Aun habiendo perdido las elecciones de forma catastrófica el PSOE está saliendo bastante bien parado. El proceso precongresual y el de renovación de la dirigencia se desarrollan con sosiego, de modo abierto y democrático. El partido ha encajado el varapalo sin quebranto interno, sin enfrentamientos críticos. La pugna entre los dos candidatos, si quedan en dos, no es una lucha a muerte, de malos modos y cuyo fin solo pueda ser el triunfo del uno y la aniquilación del otro y la exclusión o expulsión de sus partidarios. Es una opción que se decidirá por la regla de la mayoría, la única válida en democracia y a su término, el partido se reintegrará a su unidad por consenso y mayoría y minoría se fusionarán. Todo en un clima civilizado. Parece una tontería pero no lo es. El PSOE está dando una prueba de madurez en condiciones difíciles, algo de lo que los demás pueden aprender.
En el momento actual están eligiéndose las delegaciones al congreso y es normal que haya tensiones. La opción es difícil y no es lo mismo votar por un candidato que por la otra. Si fuera lo mismo, si diera igual, no habría tensiones. Es preciso que esas tensiones no degeneren en enfrentamientos y juego sucio. Eso viene bien a los medios, pues venden más cuanto mayor dramatismo ambiental reportan y, si hay malos modos o insultos, miel sobre hojuelas. Pero es lo peor que puede pasar a un partido, la bronca interna. Por eso advertía Palinuro al comienzo de las primarias ¡Ojo a los medios, chicos!. La sociedad mediática requiere apertura total pero sin olvidar que los medios son empresas, negocios, que van a maximizar el beneficio, no a procurar la estabilidad de un partido o un gobierno.
Además estas tensiones que la prensa en cierto modo instiga, hablando de enfrentamientos, pulsos, quiebras, etc., tienen un límite en la próxima elección de delegados que serán los que voten, dado que nadie ha vuelto a hablar de primarias. Hasta ese momento es lógico que los partidarios de uno de los dos candidatos traten de asegurarse el voto de su lista. Pero el voto es (o debe ser) secreto y los delegados no son compromisarios, atados por un mandato imperativo. ¿Por qué no va a haber sorpresa en el congreso?
Proliferan las declaraciones de intenciones de dirigentes y cargos de importancia que alzan bandera por un candidato/a. En un inteligente artículo en Público titulado Liderazgo con partido, curioso juego de palabras, José Andrés Torres Mora justifica su opción a favor de Chacón. María Teresa Fernández de la Vega también la respalda. Se dibujan así los tres puntos de apoyo de Chacón: jóvenes, mujeres y catalanes. Es, desde luego, un reto: una mujer joven y catalana dirigiendo el PSOE y, quizá, la primera mujer y el primer catalán en presidir un gobierno de España desde los tiempos de Prim. Tiene muchas posibilidades. No obstante conviene que la candidata, que transmite determinación y fuerza, modere sus ímpetus. Tiene prisa, no admite transiciones ni prórrogas, pero a veces se pasa. Que los cargos públicos y orgánicos rindan cuentas cada tres meses se supone que obligadamente, es exagerado. Si un director general tiene que rendir cuentas cada tres meses no dirigirá nada. Con una vez al año será suficiente y, si se me apura, ni eso. El asunto puede resolverse regulando la revocación de forma que los cargos rendirán cuentas cuando los ciudadanos -o los militantes en el caso del partido- lo pidan.
En el otro lado, los apoyos de Rubalcaba son más difusos y transversales. Sin duda destacan dos grupos, el generacional (los "mayores" del partido) y el orgánico, esto es los cargos. Pero no son los únicos pues Rubalcaba tiene respaldo en todos los sectores. Transmite seguridad y experiencia y por eso hace una campaña (pues de campañas se trata) en tono bajo y sin estridencias. Pero que no tenga estridencias no quiere decir que no tenga ideas. El discurso de Rubalcaba acentúa aquellos aspectos en los que puede dar una imagen menos favorable: renovación, cambio, innovación, flexibilidad, adaptación. A ello añade que plantea asuntos de interés general, preséntándose como candidato a la secretaría general y al gobierno. Es muy oportuna su insistencia en que para salir de la crisis, además de los ajustes y recortes hay que arbitrar políticas de crecimiento, algo en lo que posiblemente esté de acuerdo todo el mundo, desde luego Merkel y Sarkozy; lo que piense Rajoy será difícil de averiguar.
Pero una vez acordada la necesidad de los políticas de crecimiento, de estímulo, de expansión, falta por saber en qué consisten, es preciso formularlas, por si acaso el gobierno decide adoptarlas, cosa improbable pero no imposible. Ni el mismo Rajoy hubiera creído que Rajoy subiría los impuestos como primera medida de gobierno.
¿Cómo va el PSOE a conseguir la reactivación? ¿Va a crear un banco público después de haber aceptado la privatización de las cajas? ¿Va a aumentar las obras públicas -y por tanto el gasto público- para generar empleo, fortalecer la demanda interna y poner a las empresas en marcha otra vez? ¿Con qué dinero? ¿Cuál será la política fiscal en concreto? ¿Van a detenerse las privatizaciones y va a re-socializarse lo ya privatizado? ¿Habrá de nuevo un sector público? ¿Se dará a los sindicatos capacidad de gestión en las empresas? ¿Se formulará en términos prácticos el cambio del modelo productivo? ¿Qué líneas de producción serán prioritarias? ¿Qué se propone para Europa? ¿Cómo ha de funcionar el BCE? ¿Van a cerrarse los paraísos fiscales? ¿Cómo?
Ese es el debate de hoy y ahí es donde la gente espera las propuestas de Rubalcaba. Personalmente, Palinuro se siente más a gusto en el orden de preocupaciones de Rubalcaba que de Chacón, pero eso no quiere decir que respalde al primero, entre otra cosas porque lo que Palinuro respalde es indiferente.
(La primera imagen es una foto de Rubalcaba38; la segunda, una foto de isafmedia, ambas bajo licencia de Creative Commons).