En la obra de Tàpies está toda la pintura del siglo XX, el surrealismo, el expresionismo geométrico, el abstracto, el art brut, el informalismo, etc y, si no está en su obra, está en su formación como artista. Y todo ello cristaliza en una obra personalísima e inconfundible que mezcla pntura con escultura, escultura pintada y pintura que es bajorrelieve.
Pero Tàpies busca a su modo una obra de arte total, probablemente una de las huellas que deja en él su juvenil entusiasmo por Wagner. Mas la totalidad no consiste en fusionar distintas manifestaciones del arte sino en imbuir la obra de arte en una visión filosófica, mística, trascendental de la existencia. Hay una estética budista en muchas de sus obras. Por esta vía se desmaterializa el arte por entero y se convierte en una idea, en una abstracción y ahí es donde Tàpies lo confronta con la más rotunda materialidad y por eso llaman a su estilo "pintura matérica".
Pero es una confrontación que mueve de inmediato al espectador a la región de lo sublime y de la angustia existencial. Todo el mundo siente entonces el impacto de un arte que hace chocar visiones en sus formas más extremas: la pura abstracción en forma de colores desvaídos y alguna geometría contra la más basta realidad de la arpillera, el cáñamo, la tierra. El espíritu y la materia frente a frente. La paleta del pintor, en la que predominan los marrones que le recordaban a San Francisco, da el tono de esa visión filosófica de la pintura concentrada en el destino del hombre. Es imposible que haya quien diga en serio que es pintura decorativa. Nada que conmueva el espíritu de este modo puede ser decorativo.
Por supuesto no quiero pasar por alto el hecho de que el régimen franquista llegó a encarcelar a Tàpies por defender y expresar ideas políticas catalanistas y democráticas. Muy típico del franquismo, encarcelar el genio. Otra dualidad y confrontación a la que Tàpies no faltó: la libertad contra la tiranía.
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