dimecres, 25 d’abril del 2007

Las edades de la vida (XI).

¿Qué diremos aquí del consumo y sus manifestaciones concomitantes, el crédito y la publicidad? No sería exagerado parafrasear el célebre cogito cartesiano para que dijera "consumo, luego existo". Hace años ya que se formuló la teoría de la "sociedad de consumo" como la característica de la época contemporánea. El famoso teórico del desarrollo W. W. Rostow, en Las etapas del crecimiento económico la situaba al final del ciclo de desarrollo y como culminación de éste, punto al que todas querían llegar, la "sociedad del consumo de masas".

Las tornas se pusieron críticas después y el consumo sufrió un asalto crítico muy fuerte desde muchas posiciones teóricas y filosóficas que lo veían como una actividad nociva de la persona, poco menos que la negación de la condición humana. Traten de pasar alguna Navidad sin que un plumilla les enjarete algún artículo sobre cómo la Navidad ya no es otra cosa que una apoteosis del consumo. Ya me contarán.

El consumo, sin embargo, es consustancial al modelo de desarrollo de la economía capitalista. La idea de que una sana demanda agregada es la locomotora de la producción es el único postulado keynesiano que todxs respetan, keynesianxs y antikeynesianxs. El crecimiento, el desarrollo, el progreso mismo dependen del consumo. Nos parecerá bien o mal y será cosa altamente preocupante desde el punto de vista del medio ambiente y el cambio climático, pero es así.

La imagen de este post, una ilustración de un cromo de fines del XIX, es publicidad de la empresa alemana de extractos de carne Liebig, que hizo unas series de curiosísimas litografías de los más diversos temas. El sentido de la imagen es que, a lo largo de todas las edades de la vida, y aquí aparecen seis en la de una mujer, haya siempre a mano un frasco de extracto de carne Liebig que, se supone, le ayudará a crecer sana y robusta, tener una infancia feliz, ser una atractiva doncella, una enamorada novia, una feliz madre y una encantadora abuela. Las edades de la vida, como se ve, no sólo tienen una interpretacón metafísica sino también publicitaria. El truco consiste en vincular el consumo de un producto con algo deseable y, por cierto, sigue funcionando al día de hoy cuando la TV viene a decir que si la esposa lava con tal detergente, su marido la querrá más o si el hombre conduce determinada marca de automóvil, las mujeres caerán rendidas a sus pies.

Si esta imagen le parece a alguien insoportablemente cursi, que se consuele pensando cómo le parecerán a las gentes dentro de 100 años los spots publicitarios de Coca Cola hoy, por ejemplo, tan vanguardistas y rompedores.


dimarts, 24 d’abril del 2007

ETA dice que no.

Los tres sujetos de ETA que ayer declararon en el juicio del 11-M, Gorka Vidal, Irkus Badillo y Henry Parot, negaron tener relación alguna con los atentados del 11-M o con islamistas en general. Resopablan de vez en cuando y daban la impresión de estar fastidiados por considerar que nada de aquello iba con ellos y que la situación era ridícula. Mira por donde, por una vez en la vida estoy de acuerdo con unos etarras. En efecto, es de todo punto absurdo que, a causa de que una manga de sinvergüenzas haya decidido embarullar el proceso a ver si consigue salvar los platos rotos del partido que gobernaba en 2004 y que por su fabulosa incompetencia encajó el atentado de Atocha, lxs ciudadanxs tengamos que presenciar espectáculos que estarían mejor en una pieza de Ionesco que en la sala de un tribunal de justicia.

El tribunal ha hecho bien en llamar a declarar a los etarras para que no quede ni sombra de duda y lxs antedichos sinvergüenzas no encuentren otro enganche para seguir con su murga sobre la conexión de ETA en el 11-M. Pero el espectáculo era de risa.

Se sabe de sobra: siempre que hay un acontecimiento de trascendencia social, como un atentado de esta magnitud, mucha gente (desequilibradxs, ociosxs, granujas, murmuradorxs, cotillas, etc) ponen en marcha bulos de todo tipo con las más diversas finalidades como matar el tiempo, darse importancia en la oficina o sacar unos dineros a base de vender supuestas revelaciones. El atentado de las Torres Gemelas en NY ha suscitado una miriada de fantásticas versiones donde se dan citas teorías de todo tipo, desde quienes creen que fue el mismo presidente George W. Bush quien dio la orden de atacar a los edificios hasta quienes suponen que Ben Laden es la Bestia, pasando por los partidarios de las teorías sobre platillos voladores. Esa abigarrada afición social por la fábula tiene buen mercado en unas sociedades plurales. Lo que ya no es tan frecuente es que, cuando se abre la vista oral del proceso judicial, tras una instrucción ejemplar, con miles y miles de folios del sumario, cientos de pruebas, documentos, etc, sobrevuele permanentemente en la sala la sombra de uno de estos camelos. ¿Por qué? Porque habitualmente, estas "teorías" son invención de algún cerebro enfermizo y...aislado, mientras que aquí, el cerebro enfermizo (si es que es tal y no un aprovechado) tiene detrás una formidable máquina que lo ampara compuesta por el principal partido de la oposición, un importante rotativo de papel y otro digital, una emisora de radio y una cadena de televisión de cierta audiencia. Quien haya visto el programa de dos horas que TeleMadrid dedicó a sostener la teoría de la conspiración hace unas fechas estará, supongo, de acuerdo en que emitir ese reportaje es lo mismo que si yo proyecto un video sobre la generación espontánea en un congreso de biólogos.

Ahora los etarras han hablado y han dicho que no. No importa, cada vez estará más claro: los etarras no eran necesarios pues las bombas las pusieron los islamistas siguiendo las consignas de don José Luis Rodríguez Zapatero, el Papa Benedicto XVI y Fidel Castro. Que lo sé de muy buena tinta.

Yeltsin.

Con Yeltsin muere la cara grotesca de la transición rusa. Recuerdo que en su día leí sus memorias que reflejaban la personalidad de un trepa sin escrúpulos, aunque campechano y de buen humor, un poquito zopenco, en un país, la Unión Soviética, literalmente corroído por la corrupción y el pesimismo. Por ejemplo: contaba Yeltsin que en un examen de ingeniería podía caerte una pregunta sobre El Capital de Marx y, de hecho te caía, pero que era muy fácil aprobarla porque bastaba con recitar cuatro estupideces inventadas sin pestañear ya que el tribunal todavía sabía menos que el examinando acerca de lo que preguntaba.

Ese trepa sin escrúpulos, como muchos otros de su jaez, era miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética. Quien haya conocido aquel régimen en sus últimos años sabe que la única posibilidad de prosperar medianamente y conseguir algunos "privilegios", como un piso o un trabajo aceptable era afiliarse al Partido. Algo así sucedía también con el PRI en México, aunque no tan pronunciadamente como en la URSS, donde el control que la Nomenklatura ejercía sobre el conjunto de la sociedad era total.

Así que el comunista Yeltsin llegó a secretario general del partido en Sverdlovsk (su ciudad natal), de donde pasó a la organización de Moscú a petición de Gorbachov, quien le encargó la lucha contra la corrupción. En poco tiempo se produjo un enfrentamiento entre Yeltsin y Gorbachov, quien decidió prescindir de su rival. Algunos años después sería su rival quien precindiría de él. ¿Cómo lo hizo? Mediante un procedimiento cuya eficacia se escapaba a Gorbachov quien, aun siendo un hombre reformista, no tenía un verdadero talante democrático, razón por la cual no se decidía a organizar elecciones libres y democráticas abiertamente, sino que anduvo probando con fórmulas intermedias. En una de éstas tomó pie Yeltsin para organizar unas elecciones libres y directas en Rusia con lo que, al ganarlas, fortaleció su posición frente a un Gorbachov debilitado aún al mando de la URSS y carente de la legitimidad de la elección directa. Por este sencillo pero contundente método Yeltsin se deshizo de su rival y terminó con la Unión Soviética.

Un régimen que puso en pie una especie de fanático revolucionario, un iluminado que creía firmemente en la implantación del comunismo sobre la tierra, lo derribó 75 años más tarde un funcionario sin principios, aficionado al vodka, que no creía en nada y al que gustaba tocar el trasero a las secretarias.


Las edades de la vida (X).

Nadie nace sabido; todo debe aprenderse en la vida. Y lo primero que hay que aprender es a vivir, cosa nada fácil porque no es posible saber cuándo se acierta y cuándo se yerra salvo a toro pasado. Entonces, sin embargo, es tarde para corregir el yerro y sólo queda la mala conciencia, el arrepentimiento, los remordimientos; aunque también pueda no haberse cometido yerro y el recuerdo es de plenitud y satisfacción. Pero, tanto en un caso como en el otro, no hubo manera de saberlo de antemano.

Nos pasamos la vida aprendiendo cosas, todas ellas muy necesarias para vivir y a veces el aprender sustituye a la misma vida. Hasta hay manuales que pretenden enseñarnos a vivir, al estilo del Art du savoir vivre. Ese arte de saber vivir tiene un aspecto distinto en cada edad de la vida. Para la adolescencia y la primera juventud es una preparación; para la madurez, una afirmación; para la ancianidad, una recapitulación. El modo en que cada edad se enfrenta así al saber también es distinto y la relación que con él se tiene, perfectamente peculiar.

Hay dudas bien fundadas sobre si el cuadro del Giorgione (Las tres edades), que se conserva en el Palazzo Pitti, en Florencia, es verdaderamente del maestro. Tiene demasiados defectos pero, en todo caso, es una representación sobria del tema que vengo arrastrando de las edades de la vida, pues lo organiza en torno a un papel, un papel al que señala el hombre maduro y que el adolescente tiene en la mano, mirándolo con expectación. Las dos figuras se encuentran en una relación de admonición o enseñanza mientras que la tercera, la del anciano, aparece más distanciada, como si no formara parte de la escena que tiene lugar y estuviera ya abandonándola en cierto modo. Esa figura es, además, la que al mirarnos, por así decirlo, nos "mete" en el cuadro. Un cuadro que, a pesar de lo dicho más arriba, merece ser del maestro por la atmósfera de misterio que refleja.

dilluns, 23 d’abril del 2007

Ségolène, présidente.

Como segoleno de primera hora estoy encantado. No es momento de regodearse en el triunfo, pero tampoco debe dejarse sin comentario el hecho de que ese 25% en primera vuelta equivale a mucho más, pues la candidata hubo de contrarrestar dificultades especiales debido a su condición de mujer que ya empezaron en el machismo de su propio partido. Espero que los dirigentes de éste tomen nota y comiencen a mirar en torno suyo a ver cuántas más ségolènes tienen por ahí discriminadas para darles una oportunidad y que puedan demostrar lo que valen, como ha hecho la señora Royal.

La altísima participación ha sido estupenda, "una lección de democracia", al decir del señor Holande, y bla, bla, bla. Lo que hay que hacer es interpretarla. Ahí va mi interpretación:

La experiencia dice que las participaciones excepcionales se dan en elecciones excepcionales, esto es, en momentos de crisis, de amenazas de guerra civil, de ascenso de algún/a fascista, de catástrofe económica, de conmoción social è cosí via. Nada de esto estaba presente ayer. Al contrario, lxs candidatxs, muy en su sitio; la atmósfera de la campaña, buena; no existen confrontaciones polarizadas y Francia, como el resto de Europa, va económicamente bastante bien. ¿Qué había pues de excepcional en esta elección? Que por primera vez en la historia de las cinco repúblicas francesas una mujer puede llegar a la presidencia. Guste o no, ese ha sido el factor excepcional, el que ha movilizado tan alta participación. Y no queda ahí la cosa. Hay más consecuencias. Doña Ségolène ha trastocado el eje tradicional izquierda/derecha en su versión de monopolio masculino. Me explico. Las mujeres son la verdadera "mayoría silenciosa" de nuestras sociedades. Nadie les ha preguntado lo que pensaban como mujeres de la candidatura de una de ellas. Tengo para mí que ha recibido un importante apoyo de mujeres de la derecha y que, en cambio, ha perdido votos hasta de su propio partido y de la izquierda en general, votos de gentes que prefieren a alguien de la derecha antes que a una mujer. ¿Que de dónde saco estas ideas? Son intuiciones procedentes de mi conocimiento del percal masculino y de mi suposición de que muchas mujeres han votado guiándose por su interés de género antes que por su filiación política. Simplificando, creo que todas las mujeres del PS han votado por doña Ségolène, pero no todos los hombres, y que todos los hombres de la UPM han votado por el señor Sarkozy, pero no todas las mujeres, aunque las proporciones entre ambos partidos seguramente serán muy distintas.

Vamos al campo de la izquierda. Los electores han demostrado tener más sentido común y altura de miras que sus jefxs. Ni uno de los seis candidatos de izquierdas ha llegado al 5%, como se ve en el cuadro que reproduzco de Le Monde. El que más se ha acercado, Besancenot. Los demás, de risa. Entre todxs, han sumado un 10,88% de votos, que si se hubieran agregado a los de la candidata, la habrían puesto en cabeza. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Es de esperar que ese trasvase se produzca en la segunda vuelta. Interesa que lxs dirigentes pidan expresamente el voto para la socialista. Bové y Buffet ya lo han hecho.

¿Y lxs demás? Villiers ha dejado en libertad a sus votantes. No tengo claro a quién votarán lxs del FN de Le Pen. En principio, debiera ser a la UMP de Sarkozy, pero no cabe olvidar que en política, como en las comunidades de vecinos, los mayores odios se dan entre lxs más próximxs. En buena medida, la llave estará en manos de la UDF de Bayrou. Está claro que este centro-derecha tendrá que decidir entre el proyecto de centro-izquierda de la señora Royal (probablemente no muy avanzado pero consistente en lo económico y muy adelantado en lo social, al estilo Rodríguez Zapatero) y el de derecha extrema del señor Sarkozy. Si se inclinan por el de la primera, Francia tendrá una mujer presidenta de la República.

Que, by the way, daría un buen impulso a la candidatura de la señora Clinton en los EEUU. Si bien personalmente prefiero a Barak Obama, creo que el factor género puede hacer que doña Hillary venza al candidato republicano.


Cuestión de estilo.

Me ha gustado especialmente el mitin del PSOE en Vista Alegre. Sobre todo me ha gustado lo que ha dicho ZP: "A cada insulto que recibamos, nosotros una propuesta, a cada descalificación, una idea, y a cada exageración, una sonrisa". Supongo que los refinados miembros de la oposición volverán a hablar del "bobo solemne" y a calificar sus propósitos de "buenismo". Sin embargo, así es como se ganan las elecciones, y no haciendo trampas e insultando.

Y también me ha gustado que diga que el proceso del 11-M hará justicia y desvelará la verdad frente a las mentiras de quienes quieren embarullar con fines de lo más variopinto. Por cierto, muy buen artículo del señor Calomarde en El Plural reconociendo lo que los demás llevamos tres años diciendo, esto es, que el PP ha estado esos mismo tres años mintiendo, instrumentalizando y faltando al respecto a las víctimas, intentando entorpecer la marcha de la justicia, fabricando patrañas para ello, valiéndose del terrorismo para una rastrera política de partido...en fin, lo que sabemos todxs.

Cuánta razón tenía Abraham cuando se empeñaba en impedir que Jehová lloviera fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra si en ellas se encontraran cincuenta, cuarenta, treinta justos (Ge., 18, 32-36). Siempre hay algún justo en el lugar de los injustos.

Las edades de la vida (IX).

La reflexión sobre la vida es parte de la vida. La vida se reflexiona a sí misma. Vivir es como uno de aquellos viajes de postas de antaño, en los que en cada etapa se cambiaba de tiro y, a veces, de compañerxs de trayecto. Cada etapa también tiene sus condiciones concretas y reales, sus cuitas, sus afanes, sus exigencias y alegrías. La vida es un universo concreto que se materializa en cada aquí y ahora en un sujeto específico que es la suma de todos los momentos que fueron y serán pero es, además, en ese particular. Lo que es, es, decía Sartre. La vida es. Está siendo. En cada instante. Así como el río es millones de gotas de agua y está en cada una de ellas, la vida son miles de instantes y está en cada uno de ellos.

El cuadro de Aurelio Arteta, un pintor vasco-español que murió en 1940 en México en el exilio en un accidente de tranvía, como Gaudí, es una ilustración de lo anterior. Tres mujeres y una niña que pueden ser distintas o la misma en cuatro momentos distintos. Son cuatro mujeres de la aldea en un paisaje en el que se ven influencias fauvistas, y que parecen ir de romería.

El sobrio realismo de Arteta, que sólo se permite libertades en los colores, encuadra la obra como si fuera una instantánea fotográfica y como si quisiera subrayar esa idea de fugacidad, evitando toda lectura moralizante. No hay crítica, censura ni melancolía. Lo que es, es. Y lo que es son cuatro generaciones de mujeres vascas. La distribución de las figuras (la mayor con la más pequeña y las otras dos, a su vez, juntas), la actitud y el ademán de cada una de ellas nos revelan mundos distintos. Me gusta en especial el otro paralelismo el de la niña y la mujer madura que nos contemplan desde el lienzo.

Añado otro cuadro posterior de otro pintor vasco, Ignacio Díaz Olano, ("Las tres generaciones", de 1929) con una temática similar. La composición es más audaz puesto que se articula en una serie de planos superpuestos cuyo centro es la figura de la muchacha cargando con la paca de forraje. Sin descuidar los tres cuartos de la mujer escorzada del primer plano. Sigue a las dos ensombrecido el anciano con una paca mucho mayor. El conjunto en un picado que deja ver el fondo de un valle con un caserío. En ambas obras hay un neto predominio femenino, que es el verdadero elemento de idealización: el mundo rural representado como un matriarcado.

diumenge, 22 d’abril del 2007

El sueldo de Rajoy.

El señor Rajoy se niega a revelar su sueldo mensual, cuánto le paga su partido, además de su retribución de unos 3.000 euros como diputado. Sostienen sus seguidores que no está obligado a ello, ya que los partidos son asociaciones privadas. Eso es una piadosa mentira: los partidos son asociaciones privadas que cumplen funciones públicas y se financian a través de los presupuestos generales del Estado en más de un 80% del total de sus ingresos. Es decir, los contribuyentes pagamos el sueldo y el sobresueldo del señor Rajoy, por lo que tenemos derecho a saber cuánto estamos pagándole. Sobre todo, para que no siga tomando el pelo a la gente dando a entender que tiene dificultades para llegar a fin de mes, como sostiene la señora Aguirre con una impudicia que debiera ser delito.

Los partidos políticos tienen obligación de rendir cuentas anuales ante el Tribunal de Cuentas. Sugiero pues que, en caso de que el señor Rajoy se obstine en mantener en secreto sus ingresos, algún periodista de investigación vaya al citado tribunal y lo averigüe pues tiene que estar desglosado en el capítulo II del presupuesto del PP.

Además de esto, Manuel Rico ha tenido una espléndida idea en su blog Periodismo incendiario, consistente en que quien quiera envíe un e-mail al señor Rajoy, pidiéndole que revele su salario. El correo electrónico del señor Rajoy es mrajoy@pp.es y para quienes no quieran escribir la carta ex-novo, propone el texto siguiente:

Estimado Sr. Rajoy:
Quiero comunicarle mi sorpresa por la falta de transparencia que está usted demostrando al negarse a aclarar cuál es su sueldo. Una opacidad que es especialmente grave si tenemos en cuenta que sus ingresos, tanto de diputado como de presidente del PP, proceden esencialmente de las arcas públicas.
Dado que su sueldo se lo pago yo en una parte alícuota, junto al resto de los españoles, creo que tengo perfecto derecho a exigirle que revele cuál es la cantidad exacta que recibe.
Le saluda atentamente,


Franceses: allez-y!

Hoy es el día h en Francia. Mi candidata doña Ségolène Royal llega a menos de un punto de Nicolas Sarkozy, lo que es muy alentador porque hubo momentos en la precampaña y campaña en los que pareció que la señora Royal podría sucumbir a las zancadillas que, por ser mujer y de izquierdas, le pusieron en todas partes, empezando en su propio partido.

Ahora la situación se normaliza: en cabeza, y por este orden, han llegado hasta el día de la votación: Sarkozy (derecha extrema, 26,5%), Royal (socialista, 25,5%), Le Pen (extrema derecha, 16,5%) y Bayrou (centro derecha, 16%). Es decir, en primera vuelta, la derecha cuenta con el 59% de intención de voto de quienes dicen tenerlo decidido, según la última encuesta del CSA-CISCO. Muy típico de lo que pasa con las derechas en general. Llamo derecha extrema a Sarkozy porque, aunque él trate de disimularlo y siga hablando de De Gaulle, tiene tanto de gaullista como yo de astronauta. Es incomprensible que El País se haya tragado la bola porque ¿cómo va a ser gaullista un miñón de los estadounidenses?

Lo pintoresco está en la izquierda. Junto a doña Ségolène se presentan otros seis (6) candidatos de izquierdas: tres trostkystas, una comunista, una "verde" y un altermundialista. Probablemente ningunx de ellxs llegue al 5% de los votos, que es el porcentaje que precisan para entrar en el reparto de suculentos fondos públicos a los partidos, y quizá la única razón por la que algunx se presenta. Suponiendo que obtengan como media 3,5%, es claro que habrán restado a la izquierda mainstream en torno a un 21% del voto. Eso es legítimo, por supuesto, pero bastante estúpido porque es abrir el camino a un gobierno de la derecha. Claro que, para disimular esa estupidez, se acude a otra mayor: a decir que, en realidad, Sarkozy, Le Pen, Bayrou y Royal son la derecha; lo que equivale a sostener que el 85% de los franceses vota a la derecha. Díganme si no es estúpido. De ahí que, para tratar de seguir disimulando tanta estupidez, lxs creyentes en la doctrina de "todo es derecha menos mis cuatro amigxs y yo" prefieran la abstención. Por supuesto, normalmente, quien sostiene eso es alguien a quien un gobierno de la derecha de verdad no va a perjudicar; un señorito, vaya.

No está claro cuándo se sabrán los resultados de esta primera vuelta, pero varias entidades e institutos ya han dicho que darán provisionales entre las 20:00 y las 22:00.

Las edades de la vida (VIII).

Dedicado a Maki.
La representación de las edades de la vida es la plasmación de una reflexión filosófica, como ya ha quedado de relieve en la serie. Uno de los discursos filosóficos fundamentales versa sobre la percepción que, a su vez, es la esencia misma de la pintura. ¿Es cierto lo que percibimos? ¿Es cierto porque lo percibimos? ¿Lo percibimos porque es cierto? ¿Nos engañan los sentidos? ¿Es la realidad algo más que nuestras percepciones? Éstas y más preguntas de este jaez brotan del famoso dictum del obispo Berkeley, príncipe del idealismo subjetivo, esse est percipi ("ser es ser percibido").
Según eso, las edades de la vida también serán en cuanto sean percibidas y la cuestión gira ahora en cómo sean percibidas. Al respecto la pintura actúa como "las puertas de la percepción" que abría la mescalina a Aldous Huxley sólo que sin necesidad de ingerir o chutarse nada. No sólo la pintura sino el arte en general es cosa de percepción. Encuentras la entrada al territorio estético o no. Además, la pintura, como la mescalina, puede hacerte ver visiones, ver lo que no es, quizá inducirte a error o bien llevarte por la vía de lo que parece error a una visión más auténtica o más profunda.

¿Qué sucede cuando la imagen parece engañar, disimular, duplicarse, saltar de un sentido a otro? No solamente que una cosa parezca ser otra, como sucedía con los frecuentes trompe l'oeil a que recurría la pintura flamenca y que eran lo que en español conocemos con el bello término de "trampantojos", sino de que una cosa sea realmente otra al mismo tiempo, esto es, las imágenes dobles que son una u otra según cómo las miremos.
El genio de Dalí brillaba también en este terreno onírico, surrealista, ilusionista de las dobles imágenes, y recurrió a ellas en varias obras famosas (entre ellas, "Bailarina-Calavera", "España 1938" o "Mercado de esclavos con aparición del busto invisible de Voltaire"), la de más arriba, un óleo de 1940 llamado "Las tres edades, vejez, adolescencia, infancia" que se encuentra en el Museo Salvador Dalí, de S. Pertersburgo, Florida, juega de modo fascinante con las dobles imágenes. Cada una de las edades está compuesta con paisajes de Port Lligat (a dónde Dalí se retiró con Gala en 1930) vistas a través de la ruinas de Empuries, paisajes que a su vez, dan el contenido de la edad de que se trate: la infancia, a la derecha, está compuesta con un pescador que remienda su red; la adolescencia, en el centro, es al tiempo la niñera de Dalí sentada y el propio Dalí adolescente a su lado, bajo los ojos en el horizonte; finalmente, la vejez se organiza en torno a la figura orante de la campesina en el célebre Angelus de Millet, el ocaso del día. A pesar de las dimensiones reducidas del cuadro (50 x 65 cm) es una de las obras más complejas y originales del artista de Figueres.