dimarts, 21 de juliol del 2009

El Perú: presidente Ollanta.

Aprovechando el paso del señor Ollanta Humala por Madrid, unos amigos de izquierda moderna me invitaron a una especie de coloquio entre él y un reducido número de interlocutores, así que me apunté, a ver qué dice este exmilitar que ya fue candidato frente a Alan García en 2004. La biografía de nuestro hombre es la de un típico caudillo pero de izquierda. Hasta estudió en el Escuela de las Américas (SOA en inglés), la academia estadounidense para los oficiales latinoamericanos. Por lo demás, el exmilitar perpetró una asonada en contra del gobierno de Fujimori, se entregó al caer éste y fue amnistiado por el Congreso.

Ollanta ("el guerrero que todo lo mira", según Wikipedia) preside un Partido Nacionalista del Perú que hace hincapié en lo del "nacionalismo" en el sentido de que ve su acción como la vía para la creación de un Estado nacional peruano. Ese Estado nacional es como una brillante regeneración de la especie, el fin del camino de la acción de Humala, esto es, la creación de algo que se parece mucho al Estado comercial cerrado de Fichte. El propio Humala denuncia airadamente la globalización y hace hincapié en la importancia de los Estados nacionales, o sea, del nacionalismo en un mundo curiosamente agitado por una crisis económica de carácter universal en la que el razonamiento que más se oye es que las recetas liberales han fracasado. La cosa huele a nacionalismo a la vieja usanza. Él dice que eso tiene sentido en su país y por eso la gente lo vota. Supongo que por eso y por el indigenismo. No sé si más nacionalismo es la respuesta adecuada a la globalización pero, en todo caso, los peruanos tienen derecho a intentarlo. Es algo parecido a lo que sucede con Chávez. Muchas de las cosas que hace no me gustan ni me convencen; pero tiene derecho a intentarlas porque su poder es legítimo. Lo mismo sucedería con Ollanta.

Se añaden unas orientaciones de izquierda en lo político, económico y social. Casi todo se orienta a que el Perú recupere el control de sus recursos naturales para lo cual pretende crear empresas nacionales con mezcla de capital público y privado. El problema no suele ser crear empresas públicas; el problema suele ser que funcionen. También postula combatir el neoliberalismo mediante una creciente intervención del Estado con una política fiscal redistributiva que las clases dominantes, supongo, llamarán "confiscatoria". Es decir, propone crear un Estado del bienestar en un país con ocho millones de personas por debajo del umbral de la pobreza y hacerlo en un contexto de emancipación política de los indígenas a los que reconoce voz. Es un objetivo ambicioso.

En las cuestiones exteriores, que son prolongación de las interiores, integración del Perú en todo lo supranacional que haya en el continente, incluido el ALBA, claro es y con una propuesta que matiza su nacionalismo peruano y suena muy sugestiva, aunque utópica: unificación política de todo el continente, de toda América Latina.

En fin, es un hombre simpático, suena sincero, trasmite lo que quiere y es posible que gane las elecciones presidenciales de 2011. Algo que sentará fatal a don Mario Vargas Llosa.

(La imagen es una foto de José Cruz/ABr, 2006, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 20 de juliol del 2009

La conjura.

¡Estos sociatas no tienen remedio! Cuando están en el gobierno se conchaban con los otros poderes del Estado, singularmente con los tribunales de justicia, y algunos medios de comunicación, para aniquilar a los partidos políticos. Así lo hicieron en tiempos del mandato de Felipe González, cuando le serie de escándalos económicos y de terrorismo de Estado les permitió filtrar selectivamente las noticias en el diario El mundo que, a pesar de los secretos sumariales, traía scoops diarios que ponían los pelos de punta. Y todo para aniquilar al PSOE porque, en su frenesí totalitario antipartidista, los socialistas no reparan en si se trata de su propio partido o del del vecino.

Menos mal que, en esta ocasión, anda el PP vigilante para impedir un atropello como el que se cometió en los años de Filesa-Malesa-Time Export + los GAL. Ahora, la conciencia exquisitamente democrática de la derecha española hace lo que, inexplicablemente, no hizo entonces: salir al paso de la nueva conjura. La declaración institucional hecha pública ayer por el PP es un bálsamo para las heridas inferidas por el totalitarismo socialista contra los valores democráticos y los principios del Estado de derecho como la presunción de inocencia, el secreto de las comunicaciones o la inviolabilidad del domicilio. Estén tranquilos los ciudadanos que el poderoso brazo del PP los protegerá frente a los ataques dictatoriales de esta izquierda insaciable.

Porque aquí no hay una trama gigantesca de supuestos ladrones desorejados, los principales de ellos en la cárcel, que se lo llevaban crudo a base de comprar presuntamente a alcaldes, concejales y diputados autonómicos del PP, muchos ya dimisionarios y a disposición del juez con fianzas de cientos de miles de euros. Eso es un montaje de la prensa masona y de izquierdas, alimentada con ficciones inventadas en las covachas del ministerio del Interior. Tampoco es cierto que la misma trama de posibles sinvergüenzas, presuntos blanqueadores de dinero, untaran a un presidente de una Comunidad Autónoma, una alcaldesa y altos cargos de la administración autonómica, todos del PP, a base de regalarles trajes y bolsos para obtener contratos millonarios por medios fraudulentos. Otro infundio de los mismos medios izquierdistas, El País y Público, dos diarios dedicados en cuerpo y alma a la destrucción del PP, cebados con fabulaciones del ministerio del Interior filtradas por el siniestro Rubalcaba. Mucho menos lo es que los mismos supuestos granujas tuvieran a sueldo presuntamente al tesorero del PP con la finalidad de forrarse a base de magnánimas concesiones, a pesar de las pruebas que el juez de instrucción dice haber acumulado que, como todo el mundo sabe, son infundios, bulos y calumnias puestas en marcha por el aparato de propaganda de la izquierda con la finalidad de aniquilar a la oposición. Muchísimo menos es verdad que los supuestos mangantes de la trama hayan entregado cantidad alguna al que fuera secretario personal del señor Aznar sino que estamos ante otra infamia urdida por las mismas sabandijas antidemocráticas que sólo quieren enfangar el buen nombre del PP y su acrisolada honradez. En resumen: aquí no hay delito ni presunto delito alguno, aquí no hay causa judicial que valga, ni materia penal. Aquí sólo hay una vasta confabulación de la izquierda radical en el gobierno de consuno con la prensa terrorista para aniquilar la única esperanza de salvación que queda a los españoles.

Por fortuna el principal partido de la oposición, conjunto de gentes altruistas, dedicadas por entero al servicio del interés público, está vigilante para impedir que cuaje dicha conjura, apoya sin fisuras a sus militantes acusados, imputados, procesados y los secunda en sus actividades de defensa personal, como en el caso de la señora Barberá, dispuesta a querellarse contra el lucero del alba a raíz del asqueroso infundio de que el Bigotes llevaba cuatro años comprándole bolsos de Louis Vuiton. O como en el caso del señor Camps, vilipendiado y arrastrado por el fango por unos trajecillos que cualquiera podía haber recibido incluso sin darse cuenta.

Nunca será suficiente nuestro agradecimiento por los desvelos del PP, el único que puede impedir que el PSOE en el Gobierno nos devuelva a "épocas pasadas con métodos propios de un Estado policial" de las que el PP sabe la tira ya que su fundador fue ministro en tal Estado policial a cuyo jefe indiscutible, el dictador Francisco Franco siguen rindiendo pleitesía muchos de sus militantes y cargos públicos que se oponen con uñas y dientes a que se le arrebaten los honores y privilegios concedidos en aquellos tiempos de "dulce placidez", cuando nadie se metía en política, la izquierda estaba en donde debe estar, en la cárcel, y las gentes de pro podían hacer negocios sin la atosigadora presencia del fiscal.

(La imagen es una foto de sergis blog, bajo licencia de Creative Commons).

Discurso sobre la violencia.

Algo tiene la violencia que de tal modo fascina a los intelectuales o, a la inversa, algo hay en los intelectuales que los atrae hacia la violencia al menos como objeto de estudio con la fuerza de la luz a las polillas. Quizá sea su concentración en la vida contemplativa al margen de la vida activa, una distinción a la que Hannah Arendt sacó mucha punta, ella que también había dedicado un copioso ensayo a este fenómeno de la violencia. ¿Y cómo olvidar las Reflexiones sobre la violencia, de Georges Sorel? O quizá no se trate de cuestión tendencial alguna sino del hecho de que todos los intelectuales que se ocupan de asuntos políticos (y son legión) tarde o temprano tienen que habérselas con la violencia pues forma parte esencial de la política en la medida en que ésta es la reflexión y la acción del poder cuyo fundamento último es, precisamente, la violencia. Siendo así, siendo la violencia una forma especial de ejercicio del poder, puede decirse que su atracción sobre los intelectuales es, en el fondo, la del poder sobre estos, algo tan antiguo como los dos términos de la relación, intelectuales y poder.

En este libro (Slavoj Zizek (2009), Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales., Paidós, Barcelona, 287 págs), el autor, un interesante filósofo postmarxista, parecería tratar la violencia como un fenómeno aislado, hipostasiado, una extraña pulsión sin soporte material a la vista. Pero no es así sino que, al contrario, construye su ensayo -concebido como una pieza musical, con diferentes tiempos en los distintos capítulos con predominio del adagio, o sea, con tendencia a lo solemne- partiendo ya en su misma entrada de una distinción entre violencia objetiva (a la que también puede llamar sistémica) y violencia subjetiva que viene a reconocer ese carácter de categoría relativa al poder de la violencia. La distinción, muy familiar en general a la tradición del pensamiento de izquierda cuando trata de legitimar el recurso a la violencia (como respuesta a la objetiva, la que llama Galtung "estructural", en definitiva, como una forma de legítima defensa) permite a Zizek articular sus brillantes reflexiones sobre el fenómeno distinguiendo el que es inherente al orden social del que brota en la contestación a éste y hacerlo, como dice él mismo, mirándolo "de soslayo" ya que le resulta sobrecogedor mirar a la violencia de frente (p. 12).

Su primera reflexión, SOS Violencia afirma que hay una especie de ceguera frente a la violencia objetiva movida por una ideología totalitaria cuyas raíces encuentra Zizek en El manifiesto comunista, Rousseau y hasta Platón, una frase musical que recuerda mucho las ideas de Popper sobre los enemigos de la sociedad abierta. Y quizá sea éste uno de los aspectos más interesantes del filósofo: su fabuloso sincretismo que le permite mezclar referencias de muy distintos universos teóricos como, en este caso, el marxismo y el racionalismo popperiano. Argumenta en este capítulo la existencia de los que llama los "nuevos comunistas liberales", esto es, los Bill Gates, George Soros, la IBM, Intel, EBay (p. 27) cuya característica esencial es que son capaces de cohonestar su misma existencia como productos del orden de violencia capitalista con una actitud pragmática de crítica del mismo, de rechazo de todo enfoque doctrinario y hasta de aprecio de las tradiciones del sesenta y ocho (p. 31). El capitalismo ya no puede reproducirse a sí mismo sino que necesita la caridad extraña para sostener el ciclo de la reproducción social (p. 36). Ejemplifica la aldea liberal comunista en la película The Village, de M. Night Shyamalan. Incidentalmente, los razonamientos de Zizek suelen descansar en referencias cinematográficas generalmente muy bien traídas y muy útiles. En este caso concreto emerge la tradición marxista en su valoración final de esta curiosa imagen de los "comunistas liberales" al sostener que estos y las explosiones de rabioso fundamentalismo de nuestras sociedades son las dos caras de la misma moneda. Los comunistas liberales son los enemigos de cualquier lucha progresista hoy día (p. 52).

El segundo ensayo, ¡Teme a tu vecino como a ti mismo! es una reflexión sobre la reacción típica frente a la violencia: el miedo. Sostiene el autor que la biopolítica actual es postpolítica y que ésta implica dejar atrás luchas las luchas ideológicas, sustituidas por la administración y la gestión a cargo de expertos (p. 55). No veo bien qué tenga esto de novedad. La prédica de la tecnocracia, hija directa de la doctrina del fin de las ideologías de mediados del siglo XX ,conoció sus mejores momentos mucho antes de que Foucault acuñara el concepto de biopolítica. Parece que la función actual de la tecnocracia consiste en insuflar en la gente diversos tipos de miedos como el miedo a los inmigrantes, al crimen, a la depravación sexual, a los excesos estatales, a la catástrofe ecológica o al acoso (p. 56), pero tampoco creo que esto sea especialmente audaz si uno recuerda que ya desde el venerable Hobbes sabemos que la justificación del poder (y del poder absoluto) es librar a los súbditos del miedo que se tienen unos a otros y, más en nuestros días, el miedo es la única consecuencia lógica que se me alcanza del manoseado concepto de la "sociedad del riesgo", de Beck. Zizek prolonga su reflexión al respecto con una consideración bastante ingeniosa de la reacción de los musulmanes a la publicación de las caricaturas de Mahoma en un periódico danés en otoño de 2005, llegando a la conclusión de que el furor que se produjo no tenía como objetivo las caricaturas en sí mismas sino la imagen de Occidente que percibe el Islam (p. 77). Se encuentra aquí ya una característica del libro en comentario: el ser una mezcla de reflexiones originales y a veces sorprendentes sobre asuntos de la actualidad de los últimos años sobre los que han corrido ríos de tinta: las caricaturas de Mahoma, el atentado a las Torres gemelas, los incendios de coches de los arrabales de París, las torturas de Abu Ghraib, etc.

El tercer ensayo, La oleada sangrienta se ha desatado, reflexiona sobre las quemas de coches en la banlieu parisina en 2005 y llega a la conclusión de que lo que los manifestantes querían era ser reconocidos como ciudadanos franceses ordinarios (p. 97). Paralelamente no se priva de recordar que ya Nietzsche y Freud habían compartido la idea de que la justicia como igualdad está fundada en la envidia (p. 111). Esta idea, que pertenece al acervo del pensamiento conservador y reaccionario de siempre bajo el aquilatado nombre de "la envidia igualitaria" parece interesar especialmente a Zizek probablemente porque le muestra un territorio que nunca tuvo en cuenta en sus años marxistas. Es también quizá lo que explique su alta valoración de las conclusiones antirrevolucionarias de Peter Sloterdijk.

El cuarto trabajo, Antinomias de la razón tolerante toma ejemplo en las antinomias de la razón pura de Kant y se atreve a decir algo que también yo pienso pero nunca antes he visto escrito, esto es, que el conflicto entre palestinos y judíos no tiene solución (p. 146) salvo que, como sospecho (aunque no lo he leído en el ensayo de Zizek) por solución se entienda la subyugación o el exterminio de los palestinos. Abre luego el autor el ángulo de sus consideraciones y, tomando pie en la reacción estadounidense al ataque del 11 de septiembre (ahora que somos víctimas podemos atacar nosotros a nuestra vez) (p. 153) sostiene que, aunque la razón tolerante viene a decir que la agresividad no está en la religión sino en el fundamentalista que la practica y que todas las religiones son respetables, lo que provoca el comportamiento violento y agresivo de los fundamentalistas es la creencia misma en un más allá y en lo sobrenatural (p. 162). Dando la vuelta a la famosa expresión de Dostoievsky ("si Dios no existe, todo está permitido") recuerda a San Agustín de Hipona para sostener que es justo al revés: es la creencia en Dios lo que nos permite todo ("Ama a Dios y haz lo que te plazca") (p. 164); aunque no sé si este punto de vista casa bien con su interesante advertencia de que la sociedad judía (en la que un 70 por ciento dice no creer en dios alguno) es la más atea del mundo (p. 150) salvo que se esté diciendo que dicha sociedad judía no es violenta. Hay aquí una interesante última reflexión acerca de cómo la vía para escapar a este dilema de la violencia y la religión reside en una creencia en Dios por encima de todo utilitarismo que él ejemplifica en una leyenda en relación con San Luis y un fragmento del islam sufí y que a un español trae inmediatamente a la memoria el famoso soneto "No me mueve mi Dios para quererte...", etc, formulación mucho más bella y rotunda que las anteriores.

El quinto ensayo, La tolerancia como categoría ideológica, es una reflexión sobre el choque de las civilizaciones de Huntington y el fin de la historia de Fukuyama (p. 170) sobre los cuales es difícil decir algo nuevo. No obstante Zizek consigue hacer un enunciado provocativo e interesante al interpretar las torturas de Abu Ghraib (a las que compara con las que ordenaba Sadam Husein) como la forma en que los occidentales, los estadounidenses en este caso, hacen patente al mundo musulmán, a la otra civilización, el fundamento mismo de la nuestra y de nuestros valores (p. 206).

El sexto ensayo, Violencia divina, una interesante pieza que comienza poniendo en paralelo el conocido pasaje de Walter Benjamin son el Angelus Novus con el "punto de vista de Dios" en el asesinato del detective Arbogast en Psicosis para enlazar luego con una reflexión sobre los dos puntos esenciales de la de Peter Sloterdijk: la de que el nazismo y el fascismo pudieron ser reacciones frente a la amenaza del comunismo (con la correspondiente referencia a la opinión de Nolte) y la concepción del "fascismo de izquierdas" para referirse al pensamiento marxista/revolucionario (p. 222), reconociendo por lo demás que la expresión se origina el en exabrupto habermasiano de 1968 cuando los estudiantes ocuparon el Instituto de Investigaciones Sociales. Todo el proyecto emancipatorio global, según Sloterdijk es producto de la envidia y el resentimiento (p. 230), una tesis interesante que Zizek parece suscribir sin más y que, sin restarle un ápice de ese interés, no tiene mayor alcance que la idea de que la historia es el despliegue de una intencionalidad cualquiera, divina, humana, estructural...

Concluye su obra Zizek sosteniendo tres conclusiones que, simplemente expuestas, son: 1ª) anatematizar la violencia como algo "malo" es una opción ideológica; 2ª) resulta harto difícil practicar la violencia; 3ª hay una relación compleja, intrincada, entre la violencia objetiva, sistémica, y la violencia subjetiva. Entiendo que estas tres conclusiones tratan de configurar una unidad discursiva de la obra siendo así que ésta había comenzado presentándose como "seis reflexiones marginales". Es como una especie de prurito de unidad sistémica. Sin embargo el libro es mucho más interesante y subjetivo precisamente por ser deslavazado, sin unidad orgánica y con una riquísima reflexión que, como los meandros de los ríos, a veces parece apartarnos de su objeto inicial.

diumenge, 19 de juliol del 2009

El Bigotes es un peligro.

Cabría pensar que siendo el Bigotes un caballero y siendo doña Rita Barberá una dama alcaldesa no iba a dejar el primero de agasajarla al igual que, al parecer, hacía con la señora del Curita a quien los regalos del Bigotes hasta parecían demasiado. No se ve por qué no. A ver si es que los granujas no han de tener su código del honor.

También podría pensarse que vaya con doña Rita que, cuando hablaba de las anchoas, tenía en la cabeza otro tipo de regalos y otro de regalados. Pero no hay por qué no aplicarle su propia doctrina: unos bolsos, unas anchoas, futesas. Nada que ver con los trajes al Curita. Porque, aunque la señora alcaldesa, agarrada a sus bolsos (por cierto, muy caros, de mucho lujo y espantosos) no quiera creerlo, lo grave del regalo del Curita es que es presunto cohecho y el que mejor lo prueba es el propio Bigotes.

¿No dice éste refiréndose a la alcaldesa que "no nos da nada, pero tampoco nos hace nada" como base para justificar sus regalos de bolsos de Vuiton? Eso quiere decir, claro, que a cambio de sus regalos en otras partes le daban algo. Por eso digo que el Bigotes es un peligro para los implicados en la trama Gürtel. Como siga hablando acaban todos entre rejas.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Los misterios de la caza.

Según parece el señor Fernández Bermejo dice que "la izquierda no entiende la caza". Atónito me quedo. No sospechaba que hubiera algo que entender. Supongo que la transcripción de la entrevista tiene sus exigencias y que el entrevistado matizó su respuesta y dijo algo distinto, más elaborado, que "el poder desconoce la relación del hombre con el bosque" y otras fantasías que insinúan que la caza es como una recuperación de aquella relación feraz, primitiva, brutal del hombre con el medio en los orígenes pero en la época contemporánea lo que, obviamente, es absurdo. Poco hay que entender allí donde a unos pavos armados les sueltan doscientas perdices para que se líen a tiros con ellas. Y conste que por caza no se refiere uno solamente el hecho de andar por los montes escopeta en mano sino también a sus momentos y rituales. Puede saborearse acudiendo a un restaurante de cazadores, de esos de ambiente rústico, con mucha piedra ornamental, chimeneas y cabezas de ciervos y jabalíes por las paredes, algo sólo equiparable en su buen gusto a las cabezas de toros de los locales taurinos. O seguir su rastro por el de los galgos ahorcados en esos bosques de que habla el exministro. Casos aislados, por supuesto.

En fin que tiene razón don Mariano, que la izquierda no entiende la caza, y que siga Vd. por ahí dando tiros a cuanto se mueve pues al parecer lo realiza a Vd. mucho.

(La imagen es una foto de Lisergia, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 18 de juliol del 2009

¡Qué felicidad que los jueces te imputen un delito!

Decía Pío Baroja que los ingleses no tienen sentido del ridículo y los españoles es el único que tienen... menos el señor Bárcenas y sus colegas del PP que son verdaderos ingleses a juzgar por su falta del sentido del ridículo. LLegan las citaciones del Tribunal Supremo llamando a declarar como "imputados provisionales" a los señores Bárcenas y Merino de quienes se sospecha que hayan cometido cohecho y, en el caso de Bárcenas, defraudado a la Hacienda Pública. Pero ambos sostienen que están muy contentos porque así pueden aclarar todas las cuestiones, como si hasta ahora alguien se lo hubiera impedido. También la señora De Cospedal está encantada con la citación y el conjunto del PP, como los coros y danzas de la Sección Femenina, entona un hosanna por la suerte que ha tenido de que su tesorero y senador, así como el diputado Merino hayan de ir a declarar ante la justicia por la comisión de presuntos delitos. Realmente no tienen sentido del ridículo o son un conjunto de imbéciles.

Es de esperar que la alegría del señor Bárcenas resulte más consistente y veraz que la que manifestó en su día su compañero de partido y es posible que de fechorías, el Curita, de momento presidente de la Generalitat de Valencia. Éste dijo estar encantado de comparecer ante el juez porque así, por fin, podría aclarar todas las cuestiones de que se le acusa; pero luego se negó a declarar en sede judicial y trató -y sigue tratando- de paralizar el proceso y que se sobresea la causa. Así no tiene que prestar la declaración que afirma a los cuatro vientos que pretende hacer. Es decir, juega con dos barajas. Al señor Bárcenas le sucedió algo parecido: sin duda estaba deseando que el Tribunal Supremo lo citara para poder defenderse en uno de sus presuntos delitos, el del fraude a la Hacienda Pública. Y la cosa estuvo a punto de aguársele porque el delito estaba a pique de prescribir, lo que le habría dejado sin poder demostrar su inocencia. Claro que él no dijo nada para impedir la prescripción; ésta se ha interrumpido con la apertura del procedimiento en el Supremo, gracias a la cual la felicidad del señor Bárcenas es doble: por la presunta evasión fiscal y por el presunto cohecho.

Siguiendo la lógica de esta forma de razonar, tan abandonada de la mano del señor en cuanto a coherencia y claridad de objeto, el señor Bárcenas tendrá que tocar el cielo con la mano de pura alegría si llega el día en que lo condenan.

Y a todo esto, ¿no iba a dimitir el señor Bárcenas, transitoriamente claro está, mientras se aclaran todas estas lamentables cuestiones?

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Tierra amada de todo español.

Por primera vez en la historia un gobernante español, el ministro de Asuntos Exteriores (AAEE), señor Moratinos, se dispone a visitar Gibraltar, con gran disgusto de los sectores más reciamente hispanos y derechistas, que no quieren que se produzca ese hecho por considerar que debilita la posición de España en el contencioso con Gran Bretaña sobre la soberanía del peñón.

Pero ¿qué se va a esperar de los rompeespañas, de los enemigos de la Patria sino el intento de asesinarla de consuno con la pérfida Albión?

Y la verdad es que algo de cierto hay en eso de la "pérfida Albión", sin que esta observación presuponga que uno condona el nacionalismo español más carpetovetónico. Veamos: igual que el Gobierno español (éste y todos antes que él) pide siempre la soberanía sobre el Peñón, lo mismo hizo en su día el Gobierno chino respecto a Hong Kong, exigiendo una retrocesión a su soberanía de la próspera colonia inglesa.

En el caso de Gibraltar, el Reino Unido afirmaba no estar en contra de la descolonización del Peñón, pero exigía que se consultara previamente a la población en un ejercicio del derecho de autodeterminación, procedimiento generoso, izquierdista, demócrata, a quien nadie podía obstaculizar por su carácter progresista. El gobierno español, sin embargo, ganado de mano por la diplomacia inglesa no puede hacer gran cosa porque la población gibraltareña, los llanitos, prefiere seguir siendo inglesa antes que española .

En el caso de Hong Kong, a la inversa, el Reino Unido no hizo nada parecido por más que era evidente que los cuatro millones de hongkoneses deberían decir algo, tampoco querían someterse a la jurisdicción china y preferían seguir siendo ingleses, aunque fuera de segunda, antes que chinos. Sin embargo, Gran Bretaña no aplicó derecho alguno de autodeterminación sino que, llegado el momento, se limitó a devolver Hong Kong a la China sin más explicaciones que alguna lágrima derramada cuando en 1997 se arrió la Union Jack en una escena romántica de fin de glorias imperiales. Obviamente la diferencia entre Gibraltar y Hong Kong no está en las naturalezas de sus respectivas poblaciones sino en las relaciones de fuerza entre China y el Reino Unido por un lado y el Reino Unido y España por otro. Y no hace falta seguir.

Moraleja: el derecho de autodeterminación se aplica cuando y si conviene a la parte más fuerte de todo conflicto.

divendres, 17 de juliol del 2009

Más sobre el morro del Curita.

El curita está enrocado en sus trece: que él pagó todos sus trajes en metálico pero que no tiene facturas. Niega parte de las pruebas pacientemente practicadas por el juez Flors e ignora las otras. Su petición es que el caso se sobresea. Para ello, al parecer, ha contratado los servicios de un abogado experto en sobreseimientos porque es el que consiguió que el señor Naseiro quedara libre a pesar de las abrumadoras pruebas contra él. En principio no hay nada que objetar a que un acusado se busque un buen penalista y organice su defensa por la línea que más pueda beneficiarle. Es muy lógico y todos haríamos lo mismo.

Lo que seguramente ya no haríamos todos es andar por ahí diciendo que estamos deseando aclararlo todo y que podamos ir a declarar ante el órgano judicial competente y eso al tiempo que se lucha bravamente por conseguir el sobreseimiento de la causa. Y no lo hacemos porque hacerlo es una sinvergonzada, un engaño, un embuste

Pues eso es lo que está haciendo el señor Camps. Las demás cuestiones de esta fabulosa trama de corrupción dirigida por Paco Gürtel, Beau Bummel) se substancian en el Tribunal Supremo y el Tribunal superior de Justicia de Madrid y es de esperar que estos fuercen al del País Valenciano a relacionar los regalos al Curita en Valencia con los beneficios ilícitos obtenidos en las adjudicaciones de la Generalitat a la empresa del Bigotes, el "amiguito del alma" del Curita. Porque no es de recibo que el Curita quede excluido del proceso en el que presuntamente tiene mucho que rascar por una triquiñuela de leguleyo.

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

El secular atraso.

Estamos en Carmona, a unos treinta kms de Sevilla, a donde he venido a participar en un curso de verano de la Universidad Pablo de Olavide sobre los treinta años de democracia en España y de lo que a lo mejor comento algo mañana. El lugar desde luego es hermosísimo. Nos alojamos en el parador nacional del alcázar del Rey don Pedro ("el cruel") que es el antiguo alcázar árabe, una construcción amurallada que da sobre el valle del río Carbones y tiene unas vistas espléndidas. Está todo estupendo salvo que no hay conexión a internet en las habitaciones. Afirma la dirección del establecimiento que, sin embargo, hay un servicio wi-fi en la zona de recepción, pero eso tampoco es cierto; no lo hay. Cómo se puede tener un establecimiento hotelero sin conexión a internet a estas alturas es para mí incomprensible y cuando protesto me miran como si fuera un enajenado. Sin embargo insisto: no garantizar el acceso a internet en un hotel es como no garantizar agua corriente. No me extraña que el negocio de paradores sea ruinoso si quienes se ocupan de ellos muestran tal grado de ineptitud.

El parador dispone de un habitáculo de menos de un metro cuadrado con un ordenata con conexión a internet por cable y cabida lógicamente para una persona encaramada a un taburete, como los funcionarios públicos en la peli de Fritz Lang, Dr. Mabuse. Hace falta tener voluntad de bloguero impenitente para venir aquí a achicharrarse de calor, ya que, con 42º grados fuera, el gabinete de internet tiene enmoquetadas las paredes. Llevo años encontrándome en las más asombrosas situaciones en los hoteles españoles en lo que hace a internet, pero lo del parador de Carmona excede todo lo que he visto hasta la fecha. Pero España es esto y, más concretamente Andalucía, donde todo el mundo habla de la nuevas tecnologías pero la realidad sigue siendo la del atraso secular.

dijous, 16 de juliol del 2009

Rajoy por fin se explica... a su manera.

Después del lindo espectáculo del Consejo de Política Fiscal y Financiera en el que las Comunidades Autónomas (CCAA) del PP se abstuvieron porque el partido carece de una opinión única en materia de financiación autonómica, el señor Rajoy habló a los medios. Llevaba casi dos meses en meditativo silencio y ayer lo rompió con ánimo de disipar dudas sobre estos y otros temas candentes de la actualidad. Que lo haya conseguido o no es asunto distinto pues no depende de lo que él opine sino de lo que opinemos los demás. Y los demás, cuando menos Palinuro, creen que el señor Rajoy habló para no decir nada o, en todo caso, nada que lo beneficie.

Con respecto a la financiación de las CCAA su dictamen tremendista de que el "caos está servido" peca, como es habitual en él, de hiperbólico y bombástico, más en la línea de "España se rompe" que en la de la política racional, normal, de gestión de los asuntos públicos.

Con respecto al presunto cohechador, presunto apandador, presunto chantajista señor Bárcenas, tesorero del PP que preside el señor Rajoy éste se limitó a decir que el tal Bárcenas no lo chantajea y para demostrarlo aseguró retóricamente que si algo ha demostrado en política es que él no cede a presiones. Pero no ha dado un solo ejemplo concreto y yo no recuerdo que jamás lo hayan puesto a prueba. O sea que, por lo que sabemos, a estas alturas el señor Bárcenas puede estar devorando al señor Rajoy.

Señor Rajoy que vuelve a salir en defensa del Curita con una línea patafísica de razonamiento: a) el señor Camps ha pagado sus trajes; y b) es estúpido pensar que lo haya hecho porque alguien así no se pringa por tan poco. Pues que diga el señor Rajoy por cuánto piensa él que es posible que se pringue el Curita pero estarlo lo está y por los 12.000 euríviris de los trajes a medida.

Incidentalmente cada vez se dibuja más la posibilidad de que en razón de la amistad del tribunal valenciano con el acusado señor Camps, haya un sobreseimiento de la causa: la trama Gürtel no ha actuado en Valencia, el Bigotes no se ha llevado millones de euros en adjudicaciones fraudulentas, el señor Correa no se ha levantado un pastuqui importante gestionando el Fórmula 1, el Curita no ha mentido cuando dijo que él no conocía al Bigotes. Si la justicia ignora esto no es justicia. Pero si lo ignora por aprecio del acusado será prevaricación.

(La imagen es una foto de Contando Estrelas, bajo licencia de Creative Commons).