diumenge, 28 d’octubre del 2007

El arte del culo.

La Fundación del Canal de Isabel II, que está en la Plaza de Castilla con entrada por Mateo Inurria, presenta una curiosa exposición de fotografía temática que, como indica el cartel anunciador de la izquierda, tiene por objeto el culo. La idea es original y el resultado, muy interesante. La exposición consiste en una serie de fotografías de muy distintos fotógrafos, entre ellos algunos de los más famosos del mundo, vivos o muertos, como Sebastiao Salgado, Man Ray, André Kertész, Henri Cartier-Bresson, García-Alix o Robert Capa, cuyo hilo conductor es exactamente lo que la estampa sugiere, el culo.

La exposición está magníficamente montada, simulando habitaciones con paredes tapizadas como de raso rojo y puertas con mirillas redondas, que invitan a hacer de Peeping Tom, lo que guarda cierta perversa relación con la parte del cuerpo a que se destinan las obras expuestas. Dan un folleto del que salen las fotos que reproduzco con un texto de Luis Alberto de Cuenca sobre idéntico tema, agudo, erudito y admirablemente bien escrito.

Cuando a uno le hacen sin más la propuesta de mirar y admirar fotografías del culo no sabe uno bien qué pensar. A bote pronto es difícil visualizar el culo, esto es, la "culidad", que se diría en términos de la polémica de los universales. Pero cabe apreciar sin más un culo individual, como el de la mujer cubana de la derecha. De inmediato se dirá que el impacto de la imagen viene por los accesorios al culo en sí mismo, las rayas onduladas del vestido y las verticales de contraste en las paredes. Por lo que sea pero está bien claro, de modo directo e intuitivo el sentido de esta exposición porque el culo es una parte tan fotogénica del cuerpo humano como cualquier otra. O más por razones que estrictamente saltan a la vista.

Tan fotogénica y con tal carga erótica. En el citado prospecto dice Luis Alberto de Cuenca que, al hablar de culos, prefiere :

"hablar en femenino y en guapo, ya me disculparán, para que mi imaginación no se atrofie con visiones o pensamientos repelentes."
Se entiende, se entiende muy bien lo que dice el autor pero me parece una innecesaria restricción de un campo muy vasto.No veo qué pueda haber en contra del culo del varón que en la imagen de la izquierda está componiendo la figura que Shakespeare llamaba el "animal de las dos espaldas". Un animal compuesto y hermoso. Obviamente, nada que objetar a ese culo que guarda todos los cánones y proporciones habidas y por haber.

La pregunta que se formula de inmediato es: y esto ¿es pronografía? A mi entender, no, pero eso quiere decir poco, lo admito, ya que la pornografía no está en las imágenes sino en los ojos que las miran. Ya es elástico el concepto de pornografía empleado como sinónimo de ese vagaroso ente de timorata ficción moral que se llama la obscenidad. A su vez ésta es prima hermana de otro concepto e ilícito del código penal que llamamos "escándalo" el cual hace ya plena referencia a la subjetividad de quien se "escandalice". Y no haya duda, siempre habrá alguien a quien algo escandalice. En todo caso, por si cupiera la duda, ya que esa tensión entre pornografía y decencia es una relación entre arte y moral, cosas muy subjetivas, donde puede verse muy bien este problema a título de ilustración es en la fotografía de la derecha. Considérese con detenimiento, reconstruyendo el triángulo que va de los ojos del viandante -que, obviamente no está prestando atención alguna al bavardage de su esposa- al culo que aparece en el cuadro del escaparate, un óleo que recuerda vagamente a Dégas, y a nosotros mismos. Cuando dibujamos el triángulo y lo recorremos en sentido inverso o sea de nosotros mismos al culo y de ahí a la mirada del viandante, comprendemos su expresión y llegamos a preguntarnos por cuál habrá sido la nuestra. Esa luz de repentino y sutil entendimiento de lo que está pasando en la escena nos llega gracias a la rapidez y el toque maestro del artista fotógrafo. Éste ha sabido captar el momento significativo que explica muchas cosas en un instante que pudo quedar sin fijar, pasar y morir, desaparecer en el saco sin fondo del tiempo de esa realidad material que nunca llegó en verdad a ser pues no fue percibida, en función del viejo principio de esse est percipi. Porque no hay que olvidar que la escena no es una composición, sino un instante real; un instante fútil y grave al mismo tiempo, efímero y eterno. Que eso es el arte.

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Atención, bandera.

Mi amiga Pilar me envía la imagen que reproduzco y se titula "Orgullo ibérico". Muy logrado, sí señor. Es el trasunto de la bandera que venera un sector importante del pueblo, el de todos aquellos que rinden culto al cochinillo asado en cualquiera de los cientos, quizá miles de hornos de asar que hay diseminados por toda España, verdadero holocausto de la raza porcina en esta tierra cristiana, tierra de buen yantar de un tiempo a esta parte porque antaño, primero con el Imperio y después con la pérdida del Imperio, todo fue sonar de tripas.

Así que una buena loncha de un jabugo flamígero, orgullo de la casta de la pata negra simboliza grandemente también el alma nacional, pues el jamón serrano (a quien se la tiene jurada la leyenda negra) es tan español como la fiesta llamada "nacional", santo cielo. ¿No iba a notarse el ascenso de España al club de los ricos? Naturalmente, en el cambio del viejo "pan y toros" por el nuevo "jamón y toros".

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dissabte, 27 d’octubre del 2007

La recusación del Constitucional.

La derecha española tiene auténtica pasión por judicializar la política. Nada se le da mejor que intentar instrumentalizar a los jueces para sus fines políticos. Antes lo hacían con los militares, pero eso hoy por hoy no parece posible. Hoy no hay rumor de sables sino frufrú de togas, eclesiásticas o del siglo.

Cuando los socialistas ganaron las elecciones en 1982, al poco tiempo suprimieron el procedimiento de control previo de constitucionalidad de las leyes, mediante el cual la derecha remitía al alto Tribunal todo proyecto legislativo que no conseguía derrotar en las Cortes y, cuando menos, lo aplazaba por una o dos temporadas. El especialista en aquellos recursos previos de inconstitucionalidad era don José María Ruiz-Gallardón, padre del actual alcalde de Madrid. La derecha tildó la reforma/supresión poco menos que de golpe de Estado premonitorio de la dictadura socialista que nos aguardaba. Pero cuando gobernó ella durante ocho años no se le ocurrió reponer la institución de que tanto había abusado en su día.

Por supuesto el resultado de este clima es la politización de la justicia. El señor Aznar es célebre por labrar su carrera política valiéndose de los tribunales. Fue presidente de la Junta de Castilla y León tras embarrancar al contrincante señor Madrid en un proceso judicial en el que por último fue absuelto, igual que ganó las elecciones generales de 1996 tras abrirle al señor González varias vías de agua en forma de procesos judiciales por corrupción y crímenes de Estado.

La actual recusación de la derecha de los tres magistrados considerados "progresistas", los señores Sala, Aragón y Pérez Tremps, es maliciosa e inválida por ser abusiva. La prueba no es que la que aporta para fundamentar la recusación (tres crónicas periodísticas) sea más débil que la que aporta la Abogacía del Estado para fundamentar una recusación anterior, un documento firmado por los dos magistrados recusados. La prueba reside en el intento de bloquear la acción posible del Tribunal, pidiendo que éste considere ambas recusaciones de modo simultáneo.

La judicialización de la política ha llevado al PP a una evidente politización de la justicia por la que resultan perjudicados todos los españoles todos. Ante esto decir que el PP juega irresponsablemente con las instituciones no es especialmente perspicaz. Que juega con las instituiones a la vista está. Pero ¿por qué "irresponsablemente"? Me da la impresión de que la estrategia de desprestigio de las instituciones es deliberada para conseguir una crisis de régimen. Es el efecto del juego del siempregana de la derecha, que vive tan ricamente en democracia y en dictadura mientras que eso no sucede con la izquierda.

Otra vuelta de memoria: Centelles.

Era una ocasión que no se podía desperdiciar y no la desperdiciamos. El centro cultural Conde Duque, en Madrid, alberga una exposición del Ayuntamiento sobre la vida y la obra de Agustí Centelles, el gran fotoperiodista catalán, quizá el mejor español en su época. Y es una ocasión porque, aunque algunas de las fotos de Centelles se cuentan entre las más famosas y conocidas de la guerra civil (obsérvese a la izquierda la ya familiar de los guardias de asalto ayudando a sofocar la rebelión militar fascista en Barcelona el 19 de julio de 1939) el conjunto de su obra no es tan popular, a pesar de que Centelles fue ante todo un hombre del pueblo que de chico de los recados de un comercio pasó a ser uno de los fotoperiodistas más cotizados en Barcelona en los años treinta. Su triunfo fue el resultado de la calidad de su trabajo. Provisto de una cámara alemana Leica, Centelles conseguía imágenes de fuerte impacto, mucha carga emocional y rara perfección técnica.

Un recorrido por el conjunto de su obra permite ver que contiene elementos decisivos en nuestra visión de la guerra civil, los conflictos internos a ella y los campos de concentración, imágenes únicas de Companys, Macià, Nin, etc, así como muchas otras de gentes anónimas viviendo sus vidas anónimas bajo las bombas de la aviación fascista. Algunas de estas imágenes tienen un altísimo valor como documento histórico y artístico.

Centelles vivió para la fotografía. En el campo de Bram montó un laboratorio y lo mismo hizo después en Carcasonne, en el que, además falsificaba documentación en favor de los refugiados. En plena guerra mundial y con los alemanes en Francia, Centelles regresó incognito a Barcelona, con su familia y con ella se retiró a Reus, para eludir la acción de la policía de la Dictadura. Ya ésta se había interesado por Centelles con anterioridad, reclamando de su señora la entrega del archivo fotográfico de aquel, un documento histórico de primera magnitud. Pero Centelles se lo había llevado consigo al cruzar la frontera y lo dejó en una maleta en custodia a un matrimonio francés que lo guardó celosamente hasta el año de 1976 en que, muerto ya Franco, Centelles lo repatrió. Esa es otra de las razones por las que no es tan conocido.

Impresiona en esta vida la constancia, el tesón, la vocación por la fotografía y el hecho, no menor, de que a su regreso iniciara una etapa de "exilio interior" que duró treinta años. Centelles fue represaliado, se le prohibió el ejercicio de su profesión y hubo de dedicarse a la fotografía comercial, industrial y de publicidad. La exposición incluye una pequeña muestra de su obra no como el creador Centelles, sino como el fotógrafo industrial Centelles. No es malo pero tampoco alcanza las cimas de su obra de fotoperiodismo. Sus imágenes de la guerra revelan el espíritu de ésta, una fiesta popular con gran diversidad interior que nuestro hombre supo captar, en prueba de una nueva forma de hacer fotos más directa, más viva, con mayor significado. En todo caso este hecho permite hacer una comparación muy reveladora. Creo no exagerar si digo que sus fotos de publicidad industrial, ya en color, parecen mucho más viejas que las de la guerra civil con ser aquellas relativamente recientes. Las de la guerra son clásicas; éstas son kitsch. Es la diferencia entre hacer arte y hacer artesanía.

En estos tiempos en que tanto se habla de memoria histórica, merece la pena visitar la exposición de Centelles, documento gráfico colectivo del acontecimiento más importante del siglo XX en España, la guerra civil, cuyos efectos llegan hasta hoy. Sobre todo a causa de una detestable posguerra de cuarenta años de dictadura que no fueron de reconciliación (de reconciliación empezaron a hablar los comunistas en los años cincuenta), sino de dictadura de los vencedores sobre los vencidos. Unos vencidos que, como muestra la honorabilísima biografía de Centelles, eran vencedores morales a quienes hubo que excluir de la vida profesional por vía de decreto pues, dejados a la libre competencia, hubieran triunfado.

Cerca de Cuba.

Tiene guasa. Dejo aquí un video que he choriceado a mi hijo Andrés en su blog, en el que se ve el punto de los EEUU en que se está más cerca de Cuba; geográficamente, claro, porque social e ideológicamente, la cosa es distinta. Está más cerca de Cuba Vallekas que ningún american Cay.

Es divertido. Y plas, plas, plas por la autocorrección de "americano" por "estadounidense" y, teniendo en cuenta que el nombre oficial de México es "Estados Unidos de México", yo lo llamaría Gringolandia, hasta que sus gentes tengan la amabilidad de buscarse un nombre y abandonar esa fea costumbre de quedarse con los de los demás. Esa sí que sería una revolución ¿eh? Una revolución al estilo de La decadencia de Occidente.

divendres, 26 d’octubre del 2007

Los dinamiteros.

Boicotean la renovación del máximo órgano de gobierno de los jueces. Se niegan a condenar el franquismo. Utilizan los símbolos patrios con fines partidistas. Hablan mal en el extranjero del Gobierno de España. Patalean en el hemiciclo del Congreso. Abroncan en el Senado. Instrumentalizan a los jueces. Fomentan campañas de boicot a productos catalanes. Se valen del terrorismo con fines de partido. Cuestionan la Corona y piden la abdicación del Rey. Insultan e injurian por las ondas. Utilizan el poder para beneficiar a amigos, deudos y parientes. Fabrican fábulas y patrañas para enviciar los procesos judiciales en marcha. Se valen de las asociaciones privadas (por ejemplo, las de víctimas) para respaldar su política de partido. Manipulan sin tasa en los medios de prensa. Agreden a los demás contertulios en los programas de debate. Se ponen a las órdenes de una iglesia ultramontana. Coordinan su acción con un clero levantisco que induce a la "desobediencia civil". Tienen un montón de cargos públicos enredados en procesos judiciales con la mafia del ladrillo. Manipulan sin medida en los audiovisuales que controlan. Recusan a miembros del Tribunal Constitucional por conveniencia de partido. Se querellan por injurias contra todo el que los critique e injurian a todo el que se querella contra ellos.

¿A que sabemos todos de quién estamos hablando?

Efectivamente, de la oposición española, del frente "nacional" de las derechas, una amalgama de políticos, periodistas y empresarios como el señor Frade, por ejemplo, quienes piensan estar hechos de mejor pasta que el común de los mortales y, por lo tanto, autorizados para determinar quién puede y debe gobernar en España y quién no. Con independencia de lo que digan las urnas. Porque lo dicen ellos. Si alguno duda respecto al señor Frade, que eche una ojeada al canal 7 de TV que él financia y que alguien en la bitácora Ciao! define así:

"Hoy en día Canal 7 cuenta con una parrilla basada en el corazón (como si no hubiera programas de este tipo en las televisiones nacionales) cine casposo (las películas que no ha vendido a los canales nacionales ni a la Forta) culebrones y videncia. Los informativos consisten en la emisión de Blomberg en español con una cabecera propia, y seguidos de unos comentarios de la actualidad extraidos del ABC y La Razón, que componen su linea editorial, una línea que hace parecer un progre a Jimenez Losantos.

Solo cabe esperar que el Sr. Frade tenga que vender el canal para afrontar la demanda de separación presentada por Adriana Rotlander, y que lo compre un empresario de verdad para convertirlo en un canal que no insulte la inteligencia ni el buen gusto del espectador."
Así que esta es la oposición del frente de las derechas que hay en España, una manga de dinamiteros, dispuestos a hundir todas las instituciones del Estado de Derecho con tal de salirse con la suya. Repetición de la famosa conspiración de 1993 a 1996, esa que nunca existió pero de cuya existencia no deja de enorgullecerse el señor Anson.

De vez en cuando se escucha o lee a algún alma cándida preguntándose cómo sea posible que en España la extrema derecha haya secuestrado a la derecha y que en dónde estará la "derecha civilizada". De vez en cuando también el ya nonagenario señor Carrillo remacha que esta derecha es la del treinta y seis. Es como cuando se oyen esas amargas lamentaciones acerca de cómo la cadena COPE se cisca todos los días en el mensaje del Cristo de los Evangelios. Son argumentos retóricos que se emplean para dar mayor énfasis a la irritación que despierta la acción de las derechas civiles, eclesiales, militantes o empresariales. La derecha española ha sido siempre así; no hay diferencia real entre la extrema derecha y la derecha; ésta es toda extrema. Como tampoco hay distancia entre la Iglesia y esa derecha extrema pues la Iglesia cristiana forma parte de la extrema derecha. Esos otros del mensaje evangélico suelen ser unos curillas que andan protegiendo inmigrantes en poblados de aluvión y a los que la Iglesia de Roma, si pudiera, excomulgaría.

La derecha española se considera asistida de un derecho preternatural al gobierno de la cosa pública y quien se lo arrebate será un usurpador al que hay que eliminar como sea. En cuanto la desalojan del poder toca a rebato gritando que la Patria está en peligro, España se rompe, la nación se diluye en un aluvión mezcla de "rojerío radical" y "naziseparatismo", la democracia ha sido traicionada, vejada, vendida, esto ya no es democracia. A partir de ahí pueden pasar muchas cosas pero ya no una intervención militar en el proceso político que es lo que estos discursos catastrofistas pretenden.

¿Por qué esta inquina al sistema democrático de alternancia de los partidos políticos? ¿Por qué está incapacidad para ejercer como leal oposición? ¿Por qué esa saña en valerse de las instituciones para sus fines partidistas? La respuesta es muy sencilla y apunta a un mecanismo perverso que también funciona en favor de los partidos nacionalistas: la de que la apuesta de ambos (partidos nacionalistas y derecha española) es un juego de siempregana, esto es, aquella situación en que suceda lo que suceda en el juego nosotros siempre salimos ganando algo. En el caso de la derecha española la cuestión, dado que su compromiso con la democracia tiene el límite al que llama con eufemismo "los pactos de la transición", esto es, en lo esencial, que la democracia es la que las Leyes Fundamentales de Franco posibilitaron, si hace crisis ella se beneficiará con el régimen que la sustituya y que sólo puede ser autoritario y dictatorial.

Esa es la gran diferencia entre la derecha y la izquierda que conviene no olvidar: la derecha vive en la democracia y en la dictadura; la izquierda sólo en democracia; en la dictadura, no.

(Saco el cartel de una página que se llama Nuestro Cine que está muy bien).

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Memoria de lo grande y de lo chico.

Se me pasó dar cuenta de la feria de otoño del libro viejo y antiguo del madrileño paso de Recoletos, de los agustinos recoletos, que tenían su convento aquí, hoy desaparecido. Aunque a destiempo, pongo el cartel de Mingote que es al que todos los años se lo encomiendan los organizadores. La feria estuvo muy bien y sirvió para comprobar que los libros antiguos han pegado un subidón como si fueran petróleo. Conste que no me parece mal. Si un diamante vale una pasta, justo es que la valga también una edición príncipe de Juan de Timoneda o una Summa Theologica de mediados del XIX. Son más preciosos que un diamante.

Pero es que también están carísimos los libros viejos de cierto respeto, la diversas colecciones de Aguilar en papel biblia, las ediciones técnicas de Labor o los libros modernistas de Montaner y Simón. Carísimos para lo que solían valer antes de la feliz llegada del euro. De todas formas, es un placer mirarlos, aunque no pueda uno permitírselos. Antaño a veces compraba los Emilios Salgaris de Calleja cuando, infeliz padre primerizo, pensaba que mis hijos sentirían por ellos lo mismo que yo. Vana ilusión porque los sentimientos no pueden reproducirse como si fueran un DVD.

De todos modos, este año compré por el módico precio de seis euros una cartilla de racionamiento correspondiente al segundo semestre de 1951. Esas cartillas, que yo llegué a ver y manejar de niño, cuando acompañaba a la chacha a comprar algo a la tienda, tenían dentro unos cupones que daban derecho a adquirir cantidades racionadas (la época se llamó del racionamiento) de pan, aceite, legumbres, etc. Es decir, doce años después del fin de la guerra civil la alimentación de la población seguía siendo un problema y había gente que pasaba hambre. Por decisión de la ONU, todos los países del mundo excepto la Argentina y Portugal rompieron relaciones con el régimen de Franco y lo sometieron a aislamiento. Franco se quedó tan pancho, movilizando a sus partidarios. Prueba del interesante sentido falangista de la política: Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos. Pero la población lo pasó fatal. No había de nada y lo que se necesitaba había que procurarlo mediante el estraperlo y el contrabando.

Traigo esto a colación como excusa para poner la imagen de la cartilla de racionamiento, con esa póliza de veinticinco céntimos con el rostro de José Antonio y en la que se advierte que carece de "valor postal". Es una imagen de mi niñez y me ha conmovido verla a seis euros. No es únicamente cutre sino iconográficamente absurda pues amalgama en una sola propuesta con el águila de San Juan, símbolo del orgullo nacional español la idea de la escasez y el racionamiento. El imperio y la miseria, como el príncipe y el mendigo; el hidalgo hambriento. O sea, España.

Hablamos mucho ahora de la memoria histórica y por tal nos referimos a las víctimas directas de la dictadura, los perseguidos, torturados, encarcelados, enjuiciados en tribunales militares que fueran de risa de no estar formados por delincuentes y cómplices de delincuentes, responsables del asesinato y atropello de cientos, miles de seres humanos, los ejecutados en las "sacas" y "paseos" y los exiliados. Esa es la Memoria Grande, por así decirlo; luego, está la Memoria Chica, la de los acontecimientos cotidianos, las relaciones sociales, el sucederse de fechas y estaciones de una sociedad oprimida, cerrada, sin perspectivas, explotada, aterrorizada. Tengo una imagen que no se me despinta: bajábamos a jugar a la calle, preferiblemente en algún jardín, por ejemplo, la plaza del Dos de Mayo, para nosotros "el dosde", pero si acertaba a pasar un cura por allí (y estaban en todas partes porque para eso habían entrado en Madrid con las tropas del ejército faccioso) los chicos dejaban sus juegos y acudían en tropel a besarle la mano; incluso los que tenían a sus padres en la cárcel.

¿Alguien puede visualizar eso?

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dijous, 25 d’octubre del 2007

Yo no soy racista.

El menda que agredió a puntapiés y tortazos a una menor ecuatoriana ante la escrupulosa inhibición de otro individuo que iba en el vagón y no se atrevió a piarlas, dice de muy malos modos que "iba borracho" y que el no es racista. ¡Qué mala fama tiene el racismo que hasta los racistas dicen no ser racistas!

En fin, lo de ese sujeto está ya claro. Lo que hay que vigilar ahora son las reacciones/explicaciones públicas, sean oficiales o no, acerca del hecho. Y no tolerar el discursito autocomplaciente de que eso sea "un hecho aislado", "algo puntual", que "en absoluto es representativo" del clima de convivencia en nuestro metro/ciudad/Comunidad Autónoma/país o lo que sea. Claro que lo es. En Barcelona, en Madrid, en Bilbao, en todas partes está creciendo esa lacra del racismo porque no nos lo tomamos en serio.

Ese imbécil que agredió a la chavala es sólo una muestra de lo que puede hacer cualquier otro imbécil cuando piense que quedará impune.

El Cristo del Papa.

El Papa Ratzinger, Benedicto XVI, acaba de publicar un libro sobre Jesús, primera parte, según dice, de una obra más ambiciosa que queda pendiente. El Papa Ratzinger, que es un estudioso, un intelectual, un teólogo, un vigilante de la recta doctrina católica, tiene ahora poco tiempo para sus estudios y temeroso probablemente de no culminar su gran obra sobre Jesús, se apresura a publicar esta primera parte. Pruritos, pequeñas vanidades de autor de las que ni los Papas están libres.

Un libro más sobre el fundador del cristianismo, sobre el que han escrito teólogos, poetas, místicos, historiadores, filósofos, ensayistas, novelistas (El evangelio según Jesucristo, de Saramago) y, por supuesto Papas. Estos aportan además una condición, la de ser los vicarios del biografiado sobre la tierra, que da más carácter oficial a sus escritos, aunque no necesariamente mayor interés, profundidad u originalidad.

Como se ve en esta obra de Benedicto XVI que no solamente no trae novedad específica alguna acerca de la figura del Galileo sino que ni siquiera ofrece una visión o interpretación propia, personal que haga el Papa. Su Cristo es un Cristo exegético, distante, sólo preocupado por ser intelectualmente coherente; debe de ser probablemente fiel trasunto del propio Papa. Ello es claro cuando se observa que la calificación que más veces ocurre en el libro para referirse a su objeto Cristo es la de "misterio". Hay un elemento patético, de orgullo, en la tarea de explicar algo a lo que continuamente se llama "misterio". Misterio es para mí el empeño del autor por presentar un Cristo preocupado por encajar en la tradición mesiánica y cercano al tiempo a la gente sencilla. De hecho sólo la explicación de las bienaventuranzas, sobre todo la de los "pobres de espíritu", le lleva a Su Santidad varias páginas de retorcidos razonamientos.

Por lo demás todo esto es lo que cabe esperar razonablemente de un libro sobre Jesús escrito por el Papa, por cualquier Papa. Que tiene a veces visos de misal. Junto a profundas consideraciones sobre la historicidad de Cristo y su naturaleza desde el punto de vista teológico como hombre y como Dios, de pronto, como quien no quiere la cosa, nos enteramos de que se trata de alguien que ha muerto y resucitado a los tres días (pág. 320), milagro que el autor, obviamente, no pone en duda. Quienes ponemos eso en duda nos situamos fuera de la comunión eclesial del libro. De todas formas, tiene interés leer qué explicación da el Papa sobre el uso de las parábolas o los diferentes símbolos de Cristo en la obra joánica, el Evangelio y el Apocalipsis.

Además de sus consideraciones sobre la figura de Jesús, el libro contiene numerosos juicios sobre la época, la condición humana, la política y la historia que son muy interesantes porque a través de ellos entendemos mejor qué tiene en la cabeza el jefe de la Iglesia católica, cuál es su mentalidad, que es tremendamente reaccionaria. El mundo está dejado de la mano de Dios, reina el materialismo, la inseguridad, las drogas (pág. 202) y la corrupción (p. 239). De hecho, el resultado de ese mundo sin Dios es Chernóbil (p. 52), para qué vamos a engañarnos.

La condición humana, a tono con nuestra desgraciada época, no puede ser más infeliz, pues habiendo prescindido de Dios, el hombre incurre en el pecado de la soberbia, de no creer más que en sí mismo, pensándose igual a Él, creyendo que puede hacerlo todo (ps. 303/304) cuando, en realidad, vive bajo el capitalismo que es un sistema que, según el Papa, "degrada" a los seres humanos, convirtiéndolos en... ¡mercancías! (p. 128). (Estos alemanes acaban siempre razonando como Karl Marx). Así son presa fácil de los "ideólogos y los dictadores" que "poseen" a los hombres (p. 330).

La solución, no es difícil de adivinar, está en la Iglesia, que no solamente no "posee" a los hombres como el que tiene un jumento sino que, considerándolos en su muy respetable individualidad, los pastorea porque son sus corderos (Ibíd.). Esta garantía la da la Iglesia porque, al igual que le sucedía al Hijo del Hombre, también ella choca con el poder del Imperio, choca en realidad con cualquier tipo de poder político (p. 393). Un poco difícil de tragar a la vista de la historia de la Iglesia en la que ella ha sido poder político de primera magnitud o se ha aliado con el que lo fuera. Pero eso no importa. Está hablando un hombre que dice que otro hombre (al que él llama su Dios) murió hace muchos años pero resucitó tres días después.

Pues con el mismo grado de verosimilitud sostiene el Papa que la Iglesia dispone de libertad política y que no depende de los poderes del Estado (p. 65) o bien da por supuesto que la Iglesia de hoy incorpora el prístino sentido cristiano de la pobreza y de la justicia social (p. 105).

Interesante libro lleno de doctrina reaccionaria, propia del Pontífice que ha iniciado una restauración de la Iglesia tridentina. Habrá quien diga que eso es apartarse de la recta interpretación de los Evangelios, como hay quien sostiene que estos amparan incluso la "teología de la liberación". No es cuestión nuestra; que lo diriman los católicos. Lo que sí es cuestión nuestra es qué opina del mundo el Jefe de una religión que tiene mucho de secta y a la que pertenecen como unos mil cien millones de personas. Tampoco tantos, si se piensa bien viendo el gráfico de tabla de quesos que he sacado de Welcome to Adherents.com en donde se aprecia que los católicos son sólo una parte de los dos mil millones de cristianos aproximadamente que, a su vez, representan sólo una tercera parte de la Humanidad. El Islam, mucho más unitario, cuenta con mil quinientos millones de seguidores. Es la religión más numerosa. Los Dioses siguen su temible combate y el Ragnarok aún no ha acabado.

dimecres, 24 d’octubre del 2007

La blogosfera, sometida a la ley.

Parece que sale adelante la Ley de Medidas de Impulso a la Sociedad de la Información (LISI) con apoyo parlamentario unánime o casi unánime. Esta ley, en realidad, viene a ser una modificación, revisión, actualización, corrección y ampliación de otras anteriores, singularmente la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y del Correo Electrónico de once de julio de 2002. Esto de legislar sobre las nuevas tecnologías es complicado porque es muy difícil predecir qué consecuencias pueda tener una norma sobre todo cuando incide sobre una realidad práctica/tecnica que se desconoce. Y con la LISI no andamos mucho mejor. Por ejemplo, aunque parezca una tontería, lo primero que llama la atención del texto del anteproyecto es que se escriba internet con mayúscula, como si fuera el monte Everest, el museo de El Prado o el presidente Hugo Chávez. Internet es un sustantivo común, una realidad relacional como los flujos turísticos o el proceso respiratorio. A nadie se le ocurre escribir respiración con mayúscula.

Esta falta de familiaridad del legislador con el mundo sobre el que legisla le hace llegar a redacciones sorprendentes por ejemplo cuando en la exposición de motivos se prevé taxativamente que: "...se responsabiliza al proveedor del link o del motor de búsqueda de los contenidos de los que tiene conocimiento...". Ya la expresión "motor de búsqueda" es sorprendente en un texto jurídico; pero "link" es algo insólito. No estoy muy seguro de que el legislador sepa qué es un "link" o quizá soy yo quien no lo sabe.

En todo caso el proyecto trae un propósito benéfico que a mi juicio es irrealizable: garantizar cobertura universal en banda ancha antes del treinta y uno de diciembre de este año. Teniendo en cuenta las fechas en que estamos, lo que tarde la ley en entrar en vigor y lo que tarde en ser realmente eficaz, ese plazo es ilusorio.

Todo en la norma respira benevolencia y deseos de que España saque el máximo partido de la red. Quiere fomentar el comercio electrónico e incitar a los ciudadanos a valerse de internet para tratar con los poderes y las autoridades públicas. También es bueno que sea garantista y poco intervencionista. Los proveedores tienen que informar a los clientes de todos los medios que arbitran para combatir virus, troyanos, identificación como "spam", etc. Y sólo los jueces pueden decidir el cierre de una web. Entiendo por tanto que no la administración, lo que está muy bien.

(El mapa original de la imagen, que se encuentra en Data Mining es interactivo).

Por otro lado leo en en el nuevo El País (el de la tilde) que empieza a haber decisiones judiciales sobre los blogs. En concreto, sobre la responsabilidad por los comentarios cuando estos son anónimos o vienen suscritos por un "alias", llamado "nick" en la blogosfera que es bastante perezosa en materia lingüística. Los tribunales (el artículo cita una sentencia en una querella interpuesta por Ramoncín y dos inglesas) tienden a responsabilizar al bloguero por el contenido de los comentarios insultantes cuando son anónimos, salvo que los identifique, cosa harto difícil que sólo puede hacerse a través de la IP de cada ordenata y aun así no es de fiar. Basta con pensar en los que insultan desde los cibercafés. Y bloquear la IP de un cibercafé porque uno de sus clientes te insulta es poco recomendable.

Residenciar la responsabilidad en los blogueros no me parece justo y espero que posteriores y superiores decisiones judiciales establezcan un procedimiento más avisado. En definitiva, por lo demás, los blogueros aburridos de insultos y de trolls pueden recurrir a diversos sistemas para filtrar los comentarios o identificar a los comentaristas, incluso pidiendo una dirección válida de correo electrónico, aunque siempre pueden darte la de una anciana tía.

Esas gentes que se meten como anónimos en los blogs ajenos y dejan comentarios insultantes para el bloguero u otros comentaristas satisfacen su orwelliano minuto de odio diario en pantalla pues, para poder dejar el insulto, primero han de entrar en el blog que odian. Por qué entran en blogs que odian o desprecian es pregunta que sólo los especialistas en neurosis pueden contestar.

A propósito del susodicho periódico El País creo haber leído que van a darlo todo en abierto. A los suscriptores les queda la posibilidad de verlo en PDF. Como no veo gran ventaja en andar con los PDFs creo que voy a darme de baja en la suscripción. Me parece de perlas que la edición digital se financie con publicidad. Ya veremos si es soportable.

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