Mi artículo de elMón.cat. Un editorial del New York Times del 23 de junio sobre el referéndum en Cataluña dio origen a una polémica sobre su sentido. Prácticamente todos los medios nacional-españoles entendieron que el diario defendía el referéndum en interés de España y el voto "no" en interés de Cataluña. Se trataba de una traducción sesgada e interesada en la que en parte también picó Palinuro por fiarse de los titulares de dichos medios. Al ver la controversia, fue al artículo y comprobó que no decía lo que los mentados medios tradujeron.
El editorial es una pieza muy medida y su lectura no solo zanja el debate sino que plantea otras cuestiones tan interesantes como esta o más. A esas cuestiones he dedicado el artículo de elMón.cat cuya versión castellana incluyo aquí.
El interés de España
Un editorial del NYT sobre el referéndum ha provocado una polémica por el sentido que algunos medios nacional-españoles han dado a una frase sobre el interés de España y el de Cataluña. Sin duda, la traducción de que el interés de España sea que el referéndum se celebre y el de Cataluña que salga el “no” es falsa y está ideológicamente motivada. Pero aun así, el párrafo es confuso: dice cuál es el interés de España y ello es evidente (permitir el referéndum y que gane el “no”), pero no dice cuál sea el de Cataluña en un sentido u otro.
Desde luego, lo que sí parece cierto es que, según el diario neoyorquino, el interés de España no es que el referéndum no se celebre. Ni lo menciona.
El asunto es más profundo. ¿Por qué se supone que el voto “no” de los catalanes esté en interés de España? Habría que precisar antes de qué España se habla. Y el NYT, siendo un periódico pragmático, lo tiene claro: de esta España que hay ahora. Pero esta España de ahora es apoyada por menos de un tercio del electorado. Sin duda mucho, dada la condición del partido corrupto y presuntamente ilegal al que vota pero, en todo caso, menos de una tercera parte y, en Cataluña, bastante menos.
¿Por qué ha de ser perjudicial para los intereses de España el voto “sí” a la independencia en el referéndum? A primera vista, ese voto plantearía una crisis constitucional sin precedentes que obligaría a negociaciones de carácter constituyente y pondría a España ante sus propias contradicciones y la sospecha de haber llegado a un punto de disolución porque si un Estado democrático no consigue la lealtad de sus ciudadanos voluntariamente sino por la violencia, no es un Estado democrático. Ni siquiera es un Estado. Es una banda. Con lo cual es posible que no tenga otro remedio que aceptar una intervención exterior de mediación en detrimento de su soberanía.
El enconamiento del conflicto en los últimos años es prueba del agotamiento del sistema del 78, que no tiene nada que ofrecer a las aspiraciones catalanas al autogobierno salvo la negativa y el retorno a lo anterior, justamente al momento en que se incubó la actual ingobernabilidad de la situación. Esto es válido para las ofertas del nacionalismo español de derechas, consistentes en dejarlo todo como está por la violencia, y del nacionalismo español de izquierdas, consistentes en algunos cambios cosméticos que también dejen las cosas como están pero disimulando un poco, aunque el recurso a la violencia no esté en absoluto descartado.
En esta situación de parálisis política, económica y social, con una población resignada a que siga gobernando un partido de presuntos delincuentes y corruptos que ha arruinado el país, ¿de dónde saca el NYT que esté en interés de España que salga el “no” en el referéndum? ¿De qué España? ¿De la que vota menos de un tercio de la población? ¿Y la que votan los otros dos tercios? Esa también deberá ser tenida en cuenta, sobre todo si, en un acto coraje decide que, justamente, el voto “sí” de los catalanes puede ser el empujón, la sacudida que obligue a reaccionar a esa España anestesiada y resignada al sempiterno gobierno de esta derecha ultrarreaccionaria, nacionalcatólica, corrupta y delictiva cuya población es incapaz de sacudirse el yugo de una oligarquía de señoritos reaccionarios que depositan los caudales robados en paraísos fiscales.
Lo que de ningún modo puede estar en interés de España (al menos de una España que aspire a la legitimidad de ser un Estado democrático de derecho en el concierto de las naciones civilizadas) es la continuación de la podrida situación actual. No puede estar en ese interés que una asociación de presuntos malhechores haya capturado el Estado y todas sus instancias, incluida la judicial, para perpetrar sus fechorías con la impunidad de que hacía gala Bárcenas en su insultante comparecencia parlamentaria. No puede estar en interés de esa España la continuación de un gobierno compuesto por ministros que condecoran vírgenes al tiempo que conspiran con otros secuaces para perpetrar delitos y operaciones de guerra sucia en contra de sus adversarios políticos.
No puede estar en interés de España que los presuntos delincuentes del PP y su gobierno que en conjunto han esquilmado el país por lo público (regalándoselo a los bancos) y lo privado (llenándose los bolsillos con lo robado a base de comisiones, sobresueldos, etc.) sigan negando por la fuerza a un 80 por ciento de la población catalana el ejercicio de sus derechos. Y ello con el único fin de tenerla sojuzgada y esquilmada en pro de los intereses particulares de los delincuentes y de un proyecto de país retardatario, beato, machista, taurófilo, injusto y corrupto que solo apoya menos de un tercio del cuerpo electoral y menos de la cuarta parte de la población.