La conferencia en Lleida, en el Teatro Principal de Lleida fue muy grata. Hubo una gran asistencia. Los organizadores contaron unas 450 personas. Tuve que hablar desde el escenario, con un micrófono portátil inalámbrico. Al principio me parecía incómodo pero luego me di cuenta de que era un buen ejercicio. Teniendo que pasearme por el proscenio con el micrófono en una mano y el bloc de notas en la otra, no podía gesticular y encuentro que eso es una ventaja porque, como buen latino, tiendo a mover mucho las manos, demasiado, de forma que hube de disciplinarme.
Por desgracia, no estaba prevista grabación ni streaming, o sea, que no habrá vídeo e Youtube. Confieso que no se me ocurrió que pudiera pasar y, aunque mi mujer grabó algó con el móvil, ni está completo ni tiene la calidad necesaria. Insisto, no habrá vídeo. En algún momento pondré orden en mis notas y haré un post con la síntesis de la conferencia de Lleida.
Pero no podrá ser de inmediato porque hoy tengo la de Olot. Luego averiguaré si hay grabación. Es curioso cómo nos adaptamos a las novedades. Hace cinco o diez años, nadie pensaba en grabar sus intervenciones porque no había YT. Ahora, lo extraño es que no esté prevista. No se trata solamente del sedicente poder de la imagen sino del de la comunicación y las redes sociales. Un mundo nuevo. Como el que aspira a emerger en Cataluña.
En Olot, tendré el honor de hablar en la sala el Torín d'Olot a las 17:30, invitado por la Xarxa d'entitats de la Garrotxa, sobre el peliagudo tema del futuro de España y el de Cataluña. Para ir disipando equívocos y por si alguien cree que me las doy de profeta, que no es el caso, obviamente, hablaré del presente de los dos países. Pero, como el futuro se gesta siempre en el presente porque depende de lo que nosotros hagamos cuando nos toca, estaré hablando del futuro. No como aquel héroe de Molière que hablaba en prosa sin saberlo, sino sabiéndolo muy bien porque, en efecto, el futuro, aquello que hemos de vivir, nos lo fabricamos nosotros en el día a día con las decisiones que tomamos y los compromisos que adquirimos.
Una cosa es clara -y no soy un spoiler de mi propia conferencia- el futuro de España y de Cataluña será muy diferente por la sencilla razón de que el presente ya lo es. Hace años que lo es. No querer verlo es parte de la extraña maldición que pesa sobre España, incapaz de saber lo que le pasa que, como decía Ortega, es justamente lo que le pasa.
Lo dicho, nos vemos mañana, sábado a las 17:30 en el Torín d'Olot.