La derrota. Qué amarga es la derrota. Se pierde aquello por lo que se luchaba y empieza la bronca en casa. Hay que conformarse con menos y se inicia la búsqueda de culpables del desastre. Mal asunto, porque es fuerza encontrarlos dentro. Hacerlo fuera es absurdo. Desde luego, el culpable externo de la derrota propia es siempre el adversario, pero carece de sentido condenarlo por ello. Al contrario, lo elegante es felicitarlo, pues ha triunfado. Los culpables se buscan en el interior, en los traidores, quintacolumnistas, derrotistas y hasta tibios. Suelen ser cabezas de turco. En los partidos este comportamiento es tan seguro que parece un guión.
El mayor derrotado en Andalucía, el PP, vive horas convulsas. En su interior se cruzan propósitos avinagrados. 17 escaños y medio millón de votos perdidos son una bofetada al candidato y a Mariano Rajoy y su gobierno, que lo apoyaron y hasta hicieron la campaña para y por él. Eso los resultados. Tomadas como sondeo, con una muestra de cuatro millones de votantes, las elecciones andaluzas auguran un mayo aciago. Una derrota sin paliativos. Y, no pudiendo admitir que los culpables sean Rajoy y su gobierno, pues no podrían sustituirlos en menos de dos meses, se buscan cabezas de turco. Cospedal, Aguirre, cabezas de turca. Pero de turca belicosa. Aguirre quiere ser califa en lugar del califa y Cospedal ya está señalando la puerta de salida al pobre Bonilla. Habra que darse por contentos con este turquillo. La derecha aborrece la desunión y la fragmentación. Rajoy lo entiende muy bien. Para resolver un problema lo mejor es dejarlo pudrirse. Según saber convencional, el modo más seguro de que un problema se pudra es nombrar una comisión para resolverlo. Ni corto ni perezoso, Rajoy ha convocado a la Junta Directiva Nacional del PP para el martes, un órgano compuesto por 600 miembros; una macrocomisión. Su voluntad de pudrimiento es incuestionable. Como siempre. No resolverán nada y seguirán buscando cabezas de turco o de turca.
En UPyD han perdido hasta la camisa y la bronca interna es fenomenal. Entre renuncias y expulsiones, no tienen gente para completar sus candidaturas y los augurios en Madrid los sitúan fuera del Parlamento. Rosa Díez quiere aplazar la catarsis hasta pasadas las elecciones, pero quizá no pueda. Voluntad parece tener y también afán de seguir. Recuerda los últimos de Filipinas o al general Custer en la batalla de Little Bighorn.
En Podemos las fricciones parecen ser menores porque al fin al cabo, 15 diputados de cero antes no es una derrota. Pero tampoco es una victoria. El enfrentamiento entre la baronía andalusí, del sector crítico, y la dirección suprema no es buena señal. Y menos que, en lugar de reconocerlo abiertamente, se haya desmentido, confirmado, vuelto a desmentir y reconfirmado media docena de veces. Catastrófico desde la perspectiva de la comunicación y con los círculos en estado casi tumultuoso, la eficacia de Podemos en Andalucía puede aproximarse a cero. En cuanto a las elecciones de mayo, según parece, en varios lugares hay candidaturas de convergencia de IU y Podemos como "partido instrumental". Eso no va a ayudar a que el electorado se aclare de a quién está votando y, teniendo en cuenta que la participación en las primarias de Podemos ha estado ligeramente por encima del 20%, tampoco aquí los augurios son saneados.
En cuanto a IU, los desastrosos resultados andaluces, atizan mucho más la discordia interna. Unos atribuyen la pérdida de siete diputados a la alianza con el gobierno de Díaz y otros a la existencia de Podemos. El enfrentamiento no se resolverá porque, a escala del Estado, la situación es peor. Precisamente esas candidaturas unitarias de IU con Podemos en unos sitios y en otros no pueden acabar reventando la federación que morirá entonando como Dido el lamento por la convergencia y el amor que no pudo ser.
Ciudadanos y el PSOE no han perdido. Al contrario, C's se ha encontrado nueve diputados salidos como el conejo de la chistera de que tanto habla Rajoy. El PSOE ha salvado los muebles dignamente. Incluso más que los muebles porque el hundimento de su directo competidor lo fortalece.
Por ese motivo no hay tensiones especialmente fuertes en ninguna de las dos organizaciones. Y eso será a su vez un aval para el resultado que esperan conseguir en mayo y que en ambos casos supondrá un espaldarazo para las direcciones de las dos, aunque por razones distintas.