El congreso de las víctimas del terrorismo que acaba de clausurarse prácticamente con un discurso del presidente del PP, señor Rajoy, ha funcionado a todos los efectos como un acto del PP en la precampaña electoral. Es un ejemplo apabullante de cómo se utiliza el terrorismo en la contienda electoral. Tampoco es para extrañarse tanto. Casi nadie se acuerda ya de que hubo un tiempo en que los partidos prometieron no emplear las pensiones y las clases pasivas en la pugna politica; pero no lo han cumplido jamás. En estas elecciones en ciernes, las promesas sobre las pensiones son las primeras que se han hecho. Claro, siete millones y pico de electores son un bocado nada desdeñable. Lo mismo sucede con el voto de las víctimas que arrastra el de los simpatizantes de dichas víctimas, que somos incontables.
A su vez, en el mundo de las víctimas, hay una clara asimetría: siendo así que acoge a múltiples asociaciones, aparece hegemonizado por una de ellas, la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que funciona en plena sitonía con el principal partido de la oposición de forma que el discurso del señor Alcaraz es perfectamente intercambiable con el del señor Rajoy. Esto es jugar con ventaja. El señor Rajoy, que lo sabe, debiera haberlo evitado. Este es el tipo de cosas que la gente detecta y por el que se pierden las elecciones. No lo parece pero lo es.
Pero no sé yo si en su furibunda agresión verbal al Gobierno el señor Rajoy no se pasó al pedir que se "prive de inmunidad a los gobernantes que sean declarados autores, inductores, financiadores o cómplices de actos de terrorismo."¿O no se refiere Vd. al caso del señor Aznar y la guerra del Irak?