dijous, 10 de setembre del 2015

De sondeos y abuelos.


Para sentar plaza de ponderado y evitar acusaciones de partidismo, traigo dos sondeos diferentes publicados ayer mismo. De aquí al 27 de septiembre, cuando se celebren esas elecciones autonómicas absolutamente normales pero de las que están pendientes desde el Congreso de Washington hasta el de Noruega, se publicarán muchos más, habrá más proyecciones y todo tipo de vaticinios. En estos dos se dan discrepancias y coincidencias. El primero es de El Periódico de Catalunya, un periódico serio pero nada partidario de la independencia. Según sus cálculos, como puede verse, el bloque del sí (Junts pel Sí y CUP) consigue mayoría simple o, más probable, mayoría absoluta raspada, pero mayoría de escaños. No he visto que haya cálculo de votos. Los demás sufragios se reparten entre C's, Catalunya Sí Que Es Pot (a la que Twitter ha rebautizado en broma algo surrealista como QWERTY), el PSC, el PP y Unió. Con una distribución que coincide más o menos con los cálculos de los analistas más informados y menos partidistas. C's sube como la espuma, QWERTY encaja un resultado ligeramente superior al tradicional de ICV-EUiA, los socialistas pierden un tercio y los del PP se quedan en la mitad de su representación actual, quizá para compensar por el gran aumento de talla de su candidato. Lo dicho, predicciones más o menos razonables.


El otro sondeo es de El Punt Avui, un diario digital también serio, pero independentista. Discrepancias y coincidencias, decíamos. Coincidencia: también El Punt Avui prevé mayoría independentista. Discrepancia: la mayoría es absoluta, entre 73 y 80 escaños, más que suficiente, según algunos, para proclamar una DUI inmediata. Tampoco veo predicción en porcentaje de votos. Y es importante. En todo caso parece seguro que habrá mayoría independentista. De los porcentajes se hablará el 28 de septiembre. Los demás sufragios se reparten también de forma razonable pero con variantes o discrepancias muy curiosas en comparación con el del Periódico. Este sondeo rebaja notoriamente los escaños de C's y algo los de QWERTY, mientras que otorga dos o tres escaños más al PP, seguramente restados de C's.

Otra coincidencia llamativa es que desciende el apoyo a los dos partidos dinásticos españoles, PP y PSOE.  Es decir, los dos partidos nacionales consolidados suman entre 17 y el 22,2 por ciento de los escaños. Los dos bloques del temido "bipartidismo" español son partidos casi testimoniales en Cataluña, cosa que muchos atribuyen a que, en definitiva, Cataluña no es España. Los resultados de las elecciones de 27 de septiembre van a condicionar los de las generales de diciembre, se quiera o no. 

El aumento, mayor o menor, de votos a C's parece confirmar la tesis de que se trata de una formación local. Su reto, por tanto, no está en estas elecciones, en las que se alza segundo en votos, sino en las generales españolas de diciembre, a ver si consigue superar el handicap de mostrarse como un partido catalán. En todo caso, tanto en estas elecciones como en las de diciembre, los movimientos osmóticos más intensos parecen ser entre el PP y C's, los dos partidos de la derecha, una más antigua y otra más aparentemente moderna. 

El magro vaticinio de QWERTY, en definitiva, de Podemos, sí que plantea un problema serio con vistas a las elecciones de diciembre. Si, después del espectáculo ofrecido con las alianzas y desalianzas entre IU y Podemos, el resultado de QWERTY es igual al de ICV-EUiA en 2012, quedándose en el nivel de operatividad de aquella, sonarán campanas a rebato en la formación de los círculos. Habrá un panorama nada tranquilizador en la lonja de la confluencia en el conjunto del Estado en donde Podemos se enfrenta a la petición de una plataforma unitaria con una cabeza elegida en primarias que muchos quieren que sea Garzón. En Cataluña, Iglesias se juega su liderazgo en España, quizá su misma permanencia en la política activa. 

Podemos es un proyecto muy personalista y, visto el riesgo, su plana mayor se instala en el Principado, a apoyar al líder. Este ha entrado en campaña antes de la campaña como un ariete o un elefante en una cacharrería. El hilo argumental esencial es el consabido: soslayar la cuestión nacional, no enredarse en la autodeterminación y menos en los calendarios para implementarla, ignorar el carácter de movimiento social del independentismo, cosa tanto más sorprendente cuanto que Podemos se gloría de ser la consecuencia de otro movimiento social, el 15M. Toda la inquina se descarga en Mas y con un paralelismo recurrente: hay que votar para echar a Mas y a Rajoy. No hace falta decir que también para meter a Podemos y sus candidatos. Hay que centrarse en la corrupción y no salir de ahí. Mas y Rajoy. Más igual a Rajoy. No sé si habrá alguien en Cataluña, por izquierdista que sea que no dé un respingo al escuchar esta equiparación tan patentemente falsa e injusta. Es el tipo de comparación que empuja a la gente hacia Mas. Basta con que se compare el índice de aprobación de Rajoy con el de Mas y, ya de paso, que se mire también el del propio Iglesias en Cataluña.  

Junto a la táctica de la amalgama, asoma la oreja un discurso muy peligroso, con tintes de lerrouxismo que ya tiene encendidas las redes: el llamamiento a los habitantes de Cataluña con padres andaluces y/o abuelos extremeños para votar contra Mas y Rajoy. O sea, en román paladino, en contra de la independencia. Lo de Rajoy se tratará en otro momento. Dicho en términos llanos, es un discurso a los votantes españoles para que voten en clave española, en contra de la secesión. Tu patria no es la tierra que te acogió a ti o a tus antepasados sino que es la tierra que os echó o ti o a tus antepasados. Siempre he considerado agudísima la idea de Kant de que España es "una tierra de antepasados". A la vista está. Al menos para los españoles que van a Cataluña a defender la patria española. David Fernández ha explicado a Iglesias que se puede ser de Zamora y votar la independencia de Cataluña sin demérito de los antepasados. Claro que se trata del mismo Fernández que cometió el grave error de ir a abrazarse con el infame Mas sin preguntar antes a Podemos si se le daba permiso.

No está nada mal pensada la idea de que Podemos debe reñirle la clientela a C's. Mira tú por dónde arrebatarle el segundo puesto en el resultado final puede ser una buen trampolín para ir luego a las generales teniendo a Garzón a raya. Los discursos de ambas formaciones "emergentes" se parecen. Lo que no tengo claro es cómo lo justificará Podemos ante sus seguidores de izquierda salvo que sean mayoritariamente de la doctrina de que la izquierda y la derecha son bolas de trileros.

Podemos pide a los españoles residentes en Cataluña que voten pensando en sus abuelos; Súmate y otros, que lo hagan pensando en sus nietos.