"Mejor reír", dice el muy escarmentado pueblo que ya no inventa chistes porque la realidad los supera. ¿Qué decíamos el otro día, cuando El País descubría que los indepes son bolivarianos? Nos hacíamos lenguas de la capacidad proteica de estos de JxS y sus votantes capaces de pasar de nazis a bolivarianos de la noche a la mañana. Y nos preguntábamos cuánto tardaría alguien en sacar a ETA. Bueno, pues ya está: nazisetarrasbolivarianos. Y ahí se acaba la risa.
Y comienza el llanto.
El llanto al que lleva la propuesta de que el procés es el proyecto de ETA. Llanto por la deriva implícita de este pensamiento. Descartada la identidad material del procés y el proyecto etarra que (quiero suponer) no se le ocurre ni a Mayor Oreja, queda el innuendo de la frase: el objetivo final de los dos es el mismo: romper España. Bueno, ¿y qué? Si España es un Estado de derecho, el proyecto de romperla es tan legítimo como el de soldarla más. ¿O lo que se insinúa es que, al ser el objetivo el mismo, también lo son los medios? Parece que sí, que se trata de equiparar la acción legítima de las instituciones catalanas así como las movilizaciones populares a la actividad criminal de un grupo de matarifes.
La finalidad es criminalizar el objetivo, incluso el mero hecho de su manifestación pública. Ser, no ya actuar, sino ser y manifestarse independentista estará penado. Habremos vuelto a los delitos de opinión, propios de aquella dictadura que a Mayor Oreja le parecía una época de placidez beatífica o algo así.
Esas declaraciones encienden más los ánimos golpistas y deben ser refutadas por la Generalitat y claramente desautorizadas por el gobierno.
¿Entiende ya la izquierda por qué es urgente una moción de censura para cambiar el gobierno o hay que dar más explicaciones?