Quien haya escuchado los discursos de Rajoy en campaña electoral, es decir, los de los ultimos cuatro años, recordará con facilidad cómo insistía el lider conservador en que el crédito de España se restauraría en cuanto él llegara al gobierno; cómo explicaba que los males del país se reducían al gobierno de Zapatero pero que, removido éste amanecería un sol radiante.
Se fue Zapatero; llegó Rajoy, pero nadie parece haberse enterado de tan feliz acontecimiento salvo los contribuyentes españoles, colectividad esta reducida pues aquí contribuir, lo que se dice contribuir, pagar los impuestos, pues en fin, los asalariados y poco más. El resto del universo sigue a su bola sin apreciar la grandiosa regeneración de España. Standard & Poor's rebaja la calificación de la deuda en lugar de restaurarnos nuestra triple A. Fitch dice que piensa hacer lo mismo pero que, de todas formas, los bonos españoles cotizan al nivel de bonos basura, sin querer reconocer que eso era antes, en tiempos de Zapatero. Ahora los bonos tendrían que ser reales de vellón, dado que en La Moncloa se encuentra ya nadie menos que Rajoy, salvador de la Patria.
El FMI augura dos años de recesión para España porque, como ve el mundo con los anteojos de la leyenda negra, no quiere reconocer que estamos entrando en dos años de recuperación garantizados también por la presencia de Rajoy el salvífico. ¿De dónde se sacará el FMI ese dato de descenso del PIB un 1,7% en 2012? Es un dato masónico y, además, herencia de Zapatero.
Rajoy ha ido a visitar a nuestro vecino del sur como podía haber ido a jugar a la petanca. Una vez ganadas las elecciones, ya nada es como antes, las urgencias se calman y Rajoy aprovecha para estirar las piernas. Todos esos para los que el presidente debe estar en su puesto de mando en momentos de borrasca como los actuales solo quieren incordiar y obstaculizar la acción exterior del Estado. Además se limita a hacer una visita protocolaria al estilo de la que un par de días antes había hecho Sarkozy con él. Es posible que el truco haya funcionado en el caso de Sarkozy, consistente en desviar la atención de la situación económica de Francia hacia su acción exterior. En el de España es poco probable porque la situación económica del país, recién degradada a la condición de bono basura, es de extrema gravedad, bordeando el colapso.
Y la culpa no es de Zapatero.
(La imagen es una foto de La Moncloa, en el dominio público).