divendres, 26 d’octubre del 2007

Los dinamiteros.

Boicotean la renovación del máximo órgano de gobierno de los jueces. Se niegan a condenar el franquismo. Utilizan los símbolos patrios con fines partidistas. Hablan mal en el extranjero del Gobierno de España. Patalean en el hemiciclo del Congreso. Abroncan en el Senado. Instrumentalizan a los jueces. Fomentan campañas de boicot a productos catalanes. Se valen del terrorismo con fines de partido. Cuestionan la Corona y piden la abdicación del Rey. Insultan e injurian por las ondas. Utilizan el poder para beneficiar a amigos, deudos y parientes. Fabrican fábulas y patrañas para enviciar los procesos judiciales en marcha. Se valen de las asociaciones privadas (por ejemplo, las de víctimas) para respaldar su política de partido. Manipulan sin tasa en los medios de prensa. Agreden a los demás contertulios en los programas de debate. Se ponen a las órdenes de una iglesia ultramontana. Coordinan su acción con un clero levantisco que induce a la "desobediencia civil". Tienen un montón de cargos públicos enredados en procesos judiciales con la mafia del ladrillo. Manipulan sin medida en los audiovisuales que controlan. Recusan a miembros del Tribunal Constitucional por conveniencia de partido. Se querellan por injurias contra todo el que los critique e injurian a todo el que se querella contra ellos.

¿A que sabemos todos de quién estamos hablando?

Efectivamente, de la oposición española, del frente "nacional" de las derechas, una amalgama de políticos, periodistas y empresarios como el señor Frade, por ejemplo, quienes piensan estar hechos de mejor pasta que el común de los mortales y, por lo tanto, autorizados para determinar quién puede y debe gobernar en España y quién no. Con independencia de lo que digan las urnas. Porque lo dicen ellos. Si alguno duda respecto al señor Frade, que eche una ojeada al canal 7 de TV que él financia y que alguien en la bitácora Ciao! define así:

"Hoy en día Canal 7 cuenta con una parrilla basada en el corazón (como si no hubiera programas de este tipo en las televisiones nacionales) cine casposo (las películas que no ha vendido a los canales nacionales ni a la Forta) culebrones y videncia. Los informativos consisten en la emisión de Blomberg en español con una cabecera propia, y seguidos de unos comentarios de la actualidad extraidos del ABC y La Razón, que componen su linea editorial, una línea que hace parecer un progre a Jimenez Losantos.

Solo cabe esperar que el Sr. Frade tenga que vender el canal para afrontar la demanda de separación presentada por Adriana Rotlander, y que lo compre un empresario de verdad para convertirlo en un canal que no insulte la inteligencia ni el buen gusto del espectador."
Así que esta es la oposición del frente de las derechas que hay en España, una manga de dinamiteros, dispuestos a hundir todas las instituciones del Estado de Derecho con tal de salirse con la suya. Repetición de la famosa conspiración de 1993 a 1996, esa que nunca existió pero de cuya existencia no deja de enorgullecerse el señor Anson.

De vez en cuando se escucha o lee a algún alma cándida preguntándose cómo sea posible que en España la extrema derecha haya secuestrado a la derecha y que en dónde estará la "derecha civilizada". De vez en cuando también el ya nonagenario señor Carrillo remacha que esta derecha es la del treinta y seis. Es como cuando se oyen esas amargas lamentaciones acerca de cómo la cadena COPE se cisca todos los días en el mensaje del Cristo de los Evangelios. Son argumentos retóricos que se emplean para dar mayor énfasis a la irritación que despierta la acción de las derechas civiles, eclesiales, militantes o empresariales. La derecha española ha sido siempre así; no hay diferencia real entre la extrema derecha y la derecha; ésta es toda extrema. Como tampoco hay distancia entre la Iglesia y esa derecha extrema pues la Iglesia cristiana forma parte de la extrema derecha. Esos otros del mensaje evangélico suelen ser unos curillas que andan protegiendo inmigrantes en poblados de aluvión y a los que la Iglesia de Roma, si pudiera, excomulgaría.

La derecha española se considera asistida de un derecho preternatural al gobierno de la cosa pública y quien se lo arrebate será un usurpador al que hay que eliminar como sea. En cuanto la desalojan del poder toca a rebato gritando que la Patria está en peligro, España se rompe, la nación se diluye en un aluvión mezcla de "rojerío radical" y "naziseparatismo", la democracia ha sido traicionada, vejada, vendida, esto ya no es democracia. A partir de ahí pueden pasar muchas cosas pero ya no una intervención militar en el proceso político que es lo que estos discursos catastrofistas pretenden.

¿Por qué esta inquina al sistema democrático de alternancia de los partidos políticos? ¿Por qué está incapacidad para ejercer como leal oposición? ¿Por qué esa saña en valerse de las instituciones para sus fines partidistas? La respuesta es muy sencilla y apunta a un mecanismo perverso que también funciona en favor de los partidos nacionalistas: la de que la apuesta de ambos (partidos nacionalistas y derecha española) es un juego de siempregana, esto es, aquella situación en que suceda lo que suceda en el juego nosotros siempre salimos ganando algo. En el caso de la derecha española la cuestión, dado que su compromiso con la democracia tiene el límite al que llama con eufemismo "los pactos de la transición", esto es, en lo esencial, que la democracia es la que las Leyes Fundamentales de Franco posibilitaron, si hace crisis ella se beneficiará con el régimen que la sustituya y que sólo puede ser autoritario y dictatorial.

Esa es la gran diferencia entre la derecha y la izquierda que conviene no olvidar: la derecha vive en la democracia y en la dictadura; la izquierda sólo en democracia; en la dictadura, no.

(Saco el cartel de una página que se llama Nuestro Cine que está muy bien).

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