O mejor pata de conejo pues este es el hombre por el que la lotería tiene una querencia. Y así, ahora le ha tocado el gordo. El juez le pide 4,2 millones de euros de aquí al lunes. Y una cifra astronómica a su mujer o su ex-mujer y otros millones al empresario con el que se entendía hasta que, desde luego, dejó de entenderse. Lluvia de millones en Castellón, provincia afortunada. Ya lo era cuando la gobernaba este ciudadano ejemplar, este dechado de virtudes, este amante de los aviones. ¿Saldrán esos millones de su amoroso escondrijo? ¿De alguna de las 90 cuentas bancarias que, al parecer, posee Frabra o estas se sindicarán para hacer frente al cargo? ¿Habrá una cuestación entre los miles de castellonenses beneficiados de un modo u otro por Fabra? Gobernar es un negocio y los votantes son en realidad clientes. Es una forma de entender la política reciamente española y, en concreto, mediterránea. Sol, alegría de vivir, millones. Energía vital de un hombre que se dejó llevar de su temperamento, poco convencional; hasta que la realidad se le echó encima en forma de decisiones judiciales que llevaba diez años evitando. Ahora se le abrirá el juicio oral y en él podrá ver la gente de qué pasta está hecho este gobernante casi mítico, vástago de una dinastía de Fabras. Como ya lo ha visto en el proceso de Camps o la seccion de sastrería de la Gürtel. Y se verá en el proceso de los cargos públicos y empresarios que supuestamente se lo llevaban crudo mientras hacían la depuración de las aguas fecales de la provincia. Si es que las depuraban, que no parece.