dilluns, 24 d’agost del 2009

Palinuro entrevista a Rodríguez Zapatero.

En esta época del año, con toda España veraneando, el Parlamento de vacaciones, los tribunales de descanso, las fuentes de las noticias dormitan en plácida siesta y, si no quieren tener que publicar algo sobre el monstruo del lago Ness, los periodistas han de hacerse a la carretera en busca de la información. De ahí que sea la época de las entrevistas. Los políticos están relajados, sonrientes y echan de menos sus ajetreadas jornadas, repletas de declaraciones y contradeclaraciones, razón por la cual acceden siempre a una petición de entrevista. Este finde se han publicado varias, las más conocidas con los señores Patxi López y Mariano Rajoy. No está mal, pero no dejan de ser ambos dos políticos secundarios; el uno sin mando en plaza y el otro, con mando en una plaza menor. Palinuro, a quien no duelen prendas decidió apuntar a lo más alto, a una entrevista con el que reparte el juego, el propio Primer Ministro que, finalmente, accedió a ella, rompiendo una costumbre de larga data de no hacer declaraciones en tiempos de audiencias escasas. Me recibe en bermudas en una especie de porche neomudéjar que hay en la casa que lo acoje.

Palinuro: muchas gracias, Presidente, por acceder a la entrevista interrumpiendo sus vacaciones...

Rodríguez Zapatero: no hay de qué. En realidad se las debes a Sonsoles que es quien me ha convencido.

P: está Vd. cercano al ecuador de su mandato. ¿Qué juicio hace de sí mismo?

RZ: francamente, muy favorable. Había mucho por hacer cuando llegamos e inmediatamente nos pusimos manos a la obra.

P: estábamos hablando de su segundo mandato, ¿había mucho que hacer después del primero?

RZ: no, claro, jajaja, cómo sois los periodistas. Quería decir que estoy razonablemente satisfecho con lo que hemos conseguido hasta la fecha.

P: su segundo tiempo se ha visto sorprendido por la crisis, la más destructiva en años. ¿Cree que es causa de la atonía de los nuevos tiempos?

RZ: no todo tenía que salir tan a pedir de boca como en el primer mandato. En cuanto a la atonía, no percibo ninguna, sinceramente

P: tampoco previó la crisis.

RZ: la crisis no la previó nadie.

P: ya. Pero es que Vd. la negaba. Dijo que no había crisis, que era un frenazo momentáneo en la época de crecimiento a que estaba acostumbrado, como cuando quería...

RZ: ya te dije que no la previó nadie.

P: y ¿cree que, aun no habiéndola previsto, ha tomado las medidas adecuadas?

RZ: mi Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, sin precipitación ni abandono. El juego de medidas que pusimos en marcha está dando ya brotes verdes por doquiera. ¿No los ves?

P: francamente, no. Al contrario, creo que las cosas van a peor. Además está claro que la crisis está siendo más destructiva con España que con otros países.

RZ: no creas. Es un dato que se repite mucho pero no es cierto.

P: bueno nuestro crecimiento del PIB igue siendo negativo, mientras que Francia y Alemania...

RZ: ya, ya. Pero el impacto no es el mismo. España etá en peor posición estructural, herencia de tiempos inmemoriales; por eso el crecimiento sale negativo.

P: no suena a respuesta muy convincente.

RZ: porque no quieres que lo sea. Estás movido por el mismo ánimo destructivo que Mariano Rajoy.

P: ¿que tiene que ver Rajoy con todo esto?

RZ: mucho. Se obstina en atacar al Gobierno siempre que puede y no solamente no reconoce la más que evidente recuperación ni arrima el hombro sino que ahonda en la crisis y tú muestras el mismo talante antipatriótico que él.

P: pero, ¿por qué quiere Vd. que Rajoy arrime siempre el hombro? Su estado es el de oposición y la función de la oposición es oponerse.

RZ: pero hay estilos, formas...

P: talantes....

RZ: eso es, talantes. Muy distintos.

P: pues hay quien lo acusa de haber perdido el suyo.

RZ: la oposición me merece el máximo respeto, pero no sabe lo que dice. Si se tienen en cuenta otros factores, el barco puede hacerse a la mar.

P: pero la flota sigue amarrada a puerto.

RZ: otra insigne españolada de ataque que no se tiene de pie. El que quiera puede salir a faenar.

P: eso suena a neoliberalismo.Como en general el conjunto de medidas que se ha tomado contra la crisis, una mezcla de tímido keynesianismo con una aceptación ciega de las recetas neoliberales para salvarnos a todos a base de resolver los problemas de los responsables de la situación, esto es, los bancos.

RZ: para hablar de estas cosas hace falta tener algo más de idea. Ya no hay fórmulas mágicas frente a los problemas globalizados. Lo keynesiano de nuestras medidas se da en que hay intervención directa del Estado; lo que tú llamas recetas neoliberales es el hecho de que la intervención se haga para asegurar la estabilidad del sistema financiero. ¿Has oído hablar de Lehman Brothers?

P: por supuesto, ¿quién no?

RZ: ese es el quid de la cuestión. Abandonar Lehman Brothers fue lo que convirtió una crisis cíclica en una megacrisis como la que vivimos.

P: o sea, debemos rendirnos al chantaje y aceptar que el sistema consiste en lo que tantas veces se ha dicho: privatizar los beneficios y socializar las pérdidas.

RZ: ponlo de otra manera y resultará menos crudo: para que haya reparto es preciso que haya beneficios y para que haya beneficios todos debemos contribuir a volver a la senda del crecimiento.

P: volver. Nada de cambiar.

RZ: ¿cambiar? Cambiar ¿qué? No está el horno global para bollos.

P: admirable doctrina. Por cierto, Vd. fundió el superávit con medidas llamadas "sociales" que eran como transferencias que hacía Vd. a favor de unos u otros sectores (los 400 euros, los 2.500 del cheque-bebé). Ahora el superávit se ha convertido en un déficit galopante y no solamente no hace Vd. honor a su sobrenombre de José Luis "el de las mercedes" sino que anda pensando en suprimir aquellas medidas y en subir los impuestos.

RZ: la doctrina será admirable, pero no parece que la entiendas. Cuando hay se reparte según criterios socialdemócratas. Cuando no hay, hay que procurar que haya y restaurar la política también socialdemócrata de la fiscalidad redistributiva.

P: o sea que bajar los impuestos es de izquierdas, según Vd. mismo; pero subirlos, también.

RZ: naturalmente. Depende de la conveniencia.

P: ¿de qué conveniencia? ¿De la suya?

RZ: no, no, de la posibilidad de financiar las políticas sociales de nuestro programa.

P: cambiando de tercio. España se rompe. ¿Qué me dice?

RZ: pues eso: ¿qué me dices? Quienes dicen eso son lo que les gustaría que estuviese rota, para justificar sus medidas excepcionales de siempre. Ya sabes, "el estado de excepción permanente" de Agamben. Recuerda lo de "antes roja que rota". ¿O era al revés? Con estos fachas nunca se sabe, jejeje. Siempre están de rupturas.

P: tiene Vd. buenos asesores pero el "España se rompe" de ahora es algo más que palabras. La sentencia del Tribunal Constitucional en el recurso contra el Estatuto puede ser determinante en la continuidad de su Gobierno.

RZ: no veo por qué. Si el alto Tribunal anula aspectos esenciales del Estatut, algunos partidos nacionalistas se sentirán agredidos y reaccionarán en consecuencia. Pero no creo que llegue la sangre al río. Eso es el catastofismo propio de la derecha.

P: pero esta vez el peligro de ruptura es mayor. Si el Tribunal mantiene el Estatuto, se le sublevan a Vd. las derechas del "España se rompe" y si lo rechaza se le movilizan los independentistas.

RZ: ¿nunca oíste eso de que "los extremos se tocan"?Hay mucho batasuno de derechas en el PP.

P: en resumen. No pasa nada. Todo bajo control. Y la vuelta de vacaciones será también tranquila.

RZ: ese es mi deseo. Lo demás, depende del comportamiento de los veraneantes en la carretera al volver de las vacaciones.

(La imagen es una foto de Guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons)

diumenge, 23 d’agost del 2009

Choque de legitimidades.

Los escalofríos que recorren los espinazos de los políticos ante la posibilidad de una sentencia del Tribunal Constitucional contraria en algún aspecto esencial al Estatuto de Cataluña es una muestra palmaria más de uno de los principales defectos de la política española, consistente en su incapacidad para resolver los conflictos y su costumbre de derivarlos a los tribunales que, al intervenir, suelen eliminar todo acuerdo por consenso y dejan el sabor amargo de unos vencedores y unos vencidos en cualquier pleito. Así sucedió desde el principio con la articulación del Estado de las Autonomías del Título VIII de la Constitución Española que hubo de hacerse -y ésta del Estatuto es una prueba más de ello- a golpe de decisión del Tribunal Constitucional que, al tener que decidir en contenciosos típicamente políticos (como qué sea una "nación") se ve arrastrado al terreno de la confrontación con la consiguiente merma de su prestigio. Y así sucede también con la vida política ordinaria, que tiene un alto nivel de judicialización. No es raro que los enfrentamientos y conflictos entre partidos acaben en sede judicial civil o penal. Precisamente en algunos casos se prevé la intervención del Tribunal Constitucional cuando se haya agotado la vía judicial de forma que aquel funciona de hecho como una especie de Tribunal Supremo bis, lo que también da origen a frecuentes choques y enfrentamientos.

En el caso del Estatuto de Cataluña el conflicto político se ha exacerbado a extremos peligrosos para el normal funcionamiento de las instituciones. Cuando el señor Carod Rovira, con ese estilo directo suyo tan escasamente convencional, habla de convocar una manifestación el once de septiembre en favor del Estatuto catalán, el Gobierno, por boca de su vicepresidente, señor Chaves, ve "intolerable" la manifestación que promueve Carod Rovira para presionar al Constitucional, lo cual estaría muy bien y sería ejemplar de no ser porque, acto seguido, el mismo señor Chaves asegura que respetará la decisión del TC, pero que espera que el Tribunal dicte una sentencia "que declare la constitucionalidad del Estatuto" que, recordó, fue aprobado por el Parlamento de Cataluña y mayoritariamente por la Cortes en un acto de no menor presión hacia el Constitucional que el que pueda realizar el señor Carod.

Se presione o no, en la fórmula que utiliza el señor Chaves, como en los argumentos de muchos partidarios de la constitucionalidad del Estatuto, se perfila el choque de legitimidades que habita siempre en el alma del Estado democrático de derecho entre la legitimidad de la voluntad popular (especificada aquí por las decisiones de dos parlamentos y un referéndum) y la que emana de los tribunales incluido a estos efectos el Constitucional. Esta contradicción entre soberanía popular (principio democrático) y primacía de la Constitución en cuanto ley de leyes (principio de Estado de derecho) no tiene una solución única sino que su encaje depende de la dinámica del sistema político en concreto. En los Estados Unidos ha funcionado siempre ejemplarmente, pero no ha sido así en otras partes. En España, por ejemplo, es de esperar una reacción deslegitimatoria del Tribunal Constitucional de parte de las fuerzas nacionalistas catalanas en el caso de una sentencia contraria a algún punto clave del Estatuto. Ojalá que esa reacción, de darse, no lleve al cuestionamiento directo de las normas básicas de convivencia en el sistema político español.

(La imagen es una foto de Saül Gordillo, bajo licencia de Creative Commons).

Los pobres funcionarios.

En el país de Larra es imposible que los funcionarios tengan buena prensa. Y la buena prensa es condición de la supervivencia. Al que se le acaba o simplemente, como es el caso, la tiene mala todo se le vuelven problemas. Así también con los funcionarios que acaban siendo chivo expiatorio o cabeza de turco de todas las desgracias. En tiempos de abundancia, con tasas próximas al pleno empleo y pujantes sectores privados de la economía, nadie quiere ser funcionario ya que estos cobran salarios modestos, no es raro que desempeñen trabajos rutinarios, sin interés ni altura y que no tengan expectativa alguna de reconocimiento social. En tiempos de escasez, con un paro cercano al veinte por ciento de la población activa, los funcionarios son objeto de la inquina pública por el hecho de gozar de estabilidad en el empleo. Y cuando la escasez pasa a ser zozobra lo primero que se propone es amargar la vida al funcionario congelándole el sueldo que es el modo freudianamente claro en que se libran de neurosis y complejos quienes se dedican a administrar la cosa pública, esto es, los políticos. Los funcionarios son entonces el escudo de los políticos que siempre justifican sus medidas drásticas acerca del empleo y la función pública con el argumento de que se trata de "dar ejemplo".

Las crisis se dan también en el terreno moral y deben suscitar también respuestas morales. "Dar ejemplo" responde a una intención básicamente moral y con la que normalmente los funcionarios estarán de acuerdo. Estaremos, puesto que los profesores universitarios somos funcionarios. La cuestión es si ese "dar ejemplo" afecta a todos los demás estamentos o sólo se les pide a los empleados públicos. Sobre todo y esto es muy esencial, hay que ver si quienes disponen las medidas citadas, a su vez, "dan ejemplo" no ya solamente congelando su salario, sino aprovechando la situación para poner orden en el régimen retributivo de los cargos públicos en España, una verdadera selva de privilegios y canonjías tanto en cuantía de los ingresos (hay alcaldes de lugarejos que ganan lo que los ministros) como en los periodos de percepción y en las provisiones para las situaciones pasivas de forma que hoy día ser ministro, aunque sea de Marina y de un día, es un chollo para toda la vida. Lo cual explica la cantidad de profesionales de la política que da el país.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 22 d’agost del 2009

Hermenéutica de una rabieta.

La aprobación reciente en Consejo de Ministros del Decreto-Ley que permite la televisión de pago en TDT favorece claramente a Mediapro, la empresa propietaria del canal La Sexta en televisión y del diario Público, de cuyo consejo editorial formo parte. Eso es habitual. En una sociedad compleja y conflictiva toda norma favorece a alguien y/o perjudica a alguien. En este caso, pues la norma regula un terreno en el que participan muy pocos pero son muy poderosos, los perjudicados se hacen oír por potentes medios.

En concreto el grupo PRISA, propietario de Canal +, de pago, y "la Cuatro", en abierto, se siente perjudicado por el mencionado Decreto-Ley, razón por la cual El País ya editorializaba sobre el asunto el 14 de agosto pasado con una andanada llamada Precipitada e innecesaria en la que argumenta contra la norma por razones formales, procedimentales y aparentemente no materiales y se sube a la engolada declaración de principios en un cintillo que reza: La aprobación de la TDT de pago por trámite de urgencia es un ejemplo del más rancio clientelismo. Por si alguien lo dudaba. Buscad al beneficiario.

Ayer el grupo PRISA lanzó otro torpedo desde la nave capitana El País con un artículo de su consejero delegado, Juan Luis Cebrián, titulado Un desatino, lo que viene a ser como un editorial firmado, una especie de artículo de fondo de la autoridad gerencial del conjunto y en el que se reitera la línea del editorial citado atacando por la vía procedimental, pero se extiende algo más en la explicación no de lo que critica sino de lo que apoya. Tampoco mucho pero suficiente para el análisis. El ataque procedimental se lleva dos tercios del discurso en el que se reitera la doctrina de que el recurso abusivo a la técnica del decreto-ley es antidemocrático por atentar directamente contra la de división de poderes, cosa en la que hay general acuerdo. A su vez, es difícil que, existiendo la posibilidad, no haya un uso que algunos interpretarán como abusivo aunque quizá otros, no. El señor Cebrián se erige en defensor de la libertad y la seguridad jurídica de las empresas en un marco mercantil previsible y se encuentra con un Gobierno arbitrista y por tanto arbitrario y muy poderoso pues el Tribunal Constitucional le reconoce facultad para determinar por su cuenta cuándo se dan las razones de "urgencia y necesidad" que se exigen al decreto-ley. Sale a relucir Montesquieu y su inadvertido sepulturero, señor Alfonso Guerra.

Asegura el señor Cebrián que "éste es el verdadero meollo de la cuestión, y no la TDT de pago con la que, insisto, mi empresa y yo estamos absolutamente de acuerdo, lo mismo que con la apertura a la competencia, de la que somos fervientes partidarios siempre y cuando se haga de manera transparente y leal. De lo que se trata no es de nada de eso, sino de la utilización arbitraria e inmoral de procedimientos legislativos de urgencia para satisfacer los deseos, las manías y las ensoñaciones del mando. Es la calidad del impulso democrático de nuestros gobernantes lo que está en entredicho, su respeto a la división de poderes. En contra de lo que declarara en su día Alfonso Guerra, Montesquieu no ha muerto, como no sea en los predios de la actual Venezuela." Desplante con tronío y, de paso, una colleja al señor Chávez.

Ciertamente, es lo que tiene la política: cuando la norma te beneficia es justa; si te perjudica, es injusta, inicua, debe derogarse. Otra cosa es que eso suceda o no. Y es lo que tiene también andar en tratos mercantiles con un ojo puesto en el BOE, que hace a las empresas beneficiarias o perjudicadas por los cambios inherentes a lo político. Hace unos años, gobernando Felipe González, PRISA resultó claramente beneficiada por una norma aprobada igualmente con agostidad que permitía televisión privada de pago. Años después, el señor Rodríguez Zapatero benefició de nuevo a PRISA permitiendo que Canal + emitiera también en abierto (La Cuatro). En ambos casos había ganado la justicia, desde la perspectiva de PRISA. En la reciente concesión ha ganado la injusticia, el favoritismo, el clientelismo, el enchufismo, por lo demás bastante hispánico. PRISA anuncia su intención de agotar todas las vías para impugnar ese Decreto-Ley y está en su derecho. Otra cosa es que consiga su pretensión que es que la norma no entre en vigor y si lo hace, sea declarada nula y todo retrotraído a cuando no había TDT de pago. Es decir, el objetivo, la oposición material al mencionado Decreto-Ley, es impedir que aumente la competencia aunque, por supuesto, el señor Cebrián asegura que no, que PRISA está encantada con la nueva competencia de Roures pues así se anima el cotarro.

El señor Consejero Delegado respira por la herida de la TDT de pago y, aunque dice lo contrario, le fastidia encontrarse a un competidor en el mercado y un competidor tan duro. Por eso, entre otras cosas, apunta también a supuestas dificultades técnicas que provocarían inconvenientes en la comercialización del producto de la competencia. El artículo rebosa indignación y cierto resentimiento. Es lo que sucede con los intelectuales aúlicos, que a veces tienen, como se decía, el oído del Príncipe y a veces, no. Y cuando es no, el intelectual se siente agraviado y quizá se levante en bandería insurreccional, acusando de tiránico al poder que, simplemente, ha cambiado de simpatías. (La imagen es una foto de Infamecless, bajo licencia de Creative Commons).

¿Qué hacemos en el Afganistán?

El señor de la guerra, el pastún Hamid Karzai, presidente de la República Islámica del Afganistán, anuncia su victoria arrolladora en las recientes elecciones presidenciales mucho antes de que haya proclamación oficial de resultados, si es que llega a haberla. Su oponente, Abdulá Abudlá asegura que eso es falso y que quien ha ganado cómodamente las elecciones (en las que parece haber participado un cincuenta por ciento del electorado) ha sido él.

Si esta situación se diera en un país centroamericano ya estaría todo el mundo hablando de república bananera y yo el primero. Como sucede, sin embargo, en un territorio hostil, bronco, en guerra desde siempre, dividido en etnias, con mucho dogmatismo y sectarismo religiosos, nadie habla de repúblicas bananeras y si algúna referencia hay que hacer a la relación entre una línea de producción y la política, es la que remite a los campos de opio. Poco bananero hay en un lugar en el que mucha gente vive de comerciar con el caballo. Este negocio, al parecer, sirve para financiar la guerrilla talibán, los partidarios de una aplicación rígida de la sharia que un buen día y como mujadaiyines, financiados y organizados por Occidente, expulsaron a los soviéticos del país en 1989, a donde habían llegado estos nueve años antes para sostener el gobierno comunista de Braback Karmal en lo que acabó siendo el "Vietnam soviético".

Es decir, a los afganos les viene de lejos. País independiente de Inglaterra en 1919, ha tenido una historia tumultuosa, de guerra civil crónica entre tribus que sólo consiguen unificarse para ir en contra de un tercero. En este contexto se da la decisión gringa de invadir el país después del atentado de Nueva York en diciembre de 2001, débilmente amparada en una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU y en virtud de la cual opera en el terreno un cuerpo expedicionario español, investido de esa justificación que hoy esgrimen todos los ejércitos, que no están para ganar la guerra, sino para llevar la democracia al mundo y la concordia entre las naciones. No está muy claro, sin embargo, que llevar la democracia a un país manu militari sea del todo compatible con la defensa de un orden político en el que el marido puede dejar sin comer a una esposa que no lo haya satisfecho sexualmente. Se dirá que esto sólo reza con los miembros de un grupo religioso, no con todo el Afganistán; lo cual resulta aun peor.

(La imagen es una foto de World Economic Forum, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 21 d’agost del 2009

Los impuestos.

Dice el ministro de Fomento, señor Blanco, a quien ya casi nadie llama Pepiño, que, si para ayudar a las familias, hay que subir los impuestos a las rentas más altas se hará porque la sociedad lo entenderá. Es probable que sea así. Bien explicados los fines de gasto social de un gobierno de izquierda con un horizonte igualitario y redistributivo de la riqueza, es de suponer que la sociedad en su conjunto "entenderá" la conveniencia de subir los gravámenes a las rentas más altas. Esto de aumentar los impuestos a las "rentas más altas" (que es parte del programa con el que el señor Obama ganó las elecciones en los EEUU) suena a música celestial a oídos de la mayoría de la población que no se encuentra o cree que no se encuentra en ese grupo de riesgo.

Hasta ahora, sin embargo, la política fiscal del señor Rodríguez Zapatero ha sido lo contrario de lo dicho. En la estela de la pasión de la derecha y los neocons de bajar los impuestos (con lo que se merman los ingresos públicos y se genera un problema de financión del Estado del bienestar que justifique su liquidación), que tan buenos resultados electorales da, el Gobierno socialista suprimió en 2008 el impuesto sobre el patrimonio que grava especialmente a los ricos y si bien en su primer mandato la presión fiscal subió dos puntos y así ha seguido, ello se debe a que suben los impuestos indirectos que son los menos redistributivos y los que gravan más comparativamente a las rentas más bajas. Incluso aún no hace mucho que el Gobierno rompió un pacto en ciernes con Izquierda Unida por el que ponía en marcha precisamente esta idea que ahora esgrime el señor Blanco.

Si el Gobierno invierte esta tendencia antisocial y renuncia a la demagogia del milagro de aumentar los gastos bajando los impuestos, todavía tiene margen pues la presión fiscal española está de cuatro a cinco puntos por debajo de la europea. Claro que quienes subrayan este hecho olvidan a continuación señalar cuántos puntos por debajo de la media europea están los servicios públicos españoles. No obstante, da en el clavo el señor Blanco al decir que la sociedad entenderá el incremento fiscal a las rentas más altas aun sabiendo que, como dice el señor Montoro cuando hablan de subir los impuestos a los ricos, siempre piensan en subírselos a las clases medias que son las que al final pagan el pato.

Incluso en este caso la medida, supongo, tendría respaldo social suficiente siempre que el gobierno mostrara una actitud más decidida por acabar previamente con una situación de bochornosa injusticia tributaria que todo el mundo conoce y nadie hace nada por evitar y que consiste en que los asalariados declaren el doble de ingresos que los empresarios y en un país cuyo salario medio se sitúa en torno a los 18.000 o 20.000 euros. Está claro que esta situación tan injusta a su vez se basa en la existencia de un fraude fiscal de magnitudes colosales. Si el estado tolera que 86% de los que tienen fortunas con más de diez millones de euros evadan sus obligaciones fiscales y que el 45 % de los que tienen entre uno y diez millones de euros eluda el fisco, será difícil que la gente entienda que hay que seguir subiendo los impuestos. Mientras España siga siendo el paraíso del fraude y la evasión fiscales, de la especulación y de los billetes de 500 euros, el señor Blanco y cien señores Blancos más carecerán de autoridad moral para proponer incrementos en los impuestos y ofrecerá un flanco desprotegido a la demagogia habitual de la derecha que encasqueta a la izquierda el sambenito del aumento de las cargas fiscales en tiempos de crisis en un imaginario afán confiscatorio.


(La imagen es una foto de Cayusa, bajo licencia de Creative Commons).

El cine español.

Según la señora Marisa Paredes, recientemente galardonada, El cine español está en la picota desde el "No a la guerra". ¡Qué disparate! De haber alguna relación entre las desgracias del cine patrio y el "no a la guerra" de los cineastas sería la contraria dado que estos sólo reflejaban la posición casi unánime de rechazo a la guerra de la sociedad española.

A lo que debe de referirse la señora Paredes es a la inquina que la derecha muestra por el cine español. Esta inquina es anterior al enfrentamiento a causa de la guerra y se basa en la muy acusada politización y politización de izquierda de dicho cine. Basta con leer a algunos de sus más conocidos columnistas, todos diciendo lo mismo: que el cine español es malo y por eso la gente no va a verlo, porque es repetitivo y cansino con la guerra y posguerra civil, etc.

En conjunto, en verdad, el cine gringo es mucho mejor que el español (aunque sólo sea porque hay más en dónde elegir) que no solamente está politizado en una perspectiva de izquierda (cosa que me parece muy bien) sino que es bastante ramplón y aburrido. Hay las consabidas honrosas excepciones pero son contadísimas. El resto de la producción cinematográfica pasa sin pena ni gloria, suspirando por las subvenciones y arrastrándose lánguidamente por las salas de exhibición una o, a lo más, dos semanas y eso cuando consigue ser exhibido. Sus principales defectos a mi juicio son: falta de creatividad, seguidismo de lo foráneo, carencia de temas, incapacidad de dar con un estilo propio, un venero castizo sobre el que hacer realidad eso de que hemos hablado aquí y que, de momento, veo como algo quimérico: el cine español.

(La imagen es una foto de Cien de cine, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 20 d’agost del 2009

Mosqueo con ETA.

Las detenciones de peligrosos miembros de ETA, si se permite el pleonasmo, cargados de dinamita hasta las cejas, con aviesas intenciones de llenar de petardos el solar carpetovetónico son otras tantas buenas noticias para casi todo el mundo. Hay un "casi" que no puede ignorarse compuesto de seguidores espirituales de la banda y cantera de reclutas y por otras personas aparentemente equidistantes y que dicen entender las razones de todos, generalmente gente de izquierda con unas tragaderas lógicas como el león de correos pues hacen compatible el internacionalismo propio de la tradición izquierdista con un nacionalismo sanguinario, aferrado al terruño. En todo caso Palinuro comparte la alegría general por el hecho de que la Policía haya puesto fuera e juego a varios presuntos criminales.

No obstante hay dos cuestiones que se me vienen a la cabeza de un tiempo a esta parte. La una es qué tipo de organización sea ETA y la otra qué grado de moral tendrá; "moral" en uno de los sentidos en que habla Ortega, o sea lo que se entiende por la "moral del alcoyano".

En cuanto a la primera, qué tipo de organización es ETA, entiendo que el ministerio del Interior repita que la banda está más débil que nunca y que la debilidad irá en aumento. Forma parte del guión; pero me gustaría saber cómo se mide la debilidad o fortaleza en una guerra que no sea ganando o perdiendo la contienda. En lo que yo sé de organizaciones (y, con mayor motivo en las organizaciones clandestinas) hay un centro que toma las decisiones y unos órganos periféricos que las ejecutan. Si se detiene el centro, la organización se paraliza porque los órganos periféricos no se conocen entre sí para evitar caídas policiales generalizadas. Máxime si se detiene centro tras centro. Cada vez que la policía francesa detiene a un puñado de etarras resulta ser la cúpula o la semicúpula y, lógicamente, la banda tendría que paralizarse porque los órganos de la cúpula son los que controlan la información. Sin embargo, la organización prevalece y cada vez que hay detenciones, Interior vuelve a asegurar que es la nueva cúpula de ETA y que la organización es más débil que nunca. ¿Tiene ETA una forma nueva de organización? Sertía interesante saberlo. En todo caso, su velocidad de reposición de cúpulas es altísima y no tiene por qué ser distinta en el conjunto del aparato.

La otra cuestión abierta es qué grado de moral tiene ETA. Según otra noticia ETA sucumbe ante las drogas, la prostitución y el alcohol en la que da por supuesto que todo el mundo comparte su mentalidad de que el consumo de drogas o alcohol tiene significado moral y equivale a una especie de "degeneración de las costumbres". Es una imagen de mentalidad de caída del Imperio Romano por "afeminamiento" de los romanos pero que en todo caso trata de trasmitir la idea de que los etarras ya no son heroicos gudaris sino perros callejeros, que no sé si va muy lejos. En todo caso la policía no puede ignorar que precisamente el término "asesino" proviene del árabe "hashishin", esto es, el consumidor de "hashis", al que se enajenaba mediante el consumo de esta sustancia para la comisión de crímenes espantosos.

He aquí en buena medida por qué esta organización criminal puede estar debilitada y, por ello mismo, ser más sanguinaria.

(La imagen es una foto de kontrainformatu, bajo licencia de Creative Commons).

Sobre la corrección política.

Esto de la corrección política (cp) es, sobre todo, cuestión de palabras, del significado de los términos de las connotaciones de lo que se dice, de la intencionalidad con que se dice en el entendimiento de que el habla misma toma ya partido en la lucha política. Por lo general la cp responde al bienintencionado objetivo de evitar toda connivencia con actitudes racistas, sexistas, paternalistas, autoritarias a base de llevar cuidado a mirar el uso de los términos al hablar por entender que en las palabras mismas está inherente ya gran parte de la violencia social de dominación. De ahí que pretenda sustituir unos términos consagrados, admitidos, aparentemente naturales por otros políticamente neutros, cosa que se considera mejor, aunque quizá no siempre por el mismo motivo. Por ejemplo, "negro" por "afroamericano", maricón por homosexual o gay. La intención, en efecto es buena y merece aplauso. Pero quizá el nombre escogido no sea lo más apropiado. El término "corrección" tiene connotaciones muy negativas que suscitan reacciones de rechazo. En ese rechazo se esconde muchas veces no solamente una consideración estética y un acuerdo de fondo respecto a que determinados términos deben evitarse, como "denigrar", "merienda de negros", "judiada", "moro", sino también una actitud muy distinta, regresiva, partidaria de la vuelta a la tradición a la que le parece que tiene buena venta disfrazar sus opciones retrógradas con una pátina de irreverencia. Así casi todos los carcundas, los meapilas y fascistas van por ahí proclamando su "incorrección política". Por eso, aunque no le guste el término del todo, Palinuro es partidario de la corrección política a todos los niveles y de evitar los términos que favorezcan la reproducción de las pautas sociales autoritarias y en las que se identifica a mucho pseudoizquierdista.

(La imagen es una foto de Dave 'Coconuts' Kleinschmidt, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 19 d’agost del 2009

La mentira del verano.

Nada, ni un miserable nombre, ni una frágil prueba; nada. La señora De Cospedal ha reaparecido y dado una conferencia de prensa con preguntas pero no ha podido responder a ninguna y ha tratado de esquivar el bulto diciendo que basta con echar un vistazo a las muchas conversaciones publicadas en los medios de comunicación. A todos los efectos, pues, la secretaria general del principal partido de la oposición ha quedado como una mentirosa dado que las conversaciones que se han publicado en los medios son entre personas que aparecen en los sumarios de la trama Gürtel, esa trama rizomática al estilo posmoderno que podría llevarse por delante al PP. Y ella había señalado expresamente que se produjeron escuchas a personas que no estaban en ningún sumario, siendo su nombre y los de los señores Trillo y Camps los de quienes aparecían en todas las especulaciones sobre posibles espiados. Pero no había tal; nada de nada; todo fantasía, quimera, patraña.

Esto no obstante, el señor Rajoy, mostrando así su madera de dirigente con visión, ha ordenado que su partido insista en la teoría de la conspiración la persecución, las escuchas ilegales y el espionaje sin prueba alguna, probablemente con la misma convicción moral que tenía el citado señor Rajoy el día 13 de marzo de 2004 de que fue ETA la responsable del atentado de Atocha. Y así estuvo el partido de la derecha casi cuatro años, alimentando una insensata, ridícula y lunática fábula de una conjura islámico-etarra, inspirada también por algunos medios de comunicación, singularmente El Mundo que ve Watergates por doquiera. Si la nueva teoría de la conspiración contra el PP va a ser la oposición aggiornata hasta 2012 parece improbable que el partido remonte la situación de empate técnico que dan los sondeos desde el año pasado y bastante probable, en cambio, que vuelva a perder las elecciones a nada que para entonces la situación económica haya mejorado aunque sea levemente.

Es muy posible que el Gobierno de España no esté a la altura de las circunstancias. En realidad da la impresión de que, a raíz del comienzo de la actual crisis económica que él se obstinó durante meses en negar, el señor Rodríguez Zapatero empezó a hacer eso que sus seguidores le conminaban a no hacer ya en las primeras elecciones, esto es, fallar. No resulta nada claro que su gobierno esté atinando en las respuestas a la crisis y, al contrario, cada vez es más evidente que España se distancia de sus principales socios y competidores, que ya han comenzado su recuperación. Es muy posible también que las prácticas de clientelismo, amiguismo y enchufismo en la gestión gubernativa (basta con pensar en el nombramiento del señor Sebastián para ministro de Industria como premio a su brillante batacazo en las elecciones municipales de 2007) hayan minado decisivamente las perspectivas del ejecutivo. Éste aparece desnortado a mitad de su segundo mandato y confiando en el semestre de presidencia española de la UE para remontar el vuelo sin parar mientes en que, así como las elecciones europeas son de segundo orden como se ve por la escasa participación que mueven, el impacto de la política europea es escasamente perceptible por el electorado.

En estas condiciones la responsabilidad del partido de la oposición es doble por inoperancia e incompetencia: ¿por qué no muestra una ventaja llamativa en intención de voto sobre el PSOE y a tono con el panorama general de la Unión Europea? La respuesta que parece más lógica es señalar la perpetuación de la desacreditada política de la teoría de la conspiración, ya fracasada en las secuelas del atentado de Atocha y revivida con la finalidad de acallar las informaciones sobre la trama de corrupción que parece afectar a amplios sectores del PP y minimizar sus dañinos efectos sin advertir que, cuanto más se intenta silenciar a la opinión pública con mayor virulencia reacciona ésta.

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