Con un poco de suerte, la doctrina del choque de las civilizaciones puede pasar a mejor vida gracias, sobre todo, a la iniciativa diplomática del señor Obama (Mr. Yeswecan) y en nada desdeñable medida, mal que pese a los agoreros del PP, a la muy temprana idea del señor Rodríguez Zapatero de la Alianza de las civilizaciones que, además de tener una excelente acogida en todo el mundo, ha servido de rampa de lanzamiento para la acción de Mr. Yeswecan.
Desarrollaré estos dos puntos algo más abajo. Antes, permítaseme un encuadre teórico que sirva de trasfondo para las consideraciones políticas posteriores. Durante los últimos ocho desgraciados años hemos vivido bajo las densas sombras mentales de los neocons gringos, uno de cuyos iconos preferidos era la teoría del choque de las civilizaciones del halcón Samuel P. Huntington, guerrero de la guerra fría y a quien dediqué una necrológica en su reciente fallecimiento titulada Huntington. Su teoría aparece sintetizada en el gráfico de más arriba cual figura en su libro. Como se ve, considera la existencia de ocho civilizaciones en el mundo interrelacionadas entre sí con distintos tipos de lazos. Cuanto más grueso es el trazo que las une, mayor nivel de conflicto entre ellas. Así, la civilización más conflictiva resulta ser la islámica que está enfrentada a la occidental, la hindú, la africana y la ortodoxa; a su vez, la ortodoxa y la japonesa se llevan mal, así como la occidental y la sínica. Parece que la única que no se lleva mal con nadie es la Latinoamericana pero quizá sea porque tampoco se relaciona con ninguna otra salvo con la occidental.
A la vista de esta clasificación se pregunta uno qué entiende Huntington por "civilización" y la respuesta es que no se sabe. La mayoría de las que enuncia harían pensar que el hombre identifica civilización con religión: islámica, ortodoxa, hindú, japonesa y, con reservas, sínica, africana y occidental. Con reservas porque la sínica incorpora varias religiones y la occidental varias confesiones de una misma religión y un porcentaje elevado de ateos. A su vez, la africana podría ser un potpurri y la latinoamericana sencillamente carece de sentido pues sus confesiones son las occidentales. En realidad, da la impresión de que este concepto de "civilización", siendo indefinido, es más un arma de conflicto que otra cosa y sirve para poner nombre a la dialéctica schmittiana del amigo/enemigo.
Nada del otro mundo. El concepto de "civilización" se presta a todo. De "civilizaciones" hablaba Gordon Childe, con gran conocimiento de causa, haciéndolas más o menos coincidentes con "culturas" como conjunto de artefactos humanos materiales y espirituales propios de alguna colectividad geográficamente localizada. Heredero de ese tratamiento childeano era el que aportaba Arnold J. Toynbee en su monumental Estudio de la historia en el que llegaba a distinguir veintiuna civilizaciones más cinco abortadas, en total veintiséis. De ahí a las ocho de Huntington es la distancia que hay entre un historiador y un guerrero frío reciclado en halcón con la finalidad de justificar la guerra contra el Islam.
Bien. Todo eso es lo que ha empezado a derrumbarse con motivo del inteligente despliegue diplomático de los Estados Unidos y de España ayer en Turquía. Incidentalmente, permítaseme subrayar la ironía de que, a pesar de la frialdad y tirantez en las relaciones entre Gringolandia y España por causa de la burramia del anterior presidente de los EEUU, Mr. Matorral, ambos países han venido a coincidir sobre el terreno como puntas de lanza de una ruptura y de un nuevo espíritu y enfoque que promete muy buenos resultados. Si lo hubieran podido coordinar mejor, seguramente Mr. Yeswecan no hubiera faltado al Foro de la Alianza de las Civilizaciones. Aun así, hizo lo que pudo porque la ocasión lo requería.
Sin duda la acción del señor Obama es políticamente más importante que la del señor Rodríguez Zapatero a causa del diferente peso internacional de los países que ambos representan. Pero la idea del español es de más largo alcance, mayor envergadura y promete resultados muy positivos.
El señor Obama habló ante el parlamento turco y su discurso revela a un político de mucha talla y dispuesto a apostar fuerte. Usó a Turquía como altavoz para todo el mundo musulmán para decirle que los Estados Unidos no están en guerra con el Islam. Mr. Huntington quedó definitivamente enterrado y, con él, el señor Bush y la manga de salvajes neocons que han convertido este mundo en un infierno en los últimos ocho años. Por supuesto, estos no están tan enterrados como Huntington, pero desde ayer son zombies en el sentido de los conceptos zombies de Ulrich Beck.
Mr. Yeswecan fue más allá: reconoció la importancia de la aportación del Islam a la formación de los EEUU y confesó ser él uno de los ciudadanos gringos que tienen parientes musulmanes o se han criado en comunidades de mayoría musulmana: el parlamento turco lo ovacionó y, con él, entiendo, medio mundo musulmán. No hace falta recordar aquí que todas las bestias pardas que hay en los Estados Unidos dispuestas a asesinar a Mr. Obama, al que llaman "islamista" echaban espuma por la boca. Y lo mismo estarán haciendo los fanáticos asesinos de Al Qaeda. Nunca un presidente de los EEUU ha ido tan lejos en la diplomacia con el Islam. Ahora sólo falta ver si esta audacia se reviste de firmeza a la hora de tratar con los israelíes.
La acción del señor Obama coincide en el tiempo con la del señor Rodríguez Zapatero que animaba el Foro de la Alianza de las Civilizaciones, el otro paso importantísimo para romper el punto muerto en que se encuentran las relaciones entre Occidente y el mundo musulmán y hacerlo con respeto y voluntad de diálogo. Allí estaban el secretario general de la ONU y el de la OTAN, recientemente elegido. Nadie podrá decir que la Alianza de las Civilizaciones sea un vago enunciado buenista sin perspectiva de realización alguna.
Son dos buenas noticias que no cabe desmerecer sin mala voluntad y protagonizadas por dos políticos de talla, Mr. Yeswecan y el señor Rodríguez Zapatero que, además, parecen entenderse bien entre ellos, aunque el español no hable inglés.
Un par de observaciones finales sobre el discurso del señor Yeswecan ante el parlamento turco: volvió a pronunciarse decidido partidario del ingreso de Turquía en la Unión Europea, posibilidad a la que se oponen con uñas y dientes las señoras Merkel y Sarkozy, así como muchos otros europeos. Algunos comentaristas quieren ver en esto una ingerencia gringa en los asuntos internos europeos. No me lo parece. Antes bien, creo que ese compromiso de apoyo es la contrapartida que los turcos pidieron para aceptar el nombramiento del señor Rasmussen como secretario general de la OTAN de la que ellos son miembros. El señor Rasmussen es de Dinamarca país en el que, como se recordará, se faltó gravemente a las barbas del profeta hace un par de años.
El segundo puntazo de Mr. Obama en Turquía fue animar a los turcos a entablar conversaciones con Armenia sin mencionar la palabra "genocidio" (a propósito del genocidio armenio a manos de los turcos en 1915) en sede parlamentaria pero sin desdecirse de su conocida opinión de que, sí, se trató de un genocidio.
Finis: quien no esté reconcomido por la envidia tendrá que admitir que la semana ha sido redonda para el señor Rodríguez Zapatero y el doblete que tanto él como Mr. Yeswecan han hecho en Turquía, un exitazo que entierra la política belicista, agresiva, despótica y contraria a los derechos humanos de los Bush, Blairs, Aznares y otros pajarracos del pasado.
(El gráfico es una foto de injuMy Web Page, bajo licencia de Creative Commons).(La imagen de Obama es una foto de M.J.S. , bajo licencia de Creative Commons).(La imagen de Rodríguez Zapatero es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).