dimarts, 7 d’abril del 2009

Suena mucho mi nombre para ministro.

Con la crisis abortada ayer como si fuera un absceso maligno, parece que el baranda enfureció y, al igual que Castro, mandó parar. Resultado: las huestes sociatas mudas cual ladrillos. En cambio, la corte era una polifonía de rumores. Por la mañana, la crisis sólo afectaba a los que aparecen en la imagen. A mediodía ya estaban los señores Rubalcaba, Sebastián y dos o tres más en danza. Por la tarde se habían suprimido varios ministerios y fusionado otros. Todo ello con el mismo conocimiento de causa que tengo yo. Así que, ¿por qué no van a nombrarme ministro aunque sea sin cartera y aunque sea de Marina? Por otro lado, como nunca conviene poner todos los huevos en el mismo cesto, también estoy esperando una llamada de la COPE. Seguro que puedo hacerlo mejor que el señor Ignacio Villa. Claro que eso también puede el noventa y nueve coma noventa y nueve por ciento de los españoles.

Y junto a las quinielas, un fabuloso whodunit (¿Quién filtró?) anduvo rondando todos los cenáculos y mentideros de la Villa. Hubo quien culpó a Rubalcaba, a Chaves, a Solbes, etc, etc. Todos erraron lamentablemente. Sé de muy buena tinta que fue Sonsoles, la mujer del señor Rodríguez Zapatero, en venganza por no haberla llevado a lucirse con Michelle Obama.


Actualización a las 15:00 del 7 de marzo.


Vaya, no me han nombrado ministro. Ellos se lo pierden. Tampoco me han llamado de la COPE. ¡Qué falta de imaginación empresarial!

En fin, mañana saco un comentario sobre la crisis de Gobierno en Público, ese diario de rogelios, por si alguien está interesado.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).