dijous, 18 d’octubre del 2007

Guerra y literatura.

La Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores ha editado este año el novelón de Vasili Grossman Vida y Destino. Parece que hubo una primera edición en los años ochenta, que estaba traducida del francés. Menudo disparate. Supongo que el producto final de tan alambicada trasmigración lingüística tendrá solo una leve similitud con el original. Esta edición, no obstante, es traducción directa del ruso y bastante buena, por cierto.

La novela es una especie de grand tableau de la vida en Rusia en los años cuarenta, muy especialmente, de la batalla de Stalingrado, de agosto de 1942 a febrero de 1943, que es uno de los ejes centrales de la historia, pero se derrama asimismo a través de relatos que se entrecruzan por campos de concentración alemanes, de trabajo soviéticos, la Lubianka, un laboratorio de física de la Academia de Ciencias, un cuerpo de tanques, un escuadrón de cazas, la central eléctrica de Stalingrado, la estepa calmuca, etc, etc. Y se entrecruzan a través de una gran cantidad de personajes de todo género y condición, militares, civiles, hombres, mujeres, libres, prisioneros, ancianos, jóvenes, comunistas bolcheviques, mencheviques, rusos, alemanes, judíos, hombres del aparato, opositores, etc.

Es la novela de Stalingrado igual que Berlin, Alexanderplatz es la novela del Berlín de la entreguerra. La del infierno de Stalingrado. En aquella batalla, que costó millón y medio de muertos, se decidió el destino de la Segunda Guerra mundial. Los rusos derrotaron a los alemanes. Luego llegaría el segundo frente y la necesidad de que los aliados occidentales consiguieran poner pie en Alemania antes de que la Unión Soviética la hubiera ocupado por entero.

El caso es que, por su amplitud y su horizonte se suele oír que Vida y destino es como Guerra y paz. El mismo Grossman se refiere a la obra de Tolstoy varias veces al final de su novela, aunque el autor ruso que más sale en el libro, al que Grossman profesa casi veneración es Chejov y puede decirse que, por su concisión, economía y elegancia, el estilo de Grossman es "chejoviano". Además de ello la novela me trajo a la memoria desde el primer momento el Manhattan Transfer de Dos Passos, aquel intento de hacer vivir una ciudad entera a través de una red de historias y relatos que a veces se entrecruzan y a veces van en paralelo. Como en Guerra y paz, junto al relato de las múltiples vidas y conflictos de todo tipo hay descripciones de algunos momentos decisivos (por ejemplo, el avance de los carros de combate) en la batalla de Stalingrado. Algo parecido a la descripción de la batalla de Borodino en la obra de Tolstoy con la nada desdeñable diferencia de que Grossman escribía sobre lo que había visto pues fue corresponsal de guerra durante el transcurso de ésta, mientras que Tolstoy recreó la batalla de Borodino pues Guerra y paz es muy posterior a las guerras napoleónicas. El estilo tolstoiano es literario, sublimente literario, el de Grossman es más de reportero y eso es lo que le presta su fuerza novelística, su plasticidad.

Hay instantes de este gigantesco relato particularmente emocionantes, por ejemplo, el de las cámaras de gas, cuando la doctora Sofía Ósipovna Levinton sostiene el cuerpo sin vida de un niño judío gaseado segundos antes de morir ella misma gaseada, los siniestros interrogatorios de la Lubianka o las condiciones de vida en un campo nazi de concentración.

Grossman recoge dos momentos tensos de ruptura en la historia comunista rusa, el del enfrentamiento entre bolcheviques y mencheviques en 1903 y el de los procesos de Moscú en 1937, los estalinistas contra todos los demás. Del primero se ocupa como recordatorio en un campo de concentración ruso en el que todavía queda algún menchevique junto con otros comunistas bolcheviques que siguen dando vueltas a aquel primer enfrentamiento en el seno del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que luego se llamaría Partido Comunista.

Mucha mayor importancia tiene la segunda ruptura (que ya había empezado a darse en los años veinte y con la "deskulakización"), la que enfrenta a Stalin con la vieja guardia, la que convierte a los comunistas en víctimas de otros comunistas en una perversa espiral de la represión que acaba siendo la columna vertebral del régimen y es característica general de los de tipo comunista, al tiempo que el segundo eje central de la novela. Una sociedad aterrorizada por el miedo a la delación que provoca la aparición de mayorías silenciosas, que no se atreven siquiera a preguntar por el paradero de unos u otros ciudadanos que, de pronto, simplemente, desaparecen, arrestados por la policía y no retornan. Por ello mismo este ambiente asfixiante que pone todo, todo lo social, lo económico, lo político, lo militar, lo cultural al servicio del parecer del partido que, a su vez, es el gabinete personal de uno u otro lider constituye la forma más atosigante de la tiranía, la que existía en la Unión Soviética del Gulag.

Pero, como buen chejoviano, Grossman tiene siempre matices y acaba explicando los casos más enrevesados aludiendo a la forma habitual de la paradoja y la contradicción. Los seres humanos no están hechos de una pieza, sino que son un cúmulo de facetas a veces mal avenidas. Los verdaderos bolcheviques tienen que luchar en una "Gran Guerra Patria" en defensa de la tiranía que los asesina para impedir que los nazis derriben el primer Estado obrero del mundo. Cruelmente paradójico.

Así que Grossman, comunista de estricta obediencia, corresponsal de guerra que veía las cosas como eran (su descripción de los comisarios políticos es insuperable) acabó pensando que si Stalin y Hitler se habían enfrentado con tanta saña, a muerte, era porque sus dos sistemas totalitarios eran básicamente lo mismo.

La GPU le confiscó la novela, en un intento de impedir que se publicara en el extranjero, pero el autor había dado otras dos copias a dos personas distintas, una de las cuales consiguió sacarla de la Unión Soviética hacia 1960. Me parece que el autor murió sin verla publicada. Y no sé si puede considerarse una de las mejores novelas del siglo XX que tiene muchas de gran categoría pero sí que se inscribe en la gran tradión rusa de la literatura que refleja el "universo concentracionario", entre cuyos exponentes aparecen nombres como el de Dostoievsky con Recuerdos de la casa de los muertos y Solschenitzin con El archipiélago Gulag .

dimecres, 17 d’octubre del 2007

Josep Lluís.

Estuve viendo el programa de TV1 Tengo una pregunta para Vd., dirigido y moderado por Lorenzo Milá. Desfilaron Llamazares, Durán i Lleida y Carod-Rovira. Los tres me dieron buena impresión, iban sobrados, tenían soltura y dominio y se movían bien por el plató. Son tres mendas acostumbrados a los focos y los micrófonos y con muchas tablas. Fueron hábiles, fajadores, acertados y, sobre todo, lo que es más de agradecer, no mitinearon sino que estuvieron distendidos y coloquiales. Quizá algo más rígido el señor Llamazares, pero bien los tres. Me gustaron.

El que no me gustó fue el público. Da pena ver a la gente tan nerviosa, sin saber expresarse, haciendo consideraciones que llevan días preparando pero son embarulladas. A lo mejor es consecuencia obligada del hecho de que haya que componer una muestra equilibrada y representativa de la población, mezclando consideraciones de género, procedencia geográfica, profesión, orientación política, estado civil, condición sanitaria, nacionalidad y que en conjunto los españoles nos expresamos como se vio anoche.(Nota bene: el término "españoles" no es un intento de imponer tal condición a quienes dicen no serlo; abarca tanto a los que lo son "por convicción", como dice el señor Rajoy como quienes lo son por "imperativo legal"). A lo mejor merece la pena al programa incluir otra variable como "capacidad de expresión" o "soltura". Donde comen seis comen siete. O, por lo menos, emplear un tiempito en adiestrar a los seleccionados para que pierdan el miedo a las cámaras.

El que más gustó fue el señor Carod-Rovira con cuyo independentismo no coincido en absoluto. Creo que estuvo muy bien al cortar en seco el intento del chaval primero y la mujer después de hacer el habitual atropello nominal español, consistente en castellanizar los nombres propios y hasta los apellidos. Durante años la prensa de derechas ha escrito Ibarreche porque eso de la castellanización de los nombres propios es una forma de lucha contra el nacionalismo. Y es irritante porque demuestra notable falta de consideración y respeto a los demás. Si alguien se llama Josep Lluís, se llama Josep Lluís y es una impertinencia y una falta de consideración llamarlo de otro modo. Y cuando se hace suele ser para fastidiar. Así que mis aplausos al señor Carod-Rovira. No acabó de convencerme lo de los 29 departamentos de catalán en universidades alemanas y mi pregunta sería si alguno de ellas recibe subvenciones de la Generalitat, pero eso es lo de menos.

Lo de más y lo muy de agradecer es que el señor Carod Rovira defienda su objetivo de la independencia para Cataluña en una actitud dialogante, pacífica e irreprochablemente democrática. Lo que más agradezco al señor Carod-Rovira es el haberse convertido en la prueba viviente de que es mucho mejor y más productivo defender el objetivo independentista democrática y pacíficamente que a través de la delirante vesania etarra.

En cuanto a esa irritante manía española de faltar a la gente desfigurándole el nombre y sin pretender que pueda tratarse de una excusa, merece la pena recordar que es una especie de antigua costumbre patria. De siempre se han castellanizado muchos nombres y apellidos extranjeros, empezando por Almanzor hasta Carlos Maurrás, pasando por Martín Lutero, Luis XV, Federico Nietzsche y Julio Verne. No hay reglas. Unos nombres se castellanizan y otros, no. Shakespeare es William pero Stevenson es Roberto Luis y de milagro que no es Estevenson. Y no suele haber mala intención en estas castellanizaciones; a veces traducen dificultades de pronunciación. El Josep Lluís tiene una elle catalana que raros castellanohablantes saben pronunciar y, cuando va al final en vez de al comienzo de las palabras el resultado es muy cómico. Fíjense cuando algún locutor de radio, de esos que hablan de la circulación, comente algo de Martorell.

No es exagerado decir que toda castellanización de nombres propios, al menos catalanes y vascos, puede comportar un intento de humillación de quienes los llevan. En todo caso, el señor Carod-Rovira estuvo oportuno y tajante y fue muy de reconocer que condicionara siempre escrupulosamente toda opción independentista al logro de las imprescindibles mayorías democráticas. Sólo que reducía éstas al ámbito catalán y, me temo, habrá de necesitarlas asimismo en el español.

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Goya perenne.

En su Espacio para el Arte, (horario de 18:00 a 21:00) Cajamadrid inauguró el lunes una interesante exposición de dibujos de Laurie Lipton. Hay que ver lo que los bancos y cajas hacen por el arte. Supongo que son actividades que financian mediante acuerdos desgravatorios con Hacienda que les resulten beneficiosos porque, francamente, no veo a los banqueros mermando la cuenta de resultados para dar a conocer artistas de vanguardia o exponer obra clásica. Pero sea como sea es muy de agradecer porque abren oportunidades. No conocía a esta Laurie Lipton, dibujante neoyorquina afincada en Londres y considerada como una artista surrealista contemporánea. Y la verdad es que es una dibujante extraordinaria.

La exposición presenta una serie de obras bajo el título común de El sueño de la razón cuyo hilo conductor es una reinterpretación y actualización de algunos disparates, caprichos y desastres goyescos y también, cuando menos, una pintura del genio de Fuendetodos, como la que ilustra la tarjeta de invitación y que es una versión de Cronos devorando a sus hijos, con el muy significativo título de "Para comérsela" (2002). Las técnicas del lápiz y el carboncillo trasmiten una minuciosa y cruel expresividad.

Los dibujos de Lipton son estremecedores y está muy bien considerada como surrealista en la medida en que reproduce la realidad en una clave onírica o absurda pero siempre con una fuerte carga crítica.El estupendo dibujo de la derecha, de título "Espejito, espejito" (2002), que recuerda vagamente a La dama de Shangai tiene mucha profundidad y no sólo de campo mediante el juego del espejo que se reproduce hacia dentro sino filosóficamente por lo que ese reflejo hace en la imagen que reproduce, que se va avejentando a medida que se aleja. La vinculación entre la imagen y la vejez y el paso del tiempo traen a la memoria El retrato de Dorian Gray. A su vez el título de la obra (que imagino será original pues no creo que los responsables de la exposición se atrevan a bautizar las piezas según su Minerva) enlaza con el cuento de Blancanieves y la madrastra donde lo que ésta quiere conseguir del "espejito" es la confirmación de ser la más bella. En definitiva, la locura de ir a mirar en el espejo lo que somos y encontrarnos siempre con lo que querríamos ser.

Este dibujo es una interpretación del muy famoso capricho de Goya Hasta la muerte, que reproduce una escena de como de farsa que enlaza el esperpento goyesco con la pintura medieval de género moralizante: la vieja casquivana que busca en el espejo y hasta ve contra toda evidencia que conserva la lozanía y tersura que perdió hace decenios.

Dejo aquí el capricho goyesco para que se vea que la señora Lipton se ha buscado una buena inspiración.

Es una imagen clásica. Repárese en las expresiones de los tres circunstantes.

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dimarts, 16 d’octubre del 2007

El juste milieu

Hoy recibe el señor Rodríguez Zapatero en La Moncloa al señor Ibarretxe que viene a pedir permiso para ponerse fuera de la Constitución y, si puede, de España. Antes de que los dos políticos configuren esa unidad de la foto, conformando un solo ser, el señor Zaparretxe, el señor Rajoy ya ha dicho al Presidente no sólo lo que tiene que decir, esto es, “No”, sino cómo tiene que decirlo, “por convicción” (esto es, insultando) y nada de por cálculo electoral. Porque lo que es el señor Rajoy y el PP, su partido, ¿cuándo han hecho ellos algo por cálculo electoral?

”Jamás”, dice el señor Zaplana, cuya fuerza de convicción es notoria.

Son la Escila y Caribdis de Odiseo Zapatero en esta mar tempestuosa de la singladura nacional. La nación, tema de los temas en España. Es algo que unos discuten (minorías) y otros (¿mayoría?) sostienen que no se puede ni discutir. La nación no puede discutirse (caramba, caramba) porque, según dice el señor Rajoy, es la más antigua de Europa. Sobre no estar claro por qué la antigüedad esté libre de discusión (cosa que sólo puede convencer a alguien conservador), el dato no es cierto. En el Concilio de Constanza, a comienzos del siglo XV, se decide que las votaciones se harán por naciones y se determina que hay cinco: Italia, Alemania, Francia, España e Inglaterra. Y si nos vamos a las memorias de estudiantes inscritos en las paredes de la Universidad de Bolonia, fundada en el siglo XI, hay tantas naciones que verlo produce estupor.

En todo caso, la izquierda parlamentaria ya adelantó ayer la respuesta al señor Ibarretxe: “No”. El señor Rodríguez Zapatero va a decirle, según asegura, que “no” y que vuelva con una propuesta consensuada con los demás vascos (lo veo difícil) mientras que el señor Llamazares dice que el “no” no debe significar cerrar todas las puertas, que viene a ser como decir lo mismo. Esto es, la izquierda parlamentaria adoptará un curso medio, un juste milieu. “Vuelva Vd. mañana, señor Ibarretxe y traiga los deberes hechos”. En verdad, no se me ocurre que el Gobierno pueda o deba hacer algo distinto de lo que va a hacer.

Imagino que desde el punto de vista de la extrema izquierda, la extraparlamentaria, lo que hay que hacer es escuchar al señor Ibarretxe y reconocer de inmediato el derecho de autodeterminación, también llamado “derecho a decidir”. No estoy de acuerdo. El derecho de autodeterminación debe reconocerse pero no posibilitar su uso si no en sociedades pacificadas desde años atrás y en las que el miedo no pueda deformar el sentimiento de los electores. Pretender que hay condiciones en el País Vasco siendo así que la amenaza de ETA puede afectar a miles de vascos no es un argumento sino una falsedad. La coña esa de que también están las "fuerzas de ocupación" ya no cuela ni entre los suyos. Aquí los que amenazan, extorsionan y amedrentan son los del tiro en la nuca que quizá se haya convertido en el "tiro en el hombro" , escala intermedia entre el tiro en la nuca y la kale borroka, que todo hay que medirlo.

En la extrema derecha ya ha salido el señor Aznar disparando cizaña contra todo lo que se mueva. El Gobierno de hoy es el de un partido desleal, infame y traidor. Supongo que si alguien se arranca así su acto siguiente será agarrar un fusil . No es cosa de animarse, pero tampoco de arredrarse. Hasta el señor Aznar tendrá que entender que los tiempos de hacer política a base de insultar están enterrados en el Valle de los Caídos, junto a sus padrinos espirituales, José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador jerezano, y Francisco Franco, dictador por derecho propio, quien estableció un régimen en España que el señor Mayor Oreja no considera conveniente condenar porque representaba a un sector muy amplio de españoles.

Claro, hombre, claro ¿cómo van a condenarse a sí mismos?


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dilluns, 15 d’octubre del 2007

Españoles todos...

Continúa el cante del señor Rajoy con la banderita. Se multiplican las parodias del famoso video en la red, aunque la mejor de todas, como dice Escolar en su blog, es la que hace el propio parodiado. Desde luego, desde luego. Pero no está de más que le pongan el chundarata del No-Do de Franco, a cuyo mundo ideológico, estético y psicológico pertenecen las rimbombantes vaciedades del señor Rajoy sobre lo nacional, la bandera, el orgullo, el corazón y demás zarandajas en las que no cree ni él mismo, como demostraron hace unos días los de El Plural, al dar cuenta de cómo los guardaespaldas del dirigente popular confiscaron las banderas rojigualdas que sus seguidores llevaron a un mitin de aquel en algún lugar de Euskadi. Bandera, sí, pero sólo al sur del Ebro.

A decir verdad creo que lo que más me fastidia de esta obsesiva manía del señor Rajoy por ser más aznarista que Aznar es que haya conseguido ponernos a la altura de los nacionalistas que tanto critica. Estábamos los españoles tan tranquilos con nuestra(s) bandera(s), sin hacer esa ostentación hortera que hacen de las suyas los periféricos (por el "dime de qué presumes..."), quien con la rojigualda, quien con la tricolor, y tenía que venir este cantamañanas con la pretensión de ponernos a todos a desfilar, cuando somos una nación posmoderna que sólo se reconoce en la necesidad de arrepentirse y sosegar los horrores del pasado, cometidos en el mismo espíritu que anima al señor Rajoy. Un aguafiestas.

Por cierto al decir servidor que se disponía a celebrar su bandera, la republicana, un amable lector me preguntaba que por qué precisamente el 12 de octubre, día de la Hispanidad, día de la Raza (esa por la que "hablará el espíritu" en tonos hegelianos), día del descubrimiento de América. Pues tiene razón. Quizá fuera más acertada la celebración el 14 de abril. Y puede que aun más acertado ningún día del año, para que lo sean todos. Al fin y al cabo yo tengo la tricolor desplegada en mi casa los trescientos sesenta y cinco días del año, uno tras otro. Pero sigo inclinándome por el doce de octubre por la muy intransferible razón de que es el santo de mi difunta madre, una mujer excepcional. (Ya voy, ya voy con lo del homenaje...).

Vale. Es el caso que sale hoy El País diciendo que los "estrategas" del PSOE y del PP están convencidos de que las diferencias entre ambas formaciones son muy pequeñas y que las próximas elecciones se decidirán en un puñado de provincias que, como sabe todo Dios, son las circunscripciones electorales. Coincide con esta apreciación cuanto experto suelta doctrina por cualquier medio que le pongan a su alcance y las sesudas consideraciones se suceden unas a otras con la variedad y la originalidad de los cangilones de una noria: el Gobierno no sabe explicarse, los del PP hacen mucho ruido, fracasó la apuesta principal originaria del proceso de paz, se nota mucho el electoralismo, la gente está preocupada con la deriva soberanista de los nacionalistas, la fortaleza del PP y su techo/suelo/paredes electorales son envidiables, el electorado de izquierdas es crítico y abúlico mientras que el de derechas vota como un solo hombre...

Todo eso está muy bien. ¿Qué sería de los "estrategas" y otros magos si entráramos en períodos electorales en que todo estuviera cantado? Por fortuna eso es imposible porque el comportamiento del ser humano es impredecible. Faltan casi cinco meses para las elecciones y cualquier pronóstico de ellas que se haga ahora sólo puede ser a beneficio de inventario. Pero si fueran mañana, en serio, tengo para mí que la tunda que se llevarían los populares sería tan gruesa como desagradables las intervenciones en el Senado del señor Pío García Escudero pidiendo al gobierno que adelante lo que sólo puede ser una catástrofe para el PP.

Y mientras don Pío siga haciendo de Carrero Blanco, que el señor Rajoy continúe hablando como el Caudillo. "Españoles todos..." De verdad, qué falta de imaginación.

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diumenge, 14 d’octubre del 2007

Los amigos poetas.

Mi amigo Manuel Trillo, acaba de publicar un libro. Eso no sería especialmente extraño en un tiempo en que hasta los analfabetos lo hacen o los plagian. Empieza a serlo cuando se sabe que es un libro de poesía. ¡Ay, la poesía, el alma/arma de la revolución! Más extraño aun, pues lleva ilustraciones de Kalvellido, ese artista que parece que pinta con dinamita. Y linda ya en lo asombroso cuando se recuerda que el bueno de Manuel, además de poeta, ha sido, es y/o será albañil, herrero, cuidador de enfermos, tasador de girasoles, modelo en Bellas Artes, chamarilero, investigador, conserje y profesor. Y si alguien no me cree, que eche una ojeada a la contrasolapa del libro que reproduzco más arriba.

No lo conocía yo por estas tantas andaduras de la vida, que tiene más que Herman Melville, sino porque coincidimos una temporada en las páginas de InSurGente, batallando ambos contra los mismos pellejos rellenos de vino ideológico fermentado, en donde él aún continúa y en donde podrá el lector disfrutar de su también galana prosa. Precisamente hoy escribe un artículo poniendo a bajar de un burro jurídico al juez Garzón bajo el sugestivo título de No seas pendejo, che. Supongo que el dicho juez estará a estas alturas curado de tales espantos y tantos y tantos (que mira que le arrean al juez "estrella" tous azimuts) pero esta es la faceta en la que llegué a conocer y apreciar a Trillo, hombre bueno, aunque duro de roer. Es por su faceta de "comunista libertario". Supongo que coincido con él en lo que tenga de libertario; nada en absoluto en lo de comunista. Pero, en fin, eso mismo le pasa a él conmigo. Porque las gentes somos múltiples y contradictorias. Sería estúpido coincidir siempre y en todo con alguien; eso no lo hacen ni los enamorados, aunque su particular desvarío los induzca a creerlo. No siendo el amor, sólo el odio permite coincidencias exactas entre dos individuos. Pero uno de ellos tiene que estar muerto y matado por el otro.

Perro Pulgas es un poemario bravío, dulce, sentimental, reflexivo, metafísico, burlón, tierno, erótico, crítico, extemporáneo y muy contemporáneo, experimental, clásico, irreverente, mordaz, angustioso, pesimista, chispeante... y dejo de acumular adjetivos porque me salgo del post. Pero si persiste la duda en el lector (que ya se sabe que es más difícil sacarse el método que la piel) que lea despacio los versos de la derecha. Espero que quede claro. La vida es el heraldo de la muerte, comienza Trillo con tonalidad unamuniana para saltar luego a una polca de calaveras al estilo de José Posada y terminar luego en un retorno al estilo de Dürrenmatt.

Como claro quedará que es un acierto la pretensión sinestésica del editor al machihembrar los versos de Trillo, que parecen virutas de boj sacadas con la gubia del espíritu, con las ilustraciones de Kalvellido que te pone delante de las narices -en todos los sentidos del término- la conclusión plástica del cante trillano.

No me digan que no hay una relación de mutua prevalencia entre el texto y la imagen de la izquierda, hasta no saber qué resulta más sintético a la par que sorprendente y hasta inconcebible.

La poesía no vale nada -ningún escrito, en realidad- si no la dicta la sinceridad, si no sale de lo más profundo (eso del venero, que tanto gusta a los poetas) del autor, si no le cuesta lo indecible, si no se le independiza y se le enfrenta y nos lo muestra como es. Eso lo consigue Manuel, sin embargo, como quien no quiere la cosa, filosofando en verso libre, riéndose de sus filosofías, de sí mismo y levantando, cómo no, amarga constancia de la futilidad de nuestro paso por la tierra.

Aquí lo dejo por si alguien quiere evaluar lo que digo que está dictado por la amistad, claro es; pero la amistad sólo puede provenir de una afinidad electiva.

Por cierto, Manuel, ¿qué tienes contra Werther?

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La pesadilla del Irak.

Dice hoy el general Ricardo Sánchez, comandante en jefe de la tropa yankee en Irak en 2003:

"El Gobierno, el Congreso y toda la acción exterior, especialmente el ministerio de Asuntos Exteriores, tienen que asumir plena responsabilidad por este fracaso catastrófico y el pueblo americano debe exigirles dicha responsabilidad."
¡Bravo, mi general, así se habla! Vamos que poco más y pide que procesen y encierren a Bush y el resto de la panda. No es el único, desde luego, pero sí el único militar estadounidense con rango de general que habla de esa manera.

Hace unos meses, el general Petraeus, en una declaración en sede parlamentaria, hacía equilibrios retóricos, decía que la cosa está chunga pero que, con un poco de suerte, todavía se puede ganar. Trataba el hombre de poner su juicio en línea con las visiones del chiflado de Bush que sigue diciendo que hay un camino hacia la victoria en Irak y que llegarán a ella.

By the way, creo que hay que estar agradecido al señor Rodríguez Zapatero por sacar las tropas del Irak, cosa que le ha costado que el chiflado apenas lo haya saludado en cuatro años. Por supuesto, los del PP no lo hubieran hecho jamás y, a estas alturas, a saber qué estaría pasando con los soldados españoles en ese reñidero sin más orden ni concierto que la ley del Colt. Un país en el que hay gente armada por doquiera: soldados, policías, guerrilleros, milicianos, mercenarios, guardaespaldas, terroristas y sectarios, y ninguno es de fiar, claro. En realidad, todo el mundo está deseando largarse. Los italianos lo hacen con sigilo, para que no se enfaden los gringos. Los británicos también se marchan, devolviendo el control de Basora a los iraquíes, como si estos fueran hoy capaces de controlar algo por arte de magia. Podían haberse marchado antes. Hasta podían no haber ido en primer lugar. Pero más vale tarde que nunca.

El general Ricardo Sánchez, comandante en jefe de la tropa yankee en el Irak en el primer año de la ocupación, el que mandaba cuando lo de Abu Ghraib, si bien parece que él no sabía nada, tiene razón. Hasta se queda corto pues la invasión y posterior ocupación militar del Irak no es solamente un "fracaso catastrófico", como un alpinista que no llega a la cumbre y se despeña, sino que también es un crimen, un delito de agresión y genocidio.

Lo interesante ya no es cómo enjuiciar ese acto de piratería en el Irak. Lo interesante es averiguar por qué no tiene arreglo, por qué el general Sánchez habla de stalemate, tablas. Es obvio, porque sabe que no se puede alcanzar la victoria y se niega a admitir la derrota. Pero es que el asunto es más complicado. Todos los planes y medidas que no sean levantar el campo y ahuecar el ala más que a paso carecen de sentido porque los propios términos de "victoria" y "derrota" carecen de sentido. Como carece de él, en consecuencia, el de "tablas". "Victoria" y "derrota" son términos que se refieren a un enemigo y aquí, ¿en dónde está el enemigo? Por no saber, no saben ni en dónde está Ben Laden, si es que existe y los videos que saca de vez en cuando no los fabrica la CIA.

Sin bromas. Esa ocupación criminal que están ejerciendo los EEUU y sus monagos no es una guerra; no hay frentes, no hay enemigos (y sí los hay, pues están en todas partes) localizables. Así que todos los planes para poner fin a una guerra que no existe son pura pérdida de tiempo. ¿Por qué no reconocer que los EEUU, herederos de la misión imperial anglofrancesa en el Oriente Medio, han acabado pillados en una ocupación militar a la antigua usanza? Intentaron la broma de dejar un gobierno títere, salido de unas elecciones que fueron de risa, pero no les ha funcionado y tienen que seguir en el país y hasta incrementar su presencia militar. ¿Para qué? Pues para controlar el negocio del petróleo y el gas natural de la zona. Como siempre: expolio de materias primas de las colonias para desarrollo de la lejana metrópoli.

Lo que sucede es que esto no puede decirse hoy así. Hay que vestir el santo, fabricar alguna causa, echar mano de la ideología con lo que el discurso público para justificar la presencia militar en el Irak es literalmente incomprensible. Y más que se hace cuando se habla de "victoria" y "derrota" y "tablas" en un escenario militar.

Repito: comprendo que hay mucha gente a la que repatea el señor Rodríguez Zapatero. Todos esos que creen que un hombre público debe aparecer siempre como lo hace el señor Rajoy, esto es, jupiterino, amenazador, cuando menos admonitorio, con el índice levantado, augurando catástrofes y faltando al respeto a la peña, todos esos, digo, se ponen de los nervios cuando contemplan al señor Rodríguez Zapatero afable, sonriente, sin gritar, sereno a la par que contundente. Lo comprendo. Por eso lo acusan de "buenismo" pues bien saben ellos que la condición humana es lobuna. También lo comprendo. Pero se estará de acuerdo en que sacar las tropas del Irak fue una decisión sabia y valiente, porque la de meterlas allí fue necia y cobarde.

(Saco la foto del blog The Soapbox and The Bucket que tiene otras estupendas).

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Los maestros pintores.

El Thyssen tiene una buena exposición del Renacimiento flamenco. Hay mucho Durero y mucho Cranach, tanto pintura como grabado y dibujo y hasta un gran tapiz que cuelga en la sala de exposiciones del Cajamadrid en la Plaza de Celenque, pues esta es una actividad compartida entre el Museo y la Caja. Y también hay obras de Wogelmut, algún Holbein, un par de Bellinis (Giovanni), que debían de pasar por allí, bastante Altdorfer, Baldung, etc. Pero el grueso de la exhibición recae sobre los dos que enuncia el prospecto, Durero y Cranach.

Renacimiento flamenco y alemán, vale decir Renacimiento protestante, que es una perspectiva que a veces se olvida, al tener más presente el Renacimiento italiano, siempre católico. Por ejemplo, son muy de ver las caricaturas que Cranach hace del Papa, León X con cara de cerdo y rodeado de cardenales, también con cabezas de gorrinos. Cuesta identificar en él al hijo de Lorenzo de Medici El Magnífico que lo hizo cardenal a los trece años, el León X para el que Rafael terminó de construir la loggia cuyo segundo piso decoró con frescos bíblicos y al que también retrató en su orondo, refinado y erudito esplendor con algunos cardenales. Las dos miradas de Europa, la reformada y la católica concentradas sobre el mismo personaje. Sólo que para nosotros es menos frecuente la reformada. Y precisamente uno de los puntos fuertes de la exposición es un par de retratos de Martin Lutero, incluido uno que no conocía del rebelde monje agustino con su esposa, bien curioso. Y con los de Lutero, uno muy conocido y notable de Phillip Melachton, pues la Reforma vino acompañada y precedida por el Humanismo. El único Holbein que detecté era precisamente uno de sus retratos de Erasmo.

La exposición merece la pena ya sólo por ver las láminas del Apocalipsis de Durero,. un tema favorito del pintor de Nurenberg que consiguió trabajándolo figuras que han quedado como símbolos para las generaciones posteriores, como los jinetes del Apocalipsis. La que hay a la derecha representa a San Miguel y parte de las legiones celestiales combatiendo con el dragón, con Satán y su caterva de diablos. Esos ángeles y arcángeles de largas cabelleras rizadas, contrapuestos a la odiosa fealdad serpentina del dragón simbolizan el ideal nórdico de belleza masculina, que el propio Durero se había aplicado a sí mismo en sus autorretratos, uno de los cuales, el de 1526 figura en la exposición. El visitante podrá ver también el célebre rinoceronte y la no menos célebre ala de pájaro, las dos procedentes de los fondos de la Galería Albertina, en Viena. Especial interés tiene el impresionante grabado que ilustra el séquito triunfal del Emperador Maximiliano. También son muy de notar los dos óleos que representan a los apóstoles San Felipe y Santiago el Mayor, que siempre me han parecido una exquisita rareza en el conjunto de la obra del pintor de Nurenberg.

La presencia del Imperio es constante en la exposición. Se exhiben muy bonitas y bruñidas armaduras y algunas armas blancas finamente trabajadas. La finalidad debe de ser recordarnos que todo aquello del Humanismo, la Reforma, el comercio y la banca estaba fundamentado en la supremacía militar del Imperio, ya por entonces desafiado por otras potencias, entre ellas Francia.

Me produjo gran placer encontrar el fabuloso Retrato de dama, de Altdorfer, uno de los pintores más interesantes y menos difundidos del Renacimiento flamenco, todavía muy influido por la estética gótica, pero con un registro tan amplio que abarcaba desde escenas bíblicas al gusto medieval hasta un retrato como éste, cuyo uso del color permite equipararlo a la pintura del siglo XX, como una especie de antecedente remoto del expresionismo. Altdorfer que también cultivaba con mucho primor el estilo epopéyico y el alegórico tenía, como se ve, un fortísimo sentido del realismo. Vaya, la de tonterías que pueden llegar a hilvanarse por no decir simplemente que el cuadrito en cuestión (pues es de no muy grande tamaño) me encanta. Además, me recuerda a Zurbarán.

Como hablo de memoria, no recuerdo el tema concreto de un par de desnudos de Baldung; moralizantes, desde luego, o aparentemente moralizantes porque, con el pretexto de la moral, lo que aparece son desnudos femeninos, que nos dan el canon de belleza femenina flamenca, de siempre muy distinta de la latina.

En fin, que merece la pena la exposición.

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dissabte, 13 d’octubre del 2007

Balance: convivencia, cero.

¿En qué se notó que ayer fue el Día de la Nación, el Día de la Hispanidad y el Día de la Raza, según otra denominación no tan antigua? En que acabó la fiesta a trompazos y mojicones, como en las ventas que frecuenta mi señor don Quijote. Esto de la bandera no es nada pacífico, ¿verdad? Y el día que no arde el Rey en efigie lo hacen los señores Ibarretxe y Carod también en efigie. Durante el patrio festejo registré violencia en Valencia, Barcelona, San Sebastián y Madrid. Siempre ligada a la bandera, la Patria, la Nación y el espíritu del pelotón.

Los de España 2000, un partido de fachas valencianos que tiene algunos concejales electos, armaron bronca en la capital del Reino Valenciano y quemaron, dicen, dos mil retratos de los señores Ibarretxe y Carod y símbolos de ETA. La quemada de ETA no creo suscite protestas pero las de los dos dignos políticos vasco y catalán, sí. Imagino. Queda claro: en la Monarquía "democrática" quemar la efigie del Rey es delito perseguible de oficio, pero quemar la de dos probos representantes del pueblo, no. Claro, qué bobada, Monarquía "democrática", o sea del Rey abajo, ninguno.

Algo parecido en Montjuic, en Barcelona, aunque sin cremá valenciana. Eso sí, abundancia de banderas rojigualdas con el águila del escudo franquista. Es lo que le pasa a la bandera bicolor, que tiene dos escudos pugnando por señorear su campo, el águila de San Juan franquista y el águila de la monarquía parlamentaria, más pacífica y burguesa.

En San Sebastián, a bofetada viva, al uso de los vascones. La izquierda abertzale salió a la calle a sobar el morro a unos autobuses de falangistas de "España adelante" o "adelante España", que no estoy seguro pero al encontrarse a la Ertzaintza en su camino ya se liaron con ella y prendieron fuego al centro de la ciudad. En el levante el agua se lleva por delante los coches; en el País Vasco se los lleva el fuego. Somos presocráticos, andamos a tortas con los elementos.

En Madrid, finalmente, los fachas se concentraron vestidos de civil cerca de la tribuna de autoridades del desfile para poder abuchear al señor Rodríguez Zapatero a sus anchas, según liturgia anual. "Libertad de expresión", decía después el Presidente con una sonrisa. Claro, haya libertad de expresión también para el rebuzno, sonido muy humano a la par que asnal. Aunque lo más llamativo de Madrid fue ver al señor Rajoy esgrimiendo una banderita nacional como si fuera un pay-pay. De verdad este hombre carece de sentido del ridículo: anteayer se dirigía a nosotros como si fuera nuestro caudillo y ayer parecía Shirley Temple. Crecidita, claro.

Por favor, ¿alguien conoce otro país del Occidente sedicentemente civilizado en el que los habitantes se zurren la badana por la bandera o la bandera por la badana? ¿Y qué decir del apasionado debate de "yo soy una nación, pero tú no" y "Zapatero discute una nación que no se discute"?

Escucho con gran respeto al señor Rodríguez Zapatero decir que aquí no pasa nada y que el "sistema" aguanta, así como a muy ilustres opinadores argumentando que la nación española está como nunca. Los escucho pero lo que veo es que hay un Cristo montado muy serio, para expresarme con castiza llaneza. Tanto que habría que ir pensando en organizar sendos referéndums de autodeterminación en Cataluña y el País Vasco; si más, ya veremos. Se me ocurre que sería una buena idea ofrecérselo a los catalanes para inmediatamente después de la preceptiva reforma constitucional. Y dejar a los vascos en dique seco, a ver si de este modo entienden los de ETA que ellos mismos son el mayor obstáculo al logro del propio objetivo de que el honrado pueblo vasco decida sobre sí mismo.

En cuanto al "material humano" de estos partidos y grupos de extrema derecha, España 2000, plataforma Adelante España a la vista está que van vestidos de paramilitares y que son bandas agresivas. El Parlamento debiera legislar prohibiendo el uso de uniformes en organizaciones políticas. Que vayan con la bandera pero de civil.

Y más cosas. Hay que ir a la erradicación del fascismo que, en efecto, no es una opinión, sino un delito.

¿A que no sale ningún país de Occidente en que esto suceda? Pues, según algunos, aquí tampoco. "Somos una gran nación". Somos más que eso; somos una "nación milagrosa" porque partes de ella no quieren ser ella.

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Más sobre Birmania.

A ver. Los de Avaaz, que andan siempre vigilándolo todo, han detectado un consejo europeo de ministros de Asuntos Exteriores para el próximo lunes en el que van a debatir sobre las sanciones a Birmania, así que dicen que hay que escribir a nuestro respectivo ministro pidiéndole que las sanciones sean duras y efectivas para hacer daño a esa junta de criminales que desgobierna el país desde hace medio siglo, caso único mundial de dictadura militar hereditaria en el seno del ejército. Hay que ver qué fe tienen los anglosajones en que las autoridades leen las cartas que reciben y no se limpian el trasero con ellas. Bueno, va, quien quiera firmar que lo haga aquí. Está en español.

La verdad es que no estoy convencido de que las sanciones, los embargos y otras medidas de ese tipo que se toman contra las dictaduras hagan más daño a ellas como dictaduras que a la gente del común. Pero, como todavía no lo tengo decidido, por si acaso, ya he firmado.

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