divendres, 28 de novembre del 2014

Regreso a la beneficencia.


Gustavo Zaragoza (2014) Crónica del bienestar en tiempos de malestar. Valencia: Publicaciones de la Universidad. (140 págs.)

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En 1986, va ya para 30 años, publiqué un libro en el Centro de Estudios Constitucionales (hoy Centro de Estudios Políticos y Constitucionales) con el título Del Estado del bienestar al Estado del malestar. Tenía un carácter teórico general, articulado en los planos político, económico, sociológico y jurídico. Se refería al Estado del bienestar como desarrollo del de derecho en sociedades industriales avanzadas y vaticinaba que, de seguir adelante las políticas neoliberales en los países capitalistas, a la vuelta de algunos años se habría producido una involución en materia de conquistas sociolaborales y derechos ciudadanos y el bienestar se tornaría malestar. No podía referirme en concreto a España, además porque, por entonces, el Estado del bienestar todavía estaba en construcción, luego de la arrolladora victoria electoral del PSOE en 1982. Pero mi idea era que, de producirse su consolidación, como efectivamente sucedió a fines de los 80, si bien no por completo, seguramente se daría esa misma involución, ese retroceso, ese desmantelamiento neoliberal.

Encuentro ahora este breve y reciente ensayo de Gustavo Zaragoza con un titulo que me trae a la memoria el mío y, con él, la viva curiosidad por ver si aquel vaticinio pesimista se ha cumplido. El autor es de fiar. Profesor de Política Social de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto de Economía Social de la misma universidad lleva años dedicado a estudiar las políticas públicas del bienestar desde una perspectiva teórica y también práctica, con especial dedicación a las cuestiones de dependencia o el envejecimiento demográfico. Dado que en este trabajo se centra ante todo en la Comunidad valenciana, en verdad el título podría haber sido Crónica del bienestar en tiempos de malestar y en tierra de corrupción. El período que cubre la obra, más o menos desde 2008 a 2014, coincide con el crono de la crisis y con el hecho de que diversos procedimientos judiciales en curso prueban que Valencia es una comunidad carcomida por la corrupción. La trama Gürtel y los diversos casos de expolio y fraude propios de la zona prueban que Valencia da la mayor densidad de políticos corruptos del PP por escaño y despacho.

Zaragoza ha recopilado una serie de artículos publicados en los años referidos en el diario Levante-EMV agrupándolos por temas: mayores y dependientes, la pobreza y la discapacidad, los funcionarios y las evanescentes clases medias, la corrupción y el despilfarro, y los derechos sociales. Son apuntes del día a día más próximo en la evolución de las políticas públicas esenciales del Estado del bienestar y tienen la expresividad de la crónica del instante. La conclusión es muy pesimista: la esperanza de vida supera los ochenta años, pero la crisis, los recortes de las pensiones, la práctica supresión de las ayudas a la dependencia, el repago de medicamentos, hacen que la vejez vuelva a estar desprotegida y, en la medida en que lo está, se ve obligada a actuar como colchón amortiguador de las necesidades a veces angustiosas de los familiares.

La situación es escandalosa. A la altura de 2009, en la aplicación de la Ley de Dependencia, Valencia no tenía reconocido ni un solo caso de teleasistencia ni prestaba ningún tipo de ayuda a domicilio (p. 32). La situación no ha mejorado gran cosa. Los índices de pobreza son alarmantes y más lo es el retroceso que se delata en el modo de encarar la lucha contra ella, orientada no a los derechos sino al fomento de la caridad privada (p. 41). Forma parte de la concepción neoliberal de la gestión pública, que Zaragoza analiza en tres momentos: 1) desprestigio de lo público; 2) descapitalización; 3) privatización (p. 56). En síntesis, el proceso por el que la derecha está desmantelando el Estado del bienestar y eso al tiempo que se legisla a favor de la transparencia y el buen gobierno, pero sin la menor intención de llevar a la práctica lo legislado (p. 62); al contrario, fomentando las actividades que Zaragoza llama "bienestar de bajo coste", consistentes en descargar sobre los ciudadanos los costes del Estado del bienestar (p. 74), igual que se descarga sobre los hombros de los jubilados la carga de subvenir a las necesidades de hijos y nietos.

Para vender esta mercancía averiada y hasta podrida, la derecha neoliberal en el poder en el Estado y en Valencia ininterrumpidamente en los últimos veinte años, controla sin miramientos los medios públicos de comunicación, convertidos en máquinas de censura y propaganda al servicio del gobierno. El caso paradigmático, el Canal 9 (p. 47). De ese modo impone marcos narrativos legitimatorios y partidistas, como el empleo del ficticio copago para ocultar lo que en realidad es un doble pago o repago (p. 106) o las florituras retóricas al estilo de los brotes verdes (p. 125).

En cuestión de derechos sociales, los que, según Marshall, completaban la condición de ciudadano, las perspectivas son negras. Hasta el derecho a una jubilación digna se ve en entredicho de forma que no es raro ver ya en el extranjero a septuagenarios y octogenarios trabajando para poder compensar la pérdida del poder adquisitivo de las pensiones (p. 114). Por supuesto, el ataque a los derechos sociales resulta especialmente patente en un país con un paro juvenil en torno al cuarenta por ciento. De ahí que haya un fermento protestario permanente, visible en fenómenos como la spanish revolution (p. 129), movimientos cada vez más extendidos que el Estado neoliberal considera problemas de orden público y a los que se enfrenta con métodos exclusivamente policiales (p. 121).  Porque cuando la justicia social se torna injusticia, la democracia desaparece bajo el autoritarismo y la represión y el Estado de derecho se convierte en una tiranía en defensa de los privilegios de la oligarquía de grandes empresarios, banqueros  y políticos corruptos a la que en España sumamos los caciques terratenientes y los curas ultramontanos. Tiene razón el reciente premio Cervantes, Juan Goytisolo al recordar que en España sigue vigente el canon nacionalcatólico.

Efectivamente, el vaticinio de 1986 se corrobora en la práctica actual, y el Estado del bienestar ha dejado paso al Estado del malestar.