- Porque la derecha gobierna de forma dictatorial mediante decretos-leyes.
- Porque ha destrozado el Estado del bienestar y destruido los derechos de los trabajadores.
- Está sacrificando a los más débiles, parados, funcionarios, jóvenes, pensionistas, inmigrantes, dependientes.
- Solo las clases medias y bajas pagan impuestos.
- Los ricos y la iglesia no pagan impuestos.
- No se persigue el fraude fiscal de los ricos . Al contrario, se los amnistía cuando delinquen.
- Solo se rescata los bancos. Todos. Incluso los quebrados por los saqueos de sus directivos, que se llevan primas millonarias.
- No toca los privilegios de los políticos con sueldos estratosféricos ni los de sus legiones de "asesores", paniaguados contratados a dedo por cantidades fabulosas.
- El presidente del gobierno es un incompetente radical que huye del Parlamento y de la prensa porque no sabe ni hablar,
- Sus ministros todavía son más incompetentes que él, se contradicen de continuo y solo sirven para amenazar a la población y reprimirla por todas las vías
- La administración pública está ahogada de enchufados y nombrados a dedo por los gobernantes.
- Los gobernantes son corruptos o amparan a los corruptos y todos juntos saquean las arcas públicas mediante tramas delictivas u obras faraónicas sin sentido.
- Los robos de los ricos y los gobernantes quedan impunes y, si no quedan impunes, se indultan acto seguido, mientras se castiga con la cárcel el ejercicio del derecho de manifestación.
dijous, 19 de juliol del 2012
¿Por qué hay que manifestarse hoy?
Movilización social permanente.
El día de hoy es decisivo. Todos los partidos, los sindicatos, asociaciones de lo más diverso, el 15-M, DRY, etc, han convocado a la ciudadanía a manifestarse en toda España por la tarde. Solo se han excluido, según mis noticias, el PP y UPyD. En el caso del PP es comprensible, ya que la megamanifa es contra el gobierno; en el de UPyD no lo es tanto. Pero es seguro que sus razones tendrán para mantenerse al margen de un movimiento que da la impresión de estar muy extendido. Como vienen las cosas y la generalizada indignación es de esperar que el país entero se eche a la calle porque quien más quien menos está furioso con una situación en la que
- va para cinco años de padecer una crisis terrible que nadie previó y nadie entiende pues, si se entendiera, ya se habría resuelto. Lo cual no obsta para que proliferen las más diversas teorías, muchas veces contradictorias e inútiles.
- los políticos adoptan decisiones cada vez más gravosas para la ciudadanía, recortes, mermas, restricciones de todo tipo que agobian a la gente en función de una crisis que nadie entiende. Y todo ello, además, para rescatar bancos.
- precisamente los bancos son los máximos responsables de la crisis a causa de sus malas prácticas, muchas de ellas, como se ve, delictivas.
- las malas prácticas de la banca han sido, al parecer, generalizadas, como se prueba por el asunto del Libor y el Barclays inglés y la posible implicación del Bank of America.
- a pesar de todo es obligado rescatar los bancos (los mismos que ejecutan las hipotecas sobre sus rescatadores) a fin de que, según quiere acrisolada doctrina, fluya de nuevo el crédito nutricio que ponga en pie la economía real. Quién vaya a tomar esos créditos y producir en la economía real si nadie tiene dinero porque el Estado se lo ha quedado todo, es un misterio del pensamiento neoliberal.
- para el enésimo rescate, nueva vuelta de tuerca a las argollas que estrangulan a los más débiles, los parados, los funcionarios, los dependientes, los jubilados, los jóvenes.
- estos han de contemplar además cómo se los ataca en sus posibilidades, su modo de vida, sus intereses no solamente con medidas de carácter económico sino también puramente ideológico. No solo ven que se les restringen sus posibilidades de acceso a servicios sociales sino también de ejercicio de derechos de minorías, como el aborto o los matrimonios homosexuales.
- al mismo tiempo, la población objeto de medidas de ajuste debe compaginar su amarga experiencia con la contemplación de un baile de desmesuradas retribuciones a altos cargos de los bancos y cajas a los que han llevado a la quiebra y que ahora precisan rescate con cargo a los dineros públicos.
- los "ajustados" viven igualmente el día a día de una clase política con un nivel de privilegios que produce irritación. Que los alcaldes hayan estado fijando libremente sus retribuciones ha llevado al absurdo de que algunas varas municipales ganen más que el presidente del gobierno. Y no son estos los únicos privilegios de la clase política.
- No obstante la convivencia más enojosa es la de los sacrificios con la corrupción. Es muy difícil admitir que los colegios deban reducir las horas de calefacción en invierno o incluso suprimirla en lugares en donde la autoridad ha dilapidado cientos de millones en algún proyecto megalómano que luego no sirve para nada. Y mucho más saber que parte de esos cientos de millones han desaparecido en una jungla de corrupción en la que habitan políticos y empresarios dedicados al expolio del erario público.
Así, el "¡Que se jodan!" final ha sido como la chispa que ha encendido la pradera.
Estos de Mongolia vienen fuerte. La portada para el día de hoy es sensacional porque unifica el llamamiento a la acción general con la referencia a la última provocación de la derecha, el exabrupto de la diputada Andrea Fabra y el recuerdo del Madrid de 1936. Todo en uno. Se me ocurre que la portada tiene dos lecturas antagónicas: 1ª) "¡No nos joderán!"; 2ª) "¡No! Nos joderán". Pero he pensado que no está el día para bromas.
La política del miedo.
¿Se han fijado en cómo se parece Cristóbal Montoro al Nosferatu, de Murnau? Y no solamente por fuera; también por dentro. Le gusta ejercer el terror, como al Drácula del expresionismo alemán. Se ríe extrañamente con el miedo y el sufrimiento de sus víctimas, a las que gusta atemorizar con amenazas lanzadas a voleo: que si tendrá que intervenir en las Comunidades Autónomas o que si no habrá dinero para pagar las nóminas de los funcionarios, una afirmación esta que ha causado el alza inmediata de la prima de riesgo de España a niveles insoportables. En realidad, hay quien dice que cada vez que habla Nosferatu-Montoro sube la prima de riesgo. Quizá sea llegado el momento en que se haga realidad el deseo que el propio Montoro manifestaba no hace mucho a una diputada canaria: quería el hoy ministro que España se hundiera porque estaba seguro de que el PP la levantaría. No ha sido capaz su partido de mejorar su situación en siete meses, como para creer que hubiera podido levantarla caso de estar caída de verdad. Pero es que este dato es irrelevante en el planteamiento de un político tan irresponsable. En el fondo, lo único que quiere es amenazar con la ruina para que la gente se asuste y no ofrezca resistencia a sus desmanes y los de su partido. De esta forma se explica su intención. Lo que quiere, como Calígula, es que la gente lo tema, aunque por ello mismo lo odie.
¡Qué casualidad! Acabo de subir la entrada y me encuentro esta imagen en el muro
de Facebook de Juan Villarino. La que simula ser la sombra de Montoro es la silueta del Nosferatu de Murnau; o sea, de Drácula. Pero Drácula como Nosferatu, porque del vampiro de Transilvania hay muchas encarnaciones, algunas incluso humorísticas, pero ninguna como la de Nosferatu, el calvo de puntiagudas orejas, extraña sonrisa y prominentes paletos. La coincidencia en la similitud indica afinidades electivas. Produce alegría comprobar que hay otros que ven el mundo como uno y ven en el mundo lo mismo que uno. Produce alegría coincidir con alguien porque uno de los defectos de nuestro país es nuestro prurito de discrepar, de no coincidir en nada con nadie. Es el llamado individualismo y, la verdad, llevado al extremo, hace la vida bastante difícil. Así que, Juan, estupenda la coincidencia. El montaje, además, soberbio: esa garra de Montoro se cierne sobre nuestros bolsillos igual que la del vampiro sobre el alabastrino seno de la inocente doncella.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).
dimecres, 18 de juliol del 2012
Estado de movilización social permanente.
Me gusta mucho la expresión movilización social permanente que se debe a Attac; suena bien, tiene un significado dinámico y un punto de romanticismo revolucionario en ese "permanente" que recuerda la revolución permanente de Trotsky.
De movilización social permanente (msp) se puede hablar solo con leer el titular de Público. Mineros, policías, funcionarios y parados volvían ayer a las calles de Madrid a protestar por los recortes del gobierno. Son manifestaciones espontáneas, pacíficas, muy en el estilo de las del 15-M pero tienen pinta de acabar imposibilitando el normal desarrollo de la vida urbana, sobre todo si, además saltan a otras ciudades.
Por ideología y modo de ser los conservadores tienden a ver estas cuestiones como problemas de orden público, aunque no son solamente problemas de orden público sino que tienen un trasfondo político que no se puede ignorar. Pero se ignora. El orden constitucional está claro: gobierna la mayoría y, si es absoluta, lo hace absolutamente, sin considerar en nada la oposición parlamentaria y mucho menos la extraparlamentaria, los perroflautas, vamos, el Lumpen moderno o postmoderno.
La tendencia autoritaria de la derecha se manifiesta a las claras en la perentoriedad, la contundencia de sus medidas, casi de corte cuartelario, justificadas por una improrrogable necesidad de cuya naturaleza no se dan jamás explicaciones claras. Ni falta que hace tratándose de la clase de tropa. Esta actitud ya suscita cierta animadversión pero si se añade algún factor concomitante como el providencial "¡que se jodan!", de Andrea Fabra, la animadversión puede trocarse en ira o furia y producir insubordinaciones, desobediencias, resistencias, en definitiva.
Y ya tenemos una población indignada a lo ancho y largo del país porque, después de cinco años de crisis, estamos peor que al comienzo, cuando decían ver brotes verdes, y sin perspectiva de mejora; lo cual ha de apuntarse en el haber de nuestros políticos cuya inutilidad para resolver los problemas colectivos es antológica. Nada nuevo tampoco en un país que debe de tener el record europeo de gobernantes ineptos. En el siglo XIX los hay a puñados y en el XX a la inepcia alguno añadió varias décadas de crueldad y maldad.
La indignación general tomará las calles mañana en toda España, cuyos habitantes están llamados a manifestarse en contra de la política económica del gobierno, en contra del rescate. Si, como es de suponer, mañana una marea humana lo inunda todo, el gobierno tendrá que pensarse qué hace. Tratar de problema de orden público una cuestión que incumbe a cientos de miles de ciudadanos no es viable.
En su desprecio por el Estado y la función pública en general los neoliberales olvidan que, para llevar a cabo sus políticas, necesitan funcionarios y si los antagonizan a todos, corren el peligro de que les paralicen el Estado. La última agresión a los servidores públicos ha puesto a estos en pie de guerra y el gobierno no ha calibrado que quienes han de combatir esa guerra en su nombre también son funcionarios y que, por lo tanto, su lealtad será problemática.
Si al final el Estado no consigue movilizar sus aparatos represivos que pueden hacer causa común con los rebeldes ni los ideológicos le sirven ya para nada quizá no pueda parar una iniciativa como la que se propone desde los aledaños de DRY o el 15-M, que nunca ando cierto, de ir a unas elecciones anticipadas. Si estas han de ser a Cortes costituyentes, como quieren los del 15-M o a cortes ordinarias como querrán los partidos dinásticos será cosa que, al final, podrán decidir los electores quienes podrán elegir entre continuidad con los conservadores, continuidad con los socialistas o renovación total con el 15-M, en el entendimiento de que esa renovación tendrá unos costes que se presumen superiores a los de la continuidad.
Ahí será en donde se decida nuestro futuro. Si podemos llegar hasta ahí.
Por ideología y modo de ser los conservadores tienden a ver estas cuestiones como problemas de orden público, aunque no son solamente problemas de orden público sino que tienen un trasfondo político que no se puede ignorar. Pero se ignora. El orden constitucional está claro: gobierna la mayoría y, si es absoluta, lo hace absolutamente, sin considerar en nada la oposición parlamentaria y mucho menos la extraparlamentaria, los perroflautas, vamos, el Lumpen moderno o postmoderno.
La tendencia autoritaria de la derecha se manifiesta a las claras en la perentoriedad, la contundencia de sus medidas, casi de corte cuartelario, justificadas por una improrrogable necesidad de cuya naturaleza no se dan jamás explicaciones claras. Ni falta que hace tratándose de la clase de tropa. Esta actitud ya suscita cierta animadversión pero si se añade algún factor concomitante como el providencial "¡que se jodan!", de Andrea Fabra, la animadversión puede trocarse en ira o furia y producir insubordinaciones, desobediencias, resistencias, en definitiva.
Y ya tenemos una población indignada a lo ancho y largo del país porque, después de cinco años de crisis, estamos peor que al comienzo, cuando decían ver brotes verdes, y sin perspectiva de mejora; lo cual ha de apuntarse en el haber de nuestros políticos cuya inutilidad para resolver los problemas colectivos es antológica. Nada nuevo tampoco en un país que debe de tener el record europeo de gobernantes ineptos. En el siglo XIX los hay a puñados y en el XX a la inepcia alguno añadió varias décadas de crueldad y maldad.
La indignación general tomará las calles mañana en toda España, cuyos habitantes están llamados a manifestarse en contra de la política económica del gobierno, en contra del rescate. Si, como es de suponer, mañana una marea humana lo inunda todo, el gobierno tendrá que pensarse qué hace. Tratar de problema de orden público una cuestión que incumbe a cientos de miles de ciudadanos no es viable.
En su desprecio por el Estado y la función pública en general los neoliberales olvidan que, para llevar a cabo sus políticas, necesitan funcionarios y si los antagonizan a todos, corren el peligro de que les paralicen el Estado. La última agresión a los servidores públicos ha puesto a estos en pie de guerra y el gobierno no ha calibrado que quienes han de combatir esa guerra en su nombre también son funcionarios y que, por lo tanto, su lealtad será problemática.
Si al final el Estado no consigue movilizar sus aparatos represivos que pueden hacer causa común con los rebeldes ni los ideológicos le sirven ya para nada quizá no pueda parar una iniciativa como la que se propone desde los aledaños de DRY o el 15-M, que nunca ando cierto, de ir a unas elecciones anticipadas. Si estas han de ser a Cortes costituyentes, como quieren los del 15-M o a cortes ordinarias como querrán los partidos dinásticos será cosa que, al final, podrán decidir los electores quienes podrán elegir entre continuidad con los conservadores, continuidad con los socialistas o renovación total con el 15-M, en el entendimiento de que esa renovación tendrá unos costes que se presumen superiores a los de la continuidad.
Ahí será en donde se decida nuestro futuro. Si podemos llegar hasta ahí.
dimarts, 17 de juliol del 2012
Derecho de resistencia contra la tiranía.
Parece que la idea de Palinuro de ejercer el derecho de resistencia a la tiranía va siendo recogida por otras gentes. Por ello es bueno traer aquí la entrada del pasado día 15 de julio en la que se demostraba que el gobierno de Rajoy es un tiranía, titulada La radical ilegitimidad del gobierno de Rajoy, en la que se demostraba que el gobierno actual del PP constituye una tiranía de origen y de ejercicio al mismo tiempo, como requiere la doctrina clásica del derecho de resistencia y, por tanto, nos asiste a los ciudadanos ese derecho, ya que no tenemos otra vía de defendernos de los ataques ilegales e inconstitucionales del poder político.
Entre sus muchos defectos, la Constitución española de 1978 tiene el de no recoger expresamente el derecho de resistencia. No importa mucho porque, siendo este un derecho fundamental, inseparable de la idea liberal del gobierno por consentimiento, base del orden constitucional, asiste al pueblo español, diga la Constitución lo que diga, y le asistiría incluso aunque la Constitución dijera lo contrario.
No obstante, como siempre hay almas cándidas que quieren ver algún ejemplo tangible de lo que se mueve en el terreno de las ideas, traemos a colación la vigente Constitución alemana de 1949, a la que la española de 1978 quizo imitar sin conseguirlo ni por el forro, cuyo artículo 20,4 dice: "Contra quien pretenda subvertir dicho orden (el constitucional) asiste a todos los alemanes el derecho a la resistencia cuando no exista otra vía". Es obvio que el legislador alemán considera que entre los "quienes" que puedan destruir el orden constitucional cabe contar el gobierno federal; es más, esa fue precisamente su experiencia con el nazismo: el régimen hitleriano destruyó las Constitución de Weimar desde dentro. Igual que pretende hacer el gobierno de Rajoy con la española.
El legislador alemán exige además dos requisitos expresos para el ejercicio del derecho de resistencia: a) que alguien trate de destruir el orden constitucional; b) que no haya ninguna otra posibilidad de impedirlo. Corresponde ahora ver si estos requisitos se cumplen en el caso español.
Y se cumplen. El primero: casi todas las medidas adoptadas por el gobierno del PP son más o menos claramente contrarias a numerosos preceptos constitucionales que fundamentan el Estado de del bienestar, desde los derechos sociales y económicos hasta la progresividad de la tributación, la prohibición de la arbitrariedad, el carácter público de la sanidad y la educación, pasando por el principio mismo de igualdad ante la ley, como se ve de la última rectificación, apresuradamente anunciada por los gobernantes, asustados ante el empuje de la movilización social permanente de que los sueldos más bajos de la función pública sí tengan paga de Navidad, flagrante ruptura de dicho principio, aparentemente fundamentada en un falso principio de progresividad que el gobierno niega en donde debiera imponerlo e impone en donde pudiera ignorarlo.
El segundo: el gobierno, apoyado en una amplia mayoría absoluta en el Parlamento, no permite oposición parlamentaria alguna. Controla además ilegalmente los medios públicos de comunicación, para que no puedan manifestarse opiniones discrepantes y cuenta con casi todos los medios privados. Criminaliza y persigue también ilegalmente toda crítica y oposición extraparlamentaria en la calle mediante la represión policial y la imposición de arbitrarias sanciones gubernativas y administrativas que tratan de meter el miedo en el cuerpo a la ciudadanía. Es decir, esta no tiene otra vía que el derecho a la resistencia.
Tal derecho está ejerciéndose ya en forma de lo que Palinuro llamó en otra entrada anterior La revolución pacífica, pero que los de Attac han bautizado con mucho mayor tino como movilización social permanente, razón por la cual adoptamos también esta designación que, además recuerda la idea trotskista de la revolución permanente. Lo que hay que hacer es que siga, que se amplie, que se extienda, que acabe poniendo al gobierno tiránico contra las cuerdas y lo obligue a dimitir.
Y así está sucediendo. En el día de hoy continúan las manifestaciones de diversos colectivos en distintos puntos de España. Destaca una de policías nacionales sumados a la protesta y, por supuesto, el hecho de que los militares, tras el comunicado de hace dos días y su buena recepción, anuncien acciones concretas de protesta. Es vital para el triunfo de la resistencia que la tiranía no pueda contar con sus aparatos represivos. Con los ideológicos (esto es, la legión de periodistas y comunicadores a sueldo) seguirá contando mientras pueda seguir repartiendo suculentas prebendas que previamente ha robado del erario público. Pero ya nadie se impresiona con los rebuznos de estos. Desde que existe internet y el recurso a la información libre y en abierto, nadie escucha a los esbirros de Villa, turiferario de Cospedal en la TV de Castilla La Mancha, una ruina de audiencia. Por no hablar de la cuadra de Telemadrid o del triste destino de RTVE.
En los próximos días hay un calendario de actividades en las que coincidiremos todos los agraviados por la actitud chulesca, prepotente, radicalmente injusta e ilegítima del gobierno y ahí es donde se verá que somos el 99% y que lo tenemos ganado. Si queremos, el gobierno cae. Y la rapiña de la Unión Europea tendrá que avenirse a las condiciones que se renegocien porque será eso o... nada.
En el ínterin a los tiranos no les llega la camisa al cuerpo. Empiezan a comprender que se han pasado varios pueblos no solo en la injusticia de los ajustes, sino en la prepotencia con que se han inferido y en la burla que han pretendido hacer ante las protestas. A trancas y a barrancas tratan de enmendar sus desaguisados: los Borbones se bajan el sueldo un 7% ahora, cuando ya no pueden hacer otra cosa, pero eso no tiene ya impacto, anulado como está por la mofa de que Telefónica vaya a contratar por 1,4 millones de euros al amigo Urdangarin, nadie sabe por qué capacidades profesionales y técnicas que hasta ahora no ha demostrado. La presidencia del Congreso fuerza a la bocazas de la diputada Fabra a disculparse por carta, cosa que esta hace de modo rastrero, como es ella en el fondo, pero sin dejar de mentir, al asegurar en su misiva que insultaba a los sociatas y no a los parados. Y no, es falso: insultaba a los parados.
En las próximas 48 horas veremos más concesiones y Rajoy nos obsequiará con alguno de sus ininteligibles balbuceos; pero todo eso es producto del miedo. Tienen la conciencia sucia, saben que han abusado, que han intentado coronar la obra de expolio y saqueo del país a la que llevan entregados más de diez años y tratan de hacerlo olvidar. Por eso no debemos cejar ni un minuto y hay que conseguir que los actos del próximo 19 sea la manifestación mayor y más combativa de rechazo a las triquiñuelas y los desmanes de un gobierno tiránico ilegítimo de origen y de ejercicio.
(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia Creative Commons).
El susto en el cuerpo.
Si he entendido bien la teoría de Naomi Klein, éxito de ventas universalmente aclamado, La doctrina del shock, el truco de las clases dominantes consiste en tenernos como normalmente se dice con el susto en el cuerpo. Para ello basta con echar una ojeada a los titulares de prensa: en recesión también en 2013, por quinto o sexto año consecutivo. En otro lugar he leído que España no recuperará su nivel de vida de 2008 hasta 2025. Preparan a la gente para lo peor en la idea de así aceptará lo malo. Todas las noticias son negativas e invitan al pesimismo. En esa situación, las medidas restrictivas del gobierno, todas ellas orientadas a sacrificar las clases medias y bajas sin una sola referencia a las altas, sin un solo gesto de obligar o, cuando menos perseguir a los defraudadores, son vistas como una agresión que esta vez se ha cebado en los funcionarios y mañana lo hará en los jubilados.
La movilización social creciente desde la llegada de los mineros a Madrid se ha acelerado debido sin duda a diversas anédoctas que dan en revelar a ojos de la opinión que quienes toman tales medidas en contra de los sectores más vulnerables de la sociedad son los mismos que, bien por corrupción, bien por incompetencia, han causado el desastre en que nos encontramos. La comprobación de que el rescate impone sacrificios a una población a la que los responsables bancarios llevan años estafando de modo descarado (como se prueba con el increíble asunto de Bankia) aumenta la indignación; como lo hace que los millones que ven desaparecer su paga extraordinaria se desayunen con la noticia de que Telefónica (antaño empresa pública) renueve su contrato con Urdangarin por 1,4 millones de euros; y como lo hace asimismo que quienes, a consecuencia de estas componendas, se ven en el paro, sean insultados públicamente por una descerebrada diputada del PP, descendiente de familia de caciques de toda la vida con un "¡Que se jodan!". La gente lleva mal que le sisen, rebajen o destruyan sus medios de vida, pero lo lleva peor cuando, además, percibe que, quienes lo hacen, se ríen de ella.
La movilización social creciente desde la llegada de los mineros a Madrid se ha acelerado debido sin duda a diversas anédoctas que dan en revelar a ojos de la opinión que quienes toman tales medidas en contra de los sectores más vulnerables de la sociedad son los mismos que, bien por corrupción, bien por incompetencia, han causado el desastre en que nos encontramos. La comprobación de que el rescate impone sacrificios a una población a la que los responsables bancarios llevan años estafando de modo descarado (como se prueba con el increíble asunto de Bankia) aumenta la indignación; como lo hace que los millones que ven desaparecer su paga extraordinaria se desayunen con la noticia de que Telefónica (antaño empresa pública) renueve su contrato con Urdangarin por 1,4 millones de euros; y como lo hace asimismo que quienes, a consecuencia de estas componendas, se ven en el paro, sean insultados públicamente por una descerebrada diputada del PP, descendiente de familia de caciques de toda la vida con un "¡Que se jodan!". La gente lleva mal que le sisen, rebajen o destruyan sus medios de vida, pero lo lleva peor cuando, además, percibe que, quienes lo hacen, se ríen de ella.
Pero en ese ataque indiscriminado, ese atraco a las rentas más modestas, a los ahorros familares, el gobierno puede acabar soliviantando al conjunto de la población en su contra. De hecho es lo que viene fraguándose desde el famoso consejo de ministros del último viernes. Y hay un calendario de actividades que va a hacer mucho para que el movimiento popular contra el rescate se consolide y, quizá, se convierta en colaborador o socio del 15.M. La cuestión es si de ahí puede arrancar un movimiento que imponga la celebración de un referéndum sobre el rescate o, en su defecto, una crisis de gobierno.
Las movilizaciones que vienen dándose en Madrid responden a este clima de zozobra e incertidumbre y es de desear que se conviertan en focos de acción ciudadana integradas en redes más amplias a través de las cuales coordinar su acción. A falta de un referéndum sobre el rescate, que es poco probable, una huelga general convocada por los sindicatos para septiembre puede ser un momento decisivo para que la movilización haga sentir su fuerza.
dilluns, 16 de juliol del 2012
Madrid resiste.
Es posible que haya sido el "¡Que se jodan!" de la imbécil de Fabra o la noticia de que Telefónica renueva contrato con el presunto Urdangarin por 1,5 millones de euros o la de que los Aznar acaban de enchufar a su enémiso pariente en una de esas empresas públicas que parasitan y de las que hablan tan mal. Cualquiera de estas noticias o cualquier otra de este jaez puede haber sido la gota que haya colmado el vaso de la paciencia popular.
Hace ya mucho tiempo que, confiados en la hegemonía ideológica de la derecha, los privilegiados, los caciques, los enchufados, los mercenarios, los especuladores, los intermediarios, los banqueros ladrones y demás gentuza, han perdido el decoro elemental y pasean sus lujos, fastos, privilegios desmesurados a la vista del todo el mundo, mientras el conjunto de la sociedad pasa estrecheces y miseria. Y nada hay más lacerante que el sentimiento de estar siendo víctima de una injusticia y, encima, con recochineo.
O puede que el detonante haya sido el brutal ataque perpetrado el pasado viernes al Estado del bienestar por un gobierno carente de toda legitimidad y encabezado por un embustero compulsivo, un cobarde y, en espera que se aclare lo de sus ingresos en el registro de la propiedad de Santa Pola, quizá un corrupto. En todo caso, parece que la gente se ha plantado y la protesta se está generalizando en Madrid y en todo el país. En Madrid discurren varias manifestaciones que interrumpen de nuevo la circulación en varios puntos, pero las protestas se dan también en otros lugares, en Asturias, en Valencia, en Barcelona.
El gobierno no ha dicho nada aún, salvo una vergonzosa rueda de prensa de Cospedal en la que esta ha pedido el apoyo de todos para que España no sea intervenida y, como es una mujer tan mala y tan venenosa, ha añadido que algún partido (el PSOE, claro) quiere que haya intervención de España, siendo así que el único que quiso e hizo todo lo posible porque esa intervención se produjera en tiempos del PSOE fue el PP quien, por boca del hoy ministro Montoro, soltó la canallada de "que se hunda España, que ya la levantará el PP." Este canalla es hoy ministro de Hacienda.
En cuanto a la izquierda y los sindicatos, el asunto pinta muy raro. Los sindicatos no se dan por enterados de que tienen un revuelta, quizá una revolución, ante sus narices y siguen haciendo planes para septiembre. El PSOE todavía no ha reaccionado y, por lo que parece, no lo hará, confiado en que el movimiento se apague y muera por sí solo. Un grave error que le costará muy caro. Todavía está a tiempo de romper esa imagen tan dañina e injusta del PPPSOE o las dos patas del régimen bipartidista de la transición, de desligarse del atropello neoliberal y retornar a su posición socialdemócrata de izquierda, hoy más necesaria que nunca. Pero la actual dirección no se hace cargo de la gravedad del momento, encerrada como está en la política de exclusivo horizonte parlamentario.
La otra izquierda, IU y otros grupos sí están con el movimiento, identificados con él y apoyándolo. Si, como es de desear, el movimiento se consolida y triunfa, si consigue la convocatoria de un referéndum sobre los recortes o la caída del gobierno de Rajoy, esta izquierda sabrá sacar partido de su actitud con toda lógica y motivo.
La insurrección cobra cuerpo.
Siempre se ha dicho despectivamente que Madrid es una ciudad de funcionarios. Pues los funcionarios tomaron ayer y toman hoy las calles de modo permanente y pacífico y la habitualmente caótica circulación madrileña está convirtiéndose en un infierno. Por cierto, cada vez se les suman más personas y la protesta, que carece de organización, de jefatura, de respaldo y de objetivos reconocidos, no ceja. Ya dijimos ayer que los funcionarios pueden ser la manifestación más clara de las llamadas multitudes inteligentes y que, además, comiencen a servir de guía para otras protestas. Por cierto he aqui el manifiesto de la policia municipal de Madrid sumándose a las movilizaciones.
Es claro que estamos viviendo los prolegómenos de un movimiento en línea con las manifas organizadas en el ciberespacio y no sabemos cómo va a desarrollarse. Los mineros encendieron la chispa que hoy arde en las calles madrileñas. Los funcionarios aplican el saber acumulado en las experiencias del 15-M, DRY y diversas acampadas. Muchos de los manifestantes de ayer y hoy son veteranos de estas luchas
¿Y la izquierda? Al PSOE lo ha pillado con el paso totalmente cambiado. Ni una declaración, ni un gesto, ni un símbolo. No se da por enterado. Como están haciendo los medios. Como hacen las televisiones. No tenían prevista la movilización de los funcionarios (que también tiene desconcertada a la autoridad), por lo tanto, la movilización de funcionarios no existe. La ignoran y la ocultan. Que lo hagan lo medios (excepto maspublico.com que ha estado informando cumplidamente) tiene un pasar por su tendencia a la manipulación. Que lo haga el PSOE es más difícil de entender.
Pero sí existe, está en las calles de Madrid, igual que la de los mineros se ha recrudecido en Gijón. Y esta tarde se extenderá a otras ciudades. Porque existe en la red, que es en donde se coordina. Los medios comerciales, igual que el PSOE, están en la inopia. Y el movimiento, en el que se han visto banderas rojigualdas, puede tener una deriva populista, al estilo argentino del "¡Que se vayan tod@s!" que aquí podía formularse como un "¡Que se jodan tod@s!", según notable inspiración de la musa fabril, hija de ese Fabra, ciudadano ejemplar del PP y presunto chorizo de las cuentas públicas. La imagen habitual. Pero en ese "¡que se jodan todos!" el PSOE puede verse barrido si sigue mostrando la misma falta se sensibilidad, de flexibilidad y de audacia que hasta ahora.
¿Y el resto de la izquierda? IU y más allá en las zonas del anticapitalismo, la actitud es una mezcla de apoyo y recelo. La izquierda desconfía de los funcionarios, de su corporativismo y les reprocha su anterior falta de solidaridad con otras movilizaciones. No es el momento de ajustar cuentas. Es el de sumarse a los funcionarios, fusionarlos con el movimiento más amplio de forma que este adquiera esa masa crítica, esa presencia ciudadana, ese volumen social que, como hemos visto en los países árabes, sea capaz de dar la vuelta a la situación.
Para eso es imprescindible que el poder pierda la lealtad de su aparato represivo. La del ejército, muy probablemente, ya no la tiene. Y eso es decisivo. Queda por ver si se rompe la sumisión de los antidisturbios a este gobierno neofranquista. Será difícil, pero también será el punto decisivo. Ayer circularon rumores en la red de que se respetaba la paga de Navidad de los antidisturbios. Si esto fuera cierto (y es fuerza investigarlo), el gobierno debería caer ipso facto.
(La imagen es una foto de maspublico.com, bajo licencia Creative Commons).
La respuesta está en marcha.
El día de ayer fue extraordinario. Palinuro colgó una entrada titulada Estado de insurrección latente en la que se daba cuenta del ánimo que prevalecía en las redes, de indignación, compartida por mucha gente. Los funcionarios, el sector más castigado no ya por la crisis sino por las medidas de los sucesivos gobiernos para luchar contra ella, se estaban movilizando de modo espontáneo, horizontal, viral, al estilo de las redes. Si hay un grupo que encaje en la definición de la multitud inteligente, es el de los funcionarios. Un porcentaje muy elevado de ellos está en las redes, comparten información con otros colectivos y pueden organizarse reticularmente. A ellos se fueron uniendo de un modo u otro a lo largo del día los bomberos y algunos policías y la cosa se puso muy prometedora cuando se difundió un comunicado de una Asociación de militares solidarizándose con las protestas contra la agresión del gobierno.
La acción de protesta, no organizada por nadie, sin permiso de la Delegación del Gobierno, se mantuvo todo el día en diferentes puntos y aguantó hasta bien entrada la noche en la plaza de Neptuno pues la policía había cortado el paso al Congreso a la entrada de la Carrera de San Jerónimo. La imagen era simbólica: el Congreso de representantes de un país en un bunker, protegido por la policía contra sus representados. Algo está cambiando en España a toda velocidad, desde el anuncio del paquete de medidas del gobierno, todas ellas de sacrificio a las clases medias y bajas y ninguna para las clases altas o el clero. Actualización del antiguo régimen: gobierno de la aristocracia y el clero contra el estado llano o del 1% contra el 99%.
Ayudó mucho a encender la mecha de la indignación popular el "¡Que se jodan!" de la diputada Andrea Fabra. Esta majadera, hija, nieta y biznieta de caciques casi le monta una revolución al gobierno. Y más con sus "explicaciones", al decir que, en realidad, insultaba a los socialistas, como si eso que, además es falso, fuera aceptable. El gobierno no supo obligarla a dimitir y ahora tiene ya la canción del verano bajo la forma de un videoclip de Diego Escusol,
que, a día de hoy, había tenido 152.337 visitas en 48 horas.
Esos 152.337 no son los millones que ven la tele pero, aparte de que llegarán a serlo, hoy son los que tiran de los demás. Con esto se está diciendo, incluso en las sociedades mediáticas, el control absoluto de los medios no garantiza la eficaz manipulación de la opinión pública porque internet lo impide. Ya hace tiempo que la ciberpolítica está imponiendo sus reglas en las redes e incluso cuando hay actividad material, real, callejera, está en relación con las redes.
La multitud inteligente se ha manifestado ya y procede, como era de esperar, aplicando las enseñanzas de la experiencia, esto es, la del 15-M que, por cierto, está muy presente en todas estas movilizaciones y sobre todo la principal: las concentraciones pacíficas en lugares públicos. Si esas concentraciones acaban arrastrando a otros sectores de funcionarios, los médicos, los profesores, los jueces (ya le hicieron estos una huelga a Zapatero) y hasta los policías, el gobierno tendrá que dar marcha atrás.
Lo que suceda a continuación no se puede prever. Dependerá de quién recupere la iniciativa y cómo la ejerza.
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo
licencia Creative Commons).
Comienza la revolución pacífica
En este momento, pasada la medianoche del 15 al 16 de julio, en Madrid está pasando algo muy importante. Ha habido manifas de funcionarios todo el día por el centro. Se les han unido -como anunciaba ayer Palinuro- policías municipales, bomberos y policías nacionales de paisano. No hay violencia. Los antidisturbios se reprimen. Probablemente tienen orden de no provocar y no crear una situación irreversible. Las autoridades están asustadas.
Esta noche va a ser decisiva. Si la protesta aguanta, mañana se le unirá todo el mundo: profesores, médicos, estudiantes, etc. Los militares ya han dicho que se solidarizan. Puede ser el comienzo del fin. Puede ser una nueva revolución de los claveles. Puede ser el plante que se necesita para acabar con este suplicio interminable de la deuda y la tiranía del PP. Y también el fin del PSOE si sigue por la senda de Rubalcaba y no sabe encontrar su sitio en esta situación claramente prerrevolucionaria.
Ahora me voy a ver cómo están las cosas. Mañana, más en Palinuro.
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