El gobierno puede rechazar lo que le dé la gana. Como si rechaza que la tierra sea redonda. La mayoría parlamentaria que lo llevó al poder en la moción de censura se ha esfumado. Los diputados independentistas no le votarán los presupuestos y, si los de Podemos tuvieran algo de dignidad, tampoco lo harían ellos, a pesar de haberlos negociado y considerarlos casi un hijo suyo. Y no porque el gobierno socialista catalanófobo se haya comportado con Catalunya peor que el PP, sino porque, al ver que corrían peligro, intentó salvarlos negociando con los peperos y ceseros, mostrando la estofa de pragmatismo franquista típica de Sánchez. Para mantenerse en el poder se cambia de aliados y principios igual que de calcetines.
Alarmado por el ridículo que estaba haciendo Podemos en su apoyo a estos socialistas de pacotilla, intentó salvar las cuentas del Estado (seguramente por encargo del PSOE) y fue a Lledoners a engañar a Junqueras con demagogia vallecana: las banderas son cosa sin importancia a la hora de que la gente modesta/humilde/pobre mejore su situación. Y se lo van a decir a uno que lleva un año en la cárcel por su lucha por su bandera. Como si Junqueras fuera engañable por estos nouveau nés tan narcisistas y pretenciosos como ignaros. Cuando Iglesias cosechó el esperable "no", salió echando la patata caliente al gobierno, afirmando que había cumplido su trabajo y que aquel hiciera el suyo. Todavía sobrado en su presunción, dejó caer que podría ir a visitar a Puigdemont en Bruselas, como queriendo decir que hablaría con el jefe de Junqueras, porque estos "izquierdistas" educados en la tradición franquista entienden la vida así, jerárquicamente. Cuando Puigdemont lo invitó, pero dejó claro que no se votarían los presupuestos, la visita dejó de tener sentido, e Iglesias se calló, cosa rara. Desde entonces, corrido, se han mantenido en silencio.
Mientras su aliado del gobierno intentaba salvar los PGE echando mano a la derecha. Si C's los apoyara, la posición de Podemos sería insostenible al encontrarse en la alianza PSOE-Podemos-C's, que rechazó indignado en diciembre de 2015, lo que permitió que la derecha siguiera saqueando el país. Sería imposible encontrar políticos más incompetentes de no ser porque ya están los socialistas, aunque méritos hacen un rato largo. Basta escuchar las necedades de izquierdismo bananero de Pablo Echenique contra el independentismo catalán.
Los socialistas, actúan como un combinado de izquierdismo acartonado, clientelar, corrupto y pragmatismo sin principios típicamente franquista. Sánchez debe su puesto a los votos indepes pero, creyendo que estos se le daban por ser él quien es y que se le seguirían dando, pues no tienen otro remedio, ni se dignó hablar con ellos. Pero los indepes no lo habían votado a él de quien, en el fondo, no se fían y hacen bien porque el payo no es de fiar, sino que habían votado para librarse del corrupto M. Rajoy (a) el de los Sobresueldos. Ni los socialistas ni los de Podemos lo entendieron y por eso esperaban esos votos a pesar de haber seguido (los dos) con la misma política represiva de los francopeperos.
Ahora ya saben lo que hay. Catalunya no votará los PGE ni nada que dé apoyo a un gobierno de la "izquierda" socialista y su aliado de Podemos quien actúa con el mismo desprecio del Estado de derecho que el PP. Alguien me dirá que exagero, metiendo en el mismo saco a los sociofranquistas del PSOE y los neocomunistas de Podemos, pero están muy bien metidos. Los de Podemos elevan alguna tímida crítica a los excesos de una judicatura prevaricadora y corrupta al servicio del gobierno, pero callan de inmediato y dejan hacer como si su vieja cursilería de "asaltar los cielos" no los obligara a situarse sin reservas junto a quienes sufren persecución e injusticia, esto es, los independentistas catalanes y a hacer suya su causa.
Y no al revés. Ellos y una recua de otros seudoizquierdistas españoles cuyas simpatías por el independentismo catalán se reducen a que este les saque la castañas del fuego y les traiga su republiquita en España, tratan de parasitar la revolución catalana y aprovecharse de ella. Y a veces lo consiguen, como cuando los infelices (y no tan infelices) de ERC se tragan las ruedas de molino de los de Podemos en su teórica oposición a la derecha española, sin entender que esa oposición es falsa siempre que la derecha recuerda que es "española". Como los de Podemos, antes españoles que izquierdistas.
El gobierno del PSOE, un partido dinástico, antirrepublicano y catalanófobo, tiene los días contados si los independentistas catalanes no se arrugan y le votan en contra, ignorando las mentiras, demagogias y falacias de Podemos. Tendrá que dimitir y convocar elecciones, dejando en evidencia lo que Palinuro lleva años diciendo: la política española se decide en Catalunya.
Que el PSOE, como buen partido franquista, crea que la política es solo el arte de mentir no debiera afectar a Podemos, pero, al tratarse de Catalunya, no hay remedio: toda la política española se decide en Catalunya, pero se decide en contra de Catalunya.
El gobierno socialfranquista tendrá que convocar elecciones o evitarlas formando una unión sagrada nacional con el PP y C's o C's y Podemos.
Pero eso sería ya más difícil de distinguir de una dictadura de lo que es el actual régimen de políticos ladrones, criminales y corruptos, parlamentarios analfabetos, jueces prevaricadores, policías delincuentes, medios pagados, curas pederastas, militares golpistas y banqueros estafadores.
Lo de siempre en España.