dijous, 28 de febrer del 2008

Qué pasó entre el 11 y el 14 de marzo de 2004.

Fue un Gobierno tratando de engañar a un pueblo. Fueron Aznar, Acebes, Zaplana mintiendo, tratando de endosar el bombazo a ETA, presionando a los medios, intoxicando a los corresponsales extranjeros, engañando al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, llamando a los directores de los periódicos para colocar la patraña de ETA. Y fue el señor Rajoy diciendo el día 13 de marzo en la jornada de reflexión en el diario El Mundo que tenía la convicción moral de que había sido ETA. Fue un intento desesperado de salvar su trasero que olía a pólvora. Todo eso se sabía ya entonces (como ahora) y se contó en los medios extranjeros. Aquí está.

Gracias, Amalia.

O sea, que hay que ir a votar porque, si no se hace, "ellos vuelven":

¿Queda claro?

El papelón de Bardem.

A No country for old men le han caído varios "oscars": mejor peli, mejor director, mejor actor de reparto y mejor adaptación. Bueno, el de mejor actor tiene pinta de ser merecidísimo porque Bardem mete miedo a cualquiera, bien es cierto que con la valiosísima ayuda de unos directores que lo encuadran siempre del modo que sus apariciones puedan tener mayor impacto. Así que el oscar a los hermanos Coen por la dirección seguramente también es merecido. Lo de la mejor peli ya me ofrece más dudas. Probablemente sea justo -sería preciso ver los filmes que competían con éste- pero cuesta aceptarlo sin más. La peli tiene un mérito excepcional desde el punto de vista lingüístico. No conozco la novela de Cormac McCarthy en la que está basada y que, al parecer, se sigue fielmente pero estoy seguro de que constituye una pieza brillante de Texan English: la mayor parte de los personajes, excepto Bardem, habla con esa lenta cadencia y modulación abierta así como la peculiar sintaxis de los tejanos. Es fascinante escucharlos. Así se explica asimismo el oscar a la mejor adaptación.

Pero no creo que sólo eso mueva a la Academia a dar el oscar a la mejor peli. Está luego el examen detallado del comportamiento de un psicópata asesino, muy conseguido desde luego y cuyo mérito reside en la interpretación de Bardem. Sumado a lo anterior, tampoco da para ser la mejor peli del año.

Y es que el resto, sin duda muy bien rodado, con mucho ritmo, no tiene gran enjundia. Una historia de ajuste de cuentas de narcos mexicanos con intervención de gangsters yankees, una maleta con dos millones de dólares y una persecución encadenada de distintos tipos de malhechores por varios moteles del Estado no es precisamente una novedad deslumbrante. Las reflexiones del sheriff maduro y desengañado chapurreadas en el arrastrado inglés de Texas tampoco dan al asunto la chispa que justificaría el premio.

En el mejor de los casos, la peli se salva del aburrimiento porque en verdad es una road movie, de esas que bordan los gringos. Pero convencional. Cine independiente convencional. No movie for old watchers.

dimecres, 27 de febrer del 2008

Matanza de mujeres.

La violencia contra las mujeres es una de las lacras de nuestra sociedad, como el terrorismo, los accidentes laborales y las muertes en la carretera. Por supuesto, los cuatro fenómenos, fuentes de muertes indebidas, periódicas, injustas, evitables mantienen distintas relaciones entre sí. Las más equiparables son las muertes por terrorismo y las de violencia de género porque, entre otras cosas, ésta tiene bastante de terrorismo. Se trata de agresiones con intención de dañar y hasta destruir a personas físicas con la finalidad asimismo de conseguir un efecto "ejemplificador". Los asesinos de género, esos maridos, exmaridos, novios, exnovios, amantes o lo que sea, que asesinan a sus parejas o exparejas hacen llegar un mensaje siniestro al conjunto de las mujeres: que los hombres no aceptarán sin más el proceso de emancipación de aquellas y que tratarán de truncarlo por la fuerza bruta y el terror. Cada mujer asesinada quiere ser un escarmiento del género dominante al género dominado que trata de dejar de serlo.

Por eso es tan importante que los hombres apoyemos el proceso de emancipación de las mujeres, porque es un asunto de vida o muerte y porque la única forma de no acabar englobados en el bando de los victimarios, es alinearnos con las víctimas y hacerlo de modo activo. ¿Cómo? Adoptando los criterios siguientes:

Primero. Apoyando toda iniciativa legislativa o administrativa contra esta lacra.

Segundo. Denunciando todo caso de violencia de género, hostigamiento, acoso, etc.

Tercero. Erradicando todo comportamiento machista em nuestro entorno, desde los piropos hasta los chistes verdes. La violencia de género empieza a incubarse en la tolerancia con estas actitudes por considerarlas "inocentes".

Cuarto. Inculcando en nuestros hijos el rechazo rotundo a toda violencia, especialmente la de género.

Quinto. No tolerando las bromas con lo "políticamente correcto" en materia de género que es donde también se incuban por desidia los comportamientos violentos.

Hay más. Que cada uno incluya la que quiera. Lo que está claro, a mi entender, es que la emancipación de los hombres depende de la de las mujeres.

(La imagen es un grabado de Durero titulado Hombre violento, 1494.)

Recuperación del espacio público (al Dr. Montes).

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Leo que se querella Vd. contra el señor Miguel Ángel Rodríguez por llamarlo nazi y que le pide Vd. un millón de euros. Hace Vd. muy bien. A estos indeseables, que emponzoñan la vida pública en nuestro país hay que ponerlos en su lugar. Tiene que acabar la impunidad con la que insultan, agreden y embisten contra lo que no les place en la esperanza de que, como la mayoría de la gente es educada, considerada y le horroriza la bronca, puedan salirse con la suya de imponer sus criterios. Es el mismo procedimiento de los locutores más conocidos de la COPE o los periodistas más reaccionarios de diarios como El Mundo, el ABC o La Razón, la batería mediática de esta derecha heredera del fascismo; la "brunete mediática", que decía el señor Arzallus. Hay que trabajar incluso por rescatar a la derecha democrática, civilizada y dialogante secuestrada por esta colección de jayanes.

Y hace Vd. muy bien asimismo en pedir un millón de euros. Nada de andarnos con remilgos y contemplaciones de esas de "compensaciones simbólicas", no. A estos sujetos lo único que les importa es el dinero y están dispuestos a lo que sea con tal de llevárselo crudo. Están en la política sólo por el dinero, como ya se encargó de explicar uno de ellos, el señor Zaplana. Pues bien, hay que hacerles sentir en su bolsillo que insultar, injuriar, calumniar, no sale gratis.

Por si alguien quiere ver el espectáculo repugnante del señor Rodríguez insultando a mansalva al Dr. Montes, ahí va el vídeo:


Es obvio, ¿no? Es obvio que eso no se puede tolerar. Cuando este detestable sujeto ocupaba la Secretaría de Estado de Comunicación se dedicó a perseguir a los discrepantes, conseguir que los expulsaran de los medios en los que se manifestaban y, en el colmo de su furia inquisidora, a tratar de encarcelar a los señores Polanco y Cebrián, con el auxilio de algunos comunicadores tan inquisitoriales y sórdidos como él y de algún juez prevaricador.

Si alguien quiere sumarse a la campaña del Dr. Montes, firmar, enlazar su web, en fín, movilizarse, dejo aquí el enlace de Que me atienda Montes. La finalidad de la campaña ciudadana es clara: destitución fulminante del señor Lamela, principal responsable del atropello al Dr. Montes (y, con él, a todos los pacientes actuales o potenciales), petición de disculpas de la señora Aguirre, readmisión inmediata del Dr. Montes y demás personal sanitario perseguido por los integristas privatizadores de la Comunidad de Madrid y... apoyo a cuantas querellas se presenten contra el señor Miguel Ángel Rodríguez y los miguelángelesrodrígueces de que está a rebosar el PP empezando por la señora Aguirre y siguiendo por su plana mayor, señores Rajoy, Acebes, Zaplana, así como sus medios afines. Hay que acabar con las prácticas de terrorismo mediático de un hatajo de granujas sin norma moral y sin principios. Y no hay que parar hasta conseguirlo.

Deuda paga.

Estaba en deuda con los alumnos del curso de "Análisis político estratégico" en Veracruz, México, muchos de ellos militares, que dieron tan alto ejemplo de espíritu académico, alta preparación y voluntad de trabajo, aguantando sin bajar la atención las diez horas de clase.

Al final de la última jornada nos hicimos alguna foto como ésta que denota el clima de buenas relaciones que se generó entre los estamentos docente y discente, demostrando que el rigor del trabajo no está reñido con un espíritu efectuoso. Fueron momentos gratos.

dimarts, 26 de febrer del 2008

El gana-pierde.

No es infrecuente que los análisis sobre este tipo de debates digan más sobre el analista que sobre lo analizado. Hasta es muy humano. Todos tenemos sesgos y damos ganador a quien queremos dar ganador y perdedor a quien perdedor. No soy excepción. Cualquiera que siga este blog sabrá que quiero que gane el señor Rodríguez Zapatero. Empiezo pues por decirlo sin atribuirme una imparcialidad que seguramente no tengo. A continuación, no obstante, trataré de ser lo más imparcial posible. Veamos:

Lo primero: el debate fue bastante malo. Esa manía de ajustarlo, milimetrarlo, pactarlo todo revela falta de confianza de y en los candidatos. No sé si de los dos o sólo de uno. Me da la impresión de que quienes más ajustan son los del PP porque también desconfían más de su adalid; pero puedo equivocarme. En todo caso, el debate resultó acartonado y sonó a falso; ninguno de los dos arriesgó mucho. ¿Por qué no estudian los malditos asesores (esos que hablan como si supieran y no tienen ni idea) los debates por ahí fuera? ¿Han visto el de Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy? ¿Los de las primarias gringas? En ellos se demuestra que cabe garantizar equilibrio y que nadie obtenga ventaja indebida con las necesarias espontaneidad y naturalidad.

Segundo, el señor Rajoy convenció más a sus partidarios que el señor Rodríguez Zapatero a los suyos y ello porque el primero abrió dando caña, muy contundente y agresivo, como gusta a la derecha. En cambio, el señor Rodríguez Zapatero fue más comedido, moderado y conciliador y, aunque no dejó de ser taxativo cuando hacía falta, sus partidarios echan de menos mayor contundencia en las respuestas, sobre todo al juego sucio y golpe bajo final del señor Rajoy de acusarlo de haber agredido a las víctimas. En cambio, precisamente por estas consideraciones, el señor Rodríguez Zapatero ganó de calle a los indecisos, los que no son incondicionales de uno u otro y aprecian las buenas maneras, de las que el señor Rajoy no hace gala. Las maneras, esa cosa que se observa no sólo cuando se habla sino cuando no se habla.

Tercero, el señor Rajoy comenzó ganando la primera parte al entrar tan en tromba; pero perdió mucho fuelle en la segunda y se dio una castaña en el colofón de la que probablemente se hable en el futuro. En cambio, no sé si a propósito o no, el señor Rodríguez Zapatero, aplicó una estrategia de corredor de fondo; se reservó para la segunda parte y coronó con un colofón lucido. En términos taurinos (que odio, pero me parecen muy gráficos): paró, templó y mandó y, claro, al final, remató la faena. ¿Qué especie de tonto del nabo le escribió al candidato del PP la ñoñería de la niña que quiere que vaya por el mundo como caperucita roja? El mecanismo psicológico que pretendía justificar tal estupidez es elemental: muchacho, tú muestra los dientes en la primera ronda; muerde en la segunda y despídete después dando de comer a los pajaritos y besando bebés. No había terminado el señor Rajoy de hablar y yo no podía tener la risa. Al contrario, el colofón del señor Rodríguez Zapatero fue comedido, a tono con la generalidad de su intervención, sintético y convincente. ¿Cómo no han descubierto aún los asesores del PP que el hecho de reconocer algún error gana el corazón de los electores que ven cómo el candidato se humaniza?

Dos cosas más. El señor Rodríguez Zapatero iba muy suelto y eso le permitió sortear los venablos -algunos muy fuertes, como los de la educación- que le largó su adversario. Éste, en cambio, que leyó mal su primera y última intervenciones y no tuvo ninguna soltura en el resto, sólo consiguió reproducir la imagen que ha venido dando los últimos cuatro años: altanero, despreciativo, crispador y agresivo. En cuanto al contenido, quizá sea un acierto copiar la parte autoritaria y "mano dura" del señor Sarkozy hace unos meses quien, a su vez, se la había copiado al señor le Pen. Pero quien le haya aconsejado esta finta olvida que España tiene un pasado autoritario en la memoria del que abominan aquellos sectores mayores que son los que normalmente "compran" el discurso de la seguridad..

Y lo peor es que, al ser esta primera parte la favorable el dirigente del PP porque es en la que él lleva la iniciativa, ha perdido una ocasión de oro de hacer sus propuestas positivas. De hecho la impresión unánime es que ninguno de los dos candidatos fue propositivo pero eso favorece ahora al señor Rodríguez Zapatero que llegará al segundo debate planteando las propuestas con el viento de popa mientras que, en el mejor de los casos, el señor Rajoy sólo podrá hacer oposición.

O sea que, de una tacada, el señor Rajoy ha perdido los dos debates.

Servidor decía en posts anteriores que no entendía cómo el del PP aceptaba la idea misma de los debates. Ahora me reafirmo en mi criterio y creo que el señor Rajoy perderá menos buscando una excusa para impedir el segundo debate que haciéndolo.

La foto es de piti_poto434, bajo licencia de Creative Commons y la traigo aquí para lamentarme de que no se haga debate en internet; aunque confieso que no he conseguido visualizarlo bien.

Atado y bien atado: Castro sucede a Castro.

A Francisco Franco Bahamonde, gallego como Fidel Castro lo es de origen, longevo en el poder como Fidel, aunque no tanto como el cubano, y acaparador de cargos políticos como Fidel, creyó dejarlo todo "atado y bien atado" a su muerte por haber ideado un sistema continuista lleno de juramentos, lealtades y servidumbres del sucesor. Se equivocaba de medio a medio. No hay que confiar nunca los asuntos de familia a afuereños por muy tiralevitas y adulones que sean y menos si se trata de los Borbones, cuya tendencia a la traición es paradigmática. Si alguien quiere mandarme los corchetes por llamar traidor al Rey de España, que lea el libro Denis Jeambar e Yves Roucaute, Elogio de la traición, Gedisa, Barcelona, 1990 en el que, entre otros, se toma el caso de don Juan Carlos para ilustrar el punto de vista de que la traición es necesaria para el buen funcionamiento de la política. Si el editor del libro no va al talego, yo tampoco.

Fidel Castro parece haberlo leído o quizá se deje llevar de su instinto, ese que, al decir Raúl Roa, citado por Raúl Castro, le hace oír "la hierba crecer", como también reza un famoso poema zen en el que es posible que se haya inspirado el tal Roa. El caso es que, escarmentado en cabeza ajena, viendo cómo, a la muerte del dictador Franco "todo lo sólido se desvanece en el aire" (Goethe/Fausto) y queriendo preservar su obra, ha decidido aplicar dos importantes mejoras: a) quedarse de vigilante o guardián a la sombra, como shadow watchman y b) poner en su lugar a su fiel hermano Raúl, el hombre en la sombra durante estos últimos 50 años, con lo que ahora se convierte en la sombra de la sombra.

El discurso del camarada Raúl aceptando los cargos para los que la Asamblea Nacional Popular lo ha designado por democrática cuasi unanimidad (no ha sido unanimidad por que había docena y media de ausentes, no porque alguien votara en contra), deja claro que él se considera una mera correa de transmisión entre el preclaro timonel y su amado pueblo, un gestor de los asuntos corrientes y molientes, en el fondo un descanso del guerrero porque piensa seguir consultando con él, según dice, "las decisiones de especial trascendencia para el futuro de la nación, sobre todo las vinculadas a la defensa, la política exterior y el desarrollo socioeconómico del país", como si fuera el oráculo de Delfos.

A Franco lo sobrevivieron dos hermanos, Nicolás, fallecido en 1977, y Pilar, que lo hizo en 1989. Ya se ve con qué mayor tino hubiera actuado dejándolos en su lugar. Si lo hace el señor Castro Ruz, marxista convencido del funcionamiento de las leyes objetivas de la historia, es inexplicable que no lo hiciera el general ferrolano, firme creyente en el brazo incorrupto de Santa Teresa.

En fín, como de risa. El régimen no sólo es personal, sino familiar. Como en los Estados Unidos, por lo demás, donde los hijos suceden a los padres y las esposas pretenden hacerlo a los maridos. Pero en los States, cuando menos, hay alternancia de familias .

(La imagen es una foto de Álvaro Herráiz bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 25 de febrer del 2008

Las elecciones, la derecha y las izquierdas.

Hoy llega la gran noche, la que ha suscitado y concitado tan general expectación que tengo para mí que este suspense haya sido cuidadosamente preparado por los gabinetes de campaña de ambos candidatos. Se admiten apuestas pero supongo que, habiendo elegido tan cuidadosamente día, hora, lugar, moderador, ambiente, modos, formas y santo patrono, esperan y quizá consigan catorce o quince millones de espectadores. O sea que sí, por una vez y sin que sirva de precedente, El País va a acertar y el debate puede ser decisivo en el desenlace electoral. ¡Y yo que creía que los populares serían más sensatos y no enviarían a ese pánfilo avieso al matadero televisivo...!

En realidad, a la espera de lo que suceda esta noche, en estas elecciones generales hay dos debates distintos. Uno es genérico, el de siempre, el PSOE contra el PP o la izquierda contra la derecha, sin mayores matices. Sí, sí, esas izquierda y derecha que según todos los tontainas de la derecha no existen porque son una divisoria superada, "trasnochada", que ya no interesa a nadie. ¡Qué ojo, Señor, qué ojo! Es tanta la ineptitud de esta observación que uno piensa que quizá no sea un eror sino una sinvergozonería. No es que no haya diferencia entre la izquierda y la derecha sino que los de derecha quisieran que la izquierda no existiera. Cuando es patente que es la única confrontación común a todos -insisto, todos- los sistemas políticos en el mundo, incluidos los no democráticos. Hasta hay una izquierda y una derecha vaticanas. Por supuesto, también hay otras divisorias de uno y otro tipo en diversos lugares: a veces hay partidos nacionalistas de una nación frente a los de otra, partidos de una religión frente a otra o frente a ninguna. Pero lo que nunca falla es la confrontación izquierda derecha. Rodríguez Zapatero, Clinton/Obama, Royal, Veltroni, Brown, etc son la izquierda; Rajoy, McCain, Sarkozy, Berlusconi, son la derecha. Varian los matices país por país, según sus historias y características, pero la derecha es la derecha y la izquierda es la izquierda.

Luego, en segundo lugar y como siempre, dentro de la izquierda, hay un segundo debate sobre quién sea la "verdadera" o "auténtica" izquierda, algo muy típico de esta corriente y que raramente se da en la derecha. Espectáculos como los de Romney diciendo que McCain no es un "verdadero" conservador no son frecuentes en este campo. En la izquierda, en cambio, son tan frecuentes como las golondrinas en verano. La Iº Internacional se escindió entre marxistas y bakuninistas que se acusaban mutuamente de traicionar a la revolución. A su vez, los socialdemócratas marxistas miraban por encima del hombro a los lassalleanos, a los que no consideraban de izquierda de verdad, sino unos meros reformistas.

La IIª internacional se partió entre socialistas y comunistas que acusaban a los primeros, cómo no, de traición, moderación, oportunismo, posibilismo y qué sé yo cuantos horribles pecados más.

Posteriormente, la IIIª Internacional fue supimida de un plumazo por el "padrecito Stalin", pero eso no impidió que los trotskystas formaran una IVª internacional que llamaba a los comunistas estalinistas así como otras cosas feas, cual burócratas, capitalistas de Estado, etc. Y así hasta el día de hoy.

Volviendo a nuestros intereses, hace poco leía a un autor de la sedicente izquierda "verdadera" (caracterizada por su irrelevancia), "transformadora" (pero cuyo contacto con la realidad transformable es inexistente), "radical" (pero sin propuestas específicas) pidiendo a sus imaginarios seguidores que no voten el nueve de marzo o que lo hagan nulo o en blanco porque no hay diferencias entre las izquierdas (sociatas e izquierdounidas) y la derecha. Vaya, lo mismo que dicen los de derechas sobre que no hay distinción entre derechas e izquierdas.

Aun más: sostiene nuestro autor que las izquierdas (especialmente, supongo, la socialdemócrata) no deben llamarse de izquierda porque no aspiran a destruir el capitalismo. Vale. La pregunta inmediata es: destruirlo para sustituirlo ¿por qué? Exactamente ¿por qué? ¿O se trata de destruir el capitalismo como la bomba atómica destruyó Hiroshima y no dejar nada en su lugar? Puede que sea esto. Hay propuestas que más que con la razón tienen que ver con las neurosis.

"Destruir el capitalismo". Perfecto, perfecto. Y, de nuevo, para sustituirlo ¿por qué? ¿Por el archifracasado socialismo de planificación centralizada? ¿Por el imaginario socialismo "autogestionario" yugoslavo? ¿Por el infumable capitalismo despótico oriental chino? ¿Por el "socialismo bolivariano" que ni Dios sabe en qué consista? ¿Por qué? ¿Tanto ha caído el pensamiento de cierta izquierda que le basta con decir "no" como los niños sin sentirse en la necesidad de explicar "sí" alguno?

Que el capitalismo es malo es una obviedad, es una verdad de Perogrullo, del orden de que la vida es insatisfactoria, el hombre mortal y el amor fugaz. Pero, ¿qué se propone en su lugar? Y, si no se propone nada porque nada se sabe, como el genial médico español Francisco Sánchez, aunque, a diferencia de él, sin saber que no se sabe nada, que es la verdadera ignorancia, o porque no se puede o no se quiere, ¿qué alcance tiene la monserga destructiva, fuera de la satisfacción de algún ego problemático?

Porque no creo se trate siquiera de una variante de lucha contra el sanchopancismo del "más vale malo conocido..." ya que esto presupone que, aunque lo bueno no se conozca, debe existir. No. Aquí no hay nada. Pura palabrería. Vacío mental.

Resumiendo: entre una derecha cavernícola y una izquierda lunática, la izquierda cívica zapateril tiene el triunfo asegurado.

Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

Voz ajena.

Este blog cita siempre escrupulosamente todos los materiales ajenos que reproduce, pero no reproduce íntegros materiales de otros... salvo que, por alguna razón excepcional, su autor crea que debe hacerlo. Éste es el caso hoy. A raíz de los acontecimientos recientes en la Facultad de Políticas de Madrid con doña Rosa Díez, don Pablo Iglesias Turrión ha escrito un artículo para Rebelión. Dada la posición que adopta, supongo que es el único sitio en donde puede aparecer... Bueno, y aquí. Y no solamente porque el autor me mencione y me medio augure triste destino (que estoy seguro que él encontraría abominable) sino porque es un tipo de opinión que no tiene fácil acomodo en el mainstream mediático.

No hace falta que diga que mi posición respecto al asunto, expuesta en su día en el post Agresiones es bastante distinta de la que adopta el autor y, en algún importante matiz hasta contraria. Pero eso no empece para que encuentre su criterio digno de consideración. En sí mismo, desde luego, y no solamente porque en este espacio se defiende apasionadamente la idea de libertad de expresión expuesta por Rosa Luxemburgo según la cual la libertad de expresión es siempre la "libertad de expresión del discrepante". Así que allá va.


Democracia ¿Dónde?, terrorista ¿Quién?: el gesto de Antígona

-¿y, a pesar de ello, te atreviste a transgredir estos decretos?
Creonte


Hace más de cincuenta años Francisco Franco llamaba jaraneros y alborotadores a los estudiantes antifascistas de la Universidad Complutense. A los de mi facultad que el otro día recibieron con insultos a Rosa Díez se les ha llamado grupúsculos minoritarios y marginales, radicales, violentos y filo-terroristas. El profesor Antonio Elorza ha hablado de “internacional follonera” y de “fascismo rojo” para definirlos y Mikel Buesa llamaba la atención sobre la presencia de “personas sudamericanas” entre los estudiantes que reventaron el acto de la candidata de UPyD. Si esto último fuera cierto, se confirmaría que los tentáculos del vengativo comandante Chávez llegan al Campus de Somosaguas y todas las sospechas recaerían en el profesor Juan Carlos Monedero, conocido asesor del comandante, como cerebro gris del escrache a Rosa Díez (no puedo dejar de imaginarme a mi querido Juan Carlos leyendo a Boaventura de Sousa Santos en una celda de Soto del Real). Bromas aparte, parece que todo está permitido mediáticamente a la hora de criminalizar a los estudiantes de izquierdas. Sobre si son de una izquierda más o menos extrema, basta leer Destra e Sinistra de Norberto Bobbio para darse cuenta de que, desde la caída del muro de Berlín, la izquierda sólo puede ser extrema.


A calor de los incidentes de políticas, el profesor Ramón Cotarelo escribía en su blog que este tipo de “agresiones” vienen siendo una práctica muy utilizada en los últimos tiempos. Como recuerda Cotarelo, la propia Rosa Díez y María San Gil hicieron sentir la presión del insulto al otrora presidente del PNV Josu Jon Imaz y todos nos acordamos del ex ministro Bono huyendo precipitadamente de una manifestación de la AVT. Peor les fue a los policías que detuvieron a los militantes del PP que intentaron agredir al ex ministro (entre los “folloneros”, como reconocerá Elorza, también hay clases y privilegios según a qué “internacional” o a qué “fascismo” pertenezcan) y peor todavía le fue a José María Fidalgo, cuya estatura le jugó una mala pasada cuando tuvo que afrontar las iras de los trabajadores de SINTEL (cosas del sindicalismo “de altura” cuando se enfrenta al de base).


Pero ni esto ni las condenas contra los “ataques a la libertad de expresión” tienen gran importancia. Cuando los principales medios de comunicación están en manos de gobiernos o son directamente la propiedad de corporaciones privadas, reconocerán conmigo mis profesores que los escraches tienen una relevancia anecdótica en lo que a la libertad de expresión se refiere. En el caso de Rosa Díez, además, da la impresión de que, de no ser por el revuelo que su presencia despertó en el campus, no hubiera recibido mucha atención por parte de una prensa partidista que no tiene aún muy claro a quien va a restar votos la pintoresca candidatura de esta señora.


Lo verdaderamente importante de los acontecimientos de la facultad complutense es la lección de Ciencia Política que dieron los estudiantes de izquierdas. Al intervenir contra un acto como aquel, los estudiantes fueron capaces de representar, con una intensidad inigualable, el No de Antígona en el que se fundamenta la ética en política, como acto radical de libertad que desafía las leyes y se opone a la tiranía, sean cuales sean sus consecuencias.


Como rapeaban los Hechos Contra el Decoro (a través del mc de otro veterano de la facultad) cuando todo se puede decir, la forma de censura es el consenso. Este consenso que hemos vuelto a ver representado en las unánimes condenas contra los estudiantes es la forma de tiranía en la Tebas de nuestra postmodernidad demoliberal. Y eso es, precisamente, lo que han roto los estudiantes al corear “democracia ¿Dónde? terrorista ¿Quién?” frente a Díez, sus guardaespaldas y decenas de policías, asumiendo en un acto ético sin concesiones, una excomunión que ha sido refrendada por todos los creontes universitarios; desde nuestro decano Aldecoa (su sorprendente cercanía a la UDyP suponemos que debe responder, como nos reveló una fuente bien informada, a que nadie descuelga el teléfono en Ferraz cuando llama) hasta el marxista rector Berzosa, pasando por notables académicos, algunos de ellos muy cercanos a la generación de jaraneros y alborotadores del 56.


Los estudiantes de izquierdas de la facultad de políticas, como ya hicieron hace un año al reclamar la puesta en libertad de Iñaki de Juana ante el escándalo general de la derecha y del centro, han repetido otra vez el gesto de Antígona. No debería hacer falta recordar que ello no presupone simpatía alguna con la violencia política, del mismo modo que Antígona no desconocía los crímenes de Polinices y, a pesar de ello, estaba dispuesta a hacer respetar el oikos. La lección de los estudiantes no está tanto en el hecho de reventar el acto de Rosa Diez (como decíamos, reventar actos es una práctica muy difundida últimamente) sino en que, con su gesto, han rechazado la trampa de la elección forzosa, el consenso tiránico de Tebas que da a elegir entre Rajoy o ZP, Pizarro o Solbes, con los demócratas o con los violentos. Como dice Slavoj Žižek en su Enjoy Your Symptom!, a Antígona le llamarían hoy terrorista.


Fueron las clases de Ramón Cotarelo las que me hicieron ir al teatro a ver la obra de Sófocles y las que me permitieron comprender que sólo la libertad es tal si al gesto desobediente le sigue la expulsión de la comunidad política, como les ocurre siempre a los “extremistas”. Por eso John Rawls, Habermas y sus seguidores patrios de segundo nivel, desde ese centrismo del consenso que señala Perry Anderson en Spectrum, terminan estando siempre con Creonte, con las “intervenciones humanitarias” de la OTAN y con el consenso tiránico. Espero que estas palabras no provoquen que el bueno de Cotarelo tenga que volver a la cárcel —esta vez con Monedero como compañero de celda— por instigar indirectamente la violencia antisistema contra Rosa Diez, al recomendar la lectura de Sófocles en sus clases (aunque con los tiempos que corren, la posibilidad no es del todo descartable).


Escribo esto desde la comodidad que otorga al investigador visitante una de las universidades más prestigiosas del mundo y, sin embargo, jamás podrá soñar Cambridge con un espacio de producción de conocimiento tan rico como nuestra facultad de Madrid. A pesar de los creontes complutenses, el gesto desobediente de los estudiantes de izquierdas ante el acto de Rosa Díez da mucho más de sí que los popular events en face book, las student societies o los soporíferos clubes de debate de las universidades de élite británicas. Pueden estar orgullosos el decano Aldecoa y el rector Berzosa, están al frente de una de las mejores facultades de política de Europa, pero no deben olvidar que ello se debe, en gran medida, a los jaraneros y alborotadores de ayer y de hoy.



Pablo Iglesias Turrión
Investigador visitante en la Universidad de Cambridge,
candidato a doctor en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense.




diumenge, 24 de febrer del 2008

Erre que erre.

Claro, hombre, claro, ¿cómo iba ETA a dejar pasar la posibilidad de hacerse notar en las elecciones generales? Sería ignorar su esencia profundamente española, que la lleva a no hacer nada por nadie y ayudar lo que pueda a deshacer lo que alguien haya hecho o pretenda hacer. ¿Cómo iba ETA a privarse de uno de sus mayores placeres, consistente en asesinar a la gente a mansalva? Eso sería como ignorar su naturaleza criminógena y su fastuosa afición a la delincuencia. ¿Cómo iba a renunciar a la posibilidad concreta de asesinar a un miembro de la policía autónoma vasca si la considera "traidora" y "cipaya"? Eso equivaldría a contradecir su naturaleza de señoritos fascistas.

La bomba de ayer trataba de asesinar a un ertzaina de una forma especialmente repugnante, por medio de un reclamo. Por fortuna no fue así, pero la intención bien clara está. Todos los planes que idea Eta dejan entrever su fondo de impertérrita, contumaz, maldad y ese veneno hecho de odio y crueldad al mismo tiempo. Este último proyecto no era nada distinto.

Unos granujas, capaces de intentar asesinar a un hombre de esta forma, ¿cómo iban a acordarse de los presos durante la negociación? En los planes de ETA sólo entra la consideración de que los demás deben cumplir la función que se les ha asignado y la de los presos es callarse y seguir cumpliendo condena, quizá hasta el día del Juicio Final. Por eso no es de extrañar que algunos presos protesten; quieren salir cuanto antes. Pero que protesten con cuidado pues, de todos los hipotéticos objetivos de la banda de pistoleros, los que más a su merced están son los presos etarras.

Dice el señor Rodríguez Zapatero que no se arrepiente de haber intentado conseguir la paz; pues a lo mejor debiera hacerlo.