divendres, 5 de novembre del 2010

Rajoy tiene razón.

Es verdad, el debate sobre la posibilidad de invertir el orden de los apellidos es secundario en España y la propuesta del Gobierno, "innecesaria". Esa posibilidad está abierta desde la reforma del derecho de filiación in illo tempore. Un servidor luce en primer lugar el apellido materno, cosa que hizo pasando por el registro civil correspondiente y con el beneplácito del juez hace muchos años. Parece que el proyecto actual viene a colmar alguna laguna del tipo de qué sucede cuando los padres no están de acuerdo, pero eso es harto improbable y, en todo caso, tampoco es muy relevante. Por tanto, Mariano Rajoy tiene razón a mi entender al advertir que se trata de una cuestión que "no interesa a los españoles".

Lo que sucede es que eso es lo que dice siempre que se hace algo o se debate algo a lo que luego resulta que se opone con uñas y dientes. Debates "innecesarios", para "distraer la atención de los asuntos urgentes" fueron, si no yerro, la ley de la igualdad, la de la memoria histórica, la de reforma del aborto, la de los matrimonios homosexuales, la reforma del Estatuto de Cataluña, la prohibición de las corridas... todo lo que fastidia o molesta a la derecha (que es todo lo que reforme el orden existente en un sentido progresista, de mayor libertad y mayor igualdad), es innecesario, superfluo, "cortina de humo", secundario. Pero luego esa misma derecha se agita furiosamente en contra de los proyectos (con manifestaciones callejeras de obispos incluidas), como si fueran de la mayor trascendencia.

Lo hace hasta cuando los temas son de verdad menores, como este de los apellidos. Es más, lo que los convierte en mayores es precisamente la empecinada oposición que practica el PP, hasta el punto de que cabe preguntarse quién realmente recurre a las "cortinas de humo", si el Gobierno al plantear un proyecto menor o la derecha al convertirlo en mayor. Porque problemas más graves, acuciantes, urgentes, en efecto, hay varios. Pero no es seguro que Rajoy quiera que se debatan públicamente, razón por la cual quizá la famosa "cortina de humo" -¡vaya nombrecito belicoso!- a quien beneficie sea al PP.

Asunto grave y urgente es la homofobia del PP, tan aguda que lleva a Rajoy a anunciar que modificará la ley de matrimonios homosexuales diga lo que diga el Tribunal Constitucional ante el que la tiene recurrida. Lo que importa a Rajoy este asunto se echa de ver en el gesto que tiene en la foto del reportaje sobre la irrupción de la Drag Queen en el acto de presentación de un libro sobre los liberales. ¿Cómo va a renunciar la derecha a seguir estigmatizando a unos u otros ciudadanos en función de su opción sexual?

Asunto gravísimo es el alcance de la corrupción que afecta al PP de lleno en Madrid y Valencia. Cualquier cosa que sea dejar de explicar porqué no solamente no dimite Camps sino que será candidato en las próximas elecciones autonómicas es una "cortina de humo". Al caso Gurtel se une el caso Brugal que es un Gürtel II con desviaciones y ramificaciones que superan los delitos habituales de cohecho, prevaricación, etc. para expandirse por el código penal, con fraude, alzamiento de bienes y blanqueo de capitales. Todo ello presunto, por supuesto, pero que toca directa o indirectamente a cargos del PP, muy señaladamente al presidente de la Diputación de Alicante cuya santa esposa lleva un tren de vida que parece un tren de vida de alta velocidad.

Y si de importancia y trascendencia se habla, ¿qué tal si se afronta ya de una vez el imprescindible asunto de cómo buscar, encontrar e identificar a todos los asesinados por el franquismo y enterrados en las cunetas; a todos los niños secuestrados y entregados a familias afectas al Régimen? Porque el hallazgo de la fosa de Valencia con los diecisiete asesinados por los franquistas en circunstancias, parece, de crueldad, ensañamiento y sadismo inimaginables es como un aldabonazo, el enésimo, en la conciencia moral de los españoles. Mientras haya desaparecidos, presumiblemente asesinados y enterrados en fosas comunes, la democracia española será indigna.

Y ¿qué decir del franquismo residual en el PP? ¿No es asunto de gravedad para la convivencia de los españoles? Cómo debe entenderse que la señora Rudí diga que Zapatero tiene la obligación de asistir a la misa del Papa? ¿A qué suena esto? El problema no es que la señora Rudí ignore que el Estado español no es confesional, pues eso puede resolverse si se lee la Constitución. El problema es la falta de respeto de la señora Rudí hacia las creencias o no creencias de los demás, concretamente aquí de Zapatero porque eso ya tiene difícil arreglo dado que sólo se aprende en casa y de joven. Y todavía más, el problema es el cristianismo de la señora Rudí al que parece bien que un no creyente asista a la ceremonia más importante de su liturgia haciendo un simulacro, un paripé, que dicen los castizos. Si yo fuera católico me parecería un sacrilegio pedir y hacer algo así.

Estos son algunos temas importantes para los españoles que el señor Rajoy quiere ocultar mediante la "cortina de humo" de convertir en casus belli el asunto intrascendente del orden de los apellidos.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).