Bueno, a ver, esto está poniéndose realmente feo. Como si hubiera una conspiración en contra del PP y del gobierno, movida, claro, por quienes quieren ganar en la calle y a escándalo limpio lo que no tuvieron en las urnas. Mi compañero Floriano ha estado oportuno: el partido es legal de cabo a rabo y ha hecho un ejercicio de transparencia como nadie. Ya te digo. Se nos ve en cueros. Pero, eso sí, son unos cueros muy decentes y todo se aclara con las correspondientes explicaciones que solo las almas podridas, llenas de rencor, se atreverán a contradecir.
Es verdad que González Pons cobra dietas por alquilar un piso que le paga el partido por otro lado y en la caja de una empresa de la Gürtel. O sea que todo queda en casa. El mismo compañero Pons lo ha aclarado: lo que cobra en Madrid no son dietas sino una indemnización por ejercer sus funciones de diputado. Algunos dicen que la condición de diputado no es indemnizable como antaño la de hijo de viuda; y otros, con más bilis, señalan que la "indemnización" es el alquiler pues el otro pago es expresamente de dieta. Todo ganas de fastidiar y mermar la brillantez oratoria de este tribuno de popular nervio. Muchos piden su dimisión por mentir. ¡Apañados estaríamos si se aplica esta norma calvinista de dimitir por mentir! No habría gobierno.
La campaña contra el PP arrecia. El presidente del Senado no declaró un préstamo de 24.000 euros que le hizo el partido a interés cero. Ya está la jauría pidiendo su dimisión. El hombre es senador, caramba, y no puede estar en todo. Si ya por ser diputado hay que indemnizar a Pons, a García Escudero habrá que darle, además, un préstamo. ¡Qué menos! Ignoraba el beneficiario que fuera cosa de declarar a Hacienda. Eso le sucede a cualquiera. Es como las multas de tráfico. Se pagan y, venga, a seguir presidiendo el Senado, que lo hace de rechupete.
La Antiespaña, que la tiene tomada con Ana Mato por ser mujer y divorciada, anda mostrando unas supuestas cuentas de la Gürtel, según los cuales entre 1996 y 2006 la familia Sepúlveda-Matos no es que viajara gratis total; es que vivía gratis total y, según parece, no pagaba de su bolsillo ni el papel higiénico. De este supuesto matrimonial perfectamente baladí, deducen algunos que la ministra Mato debe dimitir. ¿Dimitir del ministerio -en donde lo hace a pedir de boca- por algo que sucedió hace años en su casa y sin que ella se enterara? Antes se helará el infierno.
La artillería de esta oposición impotente, incapaz de hacerse oír salvo mediante infamias, se concentra en Cospedal, baluarte del PP. Dicen que la explicación de las relaciones laborales de Bárcenas con el PP, basada en el concepto de diferido eran como de Groucho Marx. Dicen también que cobra varios sueldos y, además, un substancioso sobresueldo y que eso es contrario a la Ley de Incompatibilidades y la Ley Electoral. Su interpretación de la normativa es ramplona y miserable. En primer lugar, Cospedal vale por tres y es justo que cobre por tres. Además, la ley de incompatibilidades no es de aplicación aquí porque el partido es una asociación privada y hace con sus dineros lo que quiere.
Es que, si no es así, vamos apañados pues esta práctica de los sobresueldos abarca a todo el mundo, directamente o bajo el curioso eufemismo de gastos de representación. Todo el mundo quiere decir todo el mundo en el PP.
Hay que dejar las cosas bien claras. Así que, oído cocina, aquí no dimite ni Dios, te pillen como te pillen.