dilluns, 29 d’octubre del 2018

El rey menguante

Aunque parezca mentira, la culpa de las horas bajas de la monarquía la tiene la monarquía por empeñarse en ser considerada como una monarquía "democrática". Pero, ¡hombre de Dios! La esencia de la monarquía es autocrática. En democracia hay elecciones y las elecciones se ganan o se pierden. Si se pierden, uno se va. ¿Cómo pierde las elecciones e España la monarquía? Por los ayuntamientos, como ya comprobó el bisabuelo de este mozo.

Empezaron los catalanes, como siempre, declarándolo persona non grata aquí y allá, hasta culminar con la moción parlamentaria de reprobación que el gobierno socialista ha mandado al Tribunal Constitucional con un motorista y orden taxativa de que se actúe en contra. Un gobierno de izquierda reypublicana, tan a gusto que está con el Borbón. Lo más fácil será que la ministra Calvo directamente prohíba al Parlament tratar de determinadas cuestiones. ¿Para qué andarnos con bobadas? ¿Quién es el Parlament para cuestionar la egregia figura del Jefe del Estado?

El autoritarismo ciega. Catalunya responde a esta nueva prohibición política arbitraria por la vía seudojudicial con una proliferación de reprobaciones del rey en cientos de ayuntamientos. Felipe VI acabará por no poder pisar Catalunya, salvo como ciudadano privado. Menos mal que, entre sus numerosos títulos, cuenta con el de Rey de Jerusalén, un lugar quizá menos hostil que su amada Catalunya. Y al gobierno le queda la tarea de abrir un negociado de recursos de inconstitucionalidad por mociones rebeldes.

Los malditos catalanes, que no paran, han acabado por contagiar a parte de la izquierda española y Garzón anuncia una ofensiva de IU en todos los ayuntamientos en contra de la monarquía y a favor de un referéndum monarquía/república. Estos se han contagiado por partida doble: de republicanismo y de referéndum. Aun no está claro qué hará Podemos. De momento, se concentra en insistir en la investigación al rey jubilado lo que, desde luego, debilita la monarquía, pero no equivale a plantear la política general de reprobación y la petición del referéndum. Disponen de una encuesta interna según la cual, cerca de un 40% de la ciudadanía piensa que el rey no estuvo acertado en Catalunya mientras que un 65% cree que Juan Carlos está "salpicado por la corrupcción". Parecen haberse decidido a actuar en donde hay más apoyo. 

El otro partido de la izquierda, el PSOE, está al servicio de la monarquía. Más en los círculos dirigentes que entre las bases, pero eso es poco relevante. Es un partido dinástico y claramente opuesto al restablecimiento de la República. Conviene ir acabando con la ambigüedad: un partido antirrepublicano. Tan antirrepublicano como el PP y C's. Los tres parten de la aceptación de la España de Franco, perpetuada en la Constitución de 1978, cuyo acostumbrado cuadragésimo aniversario festejamos este año. 

Veo la República catalana. No veo la española. Se entiende la furia de cierta izquierda española contra los indepes catalanes. Los acusan de querer ser cuando lo bueno es no ser.