diumenge, 23 d’agost del 2009

Los pobres funcionarios.

En el país de Larra es imposible que los funcionarios tengan buena prensa. Y la buena prensa es condición de la supervivencia. Al que se le acaba o simplemente, como es el caso, la tiene mala todo se le vuelven problemas. Así también con los funcionarios que acaban siendo chivo expiatorio o cabeza de turco de todas las desgracias. En tiempos de abundancia, con tasas próximas al pleno empleo y pujantes sectores privados de la economía, nadie quiere ser funcionario ya que estos cobran salarios modestos, no es raro que desempeñen trabajos rutinarios, sin interés ni altura y que no tengan expectativa alguna de reconocimiento social. En tiempos de escasez, con un paro cercano al veinte por ciento de la población activa, los funcionarios son objeto de la inquina pública por el hecho de gozar de estabilidad en el empleo. Y cuando la escasez pasa a ser zozobra lo primero que se propone es amargar la vida al funcionario congelándole el sueldo que es el modo freudianamente claro en que se libran de neurosis y complejos quienes se dedican a administrar la cosa pública, esto es, los políticos. Los funcionarios son entonces el escudo de los políticos que siempre justifican sus medidas drásticas acerca del empleo y la función pública con el argumento de que se trata de "dar ejemplo".

Las crisis se dan también en el terreno moral y deben suscitar también respuestas morales. "Dar ejemplo" responde a una intención básicamente moral y con la que normalmente los funcionarios estarán de acuerdo. Estaremos, puesto que los profesores universitarios somos funcionarios. La cuestión es si ese "dar ejemplo" afecta a todos los demás estamentos o sólo se les pide a los empleados públicos. Sobre todo y esto es muy esencial, hay que ver si quienes disponen las medidas citadas, a su vez, "dan ejemplo" no ya solamente congelando su salario, sino aprovechando la situación para poner orden en el régimen retributivo de los cargos públicos en España, una verdadera selva de privilegios y canonjías tanto en cuantía de los ingresos (hay alcaldes de lugarejos que ganan lo que los ministros) como en los periodos de percepción y en las provisiones para las situaciones pasivas de forma que hoy día ser ministro, aunque sea de Marina y de un día, es un chollo para toda la vida. Lo cual explica la cantidad de profesionales de la política que da el país.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 22 d’agost del 2009

Hermenéutica de una rabieta.

La aprobación reciente en Consejo de Ministros del Decreto-Ley que permite la televisión de pago en TDT favorece claramente a Mediapro, la empresa propietaria del canal La Sexta en televisión y del diario Público, de cuyo consejo editorial formo parte. Eso es habitual. En una sociedad compleja y conflictiva toda norma favorece a alguien y/o perjudica a alguien. En este caso, pues la norma regula un terreno en el que participan muy pocos pero son muy poderosos, los perjudicados se hacen oír por potentes medios.

En concreto el grupo PRISA, propietario de Canal +, de pago, y "la Cuatro", en abierto, se siente perjudicado por el mencionado Decreto-Ley, razón por la cual El País ya editorializaba sobre el asunto el 14 de agosto pasado con una andanada llamada Precipitada e innecesaria en la que argumenta contra la norma por razones formales, procedimentales y aparentemente no materiales y se sube a la engolada declaración de principios en un cintillo que reza: La aprobación de la TDT de pago por trámite de urgencia es un ejemplo del más rancio clientelismo. Por si alguien lo dudaba. Buscad al beneficiario.

Ayer el grupo PRISA lanzó otro torpedo desde la nave capitana El País con un artículo de su consejero delegado, Juan Luis Cebrián, titulado Un desatino, lo que viene a ser como un editorial firmado, una especie de artículo de fondo de la autoridad gerencial del conjunto y en el que se reitera la línea del editorial citado atacando por la vía procedimental, pero se extiende algo más en la explicación no de lo que critica sino de lo que apoya. Tampoco mucho pero suficiente para el análisis. El ataque procedimental se lleva dos tercios del discurso en el que se reitera la doctrina de que el recurso abusivo a la técnica del decreto-ley es antidemocrático por atentar directamente contra la de división de poderes, cosa en la que hay general acuerdo. A su vez, es difícil que, existiendo la posibilidad, no haya un uso que algunos interpretarán como abusivo aunque quizá otros, no. El señor Cebrián se erige en defensor de la libertad y la seguridad jurídica de las empresas en un marco mercantil previsible y se encuentra con un Gobierno arbitrista y por tanto arbitrario y muy poderoso pues el Tribunal Constitucional le reconoce facultad para determinar por su cuenta cuándo se dan las razones de "urgencia y necesidad" que se exigen al decreto-ley. Sale a relucir Montesquieu y su inadvertido sepulturero, señor Alfonso Guerra.

Asegura el señor Cebrián que "éste es el verdadero meollo de la cuestión, y no la TDT de pago con la que, insisto, mi empresa y yo estamos absolutamente de acuerdo, lo mismo que con la apertura a la competencia, de la que somos fervientes partidarios siempre y cuando se haga de manera transparente y leal. De lo que se trata no es de nada de eso, sino de la utilización arbitraria e inmoral de procedimientos legislativos de urgencia para satisfacer los deseos, las manías y las ensoñaciones del mando. Es la calidad del impulso democrático de nuestros gobernantes lo que está en entredicho, su respeto a la división de poderes. En contra de lo que declarara en su día Alfonso Guerra, Montesquieu no ha muerto, como no sea en los predios de la actual Venezuela." Desplante con tronío y, de paso, una colleja al señor Chávez.

Ciertamente, es lo que tiene la política: cuando la norma te beneficia es justa; si te perjudica, es injusta, inicua, debe derogarse. Otra cosa es que eso suceda o no. Y es lo que tiene también andar en tratos mercantiles con un ojo puesto en el BOE, que hace a las empresas beneficiarias o perjudicadas por los cambios inherentes a lo político. Hace unos años, gobernando Felipe González, PRISA resultó claramente beneficiada por una norma aprobada igualmente con agostidad que permitía televisión privada de pago. Años después, el señor Rodríguez Zapatero benefició de nuevo a PRISA permitiendo que Canal + emitiera también en abierto (La Cuatro). En ambos casos había ganado la justicia, desde la perspectiva de PRISA. En la reciente concesión ha ganado la injusticia, el favoritismo, el clientelismo, el enchufismo, por lo demás bastante hispánico. PRISA anuncia su intención de agotar todas las vías para impugnar ese Decreto-Ley y está en su derecho. Otra cosa es que consiga su pretensión que es que la norma no entre en vigor y si lo hace, sea declarada nula y todo retrotraído a cuando no había TDT de pago. Es decir, el objetivo, la oposición material al mencionado Decreto-Ley, es impedir que aumente la competencia aunque, por supuesto, el señor Cebrián asegura que no, que PRISA está encantada con la nueva competencia de Roures pues así se anima el cotarro.

El señor Consejero Delegado respira por la herida de la TDT de pago y, aunque dice lo contrario, le fastidia encontrarse a un competidor en el mercado y un competidor tan duro. Por eso, entre otras cosas, apunta también a supuestas dificultades técnicas que provocarían inconvenientes en la comercialización del producto de la competencia. El artículo rebosa indignación y cierto resentimiento. Es lo que sucede con los intelectuales aúlicos, que a veces tienen, como se decía, el oído del Príncipe y a veces, no. Y cuando es no, el intelectual se siente agraviado y quizá se levante en bandería insurreccional, acusando de tiránico al poder que, simplemente, ha cambiado de simpatías. (La imagen es una foto de Infamecless, bajo licencia de Creative Commons).

¿Qué hacemos en el Afganistán?

El señor de la guerra, el pastún Hamid Karzai, presidente de la República Islámica del Afganistán, anuncia su victoria arrolladora en las recientes elecciones presidenciales mucho antes de que haya proclamación oficial de resultados, si es que llega a haberla. Su oponente, Abdulá Abudlá asegura que eso es falso y que quien ha ganado cómodamente las elecciones (en las que parece haber participado un cincuenta por ciento del electorado) ha sido él.

Si esta situación se diera en un país centroamericano ya estaría todo el mundo hablando de república bananera y yo el primero. Como sucede, sin embargo, en un territorio hostil, bronco, en guerra desde siempre, dividido en etnias, con mucho dogmatismo y sectarismo religiosos, nadie habla de repúblicas bananeras y si algúna referencia hay que hacer a la relación entre una línea de producción y la política, es la que remite a los campos de opio. Poco bananero hay en un lugar en el que mucha gente vive de comerciar con el caballo. Este negocio, al parecer, sirve para financiar la guerrilla talibán, los partidarios de una aplicación rígida de la sharia que un buen día y como mujadaiyines, financiados y organizados por Occidente, expulsaron a los soviéticos del país en 1989, a donde habían llegado estos nueve años antes para sostener el gobierno comunista de Braback Karmal en lo que acabó siendo el "Vietnam soviético".

Es decir, a los afganos les viene de lejos. País independiente de Inglaterra en 1919, ha tenido una historia tumultuosa, de guerra civil crónica entre tribus que sólo consiguen unificarse para ir en contra de un tercero. En este contexto se da la decisión gringa de invadir el país después del atentado de Nueva York en diciembre de 2001, débilmente amparada en una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU y en virtud de la cual opera en el terreno un cuerpo expedicionario español, investido de esa justificación que hoy esgrimen todos los ejércitos, que no están para ganar la guerra, sino para llevar la democracia al mundo y la concordia entre las naciones. No está muy claro, sin embargo, que llevar la democracia a un país manu militari sea del todo compatible con la defensa de un orden político en el que el marido puede dejar sin comer a una esposa que no lo haya satisfecho sexualmente. Se dirá que esto sólo reza con los miembros de un grupo religioso, no con todo el Afganistán; lo cual resulta aun peor.

(La imagen es una foto de World Economic Forum, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 21 d’agost del 2009

Los impuestos.

Dice el ministro de Fomento, señor Blanco, a quien ya casi nadie llama Pepiño, que, si para ayudar a las familias, hay que subir los impuestos a las rentas más altas se hará porque la sociedad lo entenderá. Es probable que sea así. Bien explicados los fines de gasto social de un gobierno de izquierda con un horizonte igualitario y redistributivo de la riqueza, es de suponer que la sociedad en su conjunto "entenderá" la conveniencia de subir los gravámenes a las rentas más altas. Esto de aumentar los impuestos a las "rentas más altas" (que es parte del programa con el que el señor Obama ganó las elecciones en los EEUU) suena a música celestial a oídos de la mayoría de la población que no se encuentra o cree que no se encuentra en ese grupo de riesgo.

Hasta ahora, sin embargo, la política fiscal del señor Rodríguez Zapatero ha sido lo contrario de lo dicho. En la estela de la pasión de la derecha y los neocons de bajar los impuestos (con lo que se merman los ingresos públicos y se genera un problema de financión del Estado del bienestar que justifique su liquidación), que tan buenos resultados electorales da, el Gobierno socialista suprimió en 2008 el impuesto sobre el patrimonio que grava especialmente a los ricos y si bien en su primer mandato la presión fiscal subió dos puntos y así ha seguido, ello se debe a que suben los impuestos indirectos que son los menos redistributivos y los que gravan más comparativamente a las rentas más bajas. Incluso aún no hace mucho que el Gobierno rompió un pacto en ciernes con Izquierda Unida por el que ponía en marcha precisamente esta idea que ahora esgrime el señor Blanco.

Si el Gobierno invierte esta tendencia antisocial y renuncia a la demagogia del milagro de aumentar los gastos bajando los impuestos, todavía tiene margen pues la presión fiscal española está de cuatro a cinco puntos por debajo de la europea. Claro que quienes subrayan este hecho olvidan a continuación señalar cuántos puntos por debajo de la media europea están los servicios públicos españoles. No obstante, da en el clavo el señor Blanco al decir que la sociedad entenderá el incremento fiscal a las rentas más altas aun sabiendo que, como dice el señor Montoro cuando hablan de subir los impuestos a los ricos, siempre piensan en subírselos a las clases medias que son las que al final pagan el pato.

Incluso en este caso la medida, supongo, tendría respaldo social suficiente siempre que el gobierno mostrara una actitud más decidida por acabar previamente con una situación de bochornosa injusticia tributaria que todo el mundo conoce y nadie hace nada por evitar y que consiste en que los asalariados declaren el doble de ingresos que los empresarios y en un país cuyo salario medio se sitúa en torno a los 18.000 o 20.000 euros. Está claro que esta situación tan injusta a su vez se basa en la existencia de un fraude fiscal de magnitudes colosales. Si el estado tolera que 86% de los que tienen fortunas con más de diez millones de euros evadan sus obligaciones fiscales y que el 45 % de los que tienen entre uno y diez millones de euros eluda el fisco, será difícil que la gente entienda que hay que seguir subiendo los impuestos. Mientras España siga siendo el paraíso del fraude y la evasión fiscales, de la especulación y de los billetes de 500 euros, el señor Blanco y cien señores Blancos más carecerán de autoridad moral para proponer incrementos en los impuestos y ofrecerá un flanco desprotegido a la demagogia habitual de la derecha que encasqueta a la izquierda el sambenito del aumento de las cargas fiscales en tiempos de crisis en un imaginario afán confiscatorio.


(La imagen es una foto de Cayusa, bajo licencia de Creative Commons).

El cine español.

Según la señora Marisa Paredes, recientemente galardonada, El cine español está en la picota desde el "No a la guerra". ¡Qué disparate! De haber alguna relación entre las desgracias del cine patrio y el "no a la guerra" de los cineastas sería la contraria dado que estos sólo reflejaban la posición casi unánime de rechazo a la guerra de la sociedad española.

A lo que debe de referirse la señora Paredes es a la inquina que la derecha muestra por el cine español. Esta inquina es anterior al enfrentamiento a causa de la guerra y se basa en la muy acusada politización y politización de izquierda de dicho cine. Basta con leer a algunos de sus más conocidos columnistas, todos diciendo lo mismo: que el cine español es malo y por eso la gente no va a verlo, porque es repetitivo y cansino con la guerra y posguerra civil, etc.

En conjunto, en verdad, el cine gringo es mucho mejor que el español (aunque sólo sea porque hay más en dónde elegir) que no solamente está politizado en una perspectiva de izquierda (cosa que me parece muy bien) sino que es bastante ramplón y aburrido. Hay las consabidas honrosas excepciones pero son contadísimas. El resto de la producción cinematográfica pasa sin pena ni gloria, suspirando por las subvenciones y arrastrándose lánguidamente por las salas de exhibición una o, a lo más, dos semanas y eso cuando consigue ser exhibido. Sus principales defectos a mi juicio son: falta de creatividad, seguidismo de lo foráneo, carencia de temas, incapacidad de dar con un estilo propio, un venero castizo sobre el que hacer realidad eso de que hemos hablado aquí y que, de momento, veo como algo quimérico: el cine español.

(La imagen es una foto de Cien de cine, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 20 d’agost del 2009

Mosqueo con ETA.

Las detenciones de peligrosos miembros de ETA, si se permite el pleonasmo, cargados de dinamita hasta las cejas, con aviesas intenciones de llenar de petardos el solar carpetovetónico son otras tantas buenas noticias para casi todo el mundo. Hay un "casi" que no puede ignorarse compuesto de seguidores espirituales de la banda y cantera de reclutas y por otras personas aparentemente equidistantes y que dicen entender las razones de todos, generalmente gente de izquierda con unas tragaderas lógicas como el león de correos pues hacen compatible el internacionalismo propio de la tradición izquierdista con un nacionalismo sanguinario, aferrado al terruño. En todo caso Palinuro comparte la alegría general por el hecho de que la Policía haya puesto fuera e juego a varios presuntos criminales.

No obstante hay dos cuestiones que se me vienen a la cabeza de un tiempo a esta parte. La una es qué tipo de organización sea ETA y la otra qué grado de moral tendrá; "moral" en uno de los sentidos en que habla Ortega, o sea lo que se entiende por la "moral del alcoyano".

En cuanto a la primera, qué tipo de organización es ETA, entiendo que el ministerio del Interior repita que la banda está más débil que nunca y que la debilidad irá en aumento. Forma parte del guión; pero me gustaría saber cómo se mide la debilidad o fortaleza en una guerra que no sea ganando o perdiendo la contienda. En lo que yo sé de organizaciones (y, con mayor motivo en las organizaciones clandestinas) hay un centro que toma las decisiones y unos órganos periféricos que las ejecutan. Si se detiene el centro, la organización se paraliza porque los órganos periféricos no se conocen entre sí para evitar caídas policiales generalizadas. Máxime si se detiene centro tras centro. Cada vez que la policía francesa detiene a un puñado de etarras resulta ser la cúpula o la semicúpula y, lógicamente, la banda tendría que paralizarse porque los órganos de la cúpula son los que controlan la información. Sin embargo, la organización prevalece y cada vez que hay detenciones, Interior vuelve a asegurar que es la nueva cúpula de ETA y que la organización es más débil que nunca. ¿Tiene ETA una forma nueva de organización? Sertía interesante saberlo. En todo caso, su velocidad de reposición de cúpulas es altísima y no tiene por qué ser distinta en el conjunto del aparato.

La otra cuestión abierta es qué grado de moral tiene ETA. Según otra noticia ETA sucumbe ante las drogas, la prostitución y el alcohol en la que da por supuesto que todo el mundo comparte su mentalidad de que el consumo de drogas o alcohol tiene significado moral y equivale a una especie de "degeneración de las costumbres". Es una imagen de mentalidad de caída del Imperio Romano por "afeminamiento" de los romanos pero que en todo caso trata de trasmitir la idea de que los etarras ya no son heroicos gudaris sino perros callejeros, que no sé si va muy lejos. En todo caso la policía no puede ignorar que precisamente el término "asesino" proviene del árabe "hashishin", esto es, el consumidor de "hashis", al que se enajenaba mediante el consumo de esta sustancia para la comisión de crímenes espantosos.

He aquí en buena medida por qué esta organización criminal puede estar debilitada y, por ello mismo, ser más sanguinaria.

(La imagen es una foto de kontrainformatu, bajo licencia de Creative Commons).

Sobre la corrección política.

Esto de la corrección política (cp) es, sobre todo, cuestión de palabras, del significado de los términos de las connotaciones de lo que se dice, de la intencionalidad con que se dice en el entendimiento de que el habla misma toma ya partido en la lucha política. Por lo general la cp responde al bienintencionado objetivo de evitar toda connivencia con actitudes racistas, sexistas, paternalistas, autoritarias a base de llevar cuidado a mirar el uso de los términos al hablar por entender que en las palabras mismas está inherente ya gran parte de la violencia social de dominación. De ahí que pretenda sustituir unos términos consagrados, admitidos, aparentemente naturales por otros políticamente neutros, cosa que se considera mejor, aunque quizá no siempre por el mismo motivo. Por ejemplo, "negro" por "afroamericano", maricón por homosexual o gay. La intención, en efecto es buena y merece aplauso. Pero quizá el nombre escogido no sea lo más apropiado. El término "corrección" tiene connotaciones muy negativas que suscitan reacciones de rechazo. En ese rechazo se esconde muchas veces no solamente una consideración estética y un acuerdo de fondo respecto a que determinados términos deben evitarse, como "denigrar", "merienda de negros", "judiada", "moro", sino también una actitud muy distinta, regresiva, partidaria de la vuelta a la tradición a la que le parece que tiene buena venta disfrazar sus opciones retrógradas con una pátina de irreverencia. Así casi todos los carcundas, los meapilas y fascistas van por ahí proclamando su "incorrección política". Por eso, aunque no le guste el término del todo, Palinuro es partidario de la corrección política a todos los niveles y de evitar los términos que favorezcan la reproducción de las pautas sociales autoritarias y en las que se identifica a mucho pseudoizquierdista.

(La imagen es una foto de Dave 'Coconuts' Kleinschmidt, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 19 d’agost del 2009

La mentira del verano.

Nada, ni un miserable nombre, ni una frágil prueba; nada. La señora De Cospedal ha reaparecido y dado una conferencia de prensa con preguntas pero no ha podido responder a ninguna y ha tratado de esquivar el bulto diciendo que basta con echar un vistazo a las muchas conversaciones publicadas en los medios de comunicación. A todos los efectos, pues, la secretaria general del principal partido de la oposición ha quedado como una mentirosa dado que las conversaciones que se han publicado en los medios son entre personas que aparecen en los sumarios de la trama Gürtel, esa trama rizomática al estilo posmoderno que podría llevarse por delante al PP. Y ella había señalado expresamente que se produjeron escuchas a personas que no estaban en ningún sumario, siendo su nombre y los de los señores Trillo y Camps los de quienes aparecían en todas las especulaciones sobre posibles espiados. Pero no había tal; nada de nada; todo fantasía, quimera, patraña.

Esto no obstante, el señor Rajoy, mostrando así su madera de dirigente con visión, ha ordenado que su partido insista en la teoría de la conspiración la persecución, las escuchas ilegales y el espionaje sin prueba alguna, probablemente con la misma convicción moral que tenía el citado señor Rajoy el día 13 de marzo de 2004 de que fue ETA la responsable del atentado de Atocha. Y así estuvo el partido de la derecha casi cuatro años, alimentando una insensata, ridícula y lunática fábula de una conjura islámico-etarra, inspirada también por algunos medios de comunicación, singularmente El Mundo que ve Watergates por doquiera. Si la nueva teoría de la conspiración contra el PP va a ser la oposición aggiornata hasta 2012 parece improbable que el partido remonte la situación de empate técnico que dan los sondeos desde el año pasado y bastante probable, en cambio, que vuelva a perder las elecciones a nada que para entonces la situación económica haya mejorado aunque sea levemente.

Es muy posible que el Gobierno de España no esté a la altura de las circunstancias. En realidad da la impresión de que, a raíz del comienzo de la actual crisis económica que él se obstinó durante meses en negar, el señor Rodríguez Zapatero empezó a hacer eso que sus seguidores le conminaban a no hacer ya en las primeras elecciones, esto es, fallar. No resulta nada claro que su gobierno esté atinando en las respuestas a la crisis y, al contrario, cada vez es más evidente que España se distancia de sus principales socios y competidores, que ya han comenzado su recuperación. Es muy posible también que las prácticas de clientelismo, amiguismo y enchufismo en la gestión gubernativa (basta con pensar en el nombramiento del señor Sebastián para ministro de Industria como premio a su brillante batacazo en las elecciones municipales de 2007) hayan minado decisivamente las perspectivas del ejecutivo. Éste aparece desnortado a mitad de su segundo mandato y confiando en el semestre de presidencia española de la UE para remontar el vuelo sin parar mientes en que, así como las elecciones europeas son de segundo orden como se ve por la escasa participación que mueven, el impacto de la política europea es escasamente perceptible por el electorado.

En estas condiciones la responsabilidad del partido de la oposición es doble por inoperancia e incompetencia: ¿por qué no muestra una ventaja llamativa en intención de voto sobre el PSOE y a tono con el panorama general de la Unión Europea? La respuesta que parece más lógica es señalar la perpetuación de la desacreditada política de la teoría de la conspiración, ya fracasada en las secuelas del atentado de Atocha y revivida con la finalidad de acallar las informaciones sobre la trama de corrupción que parece afectar a amplios sectores del PP y minimizar sus dañinos efectos sin advertir que, cuanto más se intenta silenciar a la opinión pública con mayor virulencia reacciona ésta.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

Meterse en Honduras.

A casi dos meses del golpe de Estado que derrocó a Zelaya, la situación no parece estar más clara que la primera noche, cuando el ejército envió al exilio en pijama al mandatario hondureño. Sin duda hay un acuerdo prácticamente unánime en que el presidente legítimo debe recuperar el poder, el gobierno de facto cederlo y el ejército volver a los cuarteles. Pero ese acuerdo está lejos de materializarse. El gobierno golpista cuenta con el apoyo de las instituciones fundamentales del país, el Tribunal Supremo, el Parlamento, el ejército y la Iglesia católica así como con un significativo respaldo social. Los partidarios de Zelaya, siendo cuantiosos, no tienen la fuerza suficiente para imponer un retorno del presidente expulsado. Éste, por su parte, tampoco mantiene una actitud clara y decidida en un sentido u otro, como cabía esperar de un hombre que, habiendo sido elegido en la plataforma del venerable Partido Liberal en el que el propio Zelaya representaba a la oligarquía tradicional hondureña, de repente vio la luz del chavismo, el socialismo del siglo XXI y se pasó de la noche a la mañana a la nueva izquierda latinoamericana que trata de fraguar en torno al ALBA, en la que se integró.

Zelaya lleva una frenética actividad internacional, como es lógico, de país en país, recabando apoyos. Pero no parece conseguirlos o no en la proporción necesaria para revertir la situación al statu quo ante. El gobierno golpista resiste la presión y el aislamiento internacionales y tiene muy a su favor el hecho de que el mandato restante del presidente Zelaya apenas es de tres meses, antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

En realidad este golpe y la sucesión de acontecimientos posterior muestran un cambio apreciable en las condiciones de América Latina y su relación con los Estados Unidos. El hecho de que los gringos no aparezcan directamente implicados en el golpe militar y que el Gobierno del señor Obama se haya opuesto a él y exija la restitución del mandatario legítimo ha dejado vacío de contenido el viejo discurso antiimperialista de la izquierda que ahora parece pedir justamente lo contrario de lo que lleva decenios predicando. Tiene cierta ironía -y así lo ha subrayado el presidente estadounidense- que quienes acusaban a los EEUU de intervenir en América Latina sean ahora quienes exigen esa intervención.

Lo cual lleva a plantearse asimismo por el sentido de esa izquierda sedicentemente nueva del subcontinente cuyo inspirador es Fidel Castro y cuyo eje principal es Hugo Chávez, esa izquierda que se llama "bolivariana". Tiempo habrá de hablar acerca de ese movimiento que lleva el pintoresco nombre de "socialismo del siglo XXI" (sin que nadie sepa en qué se diferencia del fracasado en el siglo XX) pero, de momento, no es exagerado decir que el principal perdedor en el escenario latinoamericano en el caso de Honduras es el chavismo por cuanto no consigue restablecer en el poder a su aliado por la vía diplomática ni por ninguna otra, aunque a veces el presidente Chávez parezca haber insinuado que podría estar dispuesto a emplear otra. Honduras es el límite a la expansión del área de influencia del chavismo y ésta es, a mi entender, la explicación de que a casi dos meses del golpe, el señor Zelaya esté tan lejos del poder como el primer día del exilio.

(La imagen es una foto de Presidencia de la República del Ecuador, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 18 d’agost del 2009

Todos los ciudadanos saben...

La señora Ana Mato hace buena a la señora De Cospedal que a su vez hace bueno al señor Rajoy quien hace bueno al señor Aznar, que ya es decir. Ayer compareció en rueda de prensa a la antigua usanza, con preguntas de los periodistas y no con el nuevo formato que han descubierto los políticos de filmar vídeos que se envían luego a las redacciones de los periódicos con declaraciones muy cómodas pues, al no haber público, nadie pregunta nada. La vicesecretaria de Organización Electoral del PP se atuvo al modelo de conferencia clásica de prensa.

Nunca tal hiciera. Los periodistas, que son bastante díscolos y llevaban varios días protestando por las comparecencias públicas de los cargos sin preguntas, no le dejaron respirar y la obligaron a reconocer que no tenía pruebas de las acusaciones del PP. Ante la insistencia de los informadores doña Ana hubo de reconocer que no tenía pruebas pero que los ciudadanos saben que hay una persecución al PP que es lo que se dice cuando no se puede responder nada en concreto. Preguntados al efecto los ciudadanos que conozco dijeron desconocer la dicha persecución. Claro que quizá sea el convencimiento de que existe la que, a ojo de la señora Mato, les conceda la condición de ciudadanos. Sé de razonamientos aun más absurdos.

Como los periodistas siguieran preguntando por los nombres de las personas espiadas por el Gobierno, la señora Mato acabó diciendo que no podía dar nombres pero que es evidente que el Gobierno "ha emprendido una cruzada en contra del PP". Aquí ya soplan los vientos del disparate, del absurdo patafísico, igual que cuando el señor Rajoy acusó al Gobierno de actuar como la Inquisición. ¿Desde cuando son términos negativos cruzada e Inquisición desde el punto de vista de la derecha? La ocurrencia de la Inquisición ya tuvo su comentario. Respecto a la cruzada, ¿hay que creer que una cruzada sea una persecución ilegal? Lo digo porque la última de que se tiene noticia, así bautizada por los obispos españoles que de esto saben algo, la iniciaron los antecesores ideológicos de la señora Mato en contra, según ellos, de la masonería, el comunismo, el libertinaje y otras manifestaciones hediondas de un tiempo de descreimiento.

En definitiva: no tienen pruebas y no pueden dar nombres. Claro, porque han inventado todo el episodio, desde la cruz a la fecha con la intención de desviar la atención de las curiosas vueltas del asunto de corrupción en masa que afecta al PP. Y cuando las cosas se inventan no hay pruebas y la cruzada acaba siendo una persecución ilegal. En efecto, la señora Mato hace buena a la señora De Cospedal.


(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).