Con motivo del fallecimiento de Samuel P. Huntington la prensa ha aireado su muy conocida teoría del choque de civilizaciones que en España encontró la contrapropuesta del señor Rodríguez Zapatero de la alianza de civilizaciones como si fuera un tipo ideal de contraposición entre el realismo político del académico gringo y el utopismo del presidente español, dado que el primero se mueve en el terreno de los hechos mejor o peor interpretados, y el segundo en el de las normas morales más o menos factibles. De momento el choque va ganando a la alianza por varios cuerpos de ventaja; pero no puede (ni debe) descartarse la idea de que alguna vez se establezca la tal concordia.
De todos modos para entender mejor la obra de Huntington que no se agota en éste su célebre penúltimo ensayo es preciso situarlo en la perspectiva del conjunto de su carrera. Destacaré cuatro de sus publicaciones, las que me parecen jalones de su pensamiento y de su modo de entender la realidad del momento porque el pensamiento de Huntington ha estado siempre muy vinculado a la realidad internacional. El primero, publicado en el significativo año de 1968, es un estudio comparado entre los EEUU y la Unión Soviética, titulado Political Order in Changing Societies , escrito al alimón con Zbignew Brzezinski y en el que se analizan en perspectiva comparativa los dos sistemas políticos y parece darse pábulo, aunque dubitativo, a una teoría muy en boga por aquellos años, la llamada teoría de la convergencia según la cual las sociedades industriales avanzadas tenían unas necesidades específicas de organización que coincidían y acabarían consiguiendo una convergencia de los respectivos sistemas políticos (comunismo y democracia liberal) en una especie de amalgama de carácter tecnocrático. La previsión se vino abajo con el hundimiento y silenciosa implosión del comunismo.
La siguiente publicación de importancia mundial fue un informe para la Trilateral, firmado por nuestro autor, el francés Michel Crozier y el japonés Joji Watanuki titulado The Crisis of Democracy: On the Governability of Democracies y publicado en 1976, como colofón a los agitados, turbulentos y revolucionarios años sesenta y en el que se avisaba de que las democracias podrían perecer por un exceso de demanda y por ser incapaces para gestionarla adecuadamente. Esto es se trataba de una especie de aviso de las consecuencias letales que podría tener la llamada "revolución de las expectativas crecientes" característica de las sociedades capitalistas desarrolladas. En el fondo una de las primeras formulaciones políticas del ataque generalizado contra el Estado del bienestar que se inició a raíz de la crisis mundial de 1973. Las democracias eran intrínsecamente inestables e inseguras a diferencia de los regímenes autoritarios. Lo que ha sucedido sin embargo es que las democracias han resultado muy resistentes (y también los Estados del bienestar) mientras que los sistemas autoritarios han ido quebrando uno tras otro.
Quizá para compensar en parte por este fiasco, Huntington publicó en 1991, meses antes del hundimiento de la Unión Soviética, The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century en el que daba cuenta de la tercera ola de democratizaciones (las otras dos fueron de 1828 a 1926 y de 1943 a 1962) a partir de 1974 a raíz de la pérdida de prestigio de los sistemas autoritarios, el palpable fracaso del comunismo y el fin de la guerra fría, una tercera ola que afectó a los países del sur de Europa (Portugal, España y Grecia) y a otros de América Latina fundamentalmente. En el fondo, el libro trata de corregir el yerro de Crisis of Democracy... y se inscribe en la bibliografía que saluda el nuevo orden mundial a raíz de la globalización, el fin de la guerra fría y del comunismo. De momento sus previsiones se mantienen aunque ello tampoco es tan misterioso dado que en la obra Huntignton avisa de que tambiérn podría producirse una "tercera contraola", pues la democracia es un régimen político que avanza de modo leninista, dos pasos adelante y uno atrás. Así, desde luego, es muy difícil equivocarse.
El libro The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, de 1996, el único que los medios parecen recordar, parte del principio de que el mundo está dividido en ocho civilizaciones (occidental, latinoamericana, ortodoxa, africana, hindú, sínica, japonesa e islámica) así como algunas otras incipientes o abortadas e híbridas. Parte de una identificación genérica entre "civilización" y religión y sostiene que el choque de éstas sustituirá al de las ideologías. Puede ser. Pero lo que más llama la atención es justamente la tipología que establece y cómo puede justificar la existencia de una "civilización latinoamericana" distinta de la occidental. No es que tenga mucha importancia pero la verdad es que algo así sólo podía ocurrírsele a un gringo. Por lo demás, nos pongamos como nos pongamos, las únicas civilizaciones/religiones que muestran una contundente tendencia a la agresividad y la guerra son la Occidental/cristiana/mosaica (el hecho de que, a pesar de la identidad civilización-religión, el judaísmo no aparezca como civilización propia ya lo dice todo) y la islámica, esto es, las civilizaciones/religiones que llamamos "del Libro". Algunas otras (por ejemplo, la japonesa) han tenido a veces destellos de agresividad militar pero en estas occidental/cristiana/judaica e islámica la agresividad parece formar parte de su esencia misma, peculiaridad sobre la que no se encuentran muchas aclaraciones en la obra de Huntington.
Hace unos años (2004) el autor publicó su último trabajo, llamado Who Are We? The Challenges to America's National Identity en el que se suma a la alarma generalizada frente al peligro de dilución de la prístina personalidad nacional gringa, que es un macizo de anglosajón, protestante y blanco con raíces en los colonos. El elemento que amenasa esta pureza cultural es el mundo latino, especialmente el mexicano. Ahora se entiende mejor su idea de que latinoamérica sea una civilización distinta de la occidental. La identidad nacional gringa tiene que preservarse en el monopolio de la lengua y la institucionalización de la religión y la ética protestantes frente al catolicismo latino. El multiculturalismo, el cosmopolitismo y el bilingüismo son amenazas a la cohesión nacional gringa. Es decir no es un libro racista a la antigua usanza pero le falta poco.
Ciertamente Samuel P. Huntington fue uno de los politólogos más influyentes del siglo XX y lo que llevamos del XXI y su lectura es imprescindible para entender nuestro tiempo. Fue un hombre muy conservador cuyas previsiones se revelaron erróneas con harta frecuencia. Ojalá también lo sean las relativas al choque de las civilizaciones y la identidad nacional estadounidense.
Que la tierra le sea leve.