La violencia contra las mujeres es una de las lacras de nuestra sociedad, como el terrorismo, los accidentes laborales y las muertes en la carretera. Por supuesto, los cuatro fenómenos, fuentes de muertes indebidas, periódicas, injustas, evitables mantienen distintas relaciones entre sí. Las más equiparables son las muertes por terrorismo y las de violencia de género porque, entre otras cosas, ésta tiene bastante de terrorismo. Se trata de agresiones con intención de dañar y hasta destruir a personas físicas con la finalidad asimismo de conseguir un efecto "ejemplificador". Los asesinos de género, esos maridos, exmaridos, novios, exnovios, amantes o lo que sea, que asesinan a sus parejas o exparejas hacen llegar un mensaje siniestro al conjunto de las mujeres: que los hombres no aceptarán sin más el proceso de emancipación de aquellas y que tratarán de truncarlo por la fuerza bruta y el terror. Cada mujer asesinada quiere ser un escarmiento del género dominante al género dominado que trata de dejar de serlo.
Por eso es tan importante que los hombres apoyemos el proceso de emancipación de las mujeres, porque es un asunto de vida o muerte y porque la única forma de no acabar englobados en el bando de los victimarios, es alinearnos con las víctimas y hacerlo de modo activo. ¿Cómo? Adoptando los criterios siguientes:
Primero. Apoyando toda iniciativa legislativa o administrativa contra esta lacra.
Segundo. Denunciando todo caso de violencia de género, hostigamiento, acoso, etc.
Tercero. Erradicando todo comportamiento machista em nuestro entorno, desde los piropos hasta los chistes verdes. La violencia de género empieza a incubarse en la tolerancia con estas actitudes por considerarlas "inocentes".
Cuarto. Inculcando en nuestros hijos el rechazo rotundo a toda violencia, especialmente la de género.
Quinto. No tolerando las bromas con lo "políticamente correcto" en materia de género que es donde también se incuban por desidia los comportamientos violentos.
Hay más. Que cada uno incluya la que quiera. Lo que está claro, a mi entender, es que la emancipación de los hombres depende de la de las mujeres.
(La imagen es un grabado de Durero titulado Hombre violento, 1494.)