dissabte, 4 d’abril del 2015

La contabilidad de la banda, colgada en la red.

¿Se acuerda el lector de aquella contabilidad que el PP no quería entregar al juez Ruz, de la que decía que no estaba, que no la conservaba, que la había destruido, que la ley no le obligaba a entregarla que... que...? Mentira, como siempre; como todo lo que dice esta asociación de delincuentes para ocultar sus fechorías. Ahora está toda, desde 1990 a 2011, colgada en la red. Lo ha hecho Anonymous, que la subió a primera hora de la mañana a los servidores de acceso libre. La página de Anonymous en este momento está caída por exceso de tráfico pero, quien tenga curiosidad, puede ir al hashtag #cuentasDelPP, que es ya trending topic.
 
Son miles de páginas,  cientos de megabytes. No son los papeles de Bárcenas, ese otro requisitorio en que se recogen las mordidas que esta colección de sinvergüenzas estuvo repartiéndose durante veinte años, sino que es la contabilidad oficial de la banda, la que esta entregó al Tribunal de Cuentas y la que no entregó. Este Tribunal, por llamarlo de algún modo, un órgano compuesto por parientes, enchufados y correveidiles de los mangantes del gobierno, nunca tiene tiempo para analizar los papeles que se le presentan (y que ya están habitualmente llenos de mentiras), lo hace con cinco años de retraso y nunca encuentra nada incriminatorio, por supuesto. Por eso Anonymous pide ahora la colaboración ciudadana, para facilitar el trabajo a estos inútiles (que cobran una pasta de dineros públicos) para que haga el trabajo a través del análisis colectivo, la inteligencia colectiva.
 
El PP no afirma ni niega nada respecto a los papeles, pero ya ha presentado una denuncia por revelación de secretos, con lo que está admitendo que el contenido es cierto. Y sin duda que lo es. Después de Bárcenas, Camps, Matas, Rajoy, Cospedal, Arenas, Mato, Fabra, Monago, Sepúlveda, Galeote, "el albondiguilla", Granados, González y resto de la tropa, cualquier desfalco, fechoría o mangancia que aparezca resultará creíble. La antología del latrocinio es fabulosa. No debe de quedar caja en la que no hayan metido la mano, incluida la de los pensionistas.
 
Insisto, no son los papeles de Bárcenas. Esos son otros. En ellos están los nombres de todas las empresas del Ibex, constructoras, inmobiliarias y negocios diversos regidos por auténticos ladrones y truhanes (algunos de los cuales, como Díaz Ferrán llevan ya un tiempo entre rejas) que aportaban los dineros de la caja B con la que los galopines gobernantes, empezando por Rajoy, se forraban el riñón. Naturalmente, esas empresas no figuran en la contabilidad hoy colgada porque esta es la contabilidad A, ya que el PP llevaba -y seguirá llevando seguramente- dos contabilidades: la legal y la del choriceo, los sobresueldos, las mordidas y mamonadas, las reformas de las sedes, los gastos de las campañas electorales..., en fin, el robo institucionalizado.
 
Esta es la contabilidad A, la que se enviaba como se enviaba al Tribunal de Cuentas. Y aun así, lo que ya sale es suficientemente significatvo: cuarenta millones de euros en publicidad y gastos de representación. ¿Imagina el lector a qué llamará "gastos de representación" esta cuadrilla de mangantes? ¿A qué llamarán "gastos de representación los tipos que nombraron a los Blesas y los Ratos?
 
De la contabilidad se sigue que el principal financiador del PP, en millones de euros ha sido el Banco Popular, el banco del Opus. El 85% de los gastos del PP, financiados por el banco del Opus. En otros términos, el Opus tiene un partido, que se llama PP. Que, además, ese partido sea una colección de presuntos delincuentes, prueba que en este mndo de Dios hay de todo. Y por eso este gobierno está trufado de seguidores de esta triste secta ultrarreaccionaria, gentes como el dimitido Ruiz Gallarón o ese Fernández Díaz, evidentemente un desequilibrado con síndrome de cenobio. Y no solo eso: ¿alguien cree que es coincidencia la analogía de los nombres? Tanto el banco carcunda como su partido han prescindido del sustantivo en sus nombres publicitarios y se hacen llamar Popular el primero y Populares los segundos, en un  mensaje cargado de significado. El banco más reaccionario y el partido más antipopular monopolizan y substantivan el adjetvo popular con una finalidad evidentemente embustera y demagógica.
 
Y, mientras tanto, la oposición, sobre todo el PSOE, en Babia, tomándose en serio a esta partida de estafadores y contribuyendo con ello a engañar a la gente, en lugar de presentar una moción de censura de una vez con el argumento de que no es de recibo que un país esté gobernado por un partido al que un juez imputa un delito y por un presidente presunto beneficiario de ese delito por habrer cobrado dineros negros en B.
 
De verdad, es increíble.