Puden decirse muchas cosas de Rubalcaba. Hay quien las ha dicho todas, todas las malas, se entiende. Pero nadie podrá negarle valor o moral, si se quiere, en el sentido de la del Alcoyano. Los comentaristas han señalado su espíritu deportivo que, sin duda, lo empuja a la superación. Ánimo de superación y aceptación de retos es justamente lo que se necesita para hacerse cargo de los destinos electorales del PSOE ahora que parece abocado a perder las muy próximas elecciones y a cosechar una humillante derrota. Dentro de ese espíritu se inscriben esas declaraciones primerizas del candidato de dar la vuelta a la situación, de que hay partido o de que los vientos están girando. Se trata de dar la mayor probabilidad a la posibilidad de que el PSOE gane las elecciones, algo con lo que no se atreven a soñar ni los más acendrados militantes que parecen darse por contentos si el otro partido no consigue la mayoría absoluta, si el suyo no pierde por mucho, si consigue la consabida dulce derrota.
Para llevar adelante su propósito, Rubalcaba insiste en que su campaña será muy explicativa. Esto puede querer decir dos cosas: que se explicarán las decisiones que el Gobierno del PSOE se vio obligado a tomar en la última legislatura o que se explicarán las propuestas con las que se presenta el candidato. Seguramente es lo segundo porque las referencias a la legislatura pasada son peligrosas. No obstante, algunas explicaciones deberá tener preparadas porque la derecha machacará mucho ese flanco débil de la gestión de la crisis que tratará de endosarle. El afán explicativo es importante y en eso tratará Rubalcaba de distinguirse de Rajoy que no explica nada y, cuando explica algo suele enredarlo y hacerlo incomprensible.
Para esta tarea de la explicación algunos recuerdan también que Rubalcaba es docente universitario, con lo que habrá que presumirle cierta competencia en el procedimiento. Y docente universitario de química, lo que quiere decir que está acostumbrado a enfocar las cosas con tipologías y fórmulas. Por eso ha dividido de momento su oferta electoral en cuatro apartados, empleo, economía, Estado del bienestar y más democracia. En los tres primeros coincidirá con Rajoy, quien también hablará (de hecho, no para de hacerlo) del empleo y la crisis. Por eso las propuestas de Rubalcaba tienen que ser concretas, factibles, explicadas para que resalte el contraste con las propuestas de Rajoy que son inexistentes pues aseveran que hay que acabar con el paro pero no dice cómo.
Así resumida la campaña que plantea Rubalcaba es esencialmente positiva. Pero es muy probable que, a medida que se acerque la fecha de las elecciones, haya elementos negativos, ataques personales y golpes bajos. Al día de hoy es rara la ocasión que deja pasar la derecha de involucrar a Rubalcaba en el llamado caso Faisán. También para eso deberá prepararse el candidato. En el aspecto negativo tiene el PP un gran baldón con el caso Gürtel que, además, será objeto de atención mediática a lo largo de la campaña por sus incidencias procesales. No es seguro que Rubalcaba encuentre este aspecto de su agrado y probablemente será tarea que encargue a sus segundos y a los miembros de su equipo electoral. Pero es algo que tendrán que hacer cuando se publiquen los contratos de la Generalitat valenciana con la trama Gürtel
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