diumenge, 23 de març del 2008

Así se habla, senador.

En los últimos días, la cuestión racial ha asomado su fea jeta en las primarias estadounidenses. Primero fue la señora Geraldine Ferraro, partidaria de Hillary Clinton, la que hizo una observación que el personal se tomó a mal, como una posición racista. Dijo Mrs. Ferraro que el interés de la campaña del señor Obama radica en el hecho de que es negro. Todavía no se me alcanza qué tenga esa observación de racista. Me parece claro que, en efecto, el interés de la campaña del señor Obama estriba en que es negro. Como veremos más abajo, él mismo se encarga de señalarlo. Pero lo cierto es que se ha armado un griterío y que la propia señora Clinton ha desautorizado a Mrs. Ferraro. Sigo sin entenderlo. Supongo que cabría considerar racista el juicio de la señora Ferraro si ésta hubiera dicho que el único interés de la campaña del señor Obama reside en que es negro. Pero nada autoriza a pensar que esa haya sido su idea.

Entre tanto, el reverendo Jeremiah Wright, pastor de Mr.Obama y hombre con el que éste está asociado desde hace veinte años, habiendo recurrido a sus servicios para casarse y bautizar a sus hijas porque pertenece a su iglesia, hizo unos delaraciones explosivas, muy en la línea de su actitud de supremacismo negro, teñido con algo de antisemitismo y las coronó pidiendo a Dios que maldiga a América por tratar a los negros como seres subhumanos.

Por supuesto, al igual que la señora Clinton, el señor Obama desautorizó al pastor Wright y prescindió de sus servicios. Pero, a diferencia de la dicha señora Clinton, no se limitó a eso, sino que hace unos días, en Filadelfia, precisamente al lado de donde estuvo la Convención, pronunció un discurso tratando de explicar al señor Wright. Tratando de explicarlo y de comprenderlo, como hubiera exigido el filósofo Wilhelm Dilthey, que armó una importante teoría de las ciencias de la cultura sobre la diferencia entre comprender y explicar. El argumento del señor Obama es que los negros (y también los hispanos, otros inmigrantes, los blancos pobres y los nativos estadounidenses, pero especialmente los negros, que pasaron por los traumas históricos de la esclavitud y la segregación) tienen razones históricas para la indignación. Históricas y actuales: la marginación, la explotación, la pobreza, la carencia de recursos, la falta de oportunidades, la desigualdad, la indefensión frente a las grandes empresas son algunas de las más evidentes que afectan a los negros y a los otros grupos de población mencionados.

Pero, al mismo tiempo, los EEUU ofrecen la posibilidad de enmendar la situación actual, como ofrecieron (e hicieron realidad) la de acabar con la esclavitud en el siglo XIX y la segregación en el XX, atajando aquellas causas, ofreciendo igualdad de oportunidades, garantizando los servicios educativos, universalizando la seguridad social, etc, a través de un ambicioso programa de reformas sociales que en Europa llamaríamos de izquierda.

No exagero si digo que es el mejor discurso político que he oído en años y no por sus efectos retóricos, sino porque está construido mirando de frente a la realidad, reconociendo que el problema interno de los Estados Unidos, entre otros, es el racismo y el externo el imperialismo; por su contenido práctico, por el programa que dibuja, por las promesas concretas en política interior y exterior, por decir sin ambages que se pondrá fin a la guerra del Irak "una guerra que nunca debió permitirse y nunca debió llevarse a cabo," un discurso que permite ser optimista respecto a la posibilidad de que los Estados Unidos cambien para bien y, con ellos, el mundo entero. Porque no se crea que exagero, aquí está el enlace. El discurso se llama A More perfect Union y está en inglés.

Traduzco el párrafo que me ha parecido mejor, más emotivo y que suscribo por entero: "Soy hijo de un negro de Kenia y una blanca de Kansas. Me eduqué con la ayuda de un abuelo blanco que sobrevivió a la Gran Depresión para prestar servicio en el Ejército de Patton durante la Segunda GurraMundial y una abuela blanca que trabajó en una cadena de montaje de bombas en Fort Leavenworth mientras su marido estaba en el frente. He ido a algunos de los mejores colegios de los Estados Unidos y he vivido en uno de los países más pobres del muno. Estoy casado con una americana negra que lleva sangre de esclavos y de esclavistas, una herencia que hemos legado a nuestras queridas hijas. Tengo hermanos, hermanas, sobrinas, sobrinos, tíos y primos de todas las razas y todos los colores repartidos en tres coninentes y mientras viva jamás olvidaré que una historia como la mía no es posible en ninún otro país de la tierra."

Muy bien, Senador. Ojalá gane Vd. las elecciones.

(La imagen es una foto de Tsevis, bajo licencia Creative Commons y representa el rostro de Barack Obama hecho del de mucha otra gente).


El Gran Cañón.

Desde la ciudad de Flagstaff hasta el Gran Cañón del Colorado hay unos setenta kilómetros a través de un territorio plano, como a dos mil quinientos metros de altitud, poblado de coníferas con algunas zonas de abedules. Es una carretera monótona, con un límite de velocidad relativamente bajo, bordeada por las consabidas alambradas de alambre de espino. Eso es algo que llama la atención en los EEUU: uno puede circular libremente por inmensa red viaria pero no salirse de ella para vagabundear por el campo, por ejemplo, sin rumbo determinado ya que está prohibido porque todo el territorio es propiedad privada. Supongo que es un símbolo de la esencia misma del país, todo él un monumento a esa institución que, junto al Estado y la familia, cada vez parece gozar de mejor salud, no sé si para bien o para mal.

Al final de la carretera 180 se encuentra la entrada al Parque Nacional del Gran Cañón del río Colorado, que parece ser el primero que se estableció en el país por orden expresa de Roosevelt (Theodor), el que gustaba de "hablar con dulzura y llevar una gran estaca". Es un punto de atracción de turismo del mundo entero y recuerda un poco a las cataratas del Niágara, pues el público presenta presenta una muy similar composición nacional y/o cultural: estadounidenses en primer lugar, seguidos de latinoamericanos, especialmente mexicanos, muchísimos asiáticos y de entre ellos, lo que también me sorprendió en su día en el Niágara, una gran cantidad de indios, algunos de los cuales aprovechan la grandiosidad del lugar para hacer meditación. A pesar de la gran afluencia de público, es muy de agradecer que las autoridades hayan mantenido el lugar en el estado más próximo posible a las condiciones silvestres en que estuvo siempre antes de su establecimiento como Parque Nacional. No hay restaurantes, ni cafeterías, hoteles, viviendas, discotecas o "chaletitos": apenas unos espacios para estacionar los vehículos, de (largo) trecho en (largo) trecho algunas construcciones respetuosas con el paisaje y dedicadas a centros de información, venta de recuerdos y lugares de encuentro para la realización de actividades programadas de senderismo y un hotel. Prácticamente nada para un fenómeno natural -el cañón- de proporciones inmensas, ciclópeas, con cuatrocientos kilómetros de largo, treinta de ancho y casi dos de profundidad. En resumen, que a pesar de la enorme cantidad de gente que lo visita, sobre todo en vacaciones (incluidas las noches, pues el Parque está abierto las veinticuatro horas) uno consigue estar a solas, como se muestra en las fotos que incluyo (en una de ellas con mi hijo Andrés), en mitad de tanta inmensidad. A solas y en silencio; casi un milagro.

La sensación que uno tiene es sobrecogedora, parece mentira que haya un lugar así en la tierra. Aunque todo tiene una explicación pues, según las últimas investigaciones, parece que los elementos tardaron diecisiete millones de años en configurar esta increible obra de arte de la erosión por agua, viento, hielo, seísmos, vegetación y elementos químicos. Diecisiete millones de años es un cómputo de dioses y, por ponerlo en términos vagamente hegelianos, el tiempo que ha tardado la naturaleza en forjar una conciencia, la humana, a través de la cual contemplarse y reflexionar sobre sí misma. Aunque para lo que le vale...

dissabte, 22 de març del 2008

El jarrón chino.

Dice la señora Montserrat Nebrera, ilustre miembro del PP catalán, que el señor Aznar es como un jarrón chino, esto es, un objeto muy valioso, pero que hay que poner en algún lugar en el que no estorbe. Discrepo radicalmente de la primera valoración y, por ende, de la segunda. De valioso el señor Aznar no tiene nada. Nada de nada. Antes al contrario, carece de todo valor. En la campaña electoral de 1996, cuando ganó las elecciones por un estrecho margen, su mentor espiritual, el señor Ramírez, había vendido su imagen como la del "hombre normal", o sea, el tipo gris, el hombre de la calle, el "español de a pie". Ocho años de desgobierno demostraron después que ni esa talla menor daba. Puesto en las candilejas de la política nacional, el señor Aznar demostraba no estar a la altura de las circunstancias con mucho y no hacer ni decir nada salvo vulgaridades, gracias a su carácter soberbio, intemperante, autoritario y agresivo. Ciertamente, durante ocho años en España se hizo lo que él mandaba y quiso pero es que solamente quiso las cosas más estrambóticas y carentes de sentido de la oportunidad, no hablemos ya del respeto a la opinión de sus conciudadanos, desde casar a su hija en El Escorial hasta meter a España en una guerra injusta, armada a base de engaños y falsedades.

La única pregunta en relación con el señor Aznar no es qué hacer con sus ideas sino cómo fue posible que un hombre así, con tan escasas luces, tan agrio carácter, tan cortas y sectarias miras y tan servil con los amos del imperio llegara al gobierno nacional.

Claro que a él personalmente le fue muy bien, pues se enriqueció.


(La imagen es una foto de Brocco Lee,bajo licencia de Creative Commons).

Santa Fe Trail y la Madre de América.

Después de visitar a mi hija Inés y a mi nieta Sofía en Indianápolis, tomé un avión a Denver, Colorado, en donde me esperaba mi hijo Andrés con el que estoy haciendo un viaje por tierras del legendario Oeste. Alquilamos un coche y nos pusimos on the road (luego se verá hasta qué punto) hacia el sur, pasando por Colorado Springs y Pueblo. Hicimos noche en Las Vegas, ya en Nuevo México (no la famosa ciudad de Nevada) y a la mañana siguiente seguimos hasta la capital del Estado, Santa Fe, el punto en que se unían el Santa Fe Trail con el histórico "Camino Real" que subía desde México capital en los tiempos de la colonia española, cruzando por Chihuahua.

De los dos "senderos" que abrieron el Oeste en el siglo XIX, los que materializaron el viejo dicho con que en el Este se animaba a los jóvenes ambiciosos a hacerse un sitio en la vida ("Go West young man"), esto es, el Oregon trail y el Santa Fe trail, este último fue el de mayor consecuencia, pues allanó el camino hacia California y fue el que usaron las tropas yanquies que derrotaron al ejército mexicano en la inicua "Mexican War" gracias a la cual los EEUU arrebataron a México casi la mitad de su territorio, 1.300.000 km2, lo que hoy viene siendo el territorio de los Estados de California, Arizona, Nevada y Utah y parte de Colorado y Nuevo México y Wyoming amén de obligarlo a reconocer la soberanía estadounidense sobre toda Texas

De Santa Fe a Gallup, siempre en Nuevo México, se atraviesa el territorio de los antiguos indios pueblo, cuyas características construcciones que aún pueden verse en muchos lugares (especialmente la aldea de Acoma) han dado origen el estilo predominante en la zona, que presta a ésta un aspecto muy curioso, con cierta personalidad, cosa rara en las ciudades estadounidenses.

Nos dejamos caer por el Monumento Nacional Bandelier en el que se conservan las ruinas de antiguos asentamientos "pueblo" entre erguidas paredes de roca volcánica horadadas por la erosión en cuevas y formas caprichosas, y por el que transitan familias de estadounidenses que llevan a sus hijos a familiarizarlos con el legado arqueológico de su país y aprovechan para hacer exhibición de su puntilloso amor porla naturaleza con continuas advertencias,a veces ligeramente cargantes a fuer de repetitivas e innecesarias.

La zona desértica está llena de sorpresas. Por allí mismo asoma a veces la también "histórica" carretera 66 que hoy ya no aparece en los mapas, aunque es conocida como la "Madre Carretera" o la "Madre de América", según John Steinbeck que hizo viajar por ella a la familia Joad de Las uvas de la ira. En su lugar está la autopista 66, 3.800 kilómetros desde Chicago a Los Ángeles,símbolo del movimiento beat con la novela de Kerouac, una de mis preferidas de la literatura estadounidense por razones biográficas. Allí cerca encontramos un par de sitios sorprendentes, una espcie de Ghost Town de nombre Cerrillos y un Madrid que, como se ve en la foto más arriba, en la que está Andrés, se fundó en 1891 probablemente para la explotación de una mina de turquesa, se abandonó en 1957 y se "reconstruyó" en 1970 y pongo el reconstruyó entre comillas porque parece haberlo hecho una colonia de hippies que ha aprovechado y reparado las viejas casas de madera y las ha dedicado ahora a tiendas de antigüedades, teterías, cafés, museos o galerías de arte moderno.

El espíritu de los años setenta cristalizado en la calle mayor de una ciudad resucitada con el nombre de la capital de otro Estado en otro continente.

divendres, 21 de març del 2008

Expulsada del PSOE.

El PSOE parece haber tomado la decisión de expulsar a su militante doña Gotzone Mora, profesora universitaria y concejala que fuera del Ayuntamiento de Getxo terminado ya su mandato. En principio, estas decisiones son traumáticas y no suelen tener muchos partidarios, especialmente en el PSOE, en donde suelen esperar, a veces años, hasta que las gentes que plantean problemas o desacuerdos suficientemente graves tomen la decisión de irse por su cuenta, como ha hecho la señora Rosa Díez, quien ha fundado con otros el nuevo partido de UPyD después de dos temporadas de trabajar en contra del PSOE como eurodiputada del PSOE. No ha sido el caso de la señora Mora, quien parece haber preferido esperar a que la pusieran en la calle, después de llevar cuatro años pidiendo el voto para el PP.

Esta situación peculiar es una manifestación clara de la dinámica que se establece en nuestras sociedades entre partidos políticos y medios de comunicación. Muchas veces se ha dicho que estos últimos sustituyen al parlamento o que incluso realizan juicios paralelos en detrimento de la recta administración de justicia. Es posible. De lo que no hay duda es de que invaden el terreno que tradicionalmente se habían acotado los partidos políticos. No son infrecuentes las situaciones en que los conflictos en el interior de los partidos afloran en los medios de comunicación. Tampoco lo es que, en tales circunstancias, alguien recuerde que "los trapos sucios se lavan en casa".

Pero ese afán de secreto tiene muy escasas posibilidades de imponerse porque se enfrenta a dos fuerzas coincidentes de gran impacto, de un lado, el deseo de alguno de los bandos en las controversias internas de los partidos (habitualmente el minoritario o el que va perdiendo) de dar publicidad a su posición y de conseguir la mayor audiencia pública; de otro el interés de los medios por dar noticia de conflictos, de problemas y enfrentamientos en la sociedad en el entendimiento de que estos siempre suscitan mayor interés que el business as usual.

El caso de estos rebeldes en el interior de los partidos, normalmente personas aisladas, sin base apreciable en la militancia que les permita considerar la posibilidad de una confrontación interna, son especialmente atractivos para los medios: estos dan al militante díscolo una caja de resonancia con la que nunca hubiera soñado y, al mismo tiempo, sirven información y noticias que van a interesar al auditorio. Ahora bien, una vez pasada la humareda de las salvas iniciales de la escaramuza entre el militante rebelde y la organización, resta por ver cuál es su resultado final.

Por supuesto, cuando se trata de una expulsión es frecuente encontrar analistas que se lamentan de que los partidos políticos son maquinarias antidemocráticas que no toleran el pluralismo y la diversidad en su seno. Pero conviene no exagerar y no confundir (seguramente a propósito)la gimnasia con la magnesia. Una cosa es el pluralismo dentro de las organizaciones partidistas y otra muy distinta que éstas den cabida en su seno a posiciones radicalmente contrarias a los fines de la organización. Antes que nada, los partidos democráticos son asociaciones privadas y ninguna asociación privada puede sobrevivir si admite en su seno a quienes luchan en contra de sus fines sociales y a favor de los de las asociaciones adversarias.

La verdad es que la expulsión dela señora Mora me parece sumamente razonable y quienes pongan el grito en el cielo, quizá la propia señora Mora, por el triunfo del "estalinismo" en el viejo PSOE que piensen cuánto duraría en el PP un militante y cargo público que llevara cuatro años pidiendo el voto para el PSOE.

dijous, 20 de març del 2008

El techo del mundo.

Los acontecimientos de estos días en el Tíbet están pensados con toda evidencia para lograr la máxima repercusión mundial y forzar al gobierno de la República Popular China a ceder en su política respecto a lo que llama la "Región Autónoma del Tíbet"(RAT). De ahí que estén haciéndose movilizaciones en el mundo entero en apoyo al Dalai Lama y al derecho del pueblo tibetano... ¿a qué? Pues en principio a la justicia, al respeto a los derechos humanos y al máximo grado de autonomía que pueda conseguirse dentro del marco de la República Popular China. Conviene que se sepa esto porque el grado de información acerca de lo que está sucediendo allí y de las pretensiones de los distintos actores del conflicto no es precisamente extenso.

De ahí que los objetivos que pretende conseguir la campaña de recogida de firmas de Avaaz en una carta al presidente chino, Hu Jintao, sea precisamente respetar los derechos humanos de los manifestantes en Tíbet y abrir un diálogo con el Dalai Lama. Nada más.

Se entiende que los tibetanos más radicales que han participado en las manifestaciones de los últimos días, duramente reprimidas por el ejército chino, pidan la independencia total del Tíbet y consideren que el XIV Dalai Lama, que vive en el exilio en la India, sea un traidor. Esta es una dinámica habitual entre moderados y radicales en todo movimiento político del tipo que sea y muy especialmente en los de carácter territorial. Pero el hecho incuestionable es que el Dalai Lama ha desautorizado expresamente el empleo de la violencia en el Tíbet y no solamente el de las autoridades chinas, sino el de los mismos manifestantes y ha amenazado con dimitir de su condición de Jefe del Estado del Tíbet (no como dirigente espiritual, se entiende) si aquella prosigue.

Para mí, esta clara actitud de condena de la violencia, especialmente cuando se ejerce en nombre de la causa propia, es la que tiene valor moral, la que diferencia la actitud del Dalai Lama de los hipócritas incapaces de condenar la violencia si creen que los beneficia (en Irlanda, en el País Vasco, en Israel, etc) y la que lo asimila a la lucha del Mahatma Gandhi por la independencia de la India.

Porque el Dalai Lama no solamente ha dejado bien claro que desautoriza el recurso a la violencia (incluso la práctica de arrojar piedras en las manifas callejeras) sino que también viene diciendo desde hace tiempo que considera que el Tíbet debe seguir siendo parte integrante de China y que sólo reclama para él el máximo grado de autonomía posible y el respeto a los derechos humanos de los tibetanos.

Que el gobierno chino responda con la represión a estas reivindicaciones consideradas justas en cualquier otra parte demuestra lo insostenible de su posición desde un punto de vista político y moral. De ahí que haya una clara justificación para apoyar una campaña de solidaridad con el Tíbet que vaya encaminada a presionar a la República Popular China a actuar con justicia en la RAT. La protesta internacional es lo único que puede hacer retroceder a los déspotas chinos, temerosos de la repercusión que su intransigencia pueda tener en la celebración de los juegos olímpicos en Pekín este verano.

Ese es el punto central de esta cuestión y el motivo real por el que los activistas tibetanos han puesto en marcha sus protestas. Las esperanzas de que el Comité Olímpico Internacional pueda solidarizarse con la causa tibetana y decretar un boicoteo de los juegos olímpicos en Pekín es prácticamente cero, sobre todo después de que algunos comités olímpicos nacionales, especialmente el estadounidense, ya hayan votado en contra del boicot, aunque sea por un margen mínimo. No obstante, merece la pena seguir y que cada cual cumpla aquí con su papel: nosotros, la opinión pública mundial, firmando para que los chinos se sienten a negociar con el Dalai Lama y vigilando que no se cometan atropellos con los tibetanos; los comités olímpicos rechazando los boicoteos, para que no se pueda acusarlos de instigar "campañas antichinas" y cosas por el estilo; el Dalai Lama condenando el uso de toda violencia, especialmente la que puedan ejercer sus partidarios, para que no quepa tergiversar su actitud; y estos, por último, continuando con su actividad de protestas y manifestaciones en demanda de sus derechos. Es para ellos una ocasión de oro y lo será cada vez más a medida que se acerquen los juegos olímpicos y todos los medios de comunicación del planeta se centren sobre China.

Está claro que el margen de maniobra de los chinos es cada vez más angosto y que el tiempo trabaja a favor de la lucha por la democracia en el Tíbet sobre todo porque cualquier desliz represivo de las autoridades puede desencadenar el movimiento de opinión internacional a favor del Tíbet que fuerce a nuestros gobiernos occidentales a retirarse de los juegos olímpicos y boicotearlos.

Es legítimo pensar que si los países democráticos hubiesen tenido el coraje de boicotear los juegos olímpicos de Berlín en 1936 quizás los nazis no hubieran sido tan arrogantes y se hubiera podido evitar lo que vino después. Dos últimas observaciones al respecto:

a) Me hago cargo de que un posible boicoteo de los juegos olímpicos es una faena para las legítimas aspiraciones de los atletas del mundo entero; pero estos deben entender que los derechos humanos están por encima de cualesquiera consideraciones deportivas por nobles que sean;

b) también de que equiparar a los nazis con la dictadura comunista china puede resultar algo extraño. No obstante, está claro (porque es una de las grandes conclusiones políticas del siglo XX) que hay más similitudes entre las dictaduras, tengan la base económica que tengan, que entre las dictaduras y las democracias. Y una de estas similitudes consiste en sostener que las democracias no son tales, sino dictaduras encubiertas. Eso es lo que ellas quisieran, por lo de la condición del ladrón.

(Las imágenes son fotos de Fanghongy de Lucag bajo licencia de Wikimedia Commons y de Creative Commons).

El éxito de los criminales.

Acabamos de pasar el quinto aniversario del bombardeo, destrucción y posterior invasión criminal del Irak por un contingente angloamericano en una acción ilegal e inmoral con fines de saqueo a la que prestó su apoyo de lacayo de tercera el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar. En todo el mundo se han celebrado manifestaciones de repulsa contra aquel acto de barbarie que trajo como consecuencia cinco años de sufrimientos al pueblo iraquí, con cientos de torturados, decenas de miles de asesinados, cientos de miles, millones, de desplazados, básicamente población civil. Añádese a ello la destrucción de las infraestructuras del país, la división de éste en territorios y tribus enfrentados en permanente guerra civil, la invasión turca con matanza de decenas de miles de kurdos.

Parece claro ya que dicha guerra ilegal e inmoral, decidida por los señores Bush, Blair y Aznar en contubernio en las Azores en contra de las decisiones de la ONU y de la opinión pública mundial, incluida mayoritariamente la de sus propios países, sólo goza del apoyo de las grandes multinacionales petroleras angloamericanas. De éstas, claro es, y de la opinión de los señores Bush y Aznar. Aún no se ha escuchado al señor Blair pero es seguro que, si habla, lo hará también para mentir como los otros dos, asegurando que la invasión del Irak ha sido un éxito.

En el caso del español, señor Aznar, sí que es claro que la operación fue un éxito, el triunfo de su vida: gracias a su servilismo en las Azores se le han abierto posibilidades que lo han enriquecido. Que cada euro que se mete en el bolsillo este hombre al que muchos consideran un criminal de guerra, esté tinto en sangre de iraquíes no es cosa que parezca preocupar a su conciencia de católico ferviente.

También el señor Bush anda discurseando en su país y diciendo a quien quiere escucharle que la dicha guerra criminal ha sido un triunfo estratégico. El peor Presidente de la historia de los Estados Unidos, con el índice más bajo de aceptación de sus conciudadanos, que ganó las elecciones haciendo trampas, que está llevando a su país y, con él al resto del mundo, a una crisis económica sin precdentes, dice que aquel acto de piratería internacional fue una "victoria estratégica". El asunto no requiere mayor comentario.

Ahora bien, sería bueno que, además de las manifas callejeras en contra de este innoble atropello, otras instancias hicieran oír su voz para que cese esa agresión permanente a un pueblo que ya sólo se justifica por obcecación de un cretino al que el hado ciego ha encumbrado al puesto de mayor poder del mundo.

Estaría bien que se escuchara la opinión del Vaticano al respecto.

Estaría bien que se oyera la voz del Consejo Mundial de las Iglesias.

Estaría bien que se oyera la voz de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ya que el Consejo de Seguridad, paralizado por el veto estadounidense, no podrá hablar.

Estaría bien que se oyera la voz del Consejo de Europa.

Estaría bien que se oyera la voz de la Unión Europea, aunque sea con el voto en contra de la Gran Bretaña, si se atreve a formularlo su Primer Ministro laborista.

Estaría bien...

Y que los dioses maldigan a los tres criminales que desataron tan inhumana carnicería.


(La imagen es una foto de soundfromwayout, bajo licencia de Creative Commons, cada par de botas representa a un soldado de Illinois (EEUU) muerto en la guerra del Irak).

dimecres, 19 de març del 2008

En auxilio del vencido.

Lo habitual en los conflictos, batallas, confrontaciones, escaramuzas o enfrentamientos es que los oficiosos de siempre acudan en ayuda del vencedor. A raíz de las elecciones del nueve de marzo pasado, sin embargo, se ha producido lo contrario, esto es, los desinteresados asesores han corrido en auxilio del vencido. Unos para aconsejarle que se vaya sin dilaciones por su bien, naturalmente; otros, por el bien del partido por supuesto, lo empujan de malos modos a fin de hacer sitio a la que consideraban rutilante estrella en ascenso, señora Esperanza Aguirre; otros, con menos afanes, por el bien de España, para que se haga prudentemente a un lado y deje también paso a las ambiciones del señor Gallardón, que ganado se lo tiene tras haber soportado humillaciones y vejaciones sin cuento de la dicha y redicha señora Aguirre y su guardia pretoriana mediática; otros, de nuevo a su personal favor, para aconsejarle que se mantenga, revalide su posición de dirigente autónomo, se reafirme y busque su tercera oportunidad, no tanto por decidida lealtad a su persona cuanto por oposición a las candidaturas de los señores Aguirre y Gallardón y, en general, de un político con base en Madrid; y otros, por fin, para apoyarlo en su soledad de perdedor por estricta lealtad al jefe aunque, la verdad, en este último grupo sólo conozco a su señora y aun ésta estaba la noche de la derrota más para que la consolaran que para consolar ella misma.

La noche del nueve al diez de marzo fue la de una fulminante Blitzkrieg civil en el seno del PP en la que quedaron al aire, a la lívida luz de los relámpagos, las secretas ambiciones de unos, los no tan secretos odios de otros y, en general, el galimatías del campo de la derecha en el momento amargo de la derrota. Probablemente esperando sacar partido de la confusión primera, la señora Aguirre lanzó la andanada de sus baterías pesadas y escondió arteramente su mano: los señores Ramírez y Jiménez Losantos pidieron la retirada del aun presidente del PP, por supuesto "por el bien del partido", el señor Sánchez Dragó, haciendo gala de su insobornable independencia, también se asomó a la televisión de su admirada jefa a reclamar la marcha del señor Rajoy; el portavoz de la mismísima presidenta de la Comunidad de Madrid, pedía un "examen de conciencia" del PP que sólo podía acabar con la marcha del perdedor de las elecciones. Marcha "con honores" decía melifluo el señor Luis María Anson quien, aun habiendo fundado el nuevo Imparcial digital, sigue en nómina del señor Jiménez en El Mundo, pero marcha al fin y al cabo. Entre tanto, la señora Aguirre se reservaba entre bambalinas, a los efectos de tomar posesión más tarde de la cota arrasada por sus baterías mediáticas tras el más que seguro abandono del señor Rajoy.

Más inteligente anduvo el otro mentidero de la derecha capitalina, el del señor Gallardón y su corte mediática, consistente en lo esencial en el ABC y Estrella Digital. Ciertamente, sus valedores también arrancaron pidiendo la retirada del perdedor, pero supieron corregir el tiro a tiempo, atentos al cornetín de órdenes del mando gallardoniano que, oteando de dónde venía el viento, exigió alineación absoluta con el señor Rajoy, perdedor en las elecciones, pero ganador en la batalla interna del partido por su sucesión y, en su caso concreto, autosucesión. Al alcalde de Madrid le faltó tiempo para jurar lealtad al señor Rajoy, lo que dejó a la señora Aguirre colgada de su paracaídas, más sola que la una de la Puerta del Sol do reside, muñeco del pim-pam-pum de los adversarios y con tantas posibilidades de suceder al señor Rajoy como las que tiene el señor De Juana Chaos.

La famosa noche de autos y día siguiente, desde las primeras horas de la mañana, se produjo una verdadera rebelión orteguiana de las provincias frente a Madrid. La alianza de los barones territoriales Camps (Valencia), Arenas (Andalucía), Sirera (Cataluña) y Núñez Feijóo (Galicia), no solamente segaba la hierba bajo los pies a las ambiciones de la señora Aguirre sino que además, lo que es muy importante, probaba que la idea de que el PP puede aún articularse como un partido de derechas más centradas y moderadas frente a la histeria ultrarreaccionaria, catolicarra, seudoliberal y demagógica de la señora Aguirre y sus voceros mediáticos, es muy verosímil. En otras palabras, quien ha perdido las elecciones no ha sido el señor Rajoy, sino la alianza básicamente madrileña (y madrileña de la Comunidad, no del Ayuntamiento) de la COPE, la AVT, la Conferencia Episcopal y El Mundo, y el triunfo de los barones provinciales (para entendernos) con la ayuda del señor Gallardón, abre la posibilidad de una reconstrucción de la derecha y cierra, o pretende cerrar, el camino a otros cuatro años de oposición crispadora, derrotada de antemano. La primera víctima de esa victoria moderada ha sido el señor Zaplana quien desde ahora tendrá que "forrarse" desde un humilde escaño de diputado de a pie, lo que parece algo difícil.

Frustrado el regreso del nuevo "sindicato del crimen" que, como siempre, pretende tener a la derecha rehén de sus imposiciones políticas y sus intereses mediáticos, se abre un período de incertidumbre en dos tiempos, uno corto y otro largo que está en función del corto. El corto es hasta el congreso adelantado del PP y el resultado que de él salga; el largo a partir del congreso hasta las elecciones de 2012. No creo que el sector aguirresco, que aún detenta un considerable poder, renuncie a imponer su candidata y sus criterios, pero creo que lo que hoy tiene enfrente es un adversario bien organizado y temible porque es consciente de su fuerza y está unido por un grito que recaba unidad: "Aguirre, no", similar a aquel famoso "Maura,no", probablemente con muy distinto resultado.

Es muy pronto para hacer vaticinio alguno pero tengo para mí que el orden de probabilidades de cada cual dentro del PP de ser el candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones de 2012 pinta como sigue: el señor Rajoy, 50%; el señor Ruiz Gallardón, 35%; el señor camps, 10%; la señora Aguirre, 5%. Es lo que se llama un éxito de la estrategia de la crispación, el extremismo y el radicalismo.

(La imagen es una foto de galiciaefotos con licencia Creative Commons).

dimarts, 18 de març del 2008

Demasiadas vías de agua.

Dada la dependencia de las bolsas mundiales, especialmente las europeas, de la de Nueva York, es posible que el día de hoy trascurra tranquilo, luego de la agitada jornada de ayer en que todas las plazas registraron las peores caídas de los últimos dos años. Nueva York cerró al alza, tras la compra de Bear Stearns por J.P.Morgan, la intervención de la Reserva Federal y la seguridad de que volverá a hacerlo hoy. Pero también puede suceder lo contrario y producirse una nueva caída dado que ya nadie se fía de nadie y todo el mundo se teme lo peor. Y lo peor es que la crisis no se limita a las llamadas "hipotecas basura", ni siquiera a los fondos de alto riesgo, sino que afecta al conjunto del sistema financiero y, además, tampoco se reduce a los EEUU sino que alcanza a todo el mundo.

Esta situación se vio venir desde el verano, cuando estalló el primer caso de las citadas "hipotecas basura". Entonces pudo verse que esta crisis era prolongada y larvada y que iría corroyendo los cimientos del sistema financiero porque, en lo esencial era una crisis de confianza, en la que lo difícil -pero imprescindible- sería averiguar quién estaba tocado y quién no, quién tenía en su cesto manzanas podridas y quién no. Desde entonces, la crisis ha seguido progresando subterráneamente, como un ejército de termitas que estuviera atacando las vigas de una casa que amenazara ruina, aunque exteriormente no fuera ello visible. Y también se ha producido un fenómeno que se señaló en su día respecto a las intervenciones de los bancos centrales y las autoridades políticas (cuando se hayan dado), esto es, que en muchos casos, el resultado de dichas intervenciones es aumentar los pánicos y profundizar en la crisis en lugar de paliarla y no digamos ya de curarla.

Más o menos lo que ya está pasando. La masiva intervención de ayer de la Reserva Federal, facilitando a Morgan un crédito de treinta mil millones de dólares para comprar las acciones de Bear Stearns a dos dólares (cuando su precio era de sesenta y dos) tiene dos o tres posibles inconvenientes. En primer lugar pone crudamente de manifiesto que la autoridad monetaria (y la política por ende) está dispuesta a acudir en salvación de una entidad bancaria en apuros mientras permite que se desahucie a decenas y centenas de miles de morosos de hipotecas. En segundo lugar, ésta y otras acciones de rescate de la Reserva Federal obliga a pensar que este organismo es lo que se quiera política y jurídicamente, pero no deja de ser un banco en parte privado y en parte público y un banco que está asumiendo demasiados riesgos con el consiguiente riesgo para el conjunto del sistema. Y todo, por cierto, para que los beneficios se queden en el sector privado. J.P.Morgan ha comprado Bear Stearns a dos dólares la acción que valía sesenta y dos. ¡A dos dólares por acción un banco de inversiones que valía ocho mil mi llones de dólares! Es realmente fuerte.

Pero hay más problemas. En realidad, a estas alturas, el navío del sistema capitalista tiene demasiadas vías de agua para salir adelante sin que haya más destrozos. Y, como los haya, ya sabemos quién va a pagarlos. Para hoy se espera que la Reserva Federal reduzca en un punto el interés de los fondos federales que controla. Con un punto más ya está claro que la entidad tira la toalla en la vigilancia contra la inflación, otra lacra que castiga con mayor severidad a las economías más débiles, y ello justamente en un momento de práctica caída libre del dólar. Un nuevo frente en el que la Reserva Federal tendrá que intervenir, de acuerdo con los demás bancos estadounidenses para sostener la moneda porque los llamados "fondo soberanos", en los que todo el mundo confía para que saquen a la economía gringa del atolladero, se retraen en tanto la divisa estadounidense esté tan baja y amenazan con retirarse si no se recupera.

Añádase a todo ello la mala noticia también de ayer del descenso en 0,5 por ciento del índice de producción industrial de los EEUU, que está ya a punto de convertir en certidumbre los temores de que la economía yankee está de hecho ya en recesión y que dicha recesión es mucho más grave de lo que se había venido suponiendo. No creo que el señor Alan Greenspan esté dando rienda suelta al mal humor cuando dice que se trata de la crisis más grave desde la de 1929. Y puede que incluso supere a ésta.
(La foto es de desdetasmania bajo licencia de Creative Commons.)

El tercer mundo en el primero.

Se me ha ocurrido hacer una visita a mis dos hijos que viven en los Estados Unidos, aprovechando las vacaciones. Vaya experiencia la entrada en el país más poderoso de la tierra. Siempre fue complicada pero, desde que se ha apoderado de él este frenesí un poco histérico de la seguridad, se ha convertido en una tortura. A las larguísimas colas que hay que hacer en el servicio de inmigración, en el que unos policías displicentes se toman las cosas con la pachorra que en principio se usa al sur de Río Grande, se ha unido ahora la repugnante práctica de fichar a todo extranjero que asoma el morro por aquí.

Y fichar quiere decir fichar como si fuéramos indeseables: las huellas digitales de los diez dedos de las manos y una foto del turista, con lo que se refuerza la imagen de que se está tratando a los visitantes como potenciales delincuentes y algunos de ellos lo serán, sin duda, pero la autoridad no puede tratarnos a todos como si todos lo fuéramos, so pena de hacer el ridículo y crear atascos, molestias y problemas de todo tipo que es justamente lo que todos quieren: los terroristas porque, a falta de una carnicería, por lo menos consiguen fastidiar a un montón de gente, y las autoridades porque, de este modo, los sufridos administrados nos damos cuenta de cuán necesarias son y cuántos sus desvelos. Todos tratados como borregos pero borregos muy orgullosos de serlo y así, mientras perdemos el tiempo a raudales, tenemos la satisfacción de hacerlo por una noble causa, la que se anuncia por doquier y sin el más leve rasgo de ironía. El mismo grave sentido de las responsabilidad que llevó a los nazis a escribir a la entrada de los campos de concentración aquello del Arbeit macht frei se reproduce aquí pues mientras las autoridades maltratan a la gente en todas partes puede leerse que la idea es Keep America's doors open and our Nation secure, esto es, "mantener abiertas las puertas de América y segura nuestra nación." Hay que fastidiarse. Es justamente al revés y la prueba de que América es cada vez más insegura es este mismo cartel. Pero vaya Vd. a explicárselo a Mr. Bush o a quienes lo apoyan o trabajan para él, satisfechísimos de estar venciendo en la "guerra global contra el terrorismo".

Y todas estas desgracias se le ocumulan si va Vd. en vuelo directo. Como tenga Vd, que hacer un transbordo, lo anterior se repite en buena medida, de forma más irritante y, además... la primera potencia del mundo puede perderle a Vd. las maletas. Y no solamente a Vd., sino a una docena de pasajeros que venían en el mismo vuelo. Y no solamente hoy sino, como dicen los empleados de la línea en cuentión mientras toman nota de las reclamaciones con aire de cumplir rutinas, en casi todos los vuelos; esto es una costumbre. Así también mantengo yo los precios bajos en la competencia: llegando tarde, amontonando al personal como si de borregos se tratara y perdiendo su equipaje.

Es literalmente el Tercer Mundo en el Primero.

(La foto es de júbilo·haku bajo licencia de Creative Commons).