Judith Butler (2011) Violencia de Estado, guerra, resistencia. Por una nueva política de la izquierda. Barcelona: Katz/CCCB, 81 págs.
Judith Butler es una interesante filósofa contemporánea norteamericana que escribe sobre una amplia gama de temas, filosofía, teoría política, crítica literaria, historia, feminismo, guerra, etc. Algunas de sus obras han conocido una gran difusión en muchos idiomas y es muy valorada por su alto espíritu crítico, su afán de renovación de aquello que toca y el indudable impacto que produce, por ejemplo en el feminismo o en su visión de la identidad.
Esta de la identidad es una reflexión particularmente rica en ella, que la vive a la vez como sujeto y objeto pues su propia constitución cultural es un verdadero crisol: estadounidense nacida en Cleveland de padres judíos practicantes (la madre, húngara; el padre, ruso), que fue a la escuela hebrea y ha dedicado sus trabajos intelectuales a la teoría feminista, la teoría queer, la teoría de la identidad y el cuerpo, en una especie de estela de la biopolítica foucaultiana que, a su vez, también es vivida en primera persona pues, si no ando equivocado, su defensa de la transexualidad y hasta la no identidad sexual, empieza por serlo de sí misma.
Su obra, en verdad, es un torbellino y está llena de complejidades no siendo la menor la densidad de su lenguaje, con continuas referencias implícitas a conceptos, teorías, sistemas, que se presuponen. La misma conferencia que da cuerpo a este opúsculo es una muestra de lo anterior. La violencia de Estado, etc pasa de ser una reflexión sobre la guerra o, mejor dicho, sobre la visión de la guerra a una consideración minuciosa del conflicto palestino-israelí, dejando por el camino muchas sugerencias o consideraciones colaterales muy dignas de reflexión. En cuanto a la guerra no vamos muy allá. Se refiere a su teoría de la guerra como "marco" (se entiende, como frame de visión) y a ella se atiene. Saca mucho partido de los misiles drone, y recuerda un poco los comienzos de la cibernética, siempre tan fascinante para quienes se mueven en el campo de las humanidades, pero que tampoco es tan nueva. Una ojeada a los sistemas autopoiéticos de Luhmann da una buena idea de las posibilidades y limitaciones de esta reflexión.
En el análisis del conflicto palestino-israelí el punto de partida es el habitual en la izquierda, el propalestino; pero en el curso de la disertación se perfila notable comprensión por la causa israelí. Hasta tal punto que, en algún momento, afirma Butler lo paradójico que es que dos comunidades condenadas a convivir sean mutuamente tan hostiles. Puede ser paradójico pero es también lo habitual en todo el mundo cuando dos comunidades luchan por el dominio de un territorio. No hay nada específico, nada único, en este conflicto del Próximo Oriente e ir a buscarlo en territorios confusos como la etnia, la religión o la cultura solo sirve para embellecerlo. En la lucha por el dominio del territorio lo habitual es la política de exterminio y esta puede adoptar muchas formas y disfrazarse de mil maneras. Pero es exterminio.
La entrevista que forma la otra parte de este breve texto, hecha por Daniel Gamper oralmente y por escrito, es muy ilustrativa de la personalidad y los intereses de Butler. Pero, como se pretende abarcar en ella la totalidad de una obra tan amplia y compleja, hay muchas cosas que no quedan enteramente claras. En todo caso es como una especie de mosaico del pensamiento de la filósofa, pero un mosaico sin un motivo central, sin un plan, ni siquiera un fractal, que reproduce en serie una unidad primigenia. Resulta curioso que la actitud crítica de Butler hacia la postmodernidad sea compatible con un pensamiento típicamente postmoderno en cuanto a la ausencia de sistema y su carácter fracturado.
Por si cupiera alguna duda, considérese la respuesta que da a la pregunta que ella misma plantea sobre una nueva política de la izquierda: "No estoy segura de que todas las luchas sociales que forman parte de la izquierda tengan una cosa en común y no estoy segura de que la necesiten." Palinuro está de acuerdo pero, teniendo esto en cuenta, ¿en qué puede consistir exactamente una nueva política de la izquierda?