En los últimos días, la cuestión racial ha asomado su fea jeta en las primarias estadounidenses. Primero fue la señora Geraldine Ferraro, partidaria de Hillary Clinton, la que hizo una observación que el personal se tomó a mal, como una posición racista. Dijo Mrs. Ferraro que el interés de la campaña del señor Obama radica en el hecho de que es negro. Todavía no se me alcanza qué tenga esa observación de racista. Me parece claro que, en efecto, el interés de la campaña del señor Obama estriba en que es negro. Como veremos más abajo, él mismo se encarga de señalarlo. Pero lo cierto es que se ha armado un griterío y que la propia señora Clinton ha desautorizado a Mrs. Ferraro. Sigo sin entenderlo. Supongo que cabría considerar racista el juicio de la señora Ferraro si ésta hubiera dicho que el único interés de la campaña del señor Obama reside en que es negro. Pero nada autoriza a pensar que esa haya sido su idea.
Entre tanto, el reverendo Jeremiah Wright, pastor de Mr.Obama y hombre con el que éste está asociado desde hace veinte años, habiendo recurrido a sus servicios para casarse y bautizar a sus hijas porque pertenece a su iglesia, hizo unos delaraciones explosivas, muy en la línea de su actitud de supremacismo negro, teñido con algo de antisemitismo y las coronó pidiendo a Dios que maldiga a América por tratar a los negros como seres subhumanos.
Por supuesto, al igual que la señora Clinton, el señor Obama desautorizó al pastor Wright y prescindió de sus servicios. Pero, a diferencia de la dicha señora Clinton, no se limitó a eso, sino que hace unos días, en Filadelfia, precisamente al lado de donde estuvo la Convención, pronunció un discurso tratando de explicar al señor Wright. Tratando de explicarlo y de comprenderlo, como hubiera exigido el filósofo Wilhelm Dilthey, que armó una importante teoría de las ciencias de la cultura sobre la diferencia entre comprender y explicar. El argumento del señor Obama es que los negros (y también los hispanos, otros inmigrantes, los blancos pobres y los nativos estadounidenses, pero especialmente los negros, que pasaron por los traumas históricos de la esclavitud y la segregación) tienen razones históricas para la indignación. Históricas y actuales: la marginación, la explotación, la pobreza, la carencia de recursos, la falta de oportunidades, la desigualdad, la indefensión frente a las grandes empresas son algunas de las más evidentes que afectan a los negros y a los otros grupos de población mencionados.
Pero, al mismo tiempo, los EEUU ofrecen la posibilidad de enmendar la situación actual, como ofrecieron (e hicieron realidad) la de acabar con la esclavitud en el siglo XIX y la segregación en el XX, atajando aquellas causas, ofreciendo igualdad de oportunidades, garantizando los servicios educativos, universalizando la seguridad social, etc, a través de un ambicioso programa de reformas sociales que en Europa llamaríamos de izquierda.
No exagero si digo que es el mejor discurso político que he oído en años y no por sus efectos retóricos, sino porque está construido mirando de frente a la realidad, reconociendo que el problema interno de los Estados Unidos, entre otros, es el racismo y el externo el imperialismo; por su contenido práctico, por el programa que dibuja, por las promesas concretas en política interior y exterior, por decir sin ambages que se pondrá fin a la guerra del Irak "una guerra que nunca debió permitirse y nunca debió llevarse a cabo," un discurso que permite ser optimista respecto a la posibilidad de que los Estados Unidos cambien para bien y, con ellos, el mundo entero. Porque no se crea que exagero, aquí está el enlace. El discurso se llama A More perfect Union y está en inglés.
Traduzco el párrafo que me ha parecido mejor, más emotivo y que suscribo por entero: "Soy hijo de un negro de Kenia y una blanca de Kansas. Me eduqué con la ayuda de un abuelo blanco que sobrevivió a la Gran Depresión para prestar servicio en el Ejército de Patton durante la Segunda GurraMundial y una abuela blanca que trabajó en una cadena de montaje de bombas en Fort Leavenworth mientras su marido estaba en el frente. He ido a algunos de los mejores colegios de los Estados Unidos y he vivido en uno de los países más pobres del muno. Estoy casado con una americana negra que lleva sangre de esclavos y de esclavistas, una herencia que hemos legado a nuestras queridas hijas. Tengo hermanos, hermanas, sobrinas, sobrinos, tíos y primos de todas las razas y todos los colores repartidos en tres coninentes y mientras viva jamás olvidaré que una historia como la mía no es posible en ninún otro país de la tierra."
Muy bien, Senador. Ojalá gane Vd. las elecciones.
(La imagen es una foto de Tsevis, bajo licencia Creative Commons y representa el rostro de Barack Obama hecho del de mucha otra gente).