dimarts, 1 de maig del 2007

Las edades de la vida (XVII)


Hoy entramos en un territorio nuevo por dos razones distintas, una de carácter formal y otra de contenido.

La de contenido: hasta la fecha hemos dado por supuesto que las edades de la vida guardaban armonía entre sí, que se sucedían de modo suave, sin solución de continuidad en el mismo individuo o se relacionaban de forma pacífica al tratarse de personas de edades distintas, que se atienen a lo que social y convencionalmente se espera de ellas. Pero ¿qué sucede cuando las edades están en una relación conflictiva mutua, cuando entrechocan ya sea en el individuo aislado o en las relaciones entre ellos?

La de forma: las representaciones de las edades de la vida consideradas hasta el momento han sido pinturas, grabados, dibujos, estampas, impresiones, en definitiva, dos dimensiones, no tres; nada de volumen. Ya advertí que la representación del asunto es muy poco frecuente en otras artes, especialmente la escultura.

Pero hay algunos casos. El grupo en bronce que vemos, llamado L'Age mur una obra de Camille Claudel, escultora hermana del poeta Paul Claudel, está datada en 1900 y se exhibe en el Museo del Quay d'Orsay en París. A primera vista, podría decirse que se trata de una obra de Auguste Rodin, si bien si se observa con detenimiento, se apreciará un genio peculiar, distinto del rodiniano. De hecho, el hombre maduro que se aleja casi llevado en volandas por la vieja de alado ropaje, es Auguste Rodin y la jovencita desnuda arrodillada que trata inútilmente de retenerlo es Camille Claudel. Tres edades de la vida: juventud, madurez, vejez; tres edades en conflicto.

A los diez y nueve años de edad, Camille entró a trabajar con Auguste Rodin, que le sacaba veinticinco. En poco tiempo pasó de ser ayudante a ser su colaboradora, su modelo y su amante. La intensa relación duró varios años y, al final se rompió porque Rodin estaba vinculado a una mujer de su edad, Rose Beuret, la vieja del grupo. El resultado de la ruptura fue L'Age mur, una obra forjada a puro golpe de pasión, y una creciente inestabilidad emocional que acabaría con Claudel. Tuvo otra breve relación con Debussy. Hizo una última exposición en 1905 y, a partir de entonces, arruinada, despreciada por la crítica, abandonada por su familia, empezando por Paul que era exquisito poeta y piadoso cristiano, pero se portó muy mal con su hermana, cayó en estados de depresión que le hacían destruir sus obras. Por último, en 1913, a la muerte de padre, el último que aún la protegía, su odiosa familia consiguió encerrarla en un manicomio, en donde pasó los últimos treinta años de su vida sin que nadie fuera a verla, excepción hecha de una visita anual de su hermano, que no hizo nada por sacarla de allí.

En 1987 Bruno Nuytten llevó al cine la vida de Camille en interpretación de Isabelle Adjani y Gérard Depardieu (Rodin). El video recoge las últimas y tristes escenas. En 1989 Serge Reggiani compuso una canción, Camille, que forma parte de un disco fabuloso, Reggiani 89, que no he podido encontrar, pero cuyo estribillo, 2ª parte, dice:

Camille, la vie, c'est un superbe enfer
Et Dieu est un curieux sculpteur
Qui tue les statues qu'il préfère...
Actualmente, rehabilitada, se admite que Camille Claudel fue una gran escultora, con genio por derecho propio, un genio por el que hubo de pagar un terrible precio porque nadie, su familia ni sus amantes, estuvo dispuesto a reconocérselo.

dilluns, 30 d’abril del 2007

La racaille c'est lui.

¡Atiza! Resulta que el señor Sarkozy ha identificado al enemigo de Francia y, por extensión, de la civilización cristiana occidental: mayo del 68. ¡Qué razón tenían los revolucionarios entonces cuando decían que "mayo 68: comienzo de una lucha prolongada". Y tan prolongada que 39 años después, el candidato a la presidencia de la República francesa promete extirpar lo que queda de él y que al parecer es mucho y malo: prohibido prohibir, relativismo, relajación de costumbres, todo vale, igualdad absoluta, desconsideración de la familia, la patria, la République, falta de sentido de la disciplina, del trabajo, del honor... Bien, bien, no sigo, ¿para qué? Echen una ojeada a las causas de la decadencia del Imperio romano y listo. Original punto de vista: ¡Ah, la degradación de las costumbres, Mme. La Marquise! Dice El País que el que escribe los discursos al señor Sarkozy es un genio de la retórica. A mí me parece un tipo convencional lleno de prejuicios darwinistas.

Enfrentarse hoy al "espíritu del 68", como quien decide retejar la casa después de 40 años, equivale a enfrentarse a la imaginación, la originalidad, la innovación, negar que el 68 ha impregnado todo, desde la reflexión filosófica hasta las pautas estéticas hasta el día de hoy, pretender extirparlo suena un poco a frenesí lunático aunque, desde luego, siempre podrá este hombre poner en marcha un ministerio orwelliano para rehacer nuestras memorias: nada de The Beatles: Adamo; nada de Sartre: Charles Maurras, que hay que volver a las esencias.

Parece que el señor Sarkozy ha contado con el apoyo de André Glucksman, a quien tenía obedientemente sentado a sus pies y a quien ha exhibido después, arengando a los 35.000 citoyens d'ordre a regenerar a Francia de la gusanera sesentayochesca. A mí me ha recordado de inmediato lo que hizo Sapor I con el emperador Valentiniano cuando lo cogió prisionero: un trofeo con su pellejo que exhibian los persas en su templo.

Como sesentayochero estoy encantado de ser objeto de las iras de Mr. Sarkozy que se parecen a las del General De Gaulle antaño. El general hablaba de la chienlit; éste habla de la racaille pero, en el fondo es el mismo espíritu cuartelario. Sólo que aquel, cuando menos, era un militar y un gran militar, mientras que éste sólo es un chusquero civil.

Dar la palabra al pueblo.

El señor Ibarretxe ha concedido una entrevista al diario Gara que válgame el Señor. Y digo válgame el Señor porque, más que una entrevista, parece un tercer grado. El entrevistador, que balaba mansamente en la entrevista de hace unas fechas con ETA, utiliza con el Lehendakari un tono impositivo y hasta impertinente. Lo que hace el miedo a las pistolas, ¿verdad? Pero, en fin, si al señor Ibarretxe le parece bien que le hablen en ese tono, es muy libre. Si un entrevistador se dirige a mí con esos aires le hace la entrevista a uno que pase por la calle.

En todo caso, la tal entrevista tiene dos momentos esenciales que no pueden quedar sin comentario.

Primer momento: "No aceptamos que se diga que mientras haya violencia aquí no se habla de política". Claro que no, en efecto. Él, por ejemplo no ha dejado de hacerlo y, con él, todos los que saben que están a salvo de un atentado. Los otros, vaya, los otros también pueden hablar de política...según y cómo, depende de lo que digan y en dónde lo digan porque pueden volarles la cabeza. Así que el señor Ibarretxe dirá lo que quiera, pero hay un montón de gente en el País Vasco que no puede hablar de política; bueno, ni pasear en libertad por donde quiera porque pueden matarlo en cualquier momento, entre otras cosas porque el señor Ibarretxe, aunque le pagan por ello, no es capaz de garantizar la seguridad física de lxs ciudadanxs vascxs. Dicho en román paladino: si la gente tiene que andar con escolta es porque no hay seguridad y donde no hay seguridad, no hay libertad. Eso es elemental, de forma que la propuesta del señor Ibarretxe no pasa de ser una inmoralidad.

Segundo momento: "vamos a trabajar para que en esta legislatura se puedan someter a la sociedad vasca iniciativas políticas.- ¿Someter a referéndum? Sí, a consulta democrática." Dejemos de lado el hecho de que en el País Vasco los partidos españolistas no pueden completar sus listas electorales porque la gente tiene miedo, que ya es dejar de lado. ¿En qué norma se basa el señor Ibarretxe para convocar consulta popular alguna? La Constitución española es taxativa: La "autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum" es competencia exclusiva del Estado (art.- 149, 1, 32ª). Y todas las veces que se habla de referéndum en el vigente Estatuto del País Vasco se especifica que deberá ser "autorizado". Todos los actos de los poderes públicos democráticos tienen que estar amparados en una norma previa y aquí sólo se me ocurren dos posibilidades: el señor Ibarretxe invoca una norma de derecho divino o pretende convocar a referéndum al amparo del proyecto de Estatuto que presentó al Congreso de los Diputados y éste rechazó en su día.

En cualquier de los dos casos será ilegal y no podrá hacerlo.

Las edades de la vida (XVI).

Hay una representación del sempiterno tema de las edades de la vida que, no considerándose habitualmente como tal, convierte al motivo en uno de los más frecuentes del arte occidental y es el de la adoración de los magos, en el que raro es el pintor, grabador, miniaturista o vidriero que no haya probado su mano. Por la composición de la escena que nos trasmite la leyenda evangélica, ésta contiene habitualmente las cuatro edades: la infancia, con el niño Jesús; la juventud, con la Virgen recién parida; la madurez, generalmente dos de los Reyes Magos, especialmente Baltasar; y la ancianidad, en las personas del tercer Rey Mago y José, el padre putativo.

En la adoración de los Magos, las edades de la vida adquieren un fuerte colorido teológico y místico, porque el infante es el hijo de Dios que, a su vez es Dios según reza el Credo de Nicea. También tienen fuertes elementos simbólicos en las figuras del asno y el buey, reminiscentes del Arca de Noé y, por último, el tratamiento que hace de la vejez es muy reconfortante, no tanto por la figura de José, que no es especialmente gallarda, cuanto por la del Rey, que es Rey y es Mago, o sea, sabio venido de Oriente.

Tuve un problema al elegir una imagen porque de la adoración de los Magos hay miles, muchas de ellas, fascinantes. Al final, me decidí por ese panel al temple de Botticelli, de 1485, que se encuentra en la Galería degli Uffizi, en Florencia. La composición, típicamente renacentista, ha convertido el tradicional establo en unas ruinas clásicas con sillería, que vienen a cerrar una a modo de gruta, de la que emerge la sagrada familia, protegida por un cobertizo. El Rey adorante es viejo, pero no tan longevo como San José. A uno de los lados, un paisaje de la campiña italiana y, al otro, ruinas de arcos clásicos. La escena esta abarrotada de gente, tipos ataviados a la usanza florentina del siglo XV, algunos francamente conseguidos, como ese orgulloso joven de la izquierda, que porta espada. Probablemente casi todos los rostros son retratos más o menos fieles de coetáneos del artista. Y lo gracioso es que también está el propio artista, que tuvo la humorada de autorretratarse en el joven de túnica de la derecha, que nos mira altanero, como si quisiera cerciorarse de que lo vemos de testigo ocular nada menos que del nacimiento de Dios.

Para acompañamiento incluyo un aria de contralto del celebérrimo Oratorio de Navidad, de Juan Sebastian Bach, titulado "Bereite dich, Zion..." (Prepárate, Sión...).

diumenge, 29 d’abril del 2007

Aúpa, Ségo.

Ayer vi el debate -diálogo lo llamó la señora Royal- entre doña Ségolène y don François Bayrou. Hora y media en el hotel Westlin, centro de París, que se dio en directo por la BMF TV y la radio RMC. No sé qué audiencia tuvo, aunque imagino que debió de ser alta, dado que el hecho no es frecuente y había expectativa. La verdad es que ambxs participantes estuvieron muy bien: se expresan con corrección y elegancia y resultan convincentes. Por supuesto, Ségo me resulta más convincente... excepto en su propuesta de salario mínimo europeo; no porque no me resulte atractiva, sino porque no parece realizable, cosa que le señaló Bayrou, a lo que ella no dio respuesta aceptable. En todo caso, se trata de dos políticxs de altura a lxs que da gusto escuchar: sin latiguillos, sin frases hechas, sin redundancias, ni barbarismos, con conceptos claros y precisos, sin demagogias ni bobadas. En fin, no estoy pensando en nadie en concreto. Quien quiera verlo, que pinche en Le Monde .

Que el debate ha sido un éxito para ambxs se sigue de la extemporánea reacción de Mr. Sarkozy, que lo ha descalificado como "maniobra en un hotel de París" y luego se le ha ido el estro diciendo que es una práctica estalinista, un délit de faciés y un delito de opinión que abre el camino a la alianza con la extrema izquierda. Vamos, como si se tratara del señor Acebes que practica la máxima cristiana de "contra sustos, insultos".

El sondeo de Ipsos/Dell publicado ayer da un 52,5% de intención de voto para Sarkozy y un 47,5% para Royal. La cosa promete. Entre tanto, los movimientos unitarios se aceleran: Cohn-Bendit habla de una alianza PSF-UDF-Verdes y Henri Emmanuelli, un pope del socialismo, sugiere que el partido socialista forme un "partido progresista" incluyendo a los "antiliberales" de la izquierda. Esta última propuesta me sugiere dos ideas:

1ª qué suerte tienen los franceses de tener las ideas tan claras de forma que el término "antiliberal" no traiga las connotaciones negativas que tiene aquí, en donde todos los fascistas se llaman "liberales".

2ª: Qué suerte tienen los franceses asimismo de que el término "progresista" no sufra, como sucede aquí, el ataque de la extrema derecha y de sus comparsas ideológicas de la izquierda fetén.

Con un poco de suerte, la izquierda gana las elecciones presidenciales en Francia. La izquierda democrática y progresista, sí señor; la que hace algo más que hablar en el café; la que cambia la realidad aquí y ahora en un sentido favorable a lxs desfavorecidxs, las mujeres, lxs inmigrantes, lxs jóvenes, lxs pensionistas, la que quiere una política exterior independiente de la hegemonía estadounidense. En fin, la izquierda a secas.

Del independentismo vasco.

Cumplo mi promesa de explicar las razones del hartazgo que siento con el asunto del independentismo vasco. Trataré de ser breve.

Desde 1978 España es un Estado democrático de derecho por la voluntad de la inmensa mayoría de los españoles. Algunos ciudadanos sostienen no sentirse vinculados con ese ordenamiento jurídico. Esos ciudadanos se dividen, a su vez, en dos grupos: uno, mayoritario, dice no sentirse vinculado, pero lo acata y acepta las reglas del juego. El otro se niega a aceptar las reglas del juego, pretende la independencia ya y encuentra legítimo que una organización de pistolerxs asesine en nombre de ese ideal. Ese grupo representa en torno al 12%/13% del electorado de los tres territorios históricos y mucho menos en Navarra. Después de treinta años de atentados, asesinatos, secuestros, etc es obvio que ni el grupo ni su brazo armado han avanzado ni un centímetro en su objetivo; al contrario, han retrocedido, pues el grupo está ilegalizado y no puede actuar y la banda de pistolerxs tiene crudo seguir con sus crímenes.

Por supuesto, en los treinta años, también ha habido momentos en que el Estado de derecho no ha hecho honor a su condición y ha incurrido en prácticas de torturas y terrorismo de Estado condenables. Pero ni esos casos (mayores o menores) justifican la disparatada idea de que la democracia es la continuación de la dictadura, ni el Estado de derecho ha perdido su legitimidad a los ojos de los españoles y de la opinión pública internacional.

Visto, pues, al cabo de treinta años que no hay modo de que un 12%/13% del electorado vasco imponga a tiros su opinión al resto de la sociedad vasca y menos de la española, parece abrirse un período de reflexión por el que los dirigentes de esa fracción del electorado dicen decantarse por la vía política (se entiende pacífica) para luchar por sus objetivos, cosa perfectamente posible, como lo hace ERC en Cataluña, que no es menos independentista que Batasuna. ETA responde declarando una tregua. Se inicia una época de esperanza en la cual la organización se enroca en la táctica de marear la perdiz hasta el aburrimiento, tratando de volver a imponer sus criterios sin obedecer la ley vigente que será más o menos justa, pero es la ley vigente. Todavía ayer el señor Permach hablaba de que el Gobierno había incumplido unos misteriosos "compromisos" con ETA que, por más que se les ha dicho que los enuncien, no han sido capaces de hacerlo porque, obviamente, son falsos.

La tregua, la "vía política", etc, todo eso ha sido una añagaza para seguir con la táctica de trágala que, aparte de odiosa por lo que lleva de desprecio hacia la gente de buena voluntad que apoyó el proceso, incluso lxs que somos partidarixs de la autodeterminación, es estúpida porque no conduce a nada.

Al final, y de momento, Batasuna no concurrirá a las elecciones, lo hará la llamada izquierda abertzale y bajo unas siglas de un partido que rechaza explícitamente la violencia. Es una victoria del Estado de derecho y un revés a esta opción minoritaria del electorado vasco que sus dirigentes, seguramente, convertirán en un triunfo, con la misma sinceridad con que hablan de los "compromisos" rotos por el Gobierno español.

Pues sí, un hartazgo que se concreta en una actitud doble muy clara: vía libre a todo lo que sea legal y policía y tribunales para todo lo ilegal, y a ver quién se cansa antes. Entre tanto, que vayan a tomar el pelo a los de su pueblo.

Las edades de la vida (XV).

Hay algo cíclico en la vida; tanto en lo individual como en lo genérico. La hipótesis del eterno retorno es muy antigua, pues aparece en las concepciones filosóficas hindúes y reza con la especie así como con el individuo que lo experimenta en la rueda del karma; de ahí pasará a Occidente a través, parece, de Pitágoras, hasta encontrar sorprendente acogida en Nietzsche. Todo ha de volver, todo ha de repetirse en el mundo y asimismo en la vida individual. Nacimiento, plenitud, decadencia, muerte, nuevo nacimiento. Es comprensible que el yo se piense eterno y rechace la idea de la mortalidad y que para ello acuda al consuelo de la circularidad que representa la eternidad de forma gráfica. El yo sabe que no puede volver a vivir su propia vida, pero aspira a vivir otra. Las edades son los vértices de los triángulos cuyos lados son los radios de una circunferencia y la secante que une los puntos en que los radios cortan a la circunferencia, que da vueltas como una rueda; la rueda del karma.

Es el espíritu que se encuentra en el fresco que Hans von Marées, un pintor simbolista alemán influido por Böcklin, pintó en 1874 para la Stazione Zoologica del Mare de Nápoles y titulado "Las cuatro edades del hombre". Si observamos con detenimiento la composición veremos que tiene un carácter circular: arrancando de los dos niños que juegan con la manzana, en el sentido de las agujas del reloj, vamos a la pareja de jóvenes, de ahí al hombre maduro y de ahí al anciano que se agacha...a jugar con la manzana del niño. La ancianidad y la infancia es el punto del eterno retorno.

Por cierto, la manzana es, a su vez el leit motiv pictórico del fresco. Todas las figuras están desnudas, formando una curiosa composición en paralelo con los árboles del bosque y todas tienen un quehacer con la manzana. En la joven pareja es la mujer la que la sostiene en una actitud reminiscente de la leyenda bíblica de la tentación de Eva, mientras el hombre aparece pensativo. Ya en la edad adulta, en la plenitud de la existencia, el hombre es autónomo para procurarse la manzana de la vida o, si se quiere, para pecar por su cuenta.

El carácter rotatorio y circular del fresco suscita la idea de la vida como un torbellino. Al menos, a mí me la sugiere y por eso he subido la interpretación que de Le tourbillon de la vie hace Jeanne Moreau en una escena magnífica de una de las películas menos valoradas de François Truffaut pero que a mí me parece extraordinaria, Jules et Jim.

dissabte, 28 d’abril del 2007

Trágala, perro.

El rollo este de las elecciones municipales en el País Vasco aburre a las ovejas. Desde el bombazo de ETA en Barajas vengo resistiéndome a admitir la única conclusión válida que puede extraerse del comportamiento tanto de ETA como de Batasuna, la izquierda abertzale o como quieran llamarse estas gentes: que a fuerza de creer que los demás son imbéciles han conseguido demostrar y hasta convencernos a quienes hemos apoyado de buena fe todo el proceso, el diálogo, etc, de que aquí los únicos imbéciles son ellos. Imbéciles redomados y sin remedio.

ETA: declara una tregua, pone una bomba, mueren dos, dice que sigue en tregua, prepara atentados, asegura seguir en tregua, manda cartas de extorsión.

Batasuna: dice en Anoeta que va de acción pacífica, pero se niega a cumplir la ley, afirma que quiere cumplir la ley y a Otegi le sostiene el paraguas un presunto pistolero de ETA, que quiere ir a las elecciones municipales, pero sigue sin cumplir la ley, saca una organización de la nada y es filial de Batasuna, recurre a las asociaciones de electores, pero los candidatos, en un 80% son miembros de Batasuna y a alguno, además lo detienen por ser presunto miembro de ETA.

Pero estos ¿de qué van? ¿De trágala, perro? Han estado jugando con el apoyo que mucha gente de buena voluntad ha prestado al proceso de normalización sólo para acabar generalizando la impresión de que, en efecto, son una manga de racistas que piensa que "los españoles" son unos gorrinos despreciables. Vistas las cosas así, ¿cabe mayor encanallamiento y degeneración moral que hacer política protegido por pistoleros?

Y ya puestos, termino una conversa que tuve ayer por teléfono con un viejo amigo comunista que apoya a estos tipos y me pedía un ejemplo: conocí a José Luis López de Lacalle en la cárcel, en donde lo había metido Franco por comunista y ¡vaya si era comunista ortodoxo! ¿En nombre de qué lo mataron los pistoleros? Y conste que vi el video que hizo en su día Pepe Rei de Ardi Beltza para, entre otras cosas, justificar ese inicuo asesinato.

Pues, sí, todos somos Geremek.

Leo en El País un buen artículo de don Carlos Carnero, eurodiputado socialista, titulado Todos somos Bronislaw Geremek que denuncia la situación del también eurodiputado polaco, al que su país ha despojado de su acta en el Europarlamento por haberse negado a firmar la declaración que exige la ignominiosa ley de depuración que ha aprobado hace poco el parlamento (Sejm) polaco de mayoría conservadora. La ley exige de todos los funcionarios públicos, cargos electos, etc una declaración jurada de no haber colaborado en el pasado con los servicios secretos del régimen comunista.

Geremek, que fue miembro del Partido Obrero Unificado Polaco (o sea, comunista) hasta 1968 y tuvo luego el buen gusto y la honradez de abandonarlo para pasar a la oposición y contribuir a la creación del sindicato Solidaridad, ha tenido hoy otro gesto de honradez y gallardía, rechazando firmar esa infamia que se han sacado de la minerva los dos gemelos que desgobiernan a la infeliz Polonia.

El caso Geremek clama al cielo. Espero que haya movimientos de solidaridad, que firmemos cartas y protestas y, de momento, se me ocurre que el PSOE lleve a Geremek en sus listas en las próximas elecciones al Europarlamento.

Dicho lo cual, añado un asunto de matiz que he visto ya muchas veces. El señor Carnero termina su interesante artículo diciendo:

"Tenemos que ser una piña en defensa de Bronislaw. Si no, nos veremos obligados a recitar en silencio los tristes versos de Bertold Brecht en vez de tararear -aún desafinando- el Himno a la Alegría de Beethoven.
Sin duda se refiere a los versos siguientes:

Primero se llevaron a los negros,
pero a mi no me importó, porque yo no lo era.

Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó, porque yo tampoco lo era.

Después detuvieron a los sacerdotes,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.

Luego apresaron a unos comunistas,
pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó.

Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.
Sin duda. Se citan mucho. Y siempre se atribuyen a Bertolt Brecht. Pero no son de él. Son de otro resistente antinazi alemán, el cura Martin Niemöller; aunque hay quien se los atribuye a su vez a otro resistente también alemán, ejecutado por lo nazis en 1943, el teólogo Dietrich Bonhöffer. Aún no he salido de dudas. Estoy en ello. Lo que parece claro es que no son de Brecht. Ni tampoco dicen lo que el poema más arriba, sino:
"Sie kamen zuerst und holten die Kommunisten, und ich sagte
nichts, weil ich kein Kommunist war.
Dann kamen sie und holten die Sozialisten, und ich sagte nichts,
weil ich kein Sozialist war.
Dann holten sie die Gewerkschafter, und ich sagte nichts, weil ich
kein Gewerkschafter war.
Dann holten sie die Juden, und ich sagte nichts, weil ich kein Jude
war.
Dann holten sie mich, und es war keiner mehr da, um etwas zu
sagen."
Que traducido suena así: "Primero se llevaron a los comunistas y no dije nada porque no era comunista./Luego se llevaron a los socialistas y no dije nada porque no era socialista./Después se llevaron a los sindicalistas y no dije nada porque no era sindicalista./Después se llevaron a los judíos y no dije nada porque no era judío./Después me llevaron a mí y ya no quedaba nadie que dijera algo."
Desde luego, por la estructura y la versificación, parece de Brecht, pero no es de Brecht.


Las edades de la vida (XIV).

Termino hoy la serie de Thomas Cole (no la de las "edades de la vida") con los dos episodios restantes de "madurez" y "vejez". En la etapa de la madurez, el paisaje ha desaparecido, el hombre ha perdido el gobernalle, mientras el río de la vida atraviesa rápidos torrenciales, y discurre entre rocas peligrosas que también se alzan sombrías como riscos a los lados. El cielo es turbulento y atormentado y el pasajero, sobrecogido ante las dificultades, peligros e incertidumbres de la vida, parece encomendarse a las potencias celestiales. El ángel ha remontado a los cielos, como si quisiera ponerse a salvo ante tanta zozobra.

Una observación atenta, sin embargo, nos permite vislumbrar al fondo del óleo un horizonte luminoso de paz y sosiego, como una promesa para el caso de que el infeliz navegante consiga atravesar los torbellinos de la vida.

Por si alguien quiere acompañar la contemplación del cuadro con una música que considero apropiada, ahí va una interpretación de un momento de los Cuadros en una exposición, de Modest Mussorgsky, en interprtación de un chaval de 12 años.

Por último, el cuarto episodio, de Cole, la vejez: han regresado la calma y el sosiego, las sombras turbulentas de la existencia han quedado atrás, el ángel vuelve a acompañar al navegante y le señala la prometedora luz que fulge en lo alto en una escena similar a la de la juventud pero en la que la luminosidad no es la de una ilusión o quimera, sino el claro brillo de redención. Como Cole era tan místico, a su entrada pone a otro ángel, que parece invitar al hombre a entrar en las regiones celestiales. Quienes no damos en el trasunto místico, vemos en la escena la alegoría del ideal de la sabiduría al que puede consagrar su existencia el anciano, que sigue solo su periplo, sin cejar, hasta las metas que se haya marcado, libre de ataduras mundanas, a la búsqueda del conocimiento puro que dé sentido a su existencia.

Quien se sienta con ánimo puede pinchar en una hermosa interpretación del cuarto movimiento de la 6ª sinfonía en Re mayor, Patética, de Tchaikovsky, un adagio lamentoso consagrado al final de la existencia que siempre me ha parecido de una enorme belleza, a pesar de que las interpretaciones al uso le atribuyen eso, un sentido patético. Y es verdad, patetismo hay mucho, un patetismo hermoso que actúa como un bálsamo del espíritu.