A comienzos de 2011, convocadas elecciones autonómicas en la Comunidad de Valencia entre otros lugares, en plena borrasca de los tres trajes de Camps, Palinuro auguraba que el escándalo Gürtel pasaría factura a los implicados, que iría creciendo con el paso de los días hasta hacer insostenible la situación. Incluso buscó una analogía en la célebre pieza de Ionesco, Amadeo o cómo salir del paso, en la que hay un cadáver que no cesa de crecer y que, al final acaba ocupando toda la casa. La Gürtel era ese cadáver. Sin embargo, para perplejidad general, el presidente Camps, por entonces imputado en la trama, revalidó su cargo con una mayoría absoluta superior a la que obtuvo cuatro años antes. La corrupción no pasaba factura y Palinuro quedaba de mediano profeta.
La comparación con el cadáver de Ionesco era precipitada, demasiado temprana. Las cosas requieren su tiempo. Los cadáveres, también. Pero, desde los tiempos en que una ofensiva concertada puso punto final a la carrera judicial del juez Garzón, convirtiéndolo de paso en el primer juzgado y condenado por el caso Gürtel, el cadáver ha seguido creciendo y creciendo y, con el añadido del frente Bárcenas (con el que, según parece, está relacionado), tiene ahora unas dimensiones que afectan a las instituciones del conjunto del país. El electorado se ha percatado de ello y hoy la corrupción es la segunda en el orden de preocupaciones de los españoles..
La red social Gürtel-Bárcenas es omnipresente y cabe hablar de un Estado Gürtel, pues la trama salpica a las más altas instancias del Reino, incluida la Corona. Esta se ha puesto en el centro de la diana a raíz del sospechoso comportamiento del Monarca en relación a su yerno. La presidencia del gobierno también está bajo sospecha, así como una cantidad indeterminada de altos cargos y dirigentes del PP. Digo "indeterminada" porque cada día que pasa aparecen nombres nuevos metidos de lleno en trapicheos y evasiones relacionados con la trama. Hervé Falciani facilita ahora otra lista de evasores fiscales con nuevos nombres de dirigentes del PP y otros ya imputados en la Gürtel. Y nada nos dice que sea la última. La corrupción está tan extendida, de Santiago a Palma y de ahí a Madrid pasando por Valencia, todos gobiernos del PP, que se ha convertido en el mecanismo normal de funcionamiento de las administraciones.
Cuando un Estado está tan penetrado por un organización de delincuentes y mafiosos todo en él se hace opresivo y tiránico. El gobierno carece de autoridad para imponer nuevas medidas de austeridad y rigor a la población. No obstante, cada viernes, como dice Rubalcaba, se cometen nuevas agresiones contra unos u otros sectores populares. Un gobierno sobre el que se cruzan ya apuestas acerca de cuánt@s ministr@s, de l@s de probada ineficacia, dejarán próximamente el cargo, algun@ de ell@s por la trama Gürtel.