divendres, 20 d’abril del 2007

"Oiga, mire Vd...".

Qué barbaridad, qué hombre tan tonto. ¿Cómo va a llegar a presidente un balbuceante demagogo educado en la escuela de Fraga de "oiga, mire Vd..., España es lo único importante." En fin, se dirá que no soy objetivo y es cierto. Pero es que fueron dos horas de tortura ante el TV escuchando sinsorgadas, vaguedades, incongruencias, falsedades, que hubiera aprovechado mucho mejor leyendo la media docena de libros que tengo pendientes. Para que no se me acuse de (excesivamente) subjetivo, relataré las incongruencias y falsedades del pretendiente y trataré de hacerlo conteniendo la risa. Seguro que hay más, pero éstas me parecieron las más notorias:

I.- No vio banderas "preconstitucionales" (o sea, fascistas) en las manifas del PP. ¿Desde cuándo se niegan los datos objetivos con sensaciones subjetivas? Yo tampoco he visto el Taj Mahal, pero existe, tanto como las banderas fascistas en las manifas del PP.

II.- Acebes no mintió. Chúpate esa, Pedrín. Y corto que anduvo el mancebo. Seguramente Acebes lo reñirá por no decir a continuación: los que mienten son Vds., miserables.

III.- Va a dedicar más recursos a la educación, a las viudas, a la vivienda, al Campo de Gibraltar, a la sanidad, a la seguridad ciudadana...a todxs lxs que le pidieron algo y, al mismo tiempo, va a bajar los impuestos. Y, al ser como es, puso de ejemplo que las comunidades del PP han suprimido los impuestos de sucesiones y donaciones que, bien sabido es, gravan en especial a los trabajadores. Recuerda a Humpty Dumpty en Alicia: "cuando escojo una palabra significa lo que yo quiero que signifique."

IV.- Teníamos tropas en el Irak y ahora las tenemos en Afghanistán, el Líbano, el Congo... con una diferencia que no mencionó: en todos estos sitios, nuestras tropas llevan mandato de las Naciones Unidas; al Irak las mandó el trío de las Azores.

V.- Las broncas que montan sus jayanes en el Congreso, según el señor Rajoy, no tienen importancia. Y lo argumenta en profundidad: lo normal no es noticia; es noticia lo excepcional. Increible pero cierto porque lo repitió como una muestra de ingenio. Propongo que, de hoy en adelante, los telediarios arranquen la información con la noticia de que el Parlamento está en normalidad y sus señorías no han berreado. Portentoso, portentoso.

VI.- LLevo toda la legislatura diciendo que quiero hablar de lo que importa a los ciudadanos y no de los estatutos de autonomía o del proceso de paz, Y por eso todas sus preguntas en las sesiones del Congreso versan sobre ETA y sobre De Juana Chaos a quien sacó ayer a pasear por el plató viniera o no a cuento cuatro veces.

VII.- El PSOE ha roto los consensos de la transición. Suena al parte policial acerca de cómo una manifestante agredió con la cabeza a la porra de un tranquilo policía. Eso sin medir el morro que hay que tener para acusar a ZP de romper el pacto por las libertades...que se aprobó a propuesta de ZP y con la oposición del señor Rajoy, que lo equiparaba a un conejo salido de la correspondiente chistera.

Francamente, voy a borrarme de esto de cronista político como no aumente sensiblemente el IQ de los políticos de la derecha. Aunque lo veo difícil porque ya dice el cínico adagio que "en política están los tontos de la derecha y los listos de la izquierda". La primera parte del enunciado la dejó el señor Rajoy meridianamente clara.



Las edades de la Vida (VI).

Esto de las edades de la vida es asunto que cruza culturas, religiones, civilizaciones. Forma parte de la condición humana. La imagen contigua es muy curiosa, es nuestro tema de las edades de la vida representado para judíos alemanes. La composición es la misma que ent odas estas reproducciones populares: dos orillas unidas por un puente de un ojo. Pero ésta hay que verla de derecha a izquierda, que es como los judíos leen, al igual que los árabes. Es curioso, digo, porque la dirección en la que leemos es en la que tendemos a ver el mundo: nosotros, de izquierda a derecha; los semitas, de derecha a izquierda. Y también son curiosas las figuras. El rabino aparece en dos edades, una figura sacerdotal que no suele estar en las representaciones cristianas, mucho más laicas. Y bajo el arco del puente donde los cristianos ponen imagenes de espanto, el paso del tiempo, la muerte, la tumba, los judíos ponen un sol que tanto puede estar en el ocaso como en el orto; sabia ambigüedad muy poco mosaica.

Otra imagen muy frecuente de la vida, además de las del camino evangélico, los ríos manriqueños, los sueños calderonianos, es la del juego. La vida es un juego de azar con partes de cálculo. Azar es el nacimiento, azar la muerte. En el centro, está la libertad, la decisión racional, cosas muy importantes porque según el uso que hagamos de ellas podemos retrasar la llegada del segundo y último azar

También es muy curiosa la imagen de la derecha, que representa el llamado en Inglaterra "juego de la vida humana" y funciona como la Oca. Los jugadores echan dados para saber qué casillas ocupan y éstas determinan sus comportamientos posteriores: el delincuente, la persona honorable seguirán avanzando a glpes de azar de dados y calculando sus tácticas entre golpe de azar y golpe de azar. La verdad es que tampoco he visto de estos juegos en España. Y soy de cuando el Monopoly se llamaba Palé.

dijous, 19 d’abril del 2007

NS/NC

En contra de lo que pensaba ayer, los señores de la derecha han decidido llamarse andana respecto a las exigencias de responsabilidad política del anterior Gobierno en el juicio del 11M. Tenía entendido que las víctimas eran lo más importante y que cualquier cosa debía supeditarse a sus justas reclamaciones. Pero, a lo que se ve, las víctimas que declararon el martes en el juicio no son víctimas o sus reclamaciones no son justas. En el PP, los mandos han decidido que la exigencia de responsabilidades políticas no merece contestación, ni siquiera para decir que no ha lugar. El PP no sabe/no contesta (NS/NC).

En la vista las cosas van quedando diáfanas. Parece que la dinamita Titadyne se ha evaporado aunque, a estas alturas, eso ya no importa mucho pues resulta claro que el Gobierno mintió todo lo que pudo en los fatídicos días 11, 12 y 13 de marzo de 2004. Eso ya lo sabíamos. Lo sabíamos en aquellos días. La frenética actividad del Gobierno, las llamadas del señor Aznar a los directores de periódicos, las instrucciones de la ministra de Asuntos Exteriores a las embajadas, la manifa convocada por el ejecutivo con la consigna de "con la Constitución" (que sólo tiene sentido si se esgrime frente a etarras, pero resulta absurda frente a islamistas) no era una campaña de información, sino de intoxicación deliberada, un intento descabellado de sustituir una realidad por un decorado, de construir un "poblado Potemkin", como se dice, con gran injusticia hacia el ministro y amante de la Zarina Catalina la Grande que no hizo lo que se le acusa de haber hecho, esto es, enteras aldeas de cartón piedra para engañar a Catalina en su viaje triunfal a Crimea en 1787. ¡Qué injusta es la vida! Los "poblados Potemkin" debieran llamarse "mentiras Aznar". Ahí es nada sacar a la calle a la gente escudándose en la Constitución para engañar a la opinión española, tras haber declarado una guerra a causa de unas armas de destrucción masiva que no existían para engañar a la opinión mundial.

Curiosamente, cuanto más claras están las cosas en la vista oral, más las embarullan los de la conspiración. Para una parte del país, entre la que me cuento, el juicio está siendo ejemplar y poniendo en evidencia que la investigación y la instrucción también lo fueron, sin ignorar que en todas partes pueden siempre cometerse errores menores. Hasta la fecha la autoría islamista está probada y de la conexión etarra no hay ni la sombra de una prueba, salvo los recuerdos del señor Ramírez y las fantasías parapsicológicas a lo Madame Blavatsy del señor Del Pino. Para estos, por el contrario, como para sus periódicos y emisoras de radio, la que ya ha hecho aguas es la llamada "versión oficial" que, por cierto, es una expresión sorprendente: ¿versión? ¿oficial? ¿Quién la ha formulado? ¿Quién la sostiene? ¿Quién la ha hecho "oficial"? No existe una "versión oficial" como no existe una "versión conspirativa". La primera es lo que día a día va quedando claro ante un tribunal con luz y taquígrafos. La segunda, un engaño propalado con los más bastardos motivos.

Las edades de la vida (V)

La visión moralizadora de las etapas de la vida humana es una función edificante. Se trata de poner como ejemplo a ojos de las nuevas generaciones ese decurso. Hay que recorrer el camino y recorrerlo de cierta forma, con decoro, provecho, con respeto para las normas morales de la colectividad. La visión metafísica de los siglos teológicos, que representaba las edades de la vida como un ciclo orientado hacia la muerte (el hombre que es ser-para-la-muerte, al decir de Heidegger) se torna en otra positiva con la modernidad, con la llegada de la Ilustración y de la burguesía, se torna en una visión gradualista. Etapa por etapa, los seres humanos realizan su destino en la vida ajustándose a los modelos de cada una de ella: cómo hay que ser cuando se es niño, cuando adolescente, joven, hombre maduro, etc.

La estampa superior es una representación de las edades de la vida para edificación de muchachxs en el siglo XIX, en este caso, alemán. Es un imagen popular, una cromografía con las figuras de trazo convencional, simbolizando no las edades del ser humano como tal, sino las del hombre burgués que ha llevado una vida plena y se ofrece como ejemplo de lo que debe ser. La muerte tiene un tratamiento especial y la figura que ocupa el primer plano es el Tiempo, con su clepsidra y su guadaña. Sobre la bóveda del arco bajo el que está el Padre Tiempo, se escalonan las edades del hombre por decenios. El carácter ejemplificador de la representación es evidente: con diez años, el niño debe jugar; con veinte, el joven parte a conocer mundo; con treinta debe fundar una familia; con cuarenta, ser socialmente útil y triunfar profesionalmente (homo faber, recuérdese); con cincuenta ha de haber alcanzado el punto culminante de su carrera, la máxima posición de preeminencia social; con sesenta, la presencia del esqueleto no tiene la función admonitoria de los novísimos de los siglos anteriores sino una especie de encomienda tuitiva: el hombre debe escribir sus memorias y prepararse para morir, los setenta y ochenta son de mayor decadencia y los noventa el momento en que el anciano es motivo de diversión para la infancia, los cien los cumple el hombre de la imagen con el ataúd preparado. Ya sólo la expectativa de llegar a estos años reduce el alcance de la estampa a la burguesía y clases superiores, dado que la esperanza media de vida era en el siglo XIX muy inferior a lo que es hoy.

Puede compararse aquella estampa con otra contemporánea de la Inglaterra victoriana y hecha solamente con mujeres. Las mujeres son seres humanos, tienen edades en la vida y esas edades se prestan también a un discurso moral. Pero hay dos diferencias sustanciales en relación con la primera imagen:

1ª: en aquella, las mujeres aparecían al comienzo de la escala del hombre, como madres y esposas; después desaparecían y el decurso de la vida humana quedaba reducido a la vida masculina, la única que es productiva. En la imagen victoriana, los hombres están conspicuamente ausentes. Incluso cuando, en la cuarentena, la mujer figura como madre, parece como si lo hubiera sido por partenogénesis, sin la contribución del varón. Mi interpretación es que los hombres no pueden aparecer como auxiliares en una historia. Son protagonistas o nada.

2ª: la única función de las mujeres es ser novias y madres. Fuera de eso, no tienen profesión ni escriben memorias. Pero de los sesenta en adelante parecen realizar pequeñas actividades simbolizadas en algunos objetos como llaves, un libro de cuentas (o breviario), un crucifijo y hasta una labor de punto.

Todo ello muy aleccionador.


dimecres, 18 d’abril del 2007

La responsabilidad de lxs irresponsables.

(En este post no habrá ilustraciones por respeto a las víctimas de la barbarie del 11m).

Desde el 11 de marzo de 2004 las fuerzas de seguridad del Estado, la administración de justicia, un sinfín de funcionarixs de otros servicios públicos y empleados de empresas privadas, una parte de los medios de comunicación, algunos partidos políticos y asociaciones de la sociedad civil y una cantidad ingente de ciudadanxs (espero que la inmensa mayoría) hemos hecho lo que hemos podido por sentar a los culpables en el banquillo y porque se haga justicia. Todxs sabíamos que, cuando arrancara la vista oral, sería como un vendaval que barrería con los hechos probados la enmarañada sarta de embustes, insidias, falsedades e intoxicaciones que se ha venido fabricando en estos tres años, conocida bajo el nombre de teoría de la conspiración, consentida, si no alentada, por el PP, alimentada por sus medios de comunicación afines, y coreada por sus auditorios. Pero creo que nadie previó la impresión que causarían las declaraciones de la víctimas.

El hecho es que ayer depusieron las seis primeras y se hizo un silencio estremecedor en la sala y fuera de la sala. Varias de ellas exigieron la responsabilidad política del gobierno anterior. Y es el caso que a este momento, más de seis horas después de las declaraciones, el PP no se ha manifestado al respecto siendo así que, en otros asuntos, responde a velocidad de relámpago. Es de esperar que a lo largo del día de hoy haya una declaración institucional en la que este partido tendrá que pronunciarse sobre la petición de responsabilidades políticas. Probablemente habrán pasado toda la noche pergeñándola y será digno de oírse lo que tengan que decir.

Y silencio también en sus medios. Hasta Libertad Digital titulaba el asunto del siguiente modo (y en cuerpo menor, dando cuerpo mayor a algo absolutamente irrelevante): La Asociación de Manjón pide responsabilidades al Gobierno del PP a través del testimonio de sus víctimas, que tiene mala uva, pero mucha menos de lo que es habitual en el medio.

Esa petición de responsabilidad política, formulada por gente cuya vida (o la de sus allegadxs) ha sido detrozada tiene una fuerza moral inmensa. La cuestión, pues, no es ella misma, sino cómo se lo van a tomar lxs directamente aludidxs. Por Libertad Digital ya tenemos un indicio: desacreditándola, tratando de mostrar que está motivada por intereses políticos. Y, lo dicho, ya veremos cómo reacciona el PP.

¿Y qué esperanza hay de que quienes han probado ser unxs irresponsables asuman responsabilidad alguna? Escasa a mi entender, pero es bueno que quede de manifiesto. Porque ahora han dado en la flor de decir que ellxs (esto es, el PP y todxs y cada unx de sus dirigentes) jamás compartieron la "teoría de la conspiración". La verdad, da un poco de vergüenza ver con qué desparpajo mienten la señora Aguirre y lxs demás. Todo el mundo ha visto que llevan tres años esgrimiéndola y no se inmutan al negar la evidencia.

Desde luego, pueden afirmar contra toda evidencia no haber estado en la teoría de la conspiración. Lo que no pueden negar es que gobernaban el 11m y en los años anteriores y que las pruebas de que aquel gobierno fue un desgobierno son ya abrumadoras.

En qué están los medios de la derecha se sabe de sobra: en seguir con la susodicha teoría en cualquiera de sus fantásticas versiones. Me precio de haber avisado, a la vista de la última entrevista de ETA, que el párrafo sobre los "ataques armados" del 11m llevaba mala baba e invitaba a intervenir a los de la conspiración, dando a entender que, despúes de todo, pudiera haber alguna implicación etarra. Y este finde el señor Ramírez ha cogido la invitación al vuelo y nos ha enjaretado la enésima versión de la fábula, con una prueba incontrovertible que se ha sacado de la memoria. La conexión mental ETA-Ramírez ha funcionado a la perfección.

Pero la exigencia de responsabilidad política retroactiva es una carga de profundidad. Porque hasta lxs irresponsables son responsables. Con razón trataron por todos los medios de que no se celebrase la vista oral. Van a salir escaldadxs.


Ah, la France!

Vaya, parece que mi candidata Ségolène Royal vuelve a subir en los sondeos. Al menos, el que traía ayer Le Monde de la empresa CSA-Cisco para Le Parisien daba 27% para Sarko, 25% para Ségo, con Mr. Bayrou en un cómodo tercer puesto con 19% y Le Pen en el cuarto y 15,5%. Parece que ya ni las intoxicaciones, ni el juego sucio de las noticias falsas paran la candidatura de la señora Royal. Porque ya le han hecho jugarretas y le han puesto zancadillas dentro y fuera de su partido. Y el personal dirá lo quiera, pero es por ser mujer. La última triquiñuela: que los servicios del ministerio del Interior tenían una encuesta secreta que daba a Sarko y Bayrou empatados en cabeza y Ségo no pasaba a segunda vuelta. Falso, pero pensado para hacer daño, para desmovilizar el voto de izquierda.

Ahorro al personal las acostumbradas especulaciones sobre el voto útil, el estratégico y el pluscuamperfecto. A primera vista tienen toda la pinta de pasar Sarko y Ségo. Y, como decía servidor en un post anterior, et puis, on verra. No me atreveré a pronosticar cómo votarán en segunda vuelta los comunistas de Buffet, lxs trostkistas de Besancenot, lxs altermundialistas de Bové, los también trotskistas de Laguiller y Schivardi y lxs verdes de Voynet y tampoco sé qué harán lxs votantes de la derecha, los de Bayrou, Le Pen, Nihous y Villiers. Sé lo que haría yo y más abajo se verá. En realidad, a los indecisos de la primera vuelta habrá que añadir los desconcertados de la segunda.

Mi amigo Tom Cahill me ha hecho llegar dos direcciones francesas curiosísimas, a saber: mon vote à moi y Politest. Se trata de dos sondeos cada uno de ellos con una batería de respuestas cerradas. Si se cumplimenta, al final te dicen en uno (mon vote à moi) cuáles son los partidos a los que vota alguien como tú y el otro (politest), a qué candidatx apoya alguien como tú. Ambos sondeos vienen en francés, aviso. He respondido a los dos y mis resultados han sido:

a) partido al que vota alguien como yo: en primer lugar el Partido de la Izquierda Radical (que apoya a Ségo) y en segundo lugar, el Partido Socialista (que hace lo mismo); en tercer lugar aparecen los Verdes.

b) Candidato al que apoya alguien como yo (de mayor a menor apoyo): Bové, Besancenot, Laguiller, Ségo, Voynet, Buffet, Bayrou, Sarkozy. Está claro que soy un tiparraco de izquierda. Pero también lo está que, coincidiendo con Bové, votaría por Ségo, porque de lo que se trata es de que gobierne la izquierda democrática que, como se ha visto en toda Europa desde el fin de la guerra y sobre todo en los países escandinavos, es la que aporta progreso a las sociedades.

Las edades de la vida (IV).

La imagen que suele emplearse para describir el decurso de la vida es la de un camino. Cristo dice en los Evangelios que es "la verdad, el camino, la vida", tres conceptos para una sola realidad puesto que el camino que ha de hacerse es la única verdad en la vida, una verdad doble: pues es camino y ha de hacerse. Un camino del que sólo sabemos que tuvo un origen y tendrá un fin, sin que nos sea dado determinar ninguno de los dos. Nuestro es lo que hay entre ellos y ahí sí somos dueños de nuestro caminar. Podemos hacerlo de muchos modos y si siempre se ha dicho que hay tantas opiniones como seres humanos, lo mismo puede predicarse de los caminos. Cada cual lleva el suyo y, según nos dice el poeta, lo va haciendo según transita por él.

Cada cual hace su vida segundo a segundo y lo que llamamos las edades de la vida son momentos de recapitulación, pero no de detención porque estamos siempre inmersos en el presente, que se nos aparece como lo único que tenemos, ya que el pasado y el futuro están fuera de nuestro alcance ahora, según Schopenhauer en la Eudemonologia. Las edades de la vida son brotes de reflexión sobre la marcha acerca de la vida misma. Las esperamos provistos de expectativas, de pretensiones, de experiencias ajenas y vamos dejándolas atrás en un almacén de memorias del pasado también en continua revisión.

El romántico Caspar David Friedrich es, para mi gusto, uno de los pintores más sorprendentes. Suele bañar sus obras en las luces del crepúsculo y darles una dimensión mística que a veces se ha considerado hermética. El cuadro de Las edades de la vida (Die Lebenstufen) es un oleo de pequeñas dimensiones que se exhibe en el museo de Bellas Artes de Dresden, ciudad en la que residió el pintor casi toda su vida. No es tan famoso como sus obras cumbre (Los acantilados blancos de Rüggen, por ejemplo) las cruces en los montes o los paisajes enmarcados en ventanas, pero tiene todos los elementos de su personalísimo estilo en el tratamiento de un tema no infrecuente. Lo pintó en los últimos años de su vida y le dio una interpretación única, original. Los estadios de la vida en la tierra se prolongan y convierten en el trayecto de un barco que se aleja de la costa, camino del ocaso a la luz del mar Báltico.

Las edades en la tierra profundizan en el espacio del cuadro, con la figura del anciano en primer plano de espaldas, algo muy frecuente en la pintura de Friedrich, y la del hombre maduro mediando entre el viejo y los niños que juegan. El misterio que este cuadro evoca radica en la relación mística del ser humano con el paisaje. Los personajes parecen ajenos por entero a la trayectoria del barco y hemos de suponer que el único que lo ve es el anciano y es también el único que le da la interpretación del sentido que el artista ha querido evidenciar: la vida es un barco que rompe amarras y se pierde en el horizonte.

dimarts, 17 d’abril del 2007

El odio.

En la doctrina que el señor Ramírez imparte desde El Mundo todos los domingos, el pasado recurrió a un ardid del que se vale en los que juzga momentos decisivos para sus intereses, esto es, empeñar su palabra (pues otras pruebas no tiene) para que se crea la estupenda noticia/primicia que está dando y que, de ser cierta, habrá de ocasionar un terremoto. En esta ocasión se trata de que, el 11 de marzo de 2004, en conversación telefónica, el señor Rodríguez Zapatero le dijo que, según Felipe González, las explosiones de Atocha eran “un encargo de ETA” y que es ahora, viendo la entrevista de la organización terrorista en Gara hace unas fechas en la que aquella dice que los “ataques armados” del 11M sirvieron para desalojar el gobierno de Aznar, cuando se da cuenta de su trascendencia informativa. ¿Pruebas? Ninguna: sola la palabra del señor Ramírez.

Al mismo truco recurrió cuando, en tiempos de los GAL, en un último intento de enredar judicialmente a Felipe González, dijo acordarse de que, hacía ya unos años, el señor González le había dicho en conversación personal con respecto a ETA que “si ellos dejan de matarnos a nosotros, nosotros dejaremos de matarlos a ellos”. ¿Pruebas? De nuevo ninguna: sola la palabra del señor Ramírez.

¿Y cuánto vale la palabra del señor Ramírez que ya tiene, que yo sepa, una condena en firme en el Supremo por calumnias? Nada. Pero, como puede verse, su odio a Felipe González es inextinguible.

POST SCRÍPTUM.


Algún día, cuando pasen los años y las pasiones se hayan sosegado, cuando quienes hoy hablamos estemos callados para siempre, cuando las generaciones futuras se inclinen sobre estos tiempos de lo que, contra toda lógica, pero con mucho sentido, sigue llamándose la “joven democracia española”, un hecho llamará la atención de muchos: el odio exacerbado que suscitan los gobernantes de la izquierda democrática, tanto en la derecha como en la izquierda autoritaria. Pensaba yo erróneamente que era una pasión, una inquina que despertaba en exclusiva don Felipe González, en cuyo deshonor pueden haberse dicho las monstruosidades mayores que quepa imaginar. Pero veo que el señor Rodríguez Zapatero lleva idéntica marcha. Pruébese a mencionar el nombre de uno de ellos o de ambos a un auditorio de gentes de derechas o de comunistas de las mil fracciones y se vivirá una experiencia única. Personas habitualmente cuerdas parecen perder el juicio y comienzan a barbotar improperios y barbaridades como si los hubieran injuriado gravemente.

Así resulta que Felipe González no ha sido el mejor gobernante de la democracia hasta la fecha, el hombre que universalizó la seguridad social, garantizó el sistema de pensiones, implantó el divorcio y el aborto, modernizó la economía e integró a España en el concierto de las naciones en posición ventajosa, no. Felipe González es el mister X de los GAL. Lo demás, no cuenta.

De igual modo, José Luis Rodríguez Zapatero no es el hombre que sacó las tropas del Irak, que ha puesto en marcha la legislación social más progresista de europa, que ha presidido las más importantes reformas de los estatutos de autonomía y el ciclo de desarrollo y crecimiento sostenidos más prolongados de Europa, no; Rodríguez Zapatero es el traidor a España o a las legítimas aspiraciones de paz de la izquierda abertzale y de la “verdadera” izquierda española, pues en esto último, todavía no han conseguido los injuriadores ponerse de acuerdo, aunque lo harán, no haya temor.

Que estos juicios sean falsos por unilaterales, arbitrarios y simplistas, que sean lógicamente inconsistentes y moralmente repudiables, que no consigan articular un discurso medianamente sensato, capaz de admitir que los maniqueísmos son infantiles y que toda afirmación tajante debe ponderarse, carece de importancia. Lo que anima a quienes los postulan no es el afán de llegar a un conocimiento crítico de una realidad generalmente compleja, que obligaría a ver que, si bien el balance del primer Gobierno socialista es positivo, su gestión también tuvo sombras y no sólo por los GAL, también la corrupción, la reconversión industrial, cierta cicatería autonómica y un excesivo moderantismo en lo social. Eso no es de interés para estxs simplificadorxs y demagogxs. Lo que anima a quienes fabrican discursos de piñón fijo, para pasto de sus acólitxs (que en esto no se distinguen de la Iglesia), sin fisuras, sin matices, bronco y cuartelario, llámense Ramírez o Anguita (por lo demás, muy amigos), sean de la derecha extrema o de esa izquierda que se cree tanto más importante cuanto mayor es su insignificancia social, es siempre lo mismo: el odio.

Y el odio, amigxs, tiene efectos sociales, pero su origen es siempre personal e intransferible con dos padres muy conocidos: el resentimiento y la envidia.

Las edades de la vida (III).

Cuando el ejemplo que se pone de las edades de la vida afecta exclusivamente al hombre, en olvido de la mujer, parece como si nuestra demanda cambiara también de finalidad. No abandonamos la pretensión moralizante. ¿Cómo íbamos a hacerlo si se trata de representar el paso del tiempo? El paso del tiempo despiadado con quien queremos congraciarnos abyectamente, sosteniendo que gracias a él hemos aprendido algo, nos hemos arrepentido de algo, somos mejores, más sosegadxs, más tolerantes...cuando bien sabemos que eso es mentira y que el paso del tiempo únicamente nos hace más viejxs.

Pero, sin abandonar el tono moralizante, las edades del hombre se nos muestran con fuerza edificante distinta: no es un curso unilineal en el que el origen apunta a la plenitud y la plenitud se disuelve luego en el castigo de la vejez por haber pecado, siendo este pecado precisamente aquella plenitud de la forma que suspende y acongoja el ánimo al mismo tiempo porque en toda atracción intuimos una culpa confusa. Las edades de la vida del hombre no son un decurso teleológico que lleva al escarmiento por una vida de vanidad y licencia. Son, al contrario, las etapas de sucesivas realizaciones de un ser que se define por su hacer. El hombre es homo faber, es la criatura creadora y, según camina por la existencia, va concentrando sus energías en nuevas empresas.

Las edades de la vida del hombre quieren engranarse en lo que llaman los filósofos una "totalidad de sentido", plasmada de forma poética en las tres etapas de la vida humana, ejemplificadas en el Zaratustra de Nietzsche: primero, la dependencia de las autoridades y los maestros (la niñez); después la emancipación, la conquista de la libertad negativa (la juventud) y, por último, la dedicación al "llamado" personal, la libertad positiva, la creatividad (esto es, la madurez) y todo ello concatenado en el conjunto de la vida del hombre.

En la obra de hoy no son tres las edades, sino cuatro. No está de más advertir que la periodificación de la vida humana es tan caprichosa como su sentido. Las cuatro edades del hombre, es un óleo de Jean Valentin, llamado Valentin de Boulogne, pintado hacia 1620 y que se conserva en la National Gallery de Londres. Valentin, un pintor francés barroco, discípulo de Simon Vouet, organiza sus figuras en forma de círculo; y no sólo por el equilibrio del cuadro, sino también por el tenebrismo de los colores (aunque aquí no sea tan pronunciado como en otras obras suyas) podemos apreciar en él la influencia más decisiva en la obra del pintor, la de Caravaggio, con quien Valentin -que pasó casi toda su vida artística en italia y murió en Roma- se identificaba de tal modo que a veces es difícil decir cuál de los dos haya pintado una u otra obra.

Las cuatro figuras que componen las edades valentinianas del hombre están consagradas a hacer algo. El niño tiene en sus manos lo que parece una jaula. El joven, en el que quizá haya rasgos del propio pintor, tañe el laúd, ocupado como está en los asuntos del corazón. El hombre maduro, guerrero y poeta laureado conjuga en su persona el ideal renacentista de la unión de las armas y las letras, mientras que el anciano en el último plano tampoco está inactivo, ya que ahoga en vino la nostalgia del tiempo ido. Las edades de la vida del homo faber

Los otros yoes.

Leo en El País un reportaje tituladoYo y mi otro yo interesantísimo, por donde me entero de que lxs forofxs de los actuales videojuegos se adjudican personalidades distintas de las suyas, a las que llaman avatares para entrar en competición. Como autor creo que del único libro que se ha publicado en España sobre la figura del doble en la literatura (La fábula del otro yo, UNED, Valencia, 2005), se me permitirá la pequeña falta de modestia de citarme aquí y de felicitarme de que esta circunstancia del doble, que es más común de lo que se cree llegue también a la red. Digo que es más común de lo que se cree porque cada vez que nos disfrazamos, como casi siempre que nos vestimos, nos acicalamos, nos teñimos o nos disimulamos de algún otro modo, estamos haciendo concesiones a esa secreta necesidad que parecemos sentir los seres humanos de ser otrx.

Bueno, el caso es que no solamente teorizo sobre ello, sino que también lo practico. Yo también tengo avatares, no en los videojuegos, que no estoy para juegos, sino en los blogs. Ya informé de que me había dado de alta en La otra chilanga, en respuesta a una amable invitación de Sebastián Liera y acabo de subir un post hablando (mal) de los intelectuales. Y el otro día también me incorporé a otro blog colectivo muy curioso, que se llama Trazando caminos, también con intención de postear de vez en cuando. Asimismo he mandado un post, hablando de mi tatarabuela cosa que, aunque no lo parezca, es acorde con el tema propuesto (cada mes se propone un tema) sobre "Nuestros antepasados y su mundo, su forma de vida, sus útiles, sus costumbres... ¡Cómo hemos cambiado!"