oposición parlamentaria agotado los cauces ordinarios. Será cosa de escuchar a la extraparlamentaria, la que lleva dos años articulándose en la calle. Para dar mayor crédito a su gesto, la parlamentaria debe considerar la posibilidad de proceder a plantes, ausenciasy otras formas de protesta en contra de la apisonadora de la mayoría absoluta del gobierno. La retirada al Aventino que aquí podría ser a la sala de los pasos perdidos. 

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dilluns, 29 de juliol del 2013

El reñidero.


Se entiende la comparación de Bárcenas con Unabomber por lo sonoro del nombre, la existencia de una "B" en él (la letra "B" está llena de connotaciones en esta historia) y por la lejana asociación con la dinamita. Pero en todo lo demás, desbarra. Unabomber era un genio de las matemáticas, un radical neoluddita, un anarquista que predicaba los ideales del retorno a la naturaleza, si bien lo hacía asesinando gente más o menos al azar. Un asesino que decía no estar loco aunque estaba como una cabra pero que vivía de acuerdo con sus ideas, en la pobreza más absoluta, cultivando sus propios alimentos y cosas así. Todo lo contrario de Bárcenas.

Me quedo con mi comparación del cadáver de la obra de Ionesco, Amadeo o cómo salir del paso. Gürtel/Bárcenas son el cadáver que ya ocupa toda la escena porque está aquejado de la enfermedad incurable de todos los cadáveres, según Ionesco, que es la progresión geométrica. Eso le ha pasado al de Rajoy, que ha seguido creciendo y creciendo y ahora ya no hay quien pueda ignorarlo. Y el próximo 1º de agosto será el día en que Amadeo/Rajoy ascienda a los cielos agarrado a su cadáver.

Gracias a la táctica del silencio impuesto, las escapadas frente a la prensa, la desaparición del Congreso, el mutismo hasta para el nombre de Bárcenas, Rajoy ha conseguido lo contrario de lo que se proponía. Los papeles de Bárcenas son la única realidad política tangible en el país. A ellos se refieren y de ellos hablan los políticos sin parar. Los demás asuntos, si los hay, están en segundo plano. Así ha pasado una ley de reforma del gobierno local, con los solos votos del PP. Lo único que importa es el grado de descomposición del PP y la capacidad de aguante del presidente.

No es de recibo que en el PP se hayan estado cobrando sobresueldos a toda pastuqui, ni que se hayan financiado ilegalmente las campañas electorales. Sin embargo es lo que parece ha estado sucediendo por todas partes, como se desprende de las palabras de Mayor Oreja, quien admite la práctica en el PP vasco con la mayor naturalidad del mundo. Es obligado que todas las personas que aparecen nominalmente o por iniciales en los papeles de Bárcenas aporten su versión en sede judicial. Este presidente y el anterior de su partido deben comparecer ante el juez a decir si es cierto que cobraron sobresueldos y demás cuestiones concomitantes. Y detrás de ellos todos los cargos que hayan cobrado sobres, Arenas, Álvarez Cascos, Cospedal, etc. La danza de la muerte.

Ese episodio del presidente del Tribunal Constitucional que parece haber sido asesor del PP desde 1992 es, en el fondo, un asunto de aroma gürteliano. El nombre de la empresa de De los Cobos, Labour Prospectives podría haber sido ocurrencia de El bigotes. Y la intervención tan extemporánea de Celia Villalobos, primero amadrinando el nombramiento de Pérez de los Cobos como magistrado, y luego, movilizándose activamente para bloquear el debate parlamentario sobre su ahijado, ya da un toque patrio de sainete parlamentario. No es seguro que el TC salga de esta si su presidente no presenta la dimisión al tiempo que Rajoy la suya.

Mientras en la calle se da este espectáculo, Rajoy prepara su comparecencia parlamentaria del 1º de agosto. Hará lo que tiene por costumbre: no dar explicaciones y no responder a las preguntas. Será mucho más patente y suscitará comentarios y opiniones más vitriólicas que de costumbre, pero ya se encargará él de que no suceda nada. Pasará un rato sosteniendo que el Innombrable miente y que él está limpio como una patena. No es el Parlamento el lugar adecuado para las tácticas y discursos procesales. No corresponde al Parlamento averiguar si Rajoy cometió o no delito. En el parlamento debiera ventilarse la responsabilidad política según la cual le corresponde asumir la suya, que es muy grande, y dimitir. Un país no puede estar presidido por un gobernante bajo acusación de haber cometido ilegalidades y algunas de ellas por pura codicia.

diumenge, 28 de juliol del 2013

Rajoy entre Mas y De los Cobos.


Según decrece el estrépito ensordecedor del descarrilamiento en Santiago, se desgasta el morbo y la tragedia se instala ya para siempre en el ámbito invisible de las vidas privadas, vuelve a oírse el sobresaltado latir de la vida pública española.

La sempiterna cuestión catalana ha adquirido forma epistolar. Mas ha enviado una carta a Rajoy diciéndole se sirva acordar con él el referéndum de autodeterminación del que Rajoy, como de Bárcenas, no quiere ni oír hablar. Mas sabe que la carta no obtendrá respuesta positiva pero la envía curándose en salud cuando le toque justificar su convocatoria unilateral, aduciendo que él siempre intentó dialogar. Esa misiva es sobre todo de consumo soberanista interno. Sirve para mantener unida a CiU y mostrar que la Generalitat ejerce la iniciativa, bien que espoleada por ERC. Una vez que las cosas llegan a lo espistolar están graves. Entretenido con el barullo Bárcenas, Rajoy no se ha dado cuenta todavía del empuje que trae la cuestión catalana, acicateada por el próximo referéndum en Escocia. En Cataluña hay una marea soberanista que Artur Mas quiere capitanear. El Consejo para la Transición Nacional, un órgano ad hoc para materializar esa transición a la nación, ha advertido al Honorable de que puede acabar en la cárcel. Y eso que el Consejo no ha echado una ojeada a Twitter. En Twitter no solo quieren a Mas en la cárcel; lo quieren ya fusilado.

Pero Rajoy está en otras cosas, como le gusta decir cuando quiere hablar mal esquinadamente de alguien, que es la mayor parte del tiempo. Por eso ha enviado a contestar oralmente a su vicepresidenta, Sáenz de Santamaría quien no se ha apartado un milímetro de la doctrina oficial: "No". Para vestirlo un poco, tras recordar que la Generalitat ya tiene paralizada una declaración de soberanía, avisa de que lo que llegue de Cataluña lo enviarán directamente al Tribunal Constitucional (TC), con la unción de quien se remite poco menos que al juicio de los dioses. Justo en lo que quizá sea la hora más negra de ese órgano con un presidente que ya debería haber abandonado el cargo y dimitido de la condición de magistrado del TC.

El asunto empezó siendo una cuestión jurídico-política, bastante chusca pero con cierta dignidad. Palinuro, que entendía que la posición de De los Cobos era inmoral pero no ilegal, ha cambiado de parecer, convencido por mejores razones y cree que, en efecto, también es y era ilegal. Su dimisión no es conveniente ni oportuna ni prudente. Su dimisión es obligada. Y cuanto antes, mejor mientras salen a luz informaciones que van dibujando en el caso De los Cobos los perfiles bárcénigos y gürtelianos del PP. El hombre ocultó su militancia mientras tomaba decisiones que afectaban a su partido. Y también ocultó que no era una militancia de base sino de fuste y hasta capitel, con frecuentes colaboraciones con la fundación FAES; entre otras la reforma laboral que su partido está aplicando y sobre la que quizá tenga que pronunciarse como magistrado. No es un mero militante. Es un ideólogo y hasta puede decirse que un dirigente del partido que de forma tan torticera lo ha aupado en donde está.

Pero las ocultaciones no acaban ahí. También ocultó, al parecer, su condición de administrador único de una empresa de asesoría que, según informa El Plural, pudo haber contratado con el PP y la CEOE. O sea, que ya hemos abandonado las finas cuestiones jurídicas para entrar de lleno en el estilo de la casa del reparto de la pastuqui. Se nota hasta en el curioso nombre de Labour Prospectives, en un inglés macarrónico muy similar a los nombres de la trama Gürtel, un título que sirve para enmascarar una empresilla que, según va sabiéndose, solo contrata con .un cliente o dos, en régimen de monopsonio. Es decir, ya están aquí las contrataciones, las facturaciones de una u otra forma, los dineros públicos en danza, parte de los cuales pueden haber ido a parar a los bolsillos de este nuevo personaje.

La triple condición de militante, posible proveedor y magistrado del TC, hace que la figura de De los Cobos valga su peso en oro desde el punto de vista del PP. Desde el punto de vista de la justicia, de la democracia y del Estado de derecho, puede ser su peso pero en plomo. Lo curioso es que, reveladas las trampas del nombramiento de De los Cobos, Rajoy haya defendido públicamente que ese nombramiento se atiene a la ley. Lo cual demuestra dos cosas:

Primera: acostumbrados el gobierno y su partido a arrostrar acusaciones tremendas, a habérselas con los casos más escandalosos de corrupción que los salpican personalmente, fueron y son incapaces de ver el carácter absolutamente inaceptable de la peripecia de De los Cobos en el TC. Probablemente les pareciera cuestión menor.

Segunda: Rajoy no está para nada ni para nadie porque tiene todas sus fuerzas concentradas en buscarse salidas procesales. Por eso sus respuestas son meras perogrulladas. En el nombramiento del TC se ha cumplido la ley cuando en realidad no es así ni mucho menos. Pero es dudoso que el hombre, obsesionado con el innombrable, se entere de lo que responde cuando le preguntan.

Hacer depender la cuestión catalana de ese TC es imposible, teniendo en cuenta, sobre todo, que la Generalitat va a recusar al presidente.
 
Y este es el Rajoy que comparece el próximo 1º de agosto.