dimecres, 2 de maig del 2007

La defensa de la democracia.

Gracias a Alá misericordioso, el Tribunal Constitucional turco ha anulado la primera vuelta de la elección presidencial en Turquía. Probablemente haya elecciones anticipadas; de todas formas, habían de ser en este año.

Un lector me reprochaba que dijera que el ejército es el único garante de la supremacía del poder civil en Turquía. En realidad llevaba algo de ironía y quizá no estaba muy bien redactado, pero el asunto toca a a uno de los problemas más interesantes y espinosos de la teoría de la democracia, esto es, el de la defensa de este sistema político. ¿Cómo se defiende la democracia frente a decisiones democráticas antidemocráticas, que las hay?

Como es sabido, el asunto torturó a los más preclaros pensadores de la iuspublicística alemana de la entreguerra que, con sus disquisiciones sobre el defensor de la Constitución no llegaron a tiempo de impedir que Hitler subiera al poder en la cresta de una ola de mayoría democrática y se cargara la democracia.

Desde entonces, este problema ha estado latente, pues es una variante del más antiguo y acrisolado de la "tiranía de la mayoría". La democracia descansa sobre el principio sagrado de la regla de la mayoría, pero ¿qué sucede cuando la mayoría se convierte en tiránica, esto es, quebranta los derechos de la(s) minoría(s)? En enero de 1992, entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones legislativas que, muy probablemente, ganaría el Frente Islámico de Salvación (FIS), una organización islámica integrista, el ejercito argelino dio un golpe de Estado que suspendió las elecciones, la democracia y el Estado de derecho. ¿Hizo bien o mal? Los militares devolvieron el poder en unas elecciones amañadas en 1998 y se declararon neutrales en las de 2004. Argelia no está normalizada del todo, pero ¿qué hubiera sucedido si gana el FIS?

Esto nos lleva a abordar el problema del integrismo islámico en conexión con el principio universalmente reconocido en Occidente (aunque no siempre practicado) de la separación entre la Iglesia y el Estado. En mi modesta opinión, ese principio no admite componendas ni medias tintas. Le ocurre lo que a los embarazos, según el dicho popular: o se está o no se está embarazada, pero no se puede estar "medio embarazada". Esa desconfianza radical (y nunca mejor empleado el adjetivo) es lo que me lleva a recelar del término "moderado" aplicado a los islamistas. Por la misma razón por la que pido que el Estado español denuncie de una vez los acuerdos con la Santa Sede y deje de mantener esa situación de ambigüedad que equivale a una negación del principio de separación entre la Iglesia y el Estado.

Por todo lo que hemos visto y sabemos, el Islam es teocrático y, por lo tanto, contrario a la separación entre la religión y el Estado. Creer que hay un Islam moderado, capaz de autorreprimirse en su proyecto de supeditar el Estado a la ley coránica es jugar con fuego y replantear el problema de defensa de la democracia, caso de que haya una mayoría electoral favorable a la "islamización" de Turquía. Si tal cosa se da, habrá tres medios de defensa de la democracia: la opinión laica, el Tribunal Constitucional y el ejército. La opinión laica puede sacar a la calle un millón de personas, como hizo el otro día, pero Turquía tiene 71 millones y las manifestaciones callejeras no pararían un proceso de islamización.

Queda el Tribunal Constitucional, el que ha acabado considerándose el defensor de la Constitución en la polémica citada más arriba. Pero la eficacia de su intervención depende de que haya un territorio de lealtad a las instituciones democráticas compartido por todas las fuerzas políticas, cosa que en el caso de los islamistas, veo altamente problemática. En el supuesto de que se llegue a un conflicto entre instituciones, un enfrentamiento entre poderes, la ultima ratio del Tribunal Constitucional es precisamente el ejército.

El ejército ha sido tradicionalmente la columna vertebral de la Turquía republicana, laica, modernizadora. Cierto, desde los tiempos de la guerra fría, las fuerzas armadas turcas arrastran una fuerte carga de extrema derecha, pero cada vez que los militares han intervenido, han acabado devolviendo el poder a la autoridad civil en períodos bastante breves. La cuestión es ahora que, al menos como se ve a sí mismo, el ejército es el "guardián de la Constitución laica" y el único que está en condiciones de impedir una islamización del país. La situación no es halagüeña, pero ¿cuándo han aceptado los islamistas separar el Islam del Estado pudiendo supeditar el segundo al primero?


Las edades de la vida (XVIII).

La importancia ejemplificadora y moralizante que tienen las representaciones de las edades de la vida, de las que ya llevo unas cuantas y voy a dejar en veinte, adquieren su forma más clara cuando se comparan con algún ideal, no porque con ello se vaya a tomar conciencia -por lo demás, ya archisabida- de la diferencia que se da siempre entre la realidad y la idea platónica, sino porque dentro de las formas de la realidad, de las edades de la vida, unas se aproximarán más que otras a esas ideas superiores, puras.

Para ilustrar este procedimiento recurro a un pintor al que ya comenté al comienzo de la serie y que hizo varias interpretaciones de las edades de la vida a lo largo de la suya. Se trata de Hans Baldung Grien, del que vimos "las edades de la mujer y la muerte" y de quien se podría sacar aún otra obra como "las siete edades de la mujer", en la que hace un minucioso estudio de la anatomía femenina en siete figuras de diferentes edades. Baldung pintó en 1539 estos dos paneles al óleo, titulados Las edades de la mujer y las tres gracias, que se encuentran en el Museo de El Prado, en Madrid.

La comparación que se nos invita a hacer aquí es entre el ideal de las tres gracias y la realidad de las edades de la vida de la mujer. Todo lo que en uno de los paneles es belleza, armonía y, eso, gracia, es fealdad y falta de armonía y gracia en el otro... con excepción de la figura de la joven, que es la única que puede equipararse a las tres gracias. Tampoco completamente, de eso ha tenido buen cuidado Baldung, al pintarle la piel no tan blanca como las de las semidiosas.

El contraste simbólico es intencionado, llamativo y trata de ser aleccionador. En el panel de las gracias, el paisaje es feraz, el cielo, azul, los árboles tienen hojas y las figuras pisan sobre un verde prado. En el panel de las mujeres, el paisaje es desértico, el cielo, cárdeno, los árboles no tienen hoja, el suelo es pedregoso y al fondo se divisa un molino en ruina. Las tres figuras mayores, la joven, la mujer adulta y la muerte están entrelazadas; sólo el niño en primer plano que aparece dormido está separado, como si el artista atribuyera al infante un mundo aparte.

Las tres gracias, Aglaia (Belleza), Eufrosine (Júbilo) y Talia (Fiestas) son hijas de Zeus y Eurinome, muy relacionadas con las musas. Al ir siempre desnudas, su representación permite al artista plasmar su ideal de belleza femenina. Puede que nos resulte chocante pero la verdad es que Baldung tenía una capacidad notable de representar el cuerpo femenino, al menos si lo comparamos con otros artistas flamencos de la época, Cranach, Memling o Holbein. En el panel de la derecha son evidentes los instrumentos musicales y la presencia de la música (un laúd, un violín, una partitura...), en el panel de la izquierda predominan los objetos que recuerdan el paso del tiempo y la llegada del fin, una clepsidra una guadaña partida en varios trozos y un buho, que es un animal que también simboliza a la muerte. Las tres edades de la vida se reducen a una al compararlas con el ideal, la de la juventud, que Baldung el humanista pintaba con nostalgia, teniendo él por entonces ya 55 años.



dimarts, 1 de maig del 2007

Primero de mayo.

FIESTA INTERNACIONAL DEL TRABAJO

Para hacer honor al carácter internacional de la fiesta, este post se ha ido a México. Quien esté interesadx en leerlo que pinche en

La otra chilanga

Vuelven los pachás.

El lío de Turquía tiene una pinta fatal. El Primer Ministro Erdogan, a quien El País llama "islamista moderado", sin duda porque cree en el carácter taumatúrgico de las palabras, baranda del mayoritario Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP: 360 escaños de los 550 del Parlamento turco, llamado, cómo no, Gran Asamblea Nacional Turca) se obstina en presentar la candidatura a la presidencia de la República de su ministro de Asuntos Exteriores y conmilitón en islamismo "moderado", Abdulá Gül.

Turquía es una República parlamentaria laica fundada en 1923 por el pater patriae Mustafá Kemal y regida por una Constitución también laica aprobada en 1982. El propósito obvio de estos dos "moderados" pájaros al igual que el de su partido es islamizar a la sociedad turca y, si pueden, reintroducir la sharia que como bien se sabe causa la felicidad del pueblo allí en donde impera. Ellos dicen que no pero quien haya seguido la política turca en los últimos años desde las elecciones de 2002 en que el AKP obtuvo el 34,27% del voto frente al 19,39% del Partido Popular Republicano (CHP), el fundado por Kemal, sabe que la islamización de Turquía está en marcha de muy diversas formas, unas más civilizadas que otras, obligando a las chicas en las escuelas a llevar el velo o asesinando a algún infiel que otro, preferentemente cristiano.

El sistema político turco es muy inestable, las elecciones (con principio proporcional) tienen un grado altísimo de volatilidad de forma que no es de extrañar que los partidos pasen de tener doscientos diputados a no tener ninguno. Ese desequilibrio es reflejo de la falla fundamental de la sociedad turca que sigue sin estabilizarse entre los islamistas y los modernizadores kemalistas. Ayuda bastante una barrera electoral del 10%. Así se explica que, actualmente sólo haya dos representados en el parlamento (tres, si se tiene en cuenta uno que se quedó en el 9,4% del voto y al que se le hicieron unos préstamos para que llegara a cuatro diputados), a pesar de que se trata de un país multipartidista. El sistema político, pues, no será obstáculo a la temida islamización. Es bastante probable que el tal Gül consiga los 2/3 de los votos preceptivos en la segunda vuelta de mañana, miércoles, porque habrá diputados del CHP que votarán por él, con lo que será presidente de la República si el Tribunal Constitucional no anula la primera vuelta, como solicita el CHP.

De tratarse de un país normal, este riesgo no debiera preocupar pues la vigente Constitución, con gran previsión, incluye el juramento que ha de prestar el futuro presidente de la República y que lo compromete, entre otras cosas a atenerse a:

" la Constitución, a la supremacía del derecho, a la democracia, a los principios y reformas de Ataturk y al principio de la República laica", (...) y a: "los derechos del hombre y las libertades fundamentales".
Debiera ser suficiente pero, al ser islamista el que jura, los pachás del ejército no se fían. Yo tampoco. El ejército turco que ha intervenido en política cuatro veces desde 1960 y ha dado origen a algunos términos originales de la Ciencia Política, como el "golpe por memorándum" (1971) o el "golpe posmoderno" (1998), ya ha avisado de que la laicidad es innegociable, en lo que todo el mundo ha entendido como un ultimátum. Tiene gracia. El gobierno ha recordado a los pachás la supremacía del poder civil y lo mismo ha hecho la Unión Europea, que ha perdido una ocasión de oro de callarse porque, hasta la fecha, la única garantía de supremacía del poder civil en Turquía es precisamente el ejército de los pachás.

Las edades de la vida (XVII)


Hoy entramos en un territorio nuevo por dos razones distintas, una de carácter formal y otra de contenido.

La de contenido: hasta la fecha hemos dado por supuesto que las edades de la vida guardaban armonía entre sí, que se sucedían de modo suave, sin solución de continuidad en el mismo individuo o se relacionaban de forma pacífica al tratarse de personas de edades distintas, que se atienen a lo que social y convencionalmente se espera de ellas. Pero ¿qué sucede cuando las edades están en una relación conflictiva mutua, cuando entrechocan ya sea en el individuo aislado o en las relaciones entre ellos?

La de forma: las representaciones de las edades de la vida consideradas hasta el momento han sido pinturas, grabados, dibujos, estampas, impresiones, en definitiva, dos dimensiones, no tres; nada de volumen. Ya advertí que la representación del asunto es muy poco frecuente en otras artes, especialmente la escultura.

Pero hay algunos casos. El grupo en bronce que vemos, llamado L'Age mur una obra de Camille Claudel, escultora hermana del poeta Paul Claudel, está datada en 1900 y se exhibe en el Museo del Quay d'Orsay en París. A primera vista, podría decirse que se trata de una obra de Auguste Rodin, si bien si se observa con detenimiento, se apreciará un genio peculiar, distinto del rodiniano. De hecho, el hombre maduro que se aleja casi llevado en volandas por la vieja de alado ropaje, es Auguste Rodin y la jovencita desnuda arrodillada que trata inútilmente de retenerlo es Camille Claudel. Tres edades de la vida: juventud, madurez, vejez; tres edades en conflicto.

A los diez y nueve años de edad, Camille entró a trabajar con Auguste Rodin, que le sacaba veinticinco. En poco tiempo pasó de ser ayudante a ser su colaboradora, su modelo y su amante. La intensa relación duró varios años y, al final se rompió porque Rodin estaba vinculado a una mujer de su edad, Rose Beuret, la vieja del grupo. El resultado de la ruptura fue L'Age mur, una obra forjada a puro golpe de pasión, y una creciente inestabilidad emocional que acabaría con Claudel. Tuvo otra breve relación con Debussy. Hizo una última exposición en 1905 y, a partir de entonces, arruinada, despreciada por la crítica, abandonada por su familia, empezando por Paul que era exquisito poeta y piadoso cristiano, pero se portó muy mal con su hermana, cayó en estados de depresión que le hacían destruir sus obras. Por último, en 1913, a la muerte de padre, el último que aún la protegía, su odiosa familia consiguió encerrarla en un manicomio, en donde pasó los últimos treinta años de su vida sin que nadie fuera a verla, excepción hecha de una visita anual de su hermano, que no hizo nada por sacarla de allí.

En 1987 Bruno Nuytten llevó al cine la vida de Camille en interpretación de Isabelle Adjani y Gérard Depardieu (Rodin). El video recoge las últimas y tristes escenas. En 1989 Serge Reggiani compuso una canción, Camille, que forma parte de un disco fabuloso, Reggiani 89, que no he podido encontrar, pero cuyo estribillo, 2ª parte, dice:

Camille, la vie, c'est un superbe enfer
Et Dieu est un curieux sculpteur
Qui tue les statues qu'il préfère...
Actualmente, rehabilitada, se admite que Camille Claudel fue una gran escultora, con genio por derecho propio, un genio por el que hubo de pagar un terrible precio porque nadie, su familia ni sus amantes, estuvo dispuesto a reconocérselo.

dilluns, 30 d’abril del 2007

La racaille c'est lui.

¡Atiza! Resulta que el señor Sarkozy ha identificado al enemigo de Francia y, por extensión, de la civilización cristiana occidental: mayo del 68. ¡Qué razón tenían los revolucionarios entonces cuando decían que "mayo 68: comienzo de una lucha prolongada". Y tan prolongada que 39 años después, el candidato a la presidencia de la República francesa promete extirpar lo que queda de él y que al parecer es mucho y malo: prohibido prohibir, relativismo, relajación de costumbres, todo vale, igualdad absoluta, desconsideración de la familia, la patria, la République, falta de sentido de la disciplina, del trabajo, del honor... Bien, bien, no sigo, ¿para qué? Echen una ojeada a las causas de la decadencia del Imperio romano y listo. Original punto de vista: ¡Ah, la degradación de las costumbres, Mme. La Marquise! Dice El País que el que escribe los discursos al señor Sarkozy es un genio de la retórica. A mí me parece un tipo convencional lleno de prejuicios darwinistas.

Enfrentarse hoy al "espíritu del 68", como quien decide retejar la casa después de 40 años, equivale a enfrentarse a la imaginación, la originalidad, la innovación, negar que el 68 ha impregnado todo, desde la reflexión filosófica hasta las pautas estéticas hasta el día de hoy, pretender extirparlo suena un poco a frenesí lunático aunque, desde luego, siempre podrá este hombre poner en marcha un ministerio orwelliano para rehacer nuestras memorias: nada de The Beatles: Adamo; nada de Sartre: Charles Maurras, que hay que volver a las esencias.

Parece que el señor Sarkozy ha contado con el apoyo de André Glucksman, a quien tenía obedientemente sentado a sus pies y a quien ha exhibido después, arengando a los 35.000 citoyens d'ordre a regenerar a Francia de la gusanera sesentayochesca. A mí me ha recordado de inmediato lo que hizo Sapor I con el emperador Valentiniano cuando lo cogió prisionero: un trofeo con su pellejo que exhibian los persas en su templo.

Como sesentayochero estoy encantado de ser objeto de las iras de Mr. Sarkozy que se parecen a las del General De Gaulle antaño. El general hablaba de la chienlit; éste habla de la racaille pero, en el fondo es el mismo espíritu cuartelario. Sólo que aquel, cuando menos, era un militar y un gran militar, mientras que éste sólo es un chusquero civil.

Dar la palabra al pueblo.

El señor Ibarretxe ha concedido una entrevista al diario Gara que válgame el Señor. Y digo válgame el Señor porque, más que una entrevista, parece un tercer grado. El entrevistador, que balaba mansamente en la entrevista de hace unas fechas con ETA, utiliza con el Lehendakari un tono impositivo y hasta impertinente. Lo que hace el miedo a las pistolas, ¿verdad? Pero, en fin, si al señor Ibarretxe le parece bien que le hablen en ese tono, es muy libre. Si un entrevistador se dirige a mí con esos aires le hace la entrevista a uno que pase por la calle.

En todo caso, la tal entrevista tiene dos momentos esenciales que no pueden quedar sin comentario.

Primer momento: "No aceptamos que se diga que mientras haya violencia aquí no se habla de política". Claro que no, en efecto. Él, por ejemplo no ha dejado de hacerlo y, con él, todos los que saben que están a salvo de un atentado. Los otros, vaya, los otros también pueden hablar de política...según y cómo, depende de lo que digan y en dónde lo digan porque pueden volarles la cabeza. Así que el señor Ibarretxe dirá lo que quiera, pero hay un montón de gente en el País Vasco que no puede hablar de política; bueno, ni pasear en libertad por donde quiera porque pueden matarlo en cualquier momento, entre otras cosas porque el señor Ibarretxe, aunque le pagan por ello, no es capaz de garantizar la seguridad física de lxs ciudadanxs vascxs. Dicho en román paladino: si la gente tiene que andar con escolta es porque no hay seguridad y donde no hay seguridad, no hay libertad. Eso es elemental, de forma que la propuesta del señor Ibarretxe no pasa de ser una inmoralidad.

Segundo momento: "vamos a trabajar para que en esta legislatura se puedan someter a la sociedad vasca iniciativas políticas.- ¿Someter a referéndum? Sí, a consulta democrática." Dejemos de lado el hecho de que en el País Vasco los partidos españolistas no pueden completar sus listas electorales porque la gente tiene miedo, que ya es dejar de lado. ¿En qué norma se basa el señor Ibarretxe para convocar consulta popular alguna? La Constitución española es taxativa: La "autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum" es competencia exclusiva del Estado (art.- 149, 1, 32ª). Y todas las veces que se habla de referéndum en el vigente Estatuto del País Vasco se especifica que deberá ser "autorizado". Todos los actos de los poderes públicos democráticos tienen que estar amparados en una norma previa y aquí sólo se me ocurren dos posibilidades: el señor Ibarretxe invoca una norma de derecho divino o pretende convocar a referéndum al amparo del proyecto de Estatuto que presentó al Congreso de los Diputados y éste rechazó en su día.

En cualquier de los dos casos será ilegal y no podrá hacerlo.

Las edades de la vida (XVI).

Hay una representación del sempiterno tema de las edades de la vida que, no considerándose habitualmente como tal, convierte al motivo en uno de los más frecuentes del arte occidental y es el de la adoración de los magos, en el que raro es el pintor, grabador, miniaturista o vidriero que no haya probado su mano. Por la composición de la escena que nos trasmite la leyenda evangélica, ésta contiene habitualmente las cuatro edades: la infancia, con el niño Jesús; la juventud, con la Virgen recién parida; la madurez, generalmente dos de los Reyes Magos, especialmente Baltasar; y la ancianidad, en las personas del tercer Rey Mago y José, el padre putativo.

En la adoración de los Magos, las edades de la vida adquieren un fuerte colorido teológico y místico, porque el infante es el hijo de Dios que, a su vez es Dios según reza el Credo de Nicea. También tienen fuertes elementos simbólicos en las figuras del asno y el buey, reminiscentes del Arca de Noé y, por último, el tratamiento que hace de la vejez es muy reconfortante, no tanto por la figura de José, que no es especialmente gallarda, cuanto por la del Rey, que es Rey y es Mago, o sea, sabio venido de Oriente.

Tuve un problema al elegir una imagen porque de la adoración de los Magos hay miles, muchas de ellas, fascinantes. Al final, me decidí por ese panel al temple de Botticelli, de 1485, que se encuentra en la Galería degli Uffizi, en Florencia. La composición, típicamente renacentista, ha convertido el tradicional establo en unas ruinas clásicas con sillería, que vienen a cerrar una a modo de gruta, de la que emerge la sagrada familia, protegida por un cobertizo. El Rey adorante es viejo, pero no tan longevo como San José. A uno de los lados, un paisaje de la campiña italiana y, al otro, ruinas de arcos clásicos. La escena esta abarrotada de gente, tipos ataviados a la usanza florentina del siglo XV, algunos francamente conseguidos, como ese orgulloso joven de la izquierda, que porta espada. Probablemente casi todos los rostros son retratos más o menos fieles de coetáneos del artista. Y lo gracioso es que también está el propio artista, que tuvo la humorada de autorretratarse en el joven de túnica de la derecha, que nos mira altanero, como si quisiera cerciorarse de que lo vemos de testigo ocular nada menos que del nacimiento de Dios.

Para acompañamiento incluyo un aria de contralto del celebérrimo Oratorio de Navidad, de Juan Sebastian Bach, titulado "Bereite dich, Zion..." (Prepárate, Sión...).

diumenge, 29 d’abril del 2007

Aúpa, Ségo.

Ayer vi el debate -diálogo lo llamó la señora Royal- entre doña Ségolène y don François Bayrou. Hora y media en el hotel Westlin, centro de París, que se dio en directo por la BMF TV y la radio RMC. No sé qué audiencia tuvo, aunque imagino que debió de ser alta, dado que el hecho no es frecuente y había expectativa. La verdad es que ambxs participantes estuvieron muy bien: se expresan con corrección y elegancia y resultan convincentes. Por supuesto, Ségo me resulta más convincente... excepto en su propuesta de salario mínimo europeo; no porque no me resulte atractiva, sino porque no parece realizable, cosa que le señaló Bayrou, a lo que ella no dio respuesta aceptable. En todo caso, se trata de dos políticxs de altura a lxs que da gusto escuchar: sin latiguillos, sin frases hechas, sin redundancias, ni barbarismos, con conceptos claros y precisos, sin demagogias ni bobadas. En fin, no estoy pensando en nadie en concreto. Quien quiera verlo, que pinche en Le Monde .

Que el debate ha sido un éxito para ambxs se sigue de la extemporánea reacción de Mr. Sarkozy, que lo ha descalificado como "maniobra en un hotel de París" y luego se le ha ido el estro diciendo que es una práctica estalinista, un délit de faciés y un delito de opinión que abre el camino a la alianza con la extrema izquierda. Vamos, como si se tratara del señor Acebes que practica la máxima cristiana de "contra sustos, insultos".

El sondeo de Ipsos/Dell publicado ayer da un 52,5% de intención de voto para Sarkozy y un 47,5% para Royal. La cosa promete. Entre tanto, los movimientos unitarios se aceleran: Cohn-Bendit habla de una alianza PSF-UDF-Verdes y Henri Emmanuelli, un pope del socialismo, sugiere que el partido socialista forme un "partido progresista" incluyendo a los "antiliberales" de la izquierda. Esta última propuesta me sugiere dos ideas:

1ª qué suerte tienen los franceses de tener las ideas tan claras de forma que el término "antiliberal" no traiga las connotaciones negativas que tiene aquí, en donde todos los fascistas se llaman "liberales".

2ª: Qué suerte tienen los franceses asimismo de que el término "progresista" no sufra, como sucede aquí, el ataque de la extrema derecha y de sus comparsas ideológicas de la izquierda fetén.

Con un poco de suerte, la izquierda gana las elecciones presidenciales en Francia. La izquierda democrática y progresista, sí señor; la que hace algo más que hablar en el café; la que cambia la realidad aquí y ahora en un sentido favorable a lxs desfavorecidxs, las mujeres, lxs inmigrantes, lxs jóvenes, lxs pensionistas, la que quiere una política exterior independiente de la hegemonía estadounidense. En fin, la izquierda a secas.

Del independentismo vasco.

Cumplo mi promesa de explicar las razones del hartazgo que siento con el asunto del independentismo vasco. Trataré de ser breve.

Desde 1978 España es un Estado democrático de derecho por la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles. Algunos ciudadanos sostienen no sentirse vinculados con ese ordenamiento jurídico. Esos ciudadanos se dividen, a su vez, en dos grupos: uno, mayoritario, dice no sentirse vinculado, pero lo acata y acepta las reglas del juego. El otro se niega a aceptar las reglas del juego, pretende la independencia ya y encuentra legítimo que una organización de pistolerxs asesine en nombre de ese ideal. Ese grupo representa en torno al 12%/13% del electorado de los tres territorios históricos y mucho menos en Navarra. Después de treinta años de atentados, asesinatos, secuestros, etc es obvio que ni el grupo ni su brazo armado han avanzado ni un centímetro en su objetivo; al contrario, han retrocedido, pues el grupo está ilegalizado y no puede actuar y la banda de pistolerxs tiene crudo seguir con sus crímenes.

Por supuesto, en los treinta años, también ha habido momentos en que el Estado de derecho no ha hecho honor a su condición y ha incurrido en prácticas de torturas y terrorismo de Estado condenables. Pero ni esos casos (mayores o menores) justifican la disparatada idea de que la democracia es la continuación de la dictadura, ni el Estado de derecho ha perdido su legitimidad a los ojos de los españoles y de la opinión pública internacional.

Visto, pues, al cabo de treinta años que no hay modo de que un 12%/13% del electorado vasco imponga a tiros su opinión al resto de la sociedad vasca y menos de la española, parece abrirse un período de reflexión por el que los dirigentes de esa fracción del electorado dicen decantarse por la vía política (se entiende pacífica) para luchar por sus objetivos, cosa perfectamente posible, como lo hace ERC en Cataluña, que no es menos independentista que Batasuna. ETA responde declarando una tregua. Se inicia una época de esperanza en la cual la organización se enroca en la táctica de marear la perdiz hasta el aburrimiento, tratando de volver a imponer sus criterios sin obedecer la ley vigente que será más o menos justa, pero es la ley vigente. Todavía ayer el señor Permach hablaba de que el Gobierno había incumplido unos misteriosos "compromisos" con ETA que, por más que se les ha dicho que los enuncien, no han sido capaces de hacerlo porque, obviamente, son falsos.

La tregua, la "vía política", etc, todo eso ha sido una añagaza para seguir con la táctica de trágala que, aparte de odiosa por lo que lleva de desprecio hacia la gente de buena voluntad que apoyó el proceso, incluso lxs que somos partidarixs de la autodeterminación, es estúpida porque no conduce a nada.

Al final, y de momento, Batasuna no concurrirá a las elecciones, lo hará la llamada izquierda abertzale y bajo unas siglas de un partido que rechaza explícitamente la violencia. Es una victoria del Estado de derecho y un revés a esta opción minoritaria del electorado vasco que sus dirigentes, seguramente, convertirán en un triunfo, con la misma sinceridad con que hablan de los "compromisos" rotos por el Gobierno español.

Pues sí, un hartazgo que se concreta en una actitud doble muy clara: vía libre a todo lo que sea legal y policía y tribunales para todo lo ilegal, y a ver quién se cansa antes. Entre tanto, que vayan a tomar el pelo a los de su pueblo.