divendres, 2 de maig del 2008

La danza de Duato.

Ayer se estrenaba el espectáculo de Nacho Duato en el Teatro Madrid, de la Vaguada y allí nos fuimos, que el asunto prometía. Y cumplió. Hubo dos piezas nuevas del propio Duato (nuevas, al menos, creo, en Madrid porque una de ellas tiene como diez años) y otra, sí, estreno absoluto, de Tony Fabre.

El conjunto está muy bien. Se abre con Gnawa que es, al parecer, unas gentes, algo así como tribus del África Subsahariana, en concreto del Sahel que utilizan esta música con melodías que mezclan lo africano con lo árabe para muy diversos fines, entre otros, según creo haber leído, de carácter extásico. De éxtasis, en el Madrid, poco, pero la coreografía es excelente, particularmente los pasos de conjuntos, que producen efectos caleidoscópicos y me recuerdan a los números de Maurice Béjart, en cuya escuela trabajó Duato.

La pieza Insected, de Tony Fabre es muy interesante. En algún sitio he leído que va de cómo la juventud se plantea su camino en la vida o algo así. No tengo ni idea. Yo vi insectos a todo lo largo y ancho de la pieza; insectos rastreros veloces como cucarachas, diversos tipos de artrópodos, algún alacrán y otros insectos voladores. La música mínima ayudaba mucho porque reproducía sonidos de insectos, el cri-cri de los grillos o el zumbido del abejorro. Efectivamente, a poca sensibilidad que se tenga, acaba uno insected.

La tercera pieza era la más curiosa, la segunda composición de Duato por encargo de una compañía estadounidense de ballet que la estrenó en 1998; tiene diez años. Es coreografía sobre música de Schubert, en concreto música de lieder a la que se le han quitado las palabras y se le ha añadido el movimiento y las tres dimensiones, lo que produce un efecto extraño. Parece que las voces se han transcrito para violoncelo pero uno se pregunta porqué no las han dejado porque al fin y al cabo, el registro de la voz humana es más variado que el del cello y eso se aprecia mucho en los Lieder de Schubert. El diálogo voz-piano es más emocionante que el de piano-otro instrumento y el movimiento se da por añadidura a cualquiera de los dos.

Los bailarines son estupendos y el espectáculo es de una sobriedad escurialense pues todo se confía a las luces, el sonido y la danza. La simplificación de la figura humana es completa; los bailarines van con el torso desnudo y/o con mallas tan justas que parecen desnudos, sin nada que distraiga de la esbeltez de los cuerpos cuyas contorsiones a veces los deshumanizan por entero y los convierten en abstracciones por ejemplo, en notas danzantes.

dijous, 1 de maig del 2008

En Valencia, la historia social.

Aquí me he llegado, a la hermosa ciudad del Turia en la que se celebra ahora una feria anual del libro, antecedente de la de Madrid. He venido invitado por mi amigo Javier Paniagua, director del centro de la UNED de Alzira-Valencia, para presentar algunas de las publicaciones del centro como tal y también del Instituto de Historia Social, que depende de él. Este Instituto está haciendo una obra muy interesante centrada sobre todo en la publicación de una Revista de Historia Social, cuyo número 60 era uno de los libros que había que presentar hoy.

Cuando en 1988 Javier y su amigo José Antonio Piqueras, hoy catedrático de la Universidad de Alicante, me contaron que pensaban poner en marcha el proyecto de la revista de Historia Social, mi vaticinio fue que esas revistas académicas no suelen pasar del tercer número. Como se ve, soy un zahorí catastrófico, pues la publicación lleva ya 60 números, tiene más de setecientos suscriptores y está a punto de ser traducida al inglés, lo que es todo un mérito. Aquí incluyo una portada de un número atrasado en espera de hacer la reseña del número 60, al que acompañará la correspondiente foto.

En estos veinte años la revista ha demostrado tener una gran calidad académica e investigadora, publicando tanto trabajos empíricos como temás de carácter teórico y cuestiones metodológicas de lo que, cuando se fundó la publicación, era una disciplina en ciernes en España y hoy, en buena medida gracias a ella constituye una rama del conocimiento historiográfico muy productiva, centrada en asuntos específicamente sociales. La revista ha publicado números monográficos sobre anarquismo, sindicalismo, populismo, antropología, cuestiones de género, huelgas, franquismo, nacionalismo, negocios y poder, la clase obrera, Edward Thompson, lenguaje, conflicto, familia, elites, artesanía, inquisición, nazismo, Iglesia, caciquismo, campo, ocio, migraciones, etc en muchos de los cuales es lectura obligada. Casi todos los temas se sitúan en los siglos XIX y XX, pero la publicación no desdeña tratar temas hasta en la Edad Media. La idea fundamental es no hacer la historia de los Reyes, príncipes, Estados, guerras, paces, tratados, sino la de las gentes, las clases sociales, los conflictos de todo tipo, las ideologías que han movilizado a muchedumbres, las mentalidades, los movimientos sociales, etc. Es hacer la historia de los avatares de los modos de producción y singularmente de las relaciones productivas. En el fondo, la historia social tiene patrocinador esencial en la persona de Karl Marx pero, por supuesto, no se agota en él, sino que ha incorporado otras perspectivas en un cuadro articulado y pluridisciplinar muy enriquecido. Casi da la impresión de que se trata de una respuesta muy articulada a aquel curioso problema acerca de la "función del individuo en la historia". Sea la que sea, parecen decir los historiadores sociales, no puede ensombrecer la historia colectiva, de los pueblos, las clases, los movimientos , los avances, retrocesos, triunfos y derrotas de las distintas causas en la historia.

La verdad es que esta revista es un lujazo para nuestro país en torno al cual se ha articulado una interesante línea de investigación historiográfica, como lo es el Instituto de Historia Social de la UNED, cuyo nombre reproduce el muy prestigioso del International Institute of Social History, de Amsterdam.

El Centro de la UNED de Valencia ha publicado también dentro de otras colecciones, tres libros recientes que también presenté y sobre los que hablaré con mayor detenimiento en posts posteriores, uno sobre los efectos del cambio climático en el Mediterráneo español, conjunto de trabajos de diversos especialistas recopilados por María José Estrela Navarro; otro que me parece del máximo interés acerca del impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (tics) sobre las relaciones laborales, El trabajador distante, de Emilio Sáez Soro y un tercero, breve pero muy enjundioso, un conjunto de crónicas sobre el conflicto entre palestinos e israelíes escrito por José Luis Ferrando Lada, que es un gran conocedor del país por haber residido largos años en él. Me quedé con ganas de hablar algo más con José Luis, porque Palestina es uno de mis mayores intereses.

Pero no fue posible porque estas jornadas de presentaciones y actos públicos suelen ser trepidantes y sin pausas. Y hoy, primero de mayo, tomo el avión de vuelta a Madrid. Para quien quiera informarse más sobre ambas instituciones, aquí están las direcciones electrónicas: Centro Uned Alzira-Valencia "Francisco Tomás y Valiente" e Instituto de Historia Social.

(La primera imagen es una foto de Tonyç, bajo licencia de Creative Commons).

Primero de mayo pasado por bombas.

Las dos centrales sindicales mayoritarias han convocado manifas bajo un lema común: Es el momento de la igualdad, el salario digno y la inversión productiva. No es que sea muy ingenioso o nuevo porque ¿cuándo no es el momento de la igualdad o del salario digno? Y tampoco es especialmente combativo: estas consignas conectan bastante bien con lo que el Gobierno quiere hacer y viene haciendo. No es que me parezca que los sindicatos deban ir a la contra del Gobierno socialista, como lo hicieron en tiempos de Felipe González, pero sí que no deben rebajar un ápice sus exigencias frente al poder político, especialmente si es de izquierda. Un espíritu de colaboración crítica me ha parecido siempre lo más productivo para ambas partes. No obstante, en los últimos tiempos, vengo observando una creciente tendencia de los sindicatos, especialmente de Comisiones Obreras (CC.OO.), a aliarse con la patronal y a incorporar parte de las ideas de esta a su discurso. Sin pretender que esta política de diálogo sea necesariamente condenable, la verdad es que es poco apropiada para un sindicato, sobre todo en tiempos de pre-crisis económicas, en que se va a tratar de que las centrales hagan suyo el recetario patronal de congelar los salarios, endurecer las condiciones laborales y socializar las pérdidas. En todo caso, está muy bien que haya manifas del 1º de mayo, que sepan los empresarios que no todo el monte es orégano y que están los viejos cuchillos tiritando bajo el polvo, y ello aunque no vaya a la manifa por las razones que se deducen del post anterior.

ETA ha participado en la efeméride a su modo, esto es, plantando tres bombas en sitios diversos del País Vasco como medio de llamar la atención sobre su sórdida existencia. Habitualmente, estos bombazos de la organización terrorista están cargados de maldad y estupidez, que sirven como detonante de sus explosiones. Esta "hazaña" de las tres explosiones más o menos sincronizadas, además, apunta a impresionar a ese tipo de mentalidad, no infrencuente entre las gentes de escasas entendederas y bajo nivel cultural, que son la claque de los terroristas, los que admiran la eficacia tecnológica haciendo caso omiso de las consecuencias de su aplicación a la vida real desde un punto de vista moral. Quizá sean unos asesinos, parecen pensar quienes así se comportan, pero son unos asesinos eficacísimos, son, en el fondo, nuestros asesinos y alguna razón tendrán cuando son tan eficaces. Es una especie de calvinismo pervertido (si cabe) aplicado a una actividad criminal.

Hay quien dice que los tres bombazos etarras son la respuesta de la banda a la detención e ingreso en prisión de la alcaldesa de Arrasate-Mondragón, doña Inocencia Galparsoro. Es posible, entra dentro de su mentalidad, por dar algún nombre a lo que dicen que pasa en el interior de sus cabezas; pero es una respuesta inane. Si el juez ha mandado a la citada alcaldesa a prisión es porque ha apreciado indicios suficientes de culpabilidad y de ahí no la van a sacar todas las bombas que se arrojaron en la segunda guerra mundial. De ahí sólo la sacará su presumible inocencia o el cumplimiento de la pena que, de no ser inocente, se le imponga. Igual que todas las manifas que quieran organizar los abertzales independentistas no van a sacar de la cárcel al señor Otegi, que ahí sigue, igual que sus compadres de la mesa nacional.

La grandeza del Estado de derecho consiste en que, aunque los políticos sean incapaces de hacer que se respete la justicia, la Justicia sabe hacerse respetar por sí misma. Porque la señora alcaldesa es y será inocente mientras no se demuestre su culpabilidad; pero, si se demuestra, la conclusión sólo puede ser una, que ya hace falta ser majadero o irresponsable para poner en un cargo representativo de responsabilidad a una delincuente en las condiciones en que se encuentra el País Vasco.


(La imagen es una foto de CNT (en precario), un sindicato que no suele marchar con los mayoritarios, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 30 d’abril del 2008

Zaplana no está de gana.

El abandono de la política del señor Zaplana es una noticia estupenda para todos quienes, siguiendo la política española, estén hartos de verla convertida en una perpetua reyerta de jayanes el principal de los cuales es este político cartagenero, achulapado, dado a martingalas, fajador experimentado y capaz de arrostrar el ludribio general sin descomponer el gesto. Un hombre fiel hasta el final a su partido de quien podría decirse lo que un lord conservador inglés dijo en cierta ocasión de sí mismo, esto es, que en veinticinco años de actividad parlamentaria él jamás había votado según su conciencia, cual hacen los patanes, sino según le decía su partido, como hacen los caballeros. Algunos hasta se preguntan si el señor Zaplana tiene eso que se llama "conciencia". Se basan en que ha hecho una carrera política fulgurante, pasando por encima de lo que fuera necesario y al grito de que había llegado a la política "para forrarme", según consta en cinta de grabación telefónica que en su día el juez no admitió como prueba por haber sido obtenida sin autorización judicial, no porque no se hubiera dicho.

En todo caso parece que lo ha conseguido; forrarse, digo, porque casi un millón de euros al año lo convierte en un milloneurista. Un millón de euros, piensa uno, ¿por hacer qué con exactitud? No se sabe. Nada, probablemente. Quizá charlar con Berlusconi e intercambiar chistes de machos en la sobremesa. Aunque no sepa idiomas, el señor Zaplana tiene sus amigos y, total, para lo que tienen que decirse... Lo que me fascina es que una empresa pueda destinar un millón de euros a pagar a un contratado por realizar un trabajo tan impreciso como "relaciones con la UE". Es prueba, además, de que, al privatizar las empresas en su día, el PP sabía muy bien a quién ponía al frente de ellas. El señor Aznar nombró al señor Alierta en substitución de su amigo de pupitre, señor Villalonga. Desde entonces, año 2000, lleva el señor Alierta al frente de la primera empresa española y cosechando líos judiciales a consecuencia de una acusación de uso de información privilegiada de cuando procedió a la privatización de Tabacalera, en cuya presidencia también lo había nombrado el señor Aznar y que no acaban de cerrarse. En todo caso, vaya por Dios, quién va a nombrar a quién. A ver si nos toca una Terra Mítica de las telecomunicaciones.

Por cierto, la espantada del señor Zaplana llegó ayer en medio de una serie de sobresaltos en el Partido Popular. El señor Rajoy anda el hombre formando su equipo o shadow cabinet (que diría Xan Das Bolas) y, al prescindir de los que se consideraban in pectore y no contar con quienes lo han escoltado hasta la fecha como fieles escuderos, se le están formando frondas por doquiera. Lo que ha hecho el señor Rodríguez Zapatero en un santiamén, esto es, barrer a la vieja guardia y meter novatos y novatas, puede costarle varios disgustos al señor Rajoy. No es lo suficientemente fuerte y está dejando mucha gente resentida por el camino, cosa poco recomendable en política. A los resentidos hay que tenerlos delante, nunca detrás, y nombrarlos algo. Promoveatur ut amoveatur. Por ejemplo embajador, o presidente de un consorcio del Estado, o presidente del Congreso de los Diputados. Pero esas cosas sólo se pueden hacer cuando se está en el gobierno; no cuando se está en la oposición.

Además, el señor Rajoy ha aprovechado para hacer nueva gala esa cualidad (o, mejor, falta de cualidad) que lo adorna o deja de adornarlo, que es la indecisión. Tras decir que no iba a acudir a la fiesta del dosde de la señora Aguirre y señalar que se encontraría en la de Móstoles (el que declaró la guerra al francés), desdíjose en horas, de forma que acudirá a las dos fiestas porque no digan, dice. Como si no dijeran más al ver que es incapaz de resistirse a los caprichos de Lady Mcguirre. Cada vez que la dama envida, el otro se arruga.

(La imagen es una foto de Chesi fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

Según nos va en la fiesta.

Acaban de salir los resultados de la primera oleada del Estudio General de Medios (EGM) que mide la difusión de los medios escritos españoles así como las audiencias de los audiovisuales y la penetración de internet. Y de inmediato se arma la zarabanda. Las oleadas del EGM, como las cifras periódicas de la Oficina de Justificación de Difusión (OJD) son para los medios como las elecciones para los políticos: todos participan y todos ganan.

De momento, lo de la izquierda es el cuadro de difusión de la prensa escrita (hay que abrirlo para verlo bien; no sé ponerlo para que se abra en una ventana independiente; a ver si aprendo), en donde se ve que el periódico que más se lee es el Marca, detrás va El País y detrás, El Mundo. Pero interesa observar que El País tiene un millón de lectores más que El Mundo, cantidad que éste no ha conseguido reducir ni parece que vaya a conseguirlo. Conviene recordarlo porque, tal como presenta la noticia El Mundo lo que viene a ser es que "el conjunto de cabeceras" del grupo Unión Editorial tiene más lectores que el grupo Prisa. Por "conjunto de cabeceras" etc hay que entender Marca (2.550.000 lectores) más El Mundo con 1.395.000 lectores, muy lejos de los 2.336.000 de El País, que es lo que verdaderamente duele.

En los meses de la oleada en que se ha controlado a Público el nuevo periódico de izquierda que hace la contra a El país sin que parezca que éste se resienta por ello, ha alcanzado 188.000 lectores. Habrá que ver cómo voluciona. De momento, el que ha perdido audiencia (y es razonable pensar que se haya ido a Público) ha sido El Mundo, en concreto, casi 50.000 lectores pues su cifra en la oleada anterior fue de 1.443.000. También se viene controlando ya a la prensa gratuita. Al fondo de la imagen aparecen 20Minutos, ¡Qué! Metro directo y ADN. Los de 20 Minutos salen a tambor batiente afirmando que '20 minutos' se convierte en el diario más leído de toda la historia de España. Cierto, ha ganado incluso al Marca. Pero queda por dilucidar si los gratuitos son periódicos en el sentido tradicional del término. Téngase en cuenta que esos 2.685.000 lectores de 20 Minutos parecen haber salido de la nada, pues ni siquiera han arañado las cifras de difusión de la prensa de pago, como puede verse en el gráfico superior que registra cómo la difusión de los periódicos han sufrido leves oscilaciones entre abril de 2004 y marzo de 2008. La prensa es un bien inelástico y cada lector parece aferrarse a la suya como a su iglesia.

En la radio, la supremacía de la SER es apabullante, como puede verse en el tercer gráfico. La radio del grupo Prisa tiene más del doble de audiencia que la COPE y su cifra es casi la misma que la de las otras tres emisoras juntas, COPE, Onda cero y Radio Nacional, 4.766.000 de oyentes de las tres juntas frente a 4.681.000 solo de la SER, en realidad, 85.000 oyentes de diferencia. Se entiende muy bien la irritación de los de la Cope: una sola emisora vale por tres en el mercado libre. Por eso habla de "los medios del grupo Prisa" e, incluso los acusa de monopolistas, cuando se está hablando de una sola emisora frente a tres.

La lucha es larga y da la impresión de que, si no cambian mucho las cosas, la COPE la tiene perdida, como puede apreciarse en la serie histórica de la derecha en que se ve cómo en los último cuatro años, las cuatro principales emisoras han mantenido sus respectivas distancias y la COPE no consigue separarse de las otras dos ni acercarse a la de Prisa. Se observará que hay un vacío en el cómputo de la cadena de los obispos; fue un tiempo en que los de la COPE estuvieron fuera del EGM porque los pillaron haciendo trampas, aunque ellos dicen que era para detectar el sesgo del organismo medidor. Luego volvieron. No es bueno para un medio estar fuera del EGM porque surgen problemas con la publicidad.

Por eso mismo es curioso que El Mundo no esté en la medición de sitios web donde elpaís.es tiene 1.955.000 visitas, por detrás de Marca y Terra.

Entiendo muy bien la situación y el fastidio de los señores Jiménez Losantos y Ramírez al ver cómo la SER es incuestionablemente mejor emisora que la COPE por decisión libre del mercado, como por decisión libre del mercado es evidente que El País es mucho mejor periódico que El Mundo. Decisión de los consumidores.

dimarts, 29 d’abril del 2008

Zapatero y los siete zapateritos.

El espectáculo que proporcionó anoche la 1ª de TVE con el programa 59 segundos todavía fue más ridículo que el de la semana anterior, con/contra la señora Aguirre. Más ridículo porque, cuando menos, en el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, los periodistas intentaron poner en apuros a la entrevistada, la acosaron (en el buen sentido del término, ciertamente), trataron de sonsacarle algo, de que se contradijera, que era lo menos que cabía pedir. No lo consiguieron y la señora Aguirre mostró un dominio de la situación que los dejó a todos desconcertados y barbotando luego su irritación en sus columnas. Pero lo intentaron. Los de anoche, empezando por la presentadora, ni eso. Parecían siete doctrinos esperando la confirmación del señor obispo.

Rodríguez Zapatero es mi presidente de Gobierno, el cabeza de la lista que voté en las últimas elecciones y, por tanto (como diría él), me parece estupendo escucharlo en directo y verlo lucirse, cuán seguro está, cómo maneja el entorno, cuántas tablas tiene y cómo ha progresado desde aquel ya lejano marzo de 2004, si bien gesticula demasiado para mi gusto. Un consejo a sus asesores de imagen: pásenle un vídeo de su intervención a cámara rápida; ya verá el mal efecto que produce eso de que no deje de mover cajas imaginarias con las manos.

Lo dicho, es mi presidente de Gobierno, pero como comentarista y analista político me parece lamentable que no se le hagan preguntas de calado, que no se le ponga en compromisos, que parezca que se le pregunta para que se luzca, que no se trate de sonsacarle cuanto se pueda, teniendo en cuenta que es una ocasión única para que la opinión pública se informe, y hasta de criticarlo donde ofrezca lugar a ello. ¡Él mismo, sin que nadie le dijera nada, reconoció haber cometido errores, aunque se guardó muy mucho de decir cuáles, y ni uno solo de los contertulios le pidió que los declarara!

Es verdad que el formato del programa estuvo mal pensado pues tasaba el tiempo de los periodistas pero no el del Presidente, que tuvo todo el que quiso en sus respuestas y, de hecho, llegó a ser soporífero. Tres veces tres dijo lo de que somos la "octava potencia económica del mundo" (lo mismo que se asegura en el cartel electoral que reproduzco más arriba), un dato que no sé de dónde sale ni qué significa en sentido estricto porque si se refiere al Producto Interior Bruto (PIB), según las últimas estadísticas del Banco Mundial, correspondientes a febrero de 2008, ocupamos el noveno lugar calculando el PIB en dólares de los EEUU y el duodécimo si lo hacemos en la magnitud, más adecuada para comparar, llamada "Paridad de poder adquisitivo" (PPC). Si la referencia es al PIB por habitante, nuestro lugar es el vigésimo sexto en PPC y el vigésimo quinto en dólares de los EEUU. Todas ellas magnitudes muy dignas, desde luego, pero ninguna coincidente con la "octava" potencia económica. En todo caso, la moderadora debió reducir los tiempos presidenciales, aunque sólo fuera en atención a la igualdad de que tanto alardea el señor Rodríguez Zapatero.

También es verdad que estamos dentro de los primeros cien días del Gobierno (aunque en el segundo mandato de éste), pero lo cierto es que el Presidente pudo lucirse cuanto quiso sin que nadie lo contradijera ni tratara de obligarlo a precisar. Sólo pretendieron inútilmente sonsacarle si se había pagado rescate por los marineros rehenes de los piratas somalíes y hasta hubo una contertulia que le preguntó por qué no aparecía más en los medios. Del resto, nada, salvo lo que el señor Rodríguez Zapatero tuvo a bien contar.

Así sabemos, por resumir la apelmazada noche de ayer, que no piensa negociar con ETA en tanto ésta no deponga las armas, pero no sabemos qué podría hacer si las depone; sabemos que no va a permitir la consulta soberanista del señor Ibarretxe pero no qué le propondrá a cambio cuando lo vea; que espera que haya un pacto con el PP por la renovación del Consejo General del Poder Judicial y de la Justicia en su conjunto, pero no en qué términos; que hay 25.000 millones de superávit para afrontar la "desaceleración" pero no qué se piensa hacer si la desaceleración se convierte en una recesión; que espera que la inflación baje ya, pero no qué hará si no baja, qué hará si los precios siguen subiendo, si el tipo de interés del dinero sigue al alza; que va a facilitar el retorno de los inmigrantes que se encuentren en el paro, pero no qué hara con los que se queden, sobre todo si el paro sigue aumentando; que no soporta las agresiones y malos tratos machistas ni la discriminación negativa de las mujeres, pero no qué planes concretos piensa poner en marcha para poner coto a una situación que va a peor. No sabemos qué piensa hacer para reactivar la economía, además de los famosos 400 euros de quita; no sabemos qué planes tiene para resolver el problema de trasvase sí/trasvase no, ni cómo se va a abordar la cuestión de la financiación de las Comunidades Autónomas; y, por descontado, no sabemos nada de qué piensa hacer el Gobierno en política internacional ni en política europea.

No sé cuánta gente veríamos el programa ayer, aunque supongo que nos enteraremos hoy, pero estoy seguro de que muchos de los telespectadores, no sólo los adversarios, sino también los partidarios, como servidor, pensamos que así se las ponían a Fernando VII.


Poco antes estuve viendo a la ministra Bibiana Aído en la Cuatro, entrevistada por Iñaki Gabilondo, que también estuvo muy suave, como subyugado por el ánimo y el empuje de la joven ministra. Me gustó mucho verla y escucharla, pero tengo dos críticas que hacerle, una de forma y otra de fondo. En cuanto a la de forma, se le nota demasiado que habla recitando. Sin duda cree en lo que dice, pero esa manía de colocar rollos preparados que no siempre se ajustan a la pregunta como sucede en las conversaciones distendidas, le resta bastante crédito. En cuanto al fondo, da la impresión de que la señora Aído piensa que su ministerio de la Igualdad se refiere exclusivamente a las relaciones entre hombres y mujeres y si no es así, corríjaseme, pero no le escuché una sola palabra sobre las desigualdades por razón de ingresos económicos (que es el significado original, prístino, de este principio) ni sobre las desigualdades entre población "normal" y discapacitados, ni entre nacionales e inmigrantes, ni entre jóvenes y viejos, ni entre gentes que viven en Comunidades Autónomas distintas. O rebautiza su ministerio como Ministerio de Igualdad de Género o amplia su discurso al resto de las desigualdades sociales.

Lo grande es pequeño.

Me ha gustado mucho estaq presentación que me ha enviado mi amiga Pilar, así que, faltando a mi costumbre de no reproducir estos textos que a veces son un poco cargantes por la moralina que llevan (en este caso, una vanitas cosmofilosófica) la subo en honor de su última fotografía que es impresionante. Me temo, sin embargo, que no he sabido subir también la música de fondo, aunque no sé si eso es una desgracia pues no me da la impresión de que el archiconocido y bellísimo intermedio orquestal de La leyenda del beso sea lo más apropiado para lo que se va a ver.

El texto molesta un poco, pero la foto está bien, ¿verdad?

Gracias, Pilar.

dilluns, 28 d’abril del 2008

Votos éticos en el País Vasco.

Parece que hoy volverán a fracasar el PNV y el PSOE-PSE en el intento de echar a los concejales de ANV del ayuntamiento de Bergara, donde el famoso abrazo, que se ve fue de corta duración. Ya lo han hecho en Arrasate/Mondragón y en Hernani, lugares, como Bergara, cargados de historia, de cooperativas, de dramas y óperas. Entrañas mismas del nacionalismo independentista vasco. Por cierto que el "nacionalismo no independentista" me suena tan extraño como una guitarra sin cuerdas.

La causa eficiente del fracaso que hoy se espera, la inmediata, pues la mediata es otra cuestión, es la abstención o el voto en contra de los concejales de Aralar que garantizan la mayoría absoluta a los de ANV y su alcaldesa, doña Agurne Barruso.

En Arrasate-Mondragón y Hernani pasó lo mismo: los concejales de Ezker Batua (o sea, IU), tres en Arrasate-Mondragón y una en Hernani, se abstuvieron con lo que fracasaron ambas mociones y las alcaldesas siguen siendo doña Inocencia Galparsoro Markaide y doña Marian Beitialarrangoitia (menos mal que existe el copypaste) y los concejales de ANV continúan aferrados a sus poltronas edilicias como garrapatas. Claro que en Arrasate-Mondragón también se abstuvo el único concejal del PP, lo cual es mucho más difícil de explicar. Porque, al fin y al cabo, los de Ezker Batua, ya se sabe, a fuer de rojos, son antiespañoles, pero los miuras del PP es más raro. El órgano de prensa del PP, Libertad Digital, trataba de legitimar la situación llamando pantomima a la moción presentada por el PNV y el PSOE-PSEE, algo tan absurdo que hasta el señor Rajoy ha acabado diciendo que los concejales del PP votarán siempre a favor de dichas mociones en el futuro, aunque sólo sean "éticas". Es que no se entiende, oiga, después de la barrila que llevan años dando.

Quizá haya que tener en cuenta que la decisión de un hijo de la tierra se explica por puras razones de supervivencia. Ser concejal en las citadas entrañas del nacionalismo vasco no es fácil, sobre todo de un partido tildado de "español". Te pueden descerrajar un tiro los poderosos amigos de aquellos a quienes te aprestas a censurar. Y no todo el mundo tiene alma de Cincinato. Claro que también es pintoresco no votar a favor de una moción por ser solamente ética, pero pedir de inmediato que se pase a una de censura de verdad cuyas posibilidades de prosperar aun son menores. Eso del voto "ético" tiene su gracia en el País Vasco. Por voto "ético" supongo debe entenderse el voto que se resigna a su inutilidad, a la idea de no conseguir aquello que se propone. Flaco servicio le hacen allí a la ética convirtiéndola en sinónimo de impotencia.

Algo parecido pasó con el famoso referéndum del señor Ibarretxe. Este se comprometió en su día a no celebrar la consulta en tanto no hubiera cesado la violencia. Pero la violencia no cesó y el señor Ibarretxe acabó desdiciéndose y asegurando, en un ejercicio de hipocresía de manual de sepulcro blanqueado que se celebraría la consulta precisamente para demostrar que ETA no teledirige los actos de su gobierno. Lo que equivale a decir que se da por buena la situación que antes se daba por mala éticamente. Se ve que eso de la ética en el País Vasco es asunto baladí, sin enjundia.

Ahora son los propios compañeros del PNV, muchos viejos jeltzales, casi como de la prehistoria, los que piden que se abandone la vía soberanista que sólo lleva al desastre. Las advertencias de importantes burukides, como los señores Bilbao y el mismísimo Urkullu, son claros síntomas de que el nacionalismo vasco empieza a recuperar el sentido común. Ya es obvio, porque así se lo han mostrado los electores, qué sólo cabe seguir por la senda soberanista de la consulta del señor Ibarretxe y su amigo el señor Egibar a base de aplicar la ética acomodaticia que permite votar al amparo de las pistolas de ETA y decir después que el voto es libre, que es lo que dicen los cretinos simpatizantes de los pistoleros.

Claro que esa movida de regeneración devolverá la situación en el País Vasco a la época del "sano regionalismo" de los tiempos del señor Fraga, hoy conocido como "sano autonomismo", con una nueva redacción del Estatuto. Comprendo la desesperación de los nacionalistas de las puras esencias, pero no hay más cera que la que arde.

(La imagen es una foto de 12 TRIBU ***EUSKAL ROOTS REGGAE BAND, bajo licencia de Creative Commons).

La revolución aquí y ahora.

Cuando, si los dioses no lo remedian, estamos a punto de celebrar los fastos y nefastos de los mayos de 1808 y 1968, viene bien leer el último libro publicado en español de Antonio Negri, uno de los principales protagonistas italianos del segundo mayo: La fábrica de porcelana, Barcelona, Paidós, 2008, 214 págs.

La obra es relativamente breve pero, como suele suceder con los trabajos de Negri, bastante densa y redactada en un lenguaje filosófico no siempre transparente para quien no esté familiarizado con la ya muy considerable obra del pensador de Imperio. Si además se tiene en cuenta que la traducción del francés es sencillamente abominable, cuajada de disparates y expresiones absurdas, se verá que la lectura no es sencilla. Una pena porque el estilo del autor, aun complejo, es agradable.

La fábrica de porcelana no supone, a mi juicio, avance alguno respecto a las últimas elaboraciones del autor sobre el imperio, la multitud o la biopolítca foucaultiana. Parece una especie de recapitulación y como un breviario, que tiene también su interés para quien quiera acercarse al estado actual de las propuestas de Negri que, como siempre, se orientan a pensar en la factibilidad de la revolución, como si fuera una especie de empeño o sino vital. La obra lleva el subtítulo de Una nueva gramática de la política que inmediatamente me trajo a la memoria la A Grammar of Politics del venerable Harold Laski y, salvando las enormes distancias, está concebida de una forma similar, en este caso a base de "talleres", que son como lecciones de un único seminario destinado a examinar la "cesura" entre modernidad y postmodernidad, aquilatar las respuestas de la postmodernidad a la globalización (también un ritornello en el pensamiento de nuestro autor), para examinar las condiciones en que haya de producirse la revolución.

Negri no fue nunca un marxista "ortodoxo" y tampoco lo es ahora, pero el fundamento mismo de su razonamiento sigue siendo marxista. Un marxismo que se ha imbricado en el análisis foucaultiano de la política. Al fin y al cabo, ¿que es el Imperio sino el estadio contemporáneo del imperialismo leninista? ¿Qué la multitud sino la sucesora que él y Paolo Virno han encontrado al proletariado marxista? Pero en todo caso se trata de un marxismo con un grado de abstracción y mescolanza con otras perspectivas (Spinoza, Deleuze, Guattari, etc) que lo haría extraño al propio Marx.

El punto de partida es la imposición del gobierno biopolítico de la sociedad como algo totalitario que subsume la sociedad bajo el capital, lo que provoca: "la mercantilización de la vida, la deaparición del valor de uso, la colonización de las formas de vida por parte del capital", pero también (y subraya el "también"), "la construcción de una resistencia en ese nuevo horizonte" (p. 46), resistencia, dicho sea de paso, concebida como "dispositivo multiforme de producción subjetiva" (p. 47). Y nadie me quita de la cabeza que, a su vez, este dispositivo es el heredero de las antiguas "condiciones subjetivas".

El fenómeno contemporáneo (con el que Negri lleva años batallando) es la globalización, una situación neocolonial en la que se ha producido la "crisis de todas las leyes y de todas las formas de desarrollo capitalista" (p. 67) dando lugar a un "estado universal de excepción" (p. 69) que lleva a una situación en la que a) se han disuelto las fronteras; b) se ha acabado el derecho internacional; c) y hay una creciente necesidad de dominio (p. 72). Puro Imperio, en definitiva.

Para hacer frente a la situación refina Negri la grámatica política que es como una gramática parda del neomarxismo: frente a la caduca (y falsa) distinción capitalista entre lo público y lo privado, lo común que se observa a la perfección en la expansión universal de la red (p. 90). Frente al avance del biopoder globalizado, la resistencia, que nada tiene que ver con la marginal que aparece en el "pensamiento débil" que no le parece más que "un pensamiento arrepentido, lleno de rencor y que se siente culpable del mayo de 1968" (p. 102). Lyotard, Baudrillard y Virilo están aquí en el punto de mira, como es lógico en un pensador que, a fuer de espinoziano, detesta el arrepentimiento. Y detrás de ellos, van nada menos que Luhmann, Habermas y el bueno de Rawls, todos reos de dar consistencia real a "la imagen ilusoria de la opinión pública" (p. 105)

A partir de aquí entramos en la parte propositiva del libro. La resistencia es la forma en que se articula la diferencia, el "separatismo" de ciertos grupos, singularmente las mujeres y los obreros (p. 126) que emprenden el camino del éxodo, entendido éste como "separación creativa" y que, la verdad, se parece bastante al exit de Hirschman. Luego de un relativamente prolijo análisis de algunos conceptos tradicionales de la iuspublicística (poder constituyente, Constitución formal y Constitución material) en los que se sienten los ecos del viejo professore de la Universidad de Padua, la multitud ejerce un derecho de resistencia frente al poder constituyente que no gusta nada a las instituciones del capital y que, convertida en una "ciudadanía cosmopolita", alcanza una "democracia radical". Quien pueda estar pensando que tampoco hacía falta tanta hojarasca marxista para acabar diciendo lo mismo que David Held y sus amigos, tome nota de la distinción que hace el autor al hablar de "la diferencia que existe entre la democracia como forma de gobierno, como gestión del poder, como articulación/ejercicio de la voluntad general, y la democracia como proyecto, como praxis democrática, como reforma del gobierno, como ejercicio de lo común, como articulación de la voluntad de todos." (pp. 151/152). La distinción no resulta evidente, ¿verdad? Bueno, llévese a sus últimas consecuencias y se verá que, como cada cual es hijo de sus obras, vale para justificar la violencia: "La violencia política es simplemente una función del actuar político democrático, porque ella muestra también, a su manera, la resistencia; e impone el antagonismo allí donde el Estado sólo puede afirmar su dominación y su control." (pp. 156/157)

El resto se dará por añadidura. La nueva gramática de la política sirve para sustituir también el viejo gobierno por la nueva gobernanza, concepto muy en boga en la ciencia política contemporánea pero que en Negri tiene una imago revolucionaria pues equivale al ejercicio del poder constituyente de la multitud como potencia común (p. 174).

Todo es cuestión de "decisión" y "organización". Suenan aquí inevitablemente los ecos del decisionismo schmittiano, pero no me parece muy relevante, pues de alguna forma hay que llamar a la voluntad de actuar. El caso es que ambas, decisión y organización de una multitud entendida como multiplicidad, abocan a la revolución que es "una aceleración del tiempo histórico, la realización de una condición subjetiva, de un acontecimiento, de una apertura cuya convergencia es hacer posible una producción de subjetividad irreductible y radical." (p. 194)

Se queda uno pensando si realmente será que el tiempo no ha pasado y que un hombre tan inteligente, profundo y perspicaz sigue articulando la revolución como una especie de milenarismo, como una hipotética solución de continuidad con el presente cuyas claves de aparición sólo él o los de su grupo son capaces de desentrañar. Pero no haya cuidado, Negri sabe muy bien de lo que habla, no se deja arrebatar por sus mismas previsiones y con harto realismo sitúa la acción del "nuevo derecho subjetivo transformado en potencia multitudinaria (no) en las márgenes ni fuera de la actual configuración de los sistemas de poder, sino en el centro, de manera interna, dentro."

O sea, aquí y ahora.

diumenge, 27 d’abril del 2008

La crisis del ladrillo.

Hace más de dos años que venía diciéndose: hay una burbuja inmobiliaria que puede pinchar en cualquier momento. Pero nadie hizo nada; unos, la mayoría, porque no podían, al estar atrapados en hipotecas interminables de interés creciente y otros, la minoría, porque no querían, interesados como estaban en seguir subiendo los precios de forma abusiva, aprovechando las deficientes condiciones del mercado y obteniendo suculentos beneficios.

Por fin, en mitad de una coyuntura internacional ominosa, en plena crisis de las hipotecas subprime y con una recesión amenazante, la burbuja ha pinchado. Todos los indicadores cantan la misma canción. Hace unos días, la SER hablaba de que el precio de la vivienda caerá un 8% en 2008. Y eso es muy poco. Tampoco hace mucho que el Fondo Monetario Internacional sostenía que la vivienda en España está sobrevalorada en un 20%, lo que también me parece una cantidad muy timorata. En mi opinión, por lo que luego expondré, está sobrevalorada entre un 20 y un 40%. En todo caso, no ha hecho más que empezar la crisis inmobiliaria y el precio de la vivienda de segunda mano ya ha bajado en lo que llevamos de año entre un 15 y un 20%, lo cual es lógico si se piensa que la venta ha caído un 60% desde septiembre de 2007. Al fin y al cabo, si la demanda cae, la oferta tiene que ajustarse en un mercado libre; ¿o no?

A eso vamos de inmediato porque, como suele suceder cuando peligran los intereses de las grandes empresas, esas que pagan a tertulianos y columnistas para que ensalcen la ley de la oferta y la demanda en tiempos de prosperidad, ya hay un clamor para que el Estado (o sea, los contribuyentes) intervenga para “salvar al sector”. La técnica es conocida: las grandes empresas privatizan los beneficios y socializan las pérdidas. Ahora piden esta antaño denostada intervención pública a base de beneficios fiscales y todo tipo de incentivos y chantajean amenazando con el vertiginoso aumento del paro. Hay ya quien vaticina 750.000 parados más y esto sin contar con las agorerías del señor Solbes quien, a su vez, avisa de que la morosidad (se entiende, la de las familias hipotecadas hasta las cejas) puede aumentar de forma brusca.

Hace hoy un mes, en un post titulado La política del ladrillo Palinuro ya advertía de que los dos sectores más castigados con la crisis inmobiliaria serán las familias hipotecadas y los trabajadores de la construcción y sectores aledaños. Las primeras porque, en un panorama de alta tasa de inflación (4%), subidas constantes de precios, con el euribor en el 4,93% se van a ver y desear para pagar una hipoteca por una casa que, para mayor desgracia, pierde valor de día en día. Los segundos, innecesario decirlo, porque, al contraerse la demanda en un mercado laboral tan desregulado como el nuestro se irán a la calle. En ese mismo post Palinuro apoyaba que el Gobierno tomara todas las medidas y adoptara todas las políticas que beneficiaran a esos dos sectores castigados por la crisis inmobiliaria, cosa a la que está obligado por ser un Gobierno de izquierda y aunque esa misma crisis haya devorado ya la mitad del superávit con que los señores Solbes y Rodríguez Zapatero contaban para financiar sus políticas sociales.

La intervención pública a favor de los sectores perjudicados por las actividades claramente especulativas de la burbuja inmobiliaria no implica que la autoridad haya de atender también a las demandas de los promotores, las grandes empresas, las inmobiliarias/tiburón, que llevan años enriqueciéndose a costa de la gente sencilla, haciendo imposible que los jóvenes accedan a una vivienda digna y amargando la existencia de cientos de miles de familias sin escrúpulo alguno. Porque la cuestión es: ¿por qué no bajan los precios? ¿No quedamos en que eso es lo que tiene que suceder según la supracitada ley de la oferta y la demanda? Pues simplemente, porque confían en asustar al Gobierno con el aumento del paro y el frenazo en los ingresos públicos para forzarlo a actuar en su provecho. Un provecho de aprovechateguis. Porque si esto no fuera así, si los promotores y empresarios inmobiliarios no trabajaran con márgenes de beneficios escandalosos, superiores al 50%, ¿de qué iban 100 de estos empresarios catalanes a ofertar 2000 viviendas con un descuento del 40%? A precio de coste dicen que venden; pero eso no se lo creen ni ellos. Si se pueden vender 2.000 viviendas con un 40% de descuento, se pueden vender 200.000 o dos millones. Bastaría con no ser tan codiciosos, tan explotadores y trabajar con márgenes de beneficios más justos.

Es magnífico: como hay crisis económica a la vista, ya están los ministros del ramo, los economistas y los opinión makers a sueldo del capital pidiendo que se congelen los salarios. ¿Cuándo pedirá alguien que se congelen, incluso que desciendan, los beneficios?

(La primera imagen es una foto de Torchondo, la segunda de Jofre Ferrer, ambas bajo licencia de Creative Commons).