dimarts, 15 d’octubre del 2013

Salvar España.


"Helo, helo, por do viene el infante vengador/caballero a la jineta en un caballo corredor,/su manto revuelto al brazo, demudada la color,/y en la su mano derecha un venablo cortador."

Bien. Ya está aquí el hombre providencial, el milagro, según modesta autoapreciación personal. Dispuesto a salvar la democracia, el Estado, la Nación. Lo que haga falta. Siempre es en estos momentos de decadencia nacional cuando el Todopoderoso nos envía un caudillo que endereza el entuerto con brazo de hierro y señala el camino con ojo de águila. Suelen ser figuras algo canijas, esmirriadas, entecas, pero que irradian fuerza por la fiereza de sus conviciones.

Hace unos días, Rosa Díez preguntaba quién defendería España y se ofrecía a sí misma para hacerlo visto el abandono en que los dos partidos dinásticos tienen la tarea nacional. Pero, ¿a dónde irá ella, débil mujer, cuando del fondo de la Raza surge el guía invicto que restaurará la gloria de España?

"Desfalco de la soberanía nacional" define Aznar ni corto ni perezoso lo que está sucediendo con Cataluña. Tratándose del partido de Bárcenas y la Gürtel eso de "desfalco" es como mentar la soga en casa del ahorcado. Añade Aznar que el silencio (el arma preferida de Rajoy) frente a Cataluña es tan peligroso como la misma mentira. Con lo cual el mismo Rajoy se habrá quedado en blanco pues no sabía él que la mentira fuera dañina.

El panorama no es muy halagüeño. La derecha, armada de sus tradicionales ideas, sale al paso del reto soberanista esgrimiendo una conciencia nacionalcatólica que se despliega en todos los órdenes, el retórico/propagandístico, el legislativo y  el de la dialéctica callejera de los puños y las pistolas.

Así las cosas, tiene un punto melancólico la noticia de que Rubalcaba sepulta la Fundación Ideas. Colofón del escandalazo que se montó con la inenarrable historia de Amy Martin y sus fantásticos artículos. Ya la idea de crear una Fundación llamada Ideas indicaba un ánimo algo despistado. Ideas ¿de qué? No importa. Ideas. Ideas es lo que se vende. Dice Rubalcaba que la cuestión de los devengos picarones no pasa de ser un problema de gestión deficiente. Sí, desde luego; pero también es algo más. Es también un modo inadecuado de entender la labor ideológica de un partido como el socialista que, en principio, es de izquierda. ¿Quiere decir que la izquierda no vale para las fundaciones? No, claro. Quiere decir que las ideas no surgen en gabinetes experimentales, en conciliábulos de expertos, sino de la acción práctica de la gente que aplica la política, el programa del partido. Ahí es donde surgen las ideas, la teoría que ha de iluminar el camino posterior de la acción. Pero para eso hacen falta políticos capaces de orientar la acción según una teoría que han extraído de su práctica.

El cierre de la Fundación Ideas es una metáfora de la falta de ideas del socialismo. La dirección del PSOE no sabe qué hacer como no sea ganar tiempo. Exactamente lo mismo que Rajoy. A la espera del repertorio de ideas que saldrá de la Conferencia del mes próximo. Por entonces sabrán los dirigentes qué decir respecto a cuestiones acuciantes de muy difícil encaje en las concepciones tradicionales, por ejemplo, la cuestión catalana, que los trae de cabeza; por no hablar del enfadoso asunto de la Monarquía. 

Con independencia de esa espera, España tiene hoy tres problemas bien patentes: el problema catalán, el de la iglesia y el Estado y el de la corrupción, íntimamente ligado a la gestión de la crisis. En el catalán los socialistas debieran unificar criterios. No puede salir Jáuregui diciendo crípticamente que España tiene que reconocer la singularidad de Cataluña mientras su jefe se empeña en resucitar la teoría del café para todos en clave federal. Si tan seguros están como Lara, el de Planeta, de que el 70 por ciento de los catalanes se siente tan catalán como español y un 15 por ciento solo español, ¿por qué tienen miedo a un referéndum? ¿Porque es una cuestión de principios? Eso de los principios cuéntenlo en Gibraltar.

Lo de la iglesia y el Estado es de juzgado de guardia. Ahora dice Rubalcaba tímidamente que el PSOE revisará los Acuerdos con la Santa Sede de 1979. Bueno, primero habrá de hacerse perdonar la coyunda que montó el gobierno del PSOE con esa misma iglesia, aumentando sus privilegios económicos. No sé si después le quedará algún crédito, especialmente si se limita a decir que se revisarán esos acuerdos; no que se denunciarán sin más, como corresponde.

Y en cuanto a la corrupción, una actitud de intransigencia absoluta. El PP y el gobierno del PP deben dar cuenta de sus presuntos desmanes de dos decenios y arrostrar las responsabilidades penales y políticas a que haya lugar. Sin ningún compromiso. Se está con la ley o se está contra la ley; pero no se está con y contra al mismo tiempo. Esa oferta de Susana Díaz de gran pacto con Rajoy contra la corrupción es un disparate que más vale olvidar cuanto antes. Y, además de exigir responsabilidades por el último ochavo, el PSOE tiene que presentar un plan para eliminar todos los privilegios, las corruptelas, las mamandurrias del conjunto de la clase política: presidentes, ministros, alcaldes, diputados, consejeros, asesores y correveidiles.

Es una idea, ¿verdad?