diumenge, 2 de febrer del 2014

El señor chapapote.

La convención del PP tuvo ayer dos momentos significativos a cargo del presidente del gobierno que son un ejemplo práctico de la táctica del chapapote. Consiste esta en no hablar de nada, hacer la vista gorda ante los problemas, desviar la atención hacia asuntos irrelevantes, ignorar las cuestiones vitales, dejar sin respuesta las preguntas. Todo mientras el chapapote -materia en la que Rajoy es experto- se extiende, lo invade y destruye todo. Como lo hacen la corrupción, las protestas por el aborto, la crisis nacional española, la unidad de la derecha, el paro, el empobrecimiento general de la población. 

El primer momento fue un almuerzo del presidente con la cúpula de su partido, especialmente los "barones". En él consiguió que no se hablara de nada, lo cual es maravilloso si se recuerda la afición de los españoles a ventilar en sobremesas los más diversos asuntos, en especial si les van en ellos las habichuelas. Y que les van está claro. Se comprueba leyendo la serie de José María Izquierdo en El País El caso "Gürtel", que sí es el caso PP porque en él, al parecer, están todos involucrados, incluido Rajoy, en el cobro de sobresueldos y otras cantidades de oscuro origen. Palinuro, por cierto, celebra que, según se dice en el mentado trabajo de Izquierdo, un juez reconozca que se halla ante unos individuos organizados para delinquir. Ante una banda de delincuentes. Eso es exactamente lo que Palinuro lleva diciendo meses: una asociación de presuntos malhechores disfrazada de partido político.

El segundo momento fue el anuncio de futuras bajadas escalonadas de impuestos a partir de 2015. Un recurso de una demagogia pueril pues no se anuncia una bajada de impuestos sino que se anuncia un anuncio de bajada de impuestos. Justo el mismo día en que el Boletín Oficial del Estado trae una subida del 18% en la parte fija del recibo de la luz. Es típico chapapote de la casa: se dice una cosa y, al tiempo, se hace la contraria, en silencio, a las escondidas, de tapadillo y sin debate. Es el chapapote de la indiferencia ante la opinión pública, a la que no se tiene en cuenta para nada. Los dos últimos años están cuajados de ejemplos de Rajoy haciendo desplantes a la prensa, negándose a contestar las preguntas, yéndose por las nubes, rechazando todo tipo de explicaciones y no considerándose obligado a rendición alguna de cuentas. Puro chapapote de silencio que todo lo invade.

Y al que todos recurren. Preguntada la vicepresidenta del gobierno si este ha presionado para defenestrar a Pedro J. de El Mundo, como él mismo sostiene, asegura que el gobierno no ha intervenido en absoluto en ese cese cuando de todos es sabido -las cifras cantan- que ha cortado el grifo de la publicidad institucional a El Mundo, al punto forzar la salida de su molesto director. Más chapapote.  De nuevo se hace una cosa y se dice la contraria con absoluto desparpajo.

También conocido en las redes como el señor de los hilillos y Mr. sobresueldos, Rajoy es en realidad el señor chapapote, que todo lo aniquila, lo corrompe, lo encenaga. Las poderes del Estado están sometidos al ejecutivo, que legisla por decreto e impone la justicia del Príncipe. Las instituciones, el Consejo General del Poder Judicial, la Defensora del Pueblo, los medios públicos de comunicación, son parte del chapapote presidencial.

¿Cuál es el motivo de la Convención? Las próximas elecciones son las europeas, pero en la reunión no se ha hablado de la Unión europea, ni del aborto, ni de la unidad de España, ni de la del partido, ni de la corrupción. El chapapote todo lo tapa.

¿Tiene algo de extraña la bajísima valoración ciudadana de los políticos, especialmente los gobernantes? Es la opinión frente al chapapote y su marea de mentiras. Hasta el gobierno tiene su marea: la marea negra del chapapote.
(La imagen es una captura de un vídeo de Público).