dissabte, 11 d’octubre del 2008

En La Habana con más gana.

Me comprometí con mi amigo Xabier Vila-Coia a presentar su libro sobre La Habana hoy en el FNAC de Callao pensando que se trataría de una obra de de prudenciales dimensiones así que cuando me mandó el gigantesco tocho a casa, un volumen en octavo de 564 páginas casi me da un soponcio. Conseguí leerlo todo y, aparte del breve comentario que haré aquí antes de la presentación formal en el FNAC, también sacaré una reseña en el post del lunes. Tengo que hacer sinergias.

El libro (Diario No Velado de La Habana, Madrid, La pinga ediciones, 2008) hace estricta justicia a su título en todos sus sentidos: es un diario, incluso casi un horario y no hay nada "velado" porque de todo se habla con absoluta franqueza. El autor pasó unos ocho meses entre 2002 y 2003 en La Habana, a donde había ido con la intención de hacer una investigación sobre los Nuevos Movimientos Sociales en Cuba. Pero como su punto de vista metodológico, según él mismo dice, consiste en "conocer la existencia de las cosas de una forma asistemática, pero descubrirlas por mí mismo; en lugar de ir a buscarlas donde otros las han coleccionado y ordenado" (p. 250) su obra resulta un amontonamiento de apuntes, observaciones, experiencias personales, conflictos cotidianos, juicios, testimonios según van pasando los días, sin más orden que el que establece el calendario. Es obvio que el autor se ha limitado a transcribir las abundantes notas que tomó de sus vivencias en La Habana, sin ordenarlas ni retocarlas, lo cual no estoy muy seguro de que sea un acierto porque la lectura de los continuos conflictos de nuestro hombre en lo restaurantes o los precios de los taxis y otras menudencias sin duda tiene un valor altamente testimonial pero resulta bastante premiosa.

En realidad el relato consiste, en lo esencial en las peripecias personales de Vila por un lado y sus observaciones y juicios sobre la política, la economía, la sociedad y las costumbres cubanas de otro. De este modo, referiré ahora las cuestiones de experiencia personal, las más subjetivas, y dejaré las observaciones objetivas para la reseña.

En los ocho meses (primera parte del viaje; luego volvió para otra estancia, pero esa está todavía por publicar) que anduvo nuestro autor por La Habana habló con muchísima gente, asistió a muchos actos, trató con gran cantidad de empleados, burócratas y funcionarios en los locales de la Universidad o en los establecimientos culturales, del Partido Comunista, etc y acopió un gran conocimiento de la realidad cotidiana cubana y una riquísima experiencia personal que, en muchas ocasiones, desesperado, lo lleva a maldecir del modo siguiente: "¡Esto es Cuba! ¡Así es Cuba! ¡Así son los cubanos! Es lo que la Revolución ha conseguido. Gente miserable, mentirosa, vaga, maleducada. Bueno; podría ser que no fuese un producto de la Revolución y que los cubanos siempre hayan sido así. ¡Podría ser! Lo ignoro. Y si fuese cierto, la Revolución debería de haberlos cambiado; sobre todo si su objetivo era crear un hombre nuevo, como es el caso". (p. 342)

Claro que luego de haber leído el tal Diario No Velado de la cruz a la fecha estoy en condiciones de decir que a lo que más parece haberse dedicado el autor en la capital de la isla es a follar y a consignar sus lances amorosos con todo detalle en el diario. Hay días en que parece que sólo se echa a la calle a ver cómo puede beneficiarse a alguna jinetera de prietas carnes. Y lo narra con tanta minuciosidad que a veces parece que esté uno leyendo a Henry Miller en La Habana. Porque casi todas las cubanas con las que folla son jineteras; blancas, negras o mulatas, pero jineteras por lo que las cuestiones eróticas aparecen mezcladas con tomas y dacas mercantiles, que si unas galleticas, unas medias, una cámara, etc. Dada la manifiesta desigualdad de las relaciones y la evidente indefensión de las mujeres pongo muy en duda la legitimidad de las "conquistas" del autor y su moralidad. En esos momentos es poco lo que sabemos de La Habana pero mucho de las apetencias sexuales de Vila a quien gustan sobre manera las chicas jovencitas, cuanto más jovencitas mejor, prácticamente niñas. Lo deja dicho en un párrafo que encuentro bastante desagradable, aunque quizá sea por mi formación moral: "Al mirar su infantil rostro, mientras me corría pensé: quien no se ha follado a una niña (o a un niño, que hay gustos para todo) desconoce el verdadero goce sexual humano" (p. 296). Imagino que es una exageración, pero tiene gracia con qué autoritarismo deciden muchos libertarios lo que es "verdadero" o no en términos absolutos en las experiencias ajenas.

A propósito, me llamó la atención la cantidad de chavalas, jineteras o no, con las que folla o intenta follar Vila y cuyos nombres empiezan con Y. Registré: Yozala, Yasimar, Yavila, Yolanda, Ysamar, Yanet, Yaquelín, Yemen, Yumabel, Yucabel, Yordanka, Yavela, Yohana, Yosabeth y seguro que me faltan algunas. No estoy haciendo un elenco de los ligues del autor ya que, según dice, se acostó con muchas más con otros nombres, pero me quedé pensando que ahora entendía el por qué del título del famoso blog de Yoani Sánchez, Generación Y, son muchos los nombres que empiezan por una y griega o la contienen en un país en el que, como advierte Vila en un par de ocasiones, no hay más reglas para imponer nombres a los recién nacidos que no sean palabras malsonantes y cosas así.

Aparte de intentar ligarse a cuanta habanera se le pone a tiro, generalmente con buenos resultados, según afirma Vila, que no para quieto en los ocho meses, se busca conflictos permanentes con las autoridades por su resistencia permanente a los controles e identificaciones. Así llega a decir: "debería de existir un derecho humano a no identicarse ante nadie". (p. 346)

Es una de las caracteristicas del autor: opiniones radicales, tajantes, muy personales, nada convencionales, a veces supongo que escandalosas que va desgranando a lo largo de la obra. Así dice que le dijo a uno de sus ligues: "Todas las mujeres sois iguales. Cobréis o no cobréis; sois unas putas" (p. 363), opiniones que seguramente no le granjearán muchas amistades, cosa que no me extraña y que constituyen generalizaciones tanto más injustas cuanto que son enunciadas por personas muy celosas de su individualidad inconfundible. Porque imagino que esto es como si una mujer dijera a un hombre: "Todos los hombres sois iguales. Paguéis o no paguéis; sois unos imbéciles". Claro que eso se queda chico en comparación con un poema que incluye en el libro con el título Deseos humanos en el que dice : "¡Quiero follarme a mi Madre!/como antes mi Padre/se la folló./Muero por darle/el mayor placer de la vida/¡sentir el orgasmo del hijo que ella engendró!/(todas las Madres disfrutan viendo disfrutar a sus hijos)" (p. 526). En fin, todo un personaje de gustos, tendencias y opiniones fuera de lo común. Basta con leer el epitafio que se tiene preparado y que incluye en este insólito Diario No Velado de La Habana: Xabier Vila-Coia, morreu como viviu: ¡dando polo cu! (Xabier Vila-Coia, murió como vivió: ¡dando por culo!" (p. 406)).

divendres, 10 d’octubre del 2008

La crisis puede con todo.

El carrousel sigue cuesta abajo sin frenos: ayer Wall Street terminó por lo suelos, con el Dow Jones por debajo de los nueve mil puntos, un descenso del 7,3%. Tokio siguió el ejemplo y nada más abrir perdió el once por ciento. Cuando abran las bolsas en Europa son de esperar nuevas caídas.

Y ya nadie tiene respuestas prêt à porter porque se han ensayado todas las recetas. El pesimismo de los mercados refleja la convicción de que ninguna de ellas resultó eficaz, que los bancos siguen si reaccionar, sin dejar que se mueva el dinero, por muy necesario que ello sea para que la economía eche a andar. Sin crédito aquí no funciona nada.

Al final lo obvio está entrando en sus obtusos cerebros. Igual que han hecho los ingleses (aunque muy parcialmente) los alemanes y los estadounidenses empiezan a pensar en nacionalizar la banca. Es decir, parafraseando a Marx que viene aquí como anillo al dedo: expropiar a los expropiadores. La nacionalización es la respuesta más adecuada a la cada vez más clara actitud de sabotaje adoptada por la banca que no está colaborando en nada en la solución de la crisis financiera en buena medida mantenida por ella. Porque si la sociedad tiene un problema de supervivencia el dinero tiene que estar a su disposición, a disposición del interés general y no encerrado en los cofres de los capitalistas.

La nacionalización de la banca es el triunfo final y póstumo del comunismo ya que equivale a apoderarse del corazón mismo del sistema capitalista. Tiene su ironía. Por lo demás no hay cuidado pues los más partidarios de la nacionalización de la banca son los neoconservadores y neoliberales que no ha mucho le colocaban al personal el rollo del mercado invicto gracias a la mano invisible.

(La imagen es un detalle del panel central del tríptico de Hyeronimus Bosch Las tentaciones de San Antonio que se encuentra en el Museo Nacional de Arte Antiga de Lisboa).

Los del ladrillo amenazan de nuevo.

Si Vd. es fabricante de un producto cualquiera, acude Vd. al mercado con intención de venderlo y pide Vd. por él un precio tan disparatado que los posibles clientes no pueden comprarlo entiende Vd. de inmediato que, si quiere seguir con la idea de vender, deberá bajar el precio hasta donde a los compradores les interese comprar. Tendrá que hacerlo... salvo que pertenezca Vd. al sector comúnmente llamado "del ladrillo". En nombre de éste el señor Guillermo Chicote, presidente de la Asociación de Promotores Constructores de España dice que nadie espere descensos del treinta por ciento en los precios de las viviendas y que antes de bajar los precios se las dan a los bancos. Sostiene el señor Chicote que el sector inmobiliario ya había bajado los precios un quince por ciento y que no hay margen para más. Nadie ha visto ese descenso del quince por ciento y, aunque fuera verdad, si el precio es excesivo no hay otro remedio que bajarlo. Todos los analistas extranjeros que estudiaron el mercado inmobiliario español en los años del ladrillo gordo coincidían en que estaba sobrevalorado entre un veinte y un cuarenta por ciento. El señor Chicote dice que no hay margen porque éste es del veinte por ciento ya que el ochenta por ciento restante es pago de hipoteca.

Aunque estos datos fueran verdaderos, lo que se perfila es un impago inmenso del ladrillo a la banca valorado en más de trescientos mil millones. La construcción no puede pagar su deuda. Por tanto, antes de que las entidades financieras se hundan, devoradas por los impagos, tendrán qye renegociar la deuda con las inmobiliarias, lo que permitirá a éstas vender el stock de vivienda que tienen acumulado, siempre que lo hagan rebajando el precio lo que el mercado demande y no ordenando que la gente pague lo que a ellas se les pone en las narices. Nadie rebaja gozoso y es claro que quien se ve obligado a hacerlo se lleva un disgusto y jura que no lo hará y que antes, eso, le regalará los pisos a los bancos que es justo lo que los bancos tratan de evitar a toda costa. Pero la otra opción es perecer.

Los de la ACPE también amenazan con un aumento grande del paro si se sigue sin construir. Igualmente lamentan comunicar que tampoco se podrán construir viviendas protegidas porque no hay dinero. Como si antes las construyeran siendo así que había que obligarlos por ley. Es todo puro chantaje que se reduce a la propuesta de "dadnos lo que pedimos o las consecuencias pueden ser peores para todos".

En todo caso está claro que todo el mundo tiene la culpa de la crisis actual menos los del ladrillo: la tiene la gente que se obstina en no comprar; los bancos que siguen sin dar crédito ni hipotecas; el Gobierno que debiera estar administrando las subvenciones para que los bancos tengan dinero y, sobre todo, que les llegue a ellos que antes que bajar los precios de las casas en un treinta por ciento se las dan a los bancos. Algo así como cuando los hortelanos tiran los tomates o los lecheros vierten la leche porque no alcanzan por ellos los precios que demandan; sólo que en estos casos suelen tener razón, a diferencia de las inmobiliarias, que pretenden imponer precios abusivos y recabar la ayuda del Estado, o sea de los contribuyentes, para seguir enriqueciéndose a costa de estos.

Y uno entiende qué mala gente es esta del ladrillo porque, si dan las viviendas, esto es no reciben nada a cambio, ¿por qué no se las dan a la gente para que pueda ejercitar ese derecho a la vivienda digna que los precios de las inmobiliarias le impide ejercer?

(La imagen es una foto de Fernando Arconada, bajo licencia de Creative Commons).

Che.

Me ha gustado mucho la peli de Steven Soderbergh, Che el argentino, primera parte (y muy larga) de una historia que tendrá dos sobre la vida del guerrillero. Retrata perfectamente la de los de Sierra Maestra y la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista. Está muy bien hecha, con una especie de diálogo entre la historia de los tiempos de Sierra Maestra, en color, narrada como una obra de ficción y la de su estancia en Nueva York en los años sesenta para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, acoplada con una larga entrevista que le hicieron en inglés para la televisión estadounidense, todo ello rodado en blanco y negro, tratando de producir la impresión de un documental. Documental y ficción por tanto y ambos muy bien hechos. La ambientación, la interpretación están muy conseguidos. Benicio del Toro hace un Che estupendo.

La peli es muy movida, tiene mucho ritmo y trata con maestría las escenas de combates, a veces muy violentos. Pero sin olvidar la proyección política del discurso que no solamente se produce en la sede de las Naciones Unidas sino también en el quehacer diario de los guerrilleros de Sierra Maestra. La película es muy ideológica y presenta un Che (sacado de su propio diario) movido por fuertes convicciones políticas revolucionarias, como al resto de sus compañeros.

Al mismo tiempo he leído dos artículos de Pilar Rahola en La Vanguardia deconstruyendo o desmitificando al Che. Uno se titulaba ¿Héroe o villano? y el otro unos días después en el que contestaba a las críticas que había tenido por el primero, se llamaba El póster de la adolescencia. En ambos viene a decirse lo mismo: que el Che era un fanático sanguinario que jamás luchó verdaderamente por la libertad y la emancipación sino por sustituir dictaduras fascistas por dictaduras comunistas; que era un tirano despiadado que asesinó a prisioneros políticos en La Cabaña y arrasó aldeas enteras de campesinos; un ególatra visionario sin piedad. En fin, que lo deja guapo. Y no solamente eso: su aventura boliviana también es odiosa pues nos muestra a ese fanático empeñado en imponer sus ideas a sangre y fuego y ¿quién era él al fin y al cabo, pregunta la señora Rahola, para ir por ahí atribuyéndose estos derechos a punta de pistola? A pesar de todo el Che se ha convertido en un icono revolucionario, en un mito, se ha embellecido su figura, falsificado su historia, manipulado su pasado y se ha vendido tan sólo la imagen del Che más puro, el ídolo de la juventud, el que todos tuvimos en "pósters" de nuestra adolescencia. Lo cual, concluye la señora Rahola, nos recuerda que ya sería hora de hacernos mayores. .... En su caso es bastante probable, sobre todo si ella lo dice. En el de otros, en el mío por ejemplo, hemos sido siempre mayores, en mi caso antes cuando admiraba al Che de joven y ahora cuando, siendo mayor, sigo admirándolo.

Vamos a deconstruir de verdad al Che, no como lo hace la señora Rahola que llama "deconstruir" a demonizar todo lo que ante divinizó, a pintar de un solo color lo que antes estaba pintado solo de otro, sino poniendo relieve al ser humano con sus contradicciones, claroscuros e incoherencias. El Che que todos admirábamos era el que, al igual que los hermanos Castro, Camilo Cienfuegos, Frank País, etc se alzó contra la tiranía de Fulgencia Batista con las armas en la mano. La cuestión aquí es la de siempre: ¿hay derecho de resistencia a la tiranía? Cuando es tan obvia como la Batista en Cuba o la de Franco en España, la respuesta es sí. ¿Hasta dónde llega ese derecho de resistencia?, ¿hasta el empleo de la violencia? En mi opinión, sí, aunque conviene aclarar que eso no quiere decir que uno mismo esté dispuesto a practicarla. Resistí a Franco, pero no usé la violencia. Eso no supone que juzgue negativamente a quienes lo hicieron.

El otro Che, el carcelero, el represor, no es mi Che y no tengo por él respeto alguno ni condono su actuación. Pero no veo por qué tengo que renegar del Che insurrecto porque deteste al Che victimario. Que es exactamente lo que hace la señora Rahola en una clara muestra de la falacia post hoc ergo propter hoc según la cual como el Che carcelero viene del Che guerrillero el Che guerrillero es causa del Che carcelero y tan odioso como él. Igualmente inconsistente me parece la crítica de que el Che no luchaba por la democracia sino por sustituir una dictadura fascista por otra comunista. Subjetivamente eso no es verdad porque para el Che, como para todos nosotros y supongo que también para la señora Rahola entonces, la dictadura del proletariado era el nombre que tenía lo que considerábamos de buena fe la "verdadera democracia". Jamás hubiera luchado por una dictadura, fuera personal o colectiva, ni por la del Che Guevara o Castro. Después, cuando los ideales cuajan en la realidad y toman la forma que toman volverá a ser cosa de cada uno de nosotros si aceptamos o no la forma que toman. Unos sí, otros no y los que no la aceptan probablemente siguen alimentando en su corazón los ideales de juventud, que son los más generosos y los más hermosos de la vida.

La señora Rahola, llama "hacerse mayor" a renunciar a aquellos ideales. Para mí eso no es hacerse mayor sino decrépito, resignarse, comportamiento muy frecuente pero que espero no sea obligatorio. Porque todavía nos queda una segunda falacia en el razonamiento de la señora Rahola ya que, lo tomemos como lo tomemos, el gesto del Che de renunciar al poder político para reproducir la guerrilla en las selvas de Bolivia tiene una grandeza que no es posible empequeñecer y que hace astillas la crítica primera de que los ideales originarios sólo ocultaban a un torturador y un asesino. No, el personaje es infinitamente más complejo y matizado y se escapa a los desesperados anatemas de la señora Rahola. ¿Que quién era el Che para irse por ahí imponiendo a sangre y fuego sus creencias? Es que esa no es una visión justa pues se trataba más o menos del mismo Che que, siendo argentino, se enroló en la revolución cubana para acabar con la tiranía de Batista. Igual que diez años más tarde trataría de hacer lo mismo en Bolivia en contra de la tiranía de Barrientos, elegido presidente gracias a la junta militar que había dado un golpe de Estado en 1964. Había estado por entonces también en el Congo. Era un hombre convencido del internacionalismo revolucionario y lo demostró hasta el final. Esa es su faceta rebelde y la que le da su valor imperecedero. Junto a eso sus otras facetas, las odiosas, demuestran que, en efecto, era un ser humano y, como ser humano, capaz de lo mejor y de lo peor, de ser un héroe y un villano al mismo tiempo. Y que cada cual ponga en el poster al Che que quiera. Yo tengo el mío que es el de Sierra Maestra, el Congo y Bolivia y creo que me he hecho mayor, aunque no descarto la posibilidad de hacerme mayor aun pero, de momento, no renuncio a mis ideales de juventud por poco o nada practicables que fueran entonces o sean ahora.

Así que por eso me ha gustado mucho la película de Steven Soderbergh.

(La imagen es una foto de BvdL, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 d’octubre del 2008

Habas contadas.

Aunque con retraso y de forma dubitativa las autoridades políticas han acabado tomando las medidas necesarias para hacer frente a la crisis de crédito que azota a la economía mundial: operaciones de rescate y ampliación de la cobertura de depósitos bancarios. El gobierno español lo hizo igualmente y con insólita contundencia: cobertura hasta 100.000 euros por persona, cuenta y entidad en los depósitos y 30.000 millones (ampliables a 50.000) de euros para comprar activos a los bancos de forma que estos restablezcan el negocio ordinario del crédito. Como si solamente existiera su ombligo las bolsas seguían mirándoselo y bajando, empeñadas en ignorar aviesamente los desvelos socialistas por la salud de la economía.

Visto lo cual se produjo algo que no sé si habrá sucedido antes: los bancos centrales del primer mundo se pusieron de acuerdo para bajar medio punto los tipos de interés de sus respectivas divisas. Por cierto algo que, cuando lo hacen otros, acaban en los tribunales acusados de maquinaciones para alterar el precio de las cosas si no de algo peor como colusión. El descenso en los tipos en Europa es una necesidad obvia porque los actuales están asfixiando a las personas hipotecadas, que son un pellizco de la población. El descenso en los tipos trataba de detener el de la bolsa mas no lo consiguió pero no porque fuera contraproducente sino por la mera inercia del momento. Para el día de hoy es de suponer que los mercados se estabilicen a la espera de más medidas de las autoridades. Estaría muy bien que el señor Trichet entendiera que poner tan caro el dinero en tiempos en que además es escaso es la mejor fórmula para meter a la economía en recesión que es lo que ya están cuantificando los aguafiestas del Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI es una de las dos criaturas (la otra es el Banco Mundial, BM) que salieron de los hoy putrefactos Acuerdos de Bretton Woods con los que se financió la reconstrucción de Europa después de la guerra y el Estado del bienestar. Su función es más de alguacil monetario del Tercer Mundo, pero también hace pronósticos sobre el primer mundo que no gustan a todos por igual. Ahora pronostica recesión para España y el Reino Unido para 2009. Son los dos países que han tenido mayor burbuja inmobiliaria en los años pasados. La recuperación llevará más tiempo.

No es difícil entender que bajar el tipo de interés es bueno para la gente, que puede pedir prestado. Pero tiene un límite inferior que es el cero por ciento. Si acercándonos al cero por ciento no se normalizara la crisis bursátil habríamos acabado la panoplia de medidas públicas en un contexto de libre mercado que tiene que ser intervenido. A partir de aquí sólo la nacionalización de la banca aportaría la esperanza de resolver el problema creado. La nacionalización de la banca al estilo inglés, por ejemplo: quinientos mil millones de libras esterlinas (así como 653.000 millones de euros) para comprar acciones de los bancos que, pasado un tiempo, tendrían que pagar dividendos a los accionistas, esto es, los contribuyentes británicos.

En todo caso, fuera de este modo o de otro cualquiera, la nacionalización de la banca no está reñida con el hecho de que, siendo nuestra sociedad abierta y democrática, en un tiempo posterior, haya una mayoría partidaria de privatizar lo que antes se había nacionalizado. Forma parte del proceso democrático. Esto puede pasar siempre porque la ley posterior como se sabe deroga la ley anterior. El último que llega, manda.


Casi todo el mundo da ganador a Mr. Obama en el debate televisado con McCain en Nashville, Tenneseee. Como era de esperar. Basta con verlos a ambos en el plató, moviéndose con el micrófono y razonando con la gente. No hay color y nunca mejor dicho. Así que me di a pensar en Nashville y me vino a la memoria, cómo no, el disco de Dylan de 1969, Nashville Skyline en el que había piezas célebres como el fabuloso dúo con Johnny Cash en Girl of the North Country o Lay Lady lay, que estaba destinada para las secuencias finales de El cowboy de medianoche pero no llegó a tiempo. La pieza instrumental Nashville Skyline rag sonaba así:

Los de los sesenta tenemos la nación en la música y eso no hay quien nos lo quite. La verdad es que este Nashville de 2008 no tiene nada que envidiar al de 1969. Le da a uno por pensar que el espíritu del Nashville 1969 hizo posible que en Nasville 2008 hubiera un negro candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata. Y que pueda ganar. Fue muy simbólico el debate. Y también es muy bueno el álbum Nashville Skyline.

(Las dos ilustraciones son, de nuevo, detalles del panel central del tríptico de Hyeronimus Bosch Las tentaciones de San Antonio, que se encuentra en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa).

El miedo al desorden.

Este pequeño librito de Zygmunt Bauman (Archipiélago de excepciones con comentarios de Giorgio Agamben y debate final, Katz editores, Barcelona, 2008, 134 págs) según parece incorpora una ponencia en algún tipo de encuentro que no he retenido bien en donde Agamben estaba encargado de hacer una especie de glosa y otros asistentes (Anselm Franke, Tariq Ali, Eyal Sivan, Stephen Graham y Eyal Weizman), comentarios.

La ponencia es un discurso fluido, como corresponde a la tesis filosófica fundamental del autor para quien todo lo sólido se desvanece en el aire, como para Fausto; un discurso sobre la condición actual de las sociedades occidentales en el que emergen los puntos esenciales, nodales, del pensamiento de Bauman. Nuestras sociedades viven pendientes de la seguridad que pesa tanto que las antiguas preocupaciones por el bienestar social se han trasladado a la modalidad penal. Las fronteras vuelven a ser elementos esenciales porque hay que controlar a los emigrantes, fuente de conflicto, de confrontación con lo ajeno y extraño y que siempre será más fácil que controlar a las "infraclases", los marginados del interior.

Entre los emigrantes Bauman singulariza a los refugiados, esa parte de la población cuya producción en masa es la especialidad de los países del Tercer Mundo. La globalización ha traído la desregulación de las guerras y la consecuencia de éstas, los refugiados que no están en ámbito legal alguno, están fuera del nomos, son "residuos humanos" (p. 39) para los que hasta el Gobierno de Tony Blair había considerado la posibilidad de erigir varios "Bantustanes" en el Reino Unido. Los campos de refugiados están en la línea de las "instituciones totales" de Ervin Goffman pero, al mismo tiempo, responden a la perfección al modelo de lo "permanente efímero" de la modernidad líquida (p. 49). Vivir en un campo de refugiados es vivir instalado en la perennidad de lo efímero y transitorio. Hay palestinos que han vivido ya toda su vida, todo el ciclo de su vida, que han nacido y han muerto en una situación en que lo permanente es lo provisional.

Así que las sociedades tienen que sentirse seguras con los productos de desecho que ellas mismas generan y los que vienen de fuera. Para eso se amplían en todas partes las instalaciones carcelarias, para eliminar a la población de desecho (p. 64). Desde esta perspectiva todos los solicitantes de asilo son terroristas o criminales (p. 71), la misma idea de "asilo" se ha pervertido (p. 76) y la gente comprueba asustada que todos los ciudadanos podemos ser víctimas colaterales en un conflicto que a lo mejor ni siquiera entendemos.

Esta obsesión generalizada por la seguridad es en realidad el indicador del sentimiento más extendido en nuestras sociedades que es el miedo. Lo único que nos mueve, como en el perpetuum mobile, el miedo. Todo esto me suena bastante. Recuerdo que en 1985 publiqué un artículo en el número 43 (NE) de la Revista de Estudios Políticos enero-febrero, titulado Crítica de la conciencia contemporánea de catástrofe que trataba de estos asuntos y en donde se señalaba esa tendencia de los seres humanos a cultivar con cierto regozo la conciencia del vivere pericolosamente que habían ensalzado ya los futuristas. Lo que veo en la obra de Bauman y en la de los partidarios de las teorías de la sociedad del riesgo es que esa sensación de peligro, amenaza y miedo es una forma de desactivar la mala conciencia en el mundo contemporáneo.

Sólo la difusión del miedo en la sociedad explica según Bauman la moda de los autos "Hummer" en los EEUU, esas especies de carros de combate con las que las personas se desplazan por las calles de las ciudades como si salieran de una película de Mad Max. Es lo único que puede compensar por esa visión del mundo a través de la televisión que, citando a Ray Surette se compone de "unos ciudadanos-ovejas protegidos de los delincuentes-lobos por unos policías perros pastores (p. 94). El único estado que parece valorarse en nuestras sociedades es el Estado de seguridad" (p. 100).

"El miedo", dice Bauman, "constituye, posiblemente, el más siniestro de los múltiples demonios que anidan en las sociedades abiertas de nuestra época. Pero son la inseguridad del presente y la incertidumbre sobre el futuro las que incuban y crían nuestros temores más imponentes e insoportables". (p. 105) Pues, me temo, más o menos como nos ha pasado siempre a los seres humanos en esta vida en la que nos encontramos inexplicablemente.

dimecres, 8 d’octubre del 2008

Achicando agua.

¿Para qué quiere el "sistema financiero más sólido del mundo" una aportación de cincuenta mil millones de euros? ¿Para qué la "banca mejor gestionada" del planeta que se suba la cobertura de depósitos de golpe y porrazo de veinte mil a cien mil euros? ¿Para qué? Obviamente para mucho porque no hay "sistema financiero más sólido del mundo" ni "bancos absolutamente bien gestionados". Eso no existe. En el capitalismo, una entidad baumaniana líquida, todo es relativo, muy relativo. Cuanto tiene que ver con la confianza y el crédito, que es el territorio en el que la economía se funde con la psicología, es tremendamente relativo y problemático. Nuestros bancos pueden ser hoy orgullosos bastiones de eficacia y venirse mañana abajo por un rumor.

En buena medida eso es lo que ha estado pasando en estos últimos díez días de frenesí bursátil y financiero en el mundo en general y en España en particular. Estaba incubándose un pánico bancario que nadie quería reconocer ni siquiera mencionar. Pero estaba incubándose en parte por las malas noticias y los rumores sobre la situación de las grandes entidades financieras y en parte por la misma avalancha de declaraciones supuestamente tranquilizadoras de las autoridades que, según iban formulándose, ponían más y más nerviosa a la clientela; sobre todo cuando ésta contemplaba cómo al tiempo que los gobernantes, ministros, gobernadores de bancos centrales, expertos bursátiles tranquilizaban al respetable se hacían extraños movimientos de rescates, subvenciones, conferencias y reuniones. Y como nada hay más frágil que el vidrio de la confianza, cuando el sordo fragor de la tormenta fraguando en la sentina llegó al puente de mando, los poderes públicos se apresuraron a tomar las decisiones cuya necesidad negaban cuatro días antes.

Mírenlo desde otro punto de vista: cómo se acortan los plazos de la comprensión. A las autoridades españolas les ha llevado nueve meses, una gestación, entender que el "frenazo", "parón", "contratiempo" o lo que fuere era una crisis. En cambio, sólo han necesitado diez días para pasar de hablar de crisis a decir con aplomo que es la más grave que hayan visto jamás.

Visto y oído. Es la crisis más grave de las que se tiene noticia porque afecta al meollo del capitalismo, el mecanismo de la confianza y el crédito. Nadie se fía de nadie y hace bien a la vista de cómo miente todo quisque, incluido el menda del Hypo Real Estate que uno piensa debiera ser la sinceridad personificada, por banquero y por teutón. Nadie se fía de nadie y, en concecuencia, todos temen a todos. ¿Qué sucede en una situación en la que todos temen a todos? Que nos han devuelto al estado hobbesiano de naturaleza. ¿Y cómo se sale del estado hobbesiano de naturaleza? Designando un poder político, un Leviatán que concentre sobre sí todo el miedo de los hombres de forma que los libere del que se tienen unos a otros. Un poder político absoluto, pensaba Hobbes, por quien profeso tanta simpatía que siempre pienso que su sentido de "absoluto" no incluía lo arbitrario y era perfectamente identificable con el "monopolio legítimo de la violencia" del Estado de derecho, que es absoluto también.

Y aquí es donde viene el problema típico de la crisis actual: que los distintos Estados, las sociedades nacionales han sido capaces de establecer un soberano mejor o peor y así resolver el problema hobbesiano del orden social. Pero quien no ha conseguido hacerlo y no es probable que lo haga en un futuro próximo es la sociedad internacional, eso a lo que llamamos "la comunidad internacional", incapaz de criar Leviatán alguno en su seno. Los problemas son globales y las soluciones no pueden ser locales. Sin embargo lo único que quedó claro de la cumbre en París del G8 partido por dos fue su solemne fracaso, como corresponde a la grandeur de la France, cuando los alemanes se negaron a que los franceses pusieran en pie un fondo de rescate comunitario básicamente financiado, como siempre, por Alemania. Ese es el problema: la crisis económica es fundamentalmente política porque, siendo global, sólo podemos aprestar soluciones nacionales.

Que además pueden ser contrarias a los propósitos de coordinación que se profesan. Tomen el caso de España. El señor Rodríguez Zapatero asegura que la respuesta europea a la crisis debe ser colectiva y se reserva dar más detalles hasta conocer cuál es la posición de la Unión Europea (UE) sobre el asunto. Y una vez que la conoce, se la salta multiplicándola por dos desde los cincuenta mil millones de cobertura que propone la UE hasta los cien mil que gallardamente pone sobre la mesa el presidente del Gobierno cuyo ministro de Economía, señor Solbes, rechazaba cuatro días antes la idea de subir la garantía de 20.000 euros de las cuentas. Y no la han subido. ¡La han multiplicado por cinco de puro canguelo! Conste que no estoy sugiriendo con esto que el señor Solbes deba dimitir. Pero sí estoy defendiendo lo que tengo dicho: que hay que hablar mucho menos, sacar menos pecho, soltar menos baladronadas pues no está la plaza para alegrías.

Igual que nos podemos encontrar con que las decisiones que tomemos para enfrentarnos a problemas graves de índole similar sean contradictorias. Por ejemplo, el señor Trichet, gobernador del Banco Central Europeo, mantiene altos los tipos de interés porque se ve a sí mismo frente a la inflación como Perseo frente a la Gorgona. En cambio, el señor Bernanke, de la Reserva Federal en los States tiene el tipo de interés en menos de la mitad del del euro y anda pensando en bajarlo. Dos medidas contrarias para enfrentarse a un mismo tipo de problema. Precisamente sobre esto, más adelante.

De veinte mil a cien mil euros no está mal. Es tardía la decisión pero es correcta. Respecto a los cincuenta mil millones destinados a comprar activos "sanos" de los bancos para que estos dejen de restringir el crédito, no tengo las ideas muy claras. Es una pasta, algo así como tres por ciento del PIB. Supongo que la decisión habrá de tomar forma de ley, probablemente fuera sensato meterla en los Presupuestos ya que no es cantidad nimia, aunque no sé si eso es factible pero en todo caso tendrá que haber escrutinio parlamentario que averigüe qué garantías tenemos los ciudadanos de que esa pasta va a créditos a particulares y pymes y no a otras cosas; qué garantías frente a fraudes y otros ilícitos que, como vemos, para nuestro gran pasmo, se pueden cometer en el mundo bancario. Esa decisión, por tanto, será buena o mala según como salga del Parlamento.

Pero hay más. Sea buena o mala, tampoco tenemos seguridad en que su efecto sea benéfico. Veamos: la medida que propone el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero es una especie de plan de rescate gringo si bien sobre los activos "sanos" en lugar de los "tóxicos". Cincuenta mil millones de euros es más o menos la décima parte del plan gringo que son setecientos mil millones de dólares además, claro, de los ciento cincuenta mil millones que le añadieron para dar respiros fiscales a tantas empresas como fue preciso para comprar la voluntad de los necesarios congresistas y que el plan pasara. Sin embargo que haya pasado el plan no quiere decir que esté tranquilizando a nadie. Ayer el Dow Jones gastó una broma de mal gusto a la audiencia: se mantuvo toda la mañana oscilando en torno al cero y empezó a descender en un increíble High noon hasta desplomarse a la hora del cierre con un - 5,7%. ¿Debido a qué? Pues no lo sé bien pero a primera hora de la tarde salió el señor Bernanke a tranquilizar, diciendo que pensaba bajar los tipos de interés y... zas, batacazo final del Dow Jones. Otro ejemplo de que es mejor callarse. Quizá no haya relación causal entre la declaración y la caída pero así parece ¿verdad? En la madrugada de hoy, hacia el otro High noon de Tokio, el índice Nikkei estaba ya en un 4,5% en negativo. Así que supongo que la bolsa española, como el resto de las europeas volverá a bajar apreciablemente, a pesar de las medidas del Gobierno.

Imagino que el Gobierno lo ha hecho bien, pero no creo que detenga el descenso de la bolsa aunque sí, quizá, la amenaza de pánico bancario. Esos cien mil euros de garantía obedecen a un buen instinto político porque si, además de tenernos con el agua al cuello por el precio de la vida, desesperados por no encontrar vivienda asequible (¡y eso que es un derecho!) o asfixiados por unas hipotecas cuyos pagos son cada vez más altos, con salarios inferiores a los de los países europeos con los que nos comparamos e índices de precariedad superiores o directamente en el paro (y eso que el trabajo no es un derecho pero se le acerca), si además de tenernos así, digo, se nos esfuman los ahorros en los bancos aquí puede pasar algo. Y en verdad ha sido por los pelos. Habrá que exigir mayor celeridad de juicio a nuestros gobernantes. Juicio más célere y juicio más cierto.

(Las imágenes son otros tres detalles del planel central del tríptico de Hyeronimus Bosch Las tentaciones de San Antonio que se encuentra en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa).

Por las mujeres.

El "Club de las veinticinco", una asociación de mujeres feministas a la que pertenece mi cuñada, Mabel Redondo, razón por la cual estoy metido en la historia, otorgó ayer unos premios anuales a personas que durante el año se hayan destacado por merecimientos personales en su profesión o por haber adelantado la causa de los derechos humanos en el mundo o ambas cosas a la vez. Las premiadas a las que puede verse en la foto arriba en el estrado fueron: María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional; Amelia Valcárcel, filósofa y consejera de Estado; Icíar Bollaín, directora de cine; Gloria Company, fundadora de ACAF, una ONG que ayuda a mujeres afganas que se automutilan para impedir los malos tratos y Leyli Kamgar, en representación de las mujeres afganas; Vivi Ruano y Anabel Medina, tenistas; Aminattou Haidar, mujer saharaui, representante de la lucha pacífica de su pueblo; y Norma Cruz, fundadora de Sobrevivientes, una asociación altruista que lucha contra la violencia de género en Guatemala, el país donde más mujeres mueren a causa de este tipo de violencia. Las "25" tambén premiaron a Francisco Ayala pero el escritor no pudo asistir al acto por estar ligeramente indispuesto, cosa que a sus ciento dos o ciento tres años debe tomarse muy en serio.

En la fila de abajo, al pie del estrado, algunas de las personas asistentes a la cena que hicieron entrega de los premios. Se distingue a Ian Gibson y Carmen Romero pero también lo hicieron Margarita Robles, Leire Pajín, Mayte Carrasco, María Escario y Amalia Sánchez Sampedro.

Por último, en el primerísimo plano de la instantánea se aprecia la presencia de María Antonia Iglesias y un trozo de Santiago Carrillo, otro que va para centenario y sin dejar de fumar. Este hombre ha vivido buena parte de su vida contra corriente y, ahora que todo el mundo ha dejado el vicio y fumar no está bien visto, él no ha parado de hacerlo.

El premio es artístico y simbólico a la vez pues consiste en un lindo abanico diseñado y pintado a mano por Ouka-Leele. Por cierto que, signo de los tiempos, la mayoría de las premiadas no sabe cómo manejarlo. Amelia Valcárcel debía de creer que era una especie de tirachinas.

Presentó el acto Karmele Marchante con un alegato encendidamente feminista y una rotunda defensa del aborto como derecho de la mujer. A menos de cuatro metros el señor Anson escuchaba atentamente y no dio muestras de malestar.

Quienes conocen el natural huraño y hosco de Palinuro saben que no le resulta fácil acudir a este tipo de actos con cena en el Palace y un ambiente liviano y festivo que los dioses confundan. Pero al tratarse de tan noble causa, ser tan claros los merecimientos de las premiadas y tan loables los esfuerzos de Mabel porque todo discurriera agradablemente y según lo previsto, hizo una excepción en su propósito de mantenerse al margen de la vida social, aunque luego estuvo refunfuñando en el camino de vuelta a casa. Sobre todo cuando descubrió que la grúa se le había llevado el coche por tenerlo mal estacionado... ¡a la base de Barajas! a dónde tendrá que ir a rescatarlo hoy porque la tal base no abre por las noches. Rediez.

dimarts, 7 d’octubre del 2008

Pánico al pánico o ¿por qué no se callan?

Encuentro lamentable que estemos gobernados por estos cabezas de chorlitos que no paran de largar, atenazados por el pánico que le tienen a que se desate un pánico bancario. Y, como no paran de largar, acabarán consiguiendo que lo haya. ¿Todavía no han entendido estos frívolos lenguaraces que en las cosas de la confianza bancaria, del crédito, de las finanzas, cuanto menos se hable mejor? ¿Por qué no siguen el ejemplo de don Emilio Botín que no ha dicho esta boca es mía y tampoco asistió ayer a esa tertulia de banqueros que convocó el presidente del Gobierno literalmente para nada, pero envió a un segundo a poner el oído? No es casualidad, por cierto, que Le Monde trajera ayer en primera al señor Botín como ejemplo de banquero que ignora la crisis. Pues no hay manera: inconscientes o estúpidos, sin entender el alcance de sus palabras, siguen lanzando declaraciones en asuntos de los que no tienen ni idea que sólo consiguen poner más nervioso a todo el mundo. ¿Qué pintaba la señora vicepresidenta del Gobierno diciendo el domingo y repitiendo el lunes que los ahorros de los españoles están garantizados cuando ese mismo día el señor presidente del mismo Gobierno decía por la tarde que se iba a aumentar la cobertura de los depósitos bancarios de los particulares? Al mismo tiempo se guardaba muy mucho de fijar la cuantía. ¿No se dan cuenta estos dos mandatarios del desastre que están organizando? Si hoy no empiezan a formarse colas en los bancos ya tienen suerte y si se forman la culpa será estrictamente suya por no saber callarse ni tener los nervios templados.

En su descargo hay que decir que sus colegas europeos no están portándose mucho mejor. La reunión convocada el domingo por el señor Sarkozy se ve ya hoy martes en sus dimensiones reales: la reunión del canguelo y la impotencia. No habían terminado de darse los abrazos de despedida y ya estaban traicionándose mutuamente. La señora Merkel que veinticuatro horas antes había ladrado a la prusiana manera contra los irlandeses por dar cobertura ilimitada a los depósitos bancarios por su cuenta, hacía lo mismo en Alemania sin avisar a nadie por el miedo de que todo el sistema bancario se le viniera abajo. Esto, con el agravante de que los daneses seguían el ejemplo de los alemanes y garantizaban el ciento por ciento de los depósitos, puso a los británicos de los nervios y el Primer Ministro, Brown, llamó por teléfono a M. Sarkozy y hasta al ninguneado señor Rodríguez Zapatero para tratar de conseguir eso que llaman "acción concertada" y nadie sabe qué significa. Porque su problema es que los capitales británicos están fugándose a la vecina Irlanda y su ministro de Hacienda, Alistair Darling, que ya ha aumentado la cobertura hasta 64.000 libras esterlinas (que, digo yo, andarán rondando los 100.000 euros) no ha conseguido frenar la sangría.

Está claro que luego de meses de incubación desde agosto del año pasado, la crisis marcha ahora a una velocidad mucho mayor que la capacidad de los políticos para entenderla y más aun para reaccionar ante ella. Lo cual es tanto más imperdonable cuanto que han tenido catorce meses de preaviso. O sea que, además de lenguaraces, imprevisores e inútiles. Unas joyas, en definitiva. Todos ellos. Porque a estas alturas está ya claro que lo que rechazaban ayer (aumentar la cobertura de los depósitos a una cantidad superior a esos 20.000 euros) se ha quedado corto hoy y ahora lo que se impone es la cobertura ilimitada. Para cuando los políticos hayan comprendido esto podemos encontrarnos en la situación en que se encuentra hoy Islandia, que prepara una ley de excepción para nacionalizar la banca antes de que se hunda por completo. Espero que los lectores disculpen la pequeña vanidad de Palinuro que ya sugirió el paso en un post del dos de octubre titulado ¿Y si nacionalizamos la banca?

Definitivamente no nos merecemos estos políticos livianos, inconsistentes e irresponsables (y, ojo, que los de la oposición aun me parecen peores) que no saben por dónde tirar, incapaces de entender lo que está pasando. Es muy probable que los mercados sigan cayendo hoy y hasta que se den otro batacazo. Me baso en que anoche Tokio abría a la baja con el Nikkei perdiendo los 10.000 puntos por primera vez desde 2003 (Hong Kong no abrirá hoy porque es no sé qué festividad) contagiada por la castaña del Dow Jones el lunes. Así que lo más verosímil (aunque esto nunca se sabe) es que las bolsas europeas sigan bajando. ¿La razón, suponiendo que le interese a alguien? Que el plan de salvamento de los señores Bush/Paulson parece no estar funcionando y que los europeos son incapaces de ponerse de acuerdo. ¿Qué cabe hacer? Pues si no nos decidimos a nacionalizar la banca como los islandeses que, al fin y al cabo, son muy pocos, 300.000, más o menos como los habitantes de Alcalá de Henares, podemos probar a garantizar cobertura del ciento por ciento de los depósitos... y a continuación poner una vela a San Mateo, patrono de banqueros y contables. ¿Por qué? Porque eso tampoco es garantía de mucho ya que, sobre ser inverosímil que pueda realizarse llegado el caso, queda por averiguar qué sucede con los depósitos de la empresas, los propios fondos y otros clientes que no son personas físicas.

En todo caso, dada la magnitud del desastre, quizá lo más sensato, tras asegurar la cobertura ilimitada, sea no hacer nada y esperar (y quizá haya mucho que esperar) a que los circuitos financieros se purguen de todo el papel "tóxico" y el crédito se restaure poco a poco. En todo caso lo que sí es imperativo es que los parlanchines y bocones se callen y dejen de provocar más pánico dando garantías etéreas y sin respaldo real.

(Las imágenes siguen siendo detalles del panel central del tríptico de Hyeronimus Bosch Las tentaciones de San Antonio que se encuentra en el Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa).

Adiós, adeus, agur, adeu, Gaspi.

El señor Gaspar Llamazares deja la coordinación general de Izquierda Unida (IU), coherente con su promesa de hacerlo tras los pésimos resultados en las elecciones generales del pasado mes de marzo. Lo anuncia ahora y hará efectiva la dimisión el próximo día veinticinco de octubre en un cónclave de la organización en su Asturias natal. Conserva sin embargo el escaño en el Congreso durante el resto de la legislatura.

Tengo la mejor opinión de quien, además de sus dotes personales de simpatía y apertura, supo rescatar a IU del pantano en que la dejó su antecesor, el señor Anguita, con aquella infame pinza junto al PP para desbancar al PSOE con lo cual, lo único que consiguió fue que la derecha gobernara dos legislaturas y, entre otros atropellos, metiera al país en una guerra criminal que ha costado miles de vidas humanas para nada. Ya sé que el señor Anguita quien por entonces hablaba de oídas de un imaginario sorpasso del PSOE por IU niega que hubiera tal pinza. Por supuesto ¿qué va a decir? ¿Va a reconocer, como lo hizo el señor Anson por su parte, que estaba en la pomada de la conspiración con lo más reaccionario de la derecha española? No podía y sigue sin poder. Pero pinza la hubo, y alianza que recordaba los tiempos más siniestros del comunismo acusando a la socialdemocracia de "socialfascismo". Sólo por eso, sólo por el hecho de sacar a IU de ese muladar merece reconocimiento el señor Llamazares.

Pero, al intentar alinear a la organización en una posición netamente de izquierdas no colaboracionista con la derecha, el señor Llamazares se encontró con que no podía diferenciarla por derecho propio del PSOE; que la falta de perfil autónomo de IU la hacía aparecer a remolque del socialismo tanto en la oposición como en el gobierno y esa indefinición juntamente con el voto estratégico de buena parte de la izquierda llevó a los desastrosos resultados de marzo de 2004. A continuación empezaron a removerse las aguas en el interior de la Federación donde se produjo una confrontación interna que lleva ya meses cociendo a la espera de la Asamblea Federal del próximo noviembre en que se dilucidarán las relaciones entre las tres corrientes en que hasta ahora aparece dividida IU: llamazaristas, gente del Partido Comunista de España (PCE) y seguidores de la "tercera vía".

Da la impresión de que los debates, que más parecen enfrentamientos de conciliábulos, versan sobre aspectos orgánicos de la Federación, como el peso del PCE, la representación de otras corrientes, etc o asuntos tácticos, como la forma de diferenciarse del PSOE, la posible política de alianzas, las relaciones con los nacionalismos, etc. Con ello reproducen lo que a mi entender ha sido de siempre el primer defecto de los partidos comunistas: la permanente discusión fraccional interna por asuntos que nada interesan al común de los mortales, los enfrentamientos, las exclusiones, las escisiones siempre al grito de "unidad" (¿cuantas escisiones ha tenido en sus veintidós años de historia esta izquierda que se apellida "unida"?) lo que será muy gratificante para sus miembros pero deja una impresión deplorable entre la gente y sus posibles electores.

Desde sus comienzos en 1986 IU es hasta cierto punto (no del todo) lo que la teoría leninista clásica llamaba una "organización de masas". Digo "hasta cierto punto" porque, para Lenin, las organizaciones de masas estaban dirigidas por el Partido Comunista que, sin embargo, no formaba parte de ellas mientras que en el caso de IU el PCE sí es elemento componente de la organización. Por supuesto ello se debe a la necesidad que siente el PCE (como todos los demás partidos comunistas del mundo) de diluir el impacto del término "comunista" que ya no vende nada en los mercados electorales en una organización más amplia.

Pero esa circunstancia precisamente apunta al problema que aqueja al PCE y a su organización/tapadera al día de hoy: que absorto como siempre en sus debates internos, ajenos a los problemas sociales, económicos y políticos reales de la sociedad, ha dejado por hacer dos tareas que de haberlas cumplido quizá le hubieran permitido ocupar un más vistoso lugar del que tiene y eso al margen de que el sistema electoral sea uno u otro, a saber: a) la necesidad de dar una explicación razonable a la ciudadanía de cómo ve el PCE el hundimiento del comunismo en los países del llamado "socialismo real". Carece de sentido que quienes se pasaron setenta años diciendo que la Unión Soviética era el faro del proletariado mundial, enmudezcan cuando ese faro se apaga y desaparece por el escotillón de la historia como si jamás hubiera existido; b) la necesidad de explicar qué alternativa propone a la sociedad capitalista actual y en qué se distingue de la socialdemocracia porque si acusa a ésta de no ser más que la administradora del sistema capitalista será porque él (el PCE o IU, tanto da) tiene una fórmula distinta pero, hasta la fecha, no ha sido capaz de explicarla.

Es evidente que la Asamblea Federal del próximo noviembre presenta una ocasión única para abordar estos dos asuntos pendientes y que sin exageración, me parece que interesan más a la ciudadanía que unas peleas, normalmente fraccionales y personalistas, de las que quienes no están en el ajo (el 99% de la sociedad española) no sabe ni quiere saber nada. La Asamblea no puede estar para lavar los trapos sucios y tirarse los trastos a la cabeza, sino para ofrecer a la sociedad lo que la sociedad demanda a cambio del voto que se le pide: exactamente qué ofrece IU que no ofrezca el PSOE.

Entre tanto, adiós señor Llamazares: ha hecho Vd. lo que ha podido y cuenta Vd. con el reconocimiento y el aprecio de mucha gente, incluido este bloguero.


(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).