dilluns, 23 d’abril del 2007

Ségolène, présidente.

Como segoleno de primera hora estoy encantado. No es momento de regodearse en el triunfo, pero tampoco debe dejarse sin comentario el hecho de que ese 25% en primera vuelta equivale a mucho más, pues la candidata hubo de contrarrestar dificultades especiales debido a su condición de mujer que ya empezaron en el machismo de su propio partido. Espero que los dirigentes de éste tomen nota y comiencen a mirar en torno suyo a ver cuántas más ségolènes tienen por ahí discriminadas para darles una oportunidad y que puedan demostrar lo que valen, como ha hecho la señora Royal.

La altísima participación ha sido estupenda, "una lección de democracia", al decir del señor Holande, y bla, bla, bla. Lo que hay que hacer es interpretarla. Ahí va mi interpretación:

La experiencia dice que las participaciones excepcionales se dan en elecciones excepcionales, esto es, en momentos de crisis, de amenazas de guerra civil, de ascenso de algún/a fascista, de catástrofe económica, de conmoción social è cosí via. Nada de esto estaba presente ayer. Al contrario, lxs candidatxs, muy en su sitio; la atmósfera de la campaña, buena; no existen confrontaciones polarizadas y Francia, como el resto de Europa, va económicamente bastante bien. ¿Qué había pues de excepcional en esta elección? Que por primera vez en la historia de las cinco repúblicas francesas una mujer puede llegar a la presidencia. Guste o no, ese ha sido el factor excepcional, el que ha movilizado tan alta participación. Y no queda ahí la cosa. Hay más consecuencias. Doña Ségolène ha trastocado el eje tradicional izquierda/derecha en su versión de monopolio masculino. Me explico. Las mujeres son la verdadera "mayoría silenciosa" de nuestras sociedades. Nadie les ha preguntado lo que pensaban como mujeres de la candidatura de una de ellas. Tengo para mí que ha recibido un importante apoyo de mujeres de la derecha y que, en cambio, ha perdido votos hasta de su propio partido y de la izquierda en general, votos de gentes que prefieren a alguien de la derecha antes que a una mujer. ¿Que de dónde saco estas ideas? Son intuiciones procedentes de mi conocimiento del percal masculino y de mi suposición de que muchas mujeres han votado guiándose por su interés de género antes que por su filiación política. Simplificando, creo que todas las mujeres del PS han votado por doña Ségolène, pero no todos los hombres, y que todos los hombres de la UPM han votado por el señor Sarkozy, pero no todas las mujeres, aunque las proporciones entre ambos partidos seguramente serán muy distintas.

Vamos al campo de la izquierda. Los electores han demostrado tener más sentido común y altura de miras que sus jefxs. Ni uno de los seis candidatos de izquierdas ha llegado al 5%, como se ve en el cuadro que reproduzco de Le Monde. El que más se ha acercado, Besancenot. Los demás, de risa. Entre todxs, han sumado un 10,88% de votos, que si se hubieran agregado a los de la candidata, la habrían puesto en cabeza. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Es de esperar que ese trasvase se produzca en la segunda vuelta. Interesa que lxs dirigentes pidan expresamente el voto para la socialista. Bové y Buffet ya lo han hecho.

¿Y lxs demás? Villiers ha dejado en libertad a sus votantes. No tengo claro a quién votarán lxs del FN de Le Pen. En principio, debiera ser a la UMP de Sarkozy, pero no cabe olvidar que en política, como en las comunidades de vecinos, los mayores odios se dan entre lxs más próximxs. En buena medida, la llave estará en manos de la UDF de Bayrou. Está claro que este centro-derecha tendrá que decidir entre el proyecto de centro-izquierda de la señora Royal (probablemente no muy avanzado pero consistente en lo económico y muy adelantado en lo social, al estilo Rodríguez Zapatero) y el de derecha extrema del señor Sarkozy. Si se inclinan por el de la primera, Francia tendrá una mujer presidenta de la República.

Que, by the way, daría un buen impulso a la candidatura de la señora Clinton en los EEUU. Si bien personalmente prefiero a Barak Obama, creo que el factor género puede hacer que doña Hillary venza al candidato republicano.