Mi artículo de elMón.cat de hoy. Habitualmente dedico esta entradilla a explicarlo un poco. Hoy no hace falta. Todos los partidos españoles están contra el referéndum catalán. El PP, montado en el caballo de Santiago y cierra España; el PSOE, en el asno de Buridán; Podemos en el hipogrifo de Ariosto; y C's en la cucaracha de Kafka. Este referéndum ha puesto a cada cual en su sitio y ya solo queda por ver qué decisión toma la Ejecutiva del PSOE pasado mañana. Quiere hacer una propuesta "política" de negociación, lo cual es un avance muy positivo en un Estado, el español, en el que los problemas nunca se encaran, no se entienden y jamás se resuelven. Ojalá le salga algo de provecho, pero no veo grandes posibilidades si no se acepta un referéndum pactado.
En todo caso y antes de nada, la primera obligación de la izquierda, de toda la izquierda, es poner fin a este gobierno corrupto, de ladrones y expoliadores, antes de que termine de arruinar y destrozar el país y antes de que provoque un incendio social en Cataluña, que es lo que intenta para tapar su incompetencia.
Para ello se necesita una moción de censura que podría presentarse ya, el sábado mismo, si el "nuevo PSOE" tiene el sentido común, la inteligencia y las agallas de plantear un referéndum pactado. A partir de ahí, un gobierno de izquierda con Sánchez de presidente, dedicado a gestionar el resultado del referéndum, a revertir todo el destrozo hecho por el PP, a emplear la justicia contra un partido de presuntos delincuentes y a regenerar España.
Para eso hace falta tener las ideas claras, ser sincero, demócrata y tener valor.
Aquí la versión en castellano
El frente unido español contra el
referéndum
A medida que se acerca la fecha
del referéndum sin que el bloque independentista muestre señales de vacilación
(aunque la prensa cavernaria de Madrid se las invente) cunde el pánico en las
filas del nacionalismo español. Como siempre, ha sido incapaz de gestionar el
conflicto con un mínimo de racionalidad y ahora, cuando ya no hay tiempo, forma
un frente común contra el independentismo, olvidando sus aparentes
discrepancias.
El PP esgrime la sagrada unidad
de la patria que Franco agonizante encomendó a Juan Carlos, aunque ahora se
disfraza de unidad “democrática” de soberanía, de “igualdad” (las comillas
indican mentiras) de todos los españoles y de vigencia de una Constitución que
el propio PP rechazaba en un principio. Para garantizarla está dispuesto a
emplear todos los medios, incluso los presuntamente delictivos, como ya ha
demostrado.
El PSOE, tratando de
diferenciarse de la derecha neofranquista, después de años de haberle hecho el
juego, persigue el mismo fin, pero acude a procedimientos menos agresivos, más
dialogantes y con mayor voluntad de reforma. No obstante, tiene la misma línea
roja del “no” al referéndum y, por lo tanto, no solo llega tarde si no amplía
la oferta, sino que su papel de furgón de cola de la derecha será aun más
lamentable.
El discurso de Podemos es el
habitual galimatías en este mosaico de personalismos enfermizamente mediáticos,
pero el resumen final es el mismo que el del PP y el PSOE: “no” al referéndum
de autodeterminación catalán porque no tiene garantías, no es legal, no es
seguro y, sobre todo, no lo controlan ellos.
C’s está apuntado al “no” desde
el mismo origen porque, a pesar de sus aires de brokers estilo Wall Street, su idea de España es la de los
triunfadores del 39.
El desconcierto y la agitada
controversia son prueba palmaria del susto compartido de la insolente derecha
nacional-católica y la izquierda sumisa ante la probabilidad de quedarse sin el
país que su mutua incompetencia ha destruido. Puro miedo.
Detrás de las amenazas, las
ironías, los engolados pareceres de eruditos a la violeta y los negros
vaticinios de augures vestidos de expertos no hay más que miedo. Miedo a que,
si se hace el referéndum, lo pierdan y, con él, pierdan el país que llevan
parasitando cientos de años a base de oprimir a sus gentes.
El “nuevo PSOE” dice buscar una
solución (próxima Ejecutiva el viernes) pactada, negociada, ante la
irresponsable inoperancia de la derecha. Algo es algo. Pero, por lo que se
perfila, es poco y tardío. La clave para resolver la cuestión es el referéndum
pactado. Y es la clave porque, sin él, no habrá moción de censura ganadora y el
PSOE no podrá desalojar al PP del gobierno, cosa que podría hacer el 1º de septiembre,
con los votos favorables de JxS.
Pero el “no” socialista y el otro
“no” nacional-español de Podemos, no solo prueba su miedo y su insinceridad,
sino que los hace cómplices de la política represiva que aplica la derecha. Y
en esa política represiva hay un nuevo avance especialmente abusivo y
repugnante: el intento de ir contra funcionarios y políticos de la Generalitat,
atacándolos en su patrimonio. Sin duda, muy coherente con el espíritu de esta
derecha franquista que ya aplicó Cifuentes en Madrid y laos dos mendas que
dominaron el ministerio del Interior con su Ley Mordaza, un intento de volver al
“orden público” de la dictadura arruinando a la gente.
Es literalmente repugnante que el
gobierno y partido que más han robado en la historia de España, más caudales
públicos han malversado, más han estafado y expoliado el erario, incrementen su
política represiva por la vía pecuniaria. Lo hacen atentando contra el
patrimonio de los políticos y los funcionarios como antes contra los ciudadanos
como una posible forma de reponer los caudales que llevan años robando y
malversando en viajes, francachelas, putas, drogas, confetti, cuentas en Suiza
y Panamá, sobresueldos, financiación ilegal, sobrecostes, mordidas, cohechos,
extorsiones, estafas, obras faraónicas inútiles para beneficio propio y de
amigos, sobornos a periodistas mercenarios y expolios con las privatizaciones.
Pero, sobre todo, es una decisión
tan odiosa y miserable (propia de quienes proceden de esa manera en todo lo
demás) que, de llevarse a cabo, puede provocar un estallido social en Cataluña,
harta ya del saqueo, como debiera estarlo el resto de España si tuviera algo de
coraje.
Para evitar esa vergüenza de unos
mangantes robando el patrimonio personal de los representantes democráticos y los
funcionarios, la izquierda, y especialmente el PSOE, solo tiene una salida:
pactar un referéndum en Cataluña y presentar una moción de censura que desplace
a esta banda de ladrones del poder político (y, por tanto, también del judicial
a sus órdenes) antes de que sea demasiado tarde.